jueves, 26 de diciembre de 2024

Capítulo 17. EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA. I. Cómo llevar las fantasías ante la verdad (2ª parte).

   Capítulo 17

EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA 


I. Cómo llevar las fantasías ante la verdad (2ª parte).

4. Mientras desees que esto siga siendo así, seguirás albergando la ilusión de que hay grados de dificultad en los milagros. 2Pues habrás sembrado la idea de grados de realidad al darle una parte de ésta a un maestro, y la otra al otro. 3De este modo, aprendes a tratar con una parte de la verdad de una manera, y con la otra de otra. 4Fragmentar la verdad es destruirla, pues ello la desprovee de todo significado. 5El concepto de grados de realidad es un enfoque que denota falta de entendimiento, un marco de referen­cia para la realidad con el que realmente no se la puede comparar en absoluto.

El ego es fiel a su sistema de pensamiento, cuya principal característica es el juicio, o lo que es lo mismo, el uso de la mente para dividir en pedazos lo que forma una unidad. El Hijo de Dios es uno con el resto de la Filiación. No hay diferencia en la esencia con la que se ha creado el Hijo de Dios. El Creador es Uno y Su Hijo goza de Su misma Imagen y Semejanza.

El ego no participa de esa verdad y tiene la certeza de que cada ser es diferente a otro y argumenta sus fundamentos en la diferencia evidente que percibe en su identidad física. El ego cree en la forma y no en el contenido. Ello le lleva a pensar que hay diferentes grados en aquello que percibe, lo que impide que su consciencia participe del maravilloso espectáculo de la Unidad.

5. ¿Crees acaso que puedes llevar la verdad ante las fantasías y aprender lo que significa la verdad desde la perspectiva de lo ilusorio? 2La verdad no tiene significado dentro de lo ilusorio. 3El marco de referencia para entender su significado tiene que ser ella misma. 4Cuando tratas de llevar la verdad ante las ilusiones, estás tratando de hacer que las ilusiones sean reales y de conser­varlas justificando tu creencia en ellas. 5Llevar las fantasías ante la verdad, no obstante, es permitir que la verdad te muestre que las ilusiones son irreales, lo cual te permite entonces liberarte de ellas. 6No mantengas ni una sola idea excluida de la verdad, pues si lo haces, estarás estableciendo diferentes grados de realidad que no podrán sino aprisionarte. 7No hay grados de realidad por­que en ella todo es verdad.

El ego es fiel a su sistema de pensamiento, cuya principal característica es el juicio, o lo que es lo mismo, el uso de la mente para dividir en pedazos lo que forma una unidad. El Hijo de Dios es uno con el resto de la Filiación. No hay diferencia en la esencia con la que se ha creado el Hijo de Dios. El Creador es Uno y Su Hijo goza de Su misma Imagen y Semejanza.

El ego no participa de esa verdad y tiene la certeza de que cada ser es diferente a otro y argumenta sus fundamentos en la diferencia evidente que percibe en su identidad física. El ego cree en la forma y no en el contenido. Ello le lleva a pensar que hay diferentes grados en aquello que percibe, lo que impide que su consciencia participe del maravilloso espectáculo de la Unidad.

6. Procura estar dispuesto, pues, a entregarle todo lo que has ocultado de la verdad a Aquel que la conoce, y en Quien todo se lleva ante ella. 2Lograremos salvarnos de la separación completa­mente, o no lo lograremos en absoluto. 3No te preocupes por nada, excepto por estar dispuesto a que se logre. 4Él será Quien lo logre, no tú. 5Pero no te olvides de lo siguiente: cuando te alteras y pierdes la paz porque otro está tratando de resolver sus proble­mas valiéndose de fantasías, estás negándote a perdonarte a ti mismo por haber hecho exactamente lo mismo. 6Y estás mante­niéndoos a ti y al otro alejados de la verdad y de la salvación. 7Al perdonarlo, restituyes a la verdad lo que ambos habíais negado. 8Y verás el perdón allí donde lo hayas otorgado.

El estado de inconsciencia propio del sueño nos lleva a vernos separados de los demás y a albergar falsas creencias como la de juzgarnos como pecadores.

Cuando despertamos del sueño, guiados por la Voz del Espíritu Santo, nuestra consciencia nos llevará a percibir de manera correcta el mundo que nos rodea. Nos llevará a reconocer la unidad que compartimos con cada uno de nuestros hermanos. Esa visión nos llevará a estrechar los lazos de comunicación con la Filiación. 

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