CUARTO REPASO
LECCIÓN 148
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(135) Si me defiendo he sido atacado.
(136) La enfermedad es una defensa contra la verdad.
¿Qué me enseña esta
lección?
(135) Si me defiendo he sido atacado.
Tan
sólo el cuerpo y sus fabricaciones, toman la decisión de defenderse, pues tan
sólo el ego percibe el mundo como una amenaza, como un ataque.
La
seguridad del ego es imposible, pues aquello en lo que cree está
permanentemente sujeto a la temporalidad y al cambio.
La
verdad del ego, justifica el ataque como una venganza que viene a recordarle su
identificación con el pecado y el merecido castigo por su pecaminoso acto.
El
miedo ha sustituido al amor; la falsa creencia en la separación justifica que
los deseos del otro viene a quitarle lo que posee, sus pertenencias, aquellas
que le aportan una identidad. Es por ello, que decide defenderse del mundo
hostil que le rodea y para ello, ataca y condena el comportamiento ajeno.
Cada
vez que mantengo una actitud de defensa, estoy interpretando que me he sentido
atacado e intento ganar la partida para no perder lo que más valoro: mi cuerpo,
mi estima, mis pertenencias, mi poder, mi seguridad física.
¿De qué te defiendes?
¿De qué te defiendes?
(136) La enfermedad es una defensa contra la verdad.
Si crees ser tu cuerpo físico, sin duda alguna, creerás, igualmente, en la enfermedad, pues dándole valor a aquello que percibes desde tu vehículo físico, lo identificas como tu verdad.
Si ves con los ojos de tu cuerpo, aquello que es ilusorio y le aportas credibilidad, estarás sustituyendo y atacando lo que realmente es verdad.
¿Te has preguntado si no le has dado valor a la enfermedad para justificar tu creencia en que eres un cuerpo?
No olvides, que lo real, lo único que es verdad, es eterno y que lo ilusorio es temporal. ¿Acaso tu cuerpo físico es eterno? Entonces, estás identificándote con lo que no es real; estarás alimentando una verdad que no lo es y todas tus acciones para mantenerte firme en tu verdad, atacará, realmente, a la verdad.
Pregúntate, ¿para qué necesitas la enfermedad? ¿qué beneficio te aporta perder la paz y la plenitud? ¿qué estímulo crees encontrar en la percepción del dolor, del castigo, del sufrimiento?
No necesitas la enfermedad para nada, pues todo en ti es Pleno. Todo en ti está a salvo. No hay necesidad de castigo, ni de sacrificio, ni de escasez, ni de penas y tristezas. Tener la verdadera visión de lo que Somos; tener la certeza de que Somos Hijos de Dios, de que Somos una Unidad con nuestro Padre, nos dará la confianza para que nuestra mente goce de plena Salud.
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