TIEMPOS DE ANGUSTIA
5 Jesús comenzó a decirles: Mirad que
nadie os induzca en error. 6 Muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy; y
extraviarán a muchos. 7 Cuando oyereis hablar de guerras y rumores de guerras,
no os turbéis, es preciso que esto suceda; pero eso no es aún el fin. 8 Porque
se levantarán pueblo contra pueblo y reino contra reino; habrá terremotos por
diversos lugares; habrá hambres: ese es el comienzo de los dolores.
Mientras hemos permanecido recorriendo las sendas de los
Planos anteriores, representando los guiones de cada uno de los Elementos
precedentes: Fuego, Agua y Aire, en ninguno de los pasajes, Jesús-Cristo,
advirtió que el Mundo que Dios ha creado, tendría un final catastrófico.
Resulta difícil entender, llegado este punto del camino, que Cristo, el
Mensajero del Amor, el Arquetipo de la Liberación, nos anuncie en las puertas
del Mundo Material, que ese mismo mundo se destruirá, que todos sufriremos,
víctimas de guerras, hambres y terremotos. ¿Cómo un Dios de Amor, puede hablar
de dolor y destrucciones físicas?
El mismo, nos advierte en este pasaje: “Mirad que nadie os induzca en error. Muchos vendrán en mi nombre,
diciendo: Yo soy; y extraviarán a muchos”.
Aquellos que se encuentran entre los “extraviados”, son
aquellos que se han dejado seducir por profecías de destrucción. Cristo es
Amor, y el amor nos libera de cualquier sufrimiento, pues el sufrimiento tal y
como lo entendemos, es un sentimiento de la personalidad material, la cual,
identificada con el Mundo Físico, se apega a este y experimenta dolor, cuando
la dinámica cósmica le exige evolucionar, desapegarse, liberarse, trascender.
La Voz que Cristo nos anuncia que hay que oír, es la voz
interna de nuestra consciencia. Es en esa “sinagoga”, en ese Templo, donde debe
oír hablar de guerras. No debemos turbarnos, pues es preciso que esto suceda;
es decir, es preciso que se establezca ese estado de lucha entre nuestras dos
personalidades. Es algo ineludible, pues cuando decidimos Trabajar para nuestro
Yo Espiritual, cuando decidimos invertir el rumbo de nuestra nave, entonces, el
mundo que habíamos creado y en el que habíamos crecido, deja de interesarnos,
lo que no será un transito cómodo, pues la vieja personalidad tratará de seguir
sobreviviendo.
Aquellos que hayan experimentado el despertar de la
consciencia, sabrán reconocer lo que decimos, habrán vivido terremotos, pues la
Nueva Fuerza, al ser de una vibración superior, desintegrará aquellas viejas
edificaciones que hayan sido construidas sobre falsos cimientos. Habrán pasado
hambre, en el sentido de que su Cuerpo Emocional, al vibrar a un nivel superior
deja de devorar los alimentos del Mundo Material. No son esos los manjares que
satisfacen el nuevo apetito; el nuevo hambre será espiritual. Ese será el
“comienzo” de los dolores.
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