sábado, 16 de marzo de 2024

Capítulo 3. VI. Los juicios y el problema de la autoridad

 VI. Los juicios y el problema de la autoridad


1. Hemos hablado ya del juicio Final, aunque no con gran detalle. 2Después del juicio Final no habrá ningún otro. 3Dicho juicio es simbólico porque más allá de la percepción no hay juicios. 4Cuando la Biblia dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si juzgas la realidad de otros no podrás evitar juzgar la tuya propia.

En efecto, el Capítulo 2, del Texto, está dedicado al significado del Juicio Final. He querido recoger parte de lo expuesto para que nos sirva de introducción: 

"El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes” (T-2.VIII.2:4-8).  

“Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar (T-2.VIII.2:1-8)". 

La percepción, la separación, el juicio, son consecuencias directas de un acto de autoría, de un acto de voluntad. Tenemos que recordar que, la voluntad de crear nos fue dada por el Creador, Quien estaba expresando esa misma Voluntad en Su creación. Puesto que la capacidad de crear reside en la mente, todo lo que creamos es necesariamente una cuestión de voluntad. 

Podríamos decir que el principio de la voluntad es el más elevado, lo podemos comparar con la propiedad intrínseca de una semilla, sin la cual, nada florecería. Cuando ese impulso creador es "capturado" por el deseo, tiene lugar una fusión de fuerzas semejante a la unión del fuego y el agua, de la luz y la oscuridad, lo que se percibe como las luchas titánicas del bien y del mal: la ilusión de la falsa dualidad.



2. La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. 2Juzgar es el proceso en el que se basa la percep­ción, pero no el conocimiento. 3He hecho referencia a esto ante­riormente al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo. 4Los juicios siempre entrañan rechazo. 5Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. 6Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido. 7Una de las ilusiones de las que adoleces es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. 8Esto no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has juzgado no existe. 9Obvia­mente no crees esto, pues, de lo contrario, no lo habrías juzgado. 10En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no, 11pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal. 12Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca.

Intentar comprender y aceptar la afirmación que nos hace este punto con la mente dual se nos antoja contradictorio, pues el simple hecho de percibir, función con la que se encuentra identificada la mente dual, lleva implícito la autoría de juzgar, de separar. 

Podemos hacer un ejercicio práctico in situ. Fija tu mirada en un objeto, bien sea animado o inanimado. De forma inmediata, instantánea, de nuestro cerebro parece emanar pensamientos con el propósito de identificar lo que nuestros ojos evidencian o lo que nuestro órgano de percepción interpreta. En ese cerebro parece almacenarse la información necesaria que nos permite identificar el objeto y de forma subyacente le apropiamos un significado que puede ser clasificado como bueno o malo. El juicio toma presencia en el proceso de percepción como una fase ineludible. Es más, lo hace con ese propósito de aportarnos la información que necesitamos percibir para sentirnos seguros o inquietos. Sin embargo, esa visión, esa percepción es arbitraria, es parcial y no es verdadera, pues carece de la información integral del objeto, es decir, carece del conocimiento. 

Cuando el objeto percibido es una persona o una relación de personas, ese proceso descrito nos lleva a juzgar, a interpretar, de forma sesgada, pues interpretamos situaciones de las que no tenemos la visión integral de lo que sucede. Así, consideramos a la vida como injusta cuando sucesos que interpretamos como dolorosos forman parte de nuestras vivencias. 

Imaginemos, que somos los autores de la redacción de una novela. A lo largo del desarrollo de esa obra, los personajes experimentan vivencias dramáticas, las cuales son la consecuencia directa de acciones que se encuentran concadenadas entre sí formando un ciclo de aprendizaje. El escritor que tiene una visión integral de la obra y es conocedor de la trama, está en condiciones de ver el proceso como un todo, lo que le facilita la labor de conocer el para qué de todas las anécdotas que se desarrollan en el devenir de la novela. De carecer de esa visión, el lector, puede sacar conclusiones ilusorias, no reales, del proceso vital de los personajes que dan vida al contenido y al guión de la obra. 

De todo ello se extrae una importante reflexión. Desde la percepción, nuestra visión no será real y verdadera y el juicio es el ejercicio mental que nos conducirá tarde o temprano a la conclusión de que el Juicio Final o proceso final de evaluación ha de conducirnos a la Mente Recta.


3. No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. 2Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. 3De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. 4Toda incerti­dumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar. 5No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. 6En presencia del conocimiento todo juicio queda, automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción.

Siguiendo con el ejercicio iniciado en el punto anterior, me gusta imaginar  que la práctica de la mirada nueva, de la mirada inocente, es una senda que sin duda ha de llevarnos a la percepción verdadera. No en vano, Jesús, en sus Enseñanzas, nos alentaría a nacer de nuevo y a rodearnos de niños, pues en su estado de consciencia, el niño es aún puro y se encuentra abierto a mirar sin juzgar lo percibido. Tan solo cuando los adultos tratan de encausarlos por la vía de la educación es cuando los privamos de la facultad de la pureza y de la inocencia.

¿Has probado percibir sin juzgar? El resultado es la libertad, es la paz.

4. Tienes miedo de todo aquello que has percibido y te has negado a aceptar. 2Crees que por haberte negado a aceptarlo has perdido control sobre ello. 3Por eso es por lo que lo ves en pesadillas, o disfrazado bajo apariencias agradables en lo que parecen ser tus sueños más felices. 4Nada que te hayas negado a aceptar puede ser llevado a la conciencia. 5De por sí, no es peligroso, pero tú has hecho que a ti te parezca que lo es.

Si miramos y no aceptamos lo que vemos, estamos separándonos de la realidad. Es un mecanismo muy estudiado por la psicología para tratar trastornos de comportamiento. El mecanismo es tan autómata que ha pasado a formar parte de nuestro inconsciente.

Si al mirarnos, observamos aspectos que no aceptamos, bien por condicionamientos morales, éticos o físico, pasamos por la fase de prohibirnos ser lo que vemos, y esa parte de nosotros pasa a ser encarcelada en las mazmorras de nuestra naturaleza inconsciente, la cual clamará por salir y ser aceptada, promoviendo una lucha interior con conlleva un gran desgaste interior.

Lo que percibimos no es real, pero lo hacemos real nosotros. El miedo no es real, pero sí lo será si nuestra mente le aporta significado y valor. 


5. Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar cansado. 2Cuando te ríes de alguien es por­que has juzgado a esa persona como alguien que no vale nada. 3Cuando te ríes de ti mismo no puedes por menos que reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes tolerar la idea de ser menos que ellos. 4Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador. 5No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. 6La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable. 7Es curioso que una habilidad tan debili­tante goce de tanta popularidad. 8No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios. 9También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados con­tra ti. 10Sin embargo, esta creencia sólo puede existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma para defender tu propia autoridad.

Cuesta imaginar que sin juicio pueda producirse el proceso de identificación. No saber lo que somos, ni cómo somos, es un pensamiento que favorece la incertidumbre y el miedo. Necesitamos saber que nuestro cuerpo tiene un origen y responde a unas leyes físicas y a roles de comportamiento. No estamos dispuestos a dejar de juzgar lo que percibimos, pues el simple hecho de no conocer las causas del dolor, del sufrimiento, de la escasez, nos produce un profundo miedo. Resulta más fácil pensar que nuestro cuerpo es la causa de nuestro dolor, que reconocer que toda experiencia percibida de dolor es una proyección del dolor que acuñamos en nuestra mente definiendo nuestras creencias.

6. Dios ofrece únicamente misericordia. 2Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. 3La justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte el significado de la misericordia. 4Es juz­gadora únicamente porque tú eres capaz de cometer injusticias. 

Cuando recurrimos al diccionario para conocer el significado del término "misericordia", extraemos entre otros el siguiente:

4. f. Rel. Atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas.

Es obvio que esta interpretación, está condicionada al proceder de la visión que nos aporta la religión, cuyos preceptos aceptan que la humanidad es fruto del "pecado" y debe ser salvada a través de la redención, la expiación, el castigo, etc.
Desde este punto de vista, la misericordia, se entiende como un Atributo de Dios, lo que significa que el Hacedor participa de la opinión aceptada por los "padres de la religión".

Sin embargo, las enseñanzas del Curso nos habla de las consecuencias del error procedente de la creencia en el "pecado original", y no revela que, hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, es decir, con capacidad creadora y bajo la cualidad de la Inocencia y de la Plenitud. Siendo esto así, la creencia en el pecado no tiene cabida y el concepto misericordia adopta un significado bien distinto.

Este punto nos dice que Dios ofrece únicamente misericordia, y si lo dicho anteriormente es, igualmente, cierto, esa misericordia ofrecida por nuestro Creador no puede significar el perdón de nuestros pecados, sino una virtud mucho más elevada, la capacidad de no ver el pecado.

Os dejo un enlace en el que tuve ocasión de desarrollar, a petición de una estudiante, el tema de la misericordia y donde se extrae, de forma más amplia, una información más extensa sobre este tema:

https://nuevosarquetipos.blogspot.com/2014/09/existe-diferencia-entre-la-misericordia.html

Os dejo un punto extraído de dicho artículo:

Como bien recoge el inspirado cabalista, Kabaleb, en su obra “Los Dioses Internos”, si somos ricos en misericordia, seremos incapaces de sentir rencor hacia nuestros enemigos. La actitud misericordiosa va más allá que el simple perdón, porque el perdón se refiere siempre a un hecho concreto que hemos considerado y hemos decidido perdonar. En cambio, la misericordia es un impulso primordial que está ahí y que perdona, por así decirlo, incluso antes de que la ofensa se haya producido. Es el perdón como sistema, como principio, sin tener demasiado en cuenta la ofensa en sí. Pero no hay que entender que misericordia sea cerrar los ojos ante una realidad desagradable dando patente de corso al otro para que siga equivocándose. Esta virtud lleva propiedades activísimas que transforman a su beneficiario, inculcándole esa misma actitud ante la vida. Por ello la misericordia es la vía del progreso rápido, porque suprime el tiempo que se tardaría en vivir el karma que la injuria ha generado y el tiempo que supondría el vengar la afrenta y el que el otro emplearía en vengarse a su vez de la que le hemos infligido.


7. He hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es casi infinita. 2Todos ellos tienen, no obstante, una sola causa: el problema de la autoridad. 3Ésta es "la raíz de todo mal". 4Cada síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga es parcial y contradictoria. 5Esta posición insostenible es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son inconcebibles.

La autoría es el acto volitivo y como ya he tenido ocasión de expresar con anterioridad, la Voluntad es el Atributo Primigenio, podríamos utilizar el término Superior, con el que la Divinidad ejerce Su  Poder Creador. Sin ese Impulso inicial, la acción creadora no tendría lugar. Como hemos dicho en otras ocasiones, el acto de voluntad es como la semilla, sin la cual, no podría tener lugar ninguna creación, ningún fruto, ningún efecto. 
El principio de la Voluntad es la causa de todo efecto.
Si la naturaleza egoica participa de la creencia de que su voluntad ha atentado contra las Leyes de Dios, dando lugar a Su ira, expulsándonos del Paraíso Terrenal, acto que nos ha convertido en pecadores, entonces, esa autoría será, como bien recoge este punto, la raíz de todo mal.
Mientras que alberguemos la creencia de que podemos crear un mundo al margen de la autoría de nuestro creador, estaremos dando lugar a infinitos síntomas, todos derivados de error primigenio, el cual, nos lleva a creernos merecedores del castigo eterno para redimir nuestros pecados.

8. El problema de la autoridad es en realidad una cuestión de autoría. 2Cuando tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás. 3Percibes entonces la situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para arrebatarte tu autoría. 4Éste es el error fundamental de todos aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios. 5Esta creencia les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. 6Él está deseoso, no obstante, por erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos, sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad. 7Las creaciones de Dios disponen de la verdadera Autoría, mas tú prefieres permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. 8Al no tener certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue anónima. 9Esto te pone en una situación en la que lo único que parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. 10La disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente existas.

Es obvio pensar, que, si nos creemos los autores de nuestra identidad, percibiremos a los demás con el deseo de hacer valer su propia autoría sobre la nuestra. Al error original de creernos el padre de nuestro Padre, se añade el de creer que "el ladrón piensa que todo el mundo es de su condición" y nos defendemos del ataque de los demás, en una proyección del ataque que nosotros emitimos contra Dios.

Detrás de uno de los síntomas más extendidos en el mundo que percibimos, la depresión, se esconde la causa de no saber quiénes somos realmente y quién nuestro Creador.

9. Sólo los que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser rechazados. 2No has usur­pado el poder de Dios, pero lo has perdido. 3Afortunadamente, perder algo no significa que haya desaparecido. 4Significa simple­mente que no recuerdas dónde está. 5Su existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo. 6Es posible contem­plar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí.

Si cambiamos el término rechazar por el de atacar, podríamos reescribir la primera frase y decir: "sólo los que abandonan todo deseo de atacar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser atacados". ¿Podrías imaginar por un momento un mundo en el que no tengamos miedo a ser atacados? Esto tan sólo será posible, cuando realmente reconozcamos nuestra verdadera autoría, y despertemos a la Filiación Divina a la que pertenecemos.

El desarrollo del pensamiento racional del ser humano lo ha llevado a participar en la firme creencia de que tan sólo existe aquello que es capaz de percibir con sus sentidos físicos. Es evidente, que tal estado de la mente es el resultado de creer en que nuestra verdadera identidad es el ego, esto es, la percepción del envoltorio material con la que hemos vestido a la verdadera y única esencia del Ser, el Espíritu.

El poder de nuestra mente, a Imagen y Semejanza de la de Dios, es infinito. Su poder creador nos capacita para fabricar una realidad que nuble la visión de nuestra verdadera realidad, llevándonos a negarla y sustituirla por una identidad ilusoria. Sin embargo, este punto nos confirma que es posible contemplar la realidad sin necesidad de juzgar, interpretar (hacer uso de la percepción sensorial) y simplemente saber que está ahí.

"Benditos los que creen sin haber visto"

10. La paz es el patrimonio natural del espíritu. 2Todo el mundo es libre
de rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es. 3El problema que todos tienen que resolver es la cuestión funda­mental de la autoría. 4Todo miedo procede en última instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría. 5La ofensa no es nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. 6Negar Su Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes ver a ti mismo fragmentado. 7Esta extraña percepción es el problema de la autoridad.

La situación es la siguiente: Nuestra mente está al servicio de una falsa creencia, que nos lleva a pensar que somos pecadores y como consecuencia de ello, somos merecedores del castigo y del rigor redentor. Todo ello, en base a nuestra autoría de los hechos, da lugar a infinitos síntomas que se traducen en dolor y sufrimiento.
Si nuestra mente sirve a la verdad, lo que significa que reconocemos que la Autoría verdadera es Dios, entonces despertamos a la Inocencia y a la Plenitud, lo que se traduce en Paz y Felicidad.

La cuestión es: ¿qué vas a hacer con el poder de tu voluntad? ¿Servir a Dios o al ego?

11. No hay nadie que de una manera u otra no se sienta aprisio­nado. 2Si ése es el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta premisa sería evidente. 3El libre albedrío no puede sino conducir a la libertad. 4Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la realidad con las inestables balanzas del deseo. 5Los deseos no son hechos. 6Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente. 7Sin embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan real como lo que su voluntad dispone. 8En vez de "Busca primero el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcan­zar el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi herencia”.

¡Sé lo que soy y acepto mi herencia!

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 76

LECCIÓN 76

No me gobiernan otras leyes que las de Dios.

1. Hemos visto antes cuántas cosas absurdas te han parecido ser la salvación. 2Cada una de ellas te ha aprisionado con leyes tan absurdas como ellas mismas. 3Sin embargo, no estás aprisionado por ninguna de esas cosas. 4Mas para comprender que esto es cierto, primero te tienes que dar cuenta de que la salvación no se encuentra en ninguna de ellas. 5Mientras la busques en cosas que no tienen sentido te atarás a ti mismo a leyes que tampoco tienen sentido. 6Y de esta manera, tratarás de probar que la salvación está donde no está.

2. Hoy nos alegraremos de que no puedas probarlo. 2Pues si pudieses, buscarías la salvación eternamente donde no está, y jamás la hallarías. 3La idea de hoy te repite una vez más cuán simple es la salvación. 4Búscala allí donde te espera y allí la halla­rás. 5No la busques en ninguna otra parte, pues no está en nin­guna otra parte.

3. Piensa en la liberación que te brinda el reconocimiento de que no estás atado a las extrañas y enrevesadas leyes que has promul­gado para que te salven. 2Crees realmente que te morirías de hambre a menos que tengas fajos de tiras de papel moneda y montones de discos de metal. 3Crees realmente que una pequeña píldora que te tomes o que cierto fluido inyectado en tus venas con una fina aguja te resguardará de las enfermedades y de la muerte. 4Crees realmente que estás solo a no ser que otro cuerpo esté contigo.

4. La demencia es la que piensa estas cosas. 2Tú las llamas leyes y las anotas bajo diferentes nombres en un extenso catálogo de rituales que no sirven para nada ni tienen ningún propósito. 3Crees que debes obedecer las "leyes" de la medicina, de la econo­mía y de la salud. 4Protege el cuerpo y te salvarás.

5. Eso no son leyes, sino locura. 2EI cuerpo se ve amenazado por la mente que se hace daño a sí misma. 3El cuerpo sufre sólo para que la mente no pueda darse cuenta de que es la víctima de sí misma. 4El sufrimiento corporal es una máscara de la que la mente se vale para ocultar lo que realmente sufre. 5No quiere entender que es su propia enemiga; que se ataca a sí misma y que quiere morir. 6De esto es de lo que tus "leyes" quieren salvar al cuerpo. 7Para esto es para lo que crees ser un cuerpo.

6. No hay más leyes que las de Dios. 2Esto necesita repetirse una y otra vez hasta que te des cuenta de que es aplicable a todo lo que has hecho en oposición a la Voluntad de Dios. 3Tu magia no tiene sentido. 4Lo que pretende salvar no existe. 5Únicamente lo que pretende ocultar te salvará.

7. Las leyes de Dios jamás pueden ser reemplazadas. 2Dedicare­mos el día de hoy a regocijarnos de que así sea. 3No es ésta una verdad que queramos seguir ocultando. 4En lugar de ello nos daremos cuenta de que es una verdad que nos mantiene libres para siempre. 5La magia aprisiona, pero las leyes de Dios liberan. 6La luz ha llegado porque no hay más leyes que las de Él.

8. Comenzaremos hoy las sesiones de práctica más largas con un breve repaso de las diferentes clases de "leyes" que hemos creído necesario acatar. 2Éstas incluyen, por ejemplo, las "leyes" de la nutrición, de la inmunización, de los medicamentos y de la pro­tección del cuerpo en las innumerables maneras en que ésta se lleva a cabo. 3Crees también en las "leyes" de la amistad, de las "buenas" relaciones y de la reciprocidad. 4Puede que hasta incluso creas que hay leyes que regulan lo que es de Dios y lo que es tuyo. 5Muchas "religiones" se han basado en eso. 6Dichas reli­giones no salvan, sino que condenan en nombre del Cielo. 7En cualquier caso, sus leyes no son más extrañas que otras "leyes" que tú crees que debes obedecer para estar a salvo.

9. No hay más leyes que las de Dios. 2Deshecha hoy todas tus insensatas creencias mágicas y mantén la mente en un estado de silenciosa preparación para escuchar la Voz que te dice la verdad. 3Estarás escuchando a Uno que te dice que de acuerdo con las leyes de Dios las pérdidas no existen. 4No se hacen ni se reciben pagos; no se pueden hacer intercambios; 5no hay sustitutos y ninguna cosa es reemplazada por otra. 6Las leyes de Dios dan eternamente sin jamás quitar nada.

10. Escucha a Aquél que te dice esto y date cuenta de cuán insensa­tas son las "leyes" que tú pensabas regían el mundo que creías ver. 2Sigue prestando atención. 3Él te dirá más. 4Te hablará del Amor que tu Padre te profesa, 5de la infinita dicha que te ofrece, 6de la ardiente añoranza que siente por Su único Hijo, creado como Su canal de creación, pero que éste le niega debido a su creencia en el infierno.

11. Abramos hoy los canales de Dios y permitamos que Su Volun­tad se extienda a través de nosotros hasta Él. 2De esa manera es como la creación se expande infinitamente. 3Su Voz nos hablará de esto, así como de los gozos del Cielo, que Sus leyes mantienen por siempre ilimitados. 4Repetiremos la idea de hoy hasta que hayamos escuchado y comprendido que no hay más leyes que las de Dios. 5Después nos diremos a nosotros mismos, a modo de dedicatoria con la cual concluye la sesión de práctica:

6No me gobiernan otras leyes que las de Dios.

12. Repetiremos hoy esta dedicatoria tan a menudo como sea posi­ble; por lo menos cuatro o cinco veces por hora, así como en respuesta a cualquier tentación de sentirnos sujetos a otras leyes a lo largo del día. 2Es nuestra declaración de que estamos a salvo de todo peligro y de toda tiranía. 3Es nuestro reconocimiento de que Dios es nuestro Padre y de que Su Hijo se ha salvado.


¿Qué me enseña esta lección? 

Una nueva certeza que ilumina la consciencia cuando se ha producido el despertar y dejamos de estar dormidos a la verdadera realidad. 

Mientras que nos encontramos identificados con el ego, nuestro mundo está gobernado por una serie de leyes que tratan de dar sentido a nuestra existencia y de velar para que nuestro comportamiento se ajuste a una realidad constructiva. En verdad, todas estas leyes, tratan de preservar el mundo ilusorio en el que el ego encuentra su identidad. Todo debe responder a un espacio, a un tiempo, a un ritmo organizado que me aporte la percepción de estar viviendo una realidad. Sin embargo, esa realidad, al estar sujeta a la ley del cambio, deja de ser real bajo la visión espiritual del verdadero Ser.

Ese conjunto de leyes, son las falsas creencias que se convierten en el único sustento de la identidad del ego. Sin ellas, no podrían subsistir. Es por ello, que nuestra labor en el día de hoy, será examinar nuestras creencias y descubrir su inoperante valor. Ninguna de estas creencias nos conduce a la salvación; ninguna de ellas, nos llevan hasta las puertas de la verdadera felicidad; ninguna de ellas, es capaz de aportarnos un solo instante de paz.
 

La manifestación de ese conglomerado de leyes, tratan de aportar sentido a la existencia efímera y transitoria del ego; tratan de llevarle a la consecución y al logro ilusorio de la felicidad, cuando en verdad, la única vía de salvación radica en trascender esas leyes y vivir según la única Ley verdadera, la del Amor, la que Dios nos insufla permanentemente.

Mientras que pensemos que la felicidad nos la aporta el bien-estar, por muchas leyes que nos inventemos para asegurar esa creencia, no evitarán que, lo que llamamos bien-estar sea tan efímero que no nos garantiza el permanente estado de dicha y de gozo. Esas sensaciones placenteras, al estar radicadas en lo temporal, no son eternas. 

Tan solo la verdad es real y es eterna. Cuando nuestra felicidad la basamos en la expansión de lo que somos, entonces el gozo y la dicha percibida se llama bien-ser, es decir, la manifestación consciente de nuestra divinidad.


Ejemplo-Guía: ¿Qué leyes rigen tu vida?

Instituimos leyes, para asegurar el poder de nuestras creencias. Todos, sin ser conscientes de ello, vamos por la vida cargados de leyes que condicionan nuestras respuestas.

El origen de esas leyes-creencias, se remontan al génesis de la humanidad, cuando Adán y Eva, fueron “expulsados” del Paraíso Terrenal y “sentenciados” a trabajar para ganar el sustento con el sudor de la frente.

Esa primera creencia, se ha convertido en una pesada ley que nos lleva a instituir la "necesidad" en nuestras vidas. Si antes de la expulsión de Paraíso, gozábamos de la Abundancia de nuestro Hacedor, a partir de caer en la seducción de la sutil tentación de la serpiente, es decir, a partir de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, nuestra visión comenzó a percibir un mundo en el que los alimentos, esto es, la conciencia, había que adquirirla a través de la experiencia. La Abundancia, la Plenitud del Conocimiento, fue sustituido por la escasez, por la necesidad, de adquirir el entendimiento del mundo que habíamos inventado y cuya vía de aprendizaje era la percepción.

Esa creencia-ley nos lleva a establecer como principio de vida, el ataque. Esa elección está basada en el miedo. Cuando obtenemos aquello que deseamos, el miedo hace acto de presencia de forma inmediata y ese temor, por protegerse para que nadie nos quite lo que poseemos, nos lleva a atacar.

Prestemos atención a nuestras vidas. Hagamos un ejercicio de retrospección con el propósito de establecer la relación causa-efecto a lo largo de los años de vivencias. Si logramos identificar el efecto, es decir, si logramos identificar la experiencia, y vamos retrocediendo en el tiempo, veremos cómo ese efecto está estrechamente relacionada a una causa. Por ejemplo, acabamos de tener una experiencia de conflicto en nuestra relación de pareja. Si nos quedamos con esa visión aislada, juzgaremos la situación y dependiendo de nuestro juicio, condenaremos las decisiones del otro, o condenaremos las nuestras propias. Sin embargo, si buscamos más atrás, descubriremos que esa experiencia ocurrió porque hace unos días, recibimos una propuesta de un amigo, que nos invitó a acompañarle a una fiesta de despedida. En ese momento, tuviste que elegir, entre rechazar la propuesta, porque ya tenías otro compromiso con tu pareja o aceptarla, porque realmente te apetecía estar una vez más con tus amigos. Decidiste ir a esa fiesta, pero no le dijiste nada a tu pareja, es más le pusiste una excusa para ocultar tus intenciones. Pero, la vida es nuestra aliada y nos ofrece oportunidades para que tomemos consciencia de cómo debemos hacer las cosas desde la unidad y no desde la separación. Una amiga común de ambos, contó a tu pareja que te había visto en la fiesta y esa información fue el detonante del conflicto.

La relación causa y efecto tratada desde la retrospección nos ayuda a establecer relaciones en el “para qué” nos ocurren las cosas que nos ocurren. La he puesto de ejemplo, pues para el ejercicio que vamos a proponer, puede ser una técnica que propicie el entendimiento de lo que queremos encontrar: ¿cuáles son las leyes-creencias que gobiernan nuestras vidas?

Tomamos decisiones y muchas de ellas son automáticas. Es como si nuestra mente fuese autómata. Vamos conduciendo, pensando en las muchas cosas que tenemos pendiente. Llegamos a la altura de un semáforo que de inmediato se pone rojo. Sin saber cómo, frenamos, reducimos la marcha y paramos, pero nuestra mente no se ha percatado de los gestos, nuestra mente, sigue pensando en las cosas pendiente.

En la vida, muchas de las decisiones que tomamos son automáticas. Es como si tuviésemos un código interno que nos lleva a decidir cómo actuar. Tan solo, cuando vemos sus efectos, podemos determinar que nuestros actos nos han llevado a una situación feliz o desafortunada. Esas reacciones tienen mucho que ver con las leyes-creencias que hemos adquirido desde muy pequeño, y a veces, las que nos afectan colectivamente, desde tiempo ancestrales.

El ejercicio que os propongo, es una invitación a reflexionar sobre la creencia que se encuentra oculta detrás de nuestro comportamiento. Si aplicamos el método de la retrospección, sabremos encontrar la ley que nos condiciona, es decir, la creencia que nos lleva a actuar de una manera u otra. A lo mejor, nos encontramos con creencias que ni tan siquiera somos conscientes de que las tenemos. Por ejemplo, vamos por la calle y observamos que un grupo de personas de raza gitana caminan en sentido contrario al nuestro. Sabemos que nos vamos a cruzar con ellos, pero de forma instantánea, decidimos bajar la acera y cruzar al frente para evitar la presencia del grupo. En ese gesto, se ha puesto de manifiesto una reacción que nos condiciona. La cuestión es: ¿qué creencia-ley te ha llevado a tener ese gesto? Si indagas en tu mente, tal vez descubras que cuando eras pequeño, tus padres tuvieron un enfrentamiento con una familia gitana, del cual fuiste testigo, Aun recuerdas cómo tus padres te advertían para que tuvieses muy presente que con los gitanos no hay que tener tratos. Esa fue la causa que originó que tomásemos la decisión de no cruzarnos con el grupo de raza gitana. En verdad, la causa está en la creencia que permitimos convertirla en ley.

Reflexión: ¿Qué ley o norma de este mundo te ha llevado a encontrar la salvación?

viernes, 15 de marzo de 2024

Capítulo 3. V. Más allá de la percepción

 V. Más allá de la percepción.


1. He dicho que las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fortaleza, y que la percepción, que es intrínsecamente enjuiciadora, comenzó sólo después de la separa­ción. 2Desde entonces nadie ha estado seguro de nada. 3He dejado claro asimismo que la resurrección fue el medio para regresar al conocimiento, lo cual se logró mediante la unión de mi voluntad con la de mi Padre. 4Es oportuno ahora establecer una distinción que ha de clarificar algunos de los postulados que se presentarán más adelante. 

Este punto nos recuerda dos aspectos muy importantes de las Enseñanzas, pues arrojan luz sobre dos errores esenciales que han dado lugar a creencias que nos impiden percibir la verdad, o lo que lo mismo, alcanzar la percepción verdadera.

La percepción tiene su origen en la visión dual, en la creencia en la separación y da lugar a la identificación con el envoltorio físico, el cuerpo material.

Por otro lado, la creencia en que la crucifixión es un mensaje de liberación y salvación, nos lleva a creer que, el sufrimiento es la vía que ha de conducirnos a la expiación, esto es, a corregir el error. Este punto nos aclara este aspecto, recordándonos que es la resurrección, la puerta que ha de conducirnos a la visión correcta y verdadera de lo que somos.


2. Desde que se produjo la separación ha habido una gran confu­sión entre las palabras "crear" y "fabricar" : 2Cuando fabricas algo, lo haces como resultado de una sensación específica de carencia o de necesidad. 3Nada que se haya hecho con un propósito especí­fico tiene la capacidad de poder generalizarse. 4Cuando haces algo para remediar lo que percibes como una insuficiencia, estás afirmando tácitamente que crees en la separación. 5El ego ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingenio­sos con ese propósito. 6Mas ninguno de ellos es creativo. 7La inventiva, aun en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano. 8Su naturaleza sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las creaciones de Dios.

Al estudiar el anterior apartado dedicado al "error y el ego", advertíamos que el Espíritu tiene el poder para crear y para fabricar. Más adelante tendremos ocasión de profundizar en estos conceptos, lo que hace este punto es ofrecernos una primera aclaración sobre el término "fabricar", indicándonos que su manifestación está estrechamente relacionada con la creencia adquirida tras la visión de la separación, la cual dio lugar a la sensación de carencia o necesidad.

Podemos decir que el sistema social que experimentamos se sustenta en la fabricación y no en la creación, es decir, se sustenta en los pilares de la necesidad, razón por la cual, sus estrategias van dirigidas a dar respuesta a ese deseo de carencia que parece ser insaciable.

3. El conocimiento, como ya hemos observado, no conduce a la acción. 2Tu confusión entre tu verdadera creación y lo que has hecho de ti mismo es tan grande que se te ha hecho literalmente imposible saber nada. 3El conocimiento es siempre estable, y es evidente que tú no lo eres. 4Aun así, eres perfectamente estable tal como Dios te creó. 5En ese sentido, cuando tu comportamiento es inestable, estás en desacuerdo con la Idea que Dios tiene acerca de tu creación. 6Puedes hacer esto si así lo eliges, mas no querrías hacerlo si estuvieses en tu mente recta. 

Comprender la enseñanza que se transmite en estas líneas no nos resultará fácil si no decidimos dejar de dar significado a lo que percibimos. La razón es obvia por todo lo visto en los puntos analizados hasta ahora.

Percibir forma parte del pensamiento dual y separador, lo que nos indica que hemos fabricado una realidad distinta a la de nuestro Creador. Dios nos crea a Su Imagen y Semejanza, lo que significa que nos ha creado desde el Conocimiento, donde tenemos nuestro verdadero Hogar y donde se encuentra nuestra verdadera identidad.

Desde la percepción, pensamos que nos encontramos desconectado de la Fuente que nos ha creado, y la fabricación de esa falsa realidad nos lleva a establecer leyes que perpetúan el error y justifican acciones que tratan de satisfacer el vacío que sentimos por nuestra visión en la carencia y en la necesidad. Ese mundo fabricado nos lleva a proyectar fuera de nosotros ese sentimiento de carencia y son muchos los que nos sentimos llamados a ayudar, y a pedir ayuda, en un intento de calmar ese apetito por ser saciado que nos mantiene atado, por miedo, al deseo de poseer.

La percepción verdadera nos aporta una visión más cercana de la verdad y cuando hayamos sido capaces de experimentar la Expiación, con la ayuda del Espíritu Santo, tendremos una visión integral de nuestras necesidades y de los demás. Ya no ayudaremos con la motivación de acabar con la necesidad y el sufrimiento, pues no veremos necesidad y no veremos sufrimiento, sino que dejaremos fluir nuestra Esencia Creadora, el Amor, derramándolo en nuestro caminar. Esa Luz emanará de nosotros de manera natural y contagiará a todos los que se nos acerquen en nuestro caminar, invitándolos a despertar a la verdadera realidad.

4. La pregunta fundamental que continuamente te haces no pue­des propiamente dirigírtela a ti mismo. 2Continúas preguntán­dote qué es lo que eres, 3lo cual implica no sólo que sabes la respuesta, sino que es a ti a quien le corresponde proveerla. 4No obstante, es imposible que puedas percibirte a ti mismo correcta­mente. 5No tienes una imagen que puedas percibir. 6La palabra "imagen" está siempre vinculada a la percepción y no forma parte del conocimiento. 7Las imágenes son simbólicas y representan algo diferente de ellas mismas. 8La idea de "cambiar tu imagen" reconoce el poder de la percepción, pero implica también que no hay nada estable en ti que se pueda conocer. 

Desde la percepción, para creer tenemos que ver, es decir, percibir. Sin embargo, lo Real, lo Verdadero, no es perceptible desde esa creencia sensitiva. Esta es la razón por la que muchos niegan la existencia de Dios. Para creer en Él, necesita percibir su rostro, su cuerpo.

Aquellos que creen en Él, por la manifestación de Su Hijo, Cristo, que se hizo carne en la identidad corporal de Jesús, la percepción de dicha visión, de dicha creencia, se convierte en un obstáculo que le impide alcanzar la percepción verdadera, pues le brindan un culto propio de la mente dividida, y lo adoran con el solo deseo que satisfaga sus deseos insatisfechos de carencia y necesidad.

Atribuir una imagen al Hijo de Dios y al Padre, es limitar la visión de la Verdad.

5. El conocimiento no está sujeto a interpretaciones. 2Puedes tratar de
"interpretar" el significado de algo, pero en eso siempre existe la posibilidad de equivocarse porque se refiere a la percepción que se tiene del significado. 3Tales incongruencias son el resultado de tus intentos de considerarte a ti mismo separado y no-separado al mismo tiempo. 4Es imposible incurrir en una confusión tan funda­mental sin aumentar aún más tu confusión general. 5Tu mente podrá haber llegado a ser muy ingeniosa, pero como siempre ocu­rre cuando el método y el contenido están en desacuerdo, la usas en un fútil intento de escaparte de un callejón sin salida. 6La inge­niosidad no tiene nada que ver con el conocimiento, pues el cono­cimiento no requiere ingeniosidad. 7El pensamiento ingenioso no es la verdad que te hará libre, pero te librarás de la necesidad de usarlo una vez que estés dispuesto a prescindir de él. 

Conocimiento es Verdad y la Verdad es estable, es eterna. Si creemos que somos el Hijo de Dios y de que nuestra esencia es la Luz, no podemos serlo a medias, no podemos pensar que somos mitad Espíritu, mitad cuerpo. No podemos servir a dos señores a la vez, no podemos ser la verdad y el error, al mismo tiempo.

6. La oración es una forma de pedir algo. 2Es el vehículo de los milagros. 3Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. 4Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. 5La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees. 6Cuando elegiste la percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que sólo percibiendo milagrosamente podías parecerte a tu Padre. 7Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios. 8La creación es tu Fuente y es también la única función que verdaderamente tienes. 

Reconozco que la educación religiosa recibida en el uso de la oración nada tiene que ver con la información aportada en este punto de la enseñanza.

Estamos de acuerdo en que en la enseñanza recibida se me inspiró para hacer uso de la oración, desde la visión de la carencia y el miedo, para pedir algo. Pero la dirección de esa petición siempre responde a un deseo de completar o solucionar nuestros problemas, los cuales responden a una causa común, la sensación de escasez y necesidad. Por lo tanto, el uso de la oración desde este punto de vista responde a la creencia en la separación, dado que, si tuviésemos la certeza de ser el Hijo de Dios, la oración, tendría como objetivo la comunicación directa con nuestro Padre. Ese diálogo, ni tan siquiera sería necesario, pues gozaríamos del Conocimiento que nos mantiene Uno con nuestro Creador.

El uso de la oración en este nivel de percepción debe dirigirse hacia el perdón. Lo único que hay que perdonar es nuestro propio error basado en la creencia de que somos distinto a nuestro Creador y que podemos crear fuera de su Mente. Se trata de ver desde la certeza de que el episodio bíblico en el que se nos habla de la expulsión del paraíso terrenal nunca ocurrió, salvo en nuestra mente, dando lugar a un estado de sueño semejante a la ilusión.

7. La afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza pro­pia" necesita ser reinterpretada. 2"Imagen" puede entenderse como "pensamiento", y "semejanza" como "de una calidad semejante." 3Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensa­miento y de una calidad semejante a la Suya Propia. 4No hay nada más. 5La percepción, por otra parte, no puede tener lugar sin la creencia en "más" y en "menos". 6La percepción entraña selectivi­dad a todo nivel. 7Es un proceso continuo de aceptación y rechazo, de organización y reorganización, de substitución y cam­bio. 8Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar. 

En los puntos anteriores veíamos como el Conocimiento no es reproducible en la dimensión de la imagen. La imagen es propia del pensamiento perceptivo, que como sabemos tiene su causa en la creencia en la separación. Por tal motivo, se hace preciso reinterpretar la afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza propia".

Es evidente que pensar que Dios es reproducible en una imagen puede dar lugar a que si no percibimos su imagen dejemos de creer en su existencia.

El término "pensamiento" en verdad está indicándonos que, al igual que la imagen es un pensamiento erróneo por ser efecto de la percepción-separación, el pensamiento al que alude la afirmación, hace referencia al pensamiento creador, al verdadero. Todo pensamiento es un acto de Voluntad que el creador expresa por su condición divina.
Podríamos concluir diciendo que cuando utilizamos el pensamiento para percibir, estamos fabricando imágenes, mientras que cuando lo utilizamos para expandir lo que somos, estamos creando vida.

8. ¿Qué le ocurre a la percepción en ausencia de juicios, o de nada que no sea perfecta igualdad? 2Percibir se vuelve imposible. 3La verdad sólo se puede conocer. 4Toda ella es igualmente verdadera, y, conocer cualquier parte de ella es conocerla en su totalidad. 5Unicamente la percepción entraña una conciencia parcial. 6El conocimiento transciende las leyes que gobiernan la percepción porque un conocimiento parcial es imposible. 7El conocimiento es uno y no tiene partes separadas. 8Tú que eres realmente uno con él, sólo necesitas conocerte a ti mismo para que tu conocimiento sea total. 9Conocer el milagro de Dios es conocerlo a Él. 

Desde la mente separada, desde la percepción, nos costará aceptar lo que este punto nos revela.

¿Cómo es posible no juzgar? ¿Qué uso daremos a nuestra mente si no la utilizamos para discernir?

Desde que nacemos, somos educados para utilizar la mente con el propósito de reconocer lo que es bueno y lo que es malo, no tan solo en el sentido moral de dichos conceptos, sino también, en el sentido existencial y práctico de la dimensión en la que se manifiesta nuestra vida. Podríamos argumentar, que, si no utilizamos nuestra mente para aprender, para tomar consciencia de las cosas, para identificar y dar significado, aún estaríamos en una edad primitiva desde el punto de vista evolutivo.

En el mundo de la percepción, el juicio es una valiosa herramienta. De hecho, el juicio es un acto propio y exclusivo de una mente errónea que ha decidido separarse de la Fuente Original del Conocimiento, para adentrarse en el descubrimiento y experimentación de un mundo temporal e irreal cuya energía se manifiesta en estado denso.
Ese hecho, que como hemos dicho en muchas ocasiones a lo largo del estudio de esta enseñanza, forma parte de un mundo ilusorio, tiene que ser trascendido de modo que nuestra percepción falsa-juicio separador, nos lleve a un estado en el que la percepción sea verdadera, dando lugar a un juicio unificador.

Si la causa del error se encuentra en el pensamiento dual, dicho error debe ser corregido en ese mismo nivel. Dicho de otro modo, si el error ha dado lugar al juicio, será desde el enfoque correcto del juicio, desde donde ha de alcanzarse la rectificación.

Podemos estar en este mundo, sin creer que somos de él. Podemos utilizar el juicio con el propósito de reencontrarnos con la verdad. Esa verdad siempre es una.

9. El perdón es lo que sana la percepción de la separación. 2Es necesario que percibas correctamente a tu hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como entidades separadas. 3El espíritu tiene absoluto conocimiento de Dios. 4En eso radica su poder milagroso. 5El hecho de que cada uno de nosotros disponga de ese poder en su totalidad es una condición enteramente ajena al pensar del mundo. 6El mundo cree que si alguien lo tiene todo, no queda nada para los demás. 7Mas los milagros de Dios son tan totales como Sus Pensamientos porque son Sus Pensamientos. 

En un intento de dar continuidad a la enseñanza aportada en el punto anterior,
podríamos decir, que el juicio debe llevarnos a la práctica del perdón, es decir, el juicio, como hemos visto es fruto del uso del discernimiento mental, de la interpretación que nos permite dar significado a lo que nos acontece. Siendo así, el juicio ha de revelarnos el verdadero significado de lo que somos, lo cual nos permitirá comprender que todos somos hermanos y que compartimos el vínculo de la igualdad.

Ese proceso de autoconocimiento desembocará en la firme creencia de que no estamos separados de la Creación y propiciará en nuestra mente el pensamiento del perdón o corrección de nuestro estado falso de percepción.

El perdón se resume en rectificar la falsa creencia en la separación. No existiendo el error, al que hemos llamado pecado, no existirá la necesidad de ser perdonado, pues no sentiremos culpa.

10. Mientras continúe habiendo percepción, la oración será necesa­ria. 2Puesto que la percepción se basa en la escasez, los que perci­ben no han aceptado totalmente la Expiación ni se han entregado a la verdad. 3La percepción se basa en un estado de separación, así que todo aquel que de alguna manera percibe, tiene necesidad de curación. 4El estado natural de los que gozan de conocimiento es la comunión, no la oración. 5Dios y Su milagro son inseparables. 6¡Cuán bellos son en verdad los Pensamientos de Dios que viven en Su Luz! 7Tu valía está más allá de la percepción porque está más allá de toda duda. 8No te percibas a ti mismo bajo ninguna otra luz. 9Conócete en la Única Luz en la que el milagro que eres se alza en perfecta claridad.

En este punto, la Enseñanza de UCDM nos presenta un Estado del Ser que hasta ahora no ha sido desarrollado ampliamente. La comunión es el estado natural de los que gozan de conocimiento, es decir, la comunión es el verdadero estado del Ser que somos y como bien recoge más adelante las Enseñanzas, es otra forma de compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del cuerpo.

La proyección de la mente dual nos lleva a la creencia en la separación y como expresión de ello a la percepción. Se trata de un estado mental, que como hemos ido viendo en los puntos anteriores, requiere sanación, pues está basado en el error.
La identificación con ese estado mental nos sitúa en un proceso de aprendizaje continuo en espera de despertar a la Expiación. Será de manos del Espíritu Santo, cuyo estado es la comunión, que recordaremos lo que somos y a formar parte de la Verdad.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 75

LECCIÓN 75

La luz ha llegado.

1. La luz ha llegado. 2Te has curado y puedes curar. 3La luz ha llegado. 4Te has salvado y puedes salvar. 5Estás en paz y llevas la paz contigo dondequiera que vas. 6Las tinieblas, el conflicto y la muerte han desaparecido. 7La luz ha llegado.

2. Hoy celebramos el feliz desenlace de tu largo sueño de desas­tres. 2Ya no habrá más sueños tenebrosos. 3La luz ha llegado. 4Hoy comienza la era de la luz para ti y para todos los demás. 5Es una nueva era, de la que ha nacido un mundo nuevo. 6Y cuando el viejo pasó de largo, no dejó rastro alguno sobre el nuevo. 7Hoy vemos un mundo diferente porque la luz ha llegado.

3. Nuestros ejercicios de hoy serán ejercicios felices, pues en ellos daremos gracias por la desaparición de lo viejo y el comienzo de lo nuevo. 2Ya no quedan sombras del pasado que puedan nublar nuestra vista y ocultar el mundo que el perdón nos ofrece. 3Hoy aceptaremos el nuevo mundo como lo que deseamos ver. 4Lo que anhelamos se nos concederá. 5Nuestra voluntad es ver la luz; la luz ha llegado.

4. Dedicaremos nuestras sesiones de práctica más largas a ver el mundo que el perdón nos muestra. 2Eso, y sólo eso, es lo que queremos ver. 3Nuestro único propósito hace que la consecución de nuestro objetivo sea inevitable. 4Hoy el mundo real se alza jubiloso ante nosotros para que por fin lo podamos ver. 5Se nos concede la visión ahora que la luz ha llegado.

5. No queremos ver hoy sobre el mundo la sombra del ego. 2Vemos la luz y en ella vemos el reflejo del Cielo extenderse por todo el mundo. 3Comienza las sesiones de práctica más largas dándote a ti mismo las buenas nuevas de tu liberación:

4La luz ha llegado. 5He perdonado al mundo.

6. No te entretengas hoy en el pasado. 2Mantén tu mente comple­tamente receptiva, libre de todas las ideas del pasado y de todo concepto que hayas inventado. 3Hoy has perdonado al mundo. 4Puedes contemplarlo ahora como si nunca antes lo hubieses visto. 5Todavía no sabes qué aspecto tiene. 6Simplemente estás esperando a que se te muestre. 7Mientras esperas, repite varias veces lentamente y con absoluta paciencia:

8La luz ha llegado. 9He perdonado al mundo.

7. Date cuenta de que tu perdón te hace acreedor a la visión. 2Entiende que el Espíritu Santo jamás deja de darles el don de la visión a los que perdonan. 3Confía en que Él no dejará de dártelo a ti ahora. 4Has perdonado al mundo. 5El Espíritu Santo estará contigo mientras observas y esperas. 6Él te mostrará lo que la verdadera visión ve. 7Ésa es Su Voluntad y tú te has unido a Él. 8Espéralo pacientemente. 9Él estará allí. 10La luz ha llegado. 11Has perdonado al mundo.

8. Dile que sabes que no puedes fracasar en tu empeño porque confías en Él. 2Y dite a ti mismo que esperas lleno de certeza poder contemplar el mundo que Él te ha prometido. 3De ahora en adelante verás de otra manera. 4La luz ha llegado hoy. 5Y verás el mundo que se te ha prometido desde los orígenes del tiempo, en el cual el fin del tiempo está garantizado.

9. Las sesiones de práctica más cortas serán asimismo jubilosos recordatorios de tu emancipación. 2Recuérdate a ti mismo cada cuarto de hora aproximadamente que hoy es un día de una cele­bración especial. 3Da gracias por la misericordia y el Amor de Dios. 4Regocíjate de que el perdón tenga el poder de sanar com­pletamente tu vista. 5Confía en que este día será un nuevo comienzo. 6Sin las tinieblas del pasado sobre tus ojos, hoy no podrás sino ver. 7y tu acogida a lo que veas será tal que felizmente extenderás el día de hoy para siempre.
10. Di entonces:

2La luz ha llegado. 3He perdonado al mundo.

4Si te asaltase la tentación, dile a quienquiera que parezca estarte llevando nuevamente a las tinieblas:

5La luz ha llegado. 6Te he perdonado.

11. Dedicamos este día a la serenidad en la que Dios quiere que estés. 2Manténla en la conciencia que tienes de ti mismo y con­témplala en todas partes hoy, según celebramos el comienzo de tu visión y del panorama que ofrece el mundo real, el cual ha venido a reemplazar al mundo que no habías perdonado y que pensabas era real.

¿Qué me enseña esta lección? 

El mundo, en el que creemos vivir, es un sueño, pero es tan real para los sentidos, que caemos en la tentación de creer que no lo es, y lo experimentamos dotándole con todo el poder sobre nuestra conciencia. 

Desconocemos que somos nosotros los soñadores. Ni las más oscuras de las pesadillas, nos lleva a plantearnos su ilusoria realidad. 

Estamos tan habituados a convivir con el dolor, con el sufrimiento, con el sacrificio, con la enfermedad, con las sombras, que llegamos a pensar que ese es el escenario real de nuestra existencia. 

A veces, cuando el temor es tan grande que nos paraliza, deseamos abrir los ojos y salir de esa pesadilla, para respirar aliviado al comprobar que todo ha sido un sueño. Pero esa experiencia nos sigue manteniendo atrapado dentro del sueño, sin que tomemos consciencia de que somos los soñadores. 

En ocasiones esta pesadilla se escenifica llevándonos a protagonizar escenas de situaciones límites: guerras, epidemias, desahucios, enfermedades graves, pérdidas de seres queridos, pobreza, hambre, etc.

Sí, es tanto el dolor que nos produce, que deseamos despertar para descubrir que todo era un sueño, pero, ese deseo de despertar debe ir acompañado de la verdad, es decir, de que somos nosotros los que fabricamos el sueño. Cada imagen proyectada en él, es el recuerdo de nuestras sombras y todas esas sombras encuentran un origen, una causa, la creencia en el pasado, un pasado en el que decidimos fabricar un mundo diferente al de nuestro Padre; en el que decidimos hacer uso de nuestra Voluntad para aprender por el camino de la individualidad. 

A ese acto, le llamamos "pecado", pues interpretamos, erróneamente, que habíamos desobedecido a nuestro Padre, al escindirnos de su Luz.

Desde ese pensamiento original, permanecemos en el sueño y fabricando sombras que nos recuerdan ese ilusorio pasado. 

Hoy es un día en el que vamos a celebrar que la Luz ha llegado. Hoy es el día en el que perdonamos nuestro pasado y, con ello, nos liberamos de las pesadillas que nos han atormentado durante el sueño. Esa Luz, sí produce el verdadero despertar y nos hace conscientes de que somos los soñadores, lo que nos permite elegir, entre tener sueños tenebrosos o sueños felices. 

Hoy elijo tener sueños felices, donde la Luz es compartida con el mundo, permitiéndonos comprender que todo es una ilusión y que, siguiendo esa Luz, podremos retornar a nuestro verdadero Hogar.


Ejemplo-Guía: ¿Dónde buscas la luz?

El término "luz" en hebreo se escribe "aur" y significa, igualmente, fuego. El Elemento Fuego y la Luz, recogen la Esencia primigenia del Creador, la Voluntad. Cuando hablamos de Luz, estamos hablando de la Voluntad de Dios. Ese Principio Activo se encontraba presente cuando Dios llevó a cabo Su Acto Creador, cuya manifestación es la Filiación.

El Hijo de Dios, podemos decir, que es Hijo de la Luz, Hijo del Fuego, Hijo de la Voluntad, lo que significa, que es portador del Principio Inteligible que ha de permitirle conocer a Su Creador. En este análisis de términos, los cuales comparten la misma vibración, me gustaría resaltar el papel que juega la voluntad en nuestras decisiones, pues, cada vez que la utilizamos, estamos activando el poder de la Luz y el poder del Fuego, es decir, cuando actuamos desde el impulso creador, nuestras creaciones son portadoras del principio inteligible que ha de permitirnos conocer nuestra creación, esto es, nos lleva a conocernos en nuestra condición de Dios.

Sin embargo, como hemos tenido ocasión de conocer a través de esta lección, así como en otras muchas, el Hijo de Dios, elige sustituir la voluntad por el deseo, elige fabricar, en vez de crear y ese mundo inventado ya no es portador de Luz (entendimiento) sino de oscuridad (ignorancia).

La interpretación realizada por Fabre d´Olivet en su libro “La lengua hebraica restituida”, del Génesis, nos aporta una importante información sobre los términos Luz y Oscuridad que, no por casualidad, aparecen en el trabajo del primer día de la creación llevado a cabo por Dios:

"Manifestando su Voluntad, dijo Dios: “La Luz será”, y la Luz (elemento inteligible), fue. Y considerando esta esencia luminosa como buena, determinó una forma de separación entre la Luz y la Oscuridad. Designando El-los Dioses, esta Luz –elemento inteligible- bajo el nombre de Día, manifestación fenoménica universal, y esta Oscuridad, existencia sensible y material, bajo el nombre de Noche, manifestación negativa y mutación (oscilación, movimiento) de las cosas"

He querido introducir este texto para que nos ayude a comprender el significado de la palabra Oscuridad, la existencia sensible y material. Más adelante, en esa misma obra el autor nos dice sobre la oscuridad, que representa la idea de combate, oposición violenta entre principios contrarios, es decir, nos habla de la dualidad.

Cada vez que ponemos nuestra mente al servicio de la Luz, estamos creando desde la Unidad. Cada vez que ponemos nuestra mente al servicio de la Oscuridad, estamos fabricando desde la dualidad. La Unidad-Luz, nos permitirá gozar de nuestra condición divina. Es la Luz-Unidad la que nos lleva a poner nuestra Voluntad al servicio del Amor. Cuando actuamos desde la Unidad, no vemos el error, tan solo vemos la inocencia, condición natural del Espíritu.

Fijaros bien, donde nos conduce todo lo que estamos analizando. Nos conduce al acto consciente de movilizar nuestra voluntad, es decir, al acto consciente de que somos Dioses y debemos crear desde la Luz-Unidad.

¿Qué hacemos con el mundo que hemos fabricado?, o lo que es lo mismo, ¿qué hacemos con la oscuridad que hemos fabricado?

Si crees que debes hacer algo con ella, la estarás viendo y si la ves, es porque la haces real. El mundo material, no lo olvidemos, es una proyección de nuestra mente, es el fruto de nuestros deseos. Estará ahí mientras que nuestra mente necesite de ese mundo. Pero, podemos vivir en el mundo, sabiendo que no es real, es decir, podemos seguir soñando, sabiendo que somos nosotros los soñadores y, por lo tanto, podemos elegir el tipo de sueños que queremos tener.

¿Qué tenemos que hacer para dejar de fabricar oscuridad? Vivir en estado consciente, es decir, vivir en el ahora, y vivir desde la voluntad y no desde el deseo, es decir, vivir dirigiendo nuestra mente hacia la visión de la unidad. Este estado de ser, nos llevará a dejar de juzgar, de condenar, de vivir en el pasado, nos llevará a no dar valor, ni significado a las experiencias que percibimos en el mundo físico. Ya no pretenderemos hacer las cosas inspiradas por nuestros deseos, sino que viviremos la vida desde la aceptación, desde la certeza, de que lo que vivamos forma parte del Plan de Salvación. Ese Plan no tiene una connotación religiosa, ese Plan es la Filiación, es decir, la Creación de Dios.

¿Acaso crees que te puedes salvar solo y ver a tu hermano en el pecado? La salvación es la visión de la Inocencia, la única condición verdadera de lo que Somos.


Reflexión: Hoy dejo de condenar y de condenarme.