V. La decisión de alcanzar la compleción (4ª parte).
10. Si percibieses la relación especial como un triunfo sobre Dios, ¿la desearías? 2No pensemos en su naturaleza aterrante, ni en la culpabilidad que necesariamente conlleva, ni en la tristeza, ni en la soledad. 3Pues esos no son sino atributos de la doctrina de la separación, y de todo el contexto en que se cree que ésta tiene lugar. 4El tema central de su letanía al sacrificio es que para que tú puedas vivir Dios tiene que morir. 5Y ése es el tema que se exterioriza en la relación especial. 6Mediante la muerte de tu yo, crees poder atacar al yo de otro, arrebatárselo, y así reemplazar al yo que detestas. 7Y lo detestas porque piensas que no te ofrece la clase de especialismo que tú exiges. 8Y al odiarlo lo conviertes en algo ínfimo e indigno porque tienes miedo de él.
Hemos olvidado lo que somos. Hemos olvidado que somos puros e inocentes y que los ropajes que hemos adquirido y que nos ofrecen otra identidad diferente no son más que aspectos ilusorios e inventados para ocultar una errónea creencia. Nuestro estado esencial de pureza es la desnudez. Ocultar nuestra realidad no es más que un intento de ocultar nuestra naturaleza pecadora, la cual nadie nos la ha impuesto, sino que ha sido nuestra elección.
La corrección de este error se subsana con mirar sin miedo a nuestro interior y descubrir que aún somos como Dios nos ha creado.
11. ¿Cómo podrías conferirle poder ilimitado a lo que crees haber atacado? 2La verdad se ha vuelto tan temible para ti, que a menos que sea débil, insignificante e inmerecedora de que se le otorgue valor, no te atreverás a mirarla de frente. 3Piensas que estás más a salvo dotando al pequeño yo que inventaste con el poder que le arrebataste a la verdad al vencerla y dejarla indefensa. 4Observa la precisión con que se ejecuta este rito en la relación especial. 5Se erige un altar entre dos personas separadas, en el que cada una intenta matar a su yo e instaurar en su cuerpo otro yo que deriva su poder de la muerte del otro. 6Este rito se repite una y otra vez. 7Y nunca se completa, ni se completará jamás. 8El rito de compleción no puede completar, pues la vida no procede de la muerte, ni el Cielo del infierno.
Nadie puede dar lo que no tiene. Esta verdad es aplicable al sistema de pensamiento del ego, lo que se traduce en lo siguiente: ¿Cómo puede surgir la compleción desde la creencia en la separación? ¿Cómo puede el infierno sustituir al Cielo? ¿Cómo puede el amor especial aportar amor incondicional? ¿Cómo puedo encontrar felicidad cuando mi alimento mental es el miedo?
12. Cada vez que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos, recuerda que el amor no es forma sino contenido. 2La relación especial es un rito de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe el lugar de Dios a expensas del contenido. 3La forma no tiene ningún significado ni jamás lo tendrá. 4La relación especial debe reconocerse como lo que es: un rito absurdo en el que se extrae fuerza de la muerte de Dios y se transfiere a Su asesino como prueba de que la forma ha triunfado sobre el contenido y de que el amor ha perdido su significado. 5¿Desearías que eso fuese posible, aparte de que es evidente que no lo es? 6De ser posible, te habrías convertido a ti mismo en un ser indefenso. 7Dios no está enfadado. 8Simplemente no pudo permitir que eso ocurriese. 9Y tú no puedes hacer que Él cambie de parecer al respecto. 10Ningún rito que hayas inventado en el que la danza de la muerte te deleita puede causar la muerte de lo eterno, 11Ni aquello que has elegido para sustituir a
El sistema de pensamiento del ego no puede ofrecer valores trascendentes y eternos, pues su falsa realidad se basa en la percepción de las formas y en la negación de todo aquello que no perciba. Por lo tanto, el Amor Incondicional, que es la esencia del Espíritu, no se contempla en las creencias del ego, lo que le lleva a inventar un "sustituto" que sí cumpla con los requerimientos de su sistema de pensamiento, esto es, haciendo prevalecer la forma por encima del contenido, de la esencia.
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