sábado, 24 de febrero de 2024

Capítulo 1. III. La Expiación y los milagros (3ª parte)

 3. Los perdonados son el medio de la Expiación. 2Al estar infundi­dos por el espíritu, perdonan a su vez. 3Aquellos que han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. 4Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salva­ción o liberación de todas las creaciones de Dios.


No percibirás un mundo que no deseas, de la misma forma, que el mundo que percibes, es el mundo que deseas. Quiero decir con ello, que no esperes que el mundo te perdone, pues no es el mundo el que te condena, sino que eres tú mismo, la única causa, el único agresor contra ti mismo.

La elección de identificarte con lo que no eres, es la causa de todos los ataques que te diriges. Es igualmente, la causa que te lleva a creerte un "pecador", merecedor del castigo y de la venganza divina. Has interpretado tu acción creadora como una agresión a tu Hacedor, y te has condenado por esa creencia. Pero es imposible que pongas fin a tu verdadera Realidad. No puedes eliminar lo que no has creado. Tú piensas que eres fruto de tu creación, pero la realidad con la que te has identificado, es ilusoria, es temporal, efímera e irreal.

Lo que eres, es invulnerable, impecable y eterno. Pero lo hemos olvidado, al identificarnos con un mundo al que le hemos dado el significado de hostil. Ante esa hostilidad, ante el miedo que nos ocasiona la visión de lo percibido, decidimos protegernos, haciendo uso del ataque, creyendo que es nuestra mejor defensa. No son los demás los que nos condenan. Somos nosotros los que nos creemos condenados y proyectamos esa imagen fuera de nosotros. Por lo tanto, no serán los demás los que nos perdonen, pues en verdad, no hay nada real que perdonar, tan solo aquello a lo que nosotros aportamos realidad, sin serlo.

Tomar consciencia de esta realidad, nos sitúa entre los "perdonados", lo que verdaderamente significa, que hemos sido capaces de ver la verdad, de comprender que el mundo que hemos fabricado es una ilusión, un sueño, donde los únicos soñadores somos nosotros mismos. Alcanzar la condición de perdonados nos hace el medio de la Expiación, pues como nos enseña este punto, pasamos a estar infundidos por el espíritu y no por el ego. En ese estado, nos convertimos en dadores de lo que somos. Somos luz y damos la luz; somos unidad y damos unidad; somos amor y damos amor.

Nos enseña el Curso, que una vez que se produce este estado de despertar, aún sabiendo que estamos soñando, es importante que nos hagamos cómplices de otros soñadores, de modo que le ayudemos a tomar conciencia de que lo que llaman realidad, es parte de su sueño. Con esta acción, estamos recuperando nuestra condición de hacedores de milagros, pues compartir milagro significa unir nuestras mentes en la función de ser útiles en el propósito de la Salvación.

Creo reconocerme en este acto de complicidad. Me encuentro "conspirando" a favor de la unicidad, del amor, del perdón, de la liberación. Lo hago compartiendo mis dones y talentos, con los que mi Yo Espiritual se expresa y bajo Su guía. 

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 55

LECCIÓN 55

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

1. (21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

2Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. 3Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. 4El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. 5Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. 6Lo que veo me muestra que no sé quién soy. 7Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me mues­tran una ilusión de mí mismo.

2. (22) Lo que veo es una forma de venganza.

2El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. 3Es un cuadro en el que todo se ve ata­cado por todo. 4Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. 5Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. 6Mis pensamientos amo­rosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.

3. (23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensa­mientos de ataque.

2En esto, y sólo en esto, radica la salvación. 3Si no albergase pensa­mientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. 4A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. 5Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.

4. (24) No percibo lo que más me conviene.


2¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? 3Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. 4Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.

5. (25) No sé cuál es el propósito de nada.

2Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusio­nes que abrigo con respecto a mí mismo son reales. 3Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. 4Para eso es para lo que creo que es el mundo. 5Por lo tanto, no reco­nozco su verdadero propósito. 6El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. 7Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.

¿Qué me enseñan estas afirmaciones?


Os dejo una batería de preguntas, a título de ejemplo, que nos pueden ayudar a reflexionar sobre cada uno de los apartados.


Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.
  • ¿Por qué te identificas con el sufrimiento, con el dolor, con la enfermedad? ¿Acaso piensas que eres merecedor de ello? ¿Acaso te sientes culpable de tus acciones, de tus elecciones? Tu visión es ilusoria y se recrea en lo temporal…, pero tienes el Poder, y puedes elegir ver de otra manera… ¿A qué esperas para ver la verdad, la unidad, la felicidad, el amor?
Lo que veo es una forma de venganza.
  • Si decides verte separado de los demás, justificarás tus relaciones como una experiencia de ataque y venganza. Si anidas la creencia de que eres un pecador, abrirás tu puerta para que el miedo y la culpa se asienten en tu interior. ¡Ojalá despiertes de esta pesadilla!...
Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.
  • La venganza es tu respuesta al percibir en los demás el ataque que emanas desde tus pensamientos. Deja de castigarte, deja de concebir que el mundo te odia y te persigue. Deja de justificar la condena de tus propios juicios. Abre tu corazón al verdadero Amor; eleva tus pensamientos al plano donde gobierna la Unidad.
No percibo lo que más me conviene.
  • ¿Qué te hace feliz? ¿Qué te aporta alegría? ¿Qué aporta paz a tus sueños? ¿Poder…, afán de riquezas…? ¿Existe felicidad, alegría y paz en tu mente? ¿Existe poder, afán de riquezas en tus pensamientos? ¿Qué es lo que más te conviene?
No sé cuál es el propósito de nada.
  • ¿Te sientes perdido? ¿Te sientes abandonado? ¿Te sientes castigado? ¿Acaso, aún no sabes quién eres? Si lo supieras, no estarías perdido, ni te sentirías abandonado y castigado. Si te ves como un cuerpo… ¿qué poder te atribuyes? Tu vehículo físico, con el que te has identificado, no tiene la capacidad de decidir, ni de elegir… Es tu Mente, desde donde emanan tus elecciones. ¿A qué esperas para saber quién eres?

viernes, 23 de febrero de 2024

Capítulo 1. III. La Expiación y los milagros (2ª parte)

 2. "El Cielo y la tierra pasarán" significa que no continuarán exis­tiendo como estados separados. 2Mi palabra, que es la resurrec­ción y la vida, no pasará porque la vida es eterna. 3Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amo­rosa. 4Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.


Muchas corrientes que se hacen llamar "espirituales", transmiten en sus enseñanzas que la "tierra" y el "cuerpo" es el infierno, dotándole de un significado demoníaco y seductor. 

En el Antiguo Testamento, podemos leer sobre leyes basadas en el rigor, en las que se practicaba la mutilación de la zona del cuerpo que era reconocida como la causa de nuestros pecados. Si eran nuestros ojos los causantes de nuestras debilidades, el modo de evitarlo, era sacarlos; si en cambio, eran nuestras manos las que habían dado motivo de de ser castigados, la solución pasaba por amputarlas, en una demostración de acto redentor.

La única causa que debemos corregir para encontrarnos con un mundo nuevo, es decir, con unos efectos, con unas experiencias nuevas y liberadoras, es la que encontramos cuando pensamos en término de separación, pues la separación, ya lo hemos adelantado en otras ocasiones, es la creencia errónea de que podemos ser algo diferente y distinto a lo que somos.

En este sentido, los estados de "cielo" y "tierra", son semejantes a los de  "cielo" e "infierno" o por utilizar otros términos,  "salvación" y "pecado", o "amor" y "miedo". Mientras que el estado cielo, salvación o amor, se expresan bajo la visión de la unidad, los estados, tierra, infierno o miedo, lo hacen bajo la visión de la separación, del ego.

El punto que estamos analizando, nos enseña que tanto el "cielo" y la "tierra" pasarán, es decir, dejarán de ser un error, para revelarse como la manifestación de la verdad, esto es, como la expresión del estado de Unidad. 

¿Significa esta afirmación que la tierra es real? Es posible que estés planteándote esta cuestión, que para muchos supone una duda trascendente. O quizás no, y tengas muy claro, casi la certeza, de que aquello que vemos con los ojos de la dualidad es irreal y carece de significado, mientras que lo que vemos con la Visión de Cristo, con la visión de la unidad, es real. Lo real o lo irreal, no se encuentra en la forma, sino en la mente, en nuestros pensamientos. 

Podemos experimentar lo que somos en la tierra, haciendo consciente el amor compartido y la relación santa, basada en la inocencia y en la impecabilidad. Podemos experimentar lo que somos en la tierra, donde impera las leyes del tiempo para una mente dual, haciendo consciente el eterno presente. Podemos experimentar lo que somos en la tierra, haciendo que el miedo, el sufrimiento, la culpa, el dolor, dejen de tener significado, y en su lugar, hagamos consciente el amor, el perdón, la liberación, la paz, la aceptación.

Este punto termina con una expresión que me gustaría desarrollar. Nos indica, que somos la obra de Dios y Su obra es totalmente digna de amor y totalmente amorosa, añadiendo a continuación: "Así es como el hombre debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es".

"Pensar en su corazón" Hermoso mensaje unificador. La acción de pensar, la asociamos siempre con la mente, mientras que al corazón le otorgamos la acción de sentir. Nos encontramos, una vez más con los significados duales del sistema de pensamiento del ego. Esta división, entre mente y corazón, se manifiesta en nuestras vidas a través de la incoherencia. Dicha expresión, es la demostración de una falta de armonía y de unidad en nuestra manera de ser, lo que se manifiesta con estados y circunstancias propias de dichos estados: peleas, luchas, guerras, enfermedades, etc.

Para que la coherencia sea una expresión de nuestra conciencia, debemos pensar con el corazón y sentir con la mente. De este modo, nuestros pensamientos y deseos, hablarán un mismo idioma, lo que dará lugar al entendimiento, una forma de revelar que reconocemos que la unidad es el lazo que nos hace partícipes de una misma familia: la Filiación Divina.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 54

LECCIÓN 54

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:
  
1. (16) No tengo pensamientos neutros.

2Tener pensamientos neutros es imposible porque todos los pen­samientos tienen poder. 3O bien dan lugar a un mundo falso o bien me conducen al mundo real. 4Pero es imposible que no ten­gan efectos. 5Del mismo modo en que el mundo que veo procede de mis errores de pensamiento, así también el mundo real se alzará ante mis ojos cuando permita que mis errores sean corregi­dos. 6Mis pensamientos no pueden ser simultáneamente verdade­ros y falsos. 7Tienen que ser lo uno o lo otro. 8Lo que veo me muestra si son verdaderos o falsos.

2. (17) No veo cosas neutras.

2Lo que veo da testimonio de lo que pienso. 3Si no pensase no existiría, ya que la vida es pensamiento. 4Permítaseme mirar al mundo que veo como la representación de mi propio estado de ánimo. 5Sé que éste puede cambiar. 6Y sé asimismo que el mundo que veo puede cambiar también.

3. (18) No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

2Si no tengo pensamientos privados, no puedo ver un mundo pri­vado. 3Incluso la descabellada idea de la separación tuvo que compartirse antes de que se pudiese convertir en la base del mundo que veo. 4Sin embargo, cuando se compartió esa idea no se compartió nada. 5Puedo invocar también mis pensamientos reales, los cuales comparto con todo el mundo. 6Así como mis pensamientos de separación invocan pensamientos de separación en otros, mis pensamientos reales despiertan en ellos sus pensa­mientos reales. 7Y el mundo que mis pensamientos reales me muestran alboreará en su visión así como en la mía.

4. (19) No soy el único que experimenta los efectos de mis pensa­mientos.

2No soy el único en nada. 3Todo lo que pienso, digo o hago es una enseñanza para todo el universo. 4Un Hijo de Dios no puede pen­sar, hablar o actuar en vano. 5No puede ser el único en nada. 6Tengo, por lo tanto, el poder de cambiar a todas las mentes junto con la mía porque mío es el poder de Dios.

5. (20) Estoy decidido a ver.

2Puesto que reconozco que la naturaleza de mis pensamientos es que los comparto con todo lo que existe, estoy decidido a ver. 3Veré los testigos que me muestran que la manera de pensar del mundo ha cambiado. 4Veré la prueba de que lo que se ha obrado por mediación mía ha permitido que el amor reemplace al miedo, la risa a las lágrimas y la abundancia a las pérdidas. 5Quiero contemplar el mundo real, y dejar que me enseñe que mi voluntad y la Voluntad de Dios son una.

¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Os dejo una batería de preguntas, a título de ejemplo, que nos pueden ayudar a reflexionar sobre cada uno de los apartados.

No tengo pensamientos neutros.
  • ¿Estás seguro de que lo que te muestra tus pensamientos es real? Estás seguro de que lo que te muestra tus pensamientos no es una ilusión? ¿Eres consciente de que tu mente está emanando permanentemente pensamientos? ¿Recuerdas algún momento en el que hayas dejado de hablar con tu mente? Es imposible tener pensamientos neutros. Tú crees en la dualidad, por esa razón te sientes separado del mundo que te rodea.
No veo cosas neutras.
  • ¿Eres capaz de describir un solo pensamiento que sea neutro? Si así fuese, tú mismo serías neutro y eso es imposible, por el simple hecho de que negaría tu verdadera Existencia. ¿Te alberga la duda al pensar? ¿Piensas que es blanco? ¿Piensas que es negro? La calidad de tu pensamiento participa en tu realidad. Tú decides el significado que das a cada uno de tus pensamientos, en cada momento. ¿Desaprovecharás ese poder?
No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.
  • ¿Acaso crees que la visión que te ofrece tus pensamientos tan sólo afecta tu propia realidad? ¿Acaso crees que tus pensamientos son privados y exclusivos? El verdadero pensamiento comparte la misma realidad, es eterno. El pensamiento erróneo es perecedero y temporal, está basado en la ilusión de la separación. Niega la verdadera Esencia del Ser y se identifica con la transitoriedad del cuerpo.
No soy el único que experimenta los efectos de mis pensamientos.
  • Todos los Hijos de Dios, hemos sido creados como manifestación expansiva de Dios, nuestro Padre. Somos parte del Todo; somos semejanza de su Pensamiento. Entonces, ¿crees acaso que tu pensamiento al extenderse no influenciará al resto de la Filiación?  
Estoy decidido a ver.
  • Ya conoces cuál es tu poder. ¿Deseas cambiar el mundo? ¿Deseas poner fin a la tristeza, al dolor, al sufrimiento? ¿Qué harás? ¿Seguirás juzgando al mundo, al enemigo, al otro, a tu hermano? ¿Querrás cambiar a los demás, para cambiar tus circunstancias, o cambiarás la manera de verlos?

jueves, 22 de febrero de 2024

Capítulo 1. III. La Expiación y los milagros (1ª parte)

 III. La Expiación y los milagros


1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle comienzo. 2Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo ofreces a mí. 3La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente. 4Mi papel en la Expiación es can­celar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. 5Cuando se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. 6A medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada para corregirlos. Escu­cha mi voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario por corregirlos. 7Tienes el poder de obrar milagros. 8Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto. 9El obrarlos trae consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. 10La capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación -la profesión natural de los Hijos de Dios- es el propósito.

Debemos detenernos un momento y comprender la dimensión del mensaje que nos aporta Jesús, nada mas iniciar este punto. Nos revela, que es Él el que está a cargo del proceso de Expiación, el cual emprendió para darle comienzo. Estas palabras dan sentido al papel estelar que ha desempeñado con relación al proceso consciencial en el que la humanidad se encuentra.

El Texto del Curso nos dice más adelante, que “el principio de la Expiación estaba en vigor mucho antes de que ésta comenzara. El principio era el amor y la Expiación fue un acto de amor. Antes de la separación los actos eran innecesa­rios porque no existía la creencia en el tiempo ni en el espacio. Fue sólo después de la separación cuando se planearon la Expia­ción y las condiciones necesarias para su cumplimiento" (T-2.II.4:2-5).

La Expiación, aparece como el plan alternativo planeado por la Divinidad para garantizar que su Creación, Su Hijo, tuviese la oportunidad de encontrar el camino que le llevaría a recordar su verdadero y único origen. En verdad, decir que Dios contempla un plan alternativo no es totalmente correcto, pues es como si Dios tuviese la capacidad de ver el error, y no es así, pues su Creación es perfecta, a Imagen y Semejanza de su propia Perfección.

Una reflexión más profunda, nos llevará a entender que la Expiación siempre ha formado parte del Hijo de Dios, pues si el principio de la Expiación es amor, la Esencia con la que ha sido creado el Hijo de Dios, también es amor, por lo que diremos que la Expiación es Ser consciente de lo que Somos, de ser consciente del Amor.

Jesús, como bien nos dice, alcanzó ese nivel de consciencia y desde ese momento, se convierte en el camino que debemos recorrer para alcanzar esa misma meta. La conquista de Jesús, representa la activación consciente de la Expiación, ha estado siempre latente en el Hijo de Dios, en espera de ser recordada e integrada en la consciencia.

Los Evangelios nos narran la vida de Jesús y ponen especial énfasis en aquellas acciones que han de servirnos a título de ejemplo para alcanzar el Reino de los Cielos. Las vivencias de Jesús, nos están indicando que la Expiación es posible en el mundo físico y esto nos lo confirma UCDM, cuando nos dice que, "la Expiación se instituyó dentro de la creencia en el tiempo y en el espacio para fijar un límite a la necesidad de la creencia misma, y, en última instancia, para completar el aprendizaje. La Expiación es la lección final. El aprendizaje en sí, al igual que las aulas donde tiene lugar, es temporal" (T-2.II.5:1-3).

Los Textos Sagrados, entre ellos la Biblia, nos acercan unas enseñanzas donde el origen de la humanidad, con Adan y Eva como principales protagonistas, nos sitúa en un escenario idílico del cual fuimos expulsados como consecuencia de nuestro acto de desobediencia al Creador. Desde entonces, la creencia en el pecado, se ha convertido en el compañero de viaje del hombre y su influencia es tan poderosa y profunda, que aún en nuestros días, nuestros actos están condicionados por el peso de la culpa.

El mensaje Crístico personificado por Jesús se ha caracterizado por ser un mensaje de liberación de ese pasado ancestral y nos invita a cambiar de compañero de ruta y abandonar la creencia en el pecado y, en su lugar, adoptar la única visión real, la que nos inspira que somos seres impecables e inocentes, portadores de la esencia que nos hará libres de miedos y de culpas, la esencia del amor y del perdón.

Esta cualidad liberadora, esta característica de su enseñanza, se convierte en una de las aportaciones principales de la Expiación, pues es el medio a través del cual podemos  liberarnos del pasado a medida que avanzamos. La Expiación desvanece los erro­res que cometimos en el pasado, haciendo de este modo innecesario el que sigamos volviendo sobre nuestros pasos sin avanzar hacia nuestro retorno.

Jesús nos aporta un mensaje muy importante al final de este primer punto. Nos revela que tenemos la capacidad de obrar milagros. Cuando hemos estudiado los 50 Principios de los Milagros, hemos visto que los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación (P.25).
Igualmente, veíamos en el Principio 37, como el milagro es una corrección que Jesús introduce en el pensamiento falso, disolviendo la percepción errónea.

Pero no debe bastarnos con saber que tenemos la capacidad de obrar milagros. Lo verdaderamente importante es que sepamos que para poder hacerlo, es preciso que tengamos una conciencia interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación, o lo que es lo mismo, ya lo advertíamos anteriormente, que recordemos que somos el Hijo de Dios.

Finalizamos este punto recordando que el milagro se une a la Expiación cuando ponemos nuestra mente al servicio del Espíritu Santo. Si nos ponemos a sus servicios, si tenemos disposición, Él guiará nuestros pasos y llevará hasta nosotros la oportunidad en la que podremos compartir los milagros. En este sentido, el Curso nos indica:

"Los milagros son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a mí para la salvación o liberación de todas las creaciones de Dios" (T-1.III.3:4).

"Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente por­que yo soy la Expiación. Tú tienes un papel en la Expiación que yo te dictaré. Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen a la experiencia altamente personal de la revelación" (T-1:III.4:1-5).

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 53

LECCIÓN 53

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

1. (11) Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.

2Dado que los pensamientos de que soy consciente no significan nada, el mundo que los refleja no puede tener significado. 3Lo que da lugar a este mundo es algo demente, como lo es también el resultado de ello. 4La realidad no es demente, y yo tengo pensamientos reales así como dementes. 5Por lo tanto, puedo ver un mundo real, si recurro a mis pensamientos reales como guía para ver.

2. (12) Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene signi­ficado.

2Los pensamientos dementes perturban. 3Dan lugar a un mundo en el que no hay orden de ninguna clase. 4Sólo el caos puede regir en un mundo que representa una manera de pensar caótica, y el caos es la ausencia total de leyes. 5No puedo vivir en paz en un mundo así. 6Estoy agradecido de que este mundo no sea real, y de que no necesito verlo en absoluto, a menos que yo mismo elija otorgarle valor. 7Elijo no otorgarle valor a lo que es completamente demente y no tiene significado.

3. (13) Un mundo sin significado engendra temor.

2Lo que es totalmente demente engendra temor porque no se puede contar con ello en absoluto, ni da pie a que se le tenga confianza. 3En la demencia no hay nada en lo que se pueda confiar. 4No ofrece seguridad ni esperanza. 5Pero un mundo así no es real. 6Le he conferido la ilusión de realidad y he sufrido por haber creído en él. 7Elijo ahora dejar de creer en él y depositar mi confianza en la realidad. 8Al elegir esto, me escaparé de todos los efectos del mundo del miedo porque estaré reconociendo que no existe.

4. (14) Dios no creó un mundo sin significado.

2¿Cómo puede ser que exista un mundo sin significado si Dios no lo creó? 3Él es la Fuente de todo significado y todo lo que es real está en Su Mente. 4Está en mi mente también porque Él lo creó conmigo. 5¿Por qué he de seguir sufriendo por los efectos de mis pensamientos dementes cuando la perfección de la creación es mi hogar? 6Quiero recordar el poder de mi decisión y reconocer mi verdadera morada.

5. (15) Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabricado.

2Todo lo que veo refleja mis pensamientos. 3Son mis pensamientos los que me dicen dónde estoy y lo que soy. 4El hecho de que vea un mundo en el que hay sufrimiento, en el que se puedan experimentar pérdidas y en el que se pueda morir, me muestra que lo único que estoy viendo es la representación de mis pensamientos dementes, y que no estoy permitiendo que mis pensamientos reales viertan su benéfica luz sobre lo que veo. 5No obstante, el camino de Dios es seguro. 6Las imágenes que he fabricado no pueden prevalecer contra Él porque no es mi voluntad que lo hagan. 7Mi voluntad es la Suya, y no antepondré otros dioses a Él.

¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Os dejo una batería de preguntas, a título de ejemplo, que nos pueden ayudar a reflexionar sobre cada uno de los apartados.

Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado.
  • Párate un segundo. Observa tu pensamiento. Escucha su voz. ¿De qué te habla? ¿A quién sirve? ¿Separa o une? ¿Juzga o comprende? ¿Conoce o percibe? ¿Es positivo, negativo o neutro? ¿De dónde fluye ese pensamiento? ¿Del cuerpo o del Espíritu?
Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado.
  • ¿Te aportan paz tus pensamientos? ¿Tienes el control de tus pensamientos? ¿Haces siempre lo que su voz te dicta? Debes conocer, que tienes el poder de crear. Debes conocer, que aquello que percibes en el mundo es una proyección de tus pensamientos. ¿Qué harás para crear un mundo de alegría y felicidad?
Un mundo sin significado engendra temor.
  • Cuando miras con los ojos del cuerpo, tus pensamientos se identifican con esa visión ilusoria y entonces, das vida a la creencia de que el mundo que percibes es la única realidad. ¿Eres feliz experimentando esa visión? ¿Por qué sientes miedo cuando te enfrentas a tus propias creencias? ¿Eres tan demente que sientes temor al experimentar el mundo al que has dado el sentido de la realidad?
Dios no creó un mundo sin significado.
  • ¿Quién iba a crear un mundo sin significado y pensar que ese mundo es su única realidad? ¿Tu cuerpo es real? ¿Tus percepciones son reales? ¿Tus recuerdos son reales? No, ¿Entonces por qué crees en ellos? Tú, has fabricado la creencia en un mundo que es ilusorio y esa creencia, te produce pavor.
Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabricado.
  • Tus pensamientos creen ver un mundo real, cuando en verdad están percibiendo la manifestación de la ilusión. Piensas que lo temporal puede ser real, pero la realidad se fundamenta en la eternidad. La única verdad es que eres un Ser emanado en lo Eterno. Tus pensamientos se han identificado con los ropajes temporales y pretenden mantener esa visión en el tiempo. Pero, lo que no es real, es ilusorio y no podrá perpetuarse en la eternidad, pues en verdad no existe. La Existencia es la Manifestación del Espíritu, es intemporal, es Eterna.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Capítulo 1: II. La revelación, el tiempo y los milagros.

 II. La revelación, el tiempo y los milagros


Si con el apartado I, del Capítulo I, el Curso nos hacía la presentación de los 50 Principios de los Milagros, con el apartado II del Capítulo I, el Curso nos abre sus puertas para que nos adentremos de lleno en los mensajes metafísicos que, como relucientes joyas, adornan las enseñanzas del mismo.

No puedo menos que aceptar la invitación que me propone dichas enseñanzas y adentrarme en el análisis de cada una de sus aportaciones. Quiero hacerte extensible esta invitación y te propongo acompañarme en dicho propósito.

La metodología que me propongo utilizar, se basa en escudriñar cada uno de los mensajes que se encuentran detallado en el Curso y tratar de llevarlo a la aplicación práctica.


1. La revelación produce una suspensión completa, aunque tem­poral, de la duda y el miedo. 2Refleja la forma original de comuni­cación entre Dios y Sus creaciones, la cual entraña la sensación extremadamente personal de creación que a veces se busca en las relaciones físicas. 3La proximidad física no puede proporcionarla. 4Los milagros, en cambio, son genuinamente interpersonales y conducen a un auténtico acercamiento a los demás. 5La revelación te une directamente a Dios. 6Los milagros te unen directamente a tu hermano. Ni la revelación ni los milagros emanan de la con­ciencia, aunque ambos se experimentan en ella. 8La conciencia es el estado que induce a la acción, aunque no la inspira. 9Eres libre de creer lo que quieras, y tus actos dan testimonio de lo que crees.

Jesús, a través de este mensaje, trata de enseñarnos la diferencia que existe entre la “revelación” y los “milagros”.  Lo primero que nos dice, es que la revelación suspende completamente, aunque temporalmente, la duda y el miedo. Ya sabemos que la duda y el miedo forman parte de la mente separada y que antes de esa creencia, el miedo no existía. Es evidente, que percibirnos separados del Creador, nos sitúa en una posición de “abandono”, de “soledad” ilusoria, pero creíble para el ego, cuya existencia la percibe temporal y transitoria, teniendo su inicio con el nacimiento del cuerpo y teniendo su fin con la muerte de éste. Esa creencia le produce miedo.

Con la revelación, el canal directo de comunicación del Creador con su creación, nos sitúa de nuevo en la consciencia de lo que somos. La criatura, mientras que se encuentra en el seno de su madre, no tiene ninguna necesidad. Es alimentada directamente y su estado es de gozo y de paz. De igual manera, cuando a través de ese instante revelador tomamos consciencia de que Dios es nuestro sustento, el miedo y la duda no tienen lugar de ser.

Mientras que la experiencia de la revelación es totalmente personal, el milagro se manifiesta en un contexto interpersonal. Podríamos describir estas experiencias de la siguiente manera. Mientras que en la revelación, tenemos consciencia directa de nuestro Padre, a través del milagro tenemos consciencia de la unidad que existe en la Filiación y que la percibimos a través de las relaciones con nuestros hermanos.

Ambos caminos nos muestran el rostro inefable del Creador. La revelación es una canal directo que nos une a nuestro Creador y los Milagros es el canal a través del cual expresamos nuestra divinidad en unión a nuestros hermanos.

2. La revelación es algo intensamente personal y no puede trans­mitirse de forma que tenga sentido. 2De ahí que cualquier intento de describirla con palabras sea inútil. 3La revelación induce sólo a la experiencia. 4Los milagros, por otra parte, inducen a la acción. 5Por ahora resultan más útiles debido a su naturaleza interpersonal. 6En esta fase del aprendizaje, obrar milagros es importante porque no se te puede forzar a que te liberes del miedo. 7La reve­lación es literalmente inefable porque es una experiencia de amor inefable.

¿Has tenido alguna vez una revelación? Aquellos de vosotros que la hayáis tenido tendréis la certeza de que ha sido así.

Me voy a tomar la libertad de compartir con vosotros una experiencia personal relacionada con el tema que estamos analizando. Voy a transcribir, el texto, tal y como lo escribí en su momento. Lo hice, dado lo peculiar de la vivencia, para que no se me olvidase. En ese momento, no era consciente de que algún día la pudiese compartir:

“Estas líneas es un intento de dejar constancia escrita de una idea que fue revelada a mi mente en la tarde del día, 27 de mayo de 2015, sobre las 20 horas.

No suelo dejar por escrito todas las ideas que llegan a mi mente, pero esta la considero tan  inédita, que a pesar de tener una base ya pronunciada en algunas enseñanzas innovadoras, como Un Curso de Milagros, lo que la convierte en significativa es que su revelación me llevó a una certeza que tan sólo se alcanza cuando se experimenta.

Cuando utilizo el término “experimentar” debo hacer una aclaración. No se trata de una experiencia procedente de la percepción de los sentidos, sino de una experiencia fuera del tiempo y del espacio, es decir, procedente tan sólo de un estado mental superior.

Dicha idea o, mejor dicho, visión mental, me llevó a la certeza interna de que la Unidad es una Realidad y tan sólo se produce a nivel Mental Superior. Esta revelación se hizo certera en mi interior, permitiéndome ver que todos mis hermanos y yo mismo somos una misma Mente.

Cada uno de nosotros, somos el desarrollo de un guion escrito por esa Mente Una, que en su labor creadora se proyecta dando lugar a la multiplicidad de individualidades, aparentemente separadas, pero que en verdad, están desarrollando, ilusoriamente, una escenas que en el tiempo lineal da lugar a los estados de pasado, presente y futuro. Ese guion forma parte de un pensamiento fugaz del Hijo de Dios que propició un error mental: la separación. Pero, tan solo fue un error que creemos revivir una y otra vez, cuando en verdad nunca ocurrió, pues la Mente es Una con su Fuente y dicha Fuente es Dios y Dios es Uno.

A nivel práctico, una vez que mi conciencia ha vuelto al mundo de la percepción, esa idea me ha dejado un grato recuerdo que me sigue de guía a la hora de experimentar este mundo ilusorio. Lo utilizo como estímulo para llevar a cabo mi único trabajo: perdonar verdaderamente, es decir, negar la pecabilidad, la culpa y el castigo”.

3. La reverencia se debe reservar sólo para la revelación, a la que se puede aplicar perfecta y correctamente. 2No es una reacción apropiada hacia los milagros porque un estado de reverencia es un estado de veneración, lo cual implica que uno de rango infe­rior se encuentra ante su Creador. 3Tú eres una creación perfecta y deberías sentir reverencia solamente en presencia del Creador de la perfección. 4El milagro es, por lo tanto, un gesto de amor entre iguales. 5Los que son iguales no deben sentir reverencia los unos por los otros, pues la reverencia implica desigualdad. 6Por consi­guiente, no es una reacción apropiada hacia mí. 7Un hermano mayor merece respeto por su mayor experiencia, y obediencia por su mayor sabiduría. 8También merece ser amado por ser un her­mano, y devoción si es devoto. 9Es tan sólo mi devoción por ti lo que me hace merecedor de la tuya. 10No hay nada con respecto a mí que tú no puedas alcanzar. 11No tengo nada que no proceda de Dios. 12La diferencia entre nosotros por ahora estriba en que yo no tengo nada más. 13Esto me coloca en un estado que en ti es sólo latente.

En este punto, aparte de hacernos comprender que tan sólo debemos sentir reverencia por nuestro Creador, lo más importante, es la claridad aportada por Jesús, al compartir el vínculo de igualdad que debe prevalecer entre aquellos que formamos la totalidad de la Filiación Divina. Siendo Él, el humano más avanzado de toda la Filiación, nos aclara que no debemos dirigirnos a Él con reverencia, sino con respeto y obediencia, en su condición del nivel alcanzado que lo sitúa como el hermano mayor, dada su mayor experiencia y su mayor sabiduría.

Es hermosa la apreciación que nos aporta Jesús al marcar la diferencia actual entre Él y nosotros:  “No tengo nada que no proceda de Dios. La diferencia entre nosotros por ahora estriba en que yo no tengo nada más”.


4. "Nadie viene al Padre sino por mí" no significa que yo esté en modo alguno separado de ti o que sea diferente, excepto en el tiempo, y el tiempo no existe realmente. 2La afirmación tiene más sentido desde el punto de vista de un eje vertical que de uno horizontal. 3Tú estás debajo de mí y yo estoy debajo de Dios. 4En el proceso de "ascensión" yo estoy más arriba porque sin mí la distancia entre Dios y el hombre sería demasiado grande para que tú la pudieses salvar. 5Yo salvo esa distancia por ser tu her­mano mayor, por un lado, y por el otro, por ser un Hijo de Dios. 6La devoción que les profeso a mis hermanos es lo que me ha puesto a cargo de la Filiación, que completo porque formo parte de ella. 7Tal vez esto parezca contradecir la afirmación "Yo y el Padre somos uno"; pero esa afirmación consta de dos partes en reconocimiento de la mayor grandeza del Padre.

Todos somos Uno en la Mente de Dios. Al igual que la criatura que nace del vientre materno, es igual, a todas las criaturas que han precedido a ese nacimiento, bien es cierto que sin negar esa igualdad, cada una de ellas se encuentra en un nivel diferente en lo que podemos llamar “proceso consciencial”.

Somos Dios en formación, lo que significa que hemos sido creados a Imagen y Semejanza de nuestro Creador, pero ese “estado” debemos entenderlo a nivel potencial. El Hijo de Dios debe alcanzar la condición de Ser Padre, lo que significa que debe utilizar los poderes creadores de los que ha sido creado.

Toda criatura al nacer del vientre de su madre, lleva implícito, en estado potencial, la capacidad para llegar a convertirse en un ser capacitado para crear vida. Pero esa condición se adquiere tras un proceso de aprendizaje, de toma de consciencia. Este proceso de aprendizaje ha de llevarnos a despertar a la verdadera realidad que somos. El Hijo de Dios, cree haber perdido la conexión directa de comunicación con su creador. Ese estado lo ha sumergido en un pesado sueño donde no se ha olvidado de su verdadero origen. Esta es la razón por la que se habla del proceso de despertar, que no es otra cosa que recordar nuestra condición divina.

Cuando esto se produzca, retornaremos a nuestro Hogar, donde retomaremos la conexión con nuestro Padre, pero de una forma consciente.

Jesús recordó su verdadero linaje y su propósito no es otro que, mostrarnos el camino que Él recorrió y que le llevó ante las puertas del Cielo.

Es en este sentido que debemos comprender la situación que ocupamos dentro del esquema que dibuja el proceso consciencial.


5. Las revelaciones son indirectamente inspiradas por mí debido a mi proximidad al Espíritu Santo y a que me mantengo alerta para cuando mis hermanos estén listos para recibir la revelación. 2De esta manera puedo obtener para ellos más de lo que ellos podrían obtener para sí mismos. 3El Espíritu Santo es el mediador entre la comunicación superior y la inferior, y mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia ti. 4La revelación no es recíproca. 5Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios. 6El milagro reduce al mínimo la necesidad del tiempo. 2En el plano longitudinal u horizontal el reconocimiento de la igualdad de los miembros de la Filiación parece requerir un tiempo casi interminable. 3El milagro, no obstante, entraña un cambio súbito de la percepción horizontal a la vertical. 4Esto introduce un inter­valo del cual tanto el que da como el que recibe emergen mucho más adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera. 5El milagro, pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo en la medida en que hace innecesario el intervalo de tiempo que abarca. 6No existe relación alguna entre el tiempo que un milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca. 7El milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años. 8Lo hace en virtud del reconocimiento implícito de la perfecta igualdad que existe entre el que da y el que recibe en la que se basa el milagro. 9El milagro acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos intervalos dentro del mismo. 10Hace esto, no obstante, dentro de la secuencia tem­poral más amplia.

Sin duda alguna, para mí, una de las más bellas lecciones que nos aporta el Curso de Milagros.

El tiempo o relación longitudinal (horizontal) representa una de las leyes más arraigadas del mundo de la percepción, del mundo físico, la ley de causa y efecto. Debo mencionar, que a pesar de que esta ley es de una evidencia manifiesta que podemos comprobar si estudiamos a la naturaleza, para el ser humano no acaba de ser tan evidente. No todos aceptamos nuestra participación como co-autores de aquellas vivencias que experimentamos, sobre todo de aquellas, cuyos efectos no nos son gratas de digerir. Es como si dijéramos que los frutos recolectados de nuestra siembra no nos pertenecen, dada su mala calidad.

Cosechamos aquello que sembramos. Si hemos sembrado amor, cosecharemos amor. Si hemos sembrado discordia, cosecharemos discordia y, cuando lo hagamos, nos aceptaremos nuestra participación en tales hechos.

Esa negativa, esa resistencia, nos lleva a perpetuar los errores, los comportamientos conflictivos y dejamos en manos del “maestro” tiempo, la cura y la rectificación de los mismos.

Tal vez hayas intuido ya que la razón de que esto sea así, se encuentra en el nivel de las causas, es decir, en el nivel de la mente, donde únicamente podremos sanar la relación. La resistencia a ser consciente de nuestra participación directa en aquello que experimentamos, debemos buscarla en la creencia errónea en la separación. Al vernos separados de nuestros hermanos, los tratamos como los agentes causantes de nuestras desgracias, lo que despierta sentimientos de ira, de odio, de rencor, de venganza, de ataque.

El milagro, la visión basada en el amor, nos lleva a restablecer la consciencia de la unidad entre la Filiación. A través del perdón, de la visión inocente, se hace innecesaria la participación del tiempo que "todo lo cura" y, en su lugar, damos vida al instante santo del perdón, el milagro, que colapsando el tiempo, instituye la curación y sana la comunicación con el mundo y con nuestra divinidad.