miércoles, 5 de febrero de 2025

Capítulo 18. III. Luz en el sueño (1ª parte).

 III. Luz en el sueño (1ª parte).

1. Tú que te has pasado la vida llevando la verdad a la ilusión y la realidad a la fantasía, has estado recorriendo el camino de los sueños. 2Pues has pasado de la condición de estar despierto a la de estar dormido, y de ahí te has sumergido en un sueño todavía más profundo. 3Cada sueño te ha llevado a otros sueños, y cada fantasía que parecía arrojar luz sobre la oscuridad no ha hecho sino hacerla aún más tenebrosa. 4Tu meta era la oscuridad, en la que ningún rayo de luz pudiese penetrar. 5buscabas una negrura tan absoluta, que pudiese mantenerte oculto de la ver­dad para siempre en un estado de completa demencia. 6Mas de lo que te olvidabas era de que Dios no puede destruirse a Sí Mismo. 7La luz se encuentra en ti. 8La oscuridad puede envolverla, pero no puede extinguirla.

Las enseñanzas esotéricas, cuando analizan la naturaleza del ser humano, nos refieren que, si bien su procedencia es de origen divino, de origen espiritual, su nivel de conciencia ha ido sufriendo un proceso de transformación que, en su inicio, era semejante a la inconciencia total de individualidad hasta alcanzar el estado actual de conciencia, el cual ha dado lugar al ego o conciencia de separación individual. Dichas enseñanzas dividen el proceso de transformación de la conciencia en dos periodos: el involutivo, que comprende las etapas desde el origen hasta el actual estado, y el evolutivo, el cual comprende el camino de vuelta a su estado original. Dicho encuentro con su estado original vendrá acompañado de un estado de Consciencia del Ser.

Con esta base teórica de las enseñanzas esotéricas, podremos comprender mejor el mensaje que UCDM nos hace en este punto, cuando nos dice que "has pasado de la condición de estar despierto a la de estar dormido". Ese tránsito nos lleva a pensar en que el Hijo de Dios, haciendo uso de la facultad volitiva, eligió ver desligándose del principio de la luz, esto es, del Conocimiento que compartía con la Mente de Su Creador, lo que le llevó a una visión diferente, que le supuso contactar con una dimensión más densa y donde la luz fue sustituida por la oscuridad, por la ignorancia.

2. Según se aproxime la luz te lanzarás a la oscuridad huyendo de la verdad, refugiándote algunas veces en cosas menos temi­bles, y otras, en el terror más absoluto. 2Pero avanzarás, pues tu objetivo es pasar del miedo a la verdad. 3La meta que aceptaste es la meta del conocimiento, y esto lo demuestra tu buena voluntad. 4El miedo parece habitar en la oscuridad, y cuando tienes miedo es que has retrocedido. 5Unámonos inmediatamente en un ins­tante de luz y eso será suficiente para recordarte que tu meta es la luz.

Las enseñanzas de UCDM, al igual que todas aquellas enseñanzas que se fundamenten en el desarrollo del Amor, se convierten en "herramientas" que nos ayudarán en el proceso del despertar, o lo que es lo mismo, en el proceso de abandonar el miedo y sustituirlo por la luz, que es nuestra verdadera esencia. El uso de la voluntad en la dirección correcta nos permitirá ponernos al servicio de la verdad y abrirá nuestros ojos a la Visión Crística, lo que nos llevará a fundirnos en un amoroso abrazo con nuestros hermanos de Filiación.

3. La verdad se lanzó a tu encuentro desde el momento en que la invocaste. 2Si supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar miedo. 3No lo sabes porque tu viaje hacia la oscuridad ha sido largo y penoso, y te has adentrado muy profundamente en ella. 4Un ligero parpadeo, después de haber tenido los ojos cerrados por tanto tiempo, no ha sido suficiente para hacer que tengas con­fianza en ti mismo, a quien por tanto tiempo has despreciado. 5Te diriges hacia el amor odiándolo todavía, y terriblemente atemori­zado del juicio que pueda tener de ti. 6Y no te das cuenta de que no es del amor de lo que tienes miedo, sino únicamente de lo que tú has hecho de él. 7Estás avanzando hacia el significado del amor y alejándote de todas las ilusiones con las que lo habías revestido. 8Cuando te refugias en lo ilusorio tu miedo se agudiza, pues no hay duda de que lo que crees que ello significa es aterrador. 9Mas ¿qué importancia puede tener eso para nosotros que viajamos lle­nos de confianza y vertiginosamente más allá del miedo?

Todos atesoramos un largo bagaje en el que hemos atesorado un pesado equipaje que dificulta nuestro ritmo de viaje. En esa mochila de vivencias se acumula el recuerdo de innumerables heridas, las cuales adquieren un especial protagonismo en nuestro sistema de pensamiento, pues le damos un valor especial a las mismas a la hora de percibir cada nuevo presente que tan generosamente nos ofrece la vida. Cada instante nuevo lo enturbiamos con los recuerdos del pasado y, con ello, lo único que conseguimos es enturbiar nuestra mirada, impidiéndonos ver la única realidad verdadera de lo que somos.

Llega un día en nuestro caminar en el que nos sentimos muy cansados. Apenas podemos dar un paso más, pues el peso de nuestra mochila nos lo impide. Es entonces cuando decidimos contemplar el instante presente y tomar una decisión importante: vaciar la pesada mochila que nos ha acompañado hasta ahora de todo aquello que ya no nos sirve para seguir nuestra ruta. En ese acto volitivo, tomaremos conciencia de que nuestra mochila está totalmente vacía. ¿Qué ha ocurrido en nuestra mente para alcanzar esa visión? Simplemente, hemos renunciado al pasado y en su lugar hemos elegido el único tiempo real, el presente, en el cual decidimos sustituir el miedo por el amor y perdonar.

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