sábado, 9 de marzo de 2024

Capítulo 2. VII. Causa y Efecto

 VII. Causa y efecto


1. Puede que todavía te quejes de que tienes miedo, pero aun así sigues atemorizándote a ti mismo. 2He indicado ya que no pue­des pedirme que te libere del miedo. 3Yo sé que no existe, pero tú no. 4Si me interpusiese entre tus pensamientos y sus resultados, estaría interfiriendo en la ley básica de causa y efecto: la ley más fundamental que existe. 5De nada te serviría el que yo menospre­ciase el poder de tu pensamiento. 6Ello se opondría directamente al propósito de este curso. 7Es mucho más eficaz que te recuerde que no ejerces suficiente vigilancia con respecto a tus pensamien­tos. 8Tal vez pienses que a estas alturas sólo un milagro te capaci­taría para hacer eso, lo cual es absolutamente cierto. 9No estás acostumbrado a pensar con una mentalidad milagrosa, pero se te puede enseñar a pensar de esa manera. 10Todos los obradores de milagros necesitan este tipo de instrucción.

Un ser muy querido, a su avanzada edad, se encuentra sumido en un bucle depresivo. Percibe que la hora de la muerte es cercana y la pérdida de familiares muy queridos, la lleva a ocupar su mente con pensamientos pesimistas que le producen terror.

Recuerdo, que en conversaciones periódicas con ella, me planteaba siempre una misma cuestión: ¿Cómo salir del estado depresivo en el que se encontraba? En un sano intento de ayudarla con recursos intelectuales, respondía a su pregunta con propuestas cuyo único propósito era poder ofrecerle argumentos que le ayudasen a mejorar su situación. Con el tiempo, tras comprobar que en todos aquellos encuentros, la cuestión se repetía en cada uno de ellos, tenía un discurso rayado en el que el conflicto parecía eternizarse, llegué a la conclusión de que para que aquel ser querido pudiese vencer sus miedos tendría que querer hacerlo de verdad.

Por muchos argumentos que le aportase para que viese la situación de una manera diferente, que le permitiese liberarse de las falsas creencias que la mantenían atrapada de sus propios pensamientos, ella volvía a aferrarse a ellos dando la impresión que si no los alimentaba su mundo se derrumbaría.

La enseñanza recogida en este punto del Curso ha hecho revivir aquella experiencia vivida y aprendida gracias al contacto con ese ser querido. No podemos liberar a nadie de sus miedos, pues no podemos interferir entre sus pensamientos y los efectos que ellos generan, lo que está basada en la Ley de Causa y Efecto. Lo que si podemos hacer es ayudar a ser consciente de esa relación, es decir, invitar a que analice cómo sus miedos adquieren poder sobre nuestra mente en la medida en que le prestamos atención. Para poder cambiar un efecto, no debemos actuar sobre él, sino sobre su origen, esto es, sobre su causa. Pensamiento es causa, mientras que miedo es efecto.

Si nuestro Creador nos ha hecho libres para crear, debemos ser consecuentes con esa cualidad, es decir, debemos ser consecuentes de que los efectos que experimentamos proceden de nuestro pensamiento-causa. Cualquier interferencia en ese proceso creador estaría negando la autoría Divina.

Como obradores de milagros, como instrumentos de la Obra de Dios, tendremos que aprender esta importante lección y canalizar el poder del pensamiento en acciones que lleven el sello de nuestra divinidad.

2.  No puedo permitir que dejes de vigilar a tu mente, ya que de otro modo no podrías ayudarme. 2Obrar milagros requiere el que uno se dé cuenta plenamente del poder de los pensamientos a fin de evitar las creaciones falsas. 3De lo contrario, sería necesario un milagro que rectificase a la mente misma, proceso circular éste que no propiciaría el colapso del tiempo que es para lo que el milagro se concibió. 4El obrador de milagros debe poseer un genuino respeto por la verdadera ley de causa y efecto como con­dición previa para que se produzca el milagro.

Tomar consciencia de la ley de causa y efecto nos llevará a usar el poder del pensamiento con mayor control. Ya no seremos inconscientes de nuestra actividad creadora mental. Cada pensamiento será emitido con el propósito de servir a la Obra de nuestro Hacedor. La visión verdadera basada en la unidad de la filiación divina, nos llevará a establecer un nuevo orden en las relaciones humanas, donde el miedo cederá su hegemonía al amor.

3. Tanto el milagro como el miedo proceden de pensamientos. 2Si no eres libre de elegir uno, tampoco serás libre de elegir el otro. 3Al elegir el milagro, rechazas el miedo aunque sólo sea temporal­mente. 4Te has sentido temeroso de todo el mundo y de todas las cosas. 5Tienes miedo de Dios, de mí y de ti mismo. 6Nos has percibido erróneamente o creado falsamente, y crees en lo que has fabricado. 7No habrías podido hacer nada de eso si no hubieses tenido miedo de tus propios pensamientos. 8Los temerosos no pueden sino crear falsamente, puesto que perciben erróneamente la creación. 9Cuando creas falsamente no puedes sino sufrir. 10El principio de causa y efecto se convierte ahora en un verdadero catalizador aunque sólo sea temporalmente. 11En realidad, "Causa" es un término que le corresponde propiamente a Dios, y Su "Efecto" es Su Hijo. 12Esto supone una serie de relaciones de Causa y Efecto completamente diferentes de las que tú introdu­ces en tus creaciones falsas. 13El conflicto fundamental en este mundo es, pues, entre la creación y la creación falsa. 14Todo miedo está implícito en la segunda, y todo amor en la primera. 15El conflicto es, por lo tanto, entre el amor y el miedo.

En efecto, la verdadera Ley de Causa y Efecto es la que nos vincula con nuestro
Creador. Hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, lo que significa que Dios es el Pensamiento Creador, la Causa, y nosotros, Sus Hijos, o lo que es lo mismo, su Efecto.
Como herederos de su poder creador, nuestro pensamiento se convierte en la causa de nuestras creaciones y su efecto da lugar al amor o al miedo, dependiendo de la orientación de nuestro pensamiento.

Si creemos en el miedo es porque hemos deseado un mundo diferente al creado por Dios. Dejamos de hacer uso de la Voluntad que nos une a Él y elegimos ver las cosas de una manera distinta. Esa visión diferente da lugar a la falsa creencia en la separación y su efecto, el miedo.

4. Ya hemos dicho que crees que no puedes controlar el miedo porque tú mismo lo inventaste, y tu creencia en él parece ponerlo fuera de tu control. 2Sin embargo, todo intento de resolver el error tratando de dominar el miedo es inútil. 3De hecho, eso no hace más que corroborar su poder, al asumir que necesita ser domi­nado. 4La verdadera solución descansa enteramente en alcanzar el dominio por medio del amor. 5En el ínterin, no obstante, la sensa­ción de conflicto es inevitable, ya que te has colocado a ti mismo en una posición en la que crees en el poder de algo que no existe.

La estrategia de luchar contra aquello que interpretamos que nos ataca lo único que hace es justificar el ataque como la única defensa.

Cuando comprendemos que el atacante no es rea,l sino que lo hemos hecho real en nuestras vidas, podremos dar el siguiente paso, negar esa ilusión. Cuando dejamos de prestarle significado, deja de tener sentido enfrentarnos a lo que no existe. Ese poder de elección se encuentra latente en nuestro interior. Es el mismo que le ha otorgado poder al miedo, al enemigo, al ataque. Si prestamos atención a nuestra mente, al modo en cómo se relaciona con el mundo que nos rodea, descubriremos rápidamente que busca un significado a aquello que percibe, en un intento de comprender lo que percibe
Llegará un día en el que descubramos que, aquello que percibimos, a lo que damos significado tiene su origen en nuestros deseos de que las cosas sean diferentes a como son.

Amar, ha de llevarnos a fluir con la Vida, sin deseos de cambiar los efectos, pero sí con la voluntad de dirigir el pensamiento con una orientación milagrosa y amorosa.

Habitualmente, cuando percibimos injusticias externas, deseamos cambiar a los demás para que las cosas sean como nosotros las vemos. Pero esas proyecciones externas están hablando de nuestro mundo interior y suponen una invitación a no ser injustos con nosotros mismos, ni tener pensamientos que alimenten la injusticia. Muchas veces pretendemos cambiar el mundo que nos rodea, cuando en verdad lo que tenemos que hacer es cambiar interiormente y dirigir nuestros pensamientos de manera amorosa. Tan solo de esta manera conseguiremos que los efectos sean amorosos, en este caso, justos.

5. La nada y el todo no pueden coexistir. 2Creer en uno es negar el otro. 3El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo. 4Siempre que la luz irrumpe en la oscuridad, la oscuridad de­saparece. 5Lo que tú crees, es cierto para ti. 6En este sentido la separación ha ocurrido, y negarlo sería utilizar incorrectamente la negación. 7Concentrarse en el error, no obstante, no es más que otro error. 8El procedimiento correctivo inicial consiste en reco­nocer temporalmente que hay un problema, mas sólo como señal de que tiene que ser corregido de inmediato. 9Esto da lugar a un estado mental en el que la Expiación puede ser aceptada sin demora. 10Debe señalarse, no obstante, que, en última instancia, no puede haber transigencia alguna entre lo que lo es todo y lo que no es nada. 11El tiempo es esencialmente un recurso por medio del cual se puede abandonar toda idea de transigencia al respecto. 12Este proceso parece ser gradual debido únicamente a que el tiempo en sí comprende intervalos que no existen. 13La creación falsa hizo que esto fuese necesario como recurso de corrección. 14La aseveración: "Porque tanto amó Dios al mundo que le dio Su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, mas tenga vida eterna" necesita solamente una leve corrección para que tenga sentido en este contexto: "Se lo dio a Su unigénito Hijo”.

Para que la luz haga desaparecer a la oscuridad hay que ser consciente de que existe ese interruptor que permitirá su encendido, es decir, si la luz es amor y el miedo es oscuridad, para poder liberarnos del miedo debemos ser conscientes de que somos amor.

La cuestión es que el amor nos da miedo, y si nos da miedo la luz, cómo vamos a ser capaces de disipar la oscuridad. Es por ello, que nuestro Creador ha puesto a disposición de Su Hijo, el recurso de la Expiación, el estado que nos restituye a la Mente Recta que nos dispensa el Espíritu Santo. Desde la oscuridad, desde el miedo, ya lo hemos dicho, no podemos pulsar ese dispositivo que ha de librarnos de él, pues estaremos negando el amor, al percibirlo como un elemento causante de miedo.

6. Debe observarse con especial atención que Dios tiene solamente un Hijo. 2Si todas las creaciones de Dios son Hijos Suyos, cada una de ellas tiene que ser parte integral de toda la Filiación. 3La Filia­ción, en su unicidad, transciende la suma de sus partes. 4Este hecho, no obstante, queda velado mientras falte una sola de ellas. 5Por eso es por lo que, en última instancia, el conflicto no se puede resolver hasta que todas las partes de la Filiación hayan retor­nado. 6Sólo entonces podrá comprenderse lo que, en el verdadero sentido de la palabra, significa la plenitud. 7Cualquier parte de la Filiación puede creer, en el error o en la incompleción si así lo elige. 8Sin embargo, si lo hace, estará creyendo en la existencia de algo que no existe. 9Lo que corrige este error es la Expiación.

En el mundo que percibimos, mi condición de padre me ha llevado a disfrutar de la creación de tres hijos. Cuando analizo mi visión afectiva hacia ellos he de reconocer que la intensidad de mi amor por ellos tiene matices. Ello me lleva a ser consciente de que lo que llamamos amor en este mundo, es tan solo un anticipo del verdadero Amor que formará parte de nuestros pensamientos una vez que seamos capaces de alcanzar la visión de la unicidad, o lo que es lo mismo, la creencia verdadera en la Filiación Divina.

Si aplicara correctamente la enseñanza recogida en este punto a mi vida, tendría que decir que he tenido un solo hijo, pues los tres tienen una  misma causa, un mismo origen creador. El Hijo de Dios es el fruto del Pensamiento del Hacedor. Ese Pensamiento goza de la Cualidad Una, es Perfecto e Invulnerable. Desde esa perspectiva, mis hijos son uno, aunque se expresen con rostros diferentes, pues tienen asimismo la capacidad para ser individuales, lo que no significa, que sean seres separados de su creador.

7.  Ya he hablado brevemente acerca de la condición de estar listo, pero tal vez pueda ser útil mencionar aquí algunos puntos adicio­nales. 2Estar listo es sólo el prerequisito para que se pueda lograr algo. 3No se debe confundir una cosa con la otra. 4Tan pronto como se da la condición de estar listo, también se da, en cierta medida, el deseo de querer lograr algo, si bien éste no es necesa­riamente un deseo indiviso. 5Dicha condición de estar listo no es más que el potencial para que pueda tener lugar un cambio de mentalidad. 6La confianza no puede desarrollarse plenamente hasta que no se haya alcanzado un dominio total. 7Hemos tratado ya de corregir el error fundamental de que es posible dominar el miedo, y hemos enfatizado que el verdadero dominio sólo se puede alcanzar por medio del amor. 8Estar listo es sólo el comienzo de la confianza. 9Tal vez pienses que esto implica que tiene que transcurrir mucho tiempo entre el momento en que estás listo y aquel en el que alcanzas el dominio, pero permíteme recordarte que el tiempo y el espacio están bajo mi control.

Este punto nos aclara que, cuando tomamos consciencia de que tan solo el amor y el pensamiento amoroso, es el antídoto del miedo, es decir, el estado que debemos alcanzar mentalmente, para estar preparados y afrontar la labor de obradores de milagro.  

Mantener despierta la consciencia en esa nueva visión, educará a nuestra mente en el correcto uso del pensamiento milagroso. 

Finaliza, este punto haciendo alusión a un aspecto interesante, el factor tiempo. Una vez que la consciencia despierta al pensamiento verdadero, la percepción del tiempo adquiere una dimensión distinta a la que rige en el mundo. Se produce una aceleración en los procesos, fruto de una consciencia milagrosa.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 69

LECCIÓN 69

Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.

1. Nadie puede ver lo que tus resentimientos ocultan. 2Debido a que tus resentimientos ocultan la luz del mundo en ti, todo el mundo se halla inmerso en la oscuridad, y tú junto con ellos. 3Pero a medida que el velo de tus resentimientos se descorre, tú te liberas junto con ellos. 4Comparte tu salvación con aquel que se encontraba a tu lado cuando estabas en el infierno. 5Él es tu her­mano en la luz del mundo que os salva a ambos.

2. Intentemos hoy nuevamente llegar a la luz en ti. 2Antes de emprender esto en nuestra sesión de práctica más larga, dedique­mos varios minutos a reflexionar sobre lo que estamos tratando de hacer. 3Estamos intentando literalmente ponernos en contacto con la salvación del mundo. 4Estamos tratando de ver más allá del velo de tinieblas que la mantiene oculta. 5Estamos tratando de descorrer el velo y de ver las lágrimas del Hijo de Dios desa­parecer a la luz del sol.

3. Hoy daremos comienzo a nuestra sesión de práctica más larga plenamente consciente de que esto es así y armado de una firme determinación por llegar hasta aquello que nos es más querido que ninguna otra cosa. 2La salvación es nuestra única necesidad. 3No tenemos ningún otro propósito aquí ni ninguna otra función que desempeñar. 4Aprender lo que es la salvación es nuestra única meta. 5Pongamos fin a la ancestral búsqueda descubriendo la luz en nosotros y poniéndola en alto para que todos aquellos que han estado buscando con nosotros la vean y se regocijen.

4. Y ahora, muy serenamente y con los ojos cerrados, trata de deshacerte de todo el contenido que generalmente ocupa tu con­ciencia. 2Piensa en tu mente como si fuera un círculo inmenso, rodeado por una densa capa de nubes obscuras. 3Lo único que puedes ver son las nubes, pues parece como si te hallaras fuera del círculo y a gran distancia de él.

5. Desde donde te encuentras no ves nada que te indique que detrás de las nubes hay una luz brillante. 2Las nubes parecen ser la única realidad. 3Parece como si fueran lo único que se puede ver. 4Por lo tanto, no tratas de atravesarlas e ir más allá de ellas, lo cual sería la única manera de convencerte realmente de su insus­tancialidad. 5Eso es lo que vamos a intentar hoy.

6. Después de que hayas pensado en cuán importante es para ti y para el mundo lo que estás intentando hacer, trata de alcanzar un estado de perfecta quietud, recordando únicamente la intensidad con la que deseas alcanzar hoy mismo, en este mismo instante, la luz que resplandece en ti. 2Resuélvete a atravesar las nubes. 3Extiende tu mano y, en tu mente, tócalas. 4Apártalas con la mano, y siente como rozan tus mejillas, tu frente y tus ojos a medida que las atraviesas. 5Sigue adelante; las nubes no te pueden detener.

7. Si estás haciendo los ejercicios correctamente, empezarás a sentir como si estuvieses siendo elevado y transportado hacia adelante. 2Tus escasos esfuerzos y tu limitada determinación invocan el poder del universo para que venga en tu ayuda, y el Propio Dios te sacará de las tinieblas y te llevará a la luz. 3Estás actuando de acuerdo con Su Voluntad. 4No puedes fracasar por­que tu voluntad es la Suya.

8. Ten confianza en tu Padre hoy y certeza de que Él te ha oído y te ha contestado. 2Es posible que aún no reconozcas Su respuesta, pero puedes estar seguro de que se te ha dado y de que la recibi­rás. 3Trata de tener presente esta certeza, según intentas atravesar las nubes en dirección a la luz. 4Trata de recordar que por fin estás uniendo tu voluntad a la de Dios. 5Trata de mantener claro en tu mente el pensamiento de que lo que emprendes con Dios no puede sino tener éxito. 6Deja entonces que el poder de Dios obre en ti y a través de ti, para que se haga Su Voluntad y la tuya.

9. En las sesiones de práctica más cortas, que te conviene llevar a cabo tan a menudo como sea posible en vista de la importancia que la idea de hoy tiene para ti así como para tu felicidad, recuér­date a ti mismo que tus resentimientos ocultan la luz del mundo de tu conciencia. 2Recuérdate también que no la estás buscando solo y que sabes dónde encontrarla. 3Di entonces:

4Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí.
5No puedo ver lo que he ocultado.
6Mas por mi salvación y por la salvación del mundo, deseo que me sea revelado.

7Asegúrate asimismo de decir para tus adentros:

8Si abrigo este resentimiento la luz del mundo quedará velada para mí, si sientes hoy la tentación de abrigar algún resentimiento contra alguien.

¿Qué me enseña esta lección?

El resentimiento es fruto de una falta de amor y de perdón. Tan sólo podemos sentir resentimiento cuando estamos en ego, es decir, cuando estamos identificados con la separación, el dolor, la culpa y el miedo. 

Cuando actuamos, y somos causas del error, es el precio que debemos pagar por elegir experimentar y aprender siguiendo al maestro incorrecto. 

Debemos tener plena conciencia de que tenemos a nuestra disposición un eterno bálsamo que nos libera del sentimiento de culpa y, por ende, del resentimiento. Estoy refiriéndome al perdón, como la vía de nuestra salvación. 

Actuar libre de resentimiento nos permite expresarnos como portadores de luz y nos convertimos en la luz del mundo; damos testimonio de nuestra divinidad en la tierra.

En la lección anterior apuntábamos el origen de nuestros resentimientos y establecíamos, lo que podríamos llamar, el "resentimiento original", es decir, el resentimiento hacia nuestro Creador, o lo que es lo mismo, el resentimiento hacia nosotros mismos.

Ese resentimiento se encuentra oculto en nuestro inconsciente, al igual que todos aquellos sentimientos y pensamientos que interpretamos como "indecorosos" a los ojos de Dios.

¿Cómo íbamos a ganarnos la salvación, el perdón de Dios, si reconocemos abiertamente que lo odiamos por no habernos perdonado antes?
De igual modo como Adán ocultó su desnudez -su inocencia- y se ocultó de Dios, tras comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, nosotros mantenemos oculto nuestros "pecados" a los ojos de la consciencia, pues reconocerlos nos produciría un profundo dolor.

Debido a ese mecanismo inconsciente, el hombre, para no hacer consciente sus miedos, sus temores y culpas, decide proyectar su mundo interno al exterior y comienza a percibirse a través de lo externo, a través de los demás. Cada uno de sus hermanos se convierte en un aliado, pues actúa como el espejo donde ve proyectado su mundo interno. Pero ese efecto, al ser inconsciente, no le lleva a percibir sus miedos, su ataque en el otro, y así da comienzo la febril odisea del ser humano.

Pero este cuento no puede tener un final triste, ningún cuento debería tenerlo. Es precisamente, esa mecánica de proyección la que nos permitirá ir más allá de las nubes y descubrir que detrás de ella, se encuentra la Luz. ¿Qué queremos decir con esto? Sencillamente, las nubes, son nuestros aliados, nuestros hermanos. En ellos observamos, vemos proyectado, nuestro mundo oculto. Si somos capaces de ir más allá de esa pobre y limitada visión que nos lleva a percibirlos como seres separados de nosotros y, en su lugar, los vemos tal y como son, es decir, una parte del Todo, de la Filiación, entonces, veremos con felicidad, que se convierten en la fuente de Luz donde encontraremos la verdad y la salvación. Ellos se convierten en los objetivos donde tendremos la oportunidad de lanzar la fuerza de nuestro perdón.


Ejemplo-Guía: "Descubriendo a nuestros enemigos, es decir, a nuestros salvadores"


Lo hemos elegido. Todavía estamos a tiempo de no complicarnos la vida, de continuar andando el camino que hemos seguido hasta ahora. De continuar eligiendo ver la vida a nuestra manera. De tomar las decisiones, sin libertad, sino inspirado por nuestros miedos. De buscar el bien-estar, en vez del Bien-Ser.
 

Sí, hemos elegido, ver las cosas de otra manera y estamos aprendiendo cómo hacerlo. Es por lo que nos encontramos en este punto del camino. Si continuamos avanzando, es la señal que Dios espera de nosotros, que el Espíritu Santo, aguarda con paciencia. Significa que ponemos una pequeña dosis de voluntad, la justa y necesaria, para permitir que nuestro Padre y la Voz que habla por Él, haga el resto por nosotros.

Sí, es eso lo único que se nos ha pedido desde el principio. Que nuestra voluntad se ponga al servicio de la Voluntad de Dios. Él quiere que sea nuestra voluntad la que se haga y está dispuesto a estar, como siempre ha estado, presente en nuestras vidas.

Con este ejercicio, paralelamente al detallado en la lección, en la que nuestra mente lleva a cabo el firme propósito de ir más allá de las nubes que nos ocultan la Luz del Mundo, vamos a alcanzar esa Luz, a través de nuestros hermanos. Para ello, tenemos que identificar a aquellos que despiertan en nosotros el resentimiento. Vamos a observarlos y a descubrir qué es lo que más odiamos de él. Diremos, odio su vanidad, su excesivo orgullo. No soporto su arrogancia, etc.

Ahora, busca dentro de ti, con honestidad, con valentía, dónde se encuentra esa "nube" en forma de orgullo, de vanidad, de arrogancia. Si lo haces desde la visión del amor y no desde la visión del juicio, con la plena certeza de que el rostro que rechazas en tu hermano es tu propio rostro oculto, podrás traspasar esos nubarrones oscuros y alcanzarás la luz. Cuando te encuentres en ese estado, darás las gracias a tu hermano y te perdonarás. 

La clave de este ejercicio está en no juzgar, ni condenar, ni a tu hermano, ni por supuesto, a ti mismo. El resentimiento ha sido sustituido por el perdón.


Reflexión: Identifica un resentir, ¿cómo te hace sentir? ¿Hay paz en esa emoción?

viernes, 8 de marzo de 2024

Capítulo 2. VI. Miedo y conflicto

 VI. Miedo y conflicto

1. Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu con­trol. 2Mas he dicho ya que sólo los actos constructivos deben ser involuntarios. 3Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. 4Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. 5Tu miedo me impide darte mi control. 6La presencia del miedo indica que has elevado pensa­mientos corporales al nivel de la mente. 7Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, 8Lo cual es una obvia confusión de niveles.

"Debemos dejar de participar en la búsqueda de la solución de aquello que hemos identificado como un problema y pedir al Espíritu Santo, que sea Él, el que nos guíe hasta la solución". 

Lo anterior, forma parte de lo recogido en el desarrollo del Principio 5 de los milagros: Los milagros son hábitos, y deben ser involuntarios. No deben controlarse conscientemente. Los milagros seleccionados conscientemente pueden proceder de un falso asesoramiento. Os dejo el enlace: 

http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com/2015/02/los-milagros-son-habitos-y-deben-ser.html

El miedo es la fabricación del pensamiento. Es la proyección de la falsa creencia en la separación. El hijo encuentra en su padre la seguridad que ha de llevarle a superar la ilusión del miedo. De igual modo, el Hijo de Dios, al despertar de su "sueño" superará el miedo que lo mantiene atrapado de la percepción errónea y se liberará de sus cadenas y dejará de elevar pensamientos corporales al nivel de la mente.


2.  Yo no fomento la confusión de niveles; tú debes, no obstante, elegir
corregirla. 2Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. 3¿Por qué, entonces, condonas pensamientos dementes? 4Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. 5Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. 6La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es sola­mente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. 7Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. 8No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comporta­miento. 9Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. 10Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla.

Cuanto antes nos demos cuenta de que ninguna acción es arbitraria, sino que responde a una causa cuyo origen se encuentra en la mente, antes lograremos dirigir el poder correctivo al nivel correcto.

Corregir los efectos sin haberlo hecho en la causa, tan solo nos llevará a perpetuar el efecto. Si alimentamos la falsa creencia en la separación, las consecuencias derivadas de ese pensamiento nos llevará a sentir miedo.

3. De nada sirve pensar que controlando los resultados de cual­quier pensamiento falso se pueda producir una curación. 2Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivo­cada. 3Esa es la razón por la que te sientes responsable de ello. 4Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. 5No necesitas orien­tación alguna excepto a nivel mental. 6La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. 7El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.

Cuando el arquitecto percibe un error en la construcción del edificio diseñado previamente en su mente, no actúa sobre ese fallo externo, sino que busca la corrección en la idea original. Ha sido el error de cálculo mental lo que ha originado que se produzcan fallos en su construcción.

Si aplicamos esta idea al tema de la curación, se hace evidente que no será tratando la enfermedad en el nivel de la forma como se logrará la sanación, sino corrigiendo el pensamiento que la ha originado en la mente.

4. Deshacer el miedo es tu responsabilidad. 2Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. 3En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. 4Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. 5A ese nivel tú puedes evitarlo. 6Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condo­nas pasivamente sus creaciones falsas. 7El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. 8La corrección es siempre la misma. 9Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. 10Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.

El miedo forma parte de nuestro actual estado de "sueño". Adquiere forma en nuestras pesadillas y le otorgamos la credibilidad de que es real, pues tiene un efecto directo sobre nuestro estado anímico. Pensamos que aquello que nos ocurre no tiene nada que ver con nuestro control, pero si nos tomamos un minuto para observar el mundo que nos rodea, preguntémonos qué formas no responden a la creación de un pensamiento.


No existen efectos sin causas. El ego nos lleva a creer que tiene la capacidad de crear, pero un efecto basado en la ilusión, en lo no real, no tiene esa capacidad, por lo que no puede generar efectos verdaderos.
El Hijo de Dios es la obra creada por su Padre. El Hijo de  Dios es el Efecto de la Causa Divina y tiene esa misma capacidad para crear. El miedo no puede ser un efecto creado por el Hijo de Dios, cuya Fuerza Creadora es el Amor. Pero puede creer en sus falsas creaciones, esto es, en sus fabricaciones. En este sentido, el miedo es el efecto de creer en la separación.
No hay otro camino que el del Amor para disipar la ilusión del miedo, o lo que es lo mismo, la creencia en la Unicidad, en la Filiación, disipa la percepción errónea de la separación.

5. El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay
conflicto entre lo que deseas y lo que haces. 2Esta situación se presenta de dos maneras: Primera, puedes elegir hacer cosas con­flictivas, ya sea simultánea o sucesivamente. 3Esto da lugar a un comportamiento conflictivo, lo cual te resulta intolerable porque la parte de la mente que quiere hacer otra cosa se enfurece. 4Segunda, puedes comportarte de acuerdo a como crees que debes, mas sin querer hacerlo realmente. 5Esto da lugar a un com­portamiento congruente, pero conlleva gran tensión. 6En ambos casos, la mente y el comportamiento están en desacuerdo, lo cual da lugar a una situación en la que estás haciendo algo que real­mente no quieres hacer. 7Esto suscita una sensación de coerción que normalmente produce furia, y es muy probable que también dé lugar a proyecciones. 8Siempre que tienes miedo, es porque aún estas indeciso. 9Tu mente se encuentra, por lo tanto, dividida y tu comportamiento inevitablemente se vuelve errático. 10La corrección a nivel de comportamiento puede cambiar el error del primer tipo al segundo, mas no elimina el miedo.

Este punto nos presenta un aspecto del miedo con el que no estamos muy familiarizados: la falta de coherencia entre el deseo y la acción. Realmente, hemos hablado del miedo como el efecto que causa la creencia en la separación. La falta de coherencia interna tiene ese mismo origen, la dualidad, por lo que es comprensible que esa falta de coherencia mental se traduzca en miedo.

Podemos concluir afirmando que siempre que haya en nosotros división, estaremos sirviendo al miedo.

6. Es posible alcanzar un estado en el que dejas que yo guíe tu mente sin ningún esfuerzo consciente por tu parte, más ello requiere un grado de buena voluntad que tú aún no posees. 2El Espíritu Santo no puede pedirte que hagas más de lo que estás dispuesto a hacer. 3La fuerza para hacer lo que Él te pide procede de una firme resolución por tu parte. 4Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Volun­tad es también la tuya. 5La lección en este caso es muy sencilla, aunque muy fácil de pasar por alto. 6Voy, por lo tanto, a repetirla, y te exhorto a que escuches atentamente. 7Sólo tu mente puede producir miedo. 8Hace eso cada vez que está en conflicto con res­pecto a lo que quiere, lo cual inevitablemente produce tensión, ya que existen discrepancias entre lo que quiere y lo que hace al res­pecto. 9Eso sólo puede corregirse aceptando un objetivo unificado.

A lo largo de las enseñanzas recogida en el Curso, hemos visto como el origen de la creencia en la separación radica en tener una visión distinta a la de nuestro Creador. Ese deseo ha dado lugar a la división de la mente y la fabricación de una ilusión donde el miedo campa a sus anchas.

Veíamos en el punto anterior como la incoherencia, la dualidad, da expresión al miedo. La corrección debe producirse en la mente, de tal modo que, logremos ver desde la unidad. Ahora se comprende mejor como el Amor -visión de la unidad- disipa al miedo -visión dual-.

7. El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuen­ta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresión de miedo. 2Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habría podido hacer presa en ti. 3A partir de ahí, todo el proceso correc­tivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro del pro­ceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. 4Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma:

5Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
6El miedo procede de una falta de amor.
7El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
8El amor perfecto es la Expiación.

¿Qué se puede añadir a tan maravillosa exposición? 

8. He subrayado que el milagro -la expresión de la Expiación- ­es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno. 2El reconocimiento de esa dignidad lo re­establece la Expiación. 3Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posición en la que necesitas la Expiación. 4Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor. 5Ésta es precisamente la situación para la que se insti­tuyó la Expiación. 6La necesidad del remedio inspiró su estableci­miento. 7Mientras te limites a reconocer únicamente la necesidad del remedio, seguirás teniendo miedo. 8Sin embargo, tan pronto como aceptes el remedio, habrás des-hecho el miedo. 9Así es como tiene lugar la verdadera curación.

No podemos abordar la comprensión de la dinámica de la Expiación, como recurso para poner fin al miedo y a la creencia en la separación, tan sólo a nivel teórico. Esto sería como decir, se cual es el camino correcto que debo recorrer para alcanzar un objetivo, pero no estoy dispuesto a recorrerlo.

En este sentido, la función del cuerpo adquiere una especial relevancia, ya que gracias a su utilidad podemos dar testimonio de la Expiación, en la medida en que trascendemos las diferencias expresadas por dicho vehículo y decidimos verlo como un canal a través del cual podemos expresar nuestra unidad mental. Ver a nuestros hermanos en su corporalidad y no percibir diferencias entre nosotros, es una demostración real de que el amor está tomando las riendas de nuestra vida. Con esa visión de unidad estamos compartiendo la virtud del milagro.

9. Todo el mundo experimenta miedo. 2Sin embargo, no se reque­riría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. 3Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo. 4No obstante, si espe­ras librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. 5La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. 6Nunca duerme. 7Está creando conti­nuamente. 8Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 9A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. 10Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. 11Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. 12Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. 13No hay pensamien­tos fútiles. 14Todo pensamiento produce forma en algún nivel.


Este apartado termina con un material de profundo significado a la hora de entender el potencial que nos ha llevado a fabricar un mundo de ilusión y de caos. Todo lo que percibimos, ya sea errónea o correctamente, tiene su fuente en la mente. Podemos crear o fabricar, pero ambas dinámicas tienen la misma causa, el pensamiento.

Comprender que la mente es la causa de nuestra actual percepción es un conocimiento muy valioso, pues nos permite reconocer el modo en cómo podemos poner fin a esa visión errónea, nos permite corregir el error usando la mente de forma constructiva.

Si el miedo lo fabrica nuestra mente, será la mente, igualmente, la que nos libere de él.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 68

LECCIÓN 68

El amor no abriga resentimientos.


1. 
Tú, que fuiste creado por el Amor a semejanza de Sí Mismo, no puedes abrigar resentimientos y conocer tu Ser. 2Abrigar resenti­mientos es olvidarte de quien eres. 3Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo. 4Abrigar resentimientos es per­mitir que el ego gobierne tu mente y condenar el cuerpo a morir. 5Quizá aún no hayas comprendido del todo lo que abrigar resen­timientos le ocasiona a tu mente. 6Te hace sentir como si estuvie­ses enajenado de tu Fuente y fueses diferente de Él. 7Te hace creer que Él es como aquello en lo que tú piensas que te has conver­tido, pues nadie puede concebir que su Creador sea diferente de sí mismo.

2. 2. Escindido de tu Ser, el Cual sigue consciente de Su semejanza con Su Creador, tu Ser parece dormir, mientras que la parte de tu mente que teje ilusiones mientras duerme, parece estar despierta. 2¿Podría ser todo esto el resultado de abrigar resentimientos? 3¡Desde luego que sí! 4Pues aquel que abriga resentimientos niega haber sido creado por el Amor, y en su sueño de odio, su Creador se ha vuelto algo temible. 5¿Quién podría tener sueños de odio y no temer a Dios?

3. Es tan cierto que aquellos que abrigan resentimientos forjarán una nueva definición de Dios de acuerdo con su propia imagen, como que Dios los creó a Semejanza de Sí Mismo y los definió como parte de Él. 2Es tan cierto que aquellos que abrigan resenti­mientos sentirán culpabilidad, como que los que perdonan halla­rán la paz. 3es igualmente cierto que aquellos que abrigan resentimientos se olvidarán de quienes son, como que los que perdonan lo recordarán.

4. ¿No estarías dispuesto a abandonar tus resentimientos si cre­yeras que todo esto es cierto? 2Tal vez crees que no puedes des­prenderte de tus resentimientos. 3Esto, sin embargo, no es sino una cuestión de motivación. 4Hoy trataremos de ver cómo te sen­tirías sin ellos. 5Si lo logras, aunque sea brevemente, jamás volve­rás a tener problemas de motivación.

5. Comienza la sesión de práctica más larga de hoy escudriñando tu mente en busca de aquellas personas que son objeto de lo que según tú son tus mayores resentimientos. 2Algunas de ellas serán muy fáciles de identificar. 3Piensa luego en los resentimientos apa­rentemente insignificantes que abrigas en contra de aquellas per­sonas a quienes aprecias e incluso crees amar. 4Muy pronto te darás cuenta de que no hay nadie contra quien no abrigues alguna clase de resentimiento. 5Esto te ha dejado solo en medio de todo el universo tal como te percibes a ti mismo.

6. Resuélvete ahora a ver a todas esas personas como amigos. 2Diles a todas ellas, pensando en cada una por separado:

3Te consideraré mi amigo, para poder recordar que eres parte de mí y así poder llegar a conocerme a mí mismo.

4Pasa el resto de la sesión tratando de imaginarte a ti mismo com­pletamente en paz con todo el mundo y con todo, a salvo en un mundo que te protege y te ama, y al que tú, a tu vez, amas. 5Siente como la seguridad te rodea, te envuelve y te sustenta. 6Trata de creer, por muy brevemente que sea, que no hay nada que te pueda causar daño alguno. 7Al final de la sesión de práctica di para tus adentros:

8El amor no abriga resentimientos.
9Cuando me desprenda de mis resentimientos sabré que estoy perfectamente a salvo.

7. Las sesiones de práctica cortas deben incluir una rápida aplica­ción de la idea de hoy tal como se indica a continuación, la cual deberá hacerse siempre que surja un pensamiento de resenti­miento contra alguien, tanto si esa persona está físicamente pre­sente como si no:
2El amor no abriga resentimientos. 3No traicionaré a mi propio Ser.

4Además de eso, repite la idea varias veces por hora de la siguiente manera:

5El amor no abriga resentimientos. 6Quíero despertar a la verdad de mi Ser dejando a un lado todos mis resenti­mientos y despertando en Él.

¿Qué me enseña esta lección?

El Amor, es la única fuerza que no abriga resentimientos, pues es la única fuerza que no cree en el pecado, no juzga, no condena, no ve separación, no ve el miedo. 

El ego, se asocia con el miedo, con la separación, con el odio, con el ataque y la venganza, con la culpa y el dolor, con la enfermedad y la destrucción. Todas esas fuerzas responden al resentimiento contra sí mismo. 

Cada vez que juzgamos y condenamos, estamos escindiéndonos del amor y, en su lugar, llamamos al resentimiento, ponemos barreras de separación entre nosotros y el mundo, estamos atacando a nuestros hermanos y, con ello, estamos demostrando que hemos olvidado el Sagrado Nombre de Dios que nos inspira la Unidad. 

Se hace necesario despertar a la fuerza del amor; ella nos liberará del sufrimiento, pues, no entiende de culpa, de miedo, de separación. El amor nos lleva a la conciencia plena, abundante y creadora. El amor es la fuerza que nos libera y nos permite el reencuentro con nuestro verdadero Ser. 

El significado etimológico del término resentimiento es el siguiente: procede del latín pues es fruto de la suma de tres vocablos latinos: el prefijo “re-“, que es sinónimo de “repetición”; el verbo “sentiré”, que es equivalente a “sentir”, y el sufijo “–miento”, que puede traducirse como “medio”. 

Resentimiento es la acción y efecto de resentirse (tener un enojo o pesar por algo). El resentimiento se refleja en diversos sentimientos y actitudes, como la hostilidad hacia algo o alguien, la ira no resuelta sobre un acontecimiento, el enfurecimiento o la incapacidad para perdonar. Podemos decir, que el resentimiento es la evidencia clara de que no estamos eligiendo llevar a cabo nuestra función en este mundo, la de perdonar. 

El resentimiento es la continuación de un sentimiento negativo. Una persona puede enojarse con otra y sentir odio o ira durante un tiempo. Si dicho odio no cede, puede hablarse de resentimiento. La única forma de que el resentimiento se vaya es a través del perdón o de la aceptación de las situaciones.


Ejemplo-Guía: "Siento resentimiento por..."
 

Esta lección es muy específica y práctica a la hora de orientar nuestra atención sobre uno de los argumentos más utilizados por el ego.  

La religión, en su noble propósito de servirnos de guía hacia la salvación, nos ha legado una información que da lugar a la confusión, y, lo que considero más importante, al resentimiento. ¿Por qué? 

Sencillamente, porque nos ha llevado a juzgar a Dios, porque nos ha presentado un aspecto de la divinidad que no es real, ni amoroso, el rostro del rigor y del castigo.

La lectura del Antiguo Testamento, está repleto de escenas en las que Dios castiga los
pecados de los hombres.
 

La visión de un Dios vengativo, de un Dios castigador, de un Dios que decidió expulsar a su Hijo del Paraíso, en vez de perdonar su acción, ha quedado inscrita en la memoria subconsciente de la humanidad, de tal modo, que no podemos menos que sentir temor cuando nuestras acciones nos llevan a creer en el pecado. 

¿Cómo vamos a sentir amor por aquel que nos priva de la abundancia y de la felicidad?

¿Cómo vamos a sentir amor por aquel que nos ha mandado a trabajar para ganar, con el sudor de la frente, el pan de cada día?

¿Cómo vamos a perdonar a aquel, que no nos ha perdonado y al que hemos identificado como el causante de nuestras desdichas? 

En verdad, que nuestros resentimientos no son en contra de Dios, sino contra nosotros mismos, por creernos desmerecedores del amor de nuestro Padre.

En verdad, que nuestros resentimientos no son en contra de Dios, sino contra nosotros mismos, por creernos pecadores, por creernos que hemos ofendido a nuestro Creador. 

En verdad, el mundo que hemos inventado, siguiendo nuestra propia iniciativa, es un mundo al que le hemos adjudicado el calificativo de "mundo de perdición". El cuerpo, la manifestación visible de nuestra fabricación, se ha convertido en causa de dolor, de pecado, de resentimiento, cuando en verdad, no es causa de nada, sino efecto de una mente errada, que cree falsamente en el pecado, y que está "infectada" con el virus del miedo, de la culpa, del castigo, del rencor, de la ira, de la enfermedad, de la muerte, etc. 

Podemos decir, que el mundo de la percepción nos ofrece un paisaje hostil, pues la moneda de cambio que impera en nuestras relaciones con él, es el resentimiento, es decir, el sentimiento de culpa no resuelto, no perdonado. 

Bien, ahora toca realizar el ejercicio de autoanálisis que ha de favorecer nuestro autoconocimiento y nuestra liberación del pasado. 

La pregunta es fácil de plantear, pero exige honestidad en su respuesta: ¿qué o quién te causa resentimiento? 

La curación del resentimiento nos ofrece la oportunidad de realizar conscientemente la función que tenemos encomendada: perdonar.

  • Siento resentimiento hacia Dios: Si soy el Hijo de Dios, estoy, realmente, sintiendo resentimiento y odio hacia mí mismo. En este instante santo, hago consciente en mí la esencia del perdón y lo extiendo hacia toda la Filiación, pues, en la Filiación veo el rostro de Dios y el mío propio.

Tal vez prefieras ser más concreto y desees identificar a aquellos que, con nombres y apellidos, son víctimas de tu resentimiento:

  • Siento un profundo resentimiento hacia mi padre, pues me ha causado mucho daño.
  • No podré perdonar jamás a mi mujer, me abandonó y me engañó con otro hombre.
  • No podré perdonar a la vida, se llevó a mi hijo cuando apenas tenía 5 años.
  • Jamás podré perdonar a los causantes de los atentados que provocaron la muerte de tantos inocentes.

Podríamos añadir, otros resentimientos. Ese trabajo es el que debemos realizar cada uno de nosotros. Debemos recordar, siempre, que no hay distintos niveles de resentimientos. No hay resentimientos leves y resentimientos graves. Todos ellos tienen una misma causa y se encuentra en nuestra mente errada: el miedo ha sustituido al amor.


Reflexión: Recordar que el "otro" forma parte de mí, me ayuda a conocerme.

jueves, 7 de marzo de 2024

Capítulo 2. V.A. Principios especiales de los obradores de milagros

 

A. Principios especiales de los obradores de milagros

11. (1) El milagro elimina la necesidad de tener preocupaciones de rango inferior. 2Puesto que es un intervalo de tiempo que está fuera de las coordenadas temporales en las que normalmente ope­ramos, las consideraciones normales con respecto al tiempo y al espacio no le afectan. 3Cuando obres un milagro yo haré los arre­glos necesarios para que el tiempo y el espacio se ajusten a él.

Para abordar este punto os remito a los 50 Principios de los Milagros y más concretamente a los Principios 13, 47 y 48. Con relación a estos principios os dejo los enlaces donde desarrollamos de manera más extensa el tema relativo al papel del tiempo:

Principio 13: Los milagros son a la vez comienzos y finales, y así, alteran el orden temporal. Son siempre afirmaciones de renacimiento que parecen retroceder, pero que en realidad van hacia adelante. Cancelan el pasado en el presente, y así, liberan el futuro.

http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com/2015/02/principio13-los-milagros-son-la-vez.html

Principio 47 y 48: El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesidad del tiempo. Establece un intervalo temporal fuera de lo normal que no está sujeto a las leyes usuales del tiempo. En ese sentido es intemporal (47).

El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposición para controlar el tiempo. Sólo la revelación lo trasciende al no tener absolutamente nada que ver con el tiempo (48).

http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com/2015/10/principios-47-y-48-de-un-curso-de.html

12.  (2) Es esencial hacer una clara distinción entre lo que se crea y lo que se fabrica. 2Toda forma de curación se basa en esta correc­ción fundamental de percepción de niveles.


He extraído dos puntos que se recogen en el Capítulo IV en los que se hace referencia a los conceptos crear y fabricar:

“Desde que se produjo la separación ha habido una gran confu­sión entre
las palabras "crear" y "fabricar" : Cuando fabricas algo, lo haces como resultado de una sensación específica de carencia o de necesidad. Nada que se haya hecho con un propósito especí­fico tiene la capacidad de poder generalizarse. Cuando haces algo para remediar lo que percibes como una insuficiencia, estás afirmando tácitamente que crees en la separación. El ego ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingenio­sos con ese propósito. Mas ninguno de ellos es creativo. La inventiva, aun en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano. Su naturaleza sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las creaciones de Dios” (T-4.V.2:1-8).

“Todo sistema de pensamiento tiene que tener un punto de par­tida. Empieza ya sea creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. La semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos. Su diferencia, en lo que descansa sobre ellas. Ambas son piedras angulares de sistemas de creencias por las que uno rige su vida. Creer que un sis­tema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error. Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder. Es esen­cial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido” (T-4.VII.1:1-8).


13. (3) Nunca confundas la mentalidad recta con la mentalidad errada. 2Reaccionar ante cualquier clase de error de cualquier forma que no sea con un deseo de sanar es una expresión de esa confusión.

“La salvación no es otra cosa que "mentalidad recta", que aun­que no es la Mentalidad-Uno del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada. La mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente paso, ya que la percepción correcta está completamente exenta de cual­quier forma de ataque, y, por lo tanto, la mentalidad errada desa­parece” (T-4.II.10:1-2).

14. (4) El milagro es siempre la negación de ese error y la afirma­ción de la verdad. 2Sólo la mentalidad recta puede corregir de forma que sus efectos sean reales. 3De hecho, lo que no produce efectos reales en realidad no existe. 4Sus efectos, por lo tanto, son nulos. 5Al no tener contenido substancial, se presta a ser proyec­tado.

“El término "mentalidad recta" se debe entender como aquello que corrige la "mentalidad errada", y se refiere al estado mental que induce a una percepción fidedigna. Es un estado de mentalidad milagrosa porque sana la percep­ción errónea, lo cual es ciertamente un milagro en vista de cómo te percibes a ti mismo” (T-3.IV.4:3-4).


15. (5) El poder del milagro para ajustar niveles genera la percep­ción correcta que da lugar a la curación. 2Hasta que eso no ocurra será imposible entender lo que es la curación. 3El perdón es un gesto vacío a menos que conlleve corrección. 4Sin ella, lo que hace es básicamente juzgar, en vez de sanar.

El verdadero perdón está exento de juicio. No dice: "percibo tu pecado, pero como soy muy santo, lo perdono".  El perdón no ve el pecado. Es una expresión del Amor en el mundo temporal.

16. (6) El perdón que procede de una orientación milagrosa tan sólo ofrece corrección. 2No posee elementos de juicio en absoluto. 3La frase "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" no eva­lúa en modo alguno lo que las personas en cuestión estén hacien­do. 4Es una petición a Dios para que sane sus mentes. 5En ella no se hace referencia al resultado del error, 6pues eso es irrelevante.

El perdón es la elevación de una solicitud de corrección a nivel de percepción, donde el juicio condenatorio sea sustituido por la visión crística del Amor.

17. (7) El precepto "Sed de un mismo sentir" es la aseveración que exhorta a todos a que estén listos para la revelación. 2Mi ruego "Haced esto en memoria mía" es una petición a los obradores de milagros para que colaboren conmigo. 3  Estas dos aseveraciones no pertenecen a un mismo orden de realidad. 4Sólo la última entraña una conciencia de tiempo, ya que recordar es traer el pasado al presente. 5El tiempo está bajo mi control, pero la eterni­dad le pertenece a Dios. 6En el tiempo existimos unos con otros y unos para otros. 7En la eternidad coexistimos con Dios.


Ser de un mismo sentir, es el logro que debemos alcanzar, pues la causa que ha dado origen a la creencia en la separación es el deseo de ser diferente, de sentir de manera distinta. 

Mientras que necesitemos el tiempo para el desarrollo del aprendizaje, tenemos a nuestra disposición una serie de recursos que acelerarán ese proceso: el perdón, la caridad, la Expiación.

18. (8) Puedes hacer mucho en favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda pien­sas de la siguiente manera:

2Estoy aquí únicamente para ser útil.
3Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
4No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
5Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
6Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar.

Una de mis oraciones favoritas recogidas en el Curso. Expresada con consciencia nos favorecerá el encuentro con el Altar de Dios que todos llevamos en nuestro interior.