sábado, 20 de abril de 2024

Capítulo 7. VIII. La creencia increíble.

 VIII. La creencia increíble.

1. Hemos dicho que  2Todo ello refleja una ley fundamental de la mente y, por consiguiente, una ley que siempre está en vigor. 3Es la ley mediante la cual creas y mediante la cual fuiste creado. 4Es la ley que unifica al Reino y lo conserva en la Mente de Dios. 5El ego, sin embargo, percibe dicha ley como un medio para deshacerse de algo que no desea. 6Para el Espíritu Santo, es la ley fundamental del compartir, mediante la cual das lo que consideras valioso a fin de conservarlo en tu mente. 7Para el Espíritu Santo, es la ley de la extensión. 8Para el ego, la de la privación. 9Produce, por lo tanto, abundancia o esca­sez, dependiendo de cómo eliges aplicarla. 10La manera en que eliges aplicarla depende de ti, pero no depende de ti decidir si vas a utilizar la ley o no. 11Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.

Este punto es bastante esclarecedor y nos aporta la respuesta a cuestiones, tan cotidianas,  que nos llevan a preguntarnos los motivos de nuestra experiencia de escasez.

Son muchas las voces que hablan de técnicas, de recursos mágicos, para cambiar situaciones de escasez en situaciones de abundancia. En ocasiones, para obtener el resultado que anuncian esas voces, estamos dispuestos a pagar por ello. Es una experiencia muy común, que cuando practicamos de manera ritual las recomendaciones que nos aconsejan, no quedemos satisfechos de los resultados por no obtener los beneficios anunciados. Es entonces cuando reclamamos que la técnica es una falsa y, es entonces, cuando nos responden aludiendo a que no habremos seguido los pasos recomendados al pie de la letra.

Bueno. Tal vez estemos confundiendo el concepto abundancia. Si el mundo proyectado es una emanación del contenido de nuestra mente, no nos resultará difícil comprender, que lo que llamamos abundancia se está refiriendo al uso que hace el ego de la mente, pues proyectar no es crear. Esa abundancia proyectada por la mente egoica tiene la consistencia del mundo temporal, es decir, es caduca y su búsqueda responde al deseo de dar una respuesta a la visión de escasez.

La verdadera abundancia de la mente es una creación que manifiesta la firme creencia en lo que somos, es decir, en la Plenitud del Espíritu que se reconoce como Hijo de Dios.  La mente que crea abundancia es la que comparte lo que Es, esto es, Abundancia. No lo hace para dar respuesta a una necesidad, sino para expandir lo que Es. Su principio es: cuando doy conservo lo que doy.

2.  El uso que el ego hace de la proyección tiene que entenderse plenamente antes de que la inevitable asociación entre proyección e ira pueda por fin erradicarse. 2El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. 3Es sumamente ingenioso en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que el conflicto te resulte tan intolerable que decidas renunciar a él. 4Por lo tanto, trata a toda costa de persuadirte de que él puede librarte del con­flicto, no sea que lo abandones y te liberes a ti mismo. 5Utilizando su propia versión distorsionada de las leyes de Dios, el ego se vale del poder de la mente sólo para quebrantar el verdadero propó­sito de ésta. 6Proyecta el conflicto desde tu mente a otras mentes, en un intento de persuadirte de que te has librado del problema.

Esta es la razón por la que nos encontramos el conflicto fuera de nosotros, porque lo proyectamos en los demás. De este modo, el otro, no debe ser interpretado como un enemigo, sino todo lo contrario, como el espejo donde debemos reconocernos.

Te invito a que imagines tu vida y la relación que tienes con el mundo, como una red sagrada de conexiones, que nos mantienen unidos y formando partes de un fin común: tomar consciencia de lo que realmente somos. En el mundo de percepción, todos participamos de ese "plan", ayudarnos a recordar lo que somos.

3. Hay dos errores fundamentales en este intento: 2el primero es­ -estrictamente hablando- que el conflicto no puede ser proyec­tado porque no puede ser compartido. 3Cualquier intento de conservar una parte de él y deshacerse de la otra no tiene real­mente ningún sentido. 4Recuerda que un maestro en conflicto no es un buen maestro ni un buen alumno. 5Sus lecciones son confu­sas y el valor de transferencia de las

mismas se ve limitado por su confusión. 6El segundo error es la idea de que puedes deshacerte de algo que no deseas dándoselo a otro. 7Dándolo es precisamente como lo conservas. 8La creencia de que viéndolo fuera de ti lo excluyes de tu interior es una distorsión total del poder de la extensión. 8Por eso es por lo que los que proyectan se preocupan tanto por su seguridad personal. 10Temen que sus proyecciones van a retornar a ellos y a hacerles daño. 11Puesto que creen haber­las desalojado de sus mentes, creen también que esas proyeccio­nes están tratando de volverse a adentrar en ellas. 12Pero como las proyecciones no han abandonado sus mentes, se ven obligados a mantenerse continuamente ocupados a fin de no reconocer, esto.

Efectivamente, un maestro en conflicto, tan solo puede enseñar y aprender confusión. 

De igual modo, el hecho de que proyectemos nuestros conflictos en los demás, no nos librará de ese pensamiento dividido, sino que favorecerá el encuentro con aquellos que, una y otra vez, nos recordarán el estado de nuestra mente.

Un conflicto no nos abandona hasta que hemos aprendido a verlo como un no-conflicto, esto es, hemos integrado su aprendizaje en nuestra consciencia.

4. No puedes perpetuar una ilusión acerca de otro sin perpetuarla en ti mismo. 2No hay forma de poderse escapar de esto, ya que es imposible fragmentar a la mente. 3Fragmentar es dividir en peda­zos, y la mente no puede atacar ni ser atacada: 4La creencia de que puede -error que el ego siempre comete- sirve de fundamento para el uso que éste hace de la proyección. 5El ego no entiende lo que es la mente y, por lo tanto, no entiende lo que eres tú. 6Su existencia, sin embargo, depende de tu mente porque el ego es una creencia tuya. 7El ego es una confusión con respecto a tu iden­tidad. 8Al no haber tenido nunca un modelo consistente, no se desarrolló nunca de manera consistente. 9Es el resultado de la aplicación incorrecta de las leyes de Dios, llevada a cabo por men­tes distorsionadas que están usando indebidamente su poder.

Cada vez que percibimos en el otro el conflicto, estaremos juzgándolo y al hacerlo estamos proyectando sobre él la creencia en la separación. Si las mentes no estuviesen conectadas por la Unidad de su origen, la proyección no podría producirse, pero el ego no entiende esa ley y percibe a las mentes separadas. Por tal razón, no participa en la visión de que el otro y el conflicto que percibimos en él, es nuestro propio conflicto interno.

5. No le tengas miedo al ego. 2Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. 3No proyectes sobre otros la responsabili­dad por esa creencia o, de lo contrario, prolongarás su existencia. 4Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores. 5Mas una vez que los hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. 6Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los des­haga completamente, de manera que todos sus efectos desaparez­can de tu mente y de la Filiación en su totalidad.

Si andabas buscando dar respuesta a la cuestión de cómo poner fin a la hegemonía del ego, este punto, lo aclara. El ego lo hemos inventado con nuestra mente, por lo que su existencia depende de nuestra voluntad de seguir creyendo en su existencia.

Con esa creencia, con la visión de que el conflicto se encuentra en nuestra mente, lo que debemos hacer es corregirlo y, para ello, debemos ponerlo en manos del Espíritu Santo, nuestra Mente Recta.

6. El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia, y la percep­ción del Espíritu Santo es verdadera. 2Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como increí­ble. 3Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. 4Lo inverosímil no se puede entender porque es increíble. 5Es evidente que una percepción basada en lo increíble no tiene sentido, pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisa­mente porque fue concebida por una creencia.

Desde una mente errada, la cual ha favorecido la ilusión y las falsas creencias, no se puede alcanzar la visión verdadera. Por tal motivo, debemos dejar esa corrección bajo la tutela del Espíritu Santo, cuya percepción es verdadera.

7. Este curso no tiene otro propósito que enseñarte que el ego es algo increíble y que siempre lo será. 2Tú, que lo inventaste al creer lo increíble, no puedes emitir ese juicio por tu cuenta. 3Pero cuando aceptas la Expiación para ti mismo, decides en contra de la creencia de que puedes estar solo, desvaneciendo así la idea de la separación y afirmando tu verdadera identificación con todo el Reino como algo que literalmente forma parte de ti. 4Esta identi­ficación está más allá de cualquier duda del mismo modo en que está más allá de cualquier creencia. 5Tu plenitud es ilimitada por­que el estado de ser es infinito.    

Termina este apartado del Capítulo 7, reafirmando la importancia de la credibilidad de nuestras creencias, ya que, en ellas, se encuentra la causa que nos lleva a crear o a fabricar, o lo que es lo mismo, a identificarnos con la verdad o con la ilusión. Nos identifica este punto, que somos nosotros los que hemos inventado a la falsa personalidad del ego, pues hemos elegido creer lo increíble. Siendo los fabricantes del error, debemos poner en manos de la Voz que habla por Dios, para que corrija la creencia errónea, que no es otra, que creer en la separación y en el miedo.  

viernes, 19 de abril de 2024

Capítulo 7. VII. La totalidad del Reino.

 VII. La totalidad del Reino.

1. Siempre que le niegas la bendición a un hermano te sientes desposeído, ya que la
negación es tan total como el amor. 2Negar parte de la Filiación es tan imposible como lo es amarla sólo en parte. 3No es posible tampoco amarla totalmente sólo a veces. 4No puedes estar, totalmente comprometido sólo en algunas ocasiones. 5La negación de por sí  no tiene ningún poder, pero tú puedes conferirle el poder de tu mente, el cual es ilimitado. 6Si lo utilizas para negar la realidad, ésta desaparece de tu conciencia. 7Es imposible apreciar la realidad parcialmente. 8Por eso es por lo que cuando niegas parte de ella pierdes la conciencia de toda ella. 9La negación, no obstante, es una defensa y, por ello, puede usarse constructivamente así como negativamente. 10Si se usa negativa­mente es destructiva, porque se usa para atacar. 11Pero puesta al servicio del Espíritu Santo, puede ayudarte a reconocer parte de la realidad y, por consiguiente, a apreciarla en su totalidad. 12La mente es demasiado poderosa como para estar sujeta a ninguna exclusión. 13Nunca podrás excluirte a ti mismo de tus pensamien­tos.

Me gusta buscar analogías que me ayuden a comprender el mecanismo de las leyes espirituales y de las verdades trascendentes. 

En muchas ocasiones, me he referido a las frecuencias, canales, sintonías, propias y características de la radio o la televisión, para entender mejor el uso que hacemos de nuestra mente cuando elegimos servir al amor -frecuencia superior- o al miedo -frecuencia inferior-. Nuestra mente decide qué canales sintonizar y qué emisoras oír o ver. 

Podemos enriquecernos cuando conectamos con canales constructivos y educativos o, por el contrario, podemos dejarnos atrapar por imágenes perturbadoras o sonidos estridentes, que nos privan de la vivencia de paz y felicidad.

Bien, con relación a este apartado, podemos decir, que al igual como es imposible oír o sintonizar un canal, con nitidez, si no marcamos la dirección correcta, así se comporta la mente, es decir, o percibimos correctamente, es decir, desde la verdad permanente, o la percepción parcial no nos mantendrá conectado con esa verdad, pues la verdad no es parcial. O es verdad, en su totalidad, o no lo es.

Por lo tanto no podemos engañarnos diciéndonos que servimos a la luz en ocasiones y, con ello, pensar que estamos iluminados y que se ha producido nuestro despertar. 

2. Cuando un hermano actúa insensatamente, te está ofreciendo una oportunidad para que lo bendigas. 2Su necesidad es la tuya. 3Tú necesitas la bendición que puedes darle. 4No hay manera de que tú puedas disponer de ella excepto dándola. 5Ésa es la ley de Dios, la cual no hace excepciones. 6Careces de aquello que niegas, no porque haya carencia de ello, sino porque se lo has negado a otro, y, por lo tanto, no eres consciente de ello en ti. 7Lo que crees ser determina tus reacciones, y lo que deseas ser es lo que crees que eres. 8Lo que deseas ser, entonces, determina forzosamente todas tus reacciones.

No puedo menos que quedar, una vez más, admirado por la profundidad de estas enseñanzas. Desde la sencillez, nos revela, nos ilumina aquello que no hemos sido capaces de ver con anterioridad.

Cuan equivocados estamos cuando culpamos de nuestras necesidades, de nuestra escasez, a los demás. El error tiene su causa en creernos separados y dado que lo que creemos determina nuestras reacciones, culpamos a lo externo de nuestras limitaciones.

Si aquello que deseamos ser es lo que creemos ser, y nos identificamos con nuestra escasez, entonces, lo que estamos deseando es que lo externo nos lo recuerde con experiencias de escasez.

Este punto nos revela que nuestra abundancia no es una necesidad, sino un estado del ser, pues deseada para saciar nuestra necesidad, nos llevará a experimentar lo que deseamos, la necesidad.

3. No necesitas la bendición de Dios porque de ella ya dispones para siempre, pero sí necesitas la tuya propia. 2La imagen que el ego tiene de ti es la de un ser desposeído, vulnerable e incapaz de amar. 3No puedes amar semejante imagen. 4Sin embargo, puedes escaparte muy fácilmente de ella abandonándola. 5Tú no formas parte de esa imagen, ni ella es lo que tú eres. 6No veas esa imagen en nadie, o la habrás aceptado como lo que eres tú. 7Todas las ilusiones acerca de la Filiación se desvanecen al unísono tal como fueron forjadas al unísono. 8No le enseñes a nadie que él es lo que tú no querrías ser. 9Tu hermano es el espejo en el que ves refle­jada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la per­cepción. 10Y la percepción perdurará hasta que la Filiación reconozca que es íntegra. 11Tú inventaste la percepción, y ésta perdurará mientras la sigas deseando.

Dos nuevas joyas que deben formar parte de nuestra mente, de nuestras creencias:

"Nuestro hermano es el espejo en el que vemos reflejada la imagen que tenemos de nosotros mismos mientras perdure la percepción" y, la "percepción perdurará hasta que la Filiación reconozca que es íntegra".

Nuestro hermano es nuestro mejor maestro.

4. Las ilusiones son inversiones. 2Perdurarán mientras les sigas atribuyendo valor. 3Todos los valores son relativos, mas todos son poderosos porque son juicios mentales. 4La única manera de desvanecer las ilusiones es retirando de ellas todo el valor que les has otorgado. aAl hacer eso dejan de tener vida para ti porque las has expulsado de tu mente. 5Mientras sigas incluyéndolas en tu mente estarás infundiéndoles vida. 6Mas no hay nada en ellas que pueda recibir tu regalo.

Tus valores pueden ser diferentes a los míos, pero en ellos hay algo que nos iguala, ambos proceden de nuestros juicios mentales y perdurarán mientras que le sigamos atribuyendo valor.

¿No has experimentado alguna vez, que algo a lo que dabas mucho valor, deja de tenerlo? Cuando analizamos las causas de ese desinterés, descubriremos que la respuesta se encuentra en nuestra mente. Dejamos de darle valor porque nuestra mente ha dejado de interesarse por ello. Si dejamos de creer en ello, dejaremos de identificarnos con ello y nuestras reacciones cambiarán.

5. El don de la vida es tuyo para que lo des, ya que fue algo que se te dio. 2No eres consciente de él porque no lo das. 3No puedes hacer que lo que no es nada tenga vida, puesto que es imposible darle vida a lo que no es nada. 4Por lo tanto, no estás extendiendo el don que a la vez tienes y eres, y consecuentemente no puedes conocer a tu propio Ser. 5Toda confusión procede de no extender vida, ya que ésa no es la Voluntad de tu Creador. 6Separado de Él no puedes hacer nada, y ciertamente no haces nada separado de Él. 7Sigue el camino que Él te señala para que puedas recordar quién eres, y muéstraselo a otros, no sea que te olvides de ti mismo. 8Honra únicamente a los Hijos del Dios viviente, y alégrate de poder contarte entre ellos.

No ser conscientes de que somos portadores del don de la vida, es decir, que no creemos en ello y por lo tanto nuestras acciones no son creadoras. 

6.  Honrar a tus hermanos es el único regalo apropiado para quie­nes Dios Mismo creó dignos de honor, y a quienes honra. 2Mués­trales el aprecio que Dios siempre les concede, pues son Sus Hijos amados en quienes Él se complace. 3No puedes estar separado de ellos porque no estás separado de Él. 4Descansa en Su Amor y protege tu descanso amando. 5Pero ama todo lo que Él creó -de lo cual formas parte- o no podrás aprender lo que es Su paz y aceptar Su don para ti mismo y como tú mismo. 6No podrás cono­cer tu propia perfección hasta que no hayas honrado a todos los que fueron creados como tú.

Honrar y bendecir a nuestros hermanos es la señal inequívoca de que nuestros valores vibran al unísono y que nuestra mente sirve al pensamiento verdadero del amor, es decir, nuestras creencias han alcanzado la Visión de la Unidad, y nuestras reacciones nos llevan a dar lo que realmente somos.

7. Sólo un Hijo de Dios es un maestro lo suficientemente digno como para poder enseñar a otro. 2En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo. 3Él siem­pre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios, y lo hace con infinita paciencia, nacida del Amor infinito en nombre del cual habla. 4Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones. 5Los que atacan no saben que son benditos. 6Atacan porque creen que les falta algo. 7Por lo tanto, comparte tu abundancia libre­mente y enseña a tus hermanos a conocer la suya. 8No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado.

Comparto mi abundancia con mis hermanos, mi visión una, mi bendición, mi creencia en lo que realmente soy, el Hijo de Dios, una parte la Filiación Divina.

8. El ataque nunca podría suscitar más ataques si no lo percibieses como un medio para privarte de algo que deseas. 2Sin embargo, no puedes perder algo a no ser que no lo valores, y que, por lo tanto, no lo desees. 3Esto hace que te sientas privado de ello, y, al proyectar tu propio rechazo, crees entonces que son otros los que te lo están quitando a ti. 4No podrás por menos que sentirte ate­morizado si crees que tu hermano te está atacando para arreba­tarte el Reino de los Cielos. 5Ésta es la base fundamental de todas las proyecciones del ego.

La visión mental del ego le lleva a creer en la posesión como un mecanismo de asegurar su felicidad, su identidad. Cuando percibe que puede perder lo que posee, lo juzga como un ataque que le priva de aquello que desea y que fortalece su ilusoria identidad. Bajo ese sistema de pensamiento, mientras que brindemos culto a la posesión, estaremos negando lo que realmente somos.

9. Puesto que el ego es aquella parte de tu mente que no cree ser responsable de sí
misma, y puesto que no le es leal a Dios, es incapaz de tener confianza. 2Al proyectar su creencia demente de que tú has traicionado a tu Creador, el ego cree que tus hermanos, que son tan incapaces de ello como tú, están intentando despo­seerte de Dios. 3Siempre que un hermano ataca a otro, eso es lo que cree. 4La proyección siempre ve tus deseos en otros. 5Si eliges separarte de Dios, eso es lo que pensarás que otros están haciendo contigo.

La proyección es la vía rigurosa de aprendizaje que el ego ha elegido. Inconsciente, de que todas las mentes están unidas, fabrica un mundo bajo la creencia en la separación. El ataque del otro, no se interpreta como un efecto de aquello que se encuentra en nuestro interior, sino como una amenaza a la privación de su identidad, de sus posesiones.

10. Tu eres la Voluntad de Dios. 2No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres. 3Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado. 4Mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. 5Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. 6Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. 7Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no lo conocen. 8La paz de Dios radica en entender esto: 9Sólo hay una manera de escaparse del pensamiento del mundo, del mismo modo en que sólo hubo una manera de adentrarse en él: 10entendiendo total­mente al entender la totalidad.

La Visión Crística, la Visión de la Unidad, es la Visión verdadera.

11. Percibe cualquier parte del sistema de pensamiento del ego como completamente demente, completamente ilusoria y comple­tamente indeseable, y habrás evaluado correctamente todo el sis­tema. 2Esta corrección te permite percibir cualquier parte de la creación como completamente perfecta, completamente real y completamente deseable. 3Al desear sólo esto, tendrás sólo esto, y al dar sólo esto, serás sólo esto. 4Las ofrendas que le haces al ego siempre se experimentan como sacrificios, pero las que le haces al Reino son ofrendas que te haces a ti mismo. 5Dios siempre las estimará porque les pertenecen a Sus Hijos amados, y Sus Hijos le pertenecen a El. 6Todo poder y gloria son tuyos porque el Reino es Suyo.

Este punto resume a las mil maravillas las enseñanzas que nos transmite este apartado.

  • El sistema de pensamiento del ego es demente.
  • Desea tan sólo la unidad. 
  • Da tan solo la unidad. 

jueves, 18 de abril de 2024

Capítulo 7. VI. De la vigilancia a la paz.

 VI. De la vigilancia a la paz.

1. Aunque sólo puedes amar a la Filiación como una sola, la pue­des percibir como
fragmentada. 2Mas es imposible ver algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella. 3Por eso es por lo que los ataques no son nunca parciales y por lo que hay que renunciar a ellos completamente. 4Si no se renuncia a ellos completamente, no se renuncia a ellos en absoluto. 5El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o inspira, pero en cualquier caso retor­nan a la mente del pensador y afectan la totalidad de su percep­ción. 6Eso incluye el concepto que tiene de Dios, de Sus creaciones y de sí mismo. 7Dicho pensador no apreciará ni a unos ni a otros si los contempla con miedo. 8Pero los apreciará a todos si los con­templa con amor.

Tan sólo el Amor tiene la capacidad de la Visión Integradora. El Amor está exento de juicio. El Amor nos conduce al "juicio final" o, mejor dicho, al final del juicio. Pues qué sentido tiene juzgar a la Filiación. Tan sólo desde el miedo, podemos juzgar, pues el miedo es el pensamiento de separación.

2. La mente que acepta el ataque es incapaz de amar. 2Ello se debe a que cree que puede destruir el amor, lo cual quiere decir, por lo tanto, que no comprende lo que éste es. Si no comprende lo que es el amor, no se puede percibir a sí misma como amorosa. 4Esto hace que pierda su conciencia de ser, da lugar a sentimien­tos de irrealidad y lo que resulta de ello es una confusión total. 5Tu pensamiento ha dado lugar a esto debido a su poder, pero puede también salvarte de ello porque su poder no lo creaste tú. 6Tu capacidad para dirigir tu pensamiento de acuerdo con lo que elijas es parte de ese poder. 7Si no crees que puedes dirigirlo, es que has negado que tu pensamiento tenga poder, y, por lo tanto, has hecho que sea impotente en tu pensamiento.

Bastante aclarador, este punto. El poder del pensamiento no lo ha creado el Hijo de Dios. Ese poder proviene de Dios y es cierto que Su Hijo lo hereda dado que somos Su Imagen y Semejanza. Ese poder es la Voluntad Creadora. Si somos conscientes del poder de la voluntad, seremos conscientes, igualmente, que podemos elegir en todo momento hacia dónde dirigir nuestros pensamientos, es decir, podemos elegir si servir al miedo o al amor.

3. El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme, mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega. 2Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta, lo cual no puede sino producir gran ansiedad. 3Por eso es por lo que el ego jamás reconoce lo qué está haciendo. 4Es perfectamente lógico, pero a todas luces demente. 5Pues para subsistir el ego se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia. 6Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, 7lo cual amenaza su propia existencia, produciendo un estado que le resulta intolerable. 8Prosiguiendo de manera lógica, aunque todavía demente, el ego resuelve este dilema completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: 9deja de percibir que su existencia esté amenazada, proyectando la amenaza sobre ti y  percibiendo a tu Ser como inexistente. 10Esto asegura su continuidad si te pones de su parte, garantizando así el que no puedas conocer tu Seguridad.

Se traduce como una evidencia, que la existencia del ego tiene su origen en el acto voluntario de elegir ver las cosas de manera diferente a como han sido Creadas por Dios. Si prestamos nuestra voluntad y dirigimos nuestros pensamientos hacia la visión de un mundo separado de Dios, el fruto de esa acción es lo que ha dado lugar a la ilusión de la separación. 

4. El ego no puede permitirse saber nada. 2El conocimiento es total, y el ego no cree en totalidades. 3En este descreimiento estriba su origen, y aunque el ego no te quiere, le es fiel a sus propios antecedentes, y engendra tal como fue engendrado. 4La mente siempre se reproduce tal como fue producida. 5El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. 6Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar al amor porque tú eres amor. 7El amor es tu poder, que el ego tiene que negar. 8Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo. 9Nadie que lo tenga todo desea al ego. 10Su propio hacedor, pues, no lo quiere. 11Por lo tanto, si la mente que lo fabricó se reconociese a sí misma, lo único que el ego podría encontrar sería rechazo. 12Y si esa mente reconociese a cualquier parte de la Filia­ción, se conocería a sí misma.

Si el ego es la consecuencia de elegir ver lo irreal, su existencia tiene unos pilares poco sólidos, pues nada puede mantenerse eternamente si ha sido fabricado con los materiales de la ilusión. El ego, habita en la ignorancia y todas sus fabricaciones llevan ese sello de falsedad.

5. El ego, por consiguiente, se opone a toda muestra de aprecio, a todo reconocimiento, a toda percepción sana, así como a todo conocimiento: 2Percibe la amenaza que todo ello representa como una amenaza total porque sospecha que todos los compromisos que la mente contrae son totales. 3Forzado, por lo tanto, a sepa­rarse de ti, está dispuesto a unirse a cualquier otra cosa. Pero no hay nada más. 5La mente, no obstante, puede tejer ilusiones, y si lo hace creerá en ellas porque creyendo en ellas fue como las tejió.

El sistema de pensamiento del ego se perpetúa debido a que su origen tiene como única causa, el utilizar el poder de la voluntad para visionar de manera separada a la de Dios. 

6. El Espíritu Santo desvanece las ilusiones sin atacarlas, ya que no puede percibirlas en absoluto. 2Por consiguiente, no existen para Él. 3Resuelve el aparente conflicto que éstas engendran, per­cibiendo cualquier conflicto como algo sin sentido. 4He dicho anteriormente que el Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como es, y el conflicto no tiene sentido. 5El Espíritu Santo no quiere que entiendas el conflicto, quiere, no obstante, que te des cuenta de que puesto que el conflicto no tiene sentido, no es comprensible. 6Como ya dije anteriormente, el entendimiento suscita aprecio, y el aprecio suscita amor. 7El amor es lo único que se puede entender, ya que sólo el amor es real, y, por lo tanto, sólo el amor tiene sentido.

Si nuestro hijo se despierta en la noche llorando por haber experimentado una pesadilla,
nuestro papel como padre es hacerle comprender con amor que lo experimentado no es real, sino fruto de la ilusión. No será la explicación que le aportemos la que tranquilice a nuestro hijo, pues su alcance no se lo permitirá, pero sí lo hará la fortaleza de nuestras palabras emanadas desde la fuente del amor, pues tan solo ese amor tiene el poder de la verdad y esa energía sí la captará.

7. Si tuvieras presente lo que el Espíritu Santo te ofrece, no po­drías mantenerte alerta excepto en favor de Dios y de Su Reino. 2La única razón por la que te puede resultar difícil aceptar esto es porque tal vez aún creas que hay algo más. 3Las creencias no requieren vigilancia a menos que estén en conflicto. 4Si lo están, es que hay elementos conflictivos en ellas que han desencadenado un estado de guerra, haciendo que sea imprescindible mantenerse alerta. 5Cuando se está en paz no es necesario estar alerta. 6El estado de alerta es necesario contra las creencias que no son cier­tas, y el Espíritu Santo nunca lo habría solicitado si tú no hubieses creído lo falso. 7Cuando crees en algo, haces que sea real para ti. 8Cuando crees en lo que Dios no conoce, tu pensamiento parece contradecir al Suyo y esto hace que parezca que lo estás atacando.

Hacemos real aquello en lo que creemos. Si hemos hecho real al ego, la razón de ello es porque creemos que podemos "crear" un mundo fuera de Dios.

8. He señalado repetidamente que el ego cree que puede atacar a Dios, y trata de convencerte de que eso es lo que tú has hecho. 2Si la mente no puede atacar, el ego -con perfecta lógica- arriba a la conclusión de que tú no puedes ser otra cosa que un cuerpo. 3Al negarse a verte tal como eres, puede verse a sí mismo como él quiere ser. 4Consciente de sus debilidades, el ego quiere que le seas leal, pero no como realmente eres. 5Desea, por lo tanto, invo­lucrar a tu mente en su propio sistema ilusorio, ya que de otra manera la luz de tu entendimiento lo desvanecería. 6No quiere tener nada que ver con la verdad porque él en sí no es verdad. 7Si la verdad es total, lo que no es verdad no existe. 8Tu compromiso con cualquiera de esas dos posibilidades tiene que ser total. aLa verdad y lo falso no pueden coexistir en tu mente sin dividirla: 9Si no pueden coexistir en paz, y si lo que quieres es estar en paz, tienes que abandonar por completo y para siempre la idea de con­flicto: 10Esto requiere que te mantengas alerta mientras no te des ­cuenta de lo que es verdad. 11Mientras sigas creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden compartir la verdad, es obvio que tienes que mantenerte alerta. 

Donde yo vivo físicamente, cuando algo es evidente se dice: "más claro, agua". Podríamos aplicar este dicho a este punto, pues su mensaje es claro como la transparencia del agua.

"Mientras sigamos creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden compartir la verdad, es obvio que tenemos que mantenernos alertas".

9. Tu mente está dividiendo su lealtad entre dos reinos, y tú no te has comprometido  completamente con ninguno de ellos. 2Tu identificación con el Reino de Dios es incuestionable, y sólo tú pones en duda este hecho cuando piensas irracionalmente. 3Lo que tú eres no lo establece tu percepción ni se ve afectado en modo alguno por ella. 4Cualquier problema de identificación, in­dependientemente del nivel en que se perciba, no es un problema que tenga que ver con hechos reales. 5Es un problema que pro­cede de una falta de entendimiento, puesto que su sola presencia implica que albergas la creencia de que es a ti a quien le corres­ponde decidir lo que eres. 6El ego cree esto ciegamente al estar completamente comprometido a ello. 7Pero no es verdad. 8El ego, por lo tanto, está completamente comprometido a lo falso, y lo que percibe es lo opuesto a lo que percibe el Espíritu Santo, así como al conocimiento de Dios.

Cuan diferente es el nivel de verdad que fundamenta las creencias del ego y del Hijo de Dios. Para el ego, su identidad es consecuencia de la percepción material. La identidad del ego es el cuerpo físico y si tuviese que describir su identidad, su aportación se referirá a las características que se derivan de ese cuerpo.

Para el Hijo de Dios, su identidad no procede de su percepción, sino de su propia condición, la cual, le ha venido dada de Su Creador. 

10. Puesto que tu Ser es el conocimiento de Dios, la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti es la única que tiene significado. 2Cualquier creencia que aceptes aparte de ésta acallará la Voz de Dios en ti y te ocultará Dios. 3No podrás conocer al Creador a menos que percibas Su creación tal como es, ya que Dios y Su creación no están separados. 4La unidad que existe entre el Crea­dor y la creación constituye tu plenitud, tu cordura y tu poder ilimitado. 5Este poder ilimitado es el regalo que Dios te hace por­que eso es lo que eres. 6Si separas tu mente de dicho poder, no podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuese débil, ya que no creerás formar parte de ella.

Así es. La identidad del Hijo de Dios es el conocimiento de Dios. Nos ha creado a Su Imagen y Semejanza.

11. Cuando percibes a la creación como que tú no formas parte de ella, la consideras débil, y los que se consideran a sí mismos débi­les, no pueden sino atacar: 2Mas el ataque tiene que ser ciego porque no hay nada que atacar. 3Por lo tanto, inventan imágenes, las perciben como despreciables y luego las atacan por su falta de valor. 4Esto es todo lo que el mundo del ego es: 5nada. 6No tiene sentido. 7No existe. 8No trates de entenderlo, porque si tratas de entenderlo, es que crees que se puede entender, y, por lo tanto, que se puede apreciar y amar. 9Eso justificaría su existencia; la cual es injustificable: 10Tú no puedes hacer que lo que no tiene sentido lo tenga. 11Eso no sería más que un intento demente.

Cuántas veces, has podido sorprenderte en un intento frustrante de comprender el sentido de esta vida, cuando la analizamos desde el sistema de pensamiento del ego. Finalmente, llegamos a la evidencia que no podemos comprender lo irreal, lo ilusorio, pues daríamos a la mente una misión demente, entender lo inentendible.

12. Si permites que la locura se adentre en tu mente, es que has juzgado que la cordura no es algo enteramente deseable. 2Si deseas otra cosa, fabricarás otra cosa, pero al ser otra cosa, atacará tu sistema de pensamiento y dividirá tu lealtad. 3En ese estado de división no te será posible crear y tendrás que mantenerte alerta contra dicho estado porque lo único que se puede extender es la paz. 4Tu mente dividida está obstruyendo la extensión del Reino, y en la extensión de éste reside tu felicidad. 5Si no extiendes el Reino, es que no estás pensando con tu Creador ni creando como Él creó.

Desde un sistema de pensamiento demente, tan sólo podemos fabricar situaciones dementes. 

13. Ante esta deprimente situación, el Espíritu Santo te recuerda dulcemente que estás triste porque no estás llevando a cabo tu función de co-creador con Dios, y, por lo tanto, te estás privando a ti mismo de felicidad. 2Esto no es algo que Dios haya decidido, sino que fuiste tú quien lo decidió así. 3Si tu mente pudiese estar en desacuerdo con la de Dios, lo que tu voluntad dispusiese no tendría sentido. 4Sin embargo, puesto que la Voluntad de Dios es inalterable, no es posible ningún conflicto de voluntades. 5Ésta es la enseñanza perfectamente congruente del Espíritu Santo. 6La creación, no la separación, es tu voluntad porque es también la Voluntad de Dios, y nada que se oponga a ella tiene sentido en absoluto. 7Al ser una obra perfecta, la Filiación sólo puede obrar con perfección, extendiendo la dicha en la que fue creada e iden­tificándose con su Creador y Sus creaciones, sabiendo que son uno y lo mismo.

El haber utilizado la voluntad creadora para fabricar una realidad diferente a la de Dios, ha dado lugar a la fabricación de un mundo ilusorio, irreal y caótico, privado de luz, nos hace percibir la oscuridad; privado de amor, nos hace prisioneros del miedo; privado de paz, nos hace vengativos; privados de la felicidad, nos lleva a percibir el dolor y el sufrimiento.

miércoles, 17 de abril de 2024

Capítulo 7. V. La curación y la inmutabilidad de la mente.

 V. La curación y la inmutabilidad de la mente.

1. El cuerpo no es más que un marco para desarrollar capacida­des, lo cual no tiene nada que ver con el uso que se hace de ellas. 2Dicho uso procede de una decisión. 3Los efectos de la decisión del ego al respecto son tan evidentes que no hay necesidad de hablar más de ello, pero la decisión del Espíritu Santo de utilizar el cuerpo únicamente como un medio de comunicación tiene una conexión tan directa con la curación que sí requiere aclaración. 4El sanador que no se ha curado obviamente no entiende su propia vocación.

Todo un reto para la mente que ha fabricado el sistema de pensamiento del ego, pues fundamenta su existencia en la única realidad que acepta, aquella que percibe de modo tangible, el cuerpo físico y las acciones que se derivan de su uso.

El Curso es claro sobre este enfoque, afirmando que el cuerpo no es más que un marco para desarrollar capacidades y añade que el Espíritu Santo lo utiliza como un medio de comunicación. El cuerpo no tiene la capacidad que creemos que tiene, es decir, no es la causa de nuestras acciones, o lo que es lo mismo, el uso que hacemos de él no depende de su capacidad volitiva, pues esa capacidad es de la mente.

2. Sólo las mentes pueden comunicarse. 2Puesto que el ego no puede destruir el impulso de comunicar porque es también el impulso de crear, sólo puede enseñarte que el cuerpo puede comunicarse así como crear, y, por ende, que no tiene necesidad de la mente. 3El ego, por consiguiente, trata de enseñarte que el cuerpo puede actuar como la mente y que es, por lo tanto, auto­suficiente. 4Sin embargo, hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees. 5Al hacerlo, sin embargo, pierdes fuerza como maestro y como estudiante por­que, tal como se ha señalado repetidamente, enseñas lo que crees 6Las lecciones contradictorias se enseñan mal y se aprenden mal. 7Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante.

Uno de los errores principales en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego, es que puede ocupar el papel del Creador, esto es, tiene la capacidad de crear un mundo con leyes distintas a las de Dios.

Como consecuencia de ese sistema de pensamiento, para el ego, el cuerpo es el fruto de su creación y como tal tiene la capacidad de enseñarnos a través de sus acciones-experiencias, lo que está bien y lo que está mal. Ese pilar básico del sistema de pensamiento del ego, le lleva a defender la creencia en que el cuerpo es autosuficiente y que el aprendizaje tiene lugar en el nivel del comportamiento, de la experiencia.

En este punto, las enseñanzas del Curso nos llevan a una visión muy diferente a la que defiende el ego. Nos revela que la fuente, el origen, la causa, siempre procede de la mente y es en ese nivel donde se produce el génesis del aprendizaje y de la enseñanza. Es por ello, que el Curso nos dice que la corrección debe llevarse a cabo a nivel de las ideas y no en el nivel del comportamiento. 

3. La capacidad de curar es la única capacidad que cada persona puede y debe desarrollar si es que se ha de curar. 2Curar es el medio de comunicación del Espíritu Santo en este mundo, y el único que acepta. 3No reconoce ningún otro porque no acepta la confusión que el ego tiene entre mente y cuerpo. 4Las mentes se pueden comunicar, pero no pueden hacer daño. 5El cuerpo, al servicio del ego, puede hacer daño a otros cuerpos, pero eso no puede ocurrir a no ser que ya se le haya confundido con la mente. 6Esta situación, no obstante, puede usarse en beneficio de la curación o de la magia, pero debes recordar que la magia siempre implica la creencia de que la curación es algo perjudicial. 7Esta creencia completamente irracional es su premisa y, por consiguiente, no puede sino proceder irracionalmente.

La capacidad más elevada y acorde con el Principio de Expiación del Espíritu Santo, es la de curar, pues para curar, debemos expiar todos nuestros errores, es decir, debemos corregir en nuestra mente la falsa creencia de que estamos separados de Dios y de Su Filiación.

Cuando pedimos Expiación, estamos sintonizando nuestra mente con la del Espíritu Santo, con la Mente Recta, lo que se traduce por un estado de curación. Recibimos aquello que damos, por lo que el camino más recto para recibir la curación es ofrecerla.

4. La curación tan sólo fortalece. 2La magia siempre procura debi­litar. 3La curación no percibe nada en el sanador, que todos los demás no compartan con él. 4La magia ve siempre algo “especial” en el sanador, que él cree que puede ofrecer como regalo aque­llos que no lo tienen. 5Puede que dicho sanador crea que ese regalo procede de Dios, pero resulta evidente que no entiende a Dios si cree tener algo que los demás no tienen. 

Este punto nos revela una señal inequívoca que nos ayudará a reconocer si aquello que estamos ofreciendo en nombre de la curación procede de Dios o del ego. Cuando lo que damos está exento de protagonismo y visualiza al otro como parte de nuestra unidad, entonces podemos gozar de la certeza de que nuestra mente percibe correctamente y sirve a Dios. En cambio, podemos estar en posesión de utilizar la capacidad de curar con una visión de superioridad sobre aquel hacia el que dirigimos nuestra energía. Esa falta de visión unitaria nos indica que estamos utilizando las fuerzas divinas desde la magia y por lo tanto no estaremos sintonizados con la vibración del Espíritu Santo.    

5. El Espíritu Santo no actúa al azar, y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. 2A menos que el sanador cure siempre por mediación Suya los resultados variarán. 3Sin embargo, la curación en sí es consistente, puesto que sólo la consistencia está libre de conflicto, y sólo los que están libres de conflicto son íntegros. 4Cuando el sanador admite que hay excepciones, y que unas veces puede curar y otras no, está obviamente aceptando la inconsisten­cia. 5Está, por lo tanto, en conflicto, y eso es lo que está enseñando. 6¿Sería posible que lo que es de Dios no fuese para todos y para siempre? 7El amor es incapaz de hacer excepciones. 8Sólo si hay miedo parece tener sentido idea de las excepciones. 9Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. 10La expresión "sanador temeroso" es una contradicción intrínseca y es, por lo tanto, un concepto que sólo para una mente en conflicto podría tener sentido.

Otra de las señales que nos revelan las diferencias entre un sanador vibrando en Mente Recta o en mente errada, es el efecto de la consistencia. Cuando somos canales de luz y servimos al Espíritu Santo, es decir, a la Mente Recta, la capacidad para curar se producirá en todas las situaciones. En cambio, cuando somos canalizadores de la mente errada, el efecto de la curación será intermitente y perecedera.

6. El miedo no produce alegría. 2La curación sí. 3El miedo siempre hace excepciones. 4La curación nunca las hace. 5EI miedo produce disociación porque genera separación. 6La curación siempre pro­duce armonía porque procede de la integración. 7Es predecible porque se puede contar con ella. 8Se puede contar con todo lo que es de Dios porque todo lo que es de Dios es completamente real. 9Se puede contar con la curación porque la inspira Su Voz, y pro­cede de acuerdo con Sus leyes. 10Mas si la curación es consistente tu entendimiento acerca de ella no puede ser inconsistente. 11El entendimiento significa consistencia porque Dios significa consis­tencia. 12Puesto que ése es Su significado, es también el tuyo. 13Tu significado no puede estar en desacuerdo con el Suyo porque todo lo que significas y lo único que significas procede de Su signifi­cado y es como el Suyo. 14Dios no puede estar en desacuerdo Con­sigo Mismo, y tú no puedes estar en desacuerdo con Él. 15No puedes separar tu Ser de tu Creador, Quien te creó al compartir Su Ser contigo.

No podemos pretender ser canales de curación consistente, cuando en nuestra mente no haya unanimidad a la hora de servir. No podemos servir a dos señores a la vez; no podemos servir a Dios y al César. No podremos curar cuando permanecemos enfermos, esto es, presos de las creencias en la dualidad, en la separación.

7. El sanador que no ha sanado desea la gratitud de sus herma­nos, pero él no les está agradecido. 2Ello se debe a que cree que les está dando algo y que no está recibiendo algo igualmente deseable a cambio. 3Lo que enseña se ve limitado por lo poco que está aprendiendo. 4Su lección de curación se ve limitada por su propia ingratitud, que es una lección de enfermedad. 5El verda­dero aprendizaje es constante, y tan vital en su poder de producir cambios que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente. 6Ello se debe a que al cambiar de mentalidad, produce un cambio en el instrumento más poderoso que jamás se le haya dado para cambiar. 7Esto no contradice en modo alguno la inmutabilidad de la mente tal como Dios la creó, pero mientras sigas aprendiendo a través del ego creerás que has efectuado un cambio en ella. 8Esto te pone en una situación en la que tienes que aprender una lección aparentemente contradictoria: tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. 9Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable.

No puedo evitar quedar maravillado con las explicaciones que nos ofrece este Curso. Son tan lógicas para la mente que comienza a percibir correctamente, que podemos llegar a pensar cómo no hemos sido capaces de albergar esa visión con anterioridad.

La estrechez de miras a la que estamos acostumbrados cuando nos dejamos dirigir por el sistema de pensamiento del ego, nos impide ver y comprender que cuando damos, recibimos; cuando compartimos, crecemos y nos extendemos.

Para el ego, dar es perder, por lo tanto, incluso el acto de ofrecer curación conlleva el sentimiento de que el otro adquiere una deuda por lo recibido. Ese acto es carente de gratitud, o lo que es lo mismo, es carente de amor.

El simple hecho de que el ego pudiese ver el inmenso poder de la Mente Recta, sería causa suficiente para reconocer su inexistencia. Desde el mundo de la percepción, ir alcanzando una nueva visión que nos acerque a la idea de la Unidad, es un paso importante, que nos indica que hemos decidido dejar de servir al miedo y a la separación y que caminamos en la dirección correcta, la que nos llevará a recordar, que nuestra mente es inmutable y perfecta. Alcanzado este nivel de percepción el ego desaparecerá y nuestra consciencia retornará al Mundo de Dios.

8. Eso es exactamente lo que estás aprendiendo cuando llevas a cabo una curación. 2Estás reconociendo que la mente de tu her­mano es inalterable, al darte cuenta de que es imposible que él hubiese podido efectuar un cambio en ella. 3Así es como percibes al Espíritu Santo en él. 4El Espíritu Santo en él es el único que nunca cambia Su Mente. 5Tu hermano tal vez piense que él puede cambiar la suya o, de otro modo, no se percibiría a sí mismo como enfermo. 6No sabe, por lo tanto, lo que es su Ser. 7Si sólo ves en él lo inalterable en realidad no lo has cambiado. 8Al cam­biar de mentalidad acerca de su mente por él, le ayudas a anular el cambio que su ego cree haber efectuado en él.

No pretendamos curar a nuestros hermanos, si no hemos alcanzado la visión de unidad que nos une a nuestro Creador. Si no tenemos la certeza de que, tanto nuestra mente como la de nuestro hermano son inalterable, no tendremos la capacidad para curarnos, ni la de curar. Tan sólo la Visión Crística, la de la Unidad, nos permitirá ser portadores conscientes de esa capacidad.

9. De la misma forma en que puedes oír dos voces, también pue­des ver de dos maneras distintas. 2Una de ellas te muestra una imagen o un ídolo al que tal vez veneres por miedo, pero al que nunca amarás. 3La otra te muestra sólo la verdad, a la que amarás porque la entenderás. 4Entender es apreciar porque te puedes identificar con lo que entiendes, y al hacerlo parte de ti, lo acep­tas con amor. 5Así es como Dios Mismo te creó: con entendi­miento, con aprecio y con amor. 6El ego es absolutamente incapaz de entender esto porque no entiende lo que fabrica, ni lo aprecia, ni lo ama. 7El ego incorpora a fin de arrebatar. 8Cree literalmente que cada vez que priva a alguien de algo, él se engrandece. 9He hablado a menudo de la expansión que se produce en el Reino mediante tus creaciones, las cuales pueden ser creadas única­mente como lo fuiste tú. 10El Reino, que no es sino gloria excelsa y júbilo perfecto, reside en ti para que lo des. 11¿No te gustaría darlo?

Servir al ego es servir al miedo y a la falsa creencia en la separación. Ya lo hemos visto a lo largo de estas enseñanzas. El ego confunde la idea de la felicidad con la del placer y la de amar con la de poseer. La marca de aquello que fabrica el ego desde esa visión, es la del dolor, y, para no sufrir busca antídotos perecederos que le liberen de ese amargo trance y lo hace hasta la saciedad, hasta el agotamiento, tras comprobar que ese camino no le lleva al destino deseado.

10. No puedes olvidarte del Padre porque yo estoy contigo, y yo no puedo olvidarme de Él. Cuando te olvidas de mí, te olvidas de ti mismo y de Aquel que te creó. 3Nuestros hermanos son olvidadizos. 4Por eso es por lo que necesitan que te acuerdes de mí y de Aquel que me creó. 5Mediante ese recuerdo puedes cam­biar sus mentes con respecto a ellos mismos, tal como yo puedo cambiar la tuya. 6Tu mente es una luz tan potente que tú puedes contemplar las mentes de tus hermanos e iluminarlas, tal como yo puedo iluminar la tuya. 7No quiero compartir mi cuerpo en el acto de comunión porque no estaría compartiendo nada. 8¿Por qué iba tratar de compartir una ilusión con los santísimos Hijos de un santísimo Padre? 9Y sin embargo lo hago. aQuiero compar­tir mi mente contigo porque somos de una misma Mente, y ésa Mente es nuestra. 10Contempla sólo esa Mente en todas partes porque sólo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas. 11Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de sí. 12Bendito seas tú que percibes únicamente esto porque estás percibiendo únicamente lo que es verdad.

Interesante aclaración, la que nos hace Jesús con lo recogido en este punto. No se trata de compartir aquello que ha fabricado el ego; no se trata de compartir el cuerpo y/o las experiencias adquiridas a través del comportamiento. Se trata de compartir lo Esencial, lo procedente de la Mente, esto es, la Visión de la Unidad. Tan solo así, adquiriremos la consciencia que nos une a Dios y al resto de la Filiación.

Muchos seguidores de la vida de Jesús, pueden sentirse contrariados ante esta afirmación, pero de ser así, no estarían comprendiendo el mensaje que se transmite a través de estas enseñanzas, en las que se deja muy claro, que el cuerpo no tiene la capacidad para enseñar o aprender.


El aspecto más hermoso que podemos extraer de las enseñanzas transmitidas por Jesús utilizando su cuerpo físico, es la de hacernos comprender el uso correcto que debemos dar a ese marco, es decir, utilizarlo para compartir nuestras creencias verdaderas, las que hablan de amor y unión.

11. Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. 2La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nues­tros hermanos, y a medida que los vemos tal como verdadera­mente son, ellos se curan. 3Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que senti­mos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos. 4El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios. 5Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos. 6Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su creación. 7Sólo pue­des apreciar a la Filiación como una sola. 8Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento. 

Hermosa invitación la que nos hace Jesús a través de este punto: "Ven a mí y descubre la verdad que mora en ti". Ven al Amor y descubre que eres Amor".