sábado, 17 de junio de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 168

LECCIÓN 168

Tu gracia me es dada. La reclamo ahora.

1. Dios nos habla. 2¿No deberíamos nosotros acaso hablarle a Él? 3Dios no es algo distante. 4No trata de ocultarse de nosotros. 5Somos nosotros los que tratamos de ocultarnos de Él, y somos víctimas del engaño. 6Él siempre está enteramente accesible. 7Él ama a su Hijo. 8De nada, excepto de esto se puede estar seguro, pero con eso basta. 9Él amará a su Hijo eternamente. 10Aun cuando su mente duerme, Él lo ama. 11Y cuando su mente despierte, Él lo seguirá amando con un Amor que jamás ha de cambiar.

2. Si supieras el significado de Su Amor, tanto la esperanza como la desesperación serían imposibles. 2Pues toda esperanza queda­ría colmada para siempre y cualquier clase de desesperación sería inconcebible. 3Su gracia es Su respuesta para toda desespe­ración, pues en ella radica el recuerdo de Su Amor. 4¿Cómo no iba Él a proporcionar gustosamente los medios a través de los cuales puede reconocerse Su Voluntad? 5Su gracia es tuya sólo con que la reconozcas. 6Y Su memoria despertará en la mente que le pida los medios a través de los cuales su sueño termina.

3. Hoy le pedimos a Dios el regalo que con más celo ha conser­vado dentro de nuestros corazones, en espera de que se le reco­nozca. 2Se trata del regalo mediante el cual Dios se inclina hasta nosotros y nos eleva, dando así Él Mismo el último paso de la salvación. 3Todos los pasos, excepto éste, los aprendemos siguiendo las instrucciones de Su Voz. 4Pero al final es Él Mismo Quien viene, y tomándonos en Sus Brazos hace que todas las telarañas de nuestro sueño desaparezcan. 5Su regalo de gracia es algo más que una simple respuesta, 6pues restaura todas las memorias que la mente que duerme había olvidado y toda la certeza acerca del significado del Amor.

4. Dios ama a Su Hijo. 2Pídele ahora que te proporcione los medios a través de los cuales este mundo desaparece, y primero vendrá la visión, y un instante más tarde, el conocimiento. 3Pues en la gracia ves una luz envolver al mundo con amor, y al miedo borrarse de todos los semblantes conforme los corazones se alzan y reclaman la luz como suya. 4¿Qué queda ahora que pueda demorar al Cielo un sólo instante más? 5¿Qué queda aún por hacer cuando tu perdón descansa sobre todas las cosas?

5. Hoy es un día nuevo y santo, pues recibimos lo que se nos ha dado. 2Nuestra fe radica en el Dador, no en nuestra aceptación. 3Reconocemos nuestros errores, pero Aquel que no sabe de erro­res es Quien ha de responder a ellos, proporcionándonos los medios con los que podemos dejarlos atrás y elevarnos hasta Él con gratitud y amor.

6. Y Él desciende para recibirnos, según nosotros nos acercamos a Él. 2Pues lo que Él nos ha preparado, Él lo da y nosotros lo recibi­mos. 3Tal es Su Voluntad, pues Él ama a Su Hijo. 4A Él elevamos nuestras oraciones hoy, devolviéndole tan sólo la palabra que Él nos dio a través de Su Propia Voz, Su Palabra, Su Amor:

5Tu gracia me es dada. 6La reclamo ahora. 7Padre, vengo a Ti. 8Y Tú vendrás a mí que te lo pido, 9pues soy el Hijo que Tú amas.


¿Qué me enseña esta lección?

No hay mayor bendición que aquella que nos regala el Amor.

Es la mano tendida por nuestro Padre, ofreciéndonos su aliento e invitándonos a seguir sus pasos y a hacer su Voluntad.

Permanecer bajo el gobierno de las leyes fabricadas por el ego, nos lleva a permanecer prisionero de nuestros propios errores; nos lleva a quedar sumidos en la tristeza, la desolación, la pena, el dolor, la depresión… Buscamos la felicidad allí donde nunca podremos encontrarla. Cuando nos parece que la hemos conquistado se nos escapa entre los dedos como si de arena fina se tratara. El mundo de lo temporal no nos puede ofrecer la felicidad que nos brinda el Verdadero Ser, el cual es Eterno,

El Padre siempre está dispuesto para atender las peticiones del Hijo, pero esas solicitudes deben estar bien dirigidas. Cuando nos dirijamos a nuestro Hacedor, no le pidamos que nos ayude a que triunfe nuestro equipo favorito de futbol, pues esa solicitud nunca encontrará su destino. Dios es Unidad, ¿cómo le vamos a pedir algo que atente contra ese Principio? No tendría sentido. Más bien deberíamos pedirle la expiación de ese error que nos lleva a concebir las relaciones con una visión de separabilidad.

Dios siempre nos responde cuando le hablamos desde el Espíritu. Para Él, el cuerpo no es nada, tan sólo un vehículo cuyo papel es favorecer la comunicación. Los dictados proceden de la Mente.

Ejemplo-Guía: "El verdadero antídoto contra la desesperación"

No he pretendido con el título de este ejemplo-guía que nos suele a una estrategia de venta. A nadie se le escapa a estas alturas de los Ejercicios del Curso, que no estamos hablando de remedios mágicos dirigidos a la curación del cuerpo, ni tan siquiera de las enfermedades de la mente, tal y como la trata la medicina de este mundo.

Es más, no quisiera dar la impresión  de que podemos utilizar un método, una estrategia, una manera de hacer las cosas, que nos conducirá a conseguir logros en el mundo de las formas. Lo hemos dicho en muchas otras ocasiones, si nuestra mente cree que el cuerpo puede enfermar, justificará el uso de remedios y con ello estará alimentando el error básico de darle credibilidad al cuerpo.

El antídoto al que hacemos referencia se conoce en la terminología utilizada en el Curso como Expiación, es decir, corregir el error de la creencia en la separación, de que somos un cuerpo físico y de que somos pecadores, dignos merecedores del castigo divino.

La Expiación la dispensa la Voz que nos habla por nuestro Padre, el Espíritu Santo. La corrección que nos brinda el Espíritu Santo es un regalo de nuestro Hacedor. Ese antídoto nos hace invulnerables al veneno del miedo. Sitúa a nuestra mente errada en una nueva dimensión, en la cual, el aspecto concreto de la materia es sustituido por la Visión Espiritual del Ser, lo que nos lleva a expresarnos desde una Menta Correcta.

El vernos tal y como verdaderamente somos, nos lleva a tener la certeza de que Dios nos ofrece su gracia y nos aporta la seguridad de que gozamos de una total invulnerabilidad. 

Si el miedo está ausente, la desesperación también lo estará. El desapego a todo lo material, nos liberará del sufrimiento y del dolor. Tendremos la percepción de estar en el mundo, pero tendremos la absoluta certeza de que no pertenecemos a él.

Reflexión: ¿Cómo hablo con Dios?

viernes, 16 de junio de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 167

LECCIÓN 167

Sólo hay una vida y ésa es la vida que comparto con Dios.

1. No existen diferentes clases de vida, pues la vida es como la verdad. 2No admite grados. 3Es la única condición que todo lo que Dios creó comparte. 4Y al igual que todos Sus Pensamientos, no tiene opuesto. 5La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida. 6La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. 7La muerte no existe porque el Padre y el Hijo son uno.

2. En este mundo parece haber un estado que es lo opuesto a la vida. 2Tú lo llamas muerte. 3Sin embargo, hemos aprendido que la idea de la muerte adopta muchas formas. 4Es la idea subya­cente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. 5Es la alarma a la que respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. 6Todo pesar, sensación de pérdida, ansiedad, sufrimiento y dolor, e incluso el más leve sus­piro de cansancio, cualquier ligera incomodidad o fruncimiento de ceño, dan testimonio de la muerte. 7Por lo tanto, niegan que vives.

3. Tú crees que la muerte es algo que sólo tiene que ver con el cuerpo. 2Sin embargo, es sólo una idea, y no tiene nada que ver con lo que se considera físico. 3Los pensamientos se encuentran en la mente. 4Éstos pueden entonces aplicarse según lo dicte la mente. 5Y es en su punto de origen donde debe efectuarse el cam­bio si es que éste ha de tener lugar. 6Las ideas no abandonan su fuente. 7El énfasis que este curso ha puesto en esta idea se debe al papel central que ocupa en nuestros intentos de que cambies de parecer con respecto a ti mismo. 8Es la razón de que puedas curar. 9Es la causa de la curación. 10Es la razón de que no puedas morir. 11Su veracidad te estableció como uno con Dios.

4. La muerte es el pensamiento de que estás separado de tu Crea­dor. 2Es la creencia de que las condiciones cambian y de que las emociones varían debido a causas que no están bajo tu control, que no son obra tuya y que tú jamás puedes cambiar. 3Es la creen­cia fija de que las ideas pueden abandonar su fuente y adquirir cualidades que ésta no posee, convirtiéndose así en algo dife­rente de su origen, aparte de éste en lo relativo a su naturaleza, así como en lo relativo al tiempo, a la distancia y a la forma.

5. La muerte no puede proceder de la vida. 2Las ideas permane­cen unidas a su fuente. 3Pueden extender todo lo que su fuente contiene. 4En este sentido, pueden ir mucho más allá de sí mis­mas. 5Pero no pueden dar origen a lo que jamás se les dio. 6Tal como fueron concebidas, así será como ellas a su vez conciban. 7Tal como nacieron, así es como darán a luz. 8Y de allí de donde provinieron, allí mismo regresarán.

6. La mente puede pensar que duerme, pero eso es todo. 2No puede cambiar su estado de vigilia. 3No puede hacer un cuerpo, ni tampoco habitar en un cuerpo. 4Lo que es ajeno a la mente no existe porque no tiene una fuente. 5La mente crea todas las cosas que existen, pero no puede otorgarles los atributos que no posee, ni tampoco cambiar su propio estado eterno de plena conciencia. 6No puede dar lugar a lo físico. 7Lo que parece morir no es sino la señal de que la mente está dormida.

7. Lo opuesto a la vida tan sólo puede ser otra forma de vida. 2Como tal, se puede reconciliar con lo que la creó porque no es realmente un opuesto. 3Su forma puede cambiar, así como apa­rentar ser lo que no es. 4Mas la mente es mente, tanto si está des­pierta como dormida. 5No es lo opuesto a nada que ella misma haya creado, ni a lo que parece hacer mientras cree estar dormida.

8. Dios sólo crea mentes despiertas. 2Él no duerme, y Sus creacio­nes no pueden poseer algo que Él no les confiera, ni dar lugar a condiciones que Él no comparte con ellas. 3El pensamiento de muerte no es lo opuesto a los pensamientos de vida. 4Libres para siempre de toda oposición, los Pensamientos de Dios son eterna­mente inmutables, y tienen el poder de extenderse inmutable­mente para siempre, aunque dentro de sí mismos, pues son omnipresentes.

9. Lo que parece ser lo opuesto a la vida es meramente un sueño. 2Cuando la mente elige ser lo que no es y asumir un poder que le es ajeno y que no posee, un estado foráneo al que no puede adap­tarse o una condición falsa que no forma parte de su Fuente, simplemente parece que se va a dormir por un rato. 3Y sueña al tiempo: un intervalo en el que lo que parece acontecer en reali­dad nunca ha sucedido, los cambios ocurridos carecen de funda­mento y los acontecimientos que parecen tener lugar no están en ninguna parte. 4Cuando la mente despierta, sencillamente conti­núa siendo como siempre fue.

10. Seamos hoy criaturas de la verdad, y no neguemos nuestro santo patrimonio. 2Nuestra vida no es como nos la imaginamos. 3¿Quién podría cambiar la vida sólo porque cierre los ojos, o porque haga de sí mismo lo que no es al estar dormido y ver en sueños algo opuesto a lo que él es? 4 Hoy no pediremos la muerte en ninguna de sus formas. 5Tampoco dejaremos que ni siquiera por un instante cosas imaginarias que aparentemente se oponen a la vida moren allí donde Dios Mismo estableció el Pensamiento de vida eterna.

11. Hoy procuraremos mantener su santo hogar tal como Él lo esta­bleció y como Su Voluntad dispone que sea eternamente. 2Él es Dueño y Señor de lo que hoy pensamos. 3Y en Sus Pensamientos, que no tienen opuesto, entenderemos que sólo hay una vida, y ésa es la vida que compartimos con Él, con toda la creación, así como con sus pensamientos, los cuales Él creó como una unidad de vida que no puede separarse con la muerte ni abandonar la Fuente de vida de donde provino.

12. Compartimos una sola vida porque tenemos una sola Fuente desde la que nos llega la perfección, la cual permanece por siem­pre en las santas mentes que Él creó perfectas. 2Somos ahora tal como siempre hemos sido y como seremos siempre. 3La mente que duerme no puede sino despertar, según ve su propia perfec­ción reflejando al Señor de la Vida tan perfectamente que se funde con lo que allí se ve reflejado. 4Y ahora ya no es un simple reflejo, 5sino que se convierte en aquello que refleja y en la luz que hace que el reflejo sea posible. 6La visión deja ahora de ser necesaria. 7Pues una mente despierta es aquella que conoce su Fuente, su Ser y su Santidad.


¿Qué me enseña esta lección?


Las ideas no abandonan su fuente. Si hemos sido creados a Imagen y Semejanza de nuestro Padre, gozamos de su Eternidad, pues hemos sido Emanados de su Mente como un Pensamiento con capacidad para desarrollarse y crear.

En el mundo temporal, la mente ha quedado prisionera de las percepciones que recibe de dicho Plano, hasta tal punto, que ha dado lugar a la fabricación de ideas que le llevan al error de que su única realidad es la que es capaz de percibir por los sentidos físicos.

Desde este punto de visto erróneo, el cuerpo es transitorio y a la fase experimentada por su transición se le llama muerte. Podemos decir, que la mente se encuentra identificada con un mundo ilusorio, se encuentra dormida a la verdadera realidad viviendo un sueño permanente en el que experimenta las leyes fabricadas por el ego: miedo, culpa, castigo, dolor, enfermedad, etc.

Por lo tanto, el origen de la muerte es mental, pues emana de un pensamiento erróneo. Cada vez que nuestra consciencia se identifica con el “sueño” del ego, está experimentando la vivencia de la muerte, pues en verdad está negando el Principio de la Vida, de la Eternidad y de la Felicidad.

Ejemplo-Guía: "Estamos eligiendo, permanentemente, entre la vida y la  muerte"

"La idea de la muerte adopta muchas formas. Es la idea subya­cente a todos los sentimientos que no son de suprema felicidad. Es la alarma a la que respondes cuando reaccionas de cualquier forma que no sea con perfecta alegría. Todo pesar, sensación de pérdida, ansiedad, sufrimiento y dolor, e incluso el más leve sus­piro de cansancio, cualquier ligera incomodidad o fruncimiento de ceño, dan testimonio de la muerte".

No me he podido resistir a entresacar este párrafo de esta maravillosa Lección, porque me he sentido totalmente identificado con él. Internamente, me resuena esa verdad. Tengo la certeza de que con cada pensamiento de tristeza, se produce una micro-muerte en mi interior. Esta aseveración está siendo demostrada por la ciencia oficial. está confirmado que el estado de nuestra mente influye directamente en las células de nuestro cuerpo. Es la evidencia, de que la ilusión se extiende en todo las fabricaciones que forman parte de la propia ilusión.

Si nuestra mente permanece dormida y como consecuencia de ello sueña que es un cuerpo físico, ese pensamiento se manifestará en el comportamiento de dicho cuerpo.

La Lección de hoy nos revela de una manera definitiva, que el pensamiento sigue a su Fuente. Si somos el Hijo de Dios, si hemos sido emanados de Su Mente Creadora, nuestra Mente nunca puede morir, pues eso significaría que Dios puede morir.

Ese es el error fundamental del ego, creer que Dios puede morir, al igual como muere, desde su visión ilusoria, el cuerpo con el que se encuentra identificado.

¿Cómo podemos permanecer eternamente vivos? ¿Qué debemos hacer?

No busquemos fórmulas externas, pues estaríamos haciendo realidad el sueño. La respuesta es que no tenemos que hacer nada. Es como si le pidiésemos a Dios que nos demuestre su existencia. Hasta ese nivel puede llegar la vanidad y la arrogancia de nuestro ego. 

Vivir, eso es todo lo que podemos hacer y más que hacer, es cuestión de Ser. Ya lo eres Todo, no necesitas nada más. Ser, con plena consciencia de que Eres, perfecto, inocente, amoroso, impecable, abundante. Eres el Hijo de Dios, ¿acaso no es suficiente para vivir en una eterna felicidad? 

Elegir. Tan sólo elegir, Ser. 

Reflexión: La verdadera Vida no finaliza con la muerte del cuerpo.

jueves, 15 de junio de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 166

LECCIÓN 166

Se me han confiado los dones de Dios.

1. Se te ha dado todo. 2La confianza que Dios tiene en ti es infi­nita. 3Él conoce a Su Hijo. 4Él da sin hacer excepciones y sin reser­varse nada que pudiera contribuir a tu felicidad. 5Sin embargo, a menos que tu voluntad sea una con la Suya, no podrás recibir Sus dones. 6Mas ¿qué podría hacerte pensar que hay otra voluntad aparte de la Suya?

2. He aquí la paradoja que sirve de fundamento a la fabricación de este mundo. 2Este mundo no es la Voluntad de Dios, por lo tanto, no es real. 3No obstante, aquellos que creen que lo es no pueden sino creer que hay otra voluntad, la cual produce efectos opuestos a los que Él dispone. 4Esto es claramente imposible, mas la mente de aquel que contempla el mundo y lo juzga como real, sólido, digno de confianza y verdadero cree en dos creadores, o mejor dicho en uno: él mismo. 5Mas nunca en un solo Dios.

3. Todo aquel que alberga creencias tan extrañas como éstas no puede aceptar los dones de Dios, 2pues se ve obligado a creer que aceptarlos, por muy evidentes que se vuelvan, por muy grande que sea la urgencia con la que se le exhorta a reclamarlos como propios, es verse presionado a traicionarse a sí mismo. 3Por lo tanto, tiene que negar la existencia de dichos dones, contradecir la verdad y sufrir para preservar el mundo que él mismo construyó.

4. He aquí el único hogar que cree conocer. 2He aquí la única seguridad que cree poder encontrar. 3Sin ese mundo que él mismo construyó se siente como un paria, sin hogar y preso del miedo. 4No se da cuenta de que en ese mundo es donde en verdad es presa del miedo y donde no tiene un hogar; donde es un paria que en su vagar se ha alejado tanto de su hogar, y por tanto tiempo, que no se da cuenta de que se ha olvidado de dónde vino, adónde va, e incluso de quién es en realidad.

5. No obstante, los dones de Dios lo acompañan en su solitario e insensato vagar, aunque él no se dé cuenta. 2No puede perderlos. 3Pero no ve lo que se le ha dado. 4Continúa errante, consciente de la futilidad que le rodea por todas partes, viendo cómo lo poco que tiene no hace sino menguar, conforme él sigue adelante sin ir a ninguna parte. 5Pero aun así, continúa deambulando en la miseria y en la pobreza, solo, aunque Dios está con él, y en posesión de un tesoro tan grande que, ante su magnitud, todo lo que el mundo ofrece no tiene ningún valor.

6. Su aspecto da lástima, está cansado y rendido, viene hara­piento, y los pies están ensangrentados por los abrojos del camino que ha venido recorriendo. 2No hay nadie que no se haya identifi­cado con él, pues todo el que viene aquí ha seguido la misma senda que él recorre, y se ha sentido derrotado y desesperanzado tal como él se siente ahora. 3Mas, ¿es su situación realmente trá­gica, si te percatas de que está recorriendo el camino que él mismo eligió, y que no tiene más que darse cuenta de Quién camina a su lado y abrir sus tesoros para ser libre?

7. Este es el ser que has elegido, el que forjaste para reemplazar a la realidad. 2Éste es el ser que defiendes ferozmente contra toda muestra de razón, toda prueba, así como contra todos los testigos que te pueden demostrar que eso no es lo que tú eres. 3No les haces caso. 4Sigues el camino que te has trazado, cabizbajo, no vaya a ser que captes un atisbo de la verdad, te libres del auto­engaño y quedes en libertad.

8. Te retraes temerosamente no vaya a ser que sientas el toque de Cristo sobre tu hombro y percibas Su amorosa mano apuntando hacia tus dones. 2¿Cómo podrías decir entonces que la pobreza te acompaña en el exilio? 3Él te haría reír de semejante percepción de ti mismo. 4¿Cómo podrías entonces seguir teniendo lástima de ti mismo? 5¿Y qué pasaría entonces con toda la tragedia que pro­curaste para aquel que Dios dispuso que gozase únicamente de dicha?

9. Tu miedo ancestral te ha salido al encuentro ahora, y por fin la justicia ha dado contigo. 2Cristo ha puesto Su mano sobre tu hom­bro, y ya no te sientes solo. 3Piensas incluso que el miserable yo que creíste ser tal vez no sea tu verdadera Identidad. 4Tal vez la Palabra de Dios sea más cierta que la tuya. 5Tal vez los dones que Él te ha dado son reales. 6Tal vez tu plan de mantener a Su Hijo sepultado en el olvido y de seguir por el camino que elegiste reco­rrer separado de tu Ser no lo ha engañado del todo.

10. La Voluntad de Dios no se opone a nada. 2Simplemente es. 3No es a Dios a Quien has aprisionado con tu plan de querer perder tu Ser. 4Él no sabe nada de un plan tan ajeno a Su Voluntad. 5Hubo una necesidad que Él no entendió, y Él simplemente dio una Res­puesta. 6Eso es todo. 7Y tú, a quien se le ha dado esa Respuesta, no tienes necesidad de nada más.

11. Ahora vivimos, pues ahora no podemos morir. 2El deseo de morir ha recibido respuesta, y la vista mediante la cual se contem­plaba a la muerte ha sido sustituida por una visión que percibe que tú no eres lo que pretendes ser. 3Uno que marcha a tu lado le ofrece a cada uno de tus temores esta piadosa respuesta: "Eso no es cierto". 4Cada vez que el pensamiento de pobreza te oprime, Él te recuerda todos los dones que posees, y cuando te percibes solo y atemorizado, te recuerda que Él siempre está a tu lado.

12. Y te recuerda también algo más que tú habías olvidado. 2Pues al tocarte ha hecho que seas igual que Él. 3Los dones que posees no son sólo para ti. 4Ahora tienes que aprender a dar lo que Él vino a ofrecerte. 5Esta es la lección que está implícita en lo que Él da, pues Él te ha salvado de la soledad que quisiste forjar para ocul­tarte de Dios. 6Él te ha recordado todos los dones con los que Dios te bendijo. 7Te habla asimismo de aquello en lo que se ha de con­vertir tu voluntad cuando los aceptes y reconozcas que son tuyos.

13. Los dones de Dios te pertenecen, y se te han confiado para que se los des a todos aquellos que eligen recorrer el solitario camino del que tú te has escapado. 2Ellos no entienden que lo único que están haciendo es ir en pos de sus deseos. 3Ahora eres tú quien les tiene que enseñar. 4Pues has aprendido de Cristo que hay otro camino que pueden recorrer. 5Les puedes enseñar esto demos­trándoles la felicidad que colma a aquellos que sienten el toque de Cristo y que reconocen los dones de Dios. 6No permitas que tus pesares te tienten a no ser fiel a tu cometido.

14. Tus suspiros no harían ahora sino truncar las esperanzas de aquellos que cuentan contigo para su liberación. 2Tus lágrimas son las suyas. 3Si enfermas, no haces sino impedir su curación. 4Tus temores no hacen sino enseñarles que los suyos están justifi­cados. 5Tu mano se convierte en la que otorga el toque de Cristo; tu cambio de mentalidad se convierte en la prueba de que quien acepta los dones de Dios jamás puede sufrir por nada. 6Se te ha encomendado liberar al mundo de su dolor.

15. No lo defraudes. 2Conviértete en la prueba viviente de lo que el toque de Cristo puede ofrecerle a todo el mundo. 3Dios te ha confiado Sus dones. 4¡Que tu felicidad dé testimonio de la gran transformación que experimenta la mente que elige aceptarlos y sentir el toque de Cristo! 5Ésa es tu misión ahora. 6Pues Dios les ha encomendado a todos los que reciben Sus dones que a su vez los den. 7Él ha compartido Su gozo contigo. 8Áhora tú vas a com­partirlo con el mundo.



¿Qué me enseña esta lección?

Somos Hijos de Dios y ello, nos hace legítimos herederos de sus dones.

Sin embargo, esa legitimidad ha quedado sepultada por la misma razón que olvidamos nuestra verdadera realidad. La identificación de la mente con el mundo material llevó al ego a la fabricación de la creencia que la única identidad es el cuerpo.

Ese cuerpo se siente escaso y necesitado. Debe trabajar para conseguir alimentarse, para conseguir adquirir sus dones. Pronto, esa dinámica se convierte en el eje central de su existencia. La posesión de esos dones le hace sentirse seguro para afrontar las peripecias que le exige la vida y cuando esos dones efímeros e ilusorios se deterioran, una profunda angustia lo sobrecoge incitándole a lanzarse a la búsqueda desenfrenada de nuevos dones.

A pesar de los esfuerzos que realiza para mantener esa situación de aparente seguridad, pronto se dará cuenta de que por mucho que lo intente, la felicidad que persigue no la encontrará en lo que posee,

Cuando se produce el despertar de la consciencia y decidimos abandonar las leyes por las que se rige el ego, o lo que es lo mismo, cuando decidimos reconocer nuestro verdadero origen y nos ponemos al servicio de la Voluntad de nuestro Creador, entonces y solo entonces, volveremos a recuperar los dones que nuestro Padre dispuso para nosotros.


Ejemplo-Guía: "Dones y talentos"

"Cada uno de nosotros venimos con dones y talentos, que son esas cosas que hacemos y nos salen de forma natural, que no nos supone esfuerzo llevar a cabo, las hacemos con soltura, no tienen por qué ser “cosas muy grandes” y “espectaculares”, pueden ser un don o talento desde tener la habilidad innata de saber cocinar y disfrutar preparando una ensalada a tener la capacidad de plasmar lo que sientes en un cuadro, hay miles de dones y talentos.

No se hacen para buscar el reconocimiento exterior, no vienen desde la avaricia, no son para impresionar a nadie sino para expresar lo que cada uno somos, no tienen una finalidad, una meta, sino que la propia expresión es la finalidad". (Emilio Carrillo)

Siempre me gustó la definición que hace Emilio Carrillo sobre el tema de los dones y talentos. A diferencia de otras definiciones en las que se hace una diferenciación entre ambos términos (talento=habilidad y dones=atributos divinos), Emilio, los engloba en un mismo significado y los describe como condiciones que forman parte de nosotros de una manera natural y que tenemos la capacidad de expresarlas sin necesidad de haberlas aprendido.

La Lección nos advierte que los dones de Dios nos pertenecen. Si empleamos la lógica, es lícito que así sea, pues al igual como en este mundo los hijos heredan los bienes de sus padres, en el Cielo ocurre igual, el Hijo de Dios, nuestro verdadero Ser, es portador de los dones de Su Padre.

Nos revela, igualmente, la Lección de hoy, que seremos conscientes de los dones que Dios nos ha legado cuando hagamos Su Voluntad. ¿Esto qué significa? Hacer la Voluntad de Dios es percibir con la Visión de Cristo, con la visión del Amor y de la Unidad.

Si nuestra visión presta culto al miedo, a la posesión, entonces, confundiremos dones con habilidades y no las expresaremos con naturalidad. Esa es la señal inequívoca que nos permitirá reconocer cuándo estamos utilizando nuestras habilidades y cuándo nuestros talentos.

Como bien nos refiere Emilio Carrillo, los dones emanan de nosotros sin esfuerzo y nos produce un profundo goce y satisfacción. Cuando estamos expresando nuestros dones, el tiempo parece no existir. He tenido la ocasión de comprobarlo infinidad de veces, cuando pongo de manifiesto uno de los dones que se expresan en mi con naturalidad, el escribir.
En un momento de inspiración, me puedo llevar escribiendo horas y cuando soy demandado por los que me rodean y me anuncian el tiempo que ha transcurrido no he tenido la misma percepción. Para mi han podido pasar minutos y en la realidad temporal han pasado horas.

Todos somos portadores de los dones con los que Dios nos ha creado. Ponerle nombres a esos atributos es entrar en el juego de las palabras con el que estamos acostumbrados a sobrevivir en este mundo. Si no definimos con una palabra lo que queremos expresar, tenemos dificultad para alcanzar su comprensión. Esto será así hasta que permanezcamos identificados con el mundo de la ilusión y con el cuerpo. Pues bien, participando de ese juego, y sin ánimo de encasillar al Ser que nos ha Creado, las enseñanzas Cabalística nos habla de tres expresiones de la Divinidad: Kether-Voluntad; Hochmah-Amor y Binah-Inteligencia. Esa Trinidad está expresando los valores del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en la tradición cristiana.

Si aceptamos esa vinculación, diremos que somos portadores de tres atributos creadores, la voluntad, el amor y la inteligencia. De su uso correcto surgirá un universo basado en las leyes de la Verdad. De su uso incorrecto, surgirá la fabricación de un mundo basado en leyes contrarias a la verdad.

Cuando alguien nos pregunta, ¿cuáles son tus dones y tus talentos?, os habéis fijado que tenemos alguna dificultad para reconocerlos, sin embargo, si esa misma pregunta nos la hacen con respecto a otra persona, nos resulta más fácil responder. La razón de que esto sea así, responde a que nuestra visión está concentrada en el mundo externo y no en el interno. En la medida, que invirtamos esa orientación, descubriremos nuestros dones y talentos y con ello estaremos descubriendo nuestra verdadera identidad.

Os propongo un doble ejercicio: Intentad responderos a la primera pregunta, ¿cuáles son mis dones y talentos? Posteriormente, hacedle esa pregunta a otra persona, preguntadle, ¿cuál crees tú que son mis dones y talentos?. Su respuesta os ayudará a conoceros. No olvidemos que nuestro hermanos está expresando, al igual que tú, el rostro de Dios.

Reflexión: ¿Cómo puedo saber que estoy haciendo la Voluntad del Padre?

miércoles, 14 de junio de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 165

LECCIÓN 165

Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.

1. ¿Qué es lo que hace que este mundo parezca real sino tu negación de la verdad que se encuentra más allá de él? 2¿Qué otra cosa sino tus pensamientos de aflicción y de muerte ensombrecen la perfecta felicidad y vida eterna que la Voluntad de tu Padre dispone para ti? 3¿Y qué otra cosa sino las ilusiones podrían ocul­tar lo que no puede ser ocultado? 4¿Qué podría privarte de lo que te pertenece sino tu propia decisión de no verlo, al negar que se encuentra ahí?

2. El Pensamiento de Dios te creó. 2no te ha abandonado, ni tú has estado nunca separado de él ni siquiera por un instante. 3Te pertenece. 4Gracias a él vives. 5Es tu Fuente de vida, pues te man­tiene unido a él, y todo es uno contigo porque él jamás te aban­donó. 6El Pensamiento de Dios te protege, cuida de ti, hace que tu lecho sea mullido y allana tu camino, al iluminar tu mente con gozo y amor. 7Tanto la eternidad como la vida eterna refulgen en tu mente porque el Pensamiento de Dios no te ha abandonado y todavía se encuentra en ti.

3. ¿Quién negaría su seguridad, su paz, su alegría, su curación y tranquilidad de espíritu, así como su sereno descanso y apacible despertar, si reconociese dónde se encuentran? 2¿No se prepara­ría de inmediato para salir a su encuentro, abandonando todo lo demás como algo sin valor en comparación? 3una vez que los hubiera encontrado, ¿no se aseguraría de que permanecieran con él y él con ellos?

4. No niegues el Cielo. 2Hoy se te concede sólo con que lo pidas. 3No es necesario tampoco que percibas cuán grande es este regalo ni cuánto habrá cambiado tu mente antes de que te llegue. 4Pídelo y se te concederá. 5La convicción radica en él. 6Hasta que no le des la bienvenida como algo que te pertenece, seguirás en la incerti­dumbre. 7Mas Dios es justo. 8No tienes que tener certeza para reci­bir lo que sólo tu aceptación puede otorgar.

5. Pide con fervor. 2No tienes que estar seguro de que lo que estás pidiendo es lo único que deseas. 3Mas cuando lo hayas recibido sabrás que estás en posesión del tesoro que siempre anhelaste. 4¿Por qué otra cosa ibas a querer intercambiarlo? 5¿Qué podría inducirte ahora a dejarlo desaparecer de tu extática visión? 6Pues verlo te demuestra que has cambiado tu ceguera por los ojos videntes de Cristo, y que tu mente ha decidido abandonar la negación y aceptar el Pensamiento de Dios como tu herencia.

6. Y ahora las dudas son cosa del pasado, el final de la jornada es indudable y se te ha concedido la salvación. 2Ahora el poder de Cristo mora en tu mente, para que puedas curar tal como fuiste curado. 3Pues ahora te cuentas entre los salvadores del mundo. 4Ése es tu único destino. 5¿Consentiría Dios acaso que Su Hijo permaneciese eternamente hambriento por haberse negado a sí mismo el sustento que le es menester para poder vivir? 6La abun­dancia mora en él, y la privación no puede separarlo del Amor vivificante de Dios, ni de su hogar.

7. Practica hoy lleno de esperanza. 2Pues tener esperanzas está ciertamente justificado. 3Tus dudas no tienen sentido, pues Dios goza de perfecta certeza. 4Y el Pensamiento de Él nunca está ausente. 5La certeza no puede sino morar en ti que eres Su anfitrión. 6Este curso elimina toda duda que hayas interpuesto entre Él y tu cer­teza acerca de Él.

8. Contamos con Dios, no con nosotros mismos, para que nos dé certeza. 2en Su Nombre practicamos tal como Su Palabra nos indica que hagamos. 3Su certeza se encuentra tras cada una de nuestras dudas. 4Su Amor, tras cada uno de nuestros temores. 5El Pensamiento de Él todavía se encuentra en nuestras mentes más allá de todo sueño, tal como Su Voluntad dispone.


¿Qué me enseña esta lección?

La Mente que ha llegado a gozar de un solo instante Santo, jamás podrá negar el Pensamiento de Dios, pues esa Mente ha Sido Una con la Mente de Dios.

Ningún placer que hayas podido satisfacer en el mundo fabricado por el ego, se aproxima a la inmensa felicidad que experimentas cuando conectas con el Pensamiento de Dios. Ese Pensamiento no es diferente a lo que Somos, es más Somos únicamente ese Pensamiento de Dios.

El tiempo y el espacio desaparecen. Es un instante en el que nos fundimos con la eternidad. Es un reconocimiento de lo que siempre hemos sido. Es un reencuentro con lo que Somos. Es un retorno al Edén, ese hogar del que nos creímos escindidos.

¿Cómo podemos negar el Pensamiento de Dios? ¿Acaso vamos a negar nuestra propia identidad?

Esa negación tan sólo es posible cuando el ego defiende su falsa creencia en la separación. Cuando se ha identificado con el cuerpo físico, al que culpa de todas sus iniciativas y al que castiga con la intención de redimirse.

Hoy es el ahora en el que me fundo plenamente con el Pensamiento que me ha Creado, con mi única y verdadera identidad.

Ejemplo-Guía: "No busques fuera de ti la solución a tus problemas..."

La enseñanza de esta Lección va directa a la causa que da lugar a todo efecto, a la mente. Me gustan las lecciones que van directa a la mente, pues me permite ver las cosas de manera diferente. Me permite modificar las falsas creencias, al tiempo que me ofrece una nueva perspectiva de la verdad.

Estamos, desde mi punto de vista, ante una de las Lecciones más potentes, desde el punto de vista transformador. A todos nos inquieta, llegado un punto, la misma pregunta, ¿qué debo hacer para que mi vida cambie, para encontrar la paz y la felicidad?

En el desarrollo del ejemplo-guía de la lección de ayer, ya puse de manifiesto el potencial de la Visión Crística a la hora de conducirnos a la experiencia verdadera, a la percepción verdadera de la vida, es decir, ver con los ojos del Amor, nos conduce directamente a la dicha.

Hoy se nos revela, la causa por la que negamos esa visión liberadora: la negación del Pensamiento de Dios.

¿Cómo nos comportaríamos si tuviésemos la certeza de que somos el Pensamiento de Dios? ¿Cómo nos comportaríamos si reconociésemos que somos tal y como nos ha creado? ¿Cómo nos relacionaríamos con el mundo si en vez de un cuerpo, nuestra identidad fuese eterna?

Os invito a realizar ese ejercicio de reflexión. Resulta interesante. Tendríamos que imaginar un mundo donde no existiese el miedo, donde no tuviésemos otro deseo que ser tal y como somos. Sería un mundo sin apegos; un mundo donde imperaría la visión de la unidad y el reconocimiento de la inocencia y de la impecabilidad en cada uno de nosotros. 

Os imagináis una existencia donde el ataque no tuviese lugar; donde no se viese la necesidad de protegerse, porque no existiese el temor al dolor, al sufrimiento, a la ira, al rencor, a la enfermedad, a la muerte.

En esa visión, tendríamos la certeza de que nada externo a nosotros podría tener el poder para decidir nuestro destino, pues nuestro destino tan sólo tiene un camino Ser el Hijo de Dios, compartiendo nuestra naturaleza amorosa con el resto de la Filiación.

¿Quién de nosotros no está dispuesto a pagar lo que fuese por conseguir el método perfecto que nos permita hacer siempre lo que ha de aportarnos la salvación, la felicidad y la paz?

El error, hasta ahora, nos ha llevado a buscar fuera esa varita mágica que ha de transformarnos. Pero no existe ese "fuera", ni existe esa "varita mágica", pues lo que buscamos, ya lo tenemos, mejor dicho, ya lo somos. Tan solo tenemos que recordar dónde se encuentra y hacer uso de él. Lo que buscamos, es lo que Somos, el Pensamiento de Dios. 

Reflexión: El Pensamiento de Dios te creó. no te ha abandonado, ni tú has estado nunca separado de él ni siquiera por un instante. ¿Por qué sufres?

martes, 13 de junio de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 164

LECCIÓN 164

Ahora somos uno con Aquél que es nuestra Fuente

1. ¿En qué otro momento sino ahora mismo puede reconocerse la verdad? 2El presente es el único tiempo que hay. 3Y así, hoy, en este mismo instante, ahora mismo, podemos contemplar lo que se encuentra ahí eternamente, no ante nuestra vida sino ante los ojos de Cristo. 4Él mira más allá del tiempo y ve la eternidad representada allí. 5Él oye los sonidos que engendra el insensato y ajetreado mundo, aunque muy levemente. 6Pues más allá de ellos Él oye el himno del cielo y la voz que habla por Dios con más claridad, con más sentido y más de cerca.

2. El mundo desaparece fácilmente ante su vista. 2Sus sonidos se vuelven más tenues. 3Una melodía procedente de mucho más allá del mundo se vuelve cada vez más clara: una  Llamada Ancestral a la que Cristo da una respuesta ancestral. 4Tú reconocerás tanto una como otra, pues no son sino tu propia respuesta a la llamada que te hace tu padre. 5Cristo responde por ti, haciéndose eco de tu Ser, usando tu voz para dar Su jubiloso consentimiento y aceptando tu liberación por ti.

3. ¡Cuán santas son tus prácticas hoy, al darte Cristo su visión, al oír por ti y al contestar en tu nombre la Llamada que Él oye! 2¡Cuán serenos son los momentos que pasas con Él, más allá del mundo! 3¡Cuán fácilmente te olvidas de todos tus aparentes pecados y dejas de recordar todos tus pesares! 4En este día se dejan de lado las aflicciones, pues a ti, que hoy aceptas los dones que él te da, te resultan claros los sonidos y las vistas procedentes de aquello que está más cerca de ti que el mundo.

4. Hay un silencio que el mundo no puede perturbar. 2Hay una paz ancestral que llevas en tu corazón y que no has perdido. 3Hay en ti una sensación de santidad que el pensamiento de pecado jamás ha mancillado. 4Hoy recordarás todo esto. 5La fe con la que practiques hoy te aportará recompensas tan grandes y tan radicalmente diferentes de todas las cosas que antes perseguías, que sabrás que ahí está tu tesoro y tu descanso.

5. Este es el día en que todas las vanas imaginaciones se descorren como si de una cortina se tratase, para revelar lo que se encuentra tras ellas. 2Ahora se hace visible lo que realmente está ahí, mientras que todas las sombras que parecían ocultarlo simplemente se sumergen en la nada. 3Ahora se recupera el equili­brio, y la balanza del juicio se deja en manos de Aquel que juzga correctamente. 4Y mediante Su juicio, se desplegará ante tus ojos un mundo de perfecta inocencia. 5Ahora lo contemplarás con los ojos de Cristo. 6Ahora su transformación te resultará evidente.

6. Hermano, éste es un día sagrado para el mundo. 2La visión que se te ha concedido, la cual procede de mucho más allá de todas las cosas del mundo, las contempla ahora bajo una nueva luz. 3Y lo que ves se convierte en la curación y salvación del mundo. 4Tanto lo valioso como lo insignificante se percibe y se reconoce tal como es. 5Y lo que es digno de tu amor recibe tu amor, y no queda nada que puedas temer.

7. Hoy no juzgaremos. 2No recibiremos sino aquello que nos llega procedente de un juicio que se emitió desde más allá del mundo. 3Nuestras prácticas de hoy se convierten en un regalo de gratitud por nuestra liberación de la ceguera y de la aflicción. 4Todo cuanto veamos no hará sino aumentar nuestra dicha, pues su santidad refleja la muestra. 5Nos alzamos perdonados ante los ojos de Cristo, tal como el mundo se alza perdonado ante los nuestros. 6Bendecimos al mundo al contemplarlo en la luz en la que nuestro Salvador nos contempla a nosotros, y le ofrecemos la libertad que se nos ha dado a través de Su visión redentora, no a través de la nuestra.

8. Descorre la cortina durante tus prácticas  renunciando simple­mente a todo lo que crees desear. 2Guarda tus frívolos tesoros, y deja un espacio limpio y despejado en tu mente donde Cristo pueda venir a ofrecerte el tesoro de la salvación. 3Él necesita tu santísima mente para salvar al mundo. 4¿Acaso no es este propósito digno de ser tu objetivo? 5¿No es la visión de Cristo algo digno de procurarse en lugar de todos los objetivos mundanos que no producen ninguna satisfacción?

9. No dejes que este día transcurra sin que los regalos que tiene reservados para ti reciban tu aprobación y aceptación. 2Si los reconoces, podemos cambiar el mundo 3Tal vez no puedas ver el valor que tu aceptación de ellos le ofrece al mundo. 4Pero sin duda quieres esto: poder cambiar todo sufrimiento por dicha hoy mismo. 5Practica con fervor y ése será tu regalo. 6¿Iba Dios a engañarte? 7¿Podría dejar Él de cumplir Su promesa? 8¿Le negarías lo poco que te pide cuando Sus Manos le ofrecen a Su Hijo la salvación en su totalidad?


¿Qué me enseña esta lección?

Este “ahora” es un instante Santo. Hago presente en mí la firme y certera decisión de Ser Uno con mi Creador; con mi Hermano, con el Espíritu Crístico del Amor.

Prolongar ese sagrado pensamiento, nos lleva más allá de la simple teoría que nos hace partícipes de una idea, de una creencia. En ese instante Manifiesto mi Verdadera Identidad. Mi divinidad se expresa en su realidad. Mi Pensamiento es Uno; mi Sentimiento es Uno y mis acciones hacen tangible la Unidad.

Los Ángeles del Cielo muestran su regocijo al contemplar nuestro retorno al Paraíso, el cual nunca abandonamos.
Los Querubines hacen tronar sus trompetas y nos dan la bienvenida a nuestro verdadero hogar. Contemplamos, con admiración, que sus puertas nunca estuvieron selladas, que nuestra exclusión formó parte de un error.

Allí nos re-encontramos con la inocencia de nuestros primeros “padres”, Adán y Eva. Reconocemos la sabiduría ancestral de la astuta Serpiente que se arrodilla a nuestro paso en un claro gesto de admiración entre alumno y maestro.

Y en ese mágico Encuentro, nos fundimos en Comunión con nuestro Padre. Nuestra Mente y su Mente, son una misma Mente. Todo Es como siempre ha Sido.

Ejemplo-Guía: "Si ves al ego, estarás experimentando temor. Si ves al Cristo, estarás experimentando paz"

Podríamos tratarlo dentro de un orden de prioridades, propia del sistema de pensamiento del ego, pero sin duda, si pudiésemos elegir, ¿no nos gustaría cambiar el dolor por alegría, el sufrimiento por dicha?

No he tenido ocasión de conocer a alguien que desee encontrarse en un ambiente hostil, en el campo de batalla, en el confinamiento de una cárcel o como inquilino en una habitación de hospital. Me pregunto, en mi ignorancia, ¿quién puede desear la enfermedad, a la salud? ¿la lucha, a la paz? ¿el miedo, al amor? ¿el castigo, al perdón? ¿la muerte, a la vida? ¿la ilusión, a la verdad?

Estoy aprendiendo a través de las enseñanzas de Un Curso de Milagros, a dar valor a las cosas que realmente lo tienen. En este instante, el único valor que le doy al mundo material, dentro de su irrealidad, es el valor que me aporta la experiencia. Y gracias a esa apreciación, llego a comprender, que el mundo de las formas se caracteriza por su neutralidad, mientras que su condición lo hace un vehículo apropiado para hacer tangible lo que emana desde la mente, el principal agente-causa que origina la percepción y la experiencia.

El lenguaje de la experiencia me dicta que visionar el mundo con los ojos del cuerpo, con los argumentos del ego, me aportará sinsabores que interpretaré como nocivos para mi salud física, emocional y mental. El miedo a la pérdida, propio del ego, no es precisamente un antídoto contra el sufrimiento, sino todo lo contrario, se convierte en su principal agente activo.

En cambio, cuando elijo ver las cosas desde una nueva perspectiva nueva, cuando elijo ver con la visión Crística, desde el Amor, todo el horizonte adquiere un color diferente. El miedo desaparece, al igual que el apego y la necesidad.

En una ocasión, un estudiante me preguntaba ¿qué es la visión de Cristo? Su preocupación, le llevaba a imaginar una figura corporal dotada de poderes especiales. Es costumbre de una mente identificada con lo corporal, poner rostro a lo divino. Al mismo Dios, se le supone con larga melena blanca y con una curtida barba.

La visión de Cristo, al igual que la visión del ego, tiene más que ver con el uso que damos a nuestra mente. Cuando nuestros pensamientos sirven a la creencia de la separación, decimos que nuestra visión es egoica. Cuando nuestros pensamientos sirven a la creencia de la Unidad, decimos que nuestra visión es Crística. 
Cristo es la representación del Amor, el segundo aspecto divino del Rostro de Dios. Cristo es la manifestación espiritual del Hijo de Dios. 
Cristo somos todos. Cristo es la Filiación Divina.
Cristo no está fuera de ti, sino en tu interior.

Reflexión: ¡Hay una paz ancestral que llevas en tu corazón y que no has perdido!