sábado, 6 de abril de 2024

Capítulo 6. II. La alternativa a la proyección

 II. La alternativa a la proyección

1. Cualquier división en la mente conlleva por fuerza el rechazo de una parte de ella misma, y eso es lo que es la creencia en la separación. 2La plenitud de Dios, que constituye Su paz, no puede ser apreciada salvo por una mente íntegra que reconozca la plenitud de la creación de Dios. 3Mediante ese reconocimiento, dicha mente conoce a su Creador. 4Exclusión y separación son sinónimos, al igual que separación y disociación. 5Dijimos ante­riormente que la separación fue y sigue siendo un acto de diso­ciación, y que una vez que tiene lugar, la proyección se convierte en su defensa principal, o, en otras palabras, el mecanismo que la mantiene vigente. 6La razón de ello, no obstante, puede que no sea tan obvia como piensas.        

Abordamos con la lectura de este punto una de las cuestiones que considero importante de conocer, si queremos entender, comprender, las causas que dan origen al mundo ilusorio que percibimos y al sistema de pensamiento que sustenta la identidad del ego.

Me propongo hacer un ejercicio de imaginación para intentar comprender el estado original de la Mente, que aun estando unida a la de Su Creador, elige disociarse de Ella, dando lugar a un estado de división o separación. El Hijo de Dios, creado a Imagen y Semejanza de su Hacedor, cuenta con sus mismos atributos, es decir, tiene la facultad de crear y para ello utiliza el atributo primigenio de la Voluntad para elegir.

Existe una consideración muy importante, el impulso de la voluntad es una semilla que puede caer en buena o en mala tierra. Utilizo esta alegoría, para intentar expresar, que, si la Voluntad sirve al Creador, es decir, al Amor, a la Unidad, el efecto de tal acción da lugar a la Creación. En cambio, cuando la semilla-voluntad no sirve a la Unidad, sino a la división, el efecto resultante es lo que el Curso denomina, fabricación, es decir, la acción de la voluntad al servicio de la Unidad crea lo eterno y verdadero, mientras que la acción de la voluntad al servicio de la división fabrica lo perecedero e ilusorio.

2. Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forma parte de ti. 2Te excluyes a ti mismo al juzgar que eres diferente de aquel sobre el que proyectas. 3Puesto que también has juzgado contra lo que proyectas, continúas atacándolo porque continúas manteniéndolo separado dé ti. 4Al hacer esto de manera incons­ciente, tratas de mantener fuera de tu conciencia el hecho de que te has atacado a ti mismo, y así te imaginas que te has puesto a salvo.


En el punto anterior, hemos visto que la voluntad puede servir a la Unidad-Amor o la División-Separación-Miedo. Cuando sirve al Amor, el efecto es la Creación, la cual se caracteriza por la capacidad de Expandirse. En cambio, cuando la voluntad sirve al miedo, el efecto es la fabricación, la cual se caracteriza por la capacidad de la Proyección.

Con el acto creador expandimos el amor. Con el acto de la fabricación proyectamos la división, el miedo, la separación, aspectos estos que repudiamos de nosotros mismo.

Con esa dinámica inconsciente, en la que ponemos de manifiesto el ataque que dirigimos hacia nosotros mismos, se produce la proyección de nuestro propio miedo, y atacamos a los demás en un intento de poner fin a nuestros propios sentimientos inconscientes.

3. La proyección, sin embargo, siempre te hará daño. 2La proyec­ción refuerza tu creencia de que tu propia mente está dividida, creencia ésta cuyo único propósito es mantener vigente la separa­ción. 3La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos. 4El ego justifica esto basándose en el hecho de que ello te hace pare­cer "mejor" que tus hermanos, y de esta manera empaña tu igual­dad con ellos todavía más. 5La proyección y el ataque están inevitablemente relacionados, ya que la proyección es siempre un medio para justificar el ataque. 6Sin proyección no puede haber ira. El ego utiliza la proyección con el solo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. 8El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos.

Estamos ante un círculo vicioso, donde la mente dividida nos lleva a ver en el otro lo que vemos en nuestro interior y que nos produce miedo y rechazo. Al proyectarnos sobre los demás, se justifica la creencia en la separación. La relación de ataque hacia nosotros mismos, al ser proyectada, nos lleva a atacar a los demás en aquellos aspectos relacionados con nuestra propia visión interior.

4. Hemos aprendido, no obstante, que hay una alternativa a la proyección. 2Todas las capacidades del ego se pueden emplear para un propósito mejor, ya que sus capacidades las dirige la mente, que dispone de una Voz mejor. 3El Espíritu Santo extiende y el ego proyecta. 4Del mismo modo en que los objetivos de ambos son opuestos, así también lo son sus resultados.

Transformar la visión de la dualidad en la visión de la unidad, requiere que nuestra voluntad elija servir al Espíritu Santo, cuya Voz habla de la Unidad del Creador.

5. El Espíritu Santo comienza percibiendo tu perfección. 2Como sabe que esa perfección es algo que todos comparten, la reconoce en otros, y así la refuerza tanto en ti como en ellos. 3En vez de ira, esto suscita amor tanto en ellos como en ti porque establece el estado de inclusión. 4Puesto que percibe igualdad, el Espíritu Santo percibe en todos las mismas necesidades. 5Esto invita auto­máticamente a la Expiación porque la Expiación es la necesidad universal de este mundo. 6Percibirte a ti mismo de esta manera es la única forma de hallar felicidad en el mundo. 7Eso se debe a que es el reconocimiento de que tú no estás en este mundo, pues el mundo es un lugar infeliz.

El mundo que percibimos es un lugar infeliz, nos afirma las Enseñanzas en este punto. Pero dicho de esta manera, sin entrar en otras consideraciones que se desarrollan en otros apartados del Curso, nos podría llevar a un error de interpretación, pues ya hemos visto en otros análisis, que el cuerpo físico tiene como único propósito poder expresar los valores espirituales y compartirlos con nuestros hermanos. En sí mismo, el cuerpo es neutral, pero si nuestra mente lo utiliza para compartir el Amor, adquiere un nivel de espiritualización que nos llevará a tomar consciencia de lo que realmente somos.

El mundo que percibimos, no es bueno, ni malo, es neutral. Si lo percibimos desde la visión unitaria del Espíritu Santo, la percepción será verdadera, es decir, sabremos que no es real, pero podemos utilizarlo para expandir lo real, el Amor.

Este punto nos aporta una información esencial para que la proyección se transforme en Expansión y en inclusión. Lo primero, percibir nuestra perfección. Somos Hijos de Dios, perfectos como el Creador es perfecto. Esa perfección debe ser compartida con toda la Filiación.

6. ¿De qué otra forma puedes encontrar dicha en un lugar desdichado, excepto dándote cuenta de que no estás en él? 2Tú no pue­des estar donde Dios no te ubicó, y Dios te creó como parte de Él. 3Eso es al mismo tiempo donde estás y lo que eres. 4Esto es algo completamente inalterable. 5Es inclusión total. 6No puedes cam­biarlo ahora ni nunca. 7Es verdad para siempre. 8No es una creencia, sino un Hecho. 9Todo lo que Dios creó es tan verdadero como Él. 10La verdad de ello radica solamente en su perfecta inclusión en Aquel que es el único que es perfecto. 11Negar esto es negarte a ti mismo y negarlo a Él, puesto que es imposible aceptar a uno sin el otro.

¿Es posible percibir este mundo y no pertenecer a él? Así es. No tan solo es posible, sino que ese es el estado que se logra con el redespertar, con la transformación del miedo en amor; de la falsa creencia en la separación, en la certeza de ser Uno con el resto de la Creación.

La mente que compartimos con nuestro Creador, no ha creado este mundo, por eso no estamos en él. Pero la mente, puede fabricar la ilusión del mundo y convencernos de que pertenecemos a él. Nuestra verdadera identidad, no es corpórea, sino espiritual. Somos Espíritu, el Santo Hijo de Dios, y, como tal, nuestro verdadero Ser tiene su hogar en la Fuente que lo ha creado, en la Mente de Dios.

7. La perfecta igualdad que el Espíritu Santo percibe es el reflejo de la perfecta igualdad-del conocimiento de Dios. 2La percepción del ego no tiene equivalente en Dios, pero el Espíritu Santo sigue siendo el puente entre la percepción y el conocimiento. 3Al per­mitirte usar la percepción de forma que refleje el conocimiento, éste finalmente podrá ser recordado. 4El ego preferiría creer que es imposible que ese recuerdo alboree en tu mente, sin embargo, es tu percepción lo que el Espíritu Santo guía. 5Tu percepción acabará allí donde comenzó. 6Todo converge en Dios porque todo fue creado por Él y en Él.

Este punto, viene a confirmar lo aportado anteriormente. La mente que compartimos con nuestro Creador es perfecta. La ilusión fabricada ha dado lugar a una dimensión donde rigen las leyes de la percepción. El correcto uso de este mundo perceptivo, así como del vehículo con en que nos manifestamos en él, el cuerpo físico, deben ser empleados en el proceso de transformación de la percepción al conocimiento.

8. Dios creó a Sus Hijos extendiendo Su Pensamiento y conser­vando las extensiones de Su Pensamiento en Su Mente. 2Todos Sus Pensamientos están, por lo tanto, perfectamente unidos den­tro de sí mismos y entre sí. 3El Espíritu Santo te capacita para poder percibir esta plenitud ahora. 4Dios te creó para que creases. 5No puedes extender Su Reino hasta que no conozcas la plenitud de éste.

Re-conectar con el Pensamiento Divino nos abrirá las puertas del Cielo, es decir, nos permitirá recordar lo que verdaderamente Somos.

9. Los pensamientos se originan en la mente del pensador, y desde ahí se extienden hacia afuera. 2Esto es tan cierto del Pensa­miento de Dios como del tuyo. 3Puesto que tu mente está divi­dida, puedes percibir y también pensar. 4No obstante, la percepción no puede eludir las leyes básicas de la mente. 5Percibes desde tu mente y proyectas tus percepciones al exterior. 6Aunque la percepción es irreal, el Espíritu Santo puede usarla provechosamente por el hecho de que tú la concebiste. 7Él puede inspirar­ cualquier percepción y canalizarla hacia Dios. 8Esta convergencia parece encontrarse en un futuro lejano sólo porque tu mente no está en perfecta armonía con esta idea y, consecuentemente, no la desea ahora.

Reconozco que soy un amante de los conceptos metafísicos que nos permiten tener una visión ancestral de la Creación. En este punto, se nos describe la capacidad creadora, propia de la mente unida, y la capacidad perceptora, propia de la mente disociada o dividida. Lo importante, es que la percepción no puede alterar las leyes que rigen a la mente unificada, por lo que, el redespertar está en manos de que elijamos dirigir nuestra voluntad hacia el servicio del amor o hacia el servicio de la visión dual.

10. El Espíritu Santo hace uso del tiempo, pero no cree en, él. 2Puesto que Él procede de Dios, usa todo para el bien, pero no cree en lo que no es verdad. 3Puesto que se encuentra en tu mente, ésta sólo puede creer lo que es verdad. 4El Espíritu Santo puede hablar únicamente en favor de eso porque habla en favor de  Dios. 5Te insta a que le devuelvas toda tu mente a Dios, ya que en realidad tu mente nunca se separó de Él. 6Si nunca se separó de Él, sólo tienes que percibirla tal como es para que retorne a Él. 7Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, recono­cer que la separación nunca tuvo lugar. 8El ego no puede prevalecer contra esto porque ello es una afirmación explícita de que él nunca existió.

Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, recono­cer que la separación nunca tuvo lugar. A partir de esta afirmación, sobran los comentarios.

11. El ego puede aceptar la idea de que es necesario retornar por­que puede, con gran facilidad, hacer que ello parezca difícil. 2Sin embargo, el Espíritu Santo te dice que incluso el retorno es inne­cesario porque lo que nunca ocurrió no puede ser difícil. 3Mas tú puedes hacer que la idea de retornar sea a la vez necesaria y difí­cil. 4Con todo, está muy claro que los que son perfectos no tienen necesidad de nada, y tú no puedes experimentar la perfección como algo difícil de alcanzar, puesto que eso es lo que eres. 5Así es como tienes que percibir las creaciones de Dios, de modo que todas tus percepciones estén en línea con la única manera de ver del Espíritu Santo. 6Esta línea es la línea directa de comunicación con Dios, y le permite a tu mente converger con la Suya. 7Nada está en conflicto en esta percepción, ya que significa que toda percepción está guiada por el Espíritu Santo, cuya Mente está fija en Dios. 8Sólo el Espíritu Santo puede resolver conflictos porque sólo el Espíritu Santo está libre de conflictos. 9Él percibe única­mente lo que es verdad en tu mente, y lo extiende sólo a lo que es verdad en otras mentes.

De este esclarecedor punto, me gustaría resaltar el siguiente párrafo: Sólo el Espíritu Santo puede resolver conflictos porque sólo el Espíritu Santo está libre de conflictos. Estar libre de conflicto significa que la mente no se ha disociado, no se ha dividido, esto es, la Mente Una.

12. La diferencia entre la proyección del ego y la extensión del Espíritu Santo es muy simple. 2El ego proyecta para excluir, y, por lo tanto, para engañar. 3El Espíritu Santo extiende al reconocerse a Sí Mismo en cada mente, y de esta manera las percibe a todas como una sola. 4Nada está en conflicto en esta percepción porque lo que el Espíritu Santo percibe es todo igual. 5Dondequiera que mira se ve a Sí Mismo y, puesto que está unido, siempre ofrece el Reino en su totalidad. 6Éste es el único mensaje que Dios le dio, en favor del cual tiene que hablar porque eso es lo que Él es. 7La paz de Dios reside en ese mensaje, y, por consiguiente, la paz de Dios reside en ti. 8La gran paz del Reino refulge en tu mente para siem­pre, pero tiene que irradiar desde ti hacia afuera para que tomes conciencia de ella.

Dado que creemos estar en el mundo de la percepción donde nos proyectamos en los demás, podemos pedir al Espíritu Santo que utilice la dinámica de proyectar para compartir sobre los demás nuestra percepción verdadera, es decir, compartir con los demás nuestra visión de unidad. Si nos vemos perfectos, proyectemos esa visión, percibiendo la perfección de los demás.

13. El Espíritu Santo te fue dado con perfecta imparcialidad, y a menos que lo reconozcas imparcialmente no podrás reconocerlo en absoluto. 2El ego es legión, pero el Espíritu Santo es uno. 3No hay tinieblas en ninguna parte del Reino, y tu papel sólo consiste en impedir que las tinieblas moren en tu mente. 4Ésta armonía con la luz es ilimitada porque está en armonía con la luz del mundo. 5Cada uno de nosotros es la luz del mundo, y al unir nuestras mentes en esa luz proclamamos el Reino de Dios juntos y cual uno solo.

¡Unamos nuestras mentes en la luz del Amor! ¡Qué así sea!

viernes, 5 de abril de 2024

Capítulo 6. I. El mensaje de la crucifixión

 I. El mensaje de la crucifixión


1. Para los efectos del aprendizaje, examinemos de nuevo la cruci­fixión.
2No hice hincapié en ella anteriormente debido a las temi­bles connotaciones que quizá tengas asociadas con ella. 3Lo único que se ha subrayado hasta ahora es que no fue una forma de castigo. 4No obstante, no se puede explicar nada utilizando exclu­sivamente términos negativos. 5Existe una interpretación cons­tructiva de la crucifixión que está totalmente desprovista de miedo y que, por lo tanto, si se entiende debidamente, es total­mente benévola en cuanto a lo que enseña.

Este apartado lo dedica el Curso a expresar las aclaraciones aportadas por Jesús sobre el malinterpretado mensaje del acto de la crucifixión. Iremos analizando cada una de las aportaciones que, sin duda, nos ayudarán a ver ese "ejemplo extremo" con otra visión mucho más constructiva.

2.La crucifixión no es más que un ejemplo extremo. 2Su valor, al igual que el valor de cualquier otro recurso de enseñanza, reside únicamente en la clase de aprendizaje que facilitar 3Se puede entender -y se ha entendido- incorrectamente. 4Ello se debe úni­camente al hecho de que los temerosos tienden a percibir con miedo. 5Ya te dije que siempre puedes recurrir a mí para compar­tir mi decisión, y de ese modo hacerla más firme. 6Te dije también que la crucifixión fue la última jornada inútil que la Filiación tuvo que emprender, y que para todo aquel que la entienda representa la manera de liberarse del miedo. 7Aunque antes sólo hice hinca­pié en la resurrección, no aclaré entonces el propósito de la cruci­fixión y la manera en que ésta, de hecho, condujo a la resurrec­ción. 8Ese propósito, no obstante, tiene una aportación muy concreta que hacer a tu propia vida, y si lo examinas sin miedo, te ayudará a comprender tu propio papel como maestro.

En primer lugar, Jesús nos indica que toda interpretación basada en el miedo, nos llevará a conclusiones carentes de verdadero significado. Ya hemos visto como el miedo es una ilusión, por lo que el fruto de sus reflexiones nos llevará a juicios basados en el error y, por lo tanto, sin valor alguno.

3. Es probable que hayas estado reaccionando durante muchos años como si te estuviesen crucificando. 2Ésta es una marcada tendencia de los que creen estar separados, que siempre se nie­gan a examinar lo que se han hecho a sí mismos. 3La proyección implica ira, la ira alienta la agresión y la agresión fomenta el miedo. 4El verdadero significado de la crucifixión radica en la aparente intensidad de la agresión cometida por algunos de los Hijos de Dios contra otro. 5Esto, por supuesto, es imposible, y se tiene que entender cabalmente que es imposible. 6De lo contrario, yo no puedo servir de modelo para el aprendizaje.

En la introducción de este nuevo capítulo, hemos visto como la percepción de ser atacado es un error en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego. El Hijo de Dios no puede ser atacado, pues de lo contrario estaríamos diciendo que Dios puede ser atacado. Ese error fundamental del ego, es la causa original del miedo, de la separación. El ego alberga la creencia de que ha atacado a Dios.

Si entendemos que el Hijo de Dios no puede ser atacado, pues su esencia es Divina y Espiritual, el acto de la crucifixión no debe ser interpretada como la acción del hombre contra su hermano en un acto demente de ira y odio. Si entendemos que esto es posible, estaríamos justificando cualquier agresión entre los hombres como lícita.

Dios es Amor y el Amor no puede albergar acciones de dolor.

4. En última instancia, sólo el cuerpo puede ser agredido. 2No cabe duda de que un cuerpo puede agredir a otro, y puede incluso destruirlo. 3Sin embargo, si la destrucción en sí es imposi­ble, cualquier cosa que pueda ser destruida no es real. 4Su des­trucción, por lo tanto, no justifica tu ira. 5En la medida en que creas que la justifica, estarás aceptando premisas falsas y enseñán­doselas a otros. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido. 7Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote con lo destructible, y, por lo tanto, viéndote a ti mismo de forma demente.

Cuando interpretamos la crucifixión con la visión del Amor, su mensaje es liberador, en el sentido de que nos revela de que el Ser Espiritual no puede ser agredido, ni perseguido, tan solo el cuerpo puede llevarnos a la falsa percepción de ello, pero el cuerpo es temporal y por lo tanto carece de la consistencia de lo verdadero y eterno.

Cualquier respuesta que nos lleve a albergar ese sentimiento de ser víctima y al mismo tiempo, de justificar acciones basadas en la agresión, estarán indicándonos de que estamos sirviendo al miedo y a la errónea creencia en la separación.

5. He dejado perfectamente claro que soy como tú y que tú eres como yo, pero nuestra igualdad fundamental sólo puede demos­trarse mediante una decisión conjunta. 2Eres libre, si así lo eliges, de percibirte a ti mismo como si te estuvieran persiguiendo. 3Mas cuando eliges reaccionar de esa manera, deberías recordar que yo fui perseguido de acuerdo con el pensar del mundo, y que no compartí esa interpretación. 4puesto que no la compartí, no la reforcé. 5Ofrecí, consecuentemente, una interpretación diferente del ataque, que deseo compartir contigo. 6Si la crees, me ayuda­rás a enseñarla.

Cuan diferente se interpreta la crucifixión bajo la óptica aportada por Jesús en este punto. Tan sólo cuando las voluntades confluyen en un mismo pensamiento creativo se consigue dar vida a lo eterno, a lo verdadero.

Si nos proclamamos seguidores del Jesús y sus Enseñanzas, no podemos dar testimonio de la falsa creencia en la justificación del uso de la ira, de la agresión, para protegernos de las persecuciones, del ataque de los demás. En ningún momento de Sus Hechos, Jesús expresó una animosidad vengativa por las acciones recibidas en el cuerpo. Con ese ejemplo, nos enseñó el significado del cuerpo y su percepción verdadera.

6. Como ya dije anteriormente: "Lo que enseñes es lo que apren­derás".
2Si reaccionas como si te estuvieran persiguiendo, estarás enseñando persecución. 3No es ésta la lección que el Hijo de Dios debe enseñar si es que ha de alcanzar su propia salvación. 4Enseña más bien tu perfecta inmunidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta de que no puede ser atacada. 5No trates de protegerla, pues, de lo contrario, creerás que es susceptible de ser atacada. 6No se te pide ser crucificado, lo cual fue parte de lo que yo aporté como maestro. 7Se te pide únicamente que sigas mi ejemplo cuando te asalten tentaciones mucho menos extremas de percibir falsamente, y que no las aceptes como falsas justificacio­nes para desatar tu ira. 8No puede haber justificación para lo injustificable. 9No creas que la hay, ni enseñes que la hay. 10Recuerda siempre que enseñas lo que crees. 11Cree lo mismo que yo, y llegaremos a ser maestros de igual calibre.

El fundamento de la No Violencia, sin duda, debe su inspiración en el contenido del párrafo que precede a estas líneas. Todos los hermanos que en sus Hechos han vivificado la no violencia como respuesta a las acciones beligerantes de los demás, han debido de beber de esas "aguas vivificadoras" que nos asemejan a Jesús.

7. Tu resurrección es tu redespertar. 2Yo soy el modelo del renaci­miento, pero el renacimiento en sí no es más que el despuntar en la mente de lo que ya se encuentra en ella. 3Dios Mismo lo puso allí, y, por lo tanto, es cierto para siempre. 4Yo creí en ello, y, por consiguiente, lo acepté como la verdad. 5Ayúdame a enseñárselo a nuestros hermanos en nombre del Reino de Dios, pero cree pri­mero que es verdad, pues, de lo contrario, enseñarás mal. 6Mis hermanos se quedaron dormidos durante la supuesta "agonía del huerto", pero yo no pude haberme indignado con ellos porque sabía que no podía ser abandonado.

La resurrección es nuestro redespertar; es el acto de recordar lo que verdaderamente somos y que forma parte de la Mente que compartimos con nuestro Creador. Tener la certeza de que eso es así, nos permitirá compartirlo con el resto de la Filiación.

8. Lamento cuando mis hermanos no comparten mi decisión de oír solamente una Voz, pues eso los debilita como maestros y como alumnos. 2Con todo, sé que no pueden realmente traicio­narse a sí mismos ni traicionarme a mí, y que sobre ellos es donde todavía tengo que edificar mi iglesia. 3No hay ninguna otra alter­nativa al respecto porque únicamente tú puedes ser la roca de la iglesia de Dios. 4Állí donde hay un altar hay una iglesia, y la pre­sencia del altar es lo que hace que la iglesia sea santa. 5La iglesia que no inspira amor, tiene un altar oculto que no está sirviendo al propósito para el que Dios lo destinó. 6Tengo que edificar Su igle­sia sobre ti porque quienes me aceptan como modelo son literal­mente mis discípulos. 7Los discípulos son seguidores, y  si el modelo que siguen ha elegido evitarles dolor en relación con todo, serían ciertamente insensatos si no lo siguiesen.

La gran mayoría de nosotros nos encontramos identificados con el mensaje malinterpretado de la crucifixión y la resurrección, igualmente, es interpretada como un acto mágico a la altura de la divinidad. Estas creencias nos están indicando que estamos sirviendo al ego y a su sistema de pensamiento sustentado en la creencia de que somos un cuerpo.

El significado de iglesia y de altar al que hace referencia este punto, no debe entenderse en su aspecto físico, sino que debemos interpretarlo como ese santuario donde debe manifestarse el Poder del Amor, y el altar, como el centro donde debe expresarse nuestra Consciencia y desde la cual ofrecemos nuestras ofrendas al resto de la humanidad con la que formamos la unidad de la Filiación.

9. Elegí, por tu bien y por el mío, demostrar que el ataque más atroz, a juicio del ego, es irrelevante. 2Tal como el mundo juzga estas cosas, mas no como Dios sabe que son, fui traicionado, aban­donado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado. 3Está claro que ello se debió únicamente a las proyecciones de otros sobre mí, ya que yo no le había hecho daño a nadie y había curado a muchos.

El juicio del ego debe estar fundamentado en su sistema de pensamiento, razón por la cual, su verdad está basada en la percepción del cuerpo y de los efectos a los que da lugar. El verdadero Ser no puede ser traicionado, abandonado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado, pues su existencia no es física y temporal, sino espiritual y eterna. 

10. Seguimos gozando de perfecta igualdad como alumnos, aun­que no es necesario que tengamos las mismas experiencias. 2El Espíritu Santo se regocija cuando puedes aprender de las mías y valerte de ellas para volver a despertar. 3Ése es su único propó­sito y ésa es la única manera en que yo puedo ser percibido como el camino, la verdad y la vida. 4Oír una sola voz nunca implica sacrificio. 4Por el contrario, si eres capaz de oír al Espíritu Santo en otros, puedes aprender de sus experiencias y beneficiarte de ellas sin tener que experimentarlas directamente tú mismo. 6Eso se debe a que el Espíritu Santo es uno, y todo aquel que le escucha es conducido inevitablemente a demostrar Su camino para todos.

Hermosa revelación la que nos aporta este apartado. La enseñanza del Espíritu Santo es una para todos, pues representa la Unidad Divina que nos hace Uno con el Padre y con Su Creación. 

11. Nadie te está persiguiendo, del mismo modo en que nadie me persiguió a mí. 2No se te pide que repitas mis experiencias, pues el Espíritu Santo, a Quien compartimos, hace que eso sea innecesa­rio. 3Para valerte de mis experiencias de manera constructiva, no obstante, tienes aún que seguir mi ejemplo con respecto a cómo percibirlas. 4Mis hermanos, que son también tus hermanos, están constantemente justificando lo injustificable. 5La única lección que tengo que enseñar, puesto que la aprendí, es que ninguna percep­ción que esté en desacuerdo con el juicio del Espíritu Santo está jamás justificada. 6Mi función consistió en mostrar que esto es ver­dad en un caso extremo, simplemente para que pudiese servir como un instrumento de enseñanza ejemplar para aquellos que, en situaciones no tan extremas, sienten la tentación de abandonarse a la ira y al ataque. 7Mi voluntad, junto con la de Dios, es que ninguno de Sus Hijos sufra.

Resumiría este punto con la siguiente frase: El Amor es la percepción correcta.

12. La crucifixión no puede ser compartida porque es el símbolo de la proyección, pero la resurrección es el símbolo del compar­tir, ya que para que la Filiación pueda conocer su plenitud, es necesario que cada uno de los Hijos de Dios experimente un re­despertar. 2Sólo esto es conocimiento.

La crucifixión debe ser considerada como el efecto originado por el miedo, del cual se derivan sentimientos como la ira, el egoísmo, el dolor y el sufrimiento. En realidad, la crucifixión,  es el acto consecuente de la falsa creencia en la separación. Es la acción proyectada del miedo.

En cambio, la resurrección, es el efecto de dirigir nuestra voluntad hacia el Espíritu Santo, lo que nos lleva a sintonizar con la elevada frecuencia de la Luz y del Amor. Ese redespertar de la consciencia se caracterizará por la Visión de la Unidad, o lo que es lo mismo, a compartir con el resto de nuestros hermanos la Plenitud del Reino.

13. El mensaje de la crucifixión es inequívoco: 

2Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres. 

¡Amén!

14.  Si interpretas la crucifixión de cualquier otra forma, la estarás usando como un arma de ataque en vez de como la llamada a la paz para la que se concibió. 2Con frecuencia, los Apóstoles la interpretaron erróneamente, por la misma razón que otros lo hacen. 3Su propio amor imperfecto les hizo ser vulnerables a la proyección, y, como resultado de su propio miedo, hablaron de la "ira de Dios" como el arma de represalia de Éste. 4No pudieron hablar de la crucifixión enteramente sin ira porque sus propios sentimientos de culpabilidad habían hecho que se sintiesen indig­nados.

Ahonda, más si cabe, Jesús, en las consecuencias de malinterpretar el mensaje de la crucifixión, y para ello, pone como ejemplo la respuesta de sus apóstoles, los cuales, en base a sus erróneas creencias, eligieron proyectar su miedo y pronunciarse a favor de la ira y el rencor.  

15. Éstos son algunos de los ejemplos de pensamiento tergiver­sado del Nuevo Testamento, si bien su evangelio es, en realidad, únicamente el mensaje del amor. 2Si los Apóstoles no se hubieran sentido culpables, nunca me habrían podido atribuir expresiones tales como: "No he venido a sembrar paz, sino espadas". 3Esto está en clara oposición a todas mis enseñanzas. 4De haberme entendido realmente, no podrían haber descrito tampoco mi reacción a Judas como lo hicieron. 5Yo no pude haber dicho: "¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso?" a no ser que hubiese creído en la traición. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente que yo no creía en la traición. 7El "castigo" que se dijo infligí a Judas fue un error similar. 8Judas era mi hermano y un Hijo de Dios, tan miembro de la Filiación como yo. 9¿Cómo iba a condenarlo cuando estaba listo para probar que condenar es imposible?

El mensaje de Jesús debe ser entendido como la Enseñanza del Amor que ha de permitirnos "resucitar", esto es, redespertar del sueño del ego. Cualquier enseñanza que se haya escrito o difundido, que no hable de ese Amor, es una enseñanza tergiversada que sin duda hará más largo el camino hacia ese redespertar de la consciencia.

16.  Cuando leas las enseñanzas de los Apóstoles, recuerda que les dije
que había muchas cosas que ellos no entenderían hasta más tarde porque en aquel entonces aún no estaban completamente listos para seguirme. 2No quiero que dejes que se infiltre ningún vestigio de miedo en el sistema de pensamiento hacia el que te estoy guiando. 3No ando en busca de mártires sino de maestros. 4Nadie es castigado por sus pecados, y los Hijos de Dios no son pecadores. 5Cualquier concepto de castigo significa que estás proyectando la responsabilidad de la culpa sobre otro, y ello refuerza la idea de que está justificado culpar. 6El resultado es una lección acerca de cómo culpar, pues todo comportamiento enseña las creencias que lo motivan. 7La crucifixión fue el resul­tado de dos sistemas de pensamiento claramente opuestos entre sí: el símbolo perfecto del "conflicto" entre el ego y el Hijo de Dios. 8Este conflicto parece ser igualmente real ahora, y lo que enseña tiene que aprenderse ahora tal como se tuvo que aprender entonces.

Poco podemos aportar a lo expresado por Jesús en este punto. Se trata de continuar creyendo en el sistema de pensamiento del ego o de elegir al Espíritu Santo como nuestro guía. Elegir el sufrimiento o la Plenitud; la guerra o la paz; el miedo o el Amor.

17. Yo no necesito gratitud, pero tú necesitas desarrollar tu mer­mada capacidad de estar agradecido, o no podrás apreciar a Dios. 2Él no necesita que lo aprecies, pero tú sí. 3No se puede amar lo que no se aprecia, pues el miedo hace que sea imposible apreciar nada. 4Cuando tienes miedo de lo que eres no lo apre­cias, y, por lo tanto, lo rechazas. 5Como resultado de ello, enseñas rechazo.

Sin duda alguna, el agradecimiento es una expresión de Amor. La gratitud es el reconocimiento de la Unidad en la mente de los Hijos de Dios.

18. El poder de los Hijos de Dios está presente todo el tiempo porque fueron creados para ser creadores. 2La influencia que ejercen unos sobre otros es ilimitada, y tiene que usarse para su salvación conjunta. 3Cada uno de ellos tiene que aprender a ense­ñar que ninguna forma de rechazo tiene sentido. 4La separación es la noción del rechazo. 5Mientras sigas enseñando esto lo segui­rás creyendo. 6No es así como Dios piensa, y tú tienes que pensar como Él si es que has de volver a conocerlo.

Cada vez que expresamos rechazo, estamos revelando nuestra lealtad al sistema de pensamiento del ego, el cual se sustenta en la creencia en la separación. Rechazamos porque nos sentimos separados del resto de nuestros hermanos.

Tan sólo el redespertar de la consciencia nos llevará a vibrar en la frecuencia del Amor.

19. Recuerda que el Espíritu Santo es el vínculo de comunicación entre Dios el Padre y Sus Hijos separados. Si escuchases Su Voz sabrías que tú no puedes herir ni ser herido, y que son muchos los que necesitan tu bendición para poder oír esto por sí mismos. 3Cuando sólo percibas esa necesidad en ellos, y no respondas a ninguna otra, habrás aprendido de mí y estarás tan deseoso de compartir lo que has aprendido como lo estoy yo.

Poner en manos del Espíritu Santo nuestra mente, nos permitirá oír su Voz, la cual nos llevará a una nueva visión, donde la creencia en la separación, dará lugar a la verdadera percepción de la Unidad.

jueves, 4 de abril de 2024

Capítulo 6: Las Lecciones del Amor

 Capítulo 6

LAS LECCIONES DEL AMOR


Introducción

1. La relación que existe entre la ira y el ataque es obvia, pero la relación que existe entre la ira y el miedo no es siempre tan evi­dente. 2La ira siempre entraña la proyección de la separación, lo cual tenemos que aceptar, en última instancia, como nuestra pro­pia responsabilidad, en vez de culpar a otros por ello. 3No te puedes enfadar a no ser que creas que has sido atacado, que está justificado contraatacar y que no eres responsable de ello en absoluto. 4Dadas estas tres premisas completamente irracionales, se tiene que llegar a la conclusión, igualmente irracional, de que un hermano merece ataque en vez de amor. 5¿Qué se puede espe­rar de premisas dementes; sino conclusiones dementes? 6La manera de desvanecer una conclusión demente es analizando la cordura de las premisas sobre las que descansa. 7Tú no puedes ser atacado, el ataque no tiene justificación y tú eres responsable de lo que crees.

A lo largo del Curso de Milagros, hemos podido conocer que el origen del error primordial se encuentra en la falsa creencia en la separación, cuando la verdad es que no podemos renegar de lo que realmente somos, el Hijo de Dios, lo que significa, que nos encontramos unidos a nuestros hermanos en el vínculo sagrado de la Unidad y del Amor.

La creencia en la separación da lugar al miedo, mientras que la verdadera identificación con lo que somos, es la respuesta a reconocer que el Amor es nuestra única realidad. Dos sentimientos, el Amor y el miedo. El primero se traduce como el estado de Plenitud que se expresa en lo intemporal. El segundo se manifiesta como el estado de escasez que se expresa en lo temporal y que da lugar a la percepción de ser atacado por el mundo que lo rodea en un intento de dar muestra de la autoridad mal entendida.

El miedo es la causa de la ira, del sufrimiento, del dolor, del sacrificio, de la enfermedad. 

Como bien recoge este punto, el único modo de poner fin al miedo y por ende, a todos sus efectos consecuentes, es llevando ese falso pensamiento ante la presencia del Amor. En ese Altar donde nos fundimos con el Padre, es donde se consigue la transformación del error en verdad.

2. Se te ha pedido que me tomes como modelo para tu aprendi­zaje, ya que un ejemplo extremo es un recurso de aprendizaje sumamente útil. 2Todo el mundo enseña, y enseña continuamente. 3Asumes inevitablemente esta responsabilidad en el momento en que aceptas cualquier premisa, y nadie puede organizar su vida sin un sistema de creencias. 4Una vez que has desarrollado un sistema de pensamiento, sea cual fuere su clase, riges tu vida de acuerdo con él y lo enseñas. 5Tu capacidad para ser fiel a un sistema de pensamiento podrá estar mal situada, pero aun así es una forma de fe y se puede canalizar en otra dirección.

De este punto, me quedo con la última frase: "Tu capacidad para ser fiel a un sistema de pensamiento podrá estar mal situada, pero aun así es una forma de fe y se puede canalizar en otra dirección". Tener fe en una creencia, nos lleva a rendirle culto y a adorar todos los símbolos que somos capaces de crear para aportarle significado. Esta capacidad radica en el poder de nuestra mente, y ese poder, podemos ponerlo al servicio del Amor y de la Armonía, o, podemos ponerlo al servicio del miedo y de la división. La cuestión es, ¿Qué uso haremos de nuestra voluntad?

miércoles, 3 de abril de 2024

Capítulo 5. VII. La decisión en favor de Dios

 VII. La decisión en favor de Dios

1. ¿Crees realmente que puedes fabricar una voz que pueda aho­gar a la de Dios? 2¿Crees realmente que puedes inventar un sis­tema de pensamiento que te pueda separar de Él? 3¿Crees realmente que puedes encargarte de tu seguridad y de tu dicha mejor que Él? 4No tienes que ser ni cuidadoso ni descuidado, necesitas simplemente echar sobre Sus Hombros toda angustia, pues Él cuida de ti. 5Él cuida de ti porque te ama. 6Su Voz te recuerda continuamente que tienes motivos para sentirte esperan­zado debido a que estás a Su cuidado. 7No puedes elegir excluirte de Su cuidado porque ésa no es Su Voluntad, pero puedes elegir aceptar Su cuidado y usar el poder infinito de éste en beneficio de todos los que Él creó mediante él.

Seguro que habrás percibido, en alguna ocasión de tu existencia terrenal, la pesada carga de la angustia, del sufrimiento, del dolor, de la enfermedad, de la escasez, del miedo, de la soledad, del desamor y del odio. Hasta tal punto esos estados se hacen insoportables, que en la mente has podido identificar pensamientos sombríos que despiertan sentimientos de profunda tristeza y desolación. 

Si observamos el entorno físico en el que percibimos la existencia material, podremos descubrir la belleza que nos envuelve. Sin embargo, la naturaleza egoica, identificada con un sistema de pensamiento cuyos pilares son el miedo y la culpa, proyecta en sus fabricaciones un comportamiento destructivo, cuyas consecuencias afectan a la propia naturaleza. La causa de esa alteración se encuentra en la mente. Las enseñanzas nos revelan que el cuerpo es neutro. Es la mente y los pensamientos emanados de ella, quien dirige nuestras acciones corporales. Al igual que la propia naturaleza, el cuerpo es hermoso cuando lo liberamos de estereotipos egoicos. A pesar de ello, lo maltratamos y lo castigamos, culpándolo a veces de ser la causa de nuestras desdichas.

Llega un momento en que nuestra mente alcanza un nivel de sufrimiento tal, que decide mirar hacia otro lado, esto es, decide ver las cosas de otra manera, mucho menos complicada, más sencilla, más humana y solidaria. Comienza a elegir en otra dirección y deja de servir al ego, al miedo, a la culpa. Ese despertar de la consciencia, se caracteriza especialmente porque en nuestra mente los pensamientos egoístas se sustituyen por pensamientos de amor; la oscuridad da paso a la luz y ponemos todos nuestros pensamientos en manos del Espíritu Santo, para que la Expiación nos lleve a corregir la falsa creencia en el dolor y el sufrimiento como vías de aprendizaje.

2. Han sido muchos los sanadores que no se curaron a sí mismos. 2No movieron montañas con su fe porque su fe no era absoluta. 3Algunos de ellos ocasionalmente curaron enfermos, mas no resucitaron a ningún muerto. 4A menos que el sanador se cure a sí mismo, no podrá creer que no hay grados de dificultad en los milagros. 5No habrá aprendido que toda mente que Dios haya creado es igualmente digna de ser sanada porque El la creó ínte­gra. 6Se te pide simplemente que le devuelvas a Dios tu mente tal como Él la creó. 7Dios te pide únicamente lo que Él te dio, sabiendo que mediante esa entrega sanarás. 8La cordura no es otra cosa que plenitud, y la cordura de tus hermanos es también la tuya.


En este punto se pone de manifiesto la importancia que encierra el pensamiento de la fe. No podemos engañarnos, pensando en que tenemos mucho o poca fe. La fe, o se tiene o no se tiene. Si miramos libremente esta afirmación estaremos más cerca de comprender lo que se afirma.

La fe debe impactar en nuestra mente como un rayo revelador que nos hace ver con certeza absoluta la verdad que siempre ha estado en nuestro interior, pero de la que éramos totalmente inconscientes. No podemos mantener la creencia en la existencia, a medias tintas, de Dios. Creer en Dios cuando las cosas nos van mal y recurrir a Él para que nos solucione nuestros problemas, es un pensamiento del ego, que ignora la verdadera Identidad del Creador y de su Hijo.

El día que la fe forme parte de nuestras creencias, habremos recuperado la cordura y con ello la plenitud.

3. ¿Por qué prestarle atención a las continuas y dementes exigen­cias que crees que se te hacen, cuando puedes saber que la Voz que habla por Dios se encuentra en ti? 2Dios te encomendó Su Espíritu, y te pide que tú le encomiendes el tuyo. 3Su Voluntad dispone que éste permanezca en perfecta paz porque tú eres de una misma mente y de un mismo espíritu con El. 4El último recurso desesperado del ego en defensa de su propia existencia es excluirte de la Expiación. 5Ello refleja a la vez la necesidad del ego de mantenerse separado, y el hecho de que tú estás dispuesto a ponerte de parte de la separación por la que él aboga. 6El hecho de que estés dispuesto a ello significa que no quieres sanar.

La Expiación, desde el punto de vista espiritual con el que lo trata el Curso de Milagros, es el estado mental que nos permite visualizar el error y corregirlo. Su Visión, a diferencia del sistema de pensamiento en el que se basa el ego, es integradora y completa. Se fundamenta en la Ley de la Unidad cuyo pilar es el Amor. Por este motivo, este punto recoge que el ego tratará por todos sus medios excluirnos de la Expiación. De este modo, refuerza la falsa creencia en su identidad, en su existencia.

4. Pero ha llegado el momento. 2No se te ha pedido que elabores el plan de la salvación porque, como ya te dije anteriormente, el remedio no pudo haber sido obra tuya. 3Dios Mismo te dio la Corrección perfecta para todo lo que has inventado que no esté de acuerdo con Su santa Voluntad. 4Te estoy haciendo perfecta­mente explícito Su plan, y te diré también cuál es tu papel en él y cuán urgente es que lo lleves a cabo. 5Dios se lamenta ante el "sacrificio" de Sus Hijos que creen que Él se olvidó de ellos.

Es comprensible, que el plan de la salvación no tenga su origen en la fuente que se convirtió en su causa. Si hemos elegido la oscuridad, esto es señal inequívoca que hemos negado la luz.

Por tal motivo, este apartado nos revela que el plan de salvación ha sido dispuesto por la Fuente de la Luz, por Dios.

5. Siempre que no te sientes completamente dichoso es porque has reaccionado sin amor ante una de las creaciones de Dios. 2Al percibir eso como un pecado te pones a la defensiva porque pre­vés un ataque. 3Tú eres el que toma la decisión de reaccionar de ­esa manera, y, por lo tanto, la puedes revocar. 4No puedes revo­carla arrepintiéndote en el sentido usual de la palabra porque eso implicaría culpabilidad. 5Si sucumbes al sentimiento de culpabi­lidad, reforzarás el error en vez de permitir que sea des-hecho.

Abordamos con este punto, otra de las maravillosas lecciones con las que el Curso nos descubre la Verdad. Es de admirar, como con tan pocas palabras se puede revelar un tesoro de tan inmenso valor. 

No sentir dicha es la muestra evidente de que no hemos actuado con amor, pues tan sólo el amor puede tener el efecto de la dicha.

Tomar consciencia de que no hemos actuado con amor, nos conecta con el error de que podemos pecar y, la consecuencia directa de sentirnos pecadores es ponernos a la defensiva, pues pensamos que somos merecedores de ser castigados.

Tan sólo nosotros podemos llegar a esa conclusión, lo que significa que podemos elegir cambiar el modo de verlo y de interpretarlo.

El arrepentimiento no es la vía de aprendizaje correcta, pues genera culpabilidad, lo que, sin duda, ayudará a seguir creyendo que tenemos la capacidad de pecar.


6. Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. 2Esto es obvio, si te percatas de que si no te sientes completamente dichoso es por­que tú mismo así lo has decidido. 3Por lo tanto, el primer paso en el proceso de des-hacimiento es reconocer que decidiste equivo­cadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes deci­dir de otra manera. 4Sé muy firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de que el proceso de des-­hacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí. 5Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz. 6Repite para tus aden­tros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación: 

7Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
8Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
9Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
10No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito  anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
11Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.

¡Amén! Con este ejercicio, nuestra voluntad, nuestra luz, nuestra capacidad de entendimiento, se capacita para alcanzar el estado de pureza e impecabilidad, que hemos olvidado y que nos mantiene prisioneros del sueño de dolor y muerte, propio del sistema de pensamiento fabricado por la creencia en la separación.

martes, 2 de abril de 2024

Capítulo 5. VI. El tiempo y la eternidad

 VI. El tiempo y la eternidad

1. Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. 2Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. 3En la eter­nidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. 4Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. 5Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. 6No te corresponde estar en el tiempo. 7Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.

Lo hemos visto en anteriores puntos. La importancia de la elección, de la orientación de nuestra voluntad, es el principal determinante de nuestras creencias. Si nos encontramos en el mundo temporal, la razón de ello debemos buscarla en la orientación de nuestro principio motor, la voluntad, la cual se ha puesto al servicio del deseo de ser especial, de crear un mundo diferente al de Dios. Elegir el mundo temporal es el principio fundamental en el que se ampara el sistema de pensamiento del ego.

Pero este punto, es muy claro y enriquecedor. Primero, nos enseña que tenemos plena libertad para elegir y, por lo tanto, para modificar esa creencia. En segundo lugar, nos revela que no nos corresponde estar en el tiempo, y, esto es así, dado que nuestra identidad verdadera no es el ego, sino el Espíritu.

2. Los sentimientos de culpabilidad son los que perpetúan el tiempo. 2Inducen miedo a las represalias o al abandono, garanti­zando así que el futuro sea igual que el pasado. 3En esto consiste la continuidad del ego, 4la cual le proporciona una falsa sensación de seguridad al creer que tú no puedes escaparte de ella. 5Pero no sólo puedes, sino que tienes que hacerlo. 6Dios te ofrece a cambio la continuidad de la eternidad. 7Cuando te decidas a hacer este intercambio, reemplazarás simultáneamente la culpabilidad por la dicha, la crueldad por el amor y el dolor por la paz. 8Mi papel consiste únicamente en desatar las cadenas que aprisionan tu voluntad y liberarla. 9Tu ego no puede aceptar esta libertad, y se opondrá a ella siempre que pueda y en cualquier forma que pueda. 10Y puesto que tú eres su hacedor, reconoces lo que él puede hacer, pues le conferiste el poder de hacerlo.­

Una elección errónea, da lugar al sentimiento de culpabilidad, en el cual se
esconde el temor al castigo, a la represalia, lo que hace que se genere un círculo vicioso en el que la ley causa y efecto adquiere un especial protagonismo.

Tan sólo el perdón, la expresión de amor más elevada que podemos percibir en el mundo temporal, se convierte en el correctivo que pondrá fin a esa secuencia temporal que se nos antoja interminable.

Como bien expresa Jesús a través de este párrafo, tan sólo tenemos que liberar la fuerza de la voluntad para poder ejercer nuestra acción creadora, eligiendo la eternidad. Dicho de otro modo, cuando elegimos Amar, la eternidad es nuestro hogar.

3. Acuérdate siempre del Reino, y recuerda que tú que formas parte de él, jamás te puedes perder. 2La Mente que estaba en mí está en ti, pues Dios crea con absoluta imparcialidad. 3Deja que el Espíritu Santo te recuerde siempre Su imparcialidad, y déjame enseñarte cómo compartirla con tus hermanos. 4¿De qué otra manera sino se te puede brindar la oportunidad de reivindicarla para ti mismo? 5Ambas voces hablan simultáneamente en favor de diferentes interpretaciones de una misma cosa, o casi simultá­neamente, pues el ego siempre habla primero. 6Las interpretacio­nes que representan la otra alternativa no se hicieron necesarias hasta que se concibió la primera de ellas.

La lucidez del Espíritu Santo, unida a la dicha del Amor de Jesús, han de conducirnos a gozar de la Paz del Reino, nuestra verdadera Morada. El Espíritu Santo es imparcial, por lo que no responde bajo el clamor de la represalia y el castigo. La separación deja caer su velo, cuando elegimos libremente sustituir el miedo por el amor. De este modo, la visión dividida que nos lleva a percibir al otro como nuestro enemigo, da paso a la No Dualidad, a la Unicidad.

4. El ego dicta sentencia y el Espíritu Santo revoca sus decisiones, en forma similar a como en este mundo un tribunal supremo tiene la potestad de revocar las decisiones de un tribunal inferior. 2Las decisiones del ego son siempre erróneas porque están basa­das en el error para cuya defensa, se tomaron. 3El ego no interpreta correctamente nada de lo que percibe. 4No sólo cita las Escrituras para defender su causa, sino que incluso las interpreta como testigos a su favor. 5juicio del ego, la Biblia es algo temi­ble. 6Al percibirla como algo temible la interpreta con miedo. 7Al sentir miedo, no apelas al Tribunal Supremo porque crees que también fallaría en tu contra.

Lo hemos visto anteriormente. El ego fundamenta su poder con la única intención de perpetuarse a sí mismo, por lo que basa todas sus iniciativas en el miedo, en la separación, en el castigo y en la temporalidad. 

En cambio, el Espíritu Santo, a través de la Expiación, nos lleva a corregir los errores causados por el ego. Si el ego, se hace fuerte en lo temporal utilizando la culpa como respuesta a la falsa creencia en que ha creado un mundo distinto al de Dios, el Espíritu Santo, nos enseña que para retornar a nuestra Esencia Primordial no es necesario perpetuar el error de creernos separados de nuestros hermanos.

5. Existen muchos ejemplos que muestran la forma en que las interpretaciones del ego son engañosas, pero con unos pocos bas­tará para mostrar cómo el Espíritu Santo puede reinterpretarlas bajo Su Propia Luz.

6. Para el Espíritu Santo, "Lo que el hombre sembrare, eso cose­chará" quiere decir que lo que consideres digno de ser cultivado lo cultivarás en ti mismo. 2Considerar que algo es valioso es lo que lo hace valioso para, ti.

El sistema de pensamiento del ego, nos ha llevado a interpretar esta sentencia como el justificante de ser merecedores del sufrimiento si nuestras acciones nos han llevado a sembrar dolor. Será lo externo, el mundo que ha fabricado, el que le devolverá el fruto de lo sembrado.

En cambio, desde la visión del Espíritu Santo, no existe un afuera, pues todos formamos partes de la creación del Hijo de Dios. Por lo tanto, lo que sembremos lo cosecharemos en nuestro interior y no tendremos necesidad de que nada externo nos lo "recuerde". 

7. "Mía es la venganza, dice el Señor", puede reinterpretarse fácil­mente si recuerdas que las ideas se expanden sólo al compartirse. 2La aseveración subraya el hecho de que la venganza no se puede compartir. 3Dásela, por lo tanto, al Espíritu Santo, Quien te librará de ella; puesto que no le corresponde estar en tu mente, la cual forma parte de Dios.

Si la venganza fuese un pensamiento divino, estaría justificada su expansión para así mismo conservarla. Pero, tal pensamiento carece de la vibración del amor, por lo que intentar expandirla no puede formar parte de la Mente de Dios.

El papel del Espíritu Santo y la Expiación como medida correctora, tiene como principal misión, elevar nuestra percepción falsa a un estado de percepción verdadera. Esto quiere decir, que el Espíritu Santo debe adaptar el Conocimiento al nivel del mundo perceptivo, lo que le llevará a recibir los impulsos destructivos con el único propósito de reconducirlos hasta convertirlos en impulsos creativos.

8. De acuerdo con la interpretación del ego, "Castigaré los peca­dos de los padres hasta la tercera y cuarta generación" es una ase­veración especialmente cruel. 2Se convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar su propia supervivencia. 3Para el Espíritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las genera­ciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo.

En la misma línea de pensamiento expuesta en el punto anterior, el Espíritu Santo, bajo los efectos de la temporalidad, utilizará esa percepción transitoria para despertar la conciencia divisoria y la elevará hacia un estado en el que comprenda el origen del error, condición esencial para corregirlo definitivamente.

9. "Los impíos perecerán" se convierte en una declaración de Expiación, si se entiende la palabra "perecerán" con el signifi­cado de "serán des-hechos". 2Todos los pensamientos no amoro­sos tienen que ser des-hechos, palabra ésta que el ego ni siquiera puede entender. 3Para el ego, deshacer significa destruir. 4El ego no será destruido porque forma parte de tu pensamiento, pero como no es creativo, y es, por consiguiente, incapaz de compartir, será reinterpretado de otra manera para así liberarte del miedo. 5La parte de la mente que le diste al ego regresará simplemente al Reino, donde a toda ella le corresponde estar. 6Puedes demorar la compleción del Reino, pero no puedes introducir el concepto de miedo en él.

Que el Espíritu Santo tome el timón de nuestra mente, nos llevará a estados diferentes de consciencia, los cuales se caracterizarán por la calidad de nuestras elecciones, que serán dirigidas por una sólida voluntad guiada por el único propósito de ser un portador del amor.

10. No tienes por qué temer que el Tribunal Supremo te vaya a condenar. 2Éste simplemente declarará sin lugar el caso contra ti. 3No puede haber caso contra un Hijo de Dios, y todo testigo que da fe de la culpabilidad de las creaciones de Dios está levantando falso testimonio contra Dios Mismo. 4Apela jubilosamente todo lo que creas al Propio Tribunal Supremo de Dios, ya que éste habla por Él, y, por consiguiente, lo que afirma es la verdad. 5Declarará sin lugar el caso contra ti, no importa cuán cuidadosamente lo hayas preparado. 6Lo podrás haber planeado a prueba de todo, pero no está a prueba de Dios. 7El Espíritu Santo no le dará audiencia, pues El sólo puede dar testimonio de la verdad. 8Su veredicto será siempre: "Tuyo es el Reino", porque el Espíritu Santo te fue dado para recordarte lo que eres.

Jesús, utiliza terminologías de la jurisprudencia para revelarnos que las leyes que rigen en la tierra, no tienen valía alguna en el Orden Celestial, donde rigen tan sólo la Ley Suprema del Amor. Donde existe el verdadero Amor, el miedo no tiene cabida, es una ilusión, como lo es la falsa creencia en que estamos separados de Dios y Su Creación.

11. Cuando dije: "Yo he venido como una luz al mundo", lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. 2Recuerda mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije: "No mires ahí". 3Todavía sigue siendo cierto que es a ti quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encon­trarte a ti mismo. 4La paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo mismo. 5¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia con él? 6He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita. 7Su Voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador.

Compartir la Luz, es compartir la capacidad de comprender a nuestro Creador y a la Creación. Compartir la Luz de Cristo nos capacita para responder desde el Amor y dejar de visionar el falso rostro del ego. 

La paciencia, no es un acto pasivo, sino todo lo contrario, es la proyección de la voluntad con el propósito de compartir la luz con aquellos que se encuentran en la oscuridad pasajera. La paciencia está preñada de luz, en la medida en que "juzga" desde la comprensión del Espíritu Santo. 

12. Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. 2Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. 3La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados ahora hace que el tiempo se haga innecesario. 4Hemos dicho repetidamente que el tiempo es un recurso de aprendizaje que será abolido cuando ya no sea necesario. 5El Espí­ritu Santo, que habla en favor de Dios en el tiempo, sabe también que el tiempo no tiene sentido. 6Él te recuerda esto en todo momento porque Su función especial consiste en conducirte de regreso a la eternidad y permanecer allí para bendecir tus creacio­nes. 7El es la única bendición que realmente puedes dar, pues es verdaderamente bendito. 8Puesto que Dios te dio el Espíritu Santo libremente, tienes que darlo tal como lo recibiste.

Ser portador de luz, es posible gracias a que elegimos al Espíritu Santo, en vez de al ego. Ser portador de luz, significa ser portador de la infinita paciencia a la que se refiere este punto. ser portador de luz, es compartir la esencia del Amor y dejar de seguir alimentando la falsa creencia en el miedo. 

El tiempo adquiere significado para nosotros,  si damos cabida en nuestra mente a la idea de que podemos atacar a Dios en un acto de crear un mundo diferente al Suyo, lo que despierta en nuestra percepción la falsa creencia en la culpabilidad y la ineludible exigencia a ser castigado como vía de redención.

En la medida en que vibramos a la luz, al amor y promovemos la paciencia, el tiempo, deja de tener sentido, pues habremos aceptado lo que realmente somos: Espíritus Eternos.