sábado, 27 de mayo de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 147

CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.

2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:

2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.

3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.

4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.

5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:

3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.

6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.

7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.

8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.

9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.

10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.


LECCIÓN 147
Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(133) No le daré ningún valor a lo que no lo tiene.
(134) Permítaseme poder percibir el perdón tal como es.


¿Qué me enseña esta lección?

(133) No le daré ningún valor a lo que no lo tiene.

Donde tengas tus tesoros, allí pondrás tu corazón.

Si deseas ver con los ojos del cuerpo, quedarás embelesado con los placeres que te ofrece el mundo material y quedarás apegado al mundo de la ilusión.

Buscarás encontrar, incansablemente, el recuerdo de esa etapa paradisíaca en la que tu verdadero Ser formaba una Unidad con Todo lo Creado. Añorarás ese Estado de Gracia y de Plenitud.

Pero por mucho que busques, no lograrás encontrar en el mundo material, la paz, la alegría, la dicha, la felicidad. Ese mundo material es temporal y está sujeto a las leyes tenebrosas de la muerte. Te identificarás con lo que posees, con lo que tienes y tu identidad será tan transitoria como aquello que crees poseer.

Le das valor a lo efímero; proteges la escuela de tu pensamiento que ha forjado la creencia de que eres tan sólo un cuerpo. Todo cuanto acometes, lleva el sello del miedo, de la pérdida de la inocencia, de la culpa y del castigo. Sustituiste el Amor por el temor; sustituiste la Gracia por la Culpa; sustituiste la Salvación por la pérdida y el castigo.

No le daré ningún valor a lo que no lo tiene.

¿A qué le das valor?


 (134) Permítaseme poder percibir el perdón tal como es.

Tienes necesidad del perdón porque crees que has pecado. Te sientes culpable de haber violado las Leyes de Dios y reclamas la fuerza del perdón para que te libere de tus cargas.

Sin embargo, tu Padre, tu Creador, no ve las cosas como tú las ves. Él no te contempla como un ser pecador, pues Él te hizo perfecto como Él es Perfecto.

Para tu Padre, no es necesario el perdón, pues Él no ve tu pecado. Si no ve el pecado, no es necesario el perdón.

Si en tu interpretación del mundo, en tus juicios, contemplas el pecado en el mundo, es necesario que sepas, que ese rostro es tu propio rostro. Si has percibido el pecado busca en tu interior la creencia que te ha llevado a verlo. Necesitarás perdonarlo en tu interior.

¿Dónde ves el pecado?

viernes, 26 de mayo de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 146

CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.

2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:

2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.

3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.

4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.

5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:

3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.

6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.

7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.

8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.

9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.

10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.


LECCIÓN 146

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.


¿Qué me enseña esta lección?

(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

Si tienes la certeza de que eres el Hijo de Dios, también tendrás la certeza de que eres la Verdad.

Pero la mente, a proyectarse en el mundo físico se identificó con el cuerpo que le aportaba información a través de la percepción. Se identificó con esa visión y se dijo que ese cuerpo era su verdadera identidad, perdiendo toda conexión con la fuente de la Verdad.

Desde entonces, el ego añora el reencuentro con esa Verdad y en un vano intento de conquistarla analiza y desmenuza el mundo ilusorio, sin que su propósito se vea satisfecho. Nunca podrá encontrar la verdad en aquello que es temporal y transitorio.

El Hijo de Dios, debe despertar de su aletargado sueño y recordar que la Verdad se encuentra en Si Mismo. 

¿Acaso Hijo y Padre no son una misma esencia? ¿Acaso el Padre iba a privar a su Hijo de su Gracia Divina?


(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.

La mente al proyectarse sobre el mundo físico, fue adquiriendo conocimiento de ese Plano de Manifestación, lo que le llevó a establecer Leyes y Principios que le permitiese comprender la dinámica que percibía a través de la experiencia.

Adquirió la creencia de que su identidad le hacía propietario y poseedor de un cuerpo físico, con el cual era capaz de expresar todo lo que su mente le dictaba. Esa relación mente-cuerpo le llevó a pensar que toda su existencia consistía en lo que era capaz de experimentar a través de él. La vida se inicia con el nacimiento del cuerpo y culmina con la muerte del mismo.

Ese vehículo, el cuerpo, le permite expresar sus estados emocionales y mentales, los cuales se traducen, en última instancia, en acciones. Busca la perfección y la felicidad, en un mundo que es ilusorio, que es temporal y transitorio, en un mundo que no es real, salvo para la percepción del ego.  

Es preciso liberar al mundo de esa creencia limitadora y para ello, es preciso que la mente se libere de su identificación con la personalidad egoica y restituya su convicción certera de que la puerta de la Salvación  se encuentra en manos de nuestro Verdadero Ser Espiritual.

¿Qué vas a hacer hoy para liberarte de tus falsas creencias?

jueves, 25 de mayo de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 145

CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.

2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:

2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.

3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.

4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.

5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:

3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.

6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.

7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.

8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.

9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.

10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.


LECCIÓN 145

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
(130) Es imposible ver dos mundos.


¿Qué me enseña esta lección?

(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

¿Si te diesen a elegir entre un mundo perecedero y transitorio o un mundo eterno e inmutable, qué elegirías?

¿Si tuvieses la oportunidad de elegir entre el miedo o el amor, que elección tomarías?

¿Si te dijeran, elige entre el dolor, la enfermedad, el sufrimiento o entre la dicha, la salud y la felicidad, que dirías?

¿Te sientes feliz en el mundo de culpabilidad que has fabricado o en cambio, prefieres un mundo de paz, de libertad y de salvación?

Sí, es una elección. Tú decides qué mundo ver. Tú decides a qué le das valor.

Yo deseo, con toda mi mente, con todo mi corazón, un mundo de Amor, donde la Unidad entre todos los seres es la única realidad y ese mundo es el escenario que Dios ha dispuesto en mí.


(130) Es imposible ver dos mundos.

En efecto,  la mente no puede servir a dos señores a la vez. Si doy valor al mundo fabricado por el ego, estaré identificándome con el mundo de la perdición, donde nada es real, donde todo es ilusorio y temporal.

Si doy valor al mundo creado por Dios, entonces estoy reconociendo mi propia realidad y me identifico como Hijo de Dios. Ese mundo, es la herencia que Dios ha dispuesto para su Hijo. Ese mundo es el mundo de la Unidad, del Amor, de la Paz y de la Gracia. Es el mundo de la Felicidad. El mundo de la Salvación.

Es cuestión de tiempo, que se produzca el despertar de la consciencia. Hoy puede ser ese día, tan sólo tienes que corregir el error que te mantiene identificado con la falsa creencia de que eres el cuerpo que percibes como tu única realidad. Corrige esa percepción y libérate de las cadenas que te mantienen prisionero de las ataduras al mundo físico.

Estás en este mundo, pero no perteneces a él. Como bien manifestó el Maestro, “Mi reino no es de este mundo”. Nuestro “reino” es el Mundo de Dios, el mundo del Espíritu. De ese mundo es de donde procede nuestra verdadera visión.

¿A qué "señor" estás sirviendo?

miércoles, 24 de mayo de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 144

CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.

2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:

2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.

3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.

4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.

5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:

3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.

6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.

7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.

8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.

9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.

10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.


LECCIÓN 144

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(127) No hay otro amor que el de Dios.
(128) En el mundo que veo no hay nada que yo desee.


¿Qué me enseña esta lección?

(127) No hay otro amor que el de Dios.

El único amor verdadero es el amor incondicional y esta es la herencia que nuestro Creador nos dispensa, pues su Esencia es Amor, su Regalo es Amor y su Creación es fruto de su Amor.

Como Hijos de Dios, Somos Hijos del Amor. El Amor se complace en la manifestación de la Unidad; es el principio que da coherencia a todo lo creado pues establece un vínculo afín a todo lo manifestado: Todo Somos Uno en la Mente de Nuestro Creador.

El ego, confunde el amor con la posesión. Su amor es limitado y responde a una necesidad de compensar su sentimiento de culpabilidad. Cuando expresa amor hacia otra persona, está intentando de encontrar el perdón que ha de redimir su miedo al pasado, en el que creyó atacar al otro en un intento de salvoguardar su integridad.

El amor no emite juicio y es libre de perdonar. Es libre de toda limitación y su expresión siempre aporta luz y corrige los errores de percepción. El amor es la manifestación de los milagros.


¿Tienes miedo a perder aquello que amas?

(128) En el mundo que veo no hay nada que yo desee.

¿Qué puede desear aquel que lo tiene todo?

¿Acaso el Ser que Somos no goza de la abundancia de su Padre?

¿Acaso el Estado del Ser, ha sido expulsado del Paraíso Terrenal, donde gozaba de la Plenitud y Dicha Divina?

Esa separación, esa creencia de haber sido expulsado del Paraíso Terrenal, nos ha llevado a albergar la falsa creencia de que somos pecadores y dignos de ser castigados por ello.

La culpa nos mantiene alejado de ese Estado de Gracia y nos sitúa en el terreno del castigo, del dolor, del sufrimiento, de la necesidad, del trabajo y del rigor.

El mundo externo, el mundo físico no puede ofrecer al Espíritu más que la confirmación de que Somos Seres de Luz con capacidad creadora, con capacidad de poder expresar nuestra Divinidad.

Ninguna otra cosa puede aportar felicidad al Hijo de Dios, que el tener la certeza de su identidad.


¿Qué deseas del mundo que percibes?

martes, 23 de mayo de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 143

CUARTO REPASO

Introducción

1. Damos comienzo ahora a un nuevo repaso, conscientes esta vez de que nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad. 2Hoy empezaremos a prepararnos para lo que sigue más adelante. 3Tal es nuestro propósito para este repaso y para las lecciones que siguen. 4Así pues, repasaremos las lecciones más recientes y sus pensamientos centrales de forma que faciliten el estado de prepa­ración que ahora queremos alcanzar.

2. Hay un tema central que unifica cada paso del repaso que ahora emprendemos, el cual puede enunciarse de manera muy simple con estas palabras:

2Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

3Esto es un hecho, y representa la verdad de lo que eres y de lo que tu Padre es. 4Éste fue el pensamiento mediante el cual el Padre creó a Su Hijo, estableciéndolo así como co-creador con Él. 5Éste es el pensamiento que garantiza plenamente la salvación del Hijo. 6Pues en su mente no puede haber otros pensamientos, salvo los que su Padre comparte con él. 7La falta de perdón es lo que impide que este pensamiento llegue a su conciencia. 8No obstante, es verdad eternamente.

3. Comencemos nuestra preparación tratando de entender las múltiples formas tras las que se puede ocultar muy cuidadosa­mente la falta de verdadero perdón. 2Puesto que son ilusiones, no se perciben simplemente como lo que son: defensas que te impi­den ver y reconocer tus pensamientos rencorosos. 3Su propósito es mostrarte otra cosa y demorar la corrección mediante auto­engaños diseñados para que ocupen su lugar.

4. Tu mente, sin embargo, alberga sólo lo que piensas con Dios. 2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. 4Así es como daremos comienzo a cada período de práctica de este repaso, preparando nuestras mentes para que comprendan las lecciones que nos corresponde leer y comprendan el significado que tienen para nosotros.

5. Comienza cada día dedicando cierto tiempo a preparar tu mente para que aprenda la libertad y la paz que cada idea que repases ese día puede ofrecerte. 2Haz que tu mente tenga una acti­tud receptiva, despéjala de todo pensamiento engañoso y deja que sólo éste la ocupe completamente y elimine los demás:

3Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

4Cinco minutos que le dediques a este pensamiento serán sufi­ciente para encauzar el día según las pautas que Dios ha fijado y para poner Su Mente a cargo de todos los pensamientos que has de recibir ese día.

6. Éstos no procederán únicamente de ti, pues los compartirás con Él. 2Y así, cada uno de ellos te traerá mensajes de Su Amor, devolviéndole a Él mensajes del tuyo. 3De esta forma es como estarás en comunión con el Señor de las Multitudes, tal como Él Mismo lo ha dispuesto. 4Y así como Su compleción se une a Él, del mismo modo Él se unirá a ti que te completas al unirte a Él y al Él unirse a ti.

7. Después de haberte preparado, lee simplemente cada una las dos ideas que se han asignado para el repaso de ese día. 2Luego cierra los ojos y repítelas lentamente para tus adentros. 3No hay prisa ahora, pues estás utilizando el tiempo para el propósito que se le dio. 4Deja que cada palabra refulja con el significado que Dios le ha dado, tal como se te ha dado a ti a través de Su Voz. 5Deja que cada idea que repases ese día te conceda el regalo que Él ha depositado en ella para que tú lo recibas de parte de Él. 6Y no utilizaremos en nuestra práctica otro formato que éste.

8. Cada vez que el reloj marque la hora, trae a la mente el pensa­miento con el que comenzó el día y pasa un momento de recogi­miento con él. 2Luego repite las dos ideas correspondientes a ese día sin ninguna sensación de premura, con tiempo suficiente para que puedas ver los regalos que encierran para ti, y deja que se reciban allí donde se dispuso que fuesen recibidos.

9. No vamos a añadir otros pensamientos, sino que dejamos que estos mensajes sean lo que realmente son. 2No necesitamos otra cosa que esto para que se nos dé felicidad y descanso, eterna quie­tud, perfecta certeza y todo lo que nuestro Padre dispone que recibamos como nuestra herencia de parte de Él. 3Y concluiremos cada día de práctica a lo largo de este repaso tal como lo comenza­mos, repitiendo en primer lugar el pensamiento que hizo de ese día una ocasión especial de bendición y felicidad para nosotros, y que, mediante nuestra fe, sustituyó en el mundo la luz por la oscuridad, el gozo por los pesares, la paz por el sufrimiento y la santidad por el pecado.

10. Dios te da las gracias a ti que practicas de esta manera el cum­plimiento de Su Palabra. 2Y cuando expongas tu mente de nuevo a las ideas del día antes de irte a dormir, Su gratitud te envolverá en la paz en la que Su Voluntad dispone que estés para siempre, y que ahora estás aprendiendo a reivindicar como tu herencia.

LECCIÓN 143

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(125) En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.
(126) Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.


¿Qué me enseña esta lección?

(125) En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.

¿Cómo podremos oír la voz de nuestro Ser, si mantenemos nuestra mente ocupada en dar respuesta a los asuntos procedentes del mundanal ruido?

Debemos adiestrar nuestra mente de modo que preste atención tan sólo a lo que es verdad y deseche todo aquello que provenga del mundo de la ilusión.

Al igual que los músculos del cuerpo requieren de un continuo ejercitamiento para alcanzar voluminosidad y fortaleza, nuestra mente precisa de concentración y persistencia para lograr controlar la llamada de la naturaleza instintiva y pasional, propia de la personalidad egoica.

La Luz debe permanecer, permanentemente encendida, de modo que en todo momento y en todo lugar, seamos conscientes de las elecciones que tomamos.

Si nuestra mente sirve a nuestro verdadero Ser, todo será Abundante y Pleno; si se identifica con el cuerpo físico, la paz será una ilusión y la búsqueda de la felicidad una quimera.


¿A quién sirve tu mente?


(126) Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.

Somos Hijos de Dios, creados en un acto de Expansión de la Mente del Creador. Somos Uno con nuestro Padre y Uno en la Filiación. Somos Uno en la Mente de Dios.

En esa Unidad radica la Verdad de lo que Somos. Nuestro Ser es Uno en la Unidad de la Mente. En cambio, nuestros cuerpos, los percibimos separados.

Si nuestra mente se identifica con el cuerpo, verá separación y percibirá en el otro, su propio estado mental. Los errores del otro serán juzgados como pecados y condenados. El perdón es entendido como una vía de salvar al otro de si mismo, pero este gesto responde a un juicio condenatorio.

Ese es el gran error que mantiene al ego prisionero del miedo, de la culpa, del sufrimiento, de la venganza y del dolor. Sin darse cuenta, sin ser consciente de ello, está proyectando en los demás sus propias sombras; identifica en el comportamiento del otro sus propias debilidades y trata de “corregirlas” criticando y juzgándolas condenatoriamente.

Dar es recibir, pues lo que damos al otro nos lo estamos dando a nosotros mismos. Aquello que damos es una siembra, y tarde o temprano tendremos que recoger la cosecha de lo sembrado. Si no recibimos, es indicio de que no hemos dado.

¿Qué errores condenas en el otro? 

Corrígelos en ti, y agradece a tu hermano que se haya ofrecido como tu espejo.