IX. Los dos mundos (2ª parte).
4. El círculo de temor yace justo debajo del nivel que los ojos del cuerpo perciben, y aparenta ser la base sobre la que el mundo descansa. 2Ahí se encuentran todas las ilusiones, todos los pensamientos distorsionados, todos los ataques dementes, la furia, la venganza y la traición que se concibieron con el propósito de conservar la culpabilidad, de modo que el mundo pudiese alzarse desde ella y mantenerla oculta. 3Su sombra se eleva hasta la superficie lo suficiente como para conservar sus manifestaciones más externas en la oscuridad, y para causarles desesperación y mantenerlas en la soledad y en la más profunda tristeza. 4Su intensidad, no obstante, está velada tras pesados cortinajes, y se mantiene aparte de lo que se concibió para ocultarla. 5El cuerpo es incapaz de ver esto, pues surgió de ello para ofrecerle protección, la cual depende de que eso no se vea. 6Los ojos del cuerpo nunca lo verán. 7Pero verán lo que dicta.
El uso de ese "poder" lo hace libre para crear, pero también lo hace libre para fabricar, es decir, para imaginar una ficticia realidad sujeta a las leyes de la temporalidad y el cambio.
Ese acto de imaginación le lleva a creer imágenes ilusorias de sí mismo. Sucumbir a la "tentación" del deseo (simbolizada por la tentadora serpiente) le llevó a ver de otra manera, lo que propició una visión basada en su imaginación que le llevó a la creencia de que fue "expulsado" del "paraíso" (símbolo de la unidad). Dicha creencia dio lugar al miedo y a la culpa. En esa visión distorsionada dejó de sintonizar la frecuencia de luz para entrar en un estado de soñoliencia del que aún no ha despertado.
El peso de la culpa, junto al miedo, nubla la visión verdadera y lo mantiene prisionero de la percepción errada. La mente dejó de servir al Amor para ser sierva del miedo.
5. El cuerpo seguirá siendo el mensajero de la culpabilidad y actuará tal como ella le dicte mientras tú sigas creyendo que la culpabilidad es real. 2Pues la supuesta realidad de la culpabilidad es la ilusión que hace que ésta parezca ser algo denso, opaco e impenetrable, y la verdadera base del sistema de pensamiento del ego. 3Su delgadez y transparencia no se vuelven evidentes hasta que ves la luz que yace tras ella. 4Y ahí, ante la luz, la ves como el frágil velo que es.
La pregunta que debemos hacernos es simple de entender y de contestar: ¿Qué padre que crea a su hijo en un acto de amor lo castigaría por sus errores? El castigo nunca puede ser un acto de amor, así como las tinieblas no pueden ser confundidas con la luz. ¿No es más inteligente pensar que ese padre mostrará su rostro amoroso para invitar a su hijo a ver de otra manera aquello que ha malinterpretado? Siendo así, ¿cómo vamos a continuar culpándonos y culpando a Dios de nuestras desgracias?
6. Esta barrera tan aparentemente sólida, y ese falso suelo que parece una roca, es como un banco de nubes negras que flotan muy cerca de la superficie, dando la impresión de ser una sólida muralla ante el sol. 2Su apariencia impenetrable no es más que una ilusión. 3Cede mansamente ante las cumbres que se elevan por encima de ella, y no tiene ningún poder para detener a nadie que quiera ascender por encima de ella y ver el sol. 4Esta aparente muralla no es lo suficientemente fuerte como para detener la caída de un botón o para sostener una pluma. 5Nada puede descansar sobre ella, pues no es sino una base ilusoria. 6Trata de tocarla y desaparece; intenta asirla y tus manos no agarran nada.
En este punto, Jesús pone especial énfasis en hacernos comprender que la ilusión de la culpa y el miedo es un pensamiento muy frágil, a pesar de su rocosa apariencia cuando lo imaginamos desde el temor y la vergüenza.
Podemos comprobar la fragilidad del miedo cuando lo llevamos ante la presencia del amor. Así como la oscuridad se difumina y desaparece cuando encendemos la luz, el miedo nos muestra su verdadera esencia cuando lo miramos desde el amor. El amor es nuestra esencia verdadera y se convierte en nuestra fortaleza cuando lo expandimos a través de nuestra mente, compartiéndolo con los demás.
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