jueves, 24 de diciembre de 2020

Natividad de Jesús

1Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Mucho se ha escrito, a lo largo de la historia, sobre el misterioso, controvertido y no menos maravilloso tema de la natividad de Jesús, a pesar de ello, me gustaría contribuir aportando mi visión, una visión enfocada desde el punto de vista cabalística y astrológica.
He tomado el pasaje de Lucas 2:1-7, para entresacar algunas referencias que nos ayudarán a comprender el significado místico de este acontecimiento.
“1Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado”.
Si leemos los textos sagrados al pie de la letra, podemos pensar que el contenido responde a hechos sin fundamento, carentes de rigor histórico o cuanto menos, fruto del mito y de las leyendas. Sin embargo, cuando nos aproximamos a dichos textos con la convicción de que nos narran verdades trascendentes, como si de una guía espiritual se tratase y conociésemos las claves para traducir y desvelar sus mensajes, entonces, todo su valor adquirirá un especial contenido.
¿Qué representa Augusto César en nuestras vidas? Es el emperador de Roma, donde se centra el poder del mundo. Dicha figura, nos está revelando, la tendencia que ejerce mayor hegemonía en nuestra naturaleza. Ese poder, se lo hemos otorgado nosotros, hasta el punto que gobierna y dirige el resto de nuestras energías. Todos llevamos un Augusto César en nuestro interior, al que rendimos pleitesía. Por lo general, esa tendencia que gobierna al resto, es la que da rostro a las tendencias más cristalizadas de nuestro yo.
Astrológicamente, el arquetipo que recoge ese protagonismo es el signo Capricornio, perteneciente al Elemento astrológico de Tierra. Cuando se afrontan los trabajos de dicho arquetipo, la energía que hemos puesto en circulación a través de los signos de Fuego (Aries, Leo y Sagitario), que hemos deseado a través de los signos de Agua (Cáncer, Escorpio y Piscis) y que hemos racionalizado a través de los signos de Aire (Libra, Acuario y Géminis), alcanzado este punto, se convierte en una realidad tangible, en una realidad, y cuando esto ocurre, nos decimos, esa realidad es la única verdad. Nos identificamos con ella y organizamos toda nuestra existencia alrededor de esa verdad.
Es lógico, que en esa etapa del camino, pensemos que esa verdad debe dirigir nuestra vida, nos aporta seguridad, pues es el resultado de un largo trayecto. Lo que un día fue una semilla, se ha convertido en árbol que con su fruto nos alimenta. Esa realidad, pensamos, es nuestra verdadera identidad. Esta secuencia forma parte de la dinámica del signo Capricornio.
Ahora bien, si el fruto que nos aporta ese árbol, no tuviese en su interior una nueva semilla, no podríamos presenciar, jamás, el milagro de la renovación de la vida, es decir, si no estamos dispuesto a volver a sembrar, la semilla obtenida de la experiencia vivida, no podremos renovar nuestra existencia y permaneceríamos anclados al pasado, un pasado que no puede perdurar eternamente.
Desde este punto de vista, Augusto César, necesita tener el poder…, debe perpetuar y asegurar su identidad, pues “sabe”, “conoce” que existe una profecía que habla de la llegada del “Mesías” que hará peligrar su trono. Por ello, a través del empadronamiento, trata de dar contenido a su verdadero poder, sabiendo quién está con él y quién no lo está.
Aparece en este pasaje, la figura de José. Para desvelar lo que representa simbólicamente este personaje, tendremos que valernos de las aportaciones que nos hacen de él, los narradores bíblicos. Haré referencia a su viudez y a su profesión como carpintero, que unido al hecho de que representa la figura del “padre” en el nacimiento de Jesús, nos revela claramente que está representando, una vez más, al arquetipo del signo Capricornio.
Los signos del Elemento Tierra, con relación a la edad, representa la etapa de la madurez, esa etapa que ha agotado su capacidad inseminadora y que se encuentra en analogía con el estado “viudez” al no contar con el “otro-yo” con la cual poder engendrar la totalidad del ser.
En cuanto a su profesión de carpintero, nos revela su condición de dominar el elemento tierra, la capacidad de construir con los materiales de la tierra. Es decir, José-Capricornio, es ese aspecto de nuestro Yo, que ha alcanzado la madurez para dar vida, a una nueva criatura, la cual, representa la esperanza de renovación y crecimiento anímico. José es ese fruto que, alcanzada la madurez, la viudez, está en condiciones, de dar al mundo una nueva existencia. Se trata de nuestro mundo interno.
Nuestro Capricornio interno, nuestro José, debe decidir donde empadronarse, debe decidir cuál será nuestra identidad y para ello se dirige hacia Judea, la ciudad de David, hacia Belén, y para ello, realiza un movimiento muy revelador, subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea…”. Ese acto de subir, nos indica una actitud primordial, pues significa un estado de consciencia que nos lleva a elevarnos por encima del estado actual…
Belén, ¿qué significa Belén? La traducción hebrea es Bet Léhem (לחם בית). El termino está compuesto por las letras hebreas Beith, Yod, Tau, Lamed, Heith y Mem Final. Si llevamos cada una de estas letras a su correspondencia numérica y la sumamos, al final obtendremos la cifra de 6. Este número, cabalísticamente se corresponde con el Séfira Tiphereth, el centro de la Conciencia y de la Unidad. Su posición en el Árbol Cabalístico (pleno centro) nos está indicando que actúa como lo hace el corazón en el organismo humano, es el centro motor por excelencia. Por lo tanto, Belén está representando el marco donde debe nacer el nuevo Espíritu Redentor, debe nacer en nuestra consciencia, para que desde ahí, pueda convertirse en el eje y motor de todas nuestras acciones.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Lenguaje Astrológico de un Belén - Final

Siguiendo con el análisis de los demás personajes protagonistas de esta mítica y reveladora historia, lo haremos partiendo de uno de los ejes representados y complementaremos la polaridad con el contrario. De este modo tomaremos por orden el punto ya obtenido de Tauro, del que hemos verificado el símbolo del Buey en sentido positivo y del poder religioso antiguo, en el negativo.
Observando su otro polo nos encontramos con el signo de Agua, Escorpio.
¿Qué personaje del Belén podría reflejar las características de dicho signo?
Hacemos que nuestra mirada se pose durante unos instantes en el portal de Belén y de pronto nos detenemos ante un puente. En efecto, sabemos a través de la Astrología que Escorpio es ese estadio de incertidumbre por el que el Alma transita cuando se encuentra en las tinieblas y se plantea la conquista de la Luz.
Observamos que esto es cierto, pues en nuestro portal, el puente se encuentra estratégicamente situado entre las Tierras de Herodes y la nueva Tierra donde nacería el Redentor.
Ese puente queda reflejado cabalísticamente por el sendero que une Gueburah y Tiphereth, sendero que Cristo-Jesús dejara activo con su huella.
Pero al igual que el puente, también podemos apreciar el valedero trabajo de los "forjadores", los cuales obsequian al nacido con sus obras fundidas al son de fuego y martillo, y es que en este apartado podemos ver dibujada la participación de Escorpio, pues es en sus cualidades que observamos esa importante labor de forjar los diferentes metales con los que dar vida al crisol de la conciencia.
En cambio, cuando nos acercamos a la parte oscura del signo de Escorpio, tenemos que disipar la luz y dar hegemonía y preferencia a las tinieblas, y en ese tema nos encontramos con otro juego de personajes, en esta ocasión los guardianes de Herodes, los que armados con lanza y espada salvaguardan los intereses del Rey tirano. En el estudio de estos representantes del orden antiguo, aún podemos hoy encontrar un parecido enorme con los policías actuales, los cuales se muestran defensores de un orden caduco y profano. Invito al análisis de esos engranajes sociales, donde figuran los guardianes que violentarían a lo largo de la vida de Jesús su existencia, hasta culminar con su muerte en el Calvario.
En otro aspecto del Escorpio mal canalizado, lo hemos interpretado en la confusión de Herodes ante la presencia de los Reyes Magos y del anunciamiento del que todos llamaban el Liberador. En efecto, la confusión y la incertidumbre es característico de Escorpio negativo, y en este pasaje hemos ilustrado a la perfección el estado del hombre que llega al poder material y se nombra rey de la tierra pero que en su interior se proclama una rebelión que le inspira renunciar a todos los valores, y en esa lucha interna se genera la confusión que, como nos narra las Sagradas Escrituras, acaba con el pronunciamiento de la tendencia reinante, de la matanza de los Santos Inocentes y la posterior muerte de Herodes.
En el otro eje de fuerza aparece identificado definidamente la figura de la mula por Virgo, y será su opuesto el que nos lleve a una nueva identificación.
De nuevo nos encontramos ante las figuras que alegremente componen el portal, y en esta ocasión nuestra mirada se posa sobre la multitud de pastorcillos que acompañados por manadas de nobles ovejas se dirigen al portal. Estos pastorcillos tienen una relación muy estrecha con las tendencias humildes que encontramos al estudiar el signo de Piscis.
De igual modo que el pastor cuida de que el lobo no les robe las ovejas, así Jesús sería pastor de hombres y todos cuantos se convirtiesen en humildes y nobles "'ovejas" serían custodiados por su Amor de las garras del lobo. Estamos ante un nuevo tema de estudio en el que vemos como la idea de servicio ofrecida por Virgo debe complementarse con la de dominio de los deseos, adquiriendo la mayor de las virtudes, la humildad.
Jesucristo en su ministerio nos reflejaría este trabajo al que hemos dado luz. Piscis-Virgo, o lo que es lo mismo, los Peces y el Pan de Vida, sería el alimento espiritual con el cual saciaría los apetitos internos de los hombres.
No vamos a profundizar en los detalles de cada signo, pero sería un interesante trabajo para aquellos que quieran arrojar más luz sobre el pasaje Crístico por la tierra de los hombres.
Aún no podemos dar por finalizado nuestro trabajo, pues de así hacerlo dejaríamos un gran vacío al olvidar uno de los más hermosos relatos de la historia de todos los tiempos, y que aún llena en nuestros días, los corazones de muchas criaturas. En efecto, nos estamos refiriendo a la trinidad de los Reyes Magos y a la resplandeciente Estrella anunciadora, que tanto misterio ha ofrecido a la hora de dar una explicación que satisfaga las múltiples incógnitas que nos plantea.
Veamos bajo el punto de vista astrológico, lo que representan los tres Reyes Magos, pero antes decir, que esta interpretación no pretende desmentir a las demás, sino que ha surgido del fruto de una ley a la que conocemos con el nombre de ley de Analogía, y que tal vez, pueda esclarecer todo el misterio que envuelve el nacimiento Crístico.
Nos dice el relato Bíblico que los Reyes procedían de Oriente, es decir, de ese cuadrante astrológico que cubre el sector Este del zodíaco representado por el signo cardinal de Aries; y nos sigue narrando que tras su viaje, llegaron a una Tierra de Luz, esa Tierra de miel y leche que los cabalistas interpretan bajo la regencia del Beith. Esa Tierra es la Morada de Leo, donde el Principio Creador se interioriza para prestar la fidelidad que precisa para su gestación. Esa Morada de Belén, es pues, el signo de Leo, y vemos que en su significado encontramos la ley moral que ha de inscribirse en la conciencia de cada uno de nosotros.
Belén nos acercaría igualmente a esa misma idea y en el portal nacería el encargado de invitar a las conciencias de los hombres a ir más allá de su realidad material.
Finalmente nos queda el signo de Sagitario, y sabemos que es el signo que regenta a los extranjeros y que produce la transformación en el estado anímico del hombre, llevándolo a la búsqueda de un nuevo horizonte.
Esos mensajeros, eran los Magos de Oriente, que se concretan en el signo Vav de Fuego Sagitario, y que no casualmente vemos que entre ellos hay uno de tez morena, alumbrándonos la presencia de Binah en Sagitario.
Pero aún nos queda hablar de sus ofrendas: Oro, Incienso y Mirra. El Oro, queda representado por Aries, pues vemos que la Voluntad Creadora se manifiesta a través del Propósito Espiritual de Aries, esa Voluntad que supone el valor inalterable del Oro. El Incienso. Es Leo, es decir, la representación de los perfumes que se ofrecen a la hora de las plegarias y oraciones; y vemos como el Incienso en sus partículas aromáticas lleva el poder de canalizar las vibraciones que emitimos a niveles astrales. Es una esencia que precisa buen uso, pues su poder de transmisión puede ser utilizado por las entidades negativas y sentir el molesto apego de sus vibraciones.

Nos queda la Mirra, de la cual se dice que es un extracto de una planta aromática de sabor amargo -Binah-, y que tenía poder regenerador. Si lo identificamos con Sagitario, podemos añadir a tales cualidades, las que acompañan a las del signo y de este modo tendremos mayor conocimiento del valor de dicha esencia. Sagitario posee el poder de transformar, de igual modo la Mirra representaría ese poder que Jesús llevaba inscrito en su pecho de inspirar a los demás ese cambio interno que los llevase más allá de su estado actual.
Hemos llegado al final de nuestro recorrido y para dejar un hermoso contraste del estudio que hemos trazado, trataremos de tocar un tema delicado, pero que guarda un gran misterio. Los Reyes Magos representados por los tres signos de Fuego, fueron guiados por una reluciente Estrella que brillaba intensamente en el cielo. Mucho se ha hablado y divagado sobre la veracidad de ese precioso acontecimiento. Muchos dicen que no todos pudieron verla, y en verdad tienen razón, pues esa Estrella reluciente, se manifestaría en su Luz Etérica, lo que explica el motivo de la videncia.
Los Reyes estaban preparados internamente para ello, pues su presencia representaba el triángulo de fuerzas que el cabalista conoce con los nombres de Kether, Hochmah y Binah, es decir, los poderes creadores primordiales con los que Jesucristo realizaría su Obra.
El Mundo Etérico, cabalísticamente, está representado por los signos de Aire: Libra, Acuario y Géminis. Y no quedamos menos sorprendidos, cuando observamos que son esos los signos que se complementan con los de Fuego, es decir, son las metas o guías, de los de Fuego. Y siguiendo esta idea, diremos que esa Estrella bien puede estar representada por los signos de Aire, y si analizamos tal teoría, no estaremos expresando nada que no pueda ser cierto, pues cuando el hombre adquiera el poder sobre su Cuerpo de Pensamiento y logre alcanzar ese estado espiritual que ha de cubrirlo con el “vestido de boda·, entonces y sólo entonces, habrá alcanzado ese punto del Sendero en que puede ofrecer a Jesús, las ofrendas de su Voluntad, su Sabiduría y Amor y su Ley-Conocimiento.
Si nos tomamos un poco de tiempo y sumamos los valores de los signos de Aire, curiosamente llegaremos a la cifra de 21. Libra supone el séptimo signo, y diremos 7; Acuario es el 11 y Géminis el 3, por lo que suman 21. Para los que hayan estudiado un poco de Tarot Cabalístico sabrán que la cifra 21 pertenece al Arcano del Shim, el cual representa al hombre y a Dios trabajando al unísono.
Si decidimos prestar un poco de interés a este juego de jeroglífico, de misteriosos engranajes, y hacemos con todos los signos lo que hemos hecho con los de Aire, tendremos que la suma de los signos de Fuego, arroja una cantidad de 15=6; los de Agua, será 24=6; los de Aire, como sabemos, suman 21=3, y por último los de Tierra que suman 18=9. Ahora bien, si sumamos los totales, tendremos que alcanzamos la cifra de 24.
Curioso ¿verdad? ¿Qué relación tendrá ese 24, con la fecha de la mágica noche en la que nació el Liberador?
Estas y otras muchas incógnitas, son el verdadero motivo que han inspirado este trabajo.
¡Feliz Nacimiento Crístico…, en nuestro Belén interno, en nuestra Consciencia…! ¡Feliz Navidad!

Lenguaje Astrológico de un Belén - 1ª parte

He querido aprovechar el exaltado ardor que cubre la tierra en estos días de frío invierno, para unirme a la felicidad y alegría que se apodera de los hombres, cuando las campanas de las iglesias anuncian con su repique, en la media noche del 24, el nacimiento del que para todos ha de ser el Redentor esperado.


Quizás haya nevado y nuestras calles estén cubiertas de espesa nieve; tal vez sea tan sólo el intenso frío el que nos invita a recogernos y acurrucarnos con el calor de nuestras familias, y es que en esta noche larga y oscura, de la que se dice no es noche para dormir, un sensible sentimiento se apodera de las Almas inquietas. Lo describiría como una sensación de nostalgia, de un lejano recuerdo o quizás de una deseada añoranza, pues en el fondo de nuestros corazones yace esa Chispa Divina que un día arderá en la cima de la montaña sagrada y nos revelará el verdadero sentido de la Ley.


Hasta que ese "añorado" día llegue, seguiremos celebrando con ardor y compartiendo fraternalmente el verdadero mensaje de la Navidad, y cubriremos nuestros hogares con hermosos árboles navideños a cuyos pies acumularemos nuestros obsequios, para que con dicha ofrenda, aquellos que son receptores de nuestras bondades reciban un humilde reflejo de lo que recibimos nosotros internamente, cuando cada año, el rayo espiritual de Cristo, penetra en la Tierra, y junto a esos árboles, levantaremos el Mítico Belén, embelleciéndolos con los múltiples personajes que hicieron y hacen de aquella mágica noche, la más hermosa entre todas.



Ha sido inspirándome en las bellas imágenes de esos Belenes y tal vez motivado al mismo tiempo por la necesidad de compartir cada minuto de mi tiempo con la alegría popular, que he realizado un estudio astrológico, simbólico y filosófico de este interesante tema.

Los resultados quiero compartirlos, y mi mayor deseo es que estos trabajos realizados con amor, sirvan de cauces de meditación, ya que es tanto y profundo el trasfondo descubierto en su simbología, que llevaría toda una vida, traducir lo que en aquella noche fría y oscura de Diciembre, ocurrió.

¿Por qué nació Jesús en la noche fría y oscura del 24 Diciembre?

Entre tantas y posibles razones, podemos observar aquellas que todos alcanzamos a comprender. Decimos que es la noche más oscura, pues las tinieblas alcanzan su punto álgido; unas tinieblas que han ido forjándose por el transitar anual del Sol, y que al entrar en el solsticio invernal en el signo cardinal de Capricornio, cubre a la tierra con la fría capa saturnina, y es precisamente en la noche del 24, cuando el Sol alcanza como decíamos anteriormente, la cumbre, comenzando de nuevo a bajar.



Es en Capricornio donde el Espíritu debe traspasar la dura costra del plano físico y construir la realidad interna que lo penetra. Ese trabajo es realmente difícil, pues se trata de bajar al polo más alejado de su "Patria". Conlleva multitud de dificultades, pues fácilmente podemos prestar atención al canto de las sirenas que seducen nuestra atención en las orillas de ese mar, representante de los instintos, y embriagados por sus cánticos no sepamos vencer sus seductoras invitaciones a beber de la copa del placer, como se le ofreció a Ulises y a Orfeo, los cuales sí supieron alejarse a tiempo de la tentación.
Si nuestros oídos quedan sordos, si nuestra armonía interna es incapaz de ahogar ese vocerío, aquello que en nuestro empeño constructivo pretendamos realizar, estará llamado al derrumbamiento, pues será extraño a los propósitos del Yo Espiritual.

Es por ello, para no olvidar nuestra estirpe Divina, que Jesús nace en esa noche-buena iluminando los corazones de los hombres, susurrando en sus duros oídos canciones de Paz y Alegría, pues de este modo la Tierra, conseguirá salir de su estancamiento y propiciará su continua evolución fluyendo vida. Desaparecerá la fría nieve de los contornos terrenales y el fluir de sus aguas hará que la primavera resurja floreciente.

Encontramos otra razón cuando nos detenemos a observar que el nacimiento está presidido por Binah -tercer rostro Divino -, invitándonos a interpretar que es el fruto de la Tierra, el conocimiento de las leyes, el reconocimiento de la verdad a través de la experiencia, la que ofrece los pilares sólidos donde el Amor ha de cubrir con su manto de Sabiduría a los que habitan sobre sus formas. En efecto, el reino de Binah es base precursora del nuevo impulso redentor llamado a nacer para hacernos libres del duro peso del rigor. Ese mundo de Binah, representado astrológicamente por Capricornio, debe dejar paso a las futuras fuerzas que han de permitir al hombre tomar contacto con el Principio Creador, el Padre, y será Jesús-Cristo el elegido para esa mágica labor.

Diremos pues, que es Capricornio el signo que nos revela el Propósito interno de Jesús, es decir, su mensaje sería ajustar el comportamiento del hombre a las leyes del universo, y por ello diría: "Yo no vengo a abolir la Ley, sino a cumplirla", para que el hombre a través de la tarea de edificar un mundo físico, adquiriese la facultad creadora de "soñar" un Universo.

Pero fue también Jesús-Cristo quien dijera que la Ley del Rigor debería dejar paso a la Ley del Amor, y siguiendo esa idea vemos como curaba en sábado escandalizando a los fariseos, y para ello proclamó a los cuatro vientos que aquel que bebiese de sus Aguas no tendría jamás sed, queriendo dejar grabado en nuestras conciencias, que es a través de ese otro polo del eje capricorniano, que realizaría su Obra Magna, y todos sabemos que Cáncer es Amor en estado emanativo, es decir, Puro y Regenerador.

Tenemos pues un eje de fuerzas creadoras donde se proyecta uno de los Propósitos Divinos, el cual aconteció en aquel misterioso día, la fría noche del 24 de Diciembre.

Capricornio será el manantial que permita al hombre construir la morada donde encontrar y alcanzar la libertad, de sus facultades creadoras, y será Cáncer el que ofrezca ese envoltorio de Amor que da cohesión a todo lo manifestado, pues, ¿acaso podemos imaginar un modo de mezclar los distintos materiales de la obra, cal, arena, cemento, si falta el elemento agua?.

Jesús nació en Capricornio, es decir, en la Tierra, y nunca mejor dicho, pudiéndose añadir que su procedencia era de ese celeste cielo que representa Cáncer, es decir, el Mundo del Deseo, donde impregnará con su Luz, dejando de este modo la inalterable huella que todos deberemos algún día seguir.

En otro perfil del estudio que elaboramos del signo de Capricornio, definiremos el encuentro con una figura de especial interés y relevancia en lo que concierne al linaje espiritual de Jesús. Estamos refiriéndonos a la presencia tan discutida de la imagen de José, el carpintero, padre físico de Jesús.

Muchos teólogos debaten los misterios de castidad y pureza de los padres de Jesús. Intentan comprender la virginidad de María y la viudez de José. Este último, al estar representado por la figura relevante del Padre, del instructor, nos acerca mucho a la idea de Capricornio y es que además los Libros Sagrados nos presentan a tal personaje relacionado con un oficio de especial significado. Sin duda alguna se trata de una pista de gran valor simbólico, pues al ser carpintero, es decir, tenía el arte de perfilar y construir con los materiales que le ofrecía el fruto de la naturaleza. ¿No es esa la tarea primordial de Capricornio?

También podemos testimoniar que la palabra utilizada para determinar la vocación de José, no es precisamente carpintero, sino arquitecto, archi-tactum, y no es necesario un grado elevado de conocimiento astrológico, para encontrar la estrecha relación de José y el signo terrenal de Capricornio.

Para los estudiantes de Astrología, no ignoran que a través de Capricornio, se expresa la necesidad de dar forma concreta y sólida estructuración a la Idea-Propósito emanada por el Ego, con el fin de tomar conciencia de su fruto, adquiriendo así la facultad creadora que ello supone. Largo ha sido el camino hasta llegar a ese estado -Fuego, Agua y Aire - y por ello, dicho signo está representado por la figura de un anciano. No ignoramos pues, que Capricornio es sinónimo de vejez, de viudez, pues ya se ha desposado -la voluntad, José -, con los distintos rostros del Alma humana. Pero no nos estamos refiriendo a hechos físicos, sino al terreno oculto, y por ello, la viudez hace saber que se trata de un estado anímico y que por ser lenguaje espiritual, vemos como esa voluntad-José, se desposa con María, es decir, con ese último proceso anímico del Alma, donde la virginidad se ha alcanzado, pues se haya en el último estadio generativo. La unidad se cristaliza con la unión José y María y esa unidad la representa Jesús.

Hasta aquí, no hemos hecho más que puntualizar la estrecha relación y concordancia entre José y Capricornio, pudiendo dejar definido su válida correspondencia. Habría que hacer valer la ley de analogía y aplicarla como método de meditación en este hermoso tema, y sabiendo los múltiples matices con los que estudiamos interpretativamente el signo de Capricornio, añadírselo a las múltiples incógnitas que José nos plantea al haberse heredado tan poca referencia por los historiadores. Pero ese trabajo es la invitación que ofrecemos a todos los que sus inquietudes les presten a ello.

Debemos de dar crédito a una gran verdad que envuelve a la vida. Al igual que la Luz comparte sus días con las sombras, el signo de Capricornio nos muestra su bipolaridad intrínseca, y es en esa otra cara donde nos encontramos con una figura de gran importancia y que podemos valorarla como tal, puesto que en nuestros días aún no ha perdido ni una onza de su valor, es más, podemos incluso compararla con el oro, pues sin ganar en calidad, si ofrece un mayor incremento de precio. No nos hemos olvidado del Poder reinante, ni de su máximo representante, el Rey Herodes. Su hegemonía se extendía magnánimamente, hasta que el anuncio del nacimiento de un "libertador" en sus mismas tierras, hizo perturbar su ficticia quietud.

En efecto, Herodes representa los valores convencionales, sociales, políticos, de origen profano y materiales abogados en pos de destruir al débil, endosados a veces con la túnica de la Ley. El Rey Herodes, el poder material y profano constituido, es el matiz más oscuro y maléfico de Capricornio, y cuando estemos ante una Carta donde dicho signo nos revele malos aspectos, debemos comunicar al interesado, que haría bien en dejar que nazca en su "tierra", ese valor inalterable que brillaría entre las tinieblas más densas y que vendría a liberar al pueblo de la opresión de los deseos caducos. Habría que advertirle que su reino, ese prestigioso reino que ha elaborado está llamado a sucumbir si se empeña en poseerlo eternamente, y que tomase cuanto tuviese y se lo ofreciese a ese "Ser" que en sus noches oscuras, justamente a las 00 horas de cada día, visita las moradas de aquellos que se hacen llamar Constructores.

Hemos hablado de José y nos hemos acercado un poco al propósito que nos ofrece Capricornio. Ahora lo haremos en el sentido opuesto, y descubrimos al signo de Cáncer y con él, el perfil psicológico y espiritual de María.

La madre de Jesús y esposa de José, representa el Alma humana cuando ha alcanzado el estado de pureza, y que está dispuesta en pleno acto de Amor, a dar vida al que está llamado a ser el "redentor". Es la Tierra de la regeneración para aquellos que buscan el retorno a Dios.

Tenemos pues esa polaridad José -Capricornio- y María -Cáncer- definiéndonos los poderes heredados por Jesús y con los cuales debería ilustrar las páginas de ese gran libro que reprodujera la historia de su vida.

Pero no podemos desviarnos de nuestro objetivo de dejar definido la bipolaridad de cada signo, y por ello debemos aludir al aspecto oscuro y tal canalizado de las fuerzas de Cáncer.

Como naciendo de esa idea, se nos antoja la imagen del sector religioso de la época donde los representantes del clero compartían los alimentos profanos del mismo plato que el poder social precedido por Herodes. La religión, estaría sujeta a los altibajos y cambios de los deseos reinantes y serviría para dar una cohesión ficticia e ilusoria de lo que más tarde Jesucristo nos enseñaría.

Invitamos nuevamente al lector a profundizar en el eje de fuerzas representado por Capricornio-Cáncer, y enfocar nuestra meditación en los engranajes socio-religioso que aún en nuestros días permanecen dominantes en las conciencias de los representantes.

En cambio podemos apreciar como Jesús-Cristo dejaría bajo la custodia de Pedro-Capricornio la construcción de la Iglesia, donde los seguidores del verdadero cristianismo pudieran unir sus plegarias y bendecir a Dios, es decir, la Iglesia representada por Cáncer.

Siguiendo nuestra ruta, nos encontramos en esa noche del 24 toda una multitud de personajes que caminaron y protagonizaron lo que a lo largo de los años nos ha legado la historia cuando trata de reproducir aquellos misteriosos momentos, donde un niño que de ser igual a todos, fue ofrendado por la bondad de un Pueblo y por la dicha de tres Reyes Magos, los cuales, aun enfrentándose a los peligros de la tierra hostil, supieron llegar ilesos a su buen fin.

Pero analicemos esos personajes a los ojos de los Astros.

La tradición popular nos habla de la participación de cuantos le rodeaban en aquellas horas. Nos refieren los viajantes, historiadores y difusores a lo largo de los tiempos, que el niño Jesús recibía el calor protector de un significativo Buey y de una humilde Mula.

Cualquier reflexión sobre el tema argumentaría que esos animales por ser domésticos tenían preferencia a tales usos, y si la noche era fría, lógico es pensar que el vaho de estos animales ofreciese calor al recién nacido. Pero para el esoterista, que no ignora la profundidad de los símbolos, este encuentro lo lleva más allá de un significado tan lógico y veraz.

Si tomamos un zodíaco y trazamos el eje perpendicular que une Capricornio y Cáncer, observamos las representaciones de José y María, y será partiendo de esos dos personajes que intentaremos dar cauce a los demás protagonistas. Es significativo que si formamos un trígono con Tauro, desde Capricornio y otro de igual modo con Virgo, uniéndolos por la base con un nuevo trígono desde Tauro-Virgo, podemos acercarnos mucho a la explicación de estos personajes. Sabemos que el signo de Tauro está representado por un animal con cuernos que se nos ofrece con la idea de un toro, un buey, y es que el símbolo trata de enseñarnos, que al igual que el signo de Tauro es ese periodo donde el hombre goza de su creación, traduciéndose en placer físico, el buey también debe ofrecer ese programa, es decir, expresar con su pacifico comportamiento la capacidad de amamantar la Tierra, al igual que la naturaleza -Tauro-, alimenta las necesidades del hombre.

Traduciremos pues, que el buey simbolizaba un "apoyo" para Jesús, es decir, que la riqueza de la naturaleza le sería ofrecida para la realización de su obra y que sería esa Tierra fértil donde penetraría con su Ley y de este modo enseñaría a los hombres las bellezas del universo.

Si ahora prestamos atención al otro punto que lleva nuestro interés, analizaremos el símbolo de la Mula, que con su presencia en el portal ofrece protección al niño Dios. La mula es ese animal incapacitado para la generación y sin embargo, su matiz es femenino. Si estudiamos esa característica tendremos que decir, que se trata de una especie animal que ha dejado trazos nuevos en otros perfiles genéticos. Si tratamos de dar un cauce astrológico a esta reflexión, no podemos negar que existe una estrecha relación entre lo que acabamos de definir y el signo de Virgo, pues no ignoramos que es a través del signo Vav (común) de Tierra, que el Propósito emanado en un principio como una chispa de Luz, tras ser elaborado en los signos de Agua y transformado en los de Aire, culmina como un fruto maduro en los signos de Tierra. Es por ello que Virgo se traduce como un signo estéril y en verdad si alcanzamos a entender la idea que hemos expuesto, comprenderemos que los signos de Tierra representan la vejez madura y en este periodo, la naturaleza generadora se vuelve estéril queriendo expresar con ello, que todo proceso al final del logro buscado tiene que abandonar el mundo de la forma cristalizada para que con la experiencia adquirida dar paso a un nuevo programa. 

Diremos pues que la mula nos acerca a esa idea, y más tarde seriamos testigos en la enseñanza Crística de ese mensaje, pues nos revelaría la invitación humilde de abandonar todo cuanto de valor físico nos atara a la materia.

La mula al estar en el interior del portal, es la expresión simbólica de los poderes internos nacientes y en ella encuentra calor, paz y seguridad, envuelto todo en el cálido aroma del Amor, en el servicio desinteresado y en la abnegación.

Hemos alcanzado hasta ahora el perfil de un triángulo de fuerzas que marcaría junto a los dos ejes de una misma realidad espiritual -anterior a Jesús-, representados por José y María, el programa interno que Jesús vendría a figurar.

Antes de adentrarnos en el análisis de los de los personajes que ilustran los pasajes navideños, hemos de detallar aquellas fuerzas que siguiendo las leyes de dualidad evolutiva, se oponen a las fuerzas primordiales positivas, y en esa bipolaridad encontramos las figuras de curiosos símbolos, como los sabios convencionales y la religión antigua que aún adoraban y veneraban al "Toro".

La figura del sabio convencional al servicio del poder reinante Herodiano, se nos revela en los pasajes Bíblicos como un saber caduco, incapacitado para dar una respuesta certera a la inquieta demanda de esa otra tendencia "rey" que intuye como su hegemonía peligra.

Estos sabios, basan sus conocimientos en una ciencia materialista, sin que sus investigaciones estuviesen inspiradas por la llamada del Amor, y por ello, no estaban a la altura que precisaban para testimoniar sobre el lugar en el cual se produciría el anunciado nacimiento. Ellos no habían abierto los ojos al espíritu para ser guiados por la mágica estrella de cinco puntas, anunciadora y guía del Libertador. Sin duda alguna, estos acontecimientos suceden diariamente en nuestros días. Nuestros televisores lo anuncian cuando nos relatan hechos heroicos de científicos que han descubierto un nuevo misil teledirigido, capaz de hacer sucumbir, con gran precisión, a toda una nación; o tal vez nos documenten con los cotizados viajes espaciales...

En definitiva, es el mundo de la sabiduría oscura del Virgo, que investigando descubre los componentes de un nuevo átomo molecular, pero se olvidan de su verdadero principio. Es un conocimiento frío que poco puede decir de los valores del Amor y que está llamado a derrumbarse por su propio peso cuando comprueben que es imposible seguir avanzando.

De igual modo hablamos de la religión del "Toro", basada en la posesión. Ese becerro de oro al cual idolatraron los israelitas y que aún se sigue idolatrando, pero con la excepción particular de que se encuentra envuelto por un disfraz ficticio e irrisorio. Es la religión basada en el egoísmo, y es que el hombre olvida que aquello que posee debe compartirlo con sus semejantes, y no se trata de dar una limosna los domingos al salir de la Iglesia, sino de una entrega diaria, constante, intentando embellecer la vida de los demás con las hermosas rosas que florecen en nuestros corazones. 

Tauro negativo, bien puede representar esa ostentación egoísta de los poderes religiosos, y en multitud de ocasiones a lo largo de la historia hemos sido videntes de atrocidades, de desencadenamientos de luchas sociales-religiosas inspiradas en el poder y en la obtención de riquezas.

continuará...