¿Qué me enseña esta lección?
Somos Hijos de Dios, creado en
la expansión de Sí Mismo, en un acto creador de su Mente. Somos Imagen y
Semejanza de Él, y en este sentido, nuestra manifestación se produce dentro de
su seno. Es importante que tomemos consciencia de este hecho, de que nuestra
mente y su Mente son una misma Mente. No estamos separados de nuestro creador,
aunque sí es cierto de que tenemos la capacidad de crear por nosotros mismos,
lo que no significa que se produzca esa separación, irreal, en la que se
regocija el ego.
Aplicando la Ley de Analogía, vemos que cuando damos vida a un hijo, éste, en estado potencial, posee los mismos poderes creadores que el padre, aunque no es consciente de ello a esa temprana edad. Ese hijo está unido con los padres por lazos de sangre y por lazos de amor. El vínculo familiar trata de hacerle recordar su origen, su procedencia. Ocurre, que alcanzada la pubertad (apogeo del cuerpo emocional), el niño se siente poseedor de su poder creador y orienta su vida separándose de las directrices que le marcan sus padres. Sin embargo, jamás podrá separarse de su procedencia, de sus creadores.
Actualmente, permanecemos
dormidos, con conciencia de separación de nuestro Ser. Vivimos sumidos en el miedo,
en la culpa, en la enfermedad, y, justificamos estos efectos al considerarlos
la única realidad posible.
Debemos recuperar la Consciencia
de la Unidad y sentirnos parte de la Mente de Dios.
Tal vez te estés preguntando
¿cómo se recupera la consciencia de la unidad y cómo podemos sentirnos parte de
la Mente de Dios?
Sin duda, esta cuestión nos
invita a ver las cosas de otra manera, a ver las cosas desde una perspectiva
distinta a como las vemos ahora, pues hemos fabricado un mundo de acuerdo a los
pensamientos que se encuentran en nuestra mente y este mundo está fundamentado
en la creencia en la separación y en la creencia en la temporalidad.
Dicha invitación supone un nuevo
ejercicio de aprendizaje para nuestra mente, el de des-aprender, esto es, debemos
desprendernos de todas y cada una de nuestras falsas creencias y en su lugar
poner la creencia verdadera, la cual está basada en la certeza de que somos
Hijos de Dios y que formamos una única Unidad en la Filiación.
Recordemos las enseñanzas que
nos aporta UCDM, con respecto al origen de la creencia en la separación:
“La capacidad de extenderse es un aspecto fundamental de Dios que Él le
dio a Su Hijo. En la creación, Dios Se extendió a Sí Mismo a Sus creaciones y
les infundió la misma amorosa Voluntad de crear que Él posee. No sólo fuiste
plenamente creado, sino que fuiste creado perfecto. No existe vacuidad en ti.
Debido a la semejanza que guardas con tu Creador eres creativo. Ningún Hijo de
Dios puede perder esa facultad, ya que es inherente a lo que él es, pero puede
usarla de forma inadecuada al proyectar. El uso inadecuado de la
extensión -la proyección- tiene lugar cuando crees que existe en ti alguna
carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias ideas, en lugar de
con la verdad. Este proceso comprende los siguientes pasos":
- Primero:
Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
- Segundo:
Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente.
- Tercero:
Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
- Cuarto: Crees
que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu
propia creación. (T-2.I.1:1-12)
Cada vez que elegimos, con
nuestros pensamientos, ver desde la individualidad y creemos que podemos crear
un mundo aparte del creado en la Unicidad por Dios, lo que estamos haciendo es
adquirir la creencia que nos hará caer en el olvido de lo que realmente somos.
Pongamos un ejemplo y veamos cómo actúa nuestra mente cuando se encuentra
identificada con la separación.
Ejemplo-Guía: ¿Por qué no puedo
controlar mis pensamientos oscuros?
Si nuestros pensamientos reales,
los que compartimos con la Mente de Dios, fuesen oscuros, estaríamos afirmando
que Dios tiene pensamientos oscuros. Y esa reflexión nos llevaría a perpetuar
el error con el que nos acostumbra a discernir la mente dual.
Es importante que tomemos
consciencia, de que los pensamientos que nos llevan a plantear cuestiones como
la que estamos analizando en este ejemplo, no son pensamientos reales, sino
fruto de la mente identificada con el mundo de la ilusión, donde impera la ley
de la separación. Esa mente, cree que podemos tener pensamientos oscuros, y lo
cree por la sencilla razón de que es su deseo y es su elección. Esa percepción
debe su origen al deseo de ver de una manera determinada, a la que ya nos hemos
referido, dando lugar a la individualidad. Esa es la razón por la que la vía de
aprendizaje en el mundo físico está basada en la ley de causa y efecto. Vivo
las experiencias en las que mi mente cree.
Tal vez estas palabras extraídas
del Curso nos ayuden a dar respuesta a esta cuestión:
"El jardín del Edén -la condición que existía antes de la
separación- era un estado mental en el que no se necesitaba nada. Cuando Adán
dio oídos a "las mentiras de la serpiente", lo único que oyó fueron
falsedades. Tú no tienes por qué continuar creyendo lo que no es verdad, a no
ser que así lo elijas. Todo ello puede literalmente desaparecer en un abrir y
cerrar de ojos porque no es más que una percepción falsa. Lo que se ve en
sueños parece ser muy real. Lo que, es más, en la Biblia se menciona que sobre
Adán se abatió un sueño profundo, mas no se hace referencia en ninguna parte a
que haya despertado. El mundo no ha experimentado todavía ningún despertar o
renacimiento completo. Un renacer así es imposible mientras sigas proyectando o
creando falsamente. No obstante, la capacidad de extender tal como Dios te
extendió Su Espíritu permanece todavía dentro de ti. En realidad, ésta es tu
única alternativa, pues se te dio el libre albedrío para que te deleitaras
creando lo perfecto” (T-2.I.3:1-10).
“Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percepción
errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. Por supuesto,
no puedes hacer eso, ni jamás pudiste haberlo hecho. En esto se basa el que
puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te
permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. Sólo
después del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo éste experimentar
pesadillas. Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un
sueño aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su
sueño y tenga miedo de ella. Sin embargo, cuando despierte, la percibirá
correctamente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir
realidad. Esta liberación no se basa en ilusiones. El conocimiento que ilumina
no sólo te libera, sino que también te muestra claramente que eres libre"
(T-2.1.4:1-9).
En definitiva, se trata de
elegir. ¿Elegir qué? Elegir no prestar atención al pensamiento que nuestra
mente interpreta como oscuro, pues de esta manera dejaremos de alimentarlo,
dejaremos de darle valor o significado. No se trata de luchar contra él, pues
hacerlo es la manera más evidente de creer en su realidad. El pensamiento si lo
dejamos libremente se desvanecerá al no encontrar a su fiel aliado, el deseo.
Cuando nos encontramos viendo
una película y compartimos los pensamientos de los actores, sabemos de su
irrealidad, de su ficción, y ello nos permite no prestarle valor, al no creer
en su realidad. Es cierto, que muchos de nosotros, nos metemos tanto en las
películas que las vivimos como si fuesen reales. Lo importante, es entender
que, tanto unos como otros, están eligiendo.
Cuando me llega un pensamiento
no real, de los que interpretamos "tentadores", inmediatamente lo
observo por un instante y elimino todo juicio sobre él. A partir de ese
momento, lo deja marchar, y le doy las gracias por permitirme ser consciente de
que soy el fabricante de dicho pensamiento y, ahora, elijo sustituirlo por un
pensamiento real, el cual me permite tener la visión de mi divinidad.
Reflexión: ¿Qué pensamientos
compartes con Dios?
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