sábado, 2 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Escorpio (III)


JUICIO DE HERODES SOBRE JESÚS

14 Llegó esto a oídos del rey Herodes, porque se había divulgado mucho su nombre, y decía: Este es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por esto obra en Él el poder de hacer milagros; 15 pero otros decían: Es Elías; y otros decían que era un profeta, como uno de tantos profetas. 16 Pero Herodes, oyendo esto, decía: Es Juan, a quien yo degollé, que ha resucitado. 17 Porque, en efecto, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la prisión a causa de Herodias, la mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado. 18 Pues decía Juan a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19 Y Herodias estaba enojada contra él y quería matarle, pero no podía, 20 porque Herodes sentía respeto por Juan, pues sabía que era hombre justo y santo, y le amparaba, y cuando le oía estaba muy perplejo, pero le escuchaba con gusto.

Si tuviésemos que buscar argumentos dentro de los evangelios para corroborar la Ley de Renacimiento, el presente pasaje nos aclararía al menos, que dicha ley era conocida y aceptada por los habitantes de aquella época, pues de lo contrario, ¿cómo se explicaría, que confundiesen a Jesús con Elías, u otro profeta?

Pero no vamos a detenernos en este detalle. Nuestro interés se centra en aplicar la dinámica del signo Escorpio en este pasaje. Para comprender la vinculación que existe entre ambos, debemos recordar algo esencial: los Trabajos de complementación de los Elementos nos llevan a unir el Fuego con el Aire, es decir, Espíritu y Razón, así como el Agua con la Tierra, esto es, Deseo con Acción.

Centrémonos en el eje Agua-Tierra, ya que nos encontramos estudiando el Mundo del Deseo. Diremos que, mientras el Fuego -Principio Inteligible- se hace testimonio, a través del uso del Pensamiento, del Verbo-Aire, el Agua -Principio Generador- se hace testimonio, a través de las Realizaciones Materiales-Tierra.

De esto deducimos, que los Trabajos del Elemento Agua nos llevan a sentir una especial atracción hacia la conquista del Mundo Material. Unos y otros -sentimientos y sentidos- Trabajan para hacernos conscientes de la Verdad una vez que se manifieste en el mundo formal.

Si aplicamos estas referencias al estudio de Escorpio, y una vez que hemos visto como en este estadio nuestras Fuerzas-Obreros internos se ponen en movimiento, debemos decir que, el nombre de Jesús, es decir, del Amor, se ha divulgado mucho y ha llegado hasta lo mas alejado que puede llegar, hasta el Plano de Acción, donde Malkuth es nuestro rey, donde Herodes toma conocimiento de que en nuestro Mundo Emocional se esta produciendo un profundo cambio.

En efecto, la Obra Crística a partir del punto donde se encuentra, comienza a expandirse, y se hace notar precisamente por el rey que gobierna sobre nuestros actos. En la medida en que dejamos de sentir las viejas apetencias, que abandonamos hábitos que alimentaban nuestros deseos inferiores, nuestra personalidad material -Herodes- se pone alerta, sabe que algo esta sucediendo, pues la realidad esta cambiando a su alrededor, y entonces se apodera de él un especial temor. Tiene miedo a perder su corona, a perder su hegemonía, su poder y posesiones, la personalidad arcaica se tambalea.

¿Quién será ese ser que realiza los milagros?

Herodes no le conoce, pues la materia, el Mundo Físico no ha conocido jamás su elevada vibración. Este mundo esta construido con otras pesas y otras medidas: las viejas leyes de la Columna de la Izquierda. El piensa que se trata de Juan el Bautista, y la razón de ello debemos buscarla en la vinculación que une a Herodes y a Juan; ambos representan a la misma vía de aprendizaje, y mientras Herodes se encuentra en los niveles más bajos, el otro, Juan, representa la máxima altura a la que podemos acceder por esa senda estrecha.

Marcos nos introduce, en la dinámica de Escorpio, este pasaje para revelarnos los efectos que encontraremos cuando la nueva naturaleza emocional, el nuevo impulso amoroso, se manifieste en nuestro comportamiento.

Nuestra vieja consciencia-Herodes pensará que se trata de Juan el Bautista, pues sabe perfectamente que éste representa el camino que debemos andar para alcanzar la gracia divina, para Trabajar correctamente con las Leyes Cósmicas.

Herodes sabe que Juan es un hombre justo, y por lo tanto le respeta. De igual modo, nuestra personalidad humana reconoce que hay que respetar las leyes naturales, sin embargo, como dice el refrán: "la carne es débil ..." Esa carne, hace referencia a nuestro apetito para gozar de los placeres materiales hasta quedar prisioneros de ellos.

21 Llegado un día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños ofrecía un banquete a sus magnates, y a los tribunos, y a los principales de Galilea, 22 entro la hija de Herodias, y danzando gusto a Herodes y a los comensales. El rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré. 23 Y le juro: Cualquier cosa que me pidas te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino. 24 Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué quieres que pida? Ella le contesto: La cabeza de Juan el Bautista. 25 El rey, entristecido por su juramento y por sus convidados, no quiso desairarla. 26 Al instante envió el rey un verdugo, ordenándole traer la cabeza de Juan. Aquel se fue y le degolló en la cárcel, 28 trayendo su cabeza en una bandeja, y se la entrego a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29 Sus discípulos, que lo supieron, vinieron y tomaron el cadáver y lo pusieron en un monumento.

Antes de pasar a analizar esta parte del pasaje, detengámonos unos momentos para acercarnos a la figura de Herodias, la mujer de Filipo, hermano de Herodes.

Decía Juan a Herodes: "No te es licito tener la mujer de tu hermano". Esta opinión fue la causa que llevó a Herodias a desear la muerte de Juan, la voz de la Ley. ¿Por qué?

Apliquemos los conocimientos astrológicos, y tal vez comprendamos las razones de Juan. Hemos adelantado que Herodes, el rey, representa cabalísticamente a Malkuth, el Reino de la Materia, o lo que es lo mismo el signo de Capricornio si lo hacemos corresponder con los signos, y el Ascendente -personalidad material-, si lo que pretendemos es analizarlo con relación a los acontecimientos humanos.

Si tomamos un Mándala astrológico donde situamos al signo de Capricornio en el cuadrante oriental, en el Ascendente, tendremos planteado el estudio de Herodes y de nuestro Yo profano. Dibujemos en dicho Mándala, el resto de los signos y las correspondientes Casas Mundanas. Así, observamos que Filipo, el hermano de Herodes, se corresponde con el signo de Agua-Piscis, ya que se encuentra ocupando la Casa III, la de los hermanos. Partiendo de este punto, la esposa de Filipo, debemos buscarla en la Casa VII, partiendo desde la Casa III. Si así lo hacemos, nos encontraremos que se correspondería con la Casa IX (desde el ascendente), donde se sitúa el signo de Virgo. ¿Qué significado extraemos de estas posiciones?

Filipo-Piscis, nos está revelando el final de un ciclo en el terreno emocional, donde los deseos, una vez dominados, conquistados, mueren para dar lugar a un nuevo ciclo de experiencias, donde el propósito será la conquista de los opuestos, la unificación de los contrarios, el patrón de Libra. Esos deseos Piscianos agotan su búsqueda de experiencias materiales y se orientan hacia Trabajos de armonización.

Herodias-Virgo, nos revela el estado del alma humana que ha formado parte de la naturaleza emocional. Ella simboliza los Trabajos de desprendimiento, de desapego, de servicio, de liberación del ciclo material. Es por ello que, una vez desaparecido la voluntad-esposo que ha dado vida al mundo de los deseos o, lo que es lo mismo, una vez que Filipo ha agotado el ciclo de la conquista emocional, el mundo edificado bajo la guía de las emociones debe dejar de dar frutos, debe quedar estéril.

Herodes-Capricornio representa la personalidad humana, que tiene todo un proceso creativo por delante. El sí tiene una esposa, la que queda recogida en su Casa VII bajo los ropajes de Cáncer, que no es Herodias. Capricornio debe desposarse con Cáncer, pues en verdad, lo que debe construir es la morada del amor, un amor puro y elevado, capaz de envolver al conjunto de la humanidad.

Sin embargo, Herodias se une a Herodes, y con ello viola el proceso de la ley pues, si el ciclo de experiencias materiales había culminado con Virgo, desposándose de nuevo con Capricornio asegura la perpetuación de lo material.

Cuando nuestros deseos nos llevan a violar las leyes, se produce un proceso muy interesante que vamos a detallar, y que ha quedado bien recogido en la crónica de este pasaje. Si nuestra consciencia no nos lleva a actuar de acuerdo con la ley, entonces la ley debe esperar "el día oportuno". Ese día coincide con el cumpleaños de Herodes, es decir, con el nacimiento de Malkuth; o lo que es lo mismo, ese día, es el 2º He, la fase de materialización, donde la ley se hace carne y nos lleva a aprender por la vía más rigurosa, la experiencia. Esa ley, que no penetra en nosotros de un modo voluntario, lo hará formando parte de nuestra existencia física, es por ello que Herodes hace prisionero a Juan.

Diremos, que teniendo la ley en nuestra cárcel personal, la alimentamos y nos aseguramos de que forme parte de nosotros. No tardará en desarrollarse el final de la historia, pues es preciso que esa fuerza que hemos hecho prisionera se libere de su situación.

Nos cuenta la crónica que, la hija de Herodias, supo ganarse las simpatías del rey a quien sedujo para que le obsequiara con el más caro de los regalos. Esa hija, esta representada en el Mándala astrológico por la Casa V, partiendo desde la Casa IX-Virgo-Herodias. Dicha Casa V coincide con el Ascendente-Capricornio-Herodes. Con ello deducimos, que el fruto de Herodias no es otro que el propio Herodes, es decir, el Mundo Material.

Herodes se veía reflejado en los encantos de aquella danzarina seductora, pues personificaba todos sus valores. El precio que tuvo que pagar Herodes por disfrutar de los encantos y favores de su propia naturaleza, no le satisfacía, pues le llevaba a poner fin a la cabeza de la ley, del orden divino.

Toda esta trama, escenifica una fiel realidad vivida a cada instante por nuestra personalidad humana. Podemos pensar que el final de esta historia es trágico, y que nos revela el triunfo de la materia sobre la personalidad espiritual, pero no es así. Recordemos como comienza Marcos su crónica evangélica, en el capitulo I. Su primer punto trata sobre la Misión de Juan, y en esos Trabajos veíamos dibujado los trazos del nacimiento de una Nueva Consciencia, la que vendría representada por Jesús.

Juan, como ya dijimos entonces, nos lleva hasta el final de un ciclo, donde nuestra personalidad material ha alcanzado su punto álgido, en el sentido de que se ha convertido en un experto conocedor de las leyes, del arte de vivir. La decapitación de Juan, debemos entenderla como la oportunidad de sustituir su cabeza por la de Jesús, y esto no es una suposición, ya que la Obra de Juan continuó en Jesús, y a partir de ese punto, Herodes -la personalidad material- debe estar dispuesto a recibir noticias de la Nueva Consciencia, una consciencia que no habla de dolor y rigor, sino de arrepentimiento y perdón; no habla de odio y venganza, sino de amor y bondad. Este arrepentimiento debe ser conquistado en la etapa Escorpio. Nuestro Herodes particular debe estar dispuesto a desposarse con Cáncer, la tierra del amor, y edificar un mundo donde el amor sea la moneda en curso.

viernes, 1 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Escorpio (II)


LA MISION DE LOS APOSTOLES

Recorría las aldeas del contorno enseñando. 7 Llamando a si a los doce, comenzó a enviarles de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros, 8 y les encargó que no tomasen para el camino nada más que un bastón, ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón, 9 y se calzasen con sandalias y no llevasen dos túnicas.

Cuando analizábamos el punto 5º del capitulo I de Marcos, el correspondiente a los Trabajos del Séfira Gueburah, advertíamos la vocación de los primeros discípulos. que se incorporarían a la Obra. Estos obreros aparecieron en número de dos, y decíamos entonces que, con ello, el narrador nos revela la manifestación de la energía en estado de dualidad, pero formando una unidad, pues tanto Simón y Andrés, así como Santiago y Juan, eran hermanos. La dualidad que iba integrando Jesús a su Obra era el símbolo del Amor unificador. ¿Acaso el 2 no esta regido por Hochmah, la Morada de Cristo?

Ahora, en el capitulo VI, en el que estudiamos los Trabajos de Escorpio-Gueburah, de nuevo aparecen como protagonistas los obreros que han de Trabajar la nueva tierra. Jesús ha penetrado en la Esfera de Escorpio, y en esta Morada, donde se encuentra el combustible para hacer funcionar los mecanismos de la nueva consciencia, esto es, el motor de las emociones, comprende que es necesario movilizar a sus discípulos, pues estos han sido llamados para actuar como ese combustible que ha de permitir a los seres contar con una nueva energía que les ha de elevar su condición humana.

Escorpio, a nivel astrológico, esta regido por Marte, el planeta del Trabajo. Dicho planeta rige a niveles fisiológico el sistema muscular y sobre la materia roja de la sangre. En estas correspondencias vemos cristalizado el verdadero Trabajo que se realiza en la dinámica de Escorpio. Los discípulos actúan análogamente a como lo hacen los músculos respecto al cuerpo, que le permite movilizar toda su estructura de un lado para otro. Mientras tanto, la sangre realiza funciones similares, pues la falta de hierro produce un estado de anemia que impide al organismo tener vitalidad para manifestarse.

Por lo tanto, cuando Jesús transita por nuestra naturaleza Escorpio, ha llegado la hora de ponernos en marcha, de movilizarnos para que todas las demás tendencias reciban, de manos de los "obreros" del amor, la noticia de la nueva consciencia que hemos de conquistar.

Jesús nos indica cómo debemos afrontar esa movilización. Nos revela los mecanismos que debemos activar para que nuestra misión alcance el éxito. En primer lugar, debían ir de dos en dos, puesto que este número lleva en si el mensaje del amor. El Maestro sabía perfectamente que el llevar la Luz-Amor a la tierra del Mundo del Deseo, donde imperaba la oscuridad, no era tarea fácil de conseguir, pues ya hemos visto repetidamente, como la vieja personalidad siempre se muestra bajo los ropajes de la enfermedad y la posesión. Es por ello, que sus obreros debían adquirir la virtud de dominar el Elemento Agua; es decir, de controlar la energía emocional; debían recibir el poder de expulsar a los espíritus impuros, y esto solo se consigue purificando su naturaleza emotiva.

Muchas veces podemos pensar que los poderes espirituales se adquieren tras realizar una serie de ejercicios que propician su adquisición, al menos así nos lo cuentan, sin embargo, la consecución de poderes ocultos, no es un fin, ni un objetivo, sino el resultado de un proceso interno. Para poder echar a los malos espíritus, o poder curar a los enfermos, no nos basta con aprender unas palabras mágicas o realizar ciertos cursillos. Para poder expulsar ese tipo de espíritus, es preciso que previamente hayamos dominado la naturaleza emocional y, tal vez, después de haber realizado este control logremos dominarlos.

Cuando el evangelista nos indica que Jesús les dio poder sobre los espíritus impuros, en verdad lo que nos esta diciendo, es que tenemos que ser discípulos de Él, es decir, entregarnos como obreros de la divinidad.

En el camino, tan solo debemos tomar un bastón No nos preocupemos por el pan, ni por el dinero, ni por alforja ...

¿Qué quiere decirnos el Maestro con estas exigencias?

Para conquistar el Mundo del Deseo, no podemos pensar en comer, ni en poseer, ni en guardar, tan solo utilizar el bastón, el cayado que ya acompaño a Moisés y a Aaron en el desierto para guiar al Pueblo Elegido hasta la tierra prometida. Ese bastón es el símbolo del Fuego, el poder de la Voluntad Divina, que le servirá de guía en ese mundo de oscuridad. En el Tarot, en los Arcanos Menores están representados los Cuatro Elementos Creadores en los cuatro palos de la baraja. Así vemos, que el Oro es la Tierra; las Espadas, son el Aire; las Copas, el Agua; y los Bastos, el Fuego.

Con esto, podemos determinar que la única posesión en la que debe apoyarse el obrero es en el poder de su divinidad, en que es Hijo de Dios.

En sus pies debían calzar sandalias. Esos pies, que astrologicamente representan al signo de Piscis, deben estar libres de peso, sin ataduras; con ello, les estaba indicando que sus pasos debían llevarles hacia la libertad, hacia la liberación de los deseos, hacia el desapego de las emociones.

Y por ultimo, Jesús les indicó que no llevasen dos túnicas. En el Mundo de los Deseos, es fácil poseer dos túnicas y, en algunos casos, muchas más, para adquirir un rostro en cada ocasión. En verdad, ellos eran, a partir de ese momento, los representantes de la Unidad del Padre; su mensaje debía centrarse en la Palabra Unificadora, y por ello debían prescindir de una doble personalidad que les llevase a actuar de un modo diferente al mensaje que trasmitían con sus Palabras.

10 Les decía: dondequiera que entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis de aquel lugar, 11 y si un lugar no os recibe ni os escucha, al salir sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.

Continua Marcos describiéndonos cómo debemos afrontar los Trabajos cuando haya llegado el momento de movilizarnos para dar a conocer la Obra Crística, la Nueva Consciencia.

Nos indica Jesús que, cuando entremos en una casa, nos quedemos en ella hasta que salgamos de aquel lugar. Este modo de actuar, llevado a la práctica en nuestros días seria inimaginable, dado el sentimiento de posesión tan arraigado que todos tenemos. Unos nos juzgarían de locos, otros de aprovechados, y los más generosos, de atrevidos. En verdad, para poder crear una situación social que acepte este intercambio de excedentes, primero debemos aplicar este proceder en nuestra naturaleza interna, y donde leemos "casa" debemos entender "morada de nuestros deseos". Entonces, comprenderemos que, lo que nos enseña Jesús con este trato, no es más que ser fiel a la Luz y al nuevo impulso amoroso. Si a nuestra puerta llama uno de los obreros de Cristo, del Amor, y nos pide cobijo para alumbrar nuestra casa, no dejemos que nos abandone, retengámoslo hasta que nos haya transmitido todo su mensaje, hasta que nos haya convencido y, terminada su misión, deba salir de ese plano emocional.

Si, por el contrario, no le dejamos permanecer en nuestra casa el tiempo suficiente, difícilmente lograremos adquirir su Luz, y despertar así la Nueva Consciencia.

En la actualidad, muchos grupos religiosos, siguiendo esta máxima enseñada por Jesús, mandan a sus fieles a proclamar la palabra de Dios agrupándolos en pareja. De casa en casa, estos servidores de su fe, van depositando su semilla. No vamos a valorar en estas lineas la transcendencia de sus doctrinas, tan solo queremos reseñar la respuesta de la sociedad al respecto. Unos responden con desprecio, otros con burlas, los hay que se sienten violentos, acosados, mientras que otros simplemente son indiferentes. Podríamos seguir enumerando actitudes, sin embargo, lo que más nos interesa conocer, es que todas estas respuestas se encuentran formando parte de nuestra naturaleza emocional. Si la Luz resplandece y alumbra la Morada donde habitan tendencias que nos llevan a obrar mal, no la rechacemos, dejemos que penetre en nuestro interior. Esa Luz nos hablará de perdón, de misericordia, de amor, esos ingredientes de los que, sin duda, estamos escasos.
Cuando la respuesta de estos impulsos emocionales es la indiferencia, no la tengamos en cuenta, no nos sintamos dolidos con ello, pues si dejamos que nuestras emociones se alimenten con la ira, la rabia o la venganza, estaremos permitiendo que el polvo se adhiera a nuestros pies, y entonces ensuciará nuestra alma, nos ligaremos kármicamente a ellos.

12 Partidos, predicaron que se arrepintieran, 13 y echaban muchos demonios, y ungiendo con óleo a muchos enfermos, los curaban.

Es necesario que nuestros obreros internos, los que han seguido el proceso evolutivo correctamente y han sido capaces de adaptarse a los Trabajos de la Nueva Consciencia deben dividirse la tarea, pues el Mundo del Deseo está compuesto por muchos estados, y es preciso hacer llegar la Luz a todos y cada uno de ellos.

El mensaje de Escorpio debe hablar de arrepentimiento, y no de autocastigo. Es fácil olvidarnos de que, cuando nos odiamos por nuestros actos, por nuestros sentimientos o por nuestros pensamientos, estamos imposibilitando el poder actuar, sentir o pensar positivamente con respecto a los demás. En cambio, el arrepentimiento sincero, manda una información directa a nuestra consciencia: "Si verdaderamente amo, todo me será perdonado".

Ya hemos visto que el amor es el rostro visible de Kether-Padre. Si Él, como nuestro creador, nos ama y perdona todo cuando hagamos, nosotros los hombres, como hijos de Él que somos, y por lo tanto, portadores de amor, ¿qué nos impide perdonarnos? La respuesta a esta sencilla cuestión la encontraremos en la creencia de separación que albergamos con respecto a Dios. No nos vemos como parte de Él, como una extensión de Sí Mismo, sino que nos identificamos como criaturas ajenas a Él, como merecedores de una terrible deuda que nos hace sentirnos culpables de dicha separación

Sin embargo, esa separación es una ilusión, puesto que nuestro verdadero ser, es carne de su propia carne. Y ¿qué padre abandona a su propia creación?

El arrepentimiento, es el renacer de la consciencia, y cuando lo practicamos, vivimos en nosotros el eterno milagro.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Escorpio (I)


JESÚS EN NAZARETH

1 Salió de allí y vino a su patria, siguiéndoles sus discípulos. 2 Llegado el Sábado, se puso a enseñar en la sinagoga; y la muchedumbre que le oía se maravillaba, diciendo: De dónde le vienen a este tales cosas, y que sabiduría es esta que le ha sido dada, y ¿cómo se hacen por su mano tales milagros? 3 ¿No es acaso el carpintero, hijo de María, y el hermano de Santiago, de José, y de Judas, y de Simón? Y ¿sus hermanos no viven aquí entre nosotros?; y se escandalizaban de Él.

Comienza la crónica de este capitulo VI, siguiendo el patrón elegido por Marcos para indicarnos, cada nuevo pasaje, la exacta posición donde se sitúan los Trabajos Crísticos.

"Salió de allí y vino a su patria", nos revela el autor. Si seguimos fielmente el itinerario trazado por las energías zodiacales en el proceso creativo, comprenderemos, que el "allí" hace referencia al instante que acaba de abandonar, Cáncer, mientras que cuando se refiere a su patria, debemos entender que se sitúa en la Esfera del siguiente signo del Elemento Agua, esto es, en Escorpio.

¿Qué relación existe entre este Arquetipo y la patria de Jesús?

Para poder contestar esta cuestión, debemos tomar como referencia el Árbol Cabalístico, y recordar lo que ya hemos dicho con relación a las regencias sefiróticas con el protagonismo de Jesús, y de Cristo.

Decíamos que el Padre, el Creador, está representado por Kether -la Corona Suprema- y que su expresión no tiene rostro. Kether se hace visible; adquiere una identidad a través de Hochmah, donde su poder creador se interioriza dando lugar al Amor. El Hijo de Dios, la segunda expresión de la Divinidad, da lugar al Cristo, el máximo exponente de los Querubines, Arcángeles al servicio de Hochmah. Por lo tanto, cuando hablamos de este Centro Sefirótico, estamos refiriéndonos igualmente a la patria de Cristo. Si tuviésemos que adjudicar una correspondencia a este centro de consciencia, Hochmah, con respecto a las cuatro fases creadoras que se ponen de manifiesto en el termino sagrado Jehová, diremos que Hochmah es el He Primordial, el máximo representante de la fase interiorizadora, y cualquier otro Séfira que ejerza funciones He en otro Plano, estará bajo su tutela.

Ahora bien, si el Plano Emanativo-Fuego-Mundo Divino es el Plano Yod, por ser el Primordial, el siguiente Plano, el de Creación-Agua-Mundo del Deseo, es el Plano He. Si distribuimos los tres signos del Elemento Agua, haciéndoles corresponder con cada uno de los Tres Séfiras del Plano de Creación, tendremos que Hesed regiría sobre Cáncer, de donde se deduce que dicho signo ejerce funciones Yod, por ser el primero; que Gueburah rige sobre Escorpio, donde ejerce funciones He, y que Tiphereth rige sobre Piscis, donde funciona como un Vav.

De estas correspondencias, entresacamos la información que necesitamos para comprender porqué Escorpio es la patria de Jesús dentro del Elemento Agua. La razón de ello, la encontramos al comprobar que Escorpio es un doble He, y si hemos dicho que el He Primordial es Hochmah, donde Cristo tiene su Morada, en el Agua, esa Morada es Escorpio-Gueburah.

El texto sagrado nos indica que esa patria a la que llega Jesús es Nazareth. Si aplicamos las herramientas que pone a nuestra disposición la Cábala, y desglosamos el nombre de Nazareth, en letras hebreas, y le aplicamos sus regencias astrológicas y sefiróticas, tendremos más información sobre los Trabajos que se han de realizar alcanzando la instancia llamada "Nazareth".

Nazareth esta compuesta por las siguientes letras hebraicas:
  • NOUN, cuyo valor numérico es 50.
  • ZAIM, cuyo valor numérico es 7.
  • REISH, cuyo valor numérico es 200.
  • TEITH, cuyo valor numérico es 9.
La suma de estas letras se sintetiza en el 5, que corresponde al He. Esta letra a niveles sefirótico corresponde a Gueburah, mientras que a niveles astrológicos, rige la instancia Cáncer, la puerta de entrada al Mundo Emocional.

Este análisis viene a coincidir con lo expuesto anteriormente. La regencia de Gueburah-Escorpio está presente en Nazareth, y el Elemento Agua queda doblemente representado por la regencia de Cáncer. La patria de Jesús es, sin duda, el Mundo del Deseo, una tierra en la que le será difícil profetizar la nueva verdad que anuncia.

Los primeros Trabajos que debemos realizar, cuando nos dirigimos a los que habitan en nuestra patria, es poner de manifiesto nuestra verdad, de tal modo, que todos vean y compartan nuestro "poder". Es por esta razón, que Jesús comienza su programa evangelizador en Sábado, pues con ello nos está anunciando que la verdad que Él anuncia, está más allá de la verdad proclamada por los antiguos sabios. Su palabra es de amor, de liberación, de paz, de unidad. La vieja palabra es rigor, de limitación, de separación...

Si aquellos que nos han visto nacer y crecer no nos conocen, es porque, en verdad, hemos dejado de pertenecer a su mundo, a pesar de haber nacido en su tierra. El impulso Crístico, al que hemos llamado Amor, ha necesitado de un ropaje físico llamado Jesús, para su manifestación en el mundo material. Es decir, para poder expresar el amor divino es preciso que, en nosotros, se haya producido un deseo de alcanzar la divinidad con el único propósito de que, ese amor, se convierta en obras, a través de nuestras acciones. Por eso la patria del amor, a niveles de Agua, a niveles humanos, está representada por Escorpio, puesto que es, en esa Morada, donde se gestan los deseos. Dado que Escorpio es un doble He, diremos que Trabaja para Hochmah-Cristo.

Ahora que ese impulso emocional humano ha conquistado la Gracia Divina, ha adquirido una nueva identidad, y su modo de amar, de actuar, maravilla a todos, es decir, a cuantas tendencias han nacido en su misma tierra, la del Mundo del Deseo.

Estos, que no han seguido su misma evolución, se preguntan ¿de dónde le viene a "este", tales cosas?, es decir, ellos han permanecido estancados en la faceta Escorpio y no han buscado elevarse hasta Hochmah-Cristo. Ellos están anclados en el pasado, mientras que Jesús representa un nuevo presente. Entre ese pasado y el reto de un nuevo presente, se debate el Escorpio. En efecto, cuando nos enfrentamos a los Trabajos de este Arquetipo, es fácil quedar atrapado en las redes de la duda, de la incertidumbre. Por un lado, la seguridad de lo que fuimos, de los sentimientos que ya hemos experimentado, la seguridad de sentirnos queridos, de tener una identidad emotiva; por otro lado, un nuevo propósito, una nueva consciencia, en la que no hay nada adquirido, todo esta por andar, no hay ataduras, no se trata de recibir, sino de dar. ¿Qué camino tomaremos entonces?

¿Acaso no es el hijo de María y su familia se encuentra entre nosotros?; es decir, si su hogar, su felicidad, los que son de su misma sangre, están aquí con nosotros, trabajan y se alimentan de nuestra misma tierra, ¿por qué ahora, proclama una nueva verdad?

El aspirante, se encontrará con esta experiencia en su vida; puede estar seguro, cuando despierte y eleve sus sentimientos al nivel Crístico, suscitará la incomprensión en aquellos que le han visto nacer, en aquellos que han jugado junto a él en la infancia, en cuantos han sido sus amigos, e incluso en los que han formado su familia.

Se trata de una elevación de consciencia que nos situará en una condición donde recibiremos las criticas, rechazos e incomprensiones de los nuestros. Es por ello que Jesús les decía:

4 Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y entre sus parientes y en su familia, 5 y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de que a algunos pocos dolientes les impuso las manos y los curó. 6 Él se admiraba de su incredulidad.

En verdad, cuando Jesús penetra en su patria, en el Plano Emocional, difícilmente logrará elevar la consciencia de aquellos que forman su familia, aunque esto no parece preocuparle demasiado, tan solo se admira de su incredulidad. Lo cierto es que Él ya representa una elevación dentro de aquella tierra emotiva que le vio nacer.

María y sus hermanos, son tendencias que han contribuido en el crecimiento anímico de Jesús; ellos están representando la dinámica de Cáncer, donde el espíritu familiar es necesario para dar lugar al nacimiento de los afectos. Sin embargo, la institucionalización de la familia pertenece a un orden antiguo, a una etapa anterior a la de Jesús. Él no viene a enseñar que los afectos deben dirigirse a los que forman nuestra célula familiar. Él, predicando en Sábado, respeta las instituciones, entre ellas la familiar, pero proclama un amor mucho más elevado. Nuestra familia no es mi madre, mi padre, mis hermanos y hermanas, mis tíos y abuelos. No, ese sentir de familia es tan solo la puerta de entrada al amor. Pero esta debe darnos paso hasta el camino que ha de conducirnos hasta Hochmah, donde, recibiendo el Espíritu Crístico, despierta un nuevo aspecto de familia. La Tierra es ahora mi madre, y todos sus habitantes, mis hermanos. Ese mensaje no será comprendido por aquella patria que nos vio nacer, pero que no ha seguido nuestros pasos cuando nos hemos hecho mayores.

La incredulidad, a la que hace referencia Jesús, no es una crítica despectiva, sino una manifestación real de una situación: la falta de nuevas creencias.

El Escorpio se debatirá entre la incredulidad y la nueva verdad. Hasta ahora, ha prevalecido el espíritu incrédulo pues, afrontar la Nueva Consciencia, produce una profunda inseguridad. La naturaleza emocional, totalmente identificada con la conquista del mundo material, tiende a la posesividad y al apego, mientras que, el espíritu Crístico, nos propone liberarnos de estos apegos. Nos habla de que el Reino del Padre no es de este Mundo, por lo que el amor debe trascenderlo. Ahora bien, debemos saber que en Escorpio se encuentra la patria de Jesús, y debemos expresarnos en nuestra naturaleza emotiva con el deseo de hacer algún milagro, aunque sea tan solo curar a unos pocos dolientes. Esto vinculará a nuestros familiares, que verán en nosotros al Hijo de Dios.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

2016: "La hora del parto"

Me propongo, un año más, compartir con todos ustedes una breve reflexión sobre el mensaje que nos ofrece el nuevo año, 2016, desde el punto de vista numerológico.

He querido recordar el contenido de lo que escribí el pasado año con motivo de la llegada del 2015, y lo he hecho, con el ánimo de comprobar si lo que entonces aventuré ha tenido algún sentido. No, no es que dude de las enseñanzas que nos aportan los números. Lo que quisiera saber es cuan fiel hemos sido al seguir el patrón anunciado por la combinación numérica.

Permítanme recordar parte del mensaje que publicaba el pasado año por estas fechas:

“Sí, el 2015 nos ofrece la oportunidad de desarrollar nuestra  mente y permitir que la Unidad penetre en cada una de nuestras células. Esa Unidad, nos inspirará para que demos testimonio de la Igualdad.

Muchas filiaciones tocarán a su fin: a banderas, a colores, a religiones, a movimientos ideológicos de cualquier tipo… La apuesta nueva no hace distinciones. Busca alianzas basadas en la igualdad, no en las diferencias. Todas aquellas iniciativas que promulguen la división en cualquiera de sus aspectos, irán en contra de la dinámica cósmica y no contará con la fuerza de atracción que le garantice su éxito.

2015 es un año propicio para que los hombres se unan bajo una misma causa: la igualdad. Bajo esa nueva luz, el ataque, las luchas, las rivalidades deben ceder su hegemonía, al entendimiento, a la comprensión. La fuerza esencial que mueve este engranaje se llama perdón”.

Estoy seguro que en la memoria de cada uno de nosotros podremos encontrar imágenes e información, que nos permita valorar con integridad y honestidad el nivel de respuesta dado, a nivel individual y a nivel colectivo, con relación a la propuesta que nos brindaba el año 2015. Lo que si me gustaría dejar claro, debo ser honesto conmigo mismo, es que no culparé, no proyectaré sobre los demás, mi propia condenación cuando aprecie comportamientos que defiendan el espíritu separatista. No lo haré, por una sencilla razón de coherencia, pues estoy plenamente convencido de que el mundo que veo proyectado, es el reflejo de mi propio mundo interior.

Puedo agotarme hasta la saciedad, si así lo decido, empleándome en emitir juicios condenatorios sobre los representantes sociales, sobre el entorno humano que me rodea, llámese, jefe, pareja, madre, padre, hermano…, etc., pero con ello, lo único que estoy manifestando es mi propia condena interior, la cual he elegido “escupirla” al exterior, en un intento de alejarla de mi propia realidad interna.

2015, ya lo decíamos, es el año que nos ha brindado, a todos y a cada uno de nosotros, la posibilidad de conquistar la visión de la “igualdad”.

Ahí lo dejamos, pues un nuevo año nos aguarda. Ya casi asoma en el horizonte temporal. 2016, suma 9, y lo he identificado, no caprichosamente, como “la hora del parto”.

¿En qué me baso para llegar a dicha conclusión? He recurrido al conocimiento ancestral que nos ofrece la Cábala y he entresacado la sabiduría que se encuentra recogida en el Árbol Cabalístico, emblema esquemático que nos revela, a través de los Diez Séfiras, la Organización del Proceso Creador de la Divinidad. Cada uno de esos Séfiras representa diferentes estados de consciencia que el alma debe recorrer, desde su creación, como Espíritus Virginales, a Imagen y Semejanza de su Creador, hasta alcanzar su condición de Elohim o Dios Creador.

No podemos extendernos en el maravilloso mundo de la Cábala, pero nos quedaremos con la idea de que todo emana por primera vez en el primer Séfira, llamado Kether-Padre, el cual representa el Principio de la Voluntad y alcanza su nivel de materialización cuando la consciencia activa el décimo centro, llamado Malkuth-Mundo Físico.

En ese trayecto, la energía va pasando por cada uno de los diferentes Séfiras. Nace como una idea vaga y confusa, la interiorizamos con nuestras emociones y determinamos si nos motiva o no, seguidamente, la filtramos con nuestra razón y le permitimos formar parte de nuestras creencias, para finalmente, convertirla en un acto que pronto será un hábito.

En ese recorrido, toda causa, todo origen, lo descubrimos en el mundo de las emanaciones, desde donde fluyen las ideas, para al final, alcanzar el nivel de los efectos, donde esa idea ya se convierte en algo tangible. Es importante comprender esta dinámica, pues en ella se encuentra la clave de todo cambio. Estamos tan acostumbrados a querer cambiar las cosas en el nivel de los efectos, es decir, en el mundo tangible, que nos olvidamos que el verdadero cambio debemos realizarlo en el nivel de las causas, en nuestra mente.

Bien, no nos hemos olvidado de la razón que me ha llevado a determinar que este año es “la hora del parto”. Tal vez alguno de vosotros haya intuido la estrecha relación que existe entre el número 9 y los nueve meses de embarazo de la naturaleza femenina. Es cierto, dicha relación es correcta, lo que significa, que cuando alcanzamos el noveno mes, la criatura que hemos gestado, ha alcanzado el nivel de maduración apropiado para “separarse” de su creador. Podemos decir, que cuando una idea alcanza la fase nueve, está madura para convertirse en realidad material. Dicho de otra manera, cuando una idea forma parte de nuestras creencias, es fácil presagiar que la “criatura” va a nacer, o lo que es lo mismo, en nuestra vida aparecerán experiencias que serán acorde a nuestras creencias. A nadie se le ocurre, bueno espero que no, negar que ha mantenido relaciones sexuales, cuando acaba de dar a luz una hermosa criatura.

No es ninguna tontería lo que acabo de decir. Observemos nuestro comportamiento y lo veremos más claro. Vivimos anécdotas, un día sí y otro también, pero preferimos negar que aquello que nos acontece en la vida tenga algo que ver con nuestra manera de pensar. Por ejemplo, nos roban y lo único que alcanzamos a decir es: condenemos al ladrón. Si a alguien se le ocurriese, en ese momento, insinuar que la experiencia que acaba de vivir está estrechamente relacionada con sus creencias internas y le invitase a reflexionar sobre en qué se está robando a sí misma, bueno, podemos estar seguros de que no tardará en poner distancia de por medio.

Sí, el 2015, un año 8, nos situaba en la esfera de Hod-Mercurio, el cual, ya lo dijimos el pasado año, se encarga de que adquiramos unas creencias determinadas con el poder de la razón. Hod nos convence de que las cosas son de una manera u otra y nos aporta argumentos verificables, basados en el estudio y en la observación, para que no tengamos dudas al respecto de nuestras verdades.

2016, es un año 9, y nos sitúa en la esfera de Yesod-Fundamento, en el siguiente peldaño de esa escalera que nos conduce al 10, Malkuth, el mundo terrenal. Esa esfera se convierte en el canal por donde las verdades adquiridas salgan al exterior y lo hará, sí o sí. Ninguna criatura puede quedarse dentro del vientre materno sin causar un importante contratiempo a su creador. Podemos decir, que ese proceso natural forma parte del engranaje de las Leyes Cósmicas.

Con el 9, toda nuestra realidad cambiará. Es inevitable. Estábamos preñados, pero ahora, la criatura adopta su propia identidad. Se separa de nuestra naturaleza y se hace tangible para que sigamos alimentándola, cuidándola, hasta que alcance, más adelante, su propia condición creadora. Por lo tanto, debemos estar preparados, cada uno a nivel particular, el que viene determinado por nuestras verdades, para ser testigo de primera fila, de lo que nuestras creencias nos harán vivir.

Ahora llega la pregunta del millón, ¿estaremos dispuestos a ser coherente con el mensaje de nuestras creencias cuando llegue la hora del parto? ¿Estaremos dispuestos a reconocer a nuestra criatura?

Cuando llegue esa hora, muchos disfrutarán del momento y se emocionarán al ver el rostro angelical del recién nacido. Tal vez otros, más comedidos, a pesar de reconocer que de angelical, nada de nada, es más bien poco agraciada la criatura, decidan sonreír y expresar, “que gracioso es”. Pero, puede ocurrir, que al ver el rostro de nuestro descendiente, nos digamos, esa criatura no puede ser nuestra y neguemos cualquier lazo de paternidad.

Creo que se me entiende el mensaje. Si lo trasladamos a la conciencia colectiva contagiada por el espíritu separatista, sí, la misma que se ha convertido en nuestras creencias, podemos decir, que tal vez no nos guste lo que se avecina, pues la vida, en respuesta a lo que hemos estado gestando en nuestro mundo interior, nos hará partícipes del guión que hemos escrito, el cual lleva como título: “donde las dan, las toman”, lo que traducido a un lenguaje más coloquial, significa que experimentaremos la “separación” en nuestras vidas, y podemos estar seguro, de que dicha experiencia se puede manifestar de muchas maneras.

¿Qué podemos hacer, alcanzado este nivel? Para mí, lo primero y quizás más importante,  reconocer que somos el padre de la criatura. Ese reconocimiento me sitúa en el papel de padre y, como tal, debo asumir mi responsabilidad de alimentar, cuidar, proteger y educar a mi hijo. Este comportamiento, para muchos, es lo más cercano a una actitud amorosa.

Es evidente, de que a la criatura no la podemos cambiar, ni devolver. Es nuestra creación. Y ser conscientes de que somos los únicos creadores de nuestras acciones, que somos la única causa de nuestros efectos, nos permitirá amar aquello que hemos creado. Carl Jung, en una de sus frases célebres recoge: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”. Esta otra, tampoco está nada mal: “Todo lo que nos irrita de los demás nos puede llevar a una comprensión de nosotros mismos.” 

Todos nosotros, de una manera u otra, a lo largo del 2016, independientemente de nuestro sexo físico, actuaremos dando vida al papel ancestral de la mujer. Nuestra capacidad generadora se activará y protagonizaremos la experiencia vital de dar a luz, de alumbrar. Es curioso el término que se le da al acto de parir: alumbrar. Es como si con ello, estuviésemos reconociendo que aquello que “parimos”, aquello que vivimos, tiene el poder de iluminar nuestra conciencia. Realmente, ese es el sentido de “dar a luz”. Sacamos a fuera lo que permanecía oculto en el interior y al percibirlo nos decimos somos seres creadores. ¿Lo vamos a negar?

Sí, será un año donde lo femenino tendrá protagonismo y tal vez la sociedad nos lo haga ver, aportándonos noticias donde la mujer será la estrella principal de la obra.


¡Feliz Año, 2016!

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Cáncer (II)


RESURRECCION DE LA HIJA DE JAIRO Y CURACIÓN DE LA HEMORROISA

21 Habiendo Jesús ganado en la barca la otra ribera, se le reunió una gran muchedumbre. Él estaba junto al mar. 22 Y llegó uno de los jefes de la sinagoga, Jairo de nombre, el cual, al verlo, cayó a sus pies, 23 y con muchas palabras le rogaba diciendo: Mi hijita está en las últimas; ven e imponle las manos para que se salve y viva. 24 Se fue con él, y le seguía una gran muchedumbre, que le apretaba.

No cabe duda de la situación que ocupa Jesús en su Propósito de ir recorriendo todas y cada una de las instancias donde ha de penetrar el nuevo impulso, la Nueva Consciencia. Él ha ganado, en la barca, la otra ribera. Él estaba junto al mar, o lo que en términos astrológicos se conoce como la entrada en el Mundo del Deseo a través del signo Cáncer. Una vez más se repiten los mismos hechos que en etapas anteriores. Cuando la Luz penetra en un sector de nuestra personalidad, de inmediato, las criaturas que habitan en él, se acercan a ella, se trata de algo nuevo que les llama la atención, que desean conocer, y si lo consideran bueno no dudarán en pretender acosarlo para hacerse con él.

De entre la abundante muchedumbre, representante de las viejas tendencias, siempre aparece alguien que está enfermo y que necesita acercarse hasta la Luz, y tocando su túnica, unas veces, o cayendo a sus pies, otras, como lo hizo Jairo, reciben de Jesús-Amor la respuesta que les salva, que les eleva de su actual situación

Nos dice la crónica evangélica, que Jairo era uno de los jefes de la sinagoga, y con ello nos está revelando su identidad espiritual. El representa la consciencia del Elemento Agua-Cáncer, donde se encuentra Jesús; una consciencia cuyo fruto-hijo, está enfermo. Debemos entender pues, que se trata de elevar la consciencia emotiva con la que nos habíamos identificado antes de que Jesús, el nuevo aliento, penetrase en nuestra naturaleza emocional. El egoísmo desea ser curado por el amor.

Cuando, en nuestro peregrinaje humano, descubramos que la calidad de nuestras emociones ya no nos satisface, es porque, sin duda alguna, hemos desarrollado la personalidad Crística, la cual ha alcanzado esa orilla donde experimentamos con nuestros deseos. Si esto ocurre en lo más íntimo de nuestro corazón, debemos permitir que, el jefe que ha guiado hasta ese momento nuestras iniciativas emocionales, salve a su hijo, a su obra pues, de este modo, el Cuerpo Emocional logrará elevar su calidad y vibración, habrá evolucionado.

25 Una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años 26 y había sufrido grandemente de muchos médicos, gastando toda su hacienda sin provecho alguno, antes iba de mal en peor, 27 como hubiese oído lo que se decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por detrás y tocó su vestido; 28 pues se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré sana. 29 Al punto se seco la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. 30 Luego Jesús, sintiendo en si mismo la virtud que había salido de Él, se volvió a la multitud y dijo: ¿quíen ha tocado mis vestidos? 31 Los discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta, y dices: ¿quíen me ha tocado? 32 Él echo una mirada en derredor para ver a la que lo había hecho, 33 y la mujer, llena de temor y temblorosa, conociendo lo que en ella había sucedido, se llegó y, postrada ante El, declarole toda la verdad. 34 Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y seas curada de tu mal.

La secuencia de este pasaje introduce algunos puntos de gran interés, ya que nos ayudarán a comprender los Trabajos de integración de la Nueva Consciencia, en la vieja naturaleza emotiva.

En primer lugar, se observa como el autor partiendo de una situación que podríamos considerar como el guion principal de la escena, la curación de la hija de Jairo, nos lleva de imprevisto, a otra situación dentro del mismo contexto, al encuentro con la mujer sangrante. ¿Qué nos quiere decir el evangelista con la aparición en escena de esta nueva protagonista?

Si prestamos atención, este hecho se produce antes de que Jesús-Amor hubiese dado respuesta a la llamada de Jairo. Es como si quisiera indicarnos la ruta que debemos andar para llegar hasta nuestra meta, y en ese itinerario es preciso encontrarse con esa mujer que padece de flujo de sangre desde hace doce años.

El Mundo del Agua es el mundo de lo femenino, y de ahí que aparezca una mujer para describir este mensaje. Su enfermedad nos revela el estado de vibración del Elemento que representa, las emociones. Ella padece de pérdida de sangre. ¿Qué quiere decirnos con ello?

Recuerdo, en estos momentos, una anécdota vivida hace poco, en la que fui requerido por una amiga, la cual me mostraba su preocupación pues, estaba sufriendo una importante pérdida de flujo sanguíneo. Tras atender la urgencia del momento, quisimos, ambos, buscar las causas espirituales que le habían llevado a aquella situación No nos resultó difícil encontrar la respuesta que buscábamos, pues la situación emocional que estaba viviendo en esos momentos, la calidad de sus sentimientos, en lo concerniente a su vida de pareja, la había llevado a vivencias reiterativas en las que, una y otra vez, se veía incapaz para sustituir su egoísmo por amor; en las que no estaba dispuesta a poner fin a su rencor, sustituyéndolo por el perdón. Ella se negaba a aprender a amar, y su propia disposición se vio materializada en su cuerpo físico. Estaba perdiendo la sangre; ese fluido donde se deposita la vida física y que es utilizado como vehículo por nuestro Yo Espiritual para inscribir todas y cada una de las experiencias que vamos adquiriendo, ya sea consciente o inconscientemente. Podríamos decir, que estaba perdiendo el contenido del aprendizaje vital; esto es, la posibilidad de grabar las lecciones que han de elevar nuestra condición humana a la divina.

La sangre esta estrechamente relacionada con el vehículo emocional. Desde la infancia y hasta que cumplimos catorce años, edad en la que adquirimos el Cuerpo de Deseos, la sangre nos es administrada casi en su totalidad por la glándula Timo, la cual es mayor en los primeros años y va disminuyendo en la medida en que nos vamos haciendo mayores y vamos creando, por nosotros mismos, corpúsculos sanguíneos.

Cuando, en la pubertad, el niño ha adquirido la facultad de crear su propia sangre, alcanza igualmente un estado psíquico que le lleva a la búsqueda de la individualidad. Esta etapa del desarrollo psíquico coincide con la regencia del Elemento Agua. Si analizamos lo que ocurre cuando tenemos una etapa de cólera, de ira, de celos, de miedo, de soberbia, es decir, cuando se produce un descontrol de nuestra naturaleza emotiva, la sangre se agrupa desmedidamente en aquellas zonas del cuerpo desde donde parte el exceso.

La cólera y la ira, calientan excesivamente el cerebro; en esos momentos la sangre se agolpa en él y no nos deja pensar con claridad, nos lleva a situaciones que nos ponen fuera de si y, en verdad, lo que ocurre es que, el excesivo calor de la sangre, expulsa al Yo Espiritual/Ego de nuestro vehículo físico, dejándolo a la deriva y sin rumbo.

Si el ataque es de miedo, se nos hiela la sangre; si el arrebato es sexual, la sangre se concentra en los órganos sexuales; y así, dependiendo de donde parte el estimulo.

Por lo tanto, la sangre está vinculada con el Cuerpo Emocional y, aplicando esto que hemos dicho, en nuestro estudio, podemos entender que, esa mujer enferma, simboliza la naturaleza emocional que, durante un ciclo de experiencias completo, es decir, durante doce años, se encuentra padeciendo los desordenes emocionales.

Antes de curar a la hija de Jairo, es decir, al fruto de la consciencia emotiva, que dirige cada acto e impulso emotivo, es necesario curar a la propia naturaleza emotiva, a la mujer, pues si así lo hacemos, estaremos en condiciones de utilizar material nuevo, renovado. Tendremos una calidad más sublimada del Elemento Agua.

La mujer aparece entre la muchedumbre, forma parte de esa multitud de tendencias que habitan en nuestro Mundo Emocional. Ella es la que los representa a todas, y se acerca "por detrás" a Jesús Y con ello nos esta indicando, que es ese el estadio que ocupa con respecto a lo Superior. Son emociones que se han quedado "detrás" y que debemos permitirle que se acerquen hacia nosotros y toquen nuestros vestidos.

Hagamos un esfuerzo, y busquemos en nuestro interior alguna situación en la que nuestras tendencias emotivas, enfermas, se acerquen a nuestra consciencia amorosa pidiendo ser curada. Ellas están "detrás", y si lo de "delante-Jesús" lo hemos reconocido como la consciencia, lo de "detrás" ha de encontrarse en el inconsciente.

En efecto, nos encontramos identificados con Jesús, y nuestra voluntad es amar al mundo puesto que todos somos iguales ante Dios. Sin embargo, desde nuestro inconsciente surge una tendencia que desea elevar su situación, pues no ha conseguido sublimar su condición y, entonces, sucede que alcanza con su mano nuestro nuevo vestido, nuestro amor, nuestro perdón, pues sabe, esta convencida, que si así lo hace, será salvada.

La escena es mágica; y si somos capaces de comprenderla, de vivirla, experimentaremos una gran dicha, y diremos: ¿quién me ha tocado? En ese momento veremos postrada a nuestros pies a esa mujer enferma, a esa tendencia que busca la sublimación que, profundamente arrepentida, nos revela su dolor.

¿Cómo podremos rechazar a esa mujer que ha sido capaz de abrirse camino entre la muchedumbre a pesar de su enfermedad, para tocar tan solo la túnica de nuestro perdón? Esa mujer enferma forma parte de nuestro Yo Emotivo, aunque lo hayamos olvidado relegándola al inconsciente; y ahora, que ha culminado su ciclo de experiencia, necesita alcanzar el nuevo impulso pues, de lo contrario, se quedaría rezagada.

Es preciso que desarrollemos esa cualidad anímica que Jesús testimonió, el perdón, y que lo apliquemos, en primer lugar, con todas nuestras mujeres enfermas, es decir, que nos auto-perdonemos, que seamos capaces de reconocer en ellas, a una parte de nuestro Ser Completo, y llenos de amor, le digamos: "¡Hija, tu fe te ha salvado! Vete en paz y seas curada de tu mal".

Él la llamó hija, pues reconocía perfectamente, que todo cuanto ocurría a su alrededor, cada morada que pisaba, cada alma con la que se cruzaba, formaba parte de Él, pues Él, el Hijo de Dios, representa la Unidad del Padre, la Unidad de todas sus Criaturas.

La fe es la medicina que la ha curado. ¿Qué poder maravilloso se oculta tras la fe? Para muchos, la fe no deja de ser una actitud cómoda ante las muchas cuestiones que nos plantea la vida. Creer en la verdad porque tengo fe en que es así, no les basta. Sin embargo, Jesús nos revela, en este episodio, que la fe posee un extraordinario poder curativo.

La mujer enferma ya había sufrido grandemente de muchos médicos, llegando a gastar toda su hacienda, y en vez de sanar, iba a peor. Al parecer, existe una enfermedad que, los médicos sin fe, no pueden curar. Por mucho dinero que tengamos, no será suficiente para pagar el precio de nuestra salud, cuando la enfermedad que padecemos es de las características que hemos descrito, una enfermedad del alma, del Cuerpo Emocional, que se niega a llevar a cabo la Voluntad del Padre.

Ahora bien, cuando aparece el Hijo de Dios en nuestra vida, en nuestra consciencia se produce un cambio radical. A partir de ese momento, vemos con claridad que las causas de nuestro mal se encuentran en nuestro modo de amar, en el uso que hemos hecho de los deseos, y por lo tanto será, corrigiendo esa causa, como podremos alcanzar la sanación. Jesús-Cristo es el Arquetipo del Amor Universal, y en Él se encuentra ese poder sanador. El representa cabalísticamente a Hochmah, Séfira que rige el Elemento Agua. Él es el portador de la Voluntad del Padre-Fuego, y su amor hacia Él, se manifiesta en un conocimiento profundo, en una comunión interna con Él, que no se puede expresar tangiblemente, pues es energía emocional. Ese saber profundo se llama fe. Por lo tanto, la fe es un atributo del Agua, de Cáncer, y debemos desarrollar esa cualidad cuando estemos Trabajando en su dinámica.

¡Hija, tu fe te ha curado!, es lo mismo que decirle, tu amor a Dios, el reconocimiento de Dios en ti, te ha salvado.

35 Aún estaba Él hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿por qué molestar ya al Maestro? 36 Pero oyendo Jesús lo que decían, dice al jefe de la sinagoga: No temas, ten solo fe. 37 No permitió que nadie le siguiera más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Llegados a la casa del arquisinagogo, vio un alboroto y a las lloronas plañideras, 39 y entrando les dice: ¿a qué ese alboroto y ese llanto? La niña no ha muerto, duerme.

40 Se burlaban de Él, pero Él, echando a todos fuera, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que iban con Él, y entró donde la niña estaba; 41 y tomándola de la mano, le dijo: "Talitha, qumi" que quiere decir: Niña, a ti te lo digo, levántate, 42 y al instante se levantó la niña y echo andar, pues tenía doce años, quedando ellos fuera de si, presos de gran estupor. 43 Recomendoles mucho que nadie supiera aquello, y mandó que diesen de comer a la niña.

Si al despertar a la Nueva Consciencia Crística, al amor universal, se produce en nuestra naturaleza emocional, un profundo cambio que lleva a nuestros deseos a liberarse de los Luciferes, y a nuestra naturaleza femenina-emocional a curarse de su enfermedad, entonces asistiremos indudablemente a la muerte aparente de la hija de Jairo, el constructor de la consciencia a niveles emocionales, la consciencia humana. Ya dijimos que la hija significaba el fruto. Dado que se ha producido una elevación de nuestros deseos, las antiguas energías deben morir. Sin embargo, no lo entiende así Jesús, quien al oír que la niña había muerto, lo primero que hace es pedir al padre que tuviese fe, "ten sólo fe".

Si el representante de nuestra voluntad emocional, el que dirige nuestros impulsos emotivos, hubiese tenido fe, es decir, hubiese aceptado integrar el Fuego en sus deseos amando la Voluntad del Padre, entonces su obra no hubiese enfermado. Ahora, el amor le dice, recupera tu fe, tu capacidad creadora. Jesús elige a los obreros que han de movilizarse para llevar a cabo la presente empresa, salvar el fruto-hija de Jairo, es decir, salvar la consciencia, volviéndola a la vida, pues había muerto aparentemente.

Jesús, el impulso del amor, necesita que Jairo tenga descendencia, puesto que cualquier designio, por muy elevado que sea, si no cuenta con el poder motor de los sentimientos, jamás logrará alcanzar su meta de liberación. Así pues, Jesús escoge a Pedro, representante de Capricornio; a Santiago, representante de Sagitario, y a Juan, representante de Piscis, y llamando a los padres de la niña, les invitó a seguirle.

¿Qué representan estas influencias en el proceso que estamos estudiando con relación al Arquetipo de Cáncer?

Jesús ha elegido con sabiduría a los representantes de las Fuerzas que están estrechamente relacionadas con la niña. La hija de Jairo está revelando el uso que hemos dado a las energías de Cáncer, cuando nuestra consciencia estaba identificada con la separación con Dios. Ella es el fruto, el resultado de nuestros deseos, el rumbo que hemos dado a nuestro amor en un nivel evolutivo anterior a la etapa Crística.

Jesús llamó a los padres de la niña, pues estos deben ser testigos de su obra, deben recuperar a su hija, que aparentemente duerme; deben tomar consciencia de cómo el nuevo impulso es capaz de despertar de la muerte a las energías que estábamos alimentando. Ellos están ahí porque la fe, es decir, el amor, les ha permitido ver la verdad.

Igualmente, encontramos entre los seguidores a Santiago, el representante de Sagitario, signo que representa la culminación de los Trabajos realizados en el Elemento Fuego, es decir, significa los poderes acumulados en Cristo hasta ese momento, pues su recorrido hasta ese punto en el que se encuentra, Cáncer, le permite dar testimonio de los poderes del Fuego, de la Luz de su Padre, del Poder Unificador.

También encontramos a Pedro, la piedra angular de la Obra Crística, el representante de Capricornio, como ya adelantábamos. Y esto es así, dado que, cualquier conquista de un Arquetipo, en este caso, el de Cáncer, debe integrarse con su opuesto, en este caso, el de Capricornio, pues de este modo se alcanza la unidad en su manifestación.

En otros términos, la presencia de Pedro-Capricornio, en el proceso de resurrección de la hija de Jairo-Cáncer, le está mostrando el objetivo donde debe realizar su Obra; o lo que es lo mismo, la diana donde deben clavarse certeramente sus flechas. El amor debe convertirse en obras concretas donde pueda crecer, florecer y dar frutos.

Y por ultimo, analicemos la presencia de Juan-Piscis, hermano de Sagitario-Santiago. Si hemos dicho que en este signo se concentra la enseñanza del Fuego, llevándonos a su aprendizaje, Juan-Piscis se convierte, igualmente, en el signo donde se sintetizan los Trabajos del Agua, es decir, Piscis es el punto de sublimación de este Elemento, es su meta, su punto cumbre.

Si en Cáncer, la estrategia es descubrir el amor como Fuerza Universal, en Piscis, ese amor, una vez conquistado, se libera, se expande, creando un mundo donde todo es amor.

Estos y no otros, fueron testigos del despertar de la hija de Jairo. Su presencia, en aquel aposento, debía inscribirse en la Nueva Consciencia en la que iba a renacer. Ellos representaban a las cualidades que se debían desarrollar, pues ya formaban parte de ella. Ninguna otra tendencia puede permanecer en aquel lugar, es por lo que Jesús echó a las plañideras pues, como sucedió en el pasaje, esas tendencias no comprenderán las palabras del Maestro y se burlarán.

Cuando se adquiere la consciencia Crística, y se ha producido en nosotros el despertar de nuestra naturaleza emotiva, nuestra visión de la vida cambia totalmente. Ya no nos vemos como seres separados de Dios; ya no aprendemos tan solo por vía sensorial; ahora, un nuevo sentido nos conecta con otras realidades; nuestras creencias han evolucionado, y el mundo que nos alimentaba ya deja de tener sentido para nosotros. La vida no acaba con la muerte física, y permanecemos en constante comunicación con los seres que habitan el Mundo del Deseo.

Aquellas tendencias, aquellas "voces" que aún no comprenden esta visión, debemos "echarlas" de nuestra naturaleza emocional no prestándoles atención.

Las Palabras de Jesús, "Talitha qumi", es el mensaje que debemos hacer llegar a esa consciencia que "duerme" y que mantiene a nuestra personalidad emotiva estancada. Esa niña se levantará, pues tiene edad para andar. Doce años, los mismos que llevaba la mujer enferma. Ya dijimos lo que representa esa edad cósmica. Cuando un propósito nace con la intención de ser gestado, crecer y dar frutos, es preciso que se ajuste a la dinámica cósmica, donde todo proceso sigue las leyes divinas -Yod, He, Vav y 2º He-, y que se recoge en los doce signos del Zodiaco. Doce años suponen realizar un ciclo completo, lo que nos permite estar maduros para salir andando y tomar un nuevo camino.

Las emociones, cuando han saciado su apetito, cuando han agotado su poder creador, necesitan ser renovadas, y esto es lo que hace Jesús con la hija de Jairo, despertarla y recuperarla para la Nueva Obra. Nosotros debemos estar dispuestos para saber captar la llamada de los muchos "Jairos" que se encuentran en nuestro mundo. No me estoy refiriendo al nuestro personal, sino al que vemos reflejado en los demás. Estos vienen reclamando amor, perdón, pues si no consiguen encontrarlo, su existencia -su hija- morirá de verdad. Estos "Jairos" nos parecerán pecadores, hombres sucios y abandonados, verdaderas escorias sociales, sin embargo, han completado su ciclo emocional y debemos ofrecerle nuestra mano y decirle: "a ti te lo digo, levántate".

Nuestro amor, siempre tiene ese poder de convicción que da motivos al otro para que se levante de su postramiento, de su muerte aparente.

Cristo, conocedor de que nos encontramos en la tierra del Agua-Cáncer, donde los deseos se exaltan fácilmente dando lugar a respuestas vanidosas, reuniendo a los allí asistentes, es decir a la naturaleza emotiva, les pide que no proclamen aquellos hechos. En el Agua-sentimientos, debemos actuar en silencio; ya llegará el momento para hacer publica la verdad.

Había culminado su labor en aquel lugar, y sabía que su camino debía continuar, pero no sin antes indicarles algo más: "dad de comer a la niña". Con este mandato, les anunciaba, que debían seguir alimentando su naturaleza emotiva pero, aunque el cronista no lo indica, de seguro que, a partir de ese momento, se saciaría su apetito con un nuevo alimento.