CURACIONES EN LA TARDE DEL
SÁBADO (HOD)
32 Llegado el atardecer, puesto ya el
Sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados; y toda la ciudad se reunió
a la puerta; 34 Curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y echó muchos
demonios, y a estos no les permitía hablar porque le conocían.
Las referencias, podríamos decir las huellas, que nos va
dejando Marcos son tan claras que difícilmente podríamos perdernos en este
mágico camino que nos lleva hasta la culminación de los Trabajos Divinos que ha
de protagonizar el alma humana.
"Llegado el atardecer, puesto ya el
sol...".
Nos situamos exactamente en la hora crepuscular, cuando dan
comienzo los Trabajos correspondientes a los signos del Elemento Aire. En la
relación tiempo-signos, la correspondencia es la siguiente:
- Las dos primeras horas del amanecer corresponden a Aries, de 6 a 8 horas (suponiendo que el sol salga a las 6 horas). De 8 a 10 horas, se corresponden con el signo de Leo, y Sagitario lo hace de 10 a 12 horas.
- Cáncer se corresponde con el próximo intervalo de dos horas, de 12 a 14 horas. Escorpio lo hace con las 14 a 16 horas y Piscis, con las 16 a 18 horas.
- Llegado a este punto abordamos el atardecer, y es Libra quien rige las dos horas siguientes, de 18 a 20 horas. Acuario, de 20 a 22 horas y Géminis de las 22 a las 24 horas.
- Por último, los Trabajos de los signos de Tierra, que se
corresponden con las horas a partir de la medianoche. Capricornio, de 00 a 02
horas. Tauro de las 02 a las 04 horas y Virgo, de 04 a 06 horas.
Por lo tanto, si aplicamos estas correspondencias, nos
debemos situar en el momento en el que el Sol se ha puesto.
En los Trabajos Cabalísticos, tras los Trabajos de Netzah,
penetramos en la Esfera de Hod, Séfira que, en el Plano de Formación-Etérico,
ejerce funciones similares a las de Hochmah en relación a Kether.
Si, como hemos estudiado en otra parte de esta obra, Hochmah
representa al Hijo de Dios, a Cristo, y en esencia, representa el Amor
Universal, podemos argumentar que este papel será el que realice Hod, pero en
un nivel inferior; es decir, de un modo más mundanizado. El amor ya no se verá
como un ideal abstracto al que todos aspiramos y que impregna nuestros
pensamientos. Ahora se trata de descender a la antesala donde se elaboran
definitivamente nuestros actos para darle un toque final.
Dado que, hasta alcanzar la consciencia Crística unificadora,
generamos, con nuestros pensamientos y emociones, estados caóticos y
disarmónicos, las tendencias que habitan en esas parcelas de nuestro ser se
encuentran enfermas, endemoniadas. Por todo ello, se hace necesario que hagamos
un llamamiento general a todos cuantos habitan en esa parte de nuestra
naturaleza, a la ciudad entera, y la reunamos a las puertas de la morada de Hod
pues, la esencia del amor se manifiesta en este nivel como la Esencia de la
Verdad.
Podríamos decir que, la verdad nos hará libre; la verdad,
entendiéndose como la comprensión de los Trabajos Crísticos; esto es,
comprender que todos somos UNO, que no existe la división, ni la separación con
respecto a Dios, nuestro Padre. Es necesario que aprendamos a comportarnos de
acuerdo a la Nueva Consciencia, la cual, nos revela el antídoto para vencer los
estados depresivos basados en sentimientos de culpabilidad, miedo y
desvalorización.
El re-conocernos como Hijos de Dios nos permitirá utilizar
positivamente todos nuestros recursos, representados por las tendencias enfermas.
La verdad, la lógica y la comprensión alejarán de nosotros a los demonios, esas
criaturas que hasta ese momento alimentaban y complacían nuestros apegos y
hábitos. A estos demonios no debemos dejarles hablar pues, el poder de la
palabra es creador y generarán nuevos hábitos, si escuchamos su voz. Debemos
actuar con amor desinteresado, con el amor Crístico que se encuentra libre de
cualquier apego o conquista material. Ese amor impedirá hablar a los demonios
pues, como bien dice el cronista, le conocían, es decir, difícilmente la
naturaleza Crística se dejará engañar por la voz de esos demonios pues, en
ella, como hemos dicho, no encontrará ni un solo deseo que se oriente hacia el
logro del mundo material.
En nuestro estado interno es preciso esperar al atardecer,
que el Sol se ponga, para afrontar los Trabajos de curación de las tendencias
enfermas. Esto significa que, mientras estemos siendo impulsados por los deseos
-etapa anterior al atardecer-, nos resultará más difícil el dejar oír la voz de
los “demonios” que tratarán de seducir a nuestra mujer interna, como
Lucifer-serpiente hiciera con Eva. Se trata por lo tanto de seguir la dinámica
trazada por Jesucristo en este pasaje. Conquistemos el Mundo del Deseo; y
cuando nuestra consciencia nos advierta de que ya no existen en nosotros
impulsos emocionales que se orienten hacia el mundo inferior, cuando se haya
ocultado el Sol, entonces tendremos la preparación necesaria para lograr curar,
con nuestra nueva consciencia, las viejas tendencias que se encuentran
enfermas.
En el ciclo diario, podemos aplicar esta dinámica y, al
atardecer, encontraremos mejores oportunidades para vencer la naturaleza
emocional enferma y, en ocasiones, si nuestro proceso individual nos lo
permite, encontraremos en nuestro camino a compañeros de ruta que se encuentran identificados con la enfermedad. Nuestro amor, nuestra verdad, puede elevarles y llevarles a
encontrarse con la salud.
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