sábado, 13 de abril de 2024

Capítulo 7: LOS REGALOS DEL REINO. I. El último paso

  Capítulo 7

LOS REGALOS DEL REINO

 

I. El último paso

1. El poder creativo de Dios y el de Sus creaciones es ilimitado, pero no existe entre ellos, una relación recíproca. 2Te comunicas plenamente con Dios, tal como Él se comunica contigo. 3Es éste un proceso continuo que compartes con Él, y por el hecho de que lo compartes, te sientes inspirado a crear como Él crea. 4En la crea­ción, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a El. 5Ya te dije que tu poder creativo difiere del Suyo solamente en ese punto. 6Incluso en este mundo existe un paralelo. 7Los padres traen al mundo a sus hijos, pero los hijos no traen al mundo a sus padres. 8Traen al mundo, no obstante, a sus propios hijos, y, de este modo, procrean tal como sus padres lo hicieran.

Este punto nos aporta una aclaración que pudiéramos considerar obvia, y sin embargo, su contenido explica la razón por la cual, el Hijo de Dios ha fabricado una realidad ficticia que cree mantenerlo separado de Dios. 

La capacidad creadora heredada por el Hijo, de Su Padre, le capacita para tener la libertad de utilizar ese poder en sus propias creaciones.

2. Si tú hubieses creado a Dios y Él te hubiese creado a ti, el Reino no podría expandirse mediante su propio pensamiento creativo. 2La creación estaría, por lo tanto, limitada, y no podrías ser co­creador con Dios. 3De la misma manera en que el Pensamiento creador de Dios procede de Él hacia ti, así tu pensamiento crea­dor no puede sino proceder de ti hacia tus creaciones. 4Sólo de esta manera puede extenderse todo poder creativo. 5Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas. 6Él creó a la Filiación y tú la expandes. 7Tienes el poder de acrecentar el Reino, aunque no de acrecentar a su Creador. 8Reivindicas ese poder cuando te mantienes alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. 9Al aceptar que tienes ese poder, aprendes a recordar lo que eres.

La expansión de toda creación requiere de la libertad a la hora de proyectar la voluntad como Principio Creador.

Cuando este punto recoge que "Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas", nos está aclarando que somos portadores del poder creador divino, pero la calidad de nuestras obras tan sólo son como las de Dios en lo referente a esa Condición Divina, pero no con respecto a la calidad de lo creado. Dios ha creado a la Filiación y lo ha hecho en la Unidad del Amor, por lo que se hace referencia a un único Hijo, creado a Su Imagen y Semejanza, o lo que es lo mismo, de Su Misma Mente y Calidad (Amor). El Hijo de Dios, en su condición divina tiene la capacidad de expandir su mente y de acrecentar el Reino.

3. A tus creaciones les corresponde estar en ti del mismo modo en que a ti te corresponde estar en Dios. 2Tú eres parte de Dios, tal como tus hijos son parte de Sus Hijos. 3Crear es amar. 4El amor se extiende hacia afuera simplemente porque no puede ser conte­nido. 5Nunca deja de fluir porque es ilimitado. 6El amor crea para siempre, aunque no en el tiempo. 7Las creaciones de Dios han existido siempre porque Él ha existido siempre. 8Tus creaciones han existido siempre, porque tú sólo puedes crear como Dios crea. 9La eternidad es tuya porque Él te creó eterno.


Un Curso de Milagros nos enseña que ninguna idea abandona su fuente. El Hijo de Dios es el fruto del Poder Creador de Dios, el cual, a través del Poder del Amor se Extendió de Si Mismo creando la Filiación.

4. El ego, por otra parte, siempre exige derechos recíprocos, ya que es competitivo en vez de amoroso. 2Está siempre dispuesto a hacer tratos, pero no puede comprender que ser igual a otro signi­fica que no es posible hacer ningún trato al respecto. 3Para ganar tienes que dar, no regatear. 4Regatear es imponer límites en lo que se da, y eso no es la Voluntad de Dios. 5Disponer lo mismo que Dios es crear como Él. 6Dios no limita en modo alguno Sus rega­los. 7Tú constituyes Sus regalos, por consiguiente, tus regalos son necesariamente como los Suyos. 8Los regalos que le haces al Reino no pueden sino ser como los regalos que El te hace a ti.

El mundo fabricado por el ego se rige bajo las leyes de la necesidad y la carencia. Todo su sistema de pensamiento se erige sobre los efímeros pilares del miedo y sus fabricaciones llevan el sello del deseo de obtener y poseer.

Lucha por obtener, y, cuando posee lo que desea, se despierta el miedo a perder lo que ha obtenido. Su identidad, su felicidad, se sostiene dependiendo de lo que posee, de lo que obtiene.

Cuando despertamos a la verdad, nos hacemos conscientes que el “ser”, está por encima del “obtener”, y ello, promueve una nueva visión en la que basar nuestra relación con el mundo de la percepción. Entendemos que para recibir hay que dar y ese gesto, se convierte en un gesto espontáneo libre de todo miedo y necesidad.

5. Yo le di al Reino únicamente amor porque creí que eso era lo que yo era. 2Lo que tú crees ser determina los regalos que haces, y si Dios te creó extendiéndose a Sí Mismo hasta dar lugar a lo que eres, sólo puedes extenderte a ti mismo tal como Él lo hizo. 3Sólo la dicha aumenta eternamente, pues la dicha y la eternidad son inseparables. 4Dios se extiende hacia afuera, más allá de todo límite y más allá del tiempo, y tú que eres co-creador con Él, extiendes Su Reino eternamente y más allá de todo límite. 5La eternidad es el sello indeleble de la creación. 6Los eternos son felices y viven en paz eternamente.

Ninguna creación que no esté basada en el Amor, es duradera, y por lo tanto, no aportará la verdadera dicha que, como bien recoge este punto, es Eterna, pues ambas son creaciones de Dios.

6. Pensar como Dios es compartir Su certeza acerca de lo que eres, y crear como Él es compartir el Amor perfecto que Él com­parte contigo. 2Hacia esto te conduce el Espíritu Santo, para que tu dicha sea total porque el Reino de Dios es íntegro. 3He dicho que el último paso en el redespertar al conocimiento lo da Dios. 4Esto es verdad, pero es difícil de explicar con palabras porque las palabras son símbolos, y lo que es verdad no necesita explica­ción. 5El Espíritu Santo, no obstante, tiene la tarea de traducir lo inútil a lo útil, lo que no tiene significado a lo significativo y lo temporal a lo eterno. 6El Espíritu Santo puede, por consiguiente, decirte algo acerca de este último paso.

El mensaje de las Enseñanzas es inequívoco. Nos aporta la visión de nuestra verdadera naturaleza y nos señala el origen de nuestra Creación. Igualmente, nos enseña que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y que gozamos de Su Poder Creador. Con esa información, con esa propuesta, está en nuestra consciencia el servir al Pensamiento de Dios o por el contrario, prestar nuestros servicios al pensamiento del ego. Los resultados de esa elección, nos situará en un estado de temporalidad y sufrimiento o por el contrario, en un estado de eterna dicha.

7. Dios no da pasos porque Sus obras no se realizan de forma gradual. 2No enseña, porque Sus creaciones son inalterables. 3No hace nada al final, porque El creó primero y para siempre. 4Debe entenderse que la palabra "primero", cuando se aplica a Dios, no es un concepto temporal. 5Él es el primero en el sentido de que es el Primero en la Santísima Trinidad. 6Es el Creador Principal por­que creó a Sus co-creadores. 7De ahí que el tiempo no le ataña a Él ni a lo que Él creó. 8Por lo tanto, el "último paso" que Dios dará fue cierto al principio, es cierto ahora y será cierto eterna­mente. 9Lo que es eterno está siempre presente porque su ser es eternamente inmutable. 10No cambia al aumentar porque fue creado para expandirse eternamente. 11Si no percibes su expan­sión significa que no sabes lo que es, 12ni tampoco Quién lo creó. 13Dios no te revela esto porque nunca estuvo oculto. 14Su luz jamás estuvo velada porque Su Voluntad es compartirla. 15¿Y cómo iba a ser posible que lo que se comparte plenamente se hubiese ocultado primero para luego ser revelado?

El término "Dios Es", adquiere significado a raíz del contenido de este último punto. Toda Su Creación, igualmente, hereda ese significado, por lo que podemos afirmar, que el Hijo de Dios "Es". ¿Qué debemos entender bajo esa afirmación? 

"Es", simboliza Ser, y esa cualidad debemos entenderla como la expresión de Eternidad, un Estado intemporal en el que el Principio Superior lo representa Dios, formando su compleción Trina, extendiéndose a través de Su Hijo y del Espíritu Santo.

viernes, 12 de abril de 2024

Capítulo 6. V-C. Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino.

 C. Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino.

1. Hemos dicho anteriormente que el Espíritu Santo evalúa, y tiene que
hacerlo. 2El Espíritu Santo separa lo verdadero de lo falso en tu mente, y te enseña a juzgar cada pensamiento que dejas que se adentre en ella a la luz de lo que Dios puso allí. 3El Espíritu Santo, con vistas a reforzar el Reino en ti, 4conserva lo que está de acuerdo con esa luz, y acepta y purifica lo que está parcialmente de acuerdo con el Reino. 5Mas lo que está en completo desacuerdo lo rechaza juzgando contra ello. 6Así es como Él mantiene la per­fecta consistencia del Reino y su perfecta unificación. 7Recuerda, no obstante, que lo que el Espíritu Santo rechaza el ego lo acepta. 8Ello se debe a que ambos están en completo desacuerdo en rela­ción con todo, dado que están en completo desacuerdo con res­pecto a lo que tú eres. 9Las creencias del ego en torno a esta cuestión tan fundamental varían considerablemente, y ésta es la razón de que él suscite diferentes estados de ánimo. 10El Espíritu Santo nunca varía en este punto, y, por lo tanto, el único estado de ánimo que genera es uno de dicha. 11Él protege dicho estado rechazando todo lo que no lo fomenta, y así, sólo Él puede mante­nerte en un estado, de perfecta dicha.

El juicio del Espíritu Santo, no es condenatorio, si lo fuese estaría argumentando a favor del sistema de pensamiento del ego, cuyo juicio sí es condenatorio, pues se basa en la separación y en el miedo.

El juicio del Espíritu Santo es una evaluación de nuestra mente y separa los pensamientos verdaderos de los falsos, permitiéndonos elegir libremente a cuál de ellos servir.

2. El Espíritu Santo no te enseña a juzgar a otros porque no quiere que enseñes nada que sea erróneo, y que, de este modo, tú mismo lo aprendas. 2No sería consistente si te permitiera reforzar lo que debes aprender a evitar. 3En la mente del pensador, por lo tanto, el Espíritu Santo es enjuiciador, pero sólo a fin de unificar la mente de modo que pueda percibir sin emitir juicios. 4Esto le permite a la mente enseñar sin emitir juicios y, por consiguiente, aprender a estar libre de ellos. 5Esta rectificación es necesaria sólo en tu mente, a fin de que dejes de proyectar en lugar de extender. 6Dios Mismo ha establecido lo que puedes extender con perfecta seguridad. 7Por lo tanto, la tercera lección del Espíritu Santo reza así: 

 8Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino.

Sin la luz del Espíritu Santo, la mente serviría al ego y permaneceríamos sumidos en la oscuridad, dormidos y percibiendo los rigores de un mundo donde las leyes que los sostienen son falsas e ilusorias. El juicio del Espíritu Santo aporta la lucidez necesaria para que nuestra mente ponga la voluntad al servicio de la Unidad y del Amor. Ese es el "juicio final" pues es el final del juicio.

Todas las lecciones del Espíritu Santo son esenciales, pues su propósito es mostrarnos el camino que ha de reconducirnos a nuestro verdadero Hogar. Aun así, esta tercera lección, para mí, adquiere una especial motivación al considerarla determinante a la hora de poder alcanzar esa Visión Unificadora de la que somos portadores.

Leemos el contenido de las enseñanzas y alimentamos a nuestra mente con nuevas creencias que deben llevarnos a servir a la Verdad. En mi "caminar", cuando contemplo el trayecto recorrido, reconozco que el cambio de sistema de pensamiento requiere de un factor fundamental, poner nuestra voluntad al servicio de nuestra divinidad, es decir, mantenerse alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. 

Mientras que permanezcamos en el mundo físico, el poder de seducción del sistema de pensamiento del ego, adormece nuestra conciencia impidiendo que nos mantengamos permanentemente alertas. 

"La Luz permanentemente encendida". Esta frase, la he utilizado en muchas ocasiones como un mantra a través del cual fijar la atención de mi consciencia para que sirviese a la luz. Reconozco que, a pesar de ello, no siempre consigo que ese estado sea permanente. Pero he aprendido, que el simple hecho de tomar consciencia de ello, me lleva al estado presente de donde puedo nuevamente elegir.

Llegará ese instante presente en el que nuestra mente-luz esté permanentemente encendida.

3. Éste es uno de los pasos más importantes para que se pro­duzca un cambio fundamental. 2No obstante, todavía contiene un aspecto del proceso de inversión del pensamiento, ya que implica que hay algo contra lo que debes mantenerte alerta. 3Este paso representa un gran avance con respecto a la primera lección, que es meramente el principio del proceso de inversión del pensa­miento, y también con respecto a la segunda, que es esencial­mente la identificación de lo que es más deseable: 4Este paso, que es la conclusión lógica del segundo tal como el segundo lo es del primero, subraya la dicotomía que existe entre lo deseable y lo indeseable. 5Por lo tanto, hace que la elección final sea inevitable.

A lo largo del Capítulo 6, se ha desarrollado, como tema principal, las Lecciones del Amor, y en su apartado V, más concretamente, las Lecciones del Espíritu Santo.

Cuando utilizamos el símil “caminar” o “camino”, lo hacemos para hacer referencia a la secuencia que nos aportan las Lecciones del Espíritu Santo, el Cual, nos la presentan en tres fases, en un intento de adaptar la enseñanza al proceso actual de nuestra mente, que se encuentra identificada con el tiempo. Hemos visto como en la primera de esas lecciones, se nos dice que, “para poder tener, da todo a todos”, y con ello, podremos demostrar que tener y ser es un mismo estado.

En la segunda lección, se recoge que, “para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es. Se establece la igualdad entre enseñar-aprender-tener y ser.

Por último, y como consecuencia de haber andado el camino que nos ofrece la lección anterior, se alcanza la tercera lección, la cual es fundamental en el proceso de inversión del pensamiento, la cual nos dice, “mantente alerta solo en favor de Dios y de su reino”, es decir, elige en todo momento hacer la Voluntad de Dios, sintonizar con Sus Pensamientos y crear desde el Amor.

4. Mientras que el primer paso parece agudizar el conflicto y el segundo puede, hasta cierto punto, aún entrañar conflicto, el ter­cer paso requiere un constante estado de alerta contra el con­flicto. 2Ya he dicho que puedes estar tan alerta contra el ego como a su favor. 3La última lección enseña no sólo que puedes sino que tienes que estar alerta. 4No se ocupa de la cuestión de los grados de dificultad, sino del hecho de que tu primera prioridad debe ser mantenerte alerta. 5Esta lección es inequívoca, pues enseña que nunca se deben hacer excepciones, aunque no niega que la tentación de hacerlas se presentará. 6Aquí pues, es donde se te pide que, a pesar del caos, seas consistente. 7Mas la consistencia y el caos no pueden coexistir por mucho tiempo, puesto que se excluyen mutuamente. 8No obstante, mientras tengas que estar alerta contra algo, no estarás reconociendo esta mutua exclusión, y seguirás creyendo que puedes elegir la consistencia o el caos. 9Al enseñarte cuál debes elegir, el Espíritu Santo acabará por enseñarte que no tienes que elegir en absoluto. 10Esto finalmente liberará a tu mente de tener que elegir, y la encaminará hacia la creación dentro del Reino.

La Luz que nos aporta el Espíritu Santo nos llevará a contemplar la realidad de lo que somos. Este despertar, nos llevará a dejar de servir al error en sus distintas manifestaciones y, sobre todo, la más esencial de todas, la visión de la Unidad y la comprensión de que la separación no es real, sino el contenido de una pesadilla percibida durante nuestro estado de sueño.

La elección entre la luz y la oscuridad será un tramo del trayecto, pero al final, tendremos la certeza de que en ningún momento hemos dejado de ser Luz.

5. Elegir a través del Espíritu Santo te conducirá al Reino. 2Creas mediante tu verdadero ser, pero tienes que aprender a recordar lo que eres 3La forma de recordarlo es inherente al tercer paso, que conecta las lecciones implícitas en los otros dos, y va más allá de ellos hacia una verdadera integración. 4Si permites que en tu mente haya tan sólo lo que Dios puso en ella, la estarás recono­ciendo tal como Dios la creó. 5Por lo tanto, la estarás aceptando tal como es. 6Puesto que tu mente es íntegra, estarás enseñando paz porque creerás en ella. 7Dios será de todos modos el que dará el paso final por ti, pero cuando llegues al tercer paso, el Espíritu Santo ya te habrá preparado para Dios. 8Te está preparando para la conversión de tener, a ser, en virtud de la naturaleza misma de los pasos que tienes que dar con Él.

No es lo mismo, "poseer", que "tener". Para el ego, poseer, se convierte en uno de los pilares que sustenta su sistema de pensamiento. Su identidad se refuerza bajo la creencia en lo que posee. Sin el sentimiento de posesión, el ego proyecta esa necesidad como una carencia y sus acciones se movilizan en pos de sus deseos de posesión, para lo cual, no duda en utilizar todo su arsenal de artimañas para arrebatarle sus pertenencias a los demás, con el fin de asegurar su subsistencia y de sentirse más poderoso.

Ya hemos visto en un anterior punto la igualdad existente entre "tener" y "ser".

El Espíritu Santo nos revela que somos portadores de luz, pues somos luz. La capacidad de extender esa luz procede de la propia cualidad de la luz, la cual es creadora. Desde ese punto de vista, tenemos luz, porque somos luz. Tenemos la capacidad de extender la luz, pues ser y tener se funden en una misma ecuación, cuyo resultado es ser consciente de nuestra divinidad.

6. Aprendes primero que tener se basa en dar, y no en obtener. 2Luego aprendes que aprendes lo que enseñas, y que quieres aprender a estar en paz. 3Ésta es la condición necesaria para poder identificarte con el Reino, puesto que es la condición del Reino. 4Has creído estar fuera del Reino, y, como consecuencia de ello, te has excluido a ti mismo de él en tu pensamiento. 5Es esen­cial, por lo tanto, enseñarte que no puedes sino estar incluido en el Reino, y que lo único que debes excluir es la creencia de que no estás incluido en él.

Podemos percibir este mundo temporal y vivir en el estado espiritual del Reino. Esto es posible porque nuestros ojos se han abierto a la realidad que somos, seres espirituales, portadores de luz, en un escenario en el que esa luz ha quedado oculta en espera de ser descubierta.

Cuando esa luz es nuestro faro, dejaremos de naufragar una y otra vez en las oscuras aguas de nuestros deseos de posesión. Caminaremos por este mundo ligeros de equipaje y con la certeza de que nuestro mayor valor es lo que somos, luz y amor.

7. El tercer paso, por consiguiente, es un paso de protección para tu mente, pues te permite identificarte sólo con el centro, donde Dios erigió el altar a Sí Mismo. 2Los altares son creencias, pero Dios y Sus creaciones están más allá de toda creencia, ya que están más allá de cualquier duda. 3La Voz que habla en favor de Dios lo hace únicamente en nombre de las creencias que están más allá de toda duda, lo cual te prepara para llegar a estar libre de dudas, mientras tu creencia en Dios y Su Reino se vea asal­tada por cualquier duda, lo que Él ha logrado perfectamente no será evidente para ti. 5Por eso es por lo que debes mantenerte alerta en favor de Dios. 6El ego habla contra Su creación, y, por lo tanto, engendra dudas. 7No podrás ir más allá de las creencias hasta que no creas plenamente.

Creer plenamente es la firme decisión de nuestra voluntad de servir únicamente a la Luz, para lo cual, nuestra consciencia permanecerá alerta en cada presente de nuestra eterna existencia.

8. Enseñar a toda la Filiación sin hacer excepciones demuestra que percibes su plenitud y que has aprendido que es una. 2Ahora tie­nes que estar alerta para mantener su unicidad en tu mente por­que si dejas que te asalte la duda, perderás la conciencia de su plenitud y serás incapaz de enseñarla. 3La plenitud del Reino no depende de tu percepción, pero tu conciencia de su plenitud sí. 4Sólo tu conciencia necesita protección, puesto que el estado de ser no puede ser atacado. 5No obstante, no podrás experimentar una auténtica sensación de que existes mientras sigas teniendo dudas con respecto a lo que eres. 6Por eso es por lo que es esencial que te mantengas alerta. 7No permitas que entre en tu mente nin­guna duda acerca de tu existencia o, de lo contrario, no podrás saber con certeza lo que eres. 8La certeza es el regalo que Dios te hace. 9La verdad no requiere vigilancia, pero las ilusiones sí.

Me quedo con la frase: "No permitas que entre en tu mente nin­guna duda acerca de tu existencia o, de lo contrario, no podrás saber con certeza lo que eres".

9. La verdad está exenta de ilusiones y, por lo tanto, mora dentro  del Reino. 2Todo lo que está fuera del Reino es ilusorio. 3Cuando desechaste la verdad te percibiste a ti mismo como desprovisto de ella. 4Al concebir otro reino al que atribuiste valor, no mantuviste en tu mente sólo el Reino de Dios, y, de esta manera, excluiste parte de tu mente de él. 5Lo que inventaste ha aprisionado tu voluntad, y ha hecho enfermar tu mente, que ahora tiene que ser sanada. 6Mantenerse alerta contra esta enfermedad es la manera de sanarla. 7Una vez que tu mente haya sanado, irradiar salud, y, de este modo, enseñará lo que es la curación. 8Esto te consagrará como un maestro que enseña lo mismo que yo. 9Yo tuve que mantenerme tan alerta como tú tienes que hacerlo ahora, y aquellos que eligen enseñar lo mismo tienen que estar de acuerdo con respecto a lo que creen.

En este punto, queda explicado de manera resumida, las causas que nos han llevado a desconectarnos de la Mente de Dios y a sustituir esa conexión con una dimensión distinta, así como, el camino de retorno que nos conducirá a conectar nuevamente con la Fuente que nos Creó.

10. El tercer paso, por lo tanto, es una afirmación de lo que quieres creer, y requiere que estés dispuesto abandonar todo lo demás. 2Si sigues al Espíritu Santo, Él te capacitará para que des este paso. 3Tu vigilancia es señal de que quieres que Él te guíe. 4La vigilancia requiere esfuerzo, pero sólo hasta que aprendas que el esfuerzo en sí es innecesario. 5Has realizado enormes esfuerzos por conser­var lo que inventaste porque no es verdad. 6Por lo tanto, ahora tienes que canalizar todos tus esfuerzos contra ello 7Sólo  esto puede eliminar la necesidad de tener que esforzarte, e invocar al Ser que tienes y que eres. 8Este reconocimiento no requiere ningún esfuerzo por tu parte, puesto que ya es verdad, ni tampoco necesita protección. 9Descansa en la perfecta seguridad de Dios. 10Por lo tanto, la inclusión es total y la creación no tiene límites.

¡Qué así sea!

jueves, 11 de abril de 2024

Capítulo 6. V-B. Para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es.

 B. Para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es.


1. Los que creen en la separación tienen un miedo básico a las represalias y al abandono. 2Creen en el ataque y en el rechazo, de modo que eso es lo que perciben, lo que enseñan y lo que apren­den. 3Estas ideas descabelladas son claramente el resultado de la disociación y la proyección. 4Eres lo que enseñas, pero es evidente que puedes enseñar incorrectamente, y, por consiguiente, te pue­des enseñar mal a ti mismo. 5Muchos pensaron que yo les estaba atacando, aunque es evidente que eso no era cierto. 6Un alumno desquiciado aprende lecciones extrañas. 7Lo que tienes que reco­nocer es que cuando no compartes un sistema de pensamiento, lo debilitas. 8Los que creen en él perciben eso como un ataque contra ellos. 9Esto se debe a que cada uno se identifica con su propio sistema de pensamiento, y todo sistema de pensamiento se centra en lo que uno cree ser. 10Si el núcleo del sistema de pensamiento es cierto, lo único que puede extenderse desde él es la verdad. 11Pero si lo que se encuentra allí es una mentira, lo único que puede proceder de él son engaños.

Sin pensamientos disociados de la Mente del Creador, del Amor, no existiría la creencia en la separación, en el miedo, en las represalias y en el abandono. No habría culpa que redimir, ni pecado que purificar.

Si tenemos pensamientos disociados de la Mente Divina, es porque creemos que es posible crear fuera del Reino de Dios, y, si esto es así, si lo creemos, lo enseñamos y lo aprendemos.

2. Los buenos maestros se dan cuenta de que sólo los cambios fundamentales son duraderos, mas no comienzan en ese nivel. 2Su primer objetivo -y el más importante- es fortalecer en el estu­diante el deseo de cambiar. 3Ese es asimismo no sólo su último objetivo sino también su objetivo final. 4Lo único que el maestro tiene que hacer para garantizar el cambio es estimular en el alumno su deseo de cambiar. 5Cambiar de motivación es cambiar de mentalidad, y esto inevitablemente produce un cambio funda­mental, ya que la mente es fundamental.

La motivación tiene el poder de movilizar la fuerza de la voluntad. En la motivación que mueva nuestra voluntad, es decir, en la dirección en la que la encaucemos, servirá a la luz o la oscuridad, al Ser o al ego, al Amor o al miedo, a la Dicha o al sufrimiento.

No es una labor fácil la del maestro, la de inspirar al estudiante para que cambie la dirección de su motivación, de su voluntad. 

Recuerdo un pasaje que leí hace ya tiempo, que bien pudiera ayudarnos a comprender este punto:

"Un joven fue a ver un sabio cierto día y le preguntó: señor, ¿qué debo hacer para convertirme en un sabio? El sabio no contestó. El joven, después de haber repetido su pregunta cierto número de veces con parecido resultado, lo dejó y volvió al siguiente día con la misma demanda. No obtuvo tampoco contestación alguna, y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta: señor, ¿qué debo hacer para convertirme en un sabio?  

Finalmente, el sabio lo atendió y se dirigió a un río que por allí corría. Entró en el agua llevando al joven de la mano. Cuando alcanzaron cierta profundidad, el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua, a pesar de sus esfuerzos para desasirse de él. Al fin lo dejó salir, y cuando el joven hubo recuperado el aliento, el sabio interrogó:  

- Hijo mío, cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?  

Sin vacilar contestó el joven: aire, quería aire.  

- ¿No hubieras preferido mejor, riquezas, placeres, poderes o amor? ¿No pensaste en ninguna de esas cosas?  

- No señor, deseaba aire y solo pensaba en el aire que me faltaba - fue la inmediata respuesta.  

- Entonces -dijo el sabio-, para convertirte en un sabio debes desear la sabiduría con la misma intensidad con que deseabas el aire. Debes luchar por ella y excluir todo otro fin de tu vida. Debe ser tú sola y única aspiración, día y noche. Si buscas la sabiduría con ese fervor, seguramente te convertirás en un sabio".

3.  El primer paso en el proceso de inversión o des-hacimiento es el des-hacimiento del concepto de "obtener. 2La primera lección del Espíritu Santo es por consiguiente: "Para poder tener, da todo a todos". 3Dije que es posible que esto agudice el conflicto tempo­ralmente, y ahora podemos aclarar este punto aún más. 4A estas alturas, todavía no percibes la igualdad que existe entre tener y ser. 5Hasta que no la percibas, tener te parecerá lo opuesto a dar. 6La primera lección, por consiguiente, parece encerrar una contradicción, puesto que la está aprendiendo una mente que está en conflicto. 7Esto quiere decir que hay deseos conflictivos, y, así, la lección no puede aprenderse de manera consistente todavía. 8Lo que es más, la mente del alumno proyecta su propio conflicto, y, por lo tanto, no percibe consistencia en las mentes de los demás, lo cual le hace sospechar de la motivación de éstos. 9Ésa es la verdadera razón de que, desde cualquier punto de vista, la pri­mera lección sea la más difícil de aprender. 10Puesto que aún eres extremadamente consciente del ego en ti mismo y respondes principalmente al ego de los demás, se te está enseñando a que reacciones ante ambos como si lo que realmente crees no fuese verdad.

El sistema de pensamiento en el que se basa el ego está en conflicto con la verdad, con lo real, pues da lugar a una conciencia perceptiva que responde a la creencia en la separación, y en todos los efectos que se derivan de ese acto, la represalia, la culpa, el sentimiento de abandono, etc.

Siendo esto así, desde el conflicto fruto de esa creencia, Ser y tener no se percibe desde la igualdad, y menos aún se participa de la primera lección del Espíritu Santo, "Para poder tener, da todo a todo", es decir, para poder Ser, tenemos que compartir lo que somos, desde la igualdad que nos une en la Santa Filiación del Hijo de Dios.

4. El ego -operando a la inversa como de costumbre- percibe la primera lección como algo demente. 2De hecho, ésa es su única alternativa, pues la otra posibilidad, que sería mucho menos acep­table para él, es obviamente que él es el que es demente. 3En esto, como en todo, los juicios del ego están predeterminados por lo que él es. 4El cambio fundamental tendrá lugar cuando el pensa­dor cambie de mentalidad. 5Mientras tanto, la progresiva claridad de la Voz del Espíritu Santo hace que sea imposible que el alumno no la oiga. 6Por algún tiempo, pues, recibirá mensajes conflictivos y aceptará los dos.

Mientras que la consciencia responda a una mente dual, el proceso de aprendizaje de la verdad, que nos situará en un estado de percepción verdadera, será afrontado desde el conflicto y la mente tendrá que afrontar un proceso de cambio hasta que la voluntad esté al servicio de la Unidad.

5. La manera de escapar del conflicto que surge de dos sistemas de pensamiento que se oponen entre sí consiste claramente en escoger uno y abandonar el otro. 2Si te identificas con tu sistema de pensamiento, lo cual es inevitable, y aceptas dos sistemas de pensamiento que están en total desacuerdo, es imposible gozar de paz mental. 3Si enseñas ambos sistemas, que es lo que probablemente harás mientras los aceptes a los dos, estarás ense­ñando conflicto y también aprendiéndolo. 4Sin embargo, tú deseas la paz, pues, de lo contrario, no habrías invocado a la Voz de la paz para que te ayudase. 5Su lección no es demente, pero el conflicto sí.

En resumen, mientras que estemos sirviendo a dos señores a la vez, no gozaremos de la paz. Recordemos que no se puede dar lo que no se tiene.

6. Entre la cordura y la demencia no puede haber conflictos 2Sólo una de ellas es verdad y, por lo tanto, sólo una de ellas es real. 3El ego trata de persuadirte de que es a  ti a quien le corresponde decidir cuál de ellas es verdad, mas el Espíritu Santo te enseña que la verdad fue creada por Dios, y tu decisión no puede alterarla en absoluto. 4A medida que empieces a comprender el sereno poder de la Voz del Espíritu Santo y Su perfecta consistencia, tu mente se dará cuenta de que estás tratando de revocar una decisión que se tomó irrevocablemente por ti. 5Por eso sugerí anteriormente que te recuerdes a ti mismo permitir que el Espíritu Santo decida en favor de Dios por ti.  

Hemos sido creados de la Verdad y desde la Verdad, pues Dios es la Mente que alberga la Verdad. Por lo tanto, podemos demorar el momento de tomar consciencia de lo que Somos y de lo que tenemos, pero no podemos destruir lo que no hemos creado. 

7. No se te pide que tomes decisiones descabelladas aunque tal vez pienses que eso es lo que se te está pidiendo. 2Sin embargo; creer que es a ti a quien le corresponde decidir lo que son las creaciones de Dios no puede sino ser una locura. 3El Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como es. 4Por consiguiente, Su segunda lección reza así:       

5Para tener paz, enseña paz para así aprender lo que es.

“Dar y recibir”; “Enseñar y aprender”; “Ser y tener”. Son afirmaciones que se recogen en las enseñanzas del Curso y que forman parte del Sistema de Pensamiento de Dios y de Sus Creaciones. La segunda lección del Espíritu Santo, recoge el contenido del Pensamiento Divino. Para tener paz, o lo que es lo mismo, para Ser paz, enseña paz, es decir, expande lo que eres, para así aprender lo que es, esto es, para así experimentar el Ser.

8. Éste es todavía un paso preliminar; puesto que aún no has equiparado tener con ser. 2Es, no obstante, un paso más avanzado que el primero, que en realidad no es sino el comienzo del proceso de inversión del pensamiento. 3El segundo paso es una afirmación categórica de lo que deseas. 4Es pues, un paso encaminado a liberarte del conflicto, ya que significa que se han considerado las alternativas y se ha elegido la más deseable. 5Con todo, la expresión "más deseable" aún implica que lo deseable tiene diferentes grados. 6Por lo tanto, aunque este paso es esen­cial para poder tomar la decisión fundamental, no es obviamente el último. 7No se ha aceptado todavía la falta de grados de difi­cultad en los milagros porque nada que se desee completamente puede ser difícil. 8Desear completamente es crear, y crear no puede ser difícil si se tiene en cuenta que Dios Mismo té creó para que fueses un creador.

"Desear completamente es crear". El contenido de esta afirmación es esencial, pues no aporta un dato al que hemos hecho referencia en los anteriores puntos de este capítulo. La afirmación podría haber sido: "Desear es crear", pero no lo ha expresado así, sino que ha incluido el término "completamente" y con ello, entiendo que Jesús nos quiere mostrar que la voluntad, la motivación debe ser completa, es decir, debe servir plenamente a la verdad, o lo que es lo mismo, la voluntad cuando sirve a la Unidad Integral, da lugar a un acto creador. 

En cambio, si la motivación no consigue que la voluntad sirva a la unidad, sino que sirve a una creencia dual, entonces el acto al que da lugar, será la proyección y la fabricación de lo ilusorio.

9. El segundo paso, por lo tanto, es todavía perceptivo, si bien es un paso gigantesco hacia la percepción unificada que refleja el conocimiento de Dios. 2Al dar este paso y seguir en esa dirección, estarás avanzando hacia el centro de tu sistema de pensamiento, donde tendrá lugar el cambio fundamental. 3En el segundo paso  el progreso es intermitente, pero el segundo paso es más fácil qué el primero porque es el que le sigue. 4Darse cuenta de que este paso no puede sino seguir al primero es señal de una creciente conciencia de que el Espíritu Santo te guiará en tu camino.

Si el Ser es Unidad, es Paz, y el Ser es igual que tener, cuando enseñamos lo que somos, lo que tenemos, estamos aprendiendo a conocer lo que somos y al mismo tiempo, lo que tenemos.

miércoles, 10 de abril de 2024

Capítulo 6. V-A. Para poder tener, da todo a todos.

 A. Para poder tener, da todo a todos.

1. Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. 2Tal vez pienses que ésto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. 3Todo se logra con la vida, y la vida forma parte del ámbito de la mente y se encuentra en la mente. 4El cuerpo ni vive ni muere porque no puede contenerte a ti que eres vida. 5Si com­partimos la misma mente, tú puedes superar la muerte puesto que yo la superé. 6La muerte es un intento de resolver conflictos no tomando ninguna decisión. 7Al igual que todas las demás solucio­nes imposibles que el ego propugna, ésta tampoco resultará.

A estas alturas de las enseñanzas del Curso de Milagros, sabemos que la mente puede servir al Amor o al miedo, a Dios o al ego. Dependiendo de a quién decide servir, el nivel de consciencia es muy diferente. 

Cuando sirve al ego, el sistema de pensamiento da lugar a la percepción, cuya característica es temporal y limitada.

Sin embargo, cuando la mente se sintoniza con la de Su Creador, la vida no se circunscribe a la percepción temporal y limitada, sino que se expande en lo intemporal y eterno. 

Por lo tanto, cuando la mente sirve al ego, el concepto vida y muerte son los dos ejes de su ilusoria existencia. Mientras que cuando la mente sirve a Dios, la Mente se identifica con la verdadera Vida.

2. Dios no creó el cuerpo porque el cuerpo es destructible, y, por consiguiente, no forma parte del Reino. 2El cuerpo es el símbolo de lo que crees ser. 3Es todas luces un mecanismo de separación y, por lo tanto, no existe. 4El Espíritu Santo, como siempre, se vale de lo que tú has hecho y lo transforma en un recurso de aprendi­zaje. 5Una vez más, y como siempre, reinterpreta lo que el ego utiliza como un razonamiento en favor de la separación, y lo con­vierte en una demostración contra ésta. 6Si la mente puede curar al cuerpo, pero el cuerpo no puede curar a la mente, entonces la mente tiene que ser más fuerte que el cuerpo. 7Todo milagro es una demostración de esto.

El uso del poder creador, ha llevado al Hijo de Dios a fabricar pensamientos que han adoptado una imagen temporal y perceptiva que se conoce como cuerpo. Ese cuerpo se ha convertido en la manifestación de la identidad del ego. 

El sistema de pensamiento del ego cree que el cuerpo puede dirigir a la mente, otorgándole toda la autoridad sobre ella. Sin embargo, esta creencia es errónea, pues como hemos ido viendo a lo largo de estas enseñanzas, es la mente la que tiene la capacidad de crear o de fabricar.

3. He dicho que el Espíritu Santo es la motivación de los mila­gros. 2El Espíritu Santo te dice siempre que sólo la mente es real porque es lo único que se puede compartir. 3El cuerpo es algo separado, y, por lo tanto, no puede ser parte de ti. 4Ser de una sola mente tiene sentido, pero ser de un solo cuerpo no tiene ningún sentido. 5De acuerdo con las leyes de la mente, pues, el cuerpo no tiene ningún sentido.

Lo temporal no es real, ni es verdadero. Tan sólo lo eterno, es real y verdad. El cuerpo es el efecto, la fabricación, de un pensamiento que se basa en la creencia en la separación.

4. Para el Espíritu Santo no hay grados de dificultad en los mila­gros. 2A estas alturas, esto debería resultarte ya bastante familiar, aunque no es algo que todavía estés dispuesto a creer. 3Por lo tanto, ni lo entiendes ni puedes hacer uso de ello. 4Es mucho lo que todavía nos queda por hacer en favor del Reino como para pasar por alto este concepto tan crucial. 5Es realmente una de las piedras angulares del sistema de pensamiento que enseño y que quiero que tú enseñes. 6No puedes obrar milagros sin creer en él, ya que es una creencia en la perfecta igualdad. 7El único regalo idéntico que se les puede ofrecer a los Hijos idénticos de Dios, es apreciarlos completamente. 8Ni más ni menos. 9Sin una gama variable, la idea de grados de dificultad carece de sentido, y no debe haber gama alguna en lo que le ofreces a tu hermano.

Desde el punto de vista del sistema de pensamiento del ego, basado en la separación y en la percepción temporal, la unidad no existe. De ahí que no se acepte la idea de que no hay grados de dificultad en los milagros.

Desde el punto de vista del sistema de pensamiento del Ser, basado en el Amor y en lo intemporal y eterno, la Filiación es la Unidad. Por ello, la idea de que no hay grados de dificultad en los milagros es una certeza.

5. El Espíritu Santo, que nos conduce a Dios, transforma la comu­nicación en el estado de ser, de la misma manera en que en última instancia, transforma la percepción en conocimiento. 2No pierdes lo que comunicas. 3El ego se vale del cuerpo para atacar, para obtener placer y para vanagloriarse. 4La locura de esta percepción la convierte en algo verdaderamente temible. 5El Espíritu Santo ve el cuerpo solamente como un medio de comunicación, y puesto que comunicar es compartir, comunicar se vuelve un acto de comunión. 6Tal vez creas que el miedo -al igual que el amor­- se puede comunicar y que, por lo tanto, se puede compartir. 7Sin embargo, esto no es tan real como pueda parecer a primera vista. 8Los que comunican miedo están fomentando el ataque, y el ata­que siempre interrumpe la comunicación, haciendo que ésta sea imposible. 9Es verdad que los egos se unen en alianzas tempora­les, pero siempre para ver qué es lo que cada uno puede obtener para sí mismo. 10El Espíritu Santo comunica únicamente lo que cada uno puede darle a todos. 11Nunca te quita nada que te haya dado, pues Su deseo es que te quedes con ello. 12Sus enseñanzas, por lo tanto, comienzan con esta lección:

13Para poder tener, da todo a todos.

Cuánto conocimiento en tan resumidas palabras. Cuando un mensaje transmite una verdad, se reconoce por su capacidad de expandir la consciencia. En este instante siento como mi mente sintoniza con la información recogida en este punto. La reconozco, la veo, y me llena de plenitud. 

Hoy, utilizamos muy a la ligera el concepto de compartir. Me refiero a que, en la mayoría de las ocasiones, compartimos con el propósito de recibir a cambio una contrapartida que nos beneficie. Es la diferencia de dar desde la perspectiva del ego, a la del Ser.

Como bien expresa este punto: "para poder tener, da todo a todos".

6. Éste es un paso preliminar básico, y el único que tienes que dar por tu cuenta. 2Ni siquiera es necesario que tú mismo lo comple­tes, pero sí es necesario que te encamines en esa dirección. 3Cuando decides ir en esa dirección, te pones a ti mismo a cargo del viaje, función que a ti y sólo a ti te corresponde desempeñar. 4Este paso tal vez parezca agudizar el conflicto en vez de resol­verlo, ya que representa el paso inicial en el proceso de invertir tu percepción y de rectificarla totalmente. 5Esto entra en conflicto con la percepción invertida que todavía no has abandonado, ya que, de lo contrario, no habría sido necesario un cambio de direc­ción. 6Algunos se quedan en este paso durante mucho tiempo, experimentando un agudo conflicto. 7En este punto puede que incluso traten de aceptar el conflicto en vez de dar el siguiente paso hacia su resolución. 8Puesto que han dado el primer paso, no obstante, se les prestará ayuda. 9Pues una vez que hayan ele­gido lo que no pueden completar solos, ya no estarán solos.

Sin un cambio en el sistema de pensamiento que dirige nuestras decisiones, no reconoceremos como verdadera, la acción de dar todo a todos.

El ego, cuando da, lo hace para ganar o piensa que lo que da lo ha perdido. Esta reflexión es fruto de una conciencia basada en la creencia en la separación.

En cambio, cuando ponemos en manos del Espíritu Santo todas nuestras decisiones, nuestra mente deja de ser dual y reconoce en los demás la unidad que los une.

martes, 9 de abril de 2024

Capítulo 6. V. Las lecciones del Espíritu Santo.

 V. Las lecciones del Espíritu Santo.

1. Como cualquier buen maestro, el Espíritu Santo sabe más de lo que tú sabes ahora, y sólo te enseña para que llegues a ser igual que Él. 2Tú te enseñaste mal a ti mismo al creer lo que no era cierto. 3No creíste en tu propia perfección. 4¿Iba acaso Dios a ense­ñarte que habías fabricado una mente dividida, cuando Él sabe que tu mente es íntegra? 5Lo que Dios sí sabe es que Sus canales de comunicación no están abiertos a Él, lo cual le impide impartir­les Su gozo y, así, saber que Sus Hijos son completamente dicho­sos. 6El dar de Su gozo es un proceso continuo, no en el tiempo sino en la eternidad. 7La extensión de Dios, aunque no Su comple­ción, se obstruye cuando la Filiación no se comunica con Él cual una sola. 8Así que Dios pensó: "Mis Hijos duermen y hay que despertarlos".

En ocasiones, me he cuestionado si la comunicación con Dios es una cuestión de fe. La influencia de una educación católica me ha enseñado que creer en Dios es una cuestión de fe. Sin embargo, en la medida en que he ido conociendo otras visiones, esa creencia ha dado lugar a otro punto de vista. Pienso que la visión de Dios no es una cuestión de fe, ni tan siquiera una creencia. Para mi es una certeza.

Experimento un profundo gozo al afirmar que Dios es una certeza y la razón de ello responde a mi experiencia de Dios, esto es, a conectar con Su Esencia. Dios es Amor en su más elevada vibración. Si nuestra mente alcanza a conectar con esa vibración por un solo instante, tendremos la certeza de Dios.

El Espíritu Santo allana el camino que nos ha de conducir a esa Comunicación y lo hace corrigiendo las falsas creaciones con las que nos hemos identificado. En la pureza que irradia el Amor, no tiene cabida el miedo y no existe la visión dual.

2. ¿Qué podría despertar más dulcemente a un niño que una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda que la noche ya pasó y que la luz ha llegado? 2No se le dice que las pesadillas que lo estaban aterrorizando tanto no eran reales, pues los niños creen en la magia. 3Simplemente se le asegura que ahora está salvo. 4Más tarde se le enseña a distinguir la diferencia entre estar dormido y estar despierto, para que entienda que no tiene que tener miedo de los sueños. 5Y así, cuando vuelva a tener pesa­dillas, él mismo invocará la luz para desvanecerlas.

El Curso utiliza en este punto la metáfora del sueño y el despertar, tal y como lo percibimos en este mundo, para facilitarnos el proceso que experimentaremos cuando el Espíritu Santo nos conduzca a ese estado de iluminación que nos permitirá reconocer que hemos estado identificados con el error.

3. Un buen maestro enseña mediante un enfoque positivo, no mediante uno negativo 2No hace hincapié en lo que tienes que evitar para escapar de lo que te puede hacer daño, sino en lo que tienes que aprender para ser feliz. 3Piensa en el miedo y en la confusión que un niño experimentaría si le dijeran: "No hagas eso porque es muy peligroso y te puede hacer daño, pero si haces esto otro, no te harás daño, estarás a salvo y no tendrás miedo". 4Defi­nitivamente es mucho mejor usar tan solo tres palabras: "¡Haz sólo esto!" 5Esta simple afirmación es perfectamente inequívoca y muy fácil de entender y de recordar.

Ya hemos visto que el sistema de pensamiento del ego está basado en el miedo. Cualquier argumento que haga real esa creencia, potenciará el error y no aportará la luz que se requiere para salir de la oscuridad.

La visión del error se corrige con la visión de lo correcto. Indagar en el error puede despertar profundos sentimientos de culpa, lo que favorecería entrar en un círculo vicioso que no nos permitiría adquirir la visión correcta.

4. El Espíritu Santo nunca hace una relación detallada de los erro­res porque Su intención no es asustar a los niños, y los que carecen de sabiduría son niños. Siempre responde, no obstante, a su lla­mada, y el hecho de que ellos puedan contar con Él los hace sen­tirse más seguros. 3Los niños ciertamente confunden las fantasías con la realidad, y se asustan porque no pueden distinguir la dife­rencia que hay entre ellas. 4El Espíritu Santo no hace distinción alguna entre diferentes clases de sueños. 5Simplemente los hace desaparecer con Su luz. 6Su luz es siempre la llamada a despertar, no importa lo que hayas estado soñando 7No hay nada duradero en los sueños, y el Espíritu Santo, que refulge con la Luz de Dios Mismo, sólo habla en nombre de lo que perdura eternamente.

Este punto establece las pautas a seguir si queremos tratar adecuadamente los estados alterados de consciencia. Ya hemos dicho que profundizar en los detalles del error, no ayudará a ver la luz. Por lo tanto, apliquémonos esta solución cuando nos encontremos identificados con situaciones de dolor y sufrimiento basados en el miedo y la visión de la separación. Todo error-miedo-oscuridad desaparece ante la presencia de la verdad-amor-luz.

lunes, 8 de abril de 2024

Capítulo 6. IV. La única Respuesta

 IV. La única Respuesta

1. Recuerda que el Espíritu Santo es la Respuesta, no la pregunta. 2El ego siempre habla primero. 3Es caprichoso y no le desea el bien a su hacedor. 4Cree, y con razón, que su hacedor puede dejar de brindarle apoyo en cualquier momento. 5Si te desease el bien se alegraría de ello, tal como el Espíritu Santo se alegrará cuando te haya conducido de vuelta a tu hogar y ya no tengas necesidad de que Él te guíe. 6El ego no se considera a sí mismo parte de ti. 7En eso radica su error fundamental, la base de todo su sistema de pensamiento.

El ego surge de la mente dividida, de ahí, que no se considere parte del Ser Espiritual. Si así fuese, se alegraría de las decisiones de su hacedor, pero también significaría su inexistencia, pues no podemos servir a dos amos a la vez.        

2. Cuando Dios te creó te hizo parte de Él. 2Por eso es por lo que el ataque no tiene cabida dentro del Reino. 3Hiciste al ego sin amor, y, por consiguiente, él no te ama. 4No puedes permanecer dentro del Reino sin amor, y puesto que el Reino es amor, crees estar privado de él. 5Esto le permite al ego considerarse a sí mismo algo separado y externo a su hacedor, y de ahí que hable en representación de la parte de tu mente que cree que tú estás separado y que eres algo externo a la mente de Dios. 6El ego planteó entonces la primera pregunta que jamás se hizo, pre­gunta que él jamás podrá contestar. 7La pregunta: "¿Qué eres?" representó el comienzo de la duda. 8Desde entonces el ego jamás ha contestado ninguna pregunta, aunque ha hecho muchas. 9Las actividades más ingeniosas del ego no han hecho más que enma­rañar la pregunta, pues dispones de la respuesta y el ego te tiene miedo.

La conciencia del ego le lleva a defender la temporalidad en su sistema de pensamiento. Su existencia surge con el nacimiento del cuerpo físico y termina con la muerte de éste. La creencia en la intemporalidad del Ser significaría el derrumbe de los pilares en los que se sustenta su sistema de pensamiento, y con ello, el soporte que le aporta identidad. Separación y miedo, van de la mano en el discurso con el que el ego adquiere protagonismo. Un acercamiento, al Amor y a la Unidad, lo dejaría sin argumentos y su existencia irreal y perecedera tendría su fin.

3. No podrás entender el conflicto hasta que entiendas plena­mente el hecho fundamental de que el ego no sabe nada. 2El Espí­ritu Santo no es el que habla primero, pero siempre contesta. 3Todo el mundo en uno u otro momento ha acudido a Él para de una u otra forma obtener ayuda, y Él ha contestado. 4Puesto que el Espíritu Santo responde de verdad, responde para siempre, lo cual quiere decir que todo el mundo dispone de la respuesta ahora mismo.

La respuesta que ofrece el Espíritu Santo es la Expiación, que nos permite corregir la percepción falsa, por la percepción verdadera, o lo que es lo mismo, nos enseña la verdadera identidad que somos. Nos permite alcanzar la visión que ha de liberarnos del dolor y del sufrimiento. Pero esa respuesta requiere de nosotros que movilicemos nuestra voluntad para ponernos al servicio de esa percepción verdadera que nos permite tener la certeza de que somos Uno con todo lo creado.

4. El ego no puede oír al Espíritu Santo, pero cree que parte de la mente que lo hizo está en su contra. 2Interpreta esto como una justificación para atacar a su hacedor. 3Cree que la mejor defensa es el ataque, y quiere que tú creas eso también. 4A no ser que lo creyeses no te podrías poner de su parte, y el ego tiene gran nece­sidad de aliados, aunque no de hermanos. 5Al percibir en tu mente algo ajeno a sí mismo, el ego hace del cuerpo su aliado porque el cuerpo no forma parte de ti. 6Esto hace del cuerpo el amigo del ego. 7Ésta es una alianza claramente basada en la sepa­ración. 8Si te pones de parte de esta alianza no podrás sino sentir miedo porque te estarás poniendo de parte de una alianza basada en el miedo.

En efecto, el cuerpo se convierte en la morada del ego, donde se siente fuerte y seguro, pero esa creencia no le aporta paz y sosiego, pues las percepciones que recibe a través de ese vehículo, le llevan a potenciar el miedo y la separación, interpretando la vulnerabilidad del cuerpo como algo esencial, lo que le insta a atacar para no ser atacado.

5. El ego se vale del cuerpo para conspirar contra tu mente, y puesto que el ego se da cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente que no for­man parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque conjunto. 2Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si te detienes a considerar lo que ello realmente implica. 3El ego, que no es real, trata de persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de aprendizaje, y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su mente recta lo cree.

El ego niega que su existencia dependa del poder creador de su hacedor. Su creencia no está basada en la unidad con su creador, sino todo lo contrario, se percibe como un ente separado y con identidad propia. 

Es ese error, el que impide que la visión de la unidad sea una realidad en sus percepciones, lo que le lleva a proyectar sobre los demás el miedo que siente a la inexistencia, a dejar de ser un ser separado, a fundirse en el Pensamiento Divino.

6. Escucha, pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí Mismo. 2Eso es lo único que existe y lo único que es real. 3Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. 4Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. 5Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. 6Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. 7Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. 8El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero.

Para el ego, el contenido de este punto será interpretado como un "canto de sirenas" anunciando un mundo ficticio, ilusorio e irreal. Argumentará, ¿dónde está el cielo que no lo percibo? ¿dónde se encuentra la existencia del Espíritu que no la veo? ¿dónde está la vida eterna?, y, ¿la carencia de sufrimiento y dolor?

El encontrar respuestas a estas cuestiones, ya lo hemos dicho, significaría que el ego no tendría identidad, pues representa el pensamiento ilusorio e irreal del ser.

La respuesta del Espíritu Santo significa el fin del ego, de la muerte, de la separación, del miedo, de la vulnerabilidad, del sufrimiento, del dolor. Esa respuesta, requiere de nosotros que orientemos nuestra voluntad hacia Él y que nuestra visión se abra a la verdadera realidad, liberándonos de ese estado de sueño en el que permanecemos inmersos, mientras que decidamos dar crédito a las voces del ego.

7. En el Reino no hay ninguna duda acerca de lo que eres y de donde te encuentras. 2La duda no tiene cabida allí porque la pri­mera pregunta jamás se planteó. 3Al haber sido por fin completa­mente contestada, nunca existió. 4Sólo el Ser vive en el Reino, donde todo mora en Dios con absoluta certeza. 5El tiempo dedi­cado a hacer preguntas en el sueño, ha dado paso a la creación y a su eternidad. 6Tú gozas de tanta certeza como Dios, pues eres tan real como Él, pero lo que antes gozaba de absoluta certeza en tu mente ha pasado a ser ahora únicamente la capacidad para gozar de ella.

Este punto nos describe el estado del que gozaremos cuando hallamos decidido despertar. Con la ayuda del Espíritu Santo, recuperaremos el estado de certeza de que somos Uno con nuestro Creador.

8. Él origen de las capacidades representó el principio de la incer­tidumbre porque las capacidades son logros en potencia, pero todavía no son logros. 2Tus capacidades son inútiles en presencia de los logros de Dios y de los tuyos propios. Los logros son resul­tados que ya se han alcanzado. 4Cuando son perfectos, las capacidades dejan de tener sentido. 5Es curioso que lo que es perfecto tenga ahora que ser perfeccionado. 6De hecho, eso es imposible. 7Mas recuerda que cuando te pones a ti mismo en una situación imposible crees que lo imposible es posible.

La lectura de este punto, me ha permitido reflexionar sobre una cuestión de la que ahora tengo una visión renovada. Esta renovación afecta a mi creencia en que el Hijo de Dios es un Dios en formación, entendiendo con esto, que se encuentra en un proceso evolutivo en el que el desarrollo de sus "capacidades", estas son, las adquiridas por su condición divina, deben llevarle a alcanzar el nivel de Dios Creador.

La aportación de Un Curso de Milagros sobre este particular, nos ofrece una visión distinta. Lo que es perfecto, no debe perfeccionarse, pues ya lo es. Si Dios es Perfecto y nos ha creado perfectos, cualquier evolución de ese estado es imposible.

9.Debes desarrollar tus capacidades antes de poder usarlas. 2Esto no es cierto con respecto a nada que Dios creó, pero es la solución más benévola para lo que tú has fabricado. 3En una situación imposible puedes desarrollar tus capacidades hasta el punto en que ellas mismas te pueden liberar de tal situación. 4Dispones de un Guía que te muestra cómo desarrollarlas, pero no tienes otro jefe que tú mismo. 5Esto te pone a cargo del Reino, con un Guía para encontrarlo y los medios para conservarlo. 6Tienes un mo­delo a seguir que reforzará tu mando y nunca lo menoscabará en modo alguno. 7Por consiguiente, ocupas todavía el lugar central en tu imaginada esclavitud, lo cual de por sí demuestra que no eres un esclavo.

Bajo el sistema de pensamiento del ego, el desarrollo de las capacidades da lugar a lo que se denomina como evolución. Será con la ayuda del Espíritu Santo, que la percepción falsa de paso a la percepción verdadera, a través de la cual, nuestra visión se renovará y con ello un cambio de creencias.

10Te encuentras en una situación imposible únicamente porque crees que es posible estar en una situación así. 2Te encontrarás en una situación imposible si Dios te mostrase tu perfección, y a la vez te probase que estabas equivocado. 3Esto demostraría que los que son perfectos son incapaces de cobrar conciencia de su pro­pia perfección, y reforzaría la creencia de que aquellos que lo tienen todo necesitan ayuda y son, por lo tanto, desvalidos. 4Éste es el tipo de "razonamiento" en que el ego se embarca. 5Dios, que sabe que Sus creaciones son perfectas, no las humilla. Eso sería tan imposible como la noción del ego según la cual él ha humi­llado a Dios.

Dios no puede rectificar a Su Creación, pues, Su Creación, goza de Su Perfección.

Bajo los argumentos mentales del ego, la corrección desvela la justificación de su imperfección, es decir, la negación de la existencia del Ser.

11Por eso es por lo que el Espíritu Santo jamás da órdenes. 2Dar órdenes implica desigualdad, y el Espíritu Santo demuestra que la desigualdad no existe. 3Ser fiel a una premisa que se ha aceptado es una ley de la mente, y todo lo que Dios creó es fiel a Sus leyes. 4Es posible también ser fiel a otras leyes, pero no porque las leyes sean ciertas, sino porque tú las promulgaste. 5¿De qué te serviría que Dios te probase que has pensado de forma demente? 6¿Podría Dios perder Su propia certeza? 7He dicho frecuentemente que eres lo que enseñas. 8¿Querrías que Dios te enseñase que has pecado? 9Si Él confrontase al ser que fabricaste con la verdad que Él creó para ti, ¿cómo no ibas a tener miedo? 10En ese caso dudarías de tu mente recta, que es el único lugar donde puedes encontrar la cor­dura que Él te dio.

¿De qué me serviría que Dios me probase que he pensado de forma demente?

Sería un juicio sobre lo irreal, sobre lo ilusorio, y, sobre todo sería la confirmación del ego de su existencia. Sería como querer corregir el contenido de una pesadilla que hayamos tenido en sueño.

12. Dios no enseña, 2pues enseñar implica una insuficiencia que Dios sabe que no existe. 3Dios no está en conflicto. 4El propósito de enseñar es producir cambios, pero Dios sólo creó lo inmuta­ble. 5La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. 6La voz del ego surgió entonces como una forma de comunicación estridente y áspera. 7Esto no podía alterar la paz de Dios, pero sí podía alterar la tuya. 8Dios no la acalló porque erradicarla habría sido atacarla. 9Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. 10Él simplemente dio la Respuesta. 11Su Respuesta es tu Maestro.

La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. Me quedo con esta frase y su profundo significado.

Con la respuesta de nuestro Maestro, debemos sintonizar con el canal verdadero que nos permitirá comunicarnos con El Creador.