VIII. El pequeño jardín (2ª parte).
Este punto utiliza el símil del sol y el océano para hacernos comprender su similitud con el Ser Espiritual. En este sentido, el rayo de sol, así como la ola del océano, se comportan al igual que el cuerpo con respecto al pensamiento, pues todos ellos se creen separados de su origen.
5. Tal es la extraña situación en la que parecen hallarse aquellos que viven en un mundo habitado por cuerpos. 2Cada cuerpo parece ser el albergue de una mente separada, de un pensamiento desconectado del resto, que vive solo y que de ningún modo está unido al Pensamiento mediante el cual fue creado. 3Cada diminuto fragmento parece ser autónomo, y necesitar a otros para algunas cosas, pero sin ser en modo alguno completamente dependiente para todo de su único Creador, ya que necesita la totalidad para poder tener algún significado, pues por sí solo no significa nada. 4Ni tampoco puede tener una vida aparte e independiente.
El origen de nuestra actual ignorancia, de nuestra identificación con el envoltorio material, con el cuerpo, es la creencia en la separación. Es lo que hemos llamado en lo descrito anteriormente como una desconexión de frecuencia lo que nos impide reconocer con nitidez el mensaje que transmite el Pensamiento Creador, llevándonos a imaginar el contenido de dicho mensaje, el cual no conseguimos interpretar con nitidez.
Nos decimos que creemos en Dios, pero lo invocamos tan solo para que medie a nuestro favor cuando pretendemos satisfacer nuestros deseos. Lo invocamos para que nos sane, para que nos aporte felicidad y paz, para que nuestro equipo de futbol gane a su rival, para triunfar en nuestras guerras y vencer a nuestros enemigos. Y así, hasta agotar el libro de nuestros dementes y egoístas deseos.
A Dios le adscribimos el poder para hacernos el bien y el mal. Lo concebimos como piadoso, pero al mismo tiempo vengativo. Es por ello que, en nuestra ignorancia, elevamos nuestras súplicas para que interfiera en favor de nuestra salvación y, en calidad de juez, condene a nuestro prójimo, el mismo que nos ataca y amenaza.
También los erigimos como Dios Único y Verdadero, y le pedimos que asole con su magnanimidad la presencia de otros dioses que parecen competir con nuestra ideología.
Podemos decir que creemos más en que Dios está hecho a nuestra imagen y semejanza que en la verdadera realidad, que hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza.
6. Al igual que el sol y el océano tu Ser continúa existiendo, sin darse cuenta de que ese minúsculo fragmento se considera a sí mismo ser tú. 2No es que esté ausente, pues no podría existir si estuviese separado, ni el todo del que forma parte estaría completo sin él. 3No es un reino aparte, regido por la idea de que está separado del resto. 4Ni tampoco está rodeado de una cerca que le impide unirse al resto, o que lo mantiene separado de su Creador. 5Este pequeño aspecto no es diferente de la totalidad, ya que hay continuidad entre ambos y es uno con ella. 6No vive una vida separada, pues su vida es la unicidad en la que su ser fue creado.
El despertar abrirá nuestros ojos a la realidad del Todo de la cual formamos parte. Nos hará conscientes de que todas las mentes son una con la de Dios y recordaremos la frecuencia con la que debemos conectar para sintonizar la Voz Una que nos hace ser la Filiación Divina. En ese estado de conciencia, la función del cuerpo ya no será necesaria y el nivel perceptivo dará lugar a un nivel diferente de manifestación.
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