sábado, 16 de noviembre de 2019

Un homenaje al amor, a través del refranero: 6ª parte

“El mal del amor, no lo cura el doctor”.
Cuando se acuñó este refrán, las especialidades en medicina aún no se habían ocupado de los aspectos psicológicos de la naturaleza humana. El mal de amores, pertenecería a ese aspecto del ser humano que estudia, en la actualidad, la psicología.
Pero, verdaderamente, ¿podemos considerar el “mal de amores” como una enfermedad? Bueno, si entendemos que el término enfermedad es la ausencia de salud, de equilibrio, de armonía… podríamos decir, que cuando nuestra naturaleza emocional se comporta de un modo inestable, entonces, sí padeceremos del mal de amores, cuyos efectos suele manifestarse propiciando una actitud pesimista, depresiva y pasiva.
El que padece del mal de amores, siente que ha perdido la ilusión por vivir. Al no conseguir su objeto amado, o al haber perdido a la persona amada…, la vida deja de tener sentido para él.
Ese tipo de sentimiento responde a una naturaleza emocional que se encuentra prisionera de los instintos; se trata de un sentimiento inmaduro que se identifica con el “recibir”.
El remedio para sanar esa naturaleza presa del egoísmo, debemos buscarlo en la comprensión de que amar, tiene un significado más hermoso, cuando verdaderamente somos capaces de Dar…, y ese acto exige de nosotros un desapego de todo afán de posesión.

“El sólo decir te quiero, no logra amor duradero”.
Al igual que no podemos pretender que regando una sola vez la planta que hemos sembrado, la semilla se convierta en un frondoso árbol que de maravillosos frutos, el amor, hay que sembrarlo  y alimentarlo constantemente, hasta que se convierta en amor duradero.

Para conseguir esa realidad, nuestra naturaleza emocional, por lo general, inestable y cambiante, debe perseverar en alimentar ese amor, con gestos y acciones que le permitan crecer diariamente. Si nos olvidamos de mantener esa disposición, aunque nuestros labios pronuncien: te quiero…, no lograremos ese amor duradero que dará sentido a nuestra vida…

“Hay amores que matan”.
Es curioso, como la esencia fundamental de la existencia, el amor, tiene ese doble efecto en la naturaleza humana, dar la vida y quitarla.
Por amor, podemos y llegamos a hacer cosas maravillosas. El amor es la fuente de todos los milagros.
Por amor, mejor dicho, por un mal uso del amor, podemos y llegamos a hacer verdaderas monstruosidades.
Es el rostro dual de la energía, que igualmente afecta a la naturaleza emocional.

Cuando decimos que el amor, mata, es evidente que no nos estamos refiriendo al Amor Incondicional. El amor mata, cuando se expresa en su polaridad negativa, propiciando la naturaleza posesiva y pasional. Se trata de un sentimiento, que queda apegado en el proceso de crecimiento y madurez. Astrológicamente, esa etapa se encuentra identificada en la fase Escorpio, donde los sentimientos tienen la difícil prueba de superar el amor hacia sí mismo. El narcisismo es la prueba. Pero es preciso pasar por ese curso, ya que, difícilmente podremos dar aquello que no tenemos… y debemos sentirnos preñados de amor, para que podamos dar a luz, esa criatura que hemos gestado, el amor.
Toda historia debe tener un final feliz…, y la aventura del amor, la tendrá igualmente, cuando seamos capaces, en nuestras acciones, de dar vida al Amor.

Ahora os dejo, una nueva entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Ya sólo queda una última entrega.
  • “El Amor y la luna se parecen: menguan cuando no crecen”.
  • “El amor y los celos, hermanos gemelos”.
  • “El Casado por amor vive vida con dolor”.
  • “El primer amor es como la camiseta, siempre va pegada al pecho”.
  • “El que escoge el amor, siempre escoge lo peor”.
  • “En amores o en dinero, no existe amigo sincero”.
  • “En cuestiones del amor no hay niveles ni color”.
  • “En el amor como en las armas la confianza pierde al hombre”.
  • “En el amor y la guerra todo hueco es trinchera”.
  • “En este mundo al revés, no hay amor sin interés”.
  • “En tristezas y en amor lloriquear es lo mejor”.
  • “Es amor mal entendido el que no corrige a un hijo”.
  • “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”.
  • “Gran mal padece quien amores atiende”.
  • “Guerra, caza y amores, por un placer mil dolores”.
  • “Habiendo amor, habrá una olla, con agua, sal y cebolla”.
  • “Hasta el mismo amor sincero, requiere algo de dinero”.
  • “Hasta la sepultura el amor fuerte dura”.
Continuará…

viernes, 15 de noviembre de 2019

Un homenaje al amor, a través del refranero - 5ª parte

“El Amor hace iguales a los que no lo son”.

Analizamos en esta ocasión, uno de los aspectos más relevantes que aporta el amor, la integración de los opuestos, la conquista de la igualdad.

Todas las religiones tratan de enseñarnos, a su manera, la igualdad que existe entre los hombres. Sin embargo, esta enseñanza no acaba de calar en las conciencias individualizadas de cada ser, originado por un estado de percepción que lo mantiene en la certeza de ser diferente a los demás.

Las Enseñanzas Esotéricas, entre las que considero la Cabalística, nos revela que la humanidad en su origen formó parte de la Entidad Creadora conocida como Elohim, que significa El-Los Dioses. Al igual como la criatura, antes de nacer, forma parte de su madre, la humanidad fue gestada en el seno de dicha Entidad Creadora.

La necesidad evolutiva de Elohim, hizo que se desprendiese de Sí Mismo, la Chispas Virginales que hoy forma la Humanidad.

Desde ese nacimiento, hasta nuestros días, se ha producido un proceso de crecimiento de la conciencia, la cual en su origen no era individualizada, pero con el tiempo, sí adquirió esa condición necesaria en el desarrollo evolutivo de las almas.

La separación de los sexos, tal y como nos lo narran las Sagradas Escrituras, supuso ese momento vital de individualización y con ello, el comienzo de la conciencia de separación, de la dualidad.

Es el Amor, el camino para hacernos iguales, el único camino para recuperar la consciencia de Unidad, esa unidad de la que un día formamos parte, con la única diferencia, de que ahora sí seremos conscientes de ello.

“El Amor presencia quiere, y sin ella, pronto muere”.
En efecto, la energía que alimenta el amor humano es la energía emocional, los sentimientos y los deseos. Esa energía se moviliza, cuando sentimos atracción por el objeto que deseamos, y para que esto ocurra, ese objeto debe formar parte de nuestro habitual escenario. Cuando, el objeto deseado desaparece de nuestro entorno, las energías dirigidas hacia su conquista se disipan, y nos exige un supremo esfuerzo mantener viva esa ilusión por lo amado.

Ese es el significado de este dicho popular, pone de manifiesto el aspecto influenciable de las emociones. El recuerdo de aquello que es objeto de nuestro amor, cuando no se encuentra presente, mantendrá vivo nuestro sentimiento por un tiempo…, pero la inestabilidad de las emociones puede jugarnos una mala pasada, si durante ese tiempo, se cruza en nuestro camino otro “objeto” que suscita, nuevamente, nuestro interés.

Es por ello, que este refrán nos advierte de esos peligros y de la necesidad de fortalecer nuestra capacidad de amar, de tal modo, que aun estando ausente la persona amada, seamos fieles al sentimiento del amor.

“El Amor y la fe, en las obras se ve”.
El estado de conciencia conocido como “fe” está asociado cabalísticamente con el Séfira Hochmah, el Centro Espiritual de donde emana la esencia del Amor.

El segundo Centro Cabalístico, actúa en el proceso de la creación como la tierra lo hace con respecto a la semilla que es sembrada en ella, es decir, le ofrece el receptáculo apropiado para que se lleve a cabo el mágico proceso del crecimiento de la vida.

Diremos que Hochmah, es la Morada donde la Semilla de Kether, la Voluntad Divina, se gesta con el único propósito de crear la Vida.

En ese estado de interiorización característico de Hochmah, la Luz va por dentro. Cuando sembramos una semilla, ocurre lo mismo, no somos conscientes de que la tierra está sembrada y sin embargo, lo está. Será en la fase siguiente, cuando la semilla se convierta en planta y brote desde la tierra hacia el exterior, que confirmaremos, que lo que permanecía oculto ahora es una realidad.

Ese estado de interiorización, esa evidencia interna de la verdad, es lo que conocemos como fe. Se trata de la verdad revelada internamente, una verdad que será compartida, tan sólo cuando haya alcanzado la fase de exteriorización y se halla convertido en planta llamada a dar sus frutos.

Esa enseñanza es la que nos transmite el refrán, al indicarnos que el amor y la fe, en las obras se ven. Será en las acciones compartidas que nuestro amor y la evidencia de la verdad interna, se confirmarán, se harán evidencia que nadie podrá negar.

Ahora os dejo, una nueva entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más.
  • “El amor es eterno, mientras dura”.
  • “El Amor es loco, pero a muchos vuelvo tontos”.
  • “El Amor es una ratonera; entra el ratón, cuando quiere, pero no saldrá cuando quiera”.
  • “El amor lo perdona todo”.
  • “El Amor muere de mal ausencia”.
  • “El Amor no quiere consejo”.
  • “El amor no se compra con dinero”.
  • “El Amor nunca hizo ningún cobarde”.
  • “El Amor poco, nunca es loco; pero si mucho es, con todo obstáculo da al través”.
  • “El amor puro es mejor con algo de puro amor”.
  • “El amor que se lleva el viento, que te sirva de escarmiento”.
  • “El Amor tira más que una yunta de bueyes”.
  • “El Amor todo lo iguala”.
  • "El Amor todo lo vence”.
  • “El Amor vive en presencia y muere en ausencia”.
  • “El Amor y el buñuelo han de comerse en caliente”.
  • “El amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo el interés que el amor que te tenía”.
  • “El Amor y el reinar, nunca admiten compañía”.
  • “El Amor y el reloj locos son”.
  • “El Amor y el vino sacan al hombre de tino”.
Continuará…

jueves, 14 de noviembre de 2019

Un homenaje al Amor, a través del refranero - 4ª parte

“El amor es estupendo, pero dando y recibiendo”. 
El amor se engrandece y aporta felicidad, cuando se cosecha lo que se siembra, es decir, cuando recibimos lo que damos. Es una ley natural que no hay que olvidar, y no hay que hacerlo por que se convierta en un canto de esperanza, en un bálsamo para el alma, sino porque es una realidad que podemos evidenciar cuando somos conscientes de nuestras acciones. “Siempre cosechamos lo que sembramos”. El poder de crear la circunstancia de que el amor sea estupendo, depende de la calidad de nuestros sentimientos. Si nuestro amor es egoísta, ¿cómo vamos a pretender recibir amor desinteresado? Entonces diremos que mala suerte tengo… pero esa interpretación personalizada de lo que nos ocurre, denota que nos falta la luz, la comprensión del verdadero alcance de nuestras acciones. El amor es estupendo y para disfrutar de esta sensación es preciso sembrarlo, dando… 

“Amores reñidos, amores queridos”. 
Nadie ha dicho que el amor sea fácil, es más yo me atrevería a decir, basándome en los conocimientos espirituales y en mi propia experiencia humana, que se trata de la principal conquista del alma. Nuestro Espíritu tiene como misión adquirir consciencia de los poderes espirituales con los que ha sido creado y aprender a construir con ellos en plena armonía. Para ello, encarna en la Tierra una y otra vez, hasta conseguir espiritualizar sus vehículos: el Cuerpo Emocional y el Cuerpo Mental. Cada encarnación supone un nuevo curso en el que debe producirse un crecimiento anímico. El final de esa andadura, es decir, adquirir los plenos conocimientos para los que ha sido creado, se producirá cuando cada acto sea una expresión de Amor Pleno, pues ese Amor será el fruto destilado de la Sabiduría y la Comprensión de las Leyes Cósmicas.

El amor que, como ya hemos dicho, nace como un ideal en el Arquetipo de Leo, cuando se “matricula” en las enseñanzas del Elemento Agua, es decir, en el aprendizaje de las emociones humanas, se enfrenta a la más dura de las pruebas que afronta el alma humana: Amarse a sí mismo, para poder Amar a los demás. El amor en esta etapa del camino, se asemeja a un diamante en bruto que hasta que no se pule, no nos revela toda su belleza y esplendor.

La riña, forma parte de ese proceso de crecimiento. Cualquiera de nosotros que hayamos pasado por esta experiencia, confirmará que tras la riña, el amor sale fortalecido…, o al menos es una oportunidad para ello.

“Desgraciado en el juego, afortunado en amores”. 
He elegido este conocido refrán, pues nos enseña y revela una importante lección astrológica.
Para aquellos que estéis familiarizados con las enseñanzas de la astrología, reconoceréis uno de los significados asignados a la Casa V, la encargada de expresar terrenalmente los asuntos regidos por el signo de Leo. Me estoy refiriendo al aspecto del azar y de la suerte.

Entre los significados de la Casa V, en efecto, se encuentra el relacionado con la suerte y al mismo tiempo, con el amor en su fase platónica. Otros muchos aspectos se dan cita en este sector astrológico, pero nos quedaremos con estos dos para tratar el significado de este dicho popular.

La razón de que la “suerte” y el “amor” se deriven del mismo espacio cósmico, la encontramos en la regencia que ejerce Hochmah, el Séfira cuyo atributo espiritual es el Amor y la Sabiduría. Hochmah forma parte de la Tríada Superior del Árbol Cabalístico, de la cual se derivan el resto de los Centros que le dan forma. Diremos pues que Hochmah es el rostro Divino del Amor que se manifiesta a nivel humano como la Providencia que nos inspira en cada momento para encontrar el camino correcto.

Cuando Hochmah actúa, lo hace desde la Gracia y la Misericordia. Cuando su fuerza alcanza los niveles de consciencia inferiores, su aspecto “Providencia” se manifiesta como “suerte” y su aspecto “Amor”, como el impulso que nos lleva a sentir amor como una fuerza platónica.

Por ello, cuando hay amor, es decir, cuando estamos utilizando esa fuerza, la suerte en el azar, al estar “ocupada” esa energía en otros menesteres, no se manifiesta.

Es evidente, que para una consciencia evolucionada, el uso de la energía para sembrar amor, será más importante que para beneficiarse del azar. 

Ahora os dejo, una nueva entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más. 
  • “Amores, dolores y dineros, no pueden estar secretos”.
  • “Amorosos juramentos, se los lleva el viento”.
  • “Arboles y amores, mientras tengan raíces tendrán frutos y flores”.
  • “Buen amor y buena muerte, no hay mejor suerte”.
  • “Calores, dolores y amores, matan a los hombres”.
  • “Caridad y amor no quieren tambor”.
  • “Casado por amores, casado con dolores”.
  • “Casamiento por amores, no darán fruto esas flores”.
  • “Coces de yegua, amor es para el rocín”.
  • “Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana”.
  • Dijo un gran doctor que si no hay celos, no hay amor”.
  • “Dineros y amores, diablos y locuras, mal se disimulan”.
  • “El amor entra con cantos y sale con llantos”.
  • “El Amor es el vino que más pronto se avinagra”.
Continuará…

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Un homenaje al amor, a través del refranero - 3ª parte


“Amor loco, hoy por ti y mañana por otro”.

La narrativa de la vida nos ha legado un aspecto del amor que, en ocasiones, presenta a la naturaleza humana presa de un aspecto pasional que le lleva a cometer acciones muy cercanas a la locura. Y es que el amor no siempre viene acompañado de la razón.

Este refrán nos indica, que cuando el amor está falto de esa razón, que ha de guiarle por el buen camino, entonces se manifestará de un modo irresponsable, y no sellará su compromiso con la persona amada, no teniendo reparo en el daño que causa a su alrededor, cuando pone en práctica sus conquistas amorosas.

“Amor grande, vence mil dificultades”.

Me gusta este dicho popular, pues dota al alma humana de un gran poder. Quizás mis propias experiencias, sean las que me lleven a comprender su profundo significado, pues es verdad, que cuando se pasan dificultades en la vida, cuando contamos con el amor profundo y sincero de la persona amada, dichas dificultades se afrontan con un espíritu optimista y triunfador.

Es por ello, que la apuesta que hay que hacer en nuestras relaciones, es amar al otro con grandeza, de tal modo, que la persona amada sienta nuestro amor como un sólido pedestal donde apoyarse en los momentos difíciles. Juntos, unidos, no habrá pruebas que no seamos capaces de superar.  

“Amores nuevos olvidan los viejos”.

Otras de las vivencias que acompaña la experiencia del amor, “amores nuevos olvidan los viejos”. El matiz que quiero señalar, eligiendo el análisis de este refrán, es la gran capacidad que tienen las emociones para amoldarse a las circunstancias. Esa propiedad la observamos en el agua, el elemento que está relacionado con las emociones. El agua se amolda a todos los objetos; el amor adquiere esa cualidad, en la medida que lo envuelve todo.

El agua, al mismo tiempo es influenciable, en la medida, en que refleja todo cuanto se proyecta sobre ella, aportando una imagen de lo proyectado. Esa identificación, esa capacidad de empatizar, la encontramos igualmente en el amor.

Las emociones se comportan como un recipiente cuyo fin es contener el elemento líquido. Bebemos de él, y el espacio que deja es susceptible de ser rellenado por nuevo líquido. De este modo, cuando nuestro “recipiente” personal, nuestra capacidad de sentir, de emocionarnos, de amar, se consume, un nuevo sentimiento ocupará su lugar, y lo que amábamos antes con intenso ardor, se sustituye por un nuevo deseo, que nos hará sentir tan vivo como el anterior.

Ya hemos dicho en otra parte de estas reflexiones, que el amor se expresa con múltiples rostros. El aspecto que acabamos de describir responde al rostro del amor que se identifica con el Elemento Agua. Cuando lo hace a través del Elemento Aire, interviene la razón como la fuerza que canalizará la energía afectiva hacia un compromiso responsable de lo que amamos y deseamos. La comprensión es entonces el nuevo rostro del amor y esa capacidad de entendimiento, nos llevará canalizar nuestros sentimientos de un modo más armonioso y estable.

Ahora os dejo, una nueva entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más.

“Amor irresoluto, mucha flor y poco fruto”.
“Amor no sufre ausencia”.
“Amor sin celos, no lo dan los cielos”.
“Amor trompetero, cuantas veo tantas quiero”.
“Amor y calentura, en la boca se asegura”.
“Amor y dinero nunca fueros compañeros”.
“Amor y fortuna no tienen defensa alguna”.
“Amor y viento, uno se va y vienen ciento”.
“Amor y vino, sin desatino”.
“Amor, amor, malo al principio y al fin peor”.
“Amor, dinero y cuidado, no puede estar disimulado”.
“Amor, tos y dinero, llevan cencerro”.
“Amor, tos, humo y dinero, no se pueden encubrir mucho tiempo”.
“Amor, viento y ventura, poco duran”. 

Continuará…

martes, 12 de noviembre de 2019

Un homenaje al Amor, a través del refranero - 2ª parte

“Amor de amos, agua en cestos”.


A estas alturas, a nadie se le escapa, que el amor es cosa de dar. Si con nuestro comportamiento humano vamos por el mundo imponiendo, exigiendo amor, sin el cual no podríamos subsistir, entonces mal lo llevamos. Pues no hay mayor satisfacción para el alma, que alcanzar su estado de plenitud, llevando la semilla al estado de fruto, es decir, realizando la misión que le ha sido encomendada.



El perfil del “amo”, determina una condición que no es natural, pues todos los seres somos iguales ante nuestro Creador. La situación que se experimenta en las sociedades determinando los roles que cada uno debe tener en función a un status material, permite el crecimiento de un sentimiento de “posesión” que podríamos considerar como una “pobre imitación” del amor.

El refrán nos enseña, que ser “amos” y “amar”, a pesar de que el término lingüístico tiene la misma raíz, están “peleados”, cuando en verdad están llamados a sublimarse. El ejemplo de Jesús ante sus discípulos, lavándole los pies, es un ejemplo claro del papel que debe aprender la naturaleza humana para superar el sentimiento que atenaza al que se siente “amo”. Ese amor de grandeza debe perdurar, pero no avasallando al prójimo, si no sirviéndole y ese servicio no tiene mejor expresión que el de “lavar”, es decir, purificar el alma de los demás con nuestras “aguas”, esto es, con nuestros sentimientos más puros.


“Amor de dos, amor de Dios”.



Este refrán recoge, en esencia, el significado ancestral del Amor, al definir el más elevado de los sentimientos, el que nos asemeja a Dios, con un condicionante, debe manifestarse en la relación dual. 


El verdadero amor se expresa cuando lo damos, no cuando lo exigimos, como ocurre con el sentimiento del egoísmo, en el que la persona se siente el centro donde deben dirigirse los sentimientos de los demás. 

El amor, al igual que el resto de las energías, debe compartirse, de otro modo se estancaría en nuestro interior y nos haría daño. Cuando damos, lo que estamos haciendo verdaderamente, es reconociéndonos en el otro, es por lo que es muy importante, que nos dediquemos el tiempo suficiente para reconocer lo que no deseamos para nosotros, pues es la única manera de comprender que no es lícito desear para el otro lo que no queremos para nosotros mismos.




“Amor de madre, que todo lo demás es aire”.



He elegido comentar este refrán, pues define maravillosamente, el origen, la fuente, de donde emana el sentimiento humano en estado puro del amor. En la introducción, definíamos que el Principio del Amor se expresa en el signo del Elemento Fuego Leo, y lo hace con letra mayúscula, con grandes titulares, como un Ideal que debemos conquistar y adquirir en nuestra andadura espiritual.

El Génesis nos enseña que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, lo que significa que somos portadores potenciales de sus capacidades creadoras.

Si Dios creó el Universo en el que nos manifestamos, nosotros también tendremos que protagonizar ese acto creador, dando vida a un micro-universo. Esta acción creadora nos lleva a procrear la existencia humana, nos lleva a crear una familia, donde el elemento emocional se cultiva como amor a los lazos de sangre.

El papel estelar que protagoniza ese guion, recae en la madre. Ese ejemplo de sacrificio y abnegación por su “obra”, por su creación, por su hijo, es la mejor lección que podemos aprender sobre el arte de amar.

El refrán, así nos lo indica, el verdadero amor es el amor de madre. Todas las demás expresiones, si no están a esa altura, es aire, es decir, no tiene consistencia y se evaporará.

Ahora os dejo, una primera entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más. 

“Amor de casada no vale nada”. 
“Amor de gato se ve por el tejado”. 
“Amor de madre, ni la nieve le hace enfriarse”. 
“Amor de monja y pedo de fraile, todo es aire”. 
“Amor de mujer y halago de can, no duran si no les dan”. 
“Amor de niña, agua en cestillla”. 
“Amor de puta y convite de mesonero, siempre cuesta dinero”. 
“Amor de puta y vino de frasco, a la noche gustosos y a la mañana dan asco”. 
“Amor fino y buena mesa no quieren prisa”. 


Continuará…

lunes, 11 de noviembre de 2019

Un homenaje al Amor, a través del refranero - 1ª Parte

Rebuscando entre los muchos refranes recogidos a lo largo del tiempo en el saber popular, he querido extraer, aquellos que aluden, de un modo u otro, al sentimiento del Amor.


No persigo otra intensión, que encontrar y establecer un paralelismo, entre la sabiduría implícita en cada uno de los refranes, con el saber ancestral que nos enseña la Astrología.


En los refranes que a continuación se recogen, veremos distintos y variados rostros del amor y sus consecuencias en el maniobrar humano.


El Amor desde el punto de vista Cabalístico se corresponde con el Rostro Divino de Hochmah, segundo Aspecto de la Triada Superior del Árbol Cabalístico, a través del cual se expresan los diez Séfiras que dan cuerpo a la Estructura Divina.


Al igual como la Unidad Divina se expresa en Diez Expresiones básicas que abarcan el Todo Manifestado, cada uno de esas Expresiones, se encuentran en las demás. Con ello debemos entender, que cuando hacemos referencia al Atributo del Amor, no podemos pensar que ese sentimiento, puede ser encasillado en un solo Centro de Conciencia, sino que se encuentra, con diferentes rostros, en cada uno de los demás Centros.


Es cierto que podemos hablar que el Amor cuenta con una morada propia, ya lo hemos adelantado, Cabalísticamente hablando es Hochmah y en términos astrológicos, nace en el signo de Leo como un Ideal, como un Valor Moral, para adquirir una expresión más tangible, personal y humano, a través de los signos del Elemento Agua, Cáncer, Escorpio y Piscis.


Dado que el refranero fluye de la experiencia íntima y personal, podemos decir, que las referencias al Amor que recogeremos en este estudio, serán más cercanas a las propias que se expresan en los signos referidos.


“A amor mal correspondido, ausencia y olvido”.


Este refrán podríamos encuadrarlo en los puramente “formativos”, ya que trata de enseñarnos sobre las consecuencias de aquellos amores que dan y no reciben. Encajaría en el “feed-back” propio de la experiencia Pisciana. Cuando se produce la identificación con el objeto amado y decidimos dirigir todos nuestros sentimientos hacia su conquista. Cuando no recibimos lo que damos, se produce la desilusión y el llanto hará su aparición en respuesta al amor no correspondido. Por lo tanto, este refrán trata de aconsejarnos que olvidemos ese amor, antes de que nos invada con sus efectos dolorosos.


“Aborrece y serás aborrecido; quiere con amor de verdad y serás correspondido”.


Estamos ante la ley universal de “Causa y Efecto”, lo que los esotéricos llaman Karma. En efecto, lo que sembramos deberemos recogerlo. Si sembramos amor, amor de verdad, seremos correspondidos, pues no puede ser de otra manera. Ahora bien, si nuestros sentimientos son egoístas, si aborrecemos a aquellos a los que deberíamos amar, entonces, deberemos estar preparados para recibir nuestra propia medicina.


“Abrazo flojo, amor poco; abrazo apretado, ese sí que es un abrazo”.


Me gustaría comentar este refrán, pues puede enseñarnos mucho del comportamiento humano, de la sinceridad de las relaciones. En el día a día, quién no se encuentra con un conocido y en ese encuentro nos estrechamos en un abrazo. Pues bien, el saber popular nos advierte, que si ese abrazo es flojo, poco amor se expresa en él. En cambio, si es apretado, ese sí que es un abrazo.  Cuando nuestro amor es sincero, no se podrá ocultar, no podremos fingir. Nuestros músculos se encargan de expresar esa sinceridad…, y nos delatarán si no existe verdadero amor.


Ahora os dejo, una primera entrega de refranes que hablan del amor… Los he seleccionado alfabéticamente. Vendrán muchos más.
  • “Al bueno por amor y al malo por temor”.
  • “Amor atrevido, siempre bien ha parecido”.
  • “Amor comprado, dale por vendido”.
  • “Amor con amor se cura”.
  • “Amor con amor se paga”.
  • “A amor y fortuna, resistencia ninguna”.
  • “A la mujer dile tu amor una vez, que el diablo se lo dirá diez”.
  • “A más amor, más pudor”.
  • “Amor con casada, no pase de una semana. Si no, la cosa ser complicada”.


Continuará…

domingo, 10 de noviembre de 2019

Un homenaje al Amor, a través del refranero. Presentación

El Refrán es una frase generalmente breve que expresa una sentencia, un dicho o un consejo útil sobre la vida cotidiana siendo en la mayoría de los casos una expresión de la sabiduría popular.

Etimología: Del occitano antiguo refranh y éste a su vez de la voz refranher (modular), que viene de franher (romper, del latín frangere)1.

El refrán es "sabiduría popular ancestral sobre la vida y sus circunstancias". "Un santuario de las intuiciones que encaminan y dirigen la formación de los hombres y que compasan apuntalan y corrigen su comportamiento". El refranero contiene consejos sobre las acciones adecuadas.
El refranero contiene consejos sobre las acciones adecuadas. El seguimiento del refranero conduce a un pensamiento y a una acción repetitiva e inconsciente basada en la validez de la tradición ancestral.
Sin duda alguna, el contenido de los refranes persigue un objetivo educativo, y lo hace adaptándose a la necesidad de influir sobre la mente humana que aún se encuentra en fase de desarrollo. Se trata por lo general de frases cortas, con un profundo significado extraído del bagaje de la experiencia, y que favorece su asimilación e integración por la conciencia a base de su repetición.
Dada su ancestralidad, entiendo que debe existir una importante conexión entre el contenido de cada refrán y los Arquetipos de donde emana toda existencia, los Zodiacales. Intentaré relacionar el refranero popular con la dinámica de los signos zodiacales y, gracias a ello, podremos ampliar y familiarizarnos con las características que se derivan de cada uno de Ellos.

Por seguir la dinámica en la que se inicia este trabajo, comenzaré con refranes que están en sintonía con el signo de Escorpio. En esta ocasión trataré el tema del Celo. He aquí algunos refranes que aluden a este arraigado sentimiento en el ser humano.
  • Amor sin celos, no lo dan los cielos.
  • Dijo un gran doctor que si no hay celos, no hay amor.
  • El amor y los celos, hermanos gemelos.
  • El celoso no puede ser jocoso.
  • El hombre cuando es celoso se acuesta pero no duerme.
  • El marido celoso no tiene reposo.
  • Marido celoso, ni come ni duerme con reposo.
  • Ira, miedo y celos fieros, son muy malos consejeros.
Elegiré el primero de los refranes para adentrarnos en el aprendizaje del signo Escorpio.

Amor sin celos, no lo dan los cielos”, nos lleva a pensar que el sentimiento del celo forma parte de la propia naturaleza del amor. Cuando estudiamos la dinámica de los signos del Elemento Agua, Cáncer, Escorpio y Piscis, abordamos, precisamente, la expresión de los sentimientos y de los deseos, del amor a nivel humano, pues el Amor como Arquetipo, como Ideal, como Principio, se manifiesta en Leo.
Cuando la naturaleza humana se enfrenta a la experiencia del amor en la dinámica de Escorpio, lo hace con el profundo deseo de “hacerlo suyo”, pues se encuentra en la fase de interiorización. Ese descubrimiento, hace que el amor se dirija hacia sí mismo, favoreciendo el sentimiento de “narcisismo”. Esa identificación emotiva, ese enamoramiento del yo, es necesaria en esta fase del proceso de toma de conciencia. Por eso, el refrán nos advierte que el amor sin celos, es decir, sin sentimiento de posesión, no lo dan los cielos, es decir, Escorpio, nos invita a identificarnos “celosamente” con lo que sentimos, pues debemos adoptar una identidad propia y creadora.

El celo aparece cuando identificamos que aquello a lo que amamos nos pertenece, nos aporta identidad. Cuando, este sentimiento se arraiga profundamente en la naturaleza, el que lo protagoniza sufre enormemente en su interior. Ignora como dar salida a ese acúmulo de sentimientos y cuando se desbordan las emociones, no puede ser de otra manera, sus “aguas” hacen peligrar la estabilidad de los demás y por supuesto, la propia.
El celoso debe aplicarse este otro refrán “amor bien entendido empieza por uno mism@”. Y es que para poder amar a los demás debemos, primero, amarnos a nosotros mismos. No podemos dar lo que no tenemos.

1(Enciclopedia libre universal en español).