CUARTO REPASO
LECCIÓN 145
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(129)
Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
(130)
Es imposible ver dos mundos.
¿Qué me enseña esta
lección?
(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
¿Si te diesen a elegir entre un mundo perecedero y transitorio o un mundo eterno e inmutable, qué elegirías?
¿Si tuvieses la oportunidad de elegir entre el miedo o el amor, que elección tomarías?
¿Si te dijeran, elige entre el dolor, la enfermedad, el sufrimiento o entre la dicha, la salud y la felicidad, qué dirías?
¿Te sientes feliz en el mundo de culpabilidad que has fabricado o en cambio, prefieres un mundo de paz, de libertad y de salvación?
Sí, es una elección. Tú decides qué mundo ver. Tú decides a qué le das valor.
Yo deseo, con toda mi mente, con todo mi corazón, un mundo de Amor, donde la Unidad entre todos los seres es la única realidad y ese mundo es el escenario que Dios ha dispuesto en mí.
¿Si tuvieses la oportunidad de elegir entre el miedo o el amor, que elección tomarías?
¿Si te dijeran, elige entre el dolor, la enfermedad, el sufrimiento o entre la dicha, la salud y la felicidad, qué dirías?
¿Te sientes feliz en el mundo de culpabilidad que has fabricado o en cambio, prefieres un mundo de paz, de libertad y de salvación?
Sí, es una elección. Tú decides qué mundo ver. Tú decides a qué le das valor.
Yo deseo, con toda mi mente, con todo mi corazón, un mundo de Amor, donde la Unidad entre todos los seres es la única realidad y ese mundo es el escenario que Dios ha dispuesto en mí.
(130) Es imposible ver dos mundos.
En efecto, la mente no puede servir a dos señores a la vez. Si doy valor al mundo fabricado por el ego, estaré identificándome con el mundo de la perdición, donde nada es real, donde todo es ilusorio y temporal.
Si doy valor al mundo creado por
Dios, entonces estoy reconociendo mi propia realidad y me identifico como Hijo
de Dios. Ese mundo, es la herencia que Dios ha dispuesto para su Hijo. Ese
mundo es el mundo de la Unidad, del Amor, de la Paz y de la Gracia. Es el mundo
de la Felicidad. El mundo de la Salvación.
Es cuestión de ver la verdad para que se
produzca el despertar de la consciencia. Hoy puede ser ese día, tan sólo tienes
que corregir el error que te mantiene identificado con la falsa creencia de que
eres el cuerpo que percibes como tu única realidad. Corrige esa percepción y
libérate de las cadenas que te mantienen prisionero de las ataduras al mundo
físico.
Estás en este mundo, pero no
perteneces a él. Como bien manifestó el Maestro, “Mi reino no es de este mundo”.
Nuestro “reino” es el Mundo de Dios, el mundo del Espíritu. De ese mundo es de
donde procede nuestra verdadera visión.
¿A qué "señor" estás sirviendo?
¿A qué "señor" estás sirviendo?
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