martes, 28 de enero de 2025

Capítulo 18. EL FINAL DEL SUEÑO. I. El substituto de la realidad (2ª parte).

  Capítulo 18

EL FINAL DEL SUEÑO


I. El substituto de la realidad (2ª parte).

4. Tú que crees que Dios es miedo tan sólo llevaste a cabo una sustitución. 2Ésta ha adoptado muchas formas porque fue la sustitución de la verdad por la ilusión, la de la plenitud por la fragmentación. 3Dicha sustitución a su vez ha sido tan desmenuzada y subdividida, y dividida de nuevo una y otra vez, que ahora resulta casi imposible percibir que una vez fue una sola y que todavía sigue siendo lo que siempre fue. 4Ese único error, que llevó a la verdad a la ilusión, a lo infinito a lo temporal, y a la vida a la muerte, fue el único que jamás cometiste. 5Todo tu mundo se basa en él. 6Todo lo que ves lo refleja, y todas las relaciones especiales que jamás entablaste proceden de él.

Es como si el ego tuviese la capacidad para establecer su propio guion, en el cual las cosas no son como lo que son en verdad, es decir, sustituye lo verdadero por lo ilusorio, pues su único propósito es mostrarnos su poder, demostrándonos que tiene la capacidad de elegir lo que desea ser: único y especial a todos los demás.

Cuando la mente sirve al amor, es capaz de crear la igualdad que nos une al Creador y Su Creación. Cuando la mente sirve al miedo y al especialismo, es capaz de inventar un mundo donde tan solo existe la división y la separación. 

El Espíritu utiliza la mente para amar cuando elige hacer la Voluntad de Su Padre. Cuando el Espíritu utiliza la mente para ser diferente al amor, elige satisfacer su deseo, que no es más que decidir soñar que puede ser algo diferente a lo que es.  

5. Tal vez te sorprenda oír cuán diferente es la realidad de eso que ves. 2No te das cuenta de la magnitud de ese único error. 3Fue tan inmenso y tan absolutamente increíble que de él no pudo sino surgir un mundo totalmente irreal. 4¿Qué otra cosa si no podía haber surgido de él? 5A medida que empieces a examinar sus aspectos fragmentados te darás cuenta de que son bastante temibles. 6Pero nada que hayas visto puede ni remotamente empezar a mostrarte la enormidad del error original, el cual pareció expulsarte del Cielo, fragmentar el conocimiento convirtiéndolo en inútiles añicos de percepciones desunidas y forzarte a llevar a cabo más sustituciones.

Hemos visto en el punto anterior cómo el error original ha sido sustituir el amor por el miedo. Ese error es consecuencia de elegir ser diferente a nuestro Padre, el cual nos creó de la esencia del Amor. La ecuación es la siguiente: Dios es Amor y nos crea a Su Imagen y Semejanza, lo que nos hace iguales a Él, es decir, somos Hijos del Amor. Dios = Hijo.

Como Hijos del Amor y semejantes a Dios, tenemos la capacidad de crear. Cuando creamos desde lo que somos, nuestras creaciones serán a nuestra imagen y semejanza, es decir, serán creaciones de amor que tendrán la propiedad de extender lo que es, Amor. Hijo = Sus creaciones.

Pero el Hijo es libre en emplear la voluntad, y cuando lo hace sin amor, lo que hace es elegir el amor por el deseo, la luz por la oscuridad, la unidad por la división. Sus creaciones serán falsas creaciones, o lo que es lo mismo, serán invenciones, fabricaciones de lo que no es semejante a Él, sino una entidad distinta, una sombra proyectada e ilusoria.

6. Ésa fue la primera proyección del error al exterior. 2El mundo surgió para ocultarlo, y se convirtió en la pantalla sobre la que se proyectó, la cual se interpuso entre la verdad y tú. 3Pues la verdad se extiende hacia adentro, donde la idea de que es posible perder no tiene sentido y lo único que es concebible es un mayor aumento. 4¿Crees que es realmente extraño que de esa proyección del error surgiese un mundo en el que todo está invertido y al revés? 5Eso fue inevitable. 6Pues si se llevase la verdad ante esto, ésta sólo podría permanecer recogida en calma, sin tomar parte en la absurda proyección mediante la cual este mundo fue construido. 7No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso es lo que fue y lo que sigue siendo. 8Tampoco la revistas de culpabilidad, pues la culpabilidad implica que realmente ocurrió. 9Pero sobre todo, no le tengas miedo.

Nos narra la Biblia en el Génesis que Adán y Eva, tras comer de la fruta del Árbol Prohibido, sintieron vergüenza de su desnudez y se taparon con hojas. Su desobediencia a Dios propició su expulsión del Paraíso y, a partir de ese instante, tendrían que ganarse el pan con el sudor de su frente. Esta narración alegórica tiene muchas interpretaciones, pero la más aceptada, la que nos dice que Dios expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén, ha propiciado que el error en la creencia de la separación se propagase como verdad.

Dios es Amor y el Amor no separa, ni divide. Tan solo el miedo, su sustituto, es el que nos hace identificarnos con el pecado y con la culpa, cuando en verdad, ni el pecado ni la culpa son reales, pues no existen salvo que decidamos creer en el miedo y olvidarnos de lo que somos, del amor.

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