sábado, 16 de marzo de 2024

Capítulo 3. VI. Los juicios y el problema de la autoridad

 VI. Los juicios y el problema de la autoridad


1. Hemos hablado ya del juicio Final, aunque no con gran detalle. 2Después del juicio Final no habrá ningún otro. 3Dicho juicio es simbólico porque más allá de la percepción no hay juicios. 4Cuando la Biblia dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si juzgas la realidad de otros no podrás evitar juzgar la tuya propia.

En efecto, el Capítulo 2, del Texto, está dedicado al significado del Juicio Final. He querido recoger parte de lo expuesto para que nos sirva de introducción: 

"El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes” (T-2.VIII.2:4-8).  

“Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar (T-2.VIII.2:1-8)". 

La percepción, la separación, el juicio, son consecuencias directas de un acto de autoría, de un acto de voluntad. Tenemos que recordar que, la voluntad de crear nos fue dada por el Creador, Quien estaba expresando esa misma Voluntad en Su creación. Puesto que la capacidad de crear reside en la mente, todo lo que creamos es necesariamente una cuestión de voluntad. 

Podríamos decir que el principio de la voluntad es el más elevado, lo podemos comparar con la propiedad intrínseca de una semilla, sin la cual, nada florecería. Cuando ese impulso creador es "capturado" por el deseo, tiene lugar una fusión de fuerzas semejante a la unión del fuego y el agua, de la luz y la oscuridad, lo que se percibe como las luchas titánicas del bien y del mal: la ilusión de la falsa dualidad.



2. La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. 2Juzgar es el proceso en el que se basa la percep­ción, pero no el conocimiento. 3He hecho referencia a esto ante­riormente al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo. 4Los juicios siempre entrañan rechazo. 5Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. 6Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido. 7Una de las ilusiones de las que adoleces es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. 8Esto no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has juzgado no existe. 9Obvia­mente no crees esto, pues, de lo contrario, no lo habrías juzgado. 10En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no, 11pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal. 12Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca.

Intentar comprender y aceptar la afirmación que nos hace este punto con la mente dual se nos antoja contradictorio, pues el simple hecho de percibir, función con la que se encuentra identificada la mente dual, lleva implícito la autoría de juzgar, de separar. 

Podemos hacer un ejercicio práctico in situ. Fija tu mirada en un objeto, bien sea animado o inanimado. De forma inmediata, instantánea, de nuestro cerebro parece emanar pensamientos con el propósito de identificar lo que nuestros ojos evidencian o lo que nuestro órgano de percepción interpreta. En ese cerebro parece almacenarse la información necesaria que nos permite identificar el objeto y de forma subyacente le apropiamos un significado que puede ser clasificado como bueno o malo. El juicio toma presencia en el proceso de percepción como una fase ineludible. Es más, lo hace con ese propósito de aportarnos la información que necesitamos percibir para sentirnos seguros o inquietos. Sin embargo, esa visión, esa percepción es arbitraria, es parcial y no es verdadera, pues carece de la información integral del objeto, es decir, carece del conocimiento. 

Cuando el objeto percibido es una persona o una relación de personas, ese proceso descrito nos lleva a juzgar, a interpretar, de forma sesgada, pues interpretamos situaciones de las que no tenemos la visión integral de lo que sucede. Así, consideramos a la vida como injusta cuando sucesos que interpretamos como dolorosos forman parte de nuestras vivencias. 

Imaginemos, que somos los autores de la redacción de una novela. A lo largo del desarrollo de esa obra, los personajes experimentan vivencias dramáticas, las cuales son la consecuencia directa de acciones que se encuentran concadenadas entre sí formando un ciclo de aprendizaje. El escritor que tiene una visión integral de la obra y es conocedor de la trama, está en condiciones de ver el proceso como un todo, lo que le facilita la labor de conocer el para qué de todas las anécdotas que se desarrollan en el devenir de la novela. De carecer de esa visión, el lector, puede sacar conclusiones ilusorias, no reales, del proceso vital de los personajes que dan vida al contenido y al guión de la obra. 

De todo ello se extrae una importante reflexión. Desde la percepción, nuestra visión no será real y verdadera y el juicio es el ejercicio mental que nos conducirá tarde o temprano a la conclusión de que el Juicio Final o proceso final de evaluación ha de conducirnos a la Mente Recta.


3. No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. 2Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. 3De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. 4Toda incerti­dumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar. 5No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. 6En presencia del conocimiento todo juicio queda, automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción.

Siguiendo con el ejercicio iniciado en el punto anterior, me gusta imaginar  que la práctica de la mirada nueva, de la mirada inocente, es una senda que sin duda ha de llevarnos a la percepción verdadera. No en vano, Jesús, en sus Enseñanzas, nos alentaría a nacer de nuevo y a rodearnos de niños, pues en su estado de consciencia, el niño es aún puro y se encuentra abierto a mirar sin juzgar lo percibido. Tan solo cuando los adultos tratan de encausarlos por la vía de la educación es cuando los privamos de la facultad de la pureza y de la inocencia.

¿Has probado percibir sin juzgar? El resultado es la libertad, es la paz.

4. Tienes miedo de todo aquello que has percibido y te has negado a aceptar. 2Crees que por haberte negado a aceptarlo has perdido control sobre ello. 3Por eso es por lo que lo ves en pesadillas, o disfrazado bajo apariencias agradables en lo que parecen ser tus sueños más felices. 4Nada que te hayas negado a aceptar puede ser llevado a la conciencia. 5De por sí, no es peligroso, pero tú has hecho que a ti te parezca que lo es.

Si miramos y no aceptamos lo que vemos, estamos separándonos de la realidad. Es un mecanismo muy estudiado por la psicología para tratar trastornos de comportamiento. El mecanismo es tan autómata que ha pasado a formar parte de nuestro inconsciente.

Si al mirarnos, observamos aspectos que no aceptamos, bien por condicionamientos morales, éticos o físico, pasamos por la fase de prohibirnos ser lo que vemos, y esa parte de nosotros pasa a ser encarcelada en las mazmorras de nuestra naturaleza inconsciente, la cual clamará por salir y ser aceptada, promoviendo una lucha interior con conlleva un gran desgaste interior.

Lo que percibimos no es real, pero lo hacemos real nosotros. El miedo no es real, pero sí lo será si nuestra mente le aporta significado y valor. 


5. Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar cansado. 2Cuando te ríes de alguien es por­que has juzgado a esa persona como alguien que no vale nada. 3Cuando te ríes de ti mismo no puedes por menos que reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes tolerar la idea de ser menos que ellos. 4Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador. 5No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. 6La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable. 7Es curioso que una habilidad tan debili­tante goce de tanta popularidad. 8No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios. 9También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados con­tra ti. 10Sin embargo, esta creencia sólo puede existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma para defender tu propia autoridad.

Cuesta imaginar que sin juicio pueda producirse el proceso de identificación. No saber lo que somos, ni cómo somos, es un pensamiento que favorece la incertidumbre y el miedo. Necesitamos saber que nuestro cuerpo tiene un origen y responde a unas leyes físicas y a roles de comportamiento. No estamos dispuestos a dejar de juzgar lo que percibimos, pues el simple hecho de no conocer las causas del dolor, del sufrimiento, de la escasez, nos produce un profundo miedo. Resulta más fácil pensar que nuestro cuerpo es la causa de nuestro dolor, que reconocer que toda experiencia percibida de dolor es una proyección del dolor que acuñamos en nuestra mente definiendo nuestras creencias.

6. Dios ofrece únicamente misericordia. 2Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. 3La justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte el significado de la misericordia. 4Es juz­gadora únicamente porque tú eres capaz de cometer injusticias. 

Cuando recurrimos al diccionario para conocer el significado del término "misericordia", extraemos entre otros el siguiente:

4. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.

Es obvio que esta interpretación, está condicionada al proceder de la visión que nos aporta la religión, cuyos preceptos aceptan que la humanidad es fruto del "pecado" y debe ser salvada a través de la redención, la expiación, el castigo, etc.
Desde este punto de vista, la misericordia, se entiende como un Atributo de Dios, lo que significa que el Hacedor participa de la opinión aceptada por los "padres de la religión".

Sin embargo, las enseñanzas del Curso nos habla de las consecuencias del error procedente de la creencia en el "pecado original", y no revela que, hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, es decir, con capacidad creadora y bajo la cualidad de la Inocencia y de la Plenitud. Siendo esto así, la creencia en el pecado no tiene cabida y el concepto misericordia adopta un significado bien distinto.

Este punto nos dice que Dios ofrece únicamente misericordia, y si lo dicho anteriormente es, igualmente, cierto, esa misericordia ofrecida por nuestro Creador no puede significar el perdón de nuestros pecados, sino una virtud mucho más elevada, la capacidad de no ver el pecado.

Os dejo un enlace en el que tuve ocasión de desarrollar, a petición de una estudiante, el tema de la misericordia y donde se extrae, de forma más amplia, una información más extensa sobre este tema:

https://nuevosarquetipos.blogspot.com/2014/09/existe-diferencia-entre-la-misericordia.html

Os dejo un punto extraído de dicho artículo:

Como bien recoge el inspirado cabalista, Kabaleb, en su obra “Los Dioses Internos”, si somos ricos en misericordia, seremos incapaces de sentir rencor hacia nuestros enemigos. La actitud misericordiosa va más allá que el simple perdón, porque el perdón se refiere siempre a un hecho concreto que hemos considerado y hemos decidido perdonar. En cambio, la misericordia es un impulso primordial que está ahí y que perdona, por así decirlo, incluso antes de que la ofensa se haya producido. Es el perdón como sistema, como principio, sin tener demasiado en cuenta la ofensa en sí. Pero no hay que entender que misericordia sea cerrar los ojos ante una realidad desagradable dando patente de corso al otro para que siga equivocándose. Esta virtud lleva propiedades activísimas que transforman a su beneficiario, inculcándole esa misma actitud ante la vida. Por ello la misericordia es la vía del progreso rápido, porque suprime el tiempo que se tardaría en vivir el karma que la injuria ha generado y el tiempo que supondría el vengar la afrenta y el que el otro emplearía en vengarse a su vez de la que le hemos infligido.


7. He hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es casi infinita. 2Todos ellos tienen, no obstante, una sola causa: el problema de la autoridad. 3Ésta es "la raíz de todo mal". 4Cada síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga es parcial y contradictoria. 5Esta posición insostenible es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son inconcebibles.

La autoría es el acto volitivo y como ya he tenido ocasión de expresar con anterioridad, la Voluntad es el Atributo Primigenio, podríamos utilizar el término Superior, con el que la Divinidad ejerce Su  Poder Creador. Sin ese Impulso inicial, la acción creadora no tendría lugar. Como hemos dicho en otras ocasiones, el acto de voluntad es como la semilla, sin la cual, no podría tener lugar ninguna creación, ningún fruto, ningún efecto. 
El principio de la Voluntad es la causa de todo efecto.
Si la naturaleza egoica participa de la creencia de que su voluntad ha atentado contra las Leyes de Dios, dando lugar a Su ira, expulsándonos del Paraíso Terrenal, acto que nos ha convertido en pecadores, entonces, esa autoría será, como bien recoge este punto, la raíz de todo mal.
Mientras que alberguemos la creencia de que podemos crear un mundo al margen de la autoría de nuestro creador, estaremos dando lugar a infinitos síntomas, todos derivados de error primigenio, el cual, nos lleva a creernos merecedores del castigo eterno para redimir nuestros pecados.

8. El problema de la autoridad es en realidad una cuestión de autoría. 2Cuando tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás. 3Percibes entonces la situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para arrebatarte tu autoría. 4Éste es el error fundamental de todos aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios. 5Esta creencia les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. 6Él está deseoso, no obstante, por erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos, sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad. 7Las creaciones de Dios disponen de la verdadera Autoría, mas tú prefieres permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. 8Al no tener certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue anónima. 9Esto te pone en una situación en la que lo único que parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. 10La disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente existas.

Es obvio pensar, que, si nos creemos los autores de nuestra identidad, percibiremos a los demás con el deseo de hacer valer su propia autoría sobre la nuestra. Al error original de creernos el padre de nuestro Padre, se añade el de creer que "el ladrón piensa que todo el mundo es de su condición" y nos defendemos del ataque de los demás, en una proyección del ataque que nosotros emitimos contra Dios.

Detrás de uno de los síntomas más extendidos en el mundo que percibimos, la depresión, se esconde la causa de no saber quiénes somos realmente y quién nuestro Creador.

9. Sólo los que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser rechazados. 2No has usur­pado el poder de Dios, pero lo has perdido. 3Afortunadamente, perder algo no significa que haya desaparecido. 4Significa simple­mente que no recuerdas dónde está. 5Su existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo. 6Es posible contem­plar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí.

Si cambiamos el término rechazar por el de atacar, podríamos reescribir la primera frase y decir: "sólo los que abandonan todo deseo de atacar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser atacados". ¿Podrías imaginar por un momento un mundo en el que no tengamos miedo a ser atacados? Esto tan sólo será posible, cuando realmente reconozcamos nuestra verdadera autoría, y despertemos a la Filiación Divina a la que pertenecemos.

El desarrollo del pensamiento racional del ser humano lo ha llevado a participar en la firme creencia de que tan sólo existe aquello que es capaz de percibir con sus sentidos físicos. Es evidente, que tal estado de la mente es el resultado de creer en que nuestra verdadera identidad es el ego, esto es, la percepción del envoltorio material con la que hemos vestido a la verdadera y única esencia del Ser, el Espíritu.

El poder de nuestra mente, a Imagen y Semejanza de la de Dios, es infinito. Su poder creador nos capacita para fabricar una realidad que nuble la visión de nuestra verdadera realidad, llevándonos a negarla y sustituirla por una identidad ilusoria. Sin embargo, este punto nos confirma que es posible contemplar la realidad sin necesidad de juzgar, interpretar (hacer uso de la percepción sensorial) y simplemente saber que está ahí.

"Benditos los que creen sin haber visto"

10. La paz es el patrimonio natural del espíritu. 2Todo el mundo es libre
de rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es. 3El problema que todos tienen que resolver es la cuestión funda­mental de la autoría. 4Todo miedo procede en última instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría. 5La ofensa no es nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. 6Negar Su Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes ver a ti mismo fragmentado. 7Esta extraña percepción es el problema de la autoridad.

La situación es la siguiente: Nuestra mente está al servicio de una falsa creencia, que nos lleva a pensar que somos pecadores y como consecuencia de ello, somos merecedores del castigo y del rigor redentor. Todo ello, en base a nuestra autoría de los hechos, da lugar a infinitos síntomas que se traducen en dolor y sufrimiento.
Si nuestra mente sirve a la verdad, lo que significa que reconocemos que la Autoría verdadera es Dios, entonces despertamos a la Inocencia y a la Plenitud, lo que se traduce en Paz y Felicidad.

La cuestión es: ¿qué vas a hacer con el poder de tu voluntad? ¿Servir a Dios o al ego?

11. No hay nadie que de una manera u otra no se sienta aprisio­nado. 2Si ése es el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta premisa sería evidente. 3El libre albedrío no puede sino conducir a la libertad. 4Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la realidad con las inestables balanzas del deseo. 5Los deseos no son hechos. 6Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente. 7Sin embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan real como lo que su voluntad dispone. 8En vez de "Busca primero el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcan­zar el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi herencia”.

¡Sé lo que soy y acepto mi herencia!

viernes, 15 de marzo de 2024

Capítulo 3. V. Más allá de la percepción

 V. Más allá de la percepción.


1. He dicho que las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fortaleza, y que la percepción, que es intrínsecamente enjuiciadora, comenzó sólo después de la separa­ción. 2Desde entonces nadie ha estado seguro de nada. 3He dejado claro asimismo que la resurrección fue el medio para regresar al conocimiento, lo cual se logró mediante la unión de mi voluntad con la de mi Padre. 4Es oportuno ahora establecer una distinción que ha de clarificar algunos de los postulados que se presentarán más adelante. 

Este punto nos recuerda dos aspectos muy importantes de las Enseñanzas, pues arrojan luz sobre dos errores esenciales que han dado lugar a creencias que nos impiden percibir la verdad, o lo que lo mismo, alcanzar la percepción verdadera.

La percepción tiene su origen en la visión dual, en la creencia en la separación y da lugar a la identificación con el envoltorio físico, el cuerpo material.

Por otro lado, la creencia en que la crucifixión es un mensaje de liberación y salvación, nos lleva a creer que, el sufrimiento es la vía que ha de conducirnos a la expiación, esto es, a corregir el error. Este punto nos aclara este aspecto, recordándonos que es la resurrección, la puerta que ha de conducirnos a la visión correcta y verdadera de lo que somos.


2. Desde que se produjo la separación ha habido una gran confu­sión entre las palabras "crear" y "fabricar" : 2Cuando fabricas algo, lo haces como resultado de una sensación específica de carencia o de necesidad. 3Nada que se haya hecho con un propósito especí­fico tiene la capacidad de poder generalizarse. 4Cuando haces algo para remediar lo que percibes como una insuficiencia, estás afirmando tácitamente que crees en la separación. 5El ego ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingenio­sos con ese propósito. 6Mas ninguno de ellos es creativo. 7La inventiva, aun en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano. 8Su naturaleza sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las creaciones de Dios.

Al estudiar el anterior apartado dedicado al "error y el ego", advertíamos que el Espíritu tiene el poder para crear y para fabricar. Más adelante tendremos ocasión de profundizar en estos conceptos, lo que hace este punto es ofrecernos una primera aclaración sobre el término "fabricar", indicándonos que su manifestación está estrechamente relacionada con la creencia adquirida tras la visión de la separación, la cual dio lugar a la sensación de carencia o necesidad.

Podemos decir que el sistema social que experimentamos se sustenta en la fabricación y no en la creación, es decir, se sustenta en los pilares de la necesidad, razón por la cual, sus estrategias van dirigidas a dar respuesta a ese deseo de carencia que parece ser insaciable.

3. El conocimiento, como ya hemos observado, no conduce a la acción. 2Tu confusión entre tu verdadera creación y lo que has hecho de ti mismo es tan grande que se te ha hecho literalmente imposible saber nada. 3El conocimiento es siempre estable, y es evidente que tú no lo eres. 4Aun así, eres perfectamente estable tal como Dios te creó. 5En ese sentido, cuando tu comportamiento es inestable, estás en desacuerdo con la Idea que Dios tiene acerca de tu creación. 6Puedes hacer esto si así lo eliges, mas no querrías hacerlo si estuvieses en tu mente recta. 

Comprender la enseñanza que se transmite en estas líneas no nos resultará fácil si no decidimos dejar de dar significado a lo que percibimos. La razón es obvia por todo lo visto en los puntos analizados hasta ahora.

Percibir forma parte del pensamiento dual y separador, lo que nos indica que hemos fabricado una realidad distinta a la de nuestro Creador. Dios nos crea a Su Imagen y Semejanza, lo que significa que nos ha creado desde el Conocimiento, donde tenemos nuestro verdadero Hogar y donde se encuentra nuestra verdadera identidad.

Desde la percepción, pensamos que nos encontramos desconectado de la Fuente que nos ha creado, y la fabricación de esa falsa realidad nos lleva a establecer leyes que perpetúan el error y justifican acciones que tratan de satisfacer el vacío que sentimos por nuestra visión en la carencia y en la necesidad. Ese mundo fabricado nos lleva a proyectar fuera de nosotros ese sentimiento de carencia y son muchos los que nos sentimos llamados a ayudar, y a pedir ayuda, en un intento de calmar ese apetito por ser saciado que nos mantiene atado, por miedo, al deseo de poseer.

La percepción verdadera nos aporta una visión más cercana de la verdad y cuando hayamos sido capaces de experimentar la Expiación, con la ayuda del Espíritu Santo, tendremos una visión integral de nuestras necesidades y de los demás. Ya no ayudaremos con la motivación de acabar con la necesidad y el sufrimiento, pues no veremos necesidad y no veremos sufrimiento, sino que dejaremos fluir nuestra Esencia Creadora, el Amor, derramándolo en nuestro caminar. Esa Luz emanará de nosotros de manera natural y contagiará a todos los que se nos acerquen en nuestro caminar, invitándolos a despertar a la verdadera realidad.

4. La pregunta fundamental que continuamente te haces no pue­des propiamente dirigírtela a ti mismo. 2Continúas preguntán­dote qué es lo que eres, 3lo cual implica no sólo que sabes la respuesta, sino que es a ti a quien le corresponde proveerla. 4No obstante, es imposible que puedas percibirte a ti mismo correcta­mente. 5No tienes una imagen que puedas percibir. 6La palabra "imagen" está siempre vinculada a la percepción y no forma parte del conocimiento. 7Las imágenes son simbólicas y representan algo diferente de ellas mismas. 8La idea de "cambiar tu imagen" reconoce el poder de la percepción, pero implica también que no hay nada estable en ti que se pueda conocer. 

Desde la percepción, para creer tenemos que ver, es decir, percibir. Sin embargo, lo Real, lo Verdadero, no es perceptible desde esa creencia sensitiva. Esta es la razón por la que muchos niegan la existencia de Dios. Para creer en Él, necesita percibir su rostro, su cuerpo.

Aquellos que creen en Él, por la manifestación de Su Hijo, Cristo, que se hizo carne en la identidad corporal de Jesús, la percepción de dicha visión, de dicha creencia, se convierte en un obstáculo que le impide alcanzar la percepción verdadera, pues le brindan un culto propio de la mente dividida, y lo adoran con el solo deseo que satisfaga sus deseos insatisfechos de carencia y necesidad.

Atribuir una imagen al Hijo de Dios y al Padre, es limitar la visión de la Verdad.

5. El conocimiento no está sujeto a interpretaciones. 2Puedes tratar de
"interpretar" el significado de algo, pero en eso siempre existe la posibilidad de equivocarse porque se refiere a la percepción que se tiene del significado. 3Tales incongruencias son el resultado de tus intentos de considerarte a ti mismo separado y no-separado al mismo tiempo. 4Es imposible incurrir en una confusión tan funda­mental sin aumentar aún más tu confusión general. 5Tu mente podrá haber llegado a ser muy ingeniosa, pero como siempre ocu­rre cuando el método y el contenido están en desacuerdo, la usas en un fútil intento de escaparte de un callejón sin salida. 6La inge­niosidad no tiene nada que ver con el conocimiento, pues el cono­cimiento no requiere ingeniosidad. 7El pensamiento ingenioso no es la verdad que te hará libre, pero te librarás de la necesidad de usarlo una vez que estés dispuesto a prescindir de él. 

Conocimiento es Verdad y la Verdad es estable, es eterna. Si creemos que somos el Hijo de Dios y de que nuestra esencia es la Luz, no podemos serlo a medias, no podemos pensar que somos mitad Espíritu, mitad cuerpo. No podemos servir a dos señores a la vez, no podemos ser la verdad y el error, al mismo tiempo.

6. La oración es una forma de pedir algo. 2Es el vehículo de los milagros. 3Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. 4Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. 5La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees. 6Cuando elegiste la percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que sólo percibiendo milagrosamente podías parecerte a tu Padre. 7Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios. 8La creación es tu Fuente y es también la única función que verdaderamente tienes. 

Reconozco que la educación religiosa recibida en el uso de la oración nada tiene que ver con la información aportada en este punto de la enseñanza.

Estamos de acuerdo en que en la enseñanza recibida se me inspiró para hacer uso de la oración, desde la visión de la carencia y el miedo, para pedir algo. Pero la dirección de esa petición siempre responde a un deseo de completar o solucionar nuestros problemas, los cuales responden a una causa común, la sensación de escasez y necesidad. Por lo tanto, el uso de la oración desde este punto de vista responde a la creencia en la separación, dado que, si tuviésemos la certeza de ser el Hijo de Dios, la oración, tendría como objetivo la comunicación directa con nuestro Padre. Ese diálogo, ni tan siquiera sería necesario, pues gozaríamos del Conocimiento que nos mantiene Uno con nuestro Creador.

El uso de la oración en este nivel de percepción debe dirigirse hacia el perdón. Lo único que hay que perdonar es nuestro propio error basado en la creencia de que somos distinto a nuestro Creador y que podemos crear fuera de su Mente. Se trata de ver desde la certeza de que el episodio bíblico en el que se nos habla de la expulsión del paraíso terrenal nunca ocurrió, salvo en nuestra mente, dando lugar a un estado de sueño semejante a la ilusión.

7. La afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza pro­pia" necesita ser reinterpretada. 2"Imagen" puede entenderse como "pensamiento", y "semejanza" como "de una calidad semejante." 3Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensa­miento y de una calidad semejante a la Suya Propia. 4No hay nada más. 5La percepción, por otra parte, no puede tener lugar sin la creencia en "más" y en "menos". 6La percepción entraña selectivi­dad a todo nivel. 7Es un proceso continuo de aceptación y rechazo, de organización y reorganización, de substitución y cam­bio. 8Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar. 

En los puntos anteriores veíamos como el Conocimiento no es reproducible en la dimensión de la imagen. La imagen es propia del pensamiento perceptivo, que como sabemos tiene su causa en la creencia en la separación. Por tal motivo, se hace preciso reinterpretar la afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza propia".

Es evidente que pensar que Dios es reproducible en una imagen puede dar lugar a que si no percibimos su imagen dejemos de creer en su existencia.

El término "pensamiento" en verdad está indicándonos que, al igual que la imagen es un pensamiento erróneo por ser efecto de la percepción-separación, el pensamiento al que alude la afirmación, hace referencia al pensamiento creador, al verdadero. Todo pensamiento es un acto de Voluntad que el creador expresa por su condición divina.
Podríamos concluir diciendo que cuando utilizamos el pensamiento para percibir, estamos fabricando imágenes, mientras que cuando lo utilizamos para expandir lo que somos, estamos creando vida.

8. ¿Qué le ocurre a la percepción en ausencia de juicios, o de nada que no sea perfecta igualdad? 2Percibir se vuelve imposible. 3La verdad sólo se puede conocer. 4Toda ella es igualmente verdadera, y, conocer cualquier parte de ella es conocerla en su totalidad. 5Unicamente la percepción entraña una conciencia parcial. 6El conocimiento transciende las leyes que gobiernan la percepción porque un conocimiento parcial es imposible. 7El conocimiento es uno y no tiene partes separadas. 8Tú que eres realmente uno con él, sólo necesitas conocerte a ti mismo para que tu conocimiento sea total. 9Conocer el milagro de Dios es conocerlo a Él. 

Desde la mente separada, desde la percepción, nos costará aceptar lo que este punto nos revela.

¿Cómo es posible no juzgar? ¿Qué uso daremos a nuestra mente si no la utilizamos para discernir?

Desde que nacemos, somos educados para utilizar la mente con el propósito de reconocer lo que es bueno y lo que es malo, no tan solo en el sentido moral de dichos conceptos, sino también, en el sentido existencial y práctico de la dimensión en la que se manifiesta nuestra vida. Podríamos argumentar, que, si no utilizamos nuestra mente para aprender, para tomar consciencia de las cosas, para identificar y dar significado, aún estaríamos en una edad primitiva desde el punto de vista evolutivo.

En el mundo de la percepción, el juicio es una valiosa herramienta. De hecho, el juicio es un acto propio y exclusivo de una mente errónea que ha decidido separarse de la Fuente Original del Conocimiento, para adentrarse en el descubrimiento y experimentación de un mundo temporal e irreal cuya energía se manifiesta en estado denso.
Ese hecho, que como hemos dicho en muchas ocasiones a lo largo del estudio de esta enseñanza, forma parte de un mundo ilusorio, tiene que ser trascendido de modo que nuestra percepción falsa-juicio separador, nos lleve a un estado en el que la percepción sea verdadera, dando lugar a un juicio unificador.

Si la causa del error se encuentra en el pensamiento dual, dicho error debe ser corregido en ese mismo nivel. Dicho de otro modo, si el error ha dado lugar al juicio, será desde el enfoque correcto del juicio, desde donde ha de alcanzarse la rectificación.

Podemos estar en este mundo, sin creer que somos de él. Podemos utilizar el juicio con el propósito de reencontrarnos con la verdad. Esa verdad siempre es una.

9. El perdón es lo que sana la percepción de la separación. 2Es necesario que percibas correctamente a tu hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como entidades separadas. 3El espíritu tiene absoluto conocimiento de Dios. 4En eso radica su poder milagroso. 5El hecho de que cada uno de nosotros disponga de ese poder en su totalidad es una condición enteramente ajena al pensar del mundo. 6El mundo cree que si alguien lo tiene todo, no queda nada para los demás. 7Mas los milagros de Dios son tan totales como Sus Pensamientos porque son Sus Pensamientos. 

En un intento de dar continuidad a la enseñanza aportada en el punto anterior,
podríamos decir, que el juicio debe llevarnos a la práctica del perdón, es decir, el juicio, como hemos visto es fruto del uso del discernimiento mental, de la interpretación que nos permite dar significado a lo que nos acontece. Siendo así, el juicio ha de revelarnos el verdadero significado de lo que somos, lo cual nos permitirá comprender que todos somos hermanos y que compartimos el vínculo de la igualdad.

Ese proceso de autoconocimiento desembocará en la firme creencia de que no estamos separados de la Creación y propiciará en nuestra mente el pensamiento del perdón o corrección de nuestro estado falso de percepción.

El perdón se resume en rectificar la falsa creencia en la separación. No existiendo el error, al que hemos llamado pecado, no existirá la necesidad de ser perdonado, pues no sentiremos culpa.

10. Mientras continúe habiendo percepción, la oración será necesa­ria. 2Puesto que la percepción se basa en la escasez, los que perci­ben no han aceptado totalmente la Expiación ni se han entregado a la verdad. 3La percepción se basa en un estado de separación, así que todo aquel que de alguna manera percibe, tiene necesidad de curación. 4El estado natural de los que gozan de conocimiento es la comunión, no la oración. 5Dios y Su milagro son inseparables. 6¡Cuán bellos son en verdad los Pensamientos de Dios que viven en Su Luz! 7Tu valía está más allá de la percepción porque está más allá de toda duda. 8No te percibas a ti mismo bajo ninguna otra luz. 9Conócete en la Única Luz en la que el milagro que eres se alza en perfecta claridad.

En este punto, la Enseñanza de UCDM nos presenta un Estado del Ser que hasta ahora no ha sido desarrollado ampliamente. La comunión es el estado natural de los que gozan de conocimiento, es decir, la comunión es el verdadero estado del Ser que somos y como bien recoge más adelante las Enseñanzas, es otra forma de compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del cuerpo.

La proyección de la mente dual nos lleva a la creencia en la separación y como expresión de ello a la percepción. Se trata de un estado mental, que como hemos ido viendo en los puntos anteriores, requiere sanación, pues está basado en el error.
La identificación con ese estado mental nos sitúa en un proceso de aprendizaje continuo en espera de despertar a la Expiación. Será de manos del Espíritu Santo, cuyo estado es la comunión, que recordaremos lo que somos y a formar parte de la Verdad.

jueves, 14 de marzo de 2024

Capítulo 3. IV. El error y el ego

 

IV. El error y el ego

1.  Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. 2Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda. 3Esto se debe a que no tienes certeza acerca de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. 4Y éste te está asimismo vedado porque todavía percibes sin amor. 5Antes de que la separación introdujese las nociones de gra­dos, aspectos e intervalos, la percepción no existía. 6El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del con­cepto de niveles. 7Sólo los Niveles de la Trinidad gozan de Uni­dad. 8Los niveles creados por la separación no pueden sino estar en conflicto. 9Ello se debe a que ninguno de ellos significa nada para los demás.

Si Dios nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, y en Su Mente Todo es Uno, esa Unidad debe formar parte, igualmente, de nuestra Mente. En ese Estado Uno no existen niveles, por esa razón, este punto nos dice que el Espíritu no tiene niveles.
Muchas enseñanzas esotéricas, cuando hacen referencia a la constitución del ser, aluden a Un Triple Espíritu (Espíritu Divino, Espíritu de Vida y Espíritu Humano), un Triple Alma (Alma consciente, Alma Intelectual y Alma Emocional) y un Triple Cuerpo (Cuerpo Denso, Cuerpo Vital y Cuerpo de Deseos). En lo que se refiere al Espíritu, su clasificación es la única que expresa una sola Unidad. En el cristianismo, queda representado por la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (tres Personas distintas y un solo Dios verdadero).

Sólo los niveles de la Trinidad gozan de Unidad, nos expresa este punto, por lo que podríamos concluir que el Triple Espíritu goza de esa Unidad.
Tan sólo el Espíritu goza de Conocimiento, mientras que Alma y el Cuerpo, con sus distintos niveles, surgidos de la mente dividida, son temporales y por tal motivo no forman parte de la Verdad.


2. La conciencia -el nivel de la percepción- fue la primera divi­sión que se introdujo en la mente después de la separación, con­virtiendo a la mente de esta manera en un instrumento preceptor en vez de en un instrumento creador. 2La conciencia ha sido correc­tamente identificada como perteneciente al ámbito del ego. 3El ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. 4Sin embargo, sólo te puedes conocer a ti mismo como realmente eres, ya que de eso es de lo único que puedes estar seguro. 5Todo lo demás es cuestionable.

Comprender la información que nos aporta este punto, lo considero de gran importancia. Si la conciencia o percepción del yo, pertenece al ámbito del ego, y como recoge el Curso, el ego no es real, no es verdadero, entonces, la conciencia no es el canal adecuado de aprendizaje. La conciencia del yo o canal de percepción, tan sólo nos puede conducir a la antesala de la consciencia verdadera del Yo, o lo que es lo mismo, a la percepción verdadera. Es en ese proceso de reconocimiento de la Verdad en el que nos presta una valiosísima ayuda el Espíritu Santo y la Expiación.


Nuestra mente está al servicio del ego, o lo que es lo mismo, nuestra mente está al servicio del deseo de ser diferentes a lo que somos. Esa orientación de nuestro pensamiento, de servir al deseo individual, es lo que ha ocasionado la visión separadora y dual, la cual ha dado lugar a la creencia de que existen diferentes niveles y grados.


3.  El ego es el aspecto inquisitivo del ser que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. 2Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que éstas entrañan conocimiento y no se pueden percibir. 3La mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad­-Uno está exenta de confusión. 4Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. 5Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. 6Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma. 7Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y ésta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. 8Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado. 9De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo. 10Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. 11Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación.

El Espíritu crea cuando su Mente se expresa desde el Amor, desde la Unidad. Cuando se expresa desde el deseo, la capacidad de crear se desvincula del Conocimiento y da lugar a la capacidad de fabricar, y todo cuanto surge de ello es falso e irreal, pues no sirve a la Verdad.

4.  No se debe confundir a la mente que goza de conocimiento con la mentalidad recta, ya que sólo esta última está vinculada a la percepción verdadera. 2Puedes tener una mentalidad recta o una mentalidad errada, y aun esto es cuestión de grados, lo cual demuestra claramente que ninguna de ellas tiene nada que ver con el conocimiento. 3El término "mentalidad recta" se debe entender como aquello que corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. 4Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percep­ción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de como te percibes a ti mismo.

Mientras que nuestra mente perciba el mundo físico y le otorgue la condición de hogar, podemos hablar de una mentalidad errada y de una percepción falsa. Cuando, aun estando en el mundo físico, reconocemos que no es nuestro hogar y que el cuerpo físico no es nuestra identidad, hablaremos de mentalidad recta y de percepción verdadera. A ese proceso de transformación muchas Escuelas Esotéricas le llaman el Camino o Despertar.

5.  La percepción siempre entraña algún uso inadecuado de la mente, puesto que la lleva a áreas de incertidumbre. 2La mente es muy activa. 3Cuando elige estar separada, elige percibir. 4Hasta ese momento su voluntad es únicamente gozar de conocimiento. 5Una vez que ha elegido percibir, no puede sino elegir ambigua­mente, y la única forma de escaparse de la ambigüedad es me­diante una percepción clara. 6La mente retorna a su verdadera función únicamente cuando su voluntad es gozar de conoci­miento. 7Esto la pone al servicio del espíritu, donde la percepción cambia. 8La mente elige dividirse a sí misma cuando elige inven­tar sus propios niveles. 9Pero no puede separarse completamente del espíritu, ya que de éste es de donde deriva todo su poder para fabricar o para crear. 10Aun en la creación falsa la mente está afir­mando su Origen, pues, de otro modo, simplemente dejaría de existir. 11Esto último, no obstante, es imposible, ya que la mente le pertenece al espíritu que Dios creó, y que, por lo tanto, es eterno.

No deja de ser un profundo misterio, para la mente que sirve a la percepción, el
hecho causal que la ha llevado a desconectarse de la Fuente del Conocimiento, su Estado Original.  

La reflexión puede ser planteada así: Dios, en Su Expresión Creadora emana de Sí Mismo, a Su Hijo, el cual es creado a Imagen y Semejanza del Padre, es decir, es de Su Misma Condición y Cualidad. Si Dios es Mente Creadora, Su Hijo lo es igual. 
El Estado Natural de Dios es Conocimiento, por lo que Su Hijo también goza de ese Estado Natural. La cuestión es, ¿por qué el Hijo decide desconectarse de ese Estado de Plenitud y fabrica un estado perecedero y efímero. Dicho de otro modo, si Dios es Perfecto, Su Hijo también goza de esa Perfección, entonces, ¿por qué fabrica un estado que le lleva a percibir la escasez, la necesidad, el sufrimiento?

Por establecer un símil, tan propio del marco perceptivo que experimentamos, se me ocurre el estado del que goza una criatura en el proceso de gestación en el vientre de su madre. En ese proceso, se observa cómo la criatura se alimenta directamente de su creador y mientras que esto es así, goza de plenitud y no experimenta necesidad. Sin embargo, el proceso natural de su propia naturaleza le exige desconectarse (separarse) de la madre para poder así desarrollar plenamente su propio potencial. Mientras que ha estado conectado por el cordón umbilical con su hacedor, esa criatura es una prolongación de su madre. Podríamos decir, que su Mente es la Mente de su madre. Potencialmente, esa criatura, ha sido creada a Imagen y Semejanza de su progenitora. La clave está en el término "potencialmente", ya que nos revela un estado condicionado, es decir, esa criatura es de la misma condición que su creador, pero debe desarrollar ese potencial.

El Hijo de Dios, cuenta con los mismos poderes creadores que Su Padre, y en el libre uso de los mismos, con el propósito de desarrollar su "potencial divino" decide ver las cosas a su manera dando lugar, es decir, fabricando una "realidad" paralela basada y sustentada en la percepción de una dimensión, donde la realidad es perecedera y temporal.

En ese camino de ida, el Hijo de Dios, ha quedado sumido en un profundo sueño del cual está llamado a despertar, pues su identificación con el mundo de la percepción y con la dimensión física es temporal y transitoria.


6. La capacidad de percibir hizo que el cuerpo fuese posible, ya que tienes que percibir algo y percibirlo con algo. 2Por eso es por lo que la percepción siempre entraña un intercambio o interpreta­ción que el conocimiento no requiere. 3La función interpretativa de la percepción, que es una forma de creación distorsionada, te permitió entonces llegar a la conclusión de que tú eres tu cuerpo, en un intento de escapar del conflicto que tú mismo habías provo­cado. 4El espíritu, que goza de absoluto conocimiento, no pudo avenirse a esta pérdida de poder, ya que es incapaz de albergar oscuridad. 5Esto hizo que el espíritu fuese casi inaccesible a la mente y completamente inaccesible al cuerpo. 6A partir de ahí, se percibió al espíritu como una amenaza, puesto que la luz disipa la oscuridad al mostrarte simplemente que ésta no se encuentra ahí. 7La verdad siempre prevalecerá sobre el error de este modo. 8No puede ser éste un proceso activo de corrección porque, como ya he puesto de relieve, el conocimiento no hace nada. 9Puede ser percibido como un agresor, pero no puede atacar. 10Lo que tú per­cibes como su ataque es tu propio vago reconocimiento de que el conocimiento siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido.

El Curso nos enseña que Dios se expresa en la Trinidad-Una, y que ese Estado no da lugar a la clasificación de niveles. Tal hecho, lleva a mi mente a vincular esa Manifestación Trina con los Tres Rostros de la Divinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo-, y con los Tres Principios Divinos -Voluntad, Amor y Conocimiento-.

Soy consciente, que lo que está haciendo mi mente es intentar establecer un canal de conexión, en un plano donde imperan las leyes de la percepción y que por tal motivo está muy lejos de lo que es Real. Aun así, creo que me ayuda a comprender vínculos que considero están en sintonía con el Verdadero Conocimiento.

Considero importante comprender el potencial del que es portador el Hijo de Dios. La vinculación anteriormente establecida me lleva a creer que somos portadores del Poder de la Voluntad, del Amor y del Conocimiento. En base a ese potencial, y por inercia de las Leyes de la Creación que inspira a hacer uso del potencial con el que se cuenta, sentimos la llamada a desplegar nuestro potencial. Esta situación, la asemejo, con el sembrador que cuenta con una semilla y es su voluntad sembrarla. Pero en este juego imaginativo me falta una pieza que considero esencial. Todo sembrador para poder sembrar su semilla debe contar con la tierra en la cual poder sembrarla. Esta cuestión, me lleva a plantearme, ¿en que "tierra" sembró el Hijo de Dios su semilla para que de su unión surgiese el mundo que percibe?

Hoy, gracias a las investigaciones realizadas en el ámbito de la Física Cuántica, se postulan hipótesis muy reveladoras. Se habla de un concepto, al que han denominado "Campo", para definir un estado invisible y potencial de la energía dotada de infinitas posibilidades. Esta teoría se da la mano con conceptos esotéricos donde nos hablan de una dimensión invisible llamada “Mundo de los Arquetipos”, y aunque lo del nombre es lo de menos, el mensaje sí que encierra una aproximación real de lo que es la "materia no visible"  o lo que lo mismo, la "tierra potencial virtual" donde el Hijo de Dios siembra su semilla creadora, dando lugar a la fabricación del mundo que percibimos.

Esta composición de ideas, me permite afirmar una de las aportaciones más enriquecedoras que he encontrado en las enseñanzas de UCDM, la que nos revela que Dios no es el creador del mundo que percibimos. Pienso, que el Hijo de Dios, haciendo uso de su Potencial Divino, ha utilizado ese "Campo de infinitas posibilidades", que está al servicio de la Mente, y ha fabricado el Universo que percibimos.


7.  Dios y Sus creaciones permanecen a salvo, y saben, por lo tanto, que no existe ninguna creación falsa. 2La verdad no puede lidiar con los errores que tú deseas conservar. 3Yo fui un hombre que recordó al espíritu y su conocimiento. 4Como hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino de corregir el error de raíz. 5Demostré tanto la impotencia del cuerpo como el poder de la mente. 6Al unir mi voluntad con la de mi Creador, recordé naturalmente al espíritu y su verdadero propósito. 7Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. 8Sólo tus percepciones falsas se interponen en tu camino. 9Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. 10Pues una percepción sana induce a una elección sana. 11No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. 12"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos" debería rezar: "Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar." 13Por lo tanto, no eligen correctamente. 14Los "escogidos" son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. 15Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas. 16Dios te conoce sólo en paz, y ésa es tu única realidad.

De lo expuesto en el punto anterior no podemos deducir que la acción llevada a cabo por el Hijo de Dios sea negativa y por la que debamos sentirnos culpables. El error que debemos corregir es la identificación postulada con los resultados de su acción. Dejar de ser Dios para convertirse en un cuerpo, es lo que nos ha llevado a olvidarnos de nuestra estirpe, de nuestra herencia. Recuperar la visión correcta es una invitación a despertar del sueño profundo de nuestra mente.

Este punto establece la pauta de corrección que ha de permitirnos retornar a nuestro Estado de Plenitud: Unir nuestra voluntad con la de nuestro Creador, hará posible el despertar de la consciencia a lo que realmente somos.

Ese "despertar" tendrá una característica esencial. Seremos conscientes de nuestro potencial creador. Podemos utilizar el símil que hemos empleado más arriba, y decir, que ese despertar supone que la criatura que ha sido gestada en el vientre materno, adquiere la mayoría de edad y asume conscientemente que es un ente creador, al igual que su progenitor.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Capítulo 3. III. Percepción y conocimiento

 

III. Percepción y conocimiento

1. Hemos estado haciendo hincapié en la percepción, y apenas hemos hablado del conocimiento. 2Esto ha sido así porque la per­cepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada. 3Saber es tener certeza. 4La incertidumbre significa que no sabes. 5El conocimiento es poder porque goza de certeza, y la certeza es fuerza. 6La percepción es temporal. 7Al ser un atributo de la creencia en el espacio y en el tiempo, es susceptible de producir miedo o amor. 8Las percepciones falsas producen miedo y las ver­daderas fomentan el amor, mas ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepción está sujeta a cambios. 9Por eso es por lo que la percepción no es conocimiento. 10La verdadera percepción es la base del conocimiento, pero gozar de conocimiento es la afir­mación de la verdad y esto se encuentra allende cualquier percep­ción.

El apartado III, dedicado a la percepción y al conocimiento, exige, desde mi punto de vista, de una aclaración, pues cuando en el Curso se hace referencia al término "conocimiento", no se está refiriendo a la interpretación que se le otorga en los diccionarios oficiales de la lengua.

Si consultamos el diccionario de la Real Academia Española, la primera definición que encontramos es: "Acción y efecto de conocer". El término conocer, hace referencia, siguiendo la guía de la RAE, a la acción de averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. Entender, advertir, saber, echar de ver a alguien o algo. Percibir el objeto como distinto de todo lo que no es él. Experimentar, sentir algo...

Todos estos significados nos describe el término conocimiento-conocer, como perteneciente al mundo de la percepción temporal, o lo que es lo mismo, al mundo falso e ilusorio.

Sin embargo, la connotación que nos ofrece el Curso cuando hace referencia al término Conocimiento, es bien diferente, no se trata de un saber proveniente de la percepción, sino que trasciende todo estado temporal, situándolo en los dominios del Saber Divino, en los dominios de la Verdad Eterna. 

Podríamos decir, que el Conocimiento al que hace referencia el Curso es el Saber y la Certeza procedente de Dios y de la que goza Su Hijo, mientras que el conocimiento propio del mundo temporal, es el que se extrae del acto de la percepción. En este sentido, poseer conocimiento de Un Curso de Milagros, no es tener el Conocimiento al que se refiere el propio Curso, si bien, la comprensión del mismo nos ofrece la percepción verdadera de lo que somos, lo que sin duda es la antesala que nos conducirá al Conocimiento Verdadero.

2. Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te recono­ces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. 2Reconocer significa "conocer de nuevo", implicando que antes gozabas de conocimiento. 3Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. 4El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento. 5Es la respuesta correcta a una pre­gunta, mas cuando sabes no preguntas. 6El primer paso en el proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. 7El milagro -la res­puesta correcta- lo corrige. 8Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. 9La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo. 10El conocimiento es intemporal porque la certeza es algo incuestionable. 11Cuando dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento. 

En este punto, las enseñanzas del Curso nos van aportando cada vez más información para que sepamos diferenciar el significado de algunos conceptos de gran importancia.

El estudiante sabrá notar que en los capítulos que estamos abordando se nos aporta, de manera muy condensada, afirmaciones que sintetizan el contenido de las verdades que forman parte de la Enseñanza. En este sentido, la afirmación con la que da comienzo este punto, nos sitúa frente a frente a una de las cuestiones esenciales en el camino hacia el despertar: "Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te recono­ces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios." 

Te propongo un escenario mental. Te imaginas que tuvieras la misma certeza, que le aportas a tu cuerpo, con tu esencia espiritual. Te imaginas, que cuando te miras a un espejo no percibas tu rostro corporal, sino la luz de tu espíritu. ¿Te comportaría de igual manera a como lo haces sin esa certeza? ¿Podrías hacerle daño a alguien con la visión de que no es un cuerpo, sino un ser espiritual? Te imaginas, que tengas acceso a la visión de que tu verdadero origen te conecte con Dios.

3. La mente que cuestiona se percibe a sí misma en el tiempo, y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. 2La mente no recep­tiva, por el contrario, cree que el futuro va a ser igual que el presente. 3Eso da lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el presente. 4Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar.

Sin duda, el pasado y el futuro, ambos frutos del estado ilusorio de nuestra mente, se convierten en fuentes de miedo, y por ello, en un estado que favorece la ausencia de paz.

Si observamos el comportamiento de nuestra mente ante cualquier hecho de la vida, descubriremos que tiene una clara tendencia a buscar en el pasado una respuesta que de sentido a su estado presente. Podríamos pensar, sin duda alguna, que ese proceso es normal, pues se basa en la educación y en el aprendizaje recibido. Sin embargo, lo que llamamos proceso normal de nuestra mente, se convierte en una visión limitadora que nos impide ver la verdad del momento presente. Es imposible ver la realidad del presente con ojos puestos en el pasado. Cada instante de nuestra existencia es diferente a otros instantes, ya lo fijemos en el pasado o en el futuro.

Tendríamos que saltar de alegría al reconocer que la anterior afirmación es verdad, pues es la única manera de alcanzar ese estado tan añorado al que hemos llamado paz. Vivir el presente con la visión del pasado no puede situarnos en ese estado de paz, pues no estaríamos viviendo la plenitud del presente. Por otro lado, vivir el presente con la mirada inocente, sin prejuicios del pasado, nos permitirá gozar de la visión que nos muestra dicho instante. Con esa visión de inocencia, el juicio no estará empañado de emociones del pasado, las cuales sirven al miedo, pues atesora una carga emocional basada en la ira, el rencor, el dolor, el sufrimiento, etc.

Tan solo desde la visión de la inocencia en cada presente, lograremos aplicar el perdón y sanar nuestra percepción errónea. Vivir el instante presente con la visión de la inocencia nos libera de la ansiedad de tiempos pasados y futuros.

4. La verdadera visión es la percepción natural de la visión espiri­tual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. 2La visión espiritual es simbólica, y, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento. 3Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del propio ámbito del milagro. 4Una "visión de Dios" sería un milagro más que una revelación. 5El hecho en sí de que la percepción esté involucrada demuestra que la experien­cia no pertenece a la esfera del conocimiento. 6De ahí que las visio­nes, por muy santas que sean, son efímeras.

En este punto, las enseñanzas aportadas por Jesús a través del Curso, parece adaptarse a una inquietud propia de nuestro tiempo. Seguro que conoceréis a alguien que da viva muestra de interés por los temas de desarrollo del potencial psíquico. 

El interés por adquirir habilidades en las artes de las mancias, por despertar los llamados poderes espirituales, están muy de moda y suma muchos seguidores. 

Bien, no podría negar que yo mismo, he sentido la llamada a la que me refiero. Y sinceramente, he de agradecer la aclaración que nos aporta este punto sobre este particular, pues me permite adquirir una nueva visión en la que ya no siento esa atracción por adquirir una percepción de las energías espirituales. Ahora me conformo en adiestrar a mi mente en el pensamiento que considero más esencial, el recordar lo que realmente soy a cada presente.

5. La Biblia te exhorta a que te conozcas a ti mismo, o, lo que es lo mismo, a que tengas certeza. 2La certeza es siempre algo propio de Dios. 3Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es, y esto te permite conocerlo. 4Hasta que primero no lo percibas tal como es no lo podrás conocer. 5Mientras sigas cuestionando lo que él es, estarás implicando claramente que no conoces a Dios. 6La certeza no requiere acción. 7Cuando dices que estás actuando basándote en tu conocimiento, estás confundiendo el conoci­miento con la percepción. 8El conocimiento provee la fuerza para el pensamiento creativo, no para la acción recta. 9La percepción, el milagro y la acción están estrechamente vinculados. 10El cono­cimiento es el resultado de la revelación y genera sólo pensa­miento. 11La percepción, aun en su forma más espiritualizada, incluye al cuerpo. 12El conocimiento procede del altar interno y es intemporal porque goza de certeza. 13No es lo mismo percibir la verdad que conocerla.

En la línea de lo que aportaba en el punto anterior, el recuerdo de lo que somos nos conectará con la antesala que nos comunicará con el nivel donde se encuentra el verdadero Conocimiento, es decir, tomar consciencia de que somos Hijos de Dios, nos lleva a la percepción correcta, la cual nos conduce directamente a la certeza, al pensamiento verdadero de que Todos Somos Uno en la Esencia Creadora de Dios.

6. Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus Hijos. 2En dichos altares es donde Él puede comunicar Su certeza, y Su conocimiento inevitablemente brindará paz. 3Dios no es un extraño para Sus Hijos, ni Sus Hijos son extraños entre sí. 4El conocimiento precedió tanto a la percepción como al tiempo, y finalmente los reemplazará. 5Ése es el verdadero signi­ficado de "el Alfa y la Omega, el principio y el fin" y de "Antes de que Abraham naciese, era yo". 6La percepción puede y debe ser estabilizada, pero el conocimiento ya es estable. 7"Teme a Dios y observa Sus mandamientos" pasa a ser "Conoce a Dios y acepta Su certeza."

El retorno a nuestro verdadero Hogar, al Mundo de la Mente Creativa, nos invita previamente a ese adiestramiento mental al que me refería más arriba, pues será corrigiendo la falsa percepción que nos lleva a la creencia de la separación, como alcanzaremos la percepción correcta, estado imprescindible para restablecer conscientemente la comunicación directa con nuestro Creador.

7.  Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. 2No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. 3Los ataques siempre se lanzan contra extraños. 4Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. 5Le tienes miedo porque lo has convertido en un extraño. 6Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. 7En la creación de Dios no hay extraños. 8Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. 9Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. 10Los creó conociéndolos. 11Los reconoce perfectamente. 12Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él.

Para conocer hay que amar. Para conocernos a nosotros mismos, tenemos que amarnos. Para conocer a nuestro hermano, tenemos que amarlo. Nadie puede dar lo que no tiene. 
Todo lo que no es amor, responde a la falsa percepción del miedo. Cuando sentimos miedo, nos percibimos separados y por tanto ni nos amamos, ni amamos a los demás. Elegimos el miedo y ello nos lleva a percibirnos erróneamente y a percibir erróneamente a los demás. Cuando esto ocurre, estamos eligiendo atacar y lo hacemos como un mecanismo de defensa para no sentir miedo.

La falta de amor nos lleva a la negación de Dios y de Su Obra, el Hijo de Dios.