CUARTO REPASO
LECCIÓN 149
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.
(137)
Cuando me curo no soy el único que se cura.
(138)
El Cielo es la alternativa por la que me
tengo que decidir.
¿Qué me enseña esta
lección?
(137)
Cuando me curo no soy el único que se cura.
La
capacidad de enfermar no se encuentra en el cuerpo, sino en la mente. Las
mentes se encuentran unidas, a diferencia de los cuerpos que se encuentran
separados.
Si
mi mente corrige el error y se cura, la expansión creadora de esa corrección
permitirá que otras mentes, también, se curen. Podemos llamar a esta secuencia
de curación: curación cuántica.
La
mente enferma es aquella que se ha identificado con el cuerpo y ha dado lugar a
lo que conocemos con el nombre de ego. Su visión está limitada por la
información recibida a través de la percepción de los sentidos. La enfermedad,
desde este punto de vista, ofrece al ego la certeza de que es un cuerpo,
negando cualquier otra identidad que no proceda de su percepción material.
¿Por qué crees que enfermas? ¿Por qué crees que te curas?
¿Por qué crees que enfermas? ¿Por qué crees que te curas?
(138)
El Cielo es la alternativa por la que me
tengo que decidir.
¿Acaso,
si deseas la luz, elegirías la oscuridad?
¿Acaso,
si eres consciente de que te pertenece la dicha, la plenitud y la abundancia,
vas a decidir abandonar el Edén?
¿Si
tu Padre te regala el Cielo, vas a despreciar su ofrenda y desear el infierno?
¿Si
la Verdad es tu Realidad, decidirás recrear tu mirada con la visión de la
ilusión?
Tal
vez pienses que debes elegir, sin embargo, tu herencia ya ha sido dispuesta. Eres el legítimo heredero y Príncipe de Todos los confines del Cielo. Esa es tu
potestad.
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