sábado, 13 de febrero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Capricornio (III)


TIEMPOS DE ANGUSTIA

5 Jesús comenzó a decirles: Mirad que nadie os induzca en error. 6 Muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy; y extraviarán a muchos. 7 Cuando oyereis hablar de guerras y rumores de guerras, no os turbéis, es preciso que esto suceda; pero eso no es aún el fin. 8 Porque se levantarán pueblo contra pueblo y reino contra reino; habrá terremotos por diversos lugares; habrá hambres: ese es el comienzo de los dolores.

Mientras hemos permanecido recorriendo las sendas de los Planos anteriores, representando los guiones de cada uno de los Elementos precedentes: Fuego, Agua y Aire, en ninguno de los pasajes, Jesús-Cristo, advirtió que el Mundo que Dios ha creado, tendría un final catastrófico. Resulta difícil entender, llegado este punto del camino, que Cristo, el Mensajero del Amor, el Arquetipo de la Liberación, nos anuncie en las puertas del Mundo Material, que ese mismo mundo se destruirá, que todos sufriremos, víctimas de guerras, hambres y terremotos. ¿Cómo un Dios de Amor, puede hablar de dolor y destrucciones físicas?

El mismo, nos advierte en este pasaje: “Mirad que nadie os induzca en error. Muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy; y extraviarán a muchos”.

Aquellos que se encuentran entre los “extraviados”, son aquellos que se han dejado seducir por profecías de destrucción. Cristo es Amor, y el amor nos libera de cualquier sufrimiento, pues el sufrimiento tal y como lo entendemos, es un sentimiento de la personalidad material, la cual, identificada con el Mundo Físico, se apega a este y experimenta dolor, cuando la dinámica cósmica le exige evolucionar, desapegarse, liberarse, trascender.

La Voz que Cristo nos anuncia que hay que oír, es la voz interna de nuestra consciencia. Es en esa “sinagoga”, en ese Templo, donde debe oír hablar de guerras. No debemos turbarnos, pues es preciso que esto suceda; es decir, es preciso que se establezca ese estado de lucha entre nuestras dos personalidades. Es algo ineludible, pues cuando decidimos Trabajar para nuestro Yo Espiritual, cuando decidimos invertir el rumbo de nuestra nave, entonces, el mundo que habíamos creado y en el que habíamos crecido, deja de interesarnos, lo que no será un transito cómodo, pues la vieja personalidad tratará de seguir sobreviviendo.

Aquellos que hayan experimentado el despertar de la consciencia, sabrán reconocer lo que decimos, habrán vivido terremotos, pues la Nueva Fuerza, al ser de una vibración superior, desintegrará aquellas viejas edificaciones que hayan sido construidas sobre falsos cimientos. Habrán pasado hambre, en el sentido de que su Cuerpo Emocional, al vibrar a un nivel superior deja de devorar los alimentos del Mundo Material. No son esos los manjares que satisfacen el nuevo apetito; el nuevo hambre será espiritual. Ese será el “comienzo” de los dolores.

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