sábado, 6 de abril de 2024

Capítulo 6. II. La alternativa a la proyección

 II. La alternativa a la proyección

1. Cualquier división en la mente conlleva por fuerza el rechazo de una parte de ella misma, y eso es lo que es la creencia en la separación. 2La plenitud de Dios, que constituye Su paz, no puede ser apreciada salvo por una mente íntegra que reconozca la plenitud de la creación de Dios. 3Mediante ese reconocimiento, dicha mente conoce a su Creador. 4Exclusión y separación son sinónimos, al igual que separación y disociación. 5Dijimos ante­riormente que la separación fue y sigue siendo un acto de diso­ciación, y que una vez que tiene lugar, la proyección se convierte en su defensa principal, o, en otras palabras, el mecanismo que la mantiene vigente. 6La razón de ello, no obstante, puede que no sea tan obvia como piensas.        

Abordamos con la lectura de este punto una de las cuestiones que considero importante de conocer, si queremos entender, comprender, las causas que dan origen al mundo ilusorio que percibimos y al sistema de pensamiento que sustenta la identidad del ego.

Me propongo hacer un ejercicio de imaginación para intentar comprender el estado original de la Mente, que aun estando unida a la de Su Creador, elige disociarse de Ella, dando lugar a un estado de división o separación. El Hijo de Dios, creado a Imagen y Semejanza de su Hacedor, cuenta con sus mismos atributos, es decir, tiene la facultad de crear y para ello utiliza el atributo primigenio de la Voluntad para elegir.

Existe una consideración muy importante, el impulso de la voluntad es una semilla que puede caer en buena o en mala tierra. Utilizo esta alegoría, para intentar expresar, que, si la Voluntad sirve al Creador, es decir, al Amor, a la Unidad, el efecto de tal acción da lugar a la Creación. En cambio, cuando la semilla-voluntad no sirve a la Unidad, sino a la división, el efecto resultante es lo que el Curso denomina, fabricación, es decir, la acción de la voluntad al servicio de la Unidad crea lo eterno y verdadero, mientras que la acción de la voluntad al servicio de la división fabrica lo perecedero e ilusorio.

2. Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forma parte de ti. 2Te excluyes a ti mismo al juzgar que eres diferente de aquel sobre el que proyectas. 3Puesto que también has juzgado contra lo que proyectas, continúas atacándolo porque continúas manteniéndolo separado dé ti. 4Al hacer esto de manera incons­ciente, tratas de mantener fuera de tu conciencia el hecho de que te has atacado a ti mismo, y así te imaginas que te has puesto a salvo.


En el punto anterior, hemos visto que la voluntad puede servir a la Unidad-Amor o la División-Separación-Miedo. Cuando sirve al Amor, el efecto es la Creación, la cual se caracteriza por la capacidad de Expandirse. En cambio, cuando la voluntad sirve al miedo, el efecto es la fabricación, la cual se caracteriza por la capacidad de la Proyección.

Con el acto creador expandimos el amor. Con el acto de la fabricación proyectamos la división, el miedo, la separación, aspectos estos que repudiamos de nosotros mismo.

Con esa dinámica inconsciente, en la que ponemos de manifiesto el ataque que dirigimos hacia nosotros mismos, se produce la proyección de nuestro propio miedo, y atacamos a los demás en un intento de poner fin a nuestros propios sentimientos inconscientes.

3. La proyección, sin embargo, siempre te hará daño. 2La proyec­ción refuerza tu creencia de que tu propia mente está dividida, creencia ésta cuyo único propósito es mantener vigente la separa­ción. 3La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos. 4El ego justifica esto basándose en el hecho de que ello te hace pare­cer "mejor" que tus hermanos, y de esta manera empaña tu igual­dad con ellos todavía más. 5La proyección y el ataque están inevitablemente relacionados, ya que la proyección es siempre un medio para justificar el ataque. 6Sin proyección no puede haber ira. El ego utiliza la proyección con el solo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. 8El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos.

Estamos ante un círculo vicioso, donde la mente dividida nos lleva a ver en el otro lo que vemos en nuestro interior y que nos produce miedo y rechazo. Al proyectarnos sobre los demás, se justifica la creencia en la separación. La relación de ataque hacia nosotros mismos, al ser proyectada, nos lleva a atacar a los demás en aquellos aspectos relacionados con nuestra propia visión interior.

4. Hemos aprendido, no obstante, que hay una alternativa a la proyección. 2Todas las capacidades del ego se pueden emplear para un propósito mejor, ya que sus capacidades las dirige la mente, que dispone de una Voz mejor. 3El Espíritu Santo extiende y el ego proyecta. 4Del mismo modo en que los objetivos de ambos son opuestos, así también lo son sus resultados.

Transformar la visión de la dualidad en la visión de la unidad, requiere que nuestra voluntad elija servir al Espíritu Santo, cuya Voz habla de la Unidad del Creador.

5. El Espíritu Santo comienza percibiendo tu perfección. 2Como sabe que esa perfección es algo que todos comparten, la reconoce en otros, y así la refuerza tanto en ti como en ellos. 3En vez de ira, esto suscita amor tanto en ellos como en ti porque establece el estado de inclusión. 4Puesto que percibe igualdad, el Espíritu Santo percibe en todos las mismas necesidades. 5Esto invita auto­máticamente a la Expiación porque la Expiación es la necesidad universal de este mundo. 6Percibirte a ti mismo de esta manera es la única forma de hallar felicidad en el mundo. 7Eso se debe a que es el reconocimiento de que tú no estás en este mundo, pues el mundo es un lugar infeliz.

El mundo que percibimos es un lugar infeliz, nos afirma las Enseñanzas en este punto. Pero dicho de esta manera, sin entrar en otras consideraciones que se desarrollan en otros apartados del Curso, nos podría llevar a un error de interpretación, pues ya hemos visto en otros análisis, que el cuerpo físico tiene como único propósito poder expresar los valores espirituales y compartirlos con nuestros hermanos. En sí mismo, el cuerpo es neutral, pero si nuestra mente lo utiliza para compartir el Amor, adquiere un nivel de espiritualización que nos llevará a tomar consciencia de lo que realmente somos.

El mundo que percibimos, no es bueno, ni malo, es neutral. Si lo percibimos desde la visión unitaria del Espíritu Santo, la percepción será verdadera, es decir, sabremos que no es real, pero podemos utilizarlo para expandir lo real, el Amor.

Este punto nos aporta una información esencial para que la proyección se transforme en Expansión y en inclusión. Lo primero, percibir nuestra perfección. Somos Hijos de Dios, perfectos como el Creador es perfecto. Esa perfección debe ser compartida con toda la Filiación.

6. ¿De qué otra forma puedes encontrar dicha en un lugar desdichado, excepto dándote cuenta de que no estás en él? 2Tú no pue­des estar donde Dios no te ubicó, y Dios te creó como parte de Él. 3Eso es al mismo tiempo donde estás y lo que eres. 4Esto es algo completamente inalterable. 5Es inclusión total. 6No puedes cam­biarlo ahora ni nunca. 7Es verdad para siempre. 8No es una creencia, sino un Hecho. 9Todo lo que Dios creó es tan verdadero como Él. 10La verdad de ello radica solamente en su perfecta inclusión en Aquel que es el único que es perfecto. 11Negar esto es negarte a ti mismo y negarlo a Él, puesto que es imposible aceptar a uno sin el otro.

¿Es posible percibir este mundo y no pertenecer a él? Así es. No tan solo es posible, sino que ese es el estado que se logra con el redespertar, con la transformación del miedo en amor; de la falsa creencia en la separación, en la certeza de ser Uno con el resto de la Creación.

La mente que compartimos con nuestro Creador, no ha creado este mundo, por eso no estamos en él. Pero la mente, puede fabricar la ilusión del mundo y convencernos de que pertenecemos a él. Nuestra verdadera identidad, no es corpórea, sino espiritual. Somos Espíritu, el Santo Hijo de Dios, y, como tal, nuestro verdadero Ser tiene su hogar en la Fuente que lo ha creado, en la Mente de Dios.

7. La perfecta igualdad que el Espíritu Santo percibe es el reflejo de la perfecta igualdad-del conocimiento de Dios. 2La percepción del ego no tiene equivalente en Dios, pero el Espíritu Santo sigue siendo el puente entre la percepción y el conocimiento. 3Al per­mitirte usar la percepción de forma que refleje el conocimiento, éste finalmente podrá ser recordado. 4El ego preferiría creer que es imposible que ese recuerdo alboree en tu mente, sin embargo, es tu percepción lo que el Espíritu Santo guía. 5Tu percepción acabará allí donde comenzó. 6Todo converge en Dios porque todo fue creado por Él y en Él.

Este punto, viene a confirmar lo aportado anteriormente. La mente que compartimos con nuestro Creador es perfecta. La ilusión fabricada ha dado lugar a una dimensión donde rigen las leyes de la percepción. El correcto uso de este mundo perceptivo, así como del vehículo con en que nos manifestamos en él, el cuerpo físico, deben ser empleados en el proceso de transformación de la percepción al conocimiento.

8. Dios creó a Sus Hijos extendiendo Su Pensamiento y conser­vando las extensiones de Su Pensamiento en Su Mente. 2Todos Sus Pensamientos están, por lo tanto, perfectamente unidos den­tro de sí mismos y entre sí. 3El Espíritu Santo te capacita para poder percibir esta plenitud ahora. 4Dios te creó para que creases. 5No puedes extender Su Reino hasta que no conozcas la plenitud de éste.

Re-conectar con el Pensamiento Divino nos abrirá las puertas del Cielo, es decir, nos permitirá recordar lo que verdaderamente Somos.

9. Los pensamientos se originan en la mente del pensador, y desde ahí se extienden hacia afuera. 2Esto es tan cierto del Pensa­miento de Dios como del tuyo. 3Puesto que tu mente está divi­dida, puedes percibir y también pensar. 4No obstante, la percepción no puede eludir las leyes básicas de la mente. 5Percibes desde tu mente y proyectas tus percepciones al exterior. 6Aunque la percepción es irreal, el Espíritu Santo puede usarla provechosamente por el hecho de que tú la concebiste. 7Él puede inspirar­ cualquier percepción y canalizarla hacia Dios. 8Esta convergencia parece encontrarse en un futuro lejano sólo porque tu mente no está en perfecta armonía con esta idea y, consecuentemente, no la desea ahora.

Reconozco que soy un amante de los conceptos metafísicos que nos permiten tener una visión ancestral de la Creación. En este punto, se nos describe la capacidad creadora, propia de la mente unida, y la capacidad perceptora, propia de la mente disociada o dividida. Lo importante, es que la percepción no puede alterar las leyes que rigen a la mente unificada, por lo que, el redespertar está en manos de que elijamos dirigir nuestra voluntad hacia el servicio del amor o hacia el servicio de la visión dual.

10. El Espíritu Santo hace uso del tiempo, pero no cree en, él. 2Puesto que Él procede de Dios, usa todo para el bien, pero no cree en lo que no es verdad. 3Puesto que se encuentra en tu mente, ésta sólo puede creer lo que es verdad. 4El Espíritu Santo puede hablar únicamente en favor de eso porque habla en favor de  Dios. 5Te insta a que le devuelvas toda tu mente a Dios, ya que en realidad tu mente nunca se separó de Él. 6Si nunca se separó de Él, sólo tienes que percibirla tal como es para que retorne a Él. 7Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, recono­cer que la separación nunca tuvo lugar. 8El ego no puede prevalecer contra esto porque ello es una afirmación explícita de que él nunca existió.

Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, recono­cer que la separación nunca tuvo lugar. A partir de esta afirmación, sobran los comentarios.

11. El ego puede aceptar la idea de que es necesario retornar por­que puede, con gran facilidad, hacer que ello parezca difícil. 2Sin embargo, el Espíritu Santo te dice que incluso el retorno es inne­cesario porque lo que nunca ocurrió no puede ser difícil. 3Mas tú puedes hacer que la idea de retornar sea a la vez necesaria y difí­cil. 4Con todo, está muy claro que los que son perfectos no tienen necesidad de nada, y tú no puedes experimentar la perfección como algo difícil de alcanzar, puesto que eso es lo que eres. 5Así es como tienes que percibir las creaciones de Dios, de modo que todas tus percepciones estén en línea con la única manera de ver del Espíritu Santo. 6Esta línea es la línea directa de comunicación con Dios, y le permite a tu mente converger con la Suya. 7Nada está en conflicto en esta percepción, ya que significa que toda percepción está guiada por el Espíritu Santo, cuya Mente está fija en Dios. 8Sólo el Espíritu Santo puede resolver conflictos porque sólo el Espíritu Santo está libre de conflictos. 9Él percibe única­mente lo que es verdad en tu mente, y lo extiende sólo a lo que es verdad en otras mentes.

De este esclarecedor punto, me gustaría resaltar el siguiente párrafo: Sólo el Espíritu Santo puede resolver conflictos porque sólo el Espíritu Santo está libre de conflictos. Estar libre de conflicto significa que la mente no se ha disociado, no se ha dividido, esto es, la Mente Una.

12. La diferencia entre la proyección del ego y la extensión del Espíritu Santo es muy simple. 2El ego proyecta para excluir, y, por lo tanto, para engañar. 3El Espíritu Santo extiende al reconocerse a Sí Mismo en cada mente, y de esta manera las percibe a todas como una sola. 4Nada está en conflicto en esta percepción porque lo que el Espíritu Santo percibe es todo igual. 5Dondequiera que mira se ve a Sí Mismo y, puesto que está unido, siempre ofrece el Reino en su totalidad. 6Éste es el único mensaje que Dios le dio, en favor del cual tiene que hablar porque eso es lo que Él es. 7La paz de Dios reside en ese mensaje, y, por consiguiente, la paz de Dios reside en ti. 8La gran paz del Reino refulge en tu mente para siem­pre, pero tiene que irradiar desde ti hacia afuera para que tomes conciencia de ella.

Dado que creemos estar en el mundo de la percepción donde nos proyectamos en los demás, podemos pedir al Espíritu Santo que utilice la dinámica de proyectar para compartir sobre los demás nuestra percepción verdadera, es decir, compartir con los demás nuestra visión de unidad. Si nos vemos perfectos, proyectemos esa visión, percibiendo la perfección de los demás.

13. El Espíritu Santo te fue dado con perfecta imparcialidad, y a menos que lo reconozcas imparcialmente no podrás reconocerlo en absoluto. 2El ego es legión, pero el Espíritu Santo es uno. 3No hay tinieblas en ninguna parte del Reino, y tu papel sólo consiste en impedir que las tinieblas moren en tu mente. 4Ésta armonía con la luz es ilimitada porque está en armonía con la luz del mundo. 5Cada uno de nosotros es la luz del mundo, y al unir nuestras mentes en esa luz proclamamos el Reino de Dios juntos y cual uno solo.

¡Unamos nuestras mentes en la luz del Amor! ¡Qué así sea!

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 97

LECCIÓN 97

Soy espíritu.

1. La idea de hoy te identifica a ti con tu único Ser. 2No acepta una identidad dividida, ni trata de formar una unidad entrela­zando factores opuestos. 3Simplemente declara la verdad. 4Prac­tica hoy esta verdad tan a menudo como puedas, pues extraerá a tu mente del conflicto y la llevará a los serenos campos de la paz. 5Ni el más leve escalofrío de miedo hará acto de presencia, pues habrá sido absuelta de la locura al haber abandonado la ilusión de una identidad dividida.

2. Volvemos a declarar la verdad acerca de tu Ser, el santo Hijo de Dios que mora en ti, a Cuya mente le ha sido restituida la cordura. 2Tú eres el espíritu que ha sido amorosamente dotado de todo el Amor, la paz y la dicha de tu Padre. 3Tú eres el espíritu que completa a Dios Mismo y que comparte con Él Su función de Creador. 4Él está siempre contigo, tal como tú estás con Él.

3. Hoy trataremos de acercar la realidad a tu mente todavía más. 2Cada vez que practicas, te vuelves cuando menos un poco más consciente, ahorrando en algunas ocasiones mil años o más. 3Los minutos que dedicas se multiplican una y otra vez, pues el mila­gro hace uso del tiempo, pero no está regido por él. 4La salvación es un milagro, el primero y el último; el primero que es el último, pues es uno.

4. Tú eres el espíritu en cuya mente mora el milagro en el que el tiempo se detiene; el milagro en el que un minuto que se dedique a la práctica de estas ideas se convierte en un lapso de tiempo ilimitado e infinito. 2Da, pues, gustosamente estos minutos, y cuenta con Aquel que prometió infundirlos de intemporalidad. 3Él respaldará con toda Su fortaleza cada pequeño esfuerzo que hagas. 4Concédele hoy los minutos que Él necesita para poder ayudarte a entender con Él que tú eres el espíritu que mora en Él y que hace un llamamiento a todas las cosas vivientes a través de Su Voz; el espíritu que ofrece Su visión a todo aquel que se la pide y que reemplaza el error con la simple verdad.

5. El Espíritu Santo se regocijará de tomar cinco minutos de cada hora de tu tiempo para llevarlos alrededor de este mundo afli­gido donde el dolor y la congoja parecen reinar. 2No pasará por alto ni una sola mente receptiva que esté dispuesta a aceptar los dones de curación que esos minutos brindan, y los concederá allí donde Él sabe que han de ser bien recibidos. 3Y su poder sanador aumentará cada vez que alguien los acepte como sus propios pensamientos y los use para curar.

6. De esta manera, cada ofrenda que se le haga se multiplicará miles de veces y decenas de miles más. 2Y cuando te sea devuelta, sobrepasará en poderío la pequeña ofrenda que hiciste, en forma parecida a como el resplandor del sol es infinitamente más potente que el pequeño destello que emite la luciérnaga en un fugaz instante antes de apagarse. 3El constante fulgor de esta luz permanecerá y te guiará más allá de las tinieblas; y jamás podrás olvidar el camino otra vez.

7. Comienza estos gratos ejercicios con las palabras que el Espí­ritu Santo te dice, y deja que su eco reverbere por todo el mundo a través de Él:

2Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limita­ción, a salvo, sano y pleno.
3Libre para perdonar y libre para salvar al mundo.

3Expresado a través de ti, el Espíritu Santo aceptará este regalo que recibiste de Él, aumentará su poder y te lo devolverá.
8. Ofrécele gustosamente hoy cada sesión de práctica. 2Y Él te hablará, recordándote que eres espíritu, uno con Él y con Dios, uno con tus hermanos y con tu Ser. 3Escucha las seguridades que te da cada vez que pronuncias las palabras que Él te ofrece hoy, y permite que Él le diga a tu mente que son verdad. 4Utilízalas contra cualquier tentación, y evita las lamentables consecuencias que la tentación trae consigo si sucumbes a la creencia de que eres otra cosa. 5El Espíritu Santo te brinda paz hoy. 6Recibe Sus palabras, y ofréceselas a Él.

¿Qué me enseña esta lección?

El reconocimiento de nuestra verdadera identidad es liberador. Soy Espíritu. 

Afirmar mi única y verdadera realidad me permite alcanzar un elevado estado de consciencia.
Pronunciar ese reconocimiento, me hace sentir una enorme felicidad y una profunda paz, semejante a la que se experimenta, cuando despertamos de una agitada pesadilla.

Yo soy Espíritu. Mis ojos ya no se encuentran limitados por los contornos de la materia y desde ahora y para la eternidad, decido ver la única y verdadera realidad: nuestra esencia divina. La veo en mí, y a través de mí, veo la divinidad de mis hermanos.

Desde la visión de lo que Soy, veo una manera distinta de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo que vemos proyectado fuera. Esa visión me está mostrando un mundo nuevo, en el que desde que nacemos en él, se nos muestra a la luz de la verdad, lo que realmente somos. Se nos revela, que el cuerpo que percibimos no es nuestra identidad, sino tan solo un envoltorio que utilizamos como vehículo para expresarnos en el mundo ilusorio de las formas y cuya única función es la de ayudarnos a percibir correctamente.

Se nos revela, en este mundo nuevo, que todos somos Hijos de un mismo Padre y que en la unidad formamos Su Filiación. Que Ese Padre es la Fuente de donde recibimos el aliento de Vida. De esa Fuente recibimos la capacidad de crear y para ello utilizamos la mente, el foco a través del cual se expresa nuestro Ser Espiritual.

Se nos revela, en este mundo nuevo, que la mente es Una y se complace en la Santidad, en la Plenitud, en la Inocencia y en la Impecabilidad. Esa mente Una es la causa de todo efecto y a través de su foco, el Hijo de Dios expande los Atributos con los que ha sido creado, su Voluntad, su Amor y su Inteligencia.


Ejemplo-Guía: "¿Cómo crear ese mundo nuevo?

Ese mundo no hay que crearlo, pues ya existe. Le llamamos nuevo, desde la perspectiva ilusoria del mundo de la percepción basado en la temporalidad, pero en verdad, ese mundo es real en la eternidad.

Ese mundo no hay que crearlo, pues no tiene cabida en la dimensión de la percepción, pues su Fuente es el verdadero Conocimiento. Su existencia pertenece al Espíritu, donde Todo Es.

En el nivel en el que hemos depositado nuestra identidad pasajera, ese mundo nuevo, es como una Voz que nos despierta de las oscuras pesadillas que estamos soñando. Es esa Voz que nos susurra al oído que dejemos de sufrir, que dejemos de sentir temor, que dejemos de sentir dolor, que dejemos de experimentar la necesidad y la escasez. Esa Voz nos ofrece su mano y nos lleva a la verdadera visión de lo que somos: Hijos de Dios. Y esa visión nos permite comprender que lo que llamábamos realidad tan solo era el escenario de nuestros sueños y que las vivencias experimentadas habían sido escritas por nosotros, el único soñador.

Siendo así, no debemos preocuparnos por crear lo que ha existido por siempre. Ese mundo, es el Hogar de Dios, es el "Vientre Divino" donde su Hijo se ha gestado y desde el cual ha sido emanado. Esa emanación, es una expansión de Dios Mismo, por lo que no debemos entenderlo como una separación. En ese Estado de Unidad, no se concibe la necesidad, pues Todo Es.

Trasladar ese Estado de Plenitud al nivel del sueño, nos sitúa en un nuevo escenario donde dejamos de sentirnos prisioneros de las limitaciones del mundo de la percepción. Ahora tenemos la certeza, de que ese mundo puede ser dibujado con distintas tonalidades, pues en verdad, somos los únicos con capacidad para aportar esos tonos. Y elegimos, el tono de la abundancia, el tono de la salvación, de la libertad, de la confianza, de la salud, el tono del perdón y del amor.

Elegimos desechar los viejos colores de la pesadumbre, del victimismo, del apego, del miedo y de la culpa, del dolor y de la tristeza, del resentimiento y del odio, de la necesidad y de la escasez.

Ese es el nuevo lienzo que decidimos crear. La mente al servicio del Espíritu y con esa visión, elegimos vivir la vida, conocedores de que somos los artistas que la colorean.

Reflexión: ¿Crees ser un Espíritu?

viernes, 5 de abril de 2024

Capítulo 6. I. El mensaje de la crucifixión

 I. El mensaje de la crucifixión


1. Para los efectos del aprendizaje, examinemos de nuevo la cruci­fixión.
2No hice hincapié en ella anteriormente debido a las temi­bles connotaciones que quizá tengas asociadas con ella. 3Lo único que se ha subrayado hasta ahora es que no fue una forma de castigo. 4No obstante, no se puede explicar nada utilizando exclu­sivamente términos negativos. 5Existe una interpretación cons­tructiva de la crucifixión que está totalmente desprovista de miedo y que, por lo tanto, si se entiende debidamente, es total­mente benévola en cuanto a lo que enseña.

Este apartado lo dedica el Curso a expresar las aclaraciones aportadas por Jesús sobre el malinterpretado mensaje del acto de la crucifixión. Iremos analizando cada una de las aportaciones que, sin duda, nos ayudarán a ver ese "ejemplo extremo" con otra visión mucho más constructiva.

2.La crucifixión no es más que un ejemplo extremo. 2Su valor, al igual que el valor de cualquier otro recurso de enseñanza, reside únicamente en la clase de aprendizaje que facilitar 3Se puede entender -y se ha entendido- incorrectamente. 4Ello se debe úni­camente al hecho de que los temerosos tienden a percibir con miedo. 5Ya te dije que siempre puedes recurrir a mí para compar­tir mi decisión, y de ese modo hacerla más firme. 6Te dije también que la crucifixión fue la última jornada inútil que la Filiación tuvo que emprender, y que para todo aquel que la entienda representa la manera de liberarse del miedo. 7Aunque antes sólo hice hinca­pié en la resurrección, no aclaré entonces el propósito de la cruci­fixión y la manera en que ésta, de hecho, condujo a la resurrec­ción. 8Ese propósito, no obstante, tiene una aportación muy concreta que hacer a tu propia vida, y si lo examinas sin miedo, te ayudará a comprender tu propio papel como maestro.

En primer lugar, Jesús nos indica que toda interpretación basada en el miedo, nos llevará a conclusiones carentes de verdadero significado. Ya hemos visto como el miedo es una ilusión, por lo que el fruto de sus reflexiones nos llevará a juicios basados en el error y, por lo tanto, sin valor alguno.

3. Es probable que hayas estado reaccionando durante muchos años como si te estuviesen crucificando. 2Ésta es una marcada tendencia de los que creen estar separados, que siempre se nie­gan a examinar lo que se han hecho a sí mismos. 3La proyección implica ira, la ira alienta la agresión y la agresión fomenta el miedo. 4El verdadero significado de la crucifixión radica en la aparente intensidad de la agresión cometida por algunos de los Hijos de Dios contra otro. 5Esto, por supuesto, es imposible, y se tiene que entender cabalmente que es imposible. 6De lo contrario, yo no puedo servir de modelo para el aprendizaje.

En la introducción de este nuevo capítulo, hemos visto como la percepción de ser atacado es un error en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego. El Hijo de Dios no puede ser atacado, pues de lo contrario estaríamos diciendo que Dios puede ser atacado. Ese error fundamental del ego, es la causa original del miedo, de la separación. El ego alberga la creencia de que ha atacado a Dios.

Si entendemos que el Hijo de Dios no puede ser atacado, pues su esencia es Divina y Espiritual, el acto de la crucifixión no debe ser interpretada como la acción del hombre contra su hermano en un acto demente de ira y odio. Si entendemos que esto es posible, estaríamos justificando cualquier agresión entre los hombres como lícita.

Dios es Amor y el Amor no puede albergar acciones de dolor.

4. En última instancia, sólo el cuerpo puede ser agredido. 2No cabe duda de que un cuerpo puede agredir a otro, y puede incluso destruirlo. 3Sin embargo, si la destrucción en sí es imposi­ble, cualquier cosa que pueda ser destruida no es real. 4Su des­trucción, por lo tanto, no justifica tu ira. 5En la medida en que creas que la justifica, estarás aceptando premisas falsas y enseñán­doselas a otros. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido. 7Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote con lo destructible, y, por lo tanto, viéndote a ti mismo de forma demente.

Cuando interpretamos la crucifixión con la visión del Amor, su mensaje es liberador, en el sentido de que nos revela de que el Ser Espiritual no puede ser agredido, ni perseguido, tan solo el cuerpo puede llevarnos a la falsa percepción de ello, pero el cuerpo es temporal y por lo tanto carece de la consistencia de lo verdadero y eterno.

Cualquier respuesta que nos lleve a albergar ese sentimiento de ser víctima y al mismo tiempo, de justificar acciones basadas en la agresión, estarán indicándonos de que estamos sirviendo al miedo y a la errónea creencia en la separación.

5. He dejado perfectamente claro que soy como tú y que tú eres como yo, pero nuestra igualdad fundamental sólo puede demos­trarse mediante una decisión conjunta. 2Eres libre, si así lo eliges, de percibirte a ti mismo como si te estuvieran persiguiendo. 3Mas cuando eliges reaccionar de esa manera, deberías recordar que yo fui perseguido de acuerdo con el pensar del mundo, y que no compartí esa interpretación. 4puesto que no la compartí, no la reforcé. 5Ofrecí, consecuentemente, una interpretación diferente del ataque, que deseo compartir contigo. 6Si la crees, me ayuda­rás a enseñarla.

Cuan diferente se interpreta la crucifixión bajo la óptica aportada por Jesús en este punto. Tan sólo cuando las voluntades confluyen en un mismo pensamiento creativo se consigue dar vida a lo eterno, a lo verdadero.

Si nos proclamamos seguidores del Jesús y sus Enseñanzas, no podemos dar testimonio de la falsa creencia en la justificación del uso de la ira, de la agresión, para protegernos de las persecuciones, del ataque de los demás. En ningún momento de Sus Hechos, Jesús expresó una animosidad vengativa por las acciones recibidas en el cuerpo. Con ese ejemplo, nos enseñó el significado del cuerpo y su percepción verdadera.

6. Como ya dije anteriormente: "Lo que enseñes es lo que apren­derás".
2Si reaccionas como si te estuvieran persiguiendo, estarás enseñando persecución. 3No es ésta la lección que el Hijo de Dios debe enseñar si es que ha de alcanzar su propia salvación. 4Enseña más bien tu perfecta inmunidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta de que no puede ser atacada. 5No trates de protegerla, pues, de lo contrario, creerás que es susceptible de ser atacada. 6No se te pide ser crucificado, lo cual fue parte de lo que yo aporté como maestro. 7Se te pide únicamente que sigas mi ejemplo cuando te asalten tentaciones mucho menos extremas de percibir falsamente, y que no las aceptes como falsas justificacio­nes para desatar tu ira. 8No puede haber justificación para lo injustificable. 9No creas que la hay, ni enseñes que la hay. 10Recuerda siempre que enseñas lo que crees. 11Cree lo mismo que yo, y llegaremos a ser maestros de igual calibre.

El fundamento de la No Violencia, sin duda, debe su inspiración en el contenido del párrafo que precede a estas líneas. Todos los hermanos que en sus Hechos han vivificado la no violencia como respuesta a las acciones beligerantes de los demás, han debido de beber de esas "aguas vivificadoras" que nos asemejan a Jesús.

7. Tu resurrección es tu redespertar. 2Yo soy el modelo del renaci­miento, pero el renacimiento en sí no es más que el despuntar en la mente de lo que ya se encuentra en ella. 3Dios Mismo lo puso allí, y, por lo tanto, es cierto para siempre. 4Yo creí en ello, y, por consiguiente, lo acepté como la verdad. 5Ayúdame a enseñárselo a nuestros hermanos en nombre del Reino de Dios, pero cree pri­mero que es verdad, pues, de lo contrario, enseñarás mal. 6Mis hermanos se quedaron dormidos durante la supuesta "agonía del huerto", pero yo no pude haberme indignado con ellos porque sabía que no podía ser abandonado.

La resurrección es nuestro redespertar; es el acto de recordar lo que verdaderamente somos y que forma parte de la Mente que compartimos con nuestro Creador. Tener la certeza de que eso es así, nos permitirá compartirlo con el resto de la Filiación.

8. Lamento cuando mis hermanos no comparten mi decisión de oír solamente una Voz, pues eso los debilita como maestros y como alumnos. 2Con todo, sé que no pueden realmente traicio­narse a sí mismos ni traicionarme a mí, y que sobre ellos es donde todavía tengo que edificar mi iglesia. 3No hay ninguna otra alter­nativa al respecto porque únicamente tú puedes ser la roca de la iglesia de Dios. 4Állí donde hay un altar hay una iglesia, y la pre­sencia del altar es lo que hace que la iglesia sea santa. 5La iglesia que no inspira amor, tiene un altar oculto que no está sirviendo al propósito para el que Dios lo destinó. 6Tengo que edificar Su igle­sia sobre ti porque quienes me aceptan como modelo son literal­mente mis discípulos. 7Los discípulos son seguidores, y  si el modelo que siguen ha elegido evitarles dolor en relación con todo, serían ciertamente insensatos si no lo siguiesen.

La gran mayoría de nosotros nos encontramos identificados con el mensaje malinterpretado de la crucifixión y la resurrección, igualmente, es interpretada como un acto mágico a la altura de la divinidad. Estas creencias nos están indicando que estamos sirviendo al ego y a su sistema de pensamiento sustentado en la creencia de que somos un cuerpo.

El significado de iglesia y de altar al que hace referencia este punto, no debe entenderse en su aspecto físico, sino que debemos interpretarlo como ese santuario donde debe manifestarse el Poder del Amor, y el altar, como el centro donde debe expresarse nuestra Consciencia y desde la cual ofrecemos nuestras ofrendas al resto de la humanidad con la que formamos la unidad de la Filiación.

9. Elegí, por tu bien y por el mío, demostrar que el ataque más atroz, a juicio del ego, es irrelevante. 2Tal como el mundo juzga estas cosas, mas no como Dios sabe que son, fui traicionado, aban­donado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado. 3Está claro que ello se debió únicamente a las proyecciones de otros sobre mí, ya que yo no le había hecho daño a nadie y había curado a muchos.

El juicio del ego debe estar fundamentado en su sistema de pensamiento, razón por la cual, su verdad está basada en la percepción del cuerpo y de los efectos a los que da lugar. El verdadero Ser no puede ser traicionado, abandonado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado, pues su existencia no es física y temporal, sino espiritual y eterna. 

10. Seguimos gozando de perfecta igualdad como alumnos, aun­que no es necesario que tengamos las mismas experiencias. 2El Espíritu Santo se regocija cuando puedes aprender de las mías y valerte de ellas para volver a despertar. 3Ése es su único propó­sito y ésa es la única manera en que yo puedo ser percibido como el camino, la verdad y la vida. 4Oír una sola voz nunca implica sacrificio. 4Por el contrario, si eres capaz de oír al Espíritu Santo en otros, puedes aprender de sus experiencias y beneficiarte de ellas sin tener que experimentarlas directamente tú mismo. 6Eso se debe a que el Espíritu Santo es uno, y todo aquel que le escucha es conducido inevitablemente a demostrar Su camino para todos.

Hermosa revelación la que nos aporta este apartado. La enseñanza del Espíritu Santo es una para todos, pues representa la Unidad Divina que nos hace Uno con el Padre y con Su Creación. 

11. Nadie te está persiguiendo, del mismo modo en que nadie me persiguió a mí. 2No se te pide que repitas mis experiencias, pues el Espíritu Santo, a Quien compartimos, hace que eso sea innecesa­rio. 3Para valerte de mis experiencias de manera constructiva, no obstante, tienes aún que seguir mi ejemplo con respecto a cómo percibirlas. 4Mis hermanos, que son también tus hermanos, están constantemente justificando lo injustificable. 5La única lección que tengo que enseñar, puesto que la aprendí, es que ninguna percep­ción que esté en desacuerdo con el juicio del Espíritu Santo está jamás justificada. 6Mi función consistió en mostrar que esto es ver­dad en un caso extremo, simplemente para que pudiese servir como un instrumento de enseñanza ejemplar para aquellos que, en situaciones no tan extremas, sienten la tentación de abandonarse a la ira y al ataque. 7Mi voluntad, junto con la de Dios, es que ninguno de Sus Hijos sufra.

Resumiría este punto con la siguiente frase: El Amor es la percepción correcta.

12. La crucifixión no puede ser compartida porque es el símbolo de la proyección, pero la resurrección es el símbolo del compar­tir, ya que para que la Filiación pueda conocer su plenitud, es necesario que cada uno de los Hijos de Dios experimente un re­despertar. 2Sólo esto es conocimiento.

La crucifixión debe ser considerada como el efecto originado por el miedo, del cual se derivan sentimientos como la ira, el egoísmo, el dolor y el sufrimiento. En realidad, la crucifixión,  es el acto consecuente de la falsa creencia en la separación. Es la acción proyectada del miedo.

En cambio, la resurrección, es el efecto de dirigir nuestra voluntad hacia el Espíritu Santo, lo que nos lleva a sintonizar con la elevada frecuencia de la Luz y del Amor. Ese redespertar de la consciencia se caracterizará por la Visión de la Unidad, o lo que es lo mismo, a compartir con el resto de nuestros hermanos la Plenitud del Reino.

13. El mensaje de la crucifixión es inequívoco: 

2Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres. 

¡Amén!

14.  Si interpretas la crucifixión de cualquier otra forma, la estarás usando como un arma de ataque en vez de como la llamada a la paz para la que se concibió. 2Con frecuencia, los Apóstoles la interpretaron erróneamente, por la misma razón que otros lo hacen. 3Su propio amor imperfecto les hizo ser vulnerables a la proyección, y, como resultado de su propio miedo, hablaron de la "ira de Dios" como el arma de represalia de Éste. 4No pudieron hablar de la crucifixión enteramente sin ira porque sus propios sentimientos de culpabilidad habían hecho que se sintiesen indig­nados.

Ahonda, más si cabe, Jesús, en las consecuencias de malinterpretar el mensaje de la crucifixión, y para ello, pone como ejemplo la respuesta de sus apóstoles, los cuales, en base a sus erróneas creencias, eligieron proyectar su miedo y pronunciarse a favor de la ira y el rencor.  

15. Éstos son algunos de los ejemplos de pensamiento tergiver­sado del Nuevo Testamento, si bien su evangelio es, en realidad, únicamente el mensaje del amor. 2Si los Apóstoles no se hubieran sentido culpables, nunca me habrían podido atribuir expresiones tales como: "No he venido a sembrar paz, sino espadas". 3Esto está en clara oposición a todas mis enseñanzas. 4De haberme entendido realmente, no podrían haber descrito tampoco mi reacción a Judas como lo hicieron. 5Yo no pude haber dicho: "¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso?" a no ser que hubiese creído en la traición. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente que yo no creía en la traición. 7El "castigo" que se dijo infligí a Judas fue un error similar. 8Judas era mi hermano y un Hijo de Dios, tan miembro de la Filiación como yo. 9¿Cómo iba a condenarlo cuando estaba listo para probar que condenar es imposible?

El mensaje de Jesús debe ser entendido como la Enseñanza del Amor que ha de permitirnos "resucitar", esto es, redespertar del sueño del ego. Cualquier enseñanza que se haya escrito o difundido, que no hable de ese Amor, es una enseñanza tergiversada que sin duda hará más largo el camino hacia ese redespertar de la consciencia.

16.  Cuando leas las enseñanzas de los Apóstoles, recuerda que les dije
que había muchas cosas que ellos no entenderían hasta más tarde porque en aquel entonces aún no estaban completamente listos para seguirme. 2No quiero que dejes que se infiltre ningún vestigio de miedo en el sistema de pensamiento hacia el que te estoy guiando. 3No ando en busca de mártires sino de maestros. 4Nadie es castigado por sus pecados, y los Hijos de Dios no son pecadores. 5Cualquier concepto de castigo significa que estás proyectando la responsabilidad de la culpa sobre otro, y ello refuerza la idea de que está justificado culpar. 6El resultado es una lección acerca de cómo culpar, pues todo comportamiento enseña las creencias que lo motivan. 7La crucifixión fue el resul­tado de dos sistemas de pensamiento claramente opuestos entre sí: el símbolo perfecto del "conflicto" entre el ego y el Hijo de Dios. 8Este conflicto parece ser igualmente real ahora, y lo que enseña tiene que aprenderse ahora tal como se tuvo que aprender entonces.

Poco podemos aportar a lo expresado por Jesús en este punto. Se trata de continuar creyendo en el sistema de pensamiento del ego o de elegir al Espíritu Santo como nuestro guía. Elegir el sufrimiento o la Plenitud; la guerra o la paz; el miedo o el Amor.

17. Yo no necesito gratitud, pero tú necesitas desarrollar tu mer­mada capacidad de estar agradecido, o no podrás apreciar a Dios. 2Él no necesita que lo aprecies, pero tú sí. 3No se puede amar lo que no se aprecia, pues el miedo hace que sea imposible apreciar nada. 4Cuando tienes miedo de lo que eres no lo apre­cias, y, por lo tanto, lo rechazas. 5Como resultado de ello, enseñas rechazo.

Sin duda alguna, el agradecimiento es una expresión de Amor. La gratitud es el reconocimiento de la Unidad en la mente de los Hijos de Dios.

18. El poder de los Hijos de Dios está presente todo el tiempo porque fueron creados para ser creadores. 2La influencia que ejercen unos sobre otros es ilimitada, y tiene que usarse para su salvación conjunta. 3Cada uno de ellos tiene que aprender a ense­ñar que ninguna forma de rechazo tiene sentido. 4La separación es la noción del rechazo. 5Mientras sigas enseñando esto lo segui­rás creyendo. 6No es así como Dios piensa, y tú tienes que pensar como Él si es que has de volver a conocerlo.

Cada vez que expresamos rechazo, estamos revelando nuestra lealtad al sistema de pensamiento del ego, el cual se sustenta en la creencia en la separación. Rechazamos porque nos sentimos separados del resto de nuestros hermanos.

Tan sólo el redespertar de la consciencia nos llevará a vibrar en la frecuencia del Amor.

19. Recuerda que el Espíritu Santo es el vínculo de comunicación entre Dios el Padre y Sus Hijos separados. Si escuchases Su Voz sabrías que tú no puedes herir ni ser herido, y que son muchos los que necesitan tu bendición para poder oír esto por sí mismos. 3Cuando sólo percibas esa necesidad en ellos, y no respondas a ninguna otra, habrás aprendido de mí y estarás tan deseoso de compartir lo que has aprendido como lo estoy yo.

Poner en manos del Espíritu Santo nuestra mente, nos permitirá oír su Voz, la cual nos llevará a una nueva visión, donde la creencia en la separación, dará lugar a la verdadera percepción de la Unidad.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 96

LECCIÓN 96

La salvación procede de mi único Ser.


1. Aunque eres un solo Ser, te percibes a ti mismo como si fueses dos: bueno y malo, lleno de amor y lleno de odio, mente y cuerpo. 2Esta sensación de estar dividido en dos estados opuestos da lugar a un constante y agudo conflicto, y conduce a desesperados intentos de reconciliar los aspectos contradictorios de esa auto-percep­ción. 3Has buscado muchas de estas soluciones reconciliatorias, pero ninguna de ellas te ha dado resultado. 4Los opuestos que percibes en ti jamás serán compatibles. 5Tan sólo uno de ellos existe.

2. Si has de salvarte, tienes que aceptar el hecho de que, por mucho que lo intentes, la verdad y lo ilusorio no pueden reconci­liarse, independientemente de los medios que utilices o de dónde percibas el problema. 2Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente.

3. Los problemas que no tienen sentido no se pueden resolver dentro del marco en que se han planteado. 2Dos seres en conflicto supone una condición que no se puede resolver, y no puede haber tampoco un punto de encuentro entre el bien y el mal. 3El ser que tú fabricaste jamás podrá ser tu Ser, ni tampoco puede tu Ser divi­dirse en dos y seguir siendo lo que es y lo que no puede sino ser eternamente. 4Una mente y un cuerpo no pueden ambos coexistir. 5No trates de reconciliarlos, pues cada uno de ellos niega que el otro sea real. 6Si eres lo físico, tu mente desaparece del concepto que tienes de ti mismo, pues no tiene un lugar en el que realmente pueda ser parte de ti. 7Si eres espíritu, el cuerpo es entonces el que no tiene ningún sentido en tu realidad.

4. La mente es el medio del que el espíritu se vale para expresarse a Sí Mismo. 2Y la mente que sirve al espíritu está en paz y llena de gozo. 3Deriva su poder del espíritu y desempeña gustosamente su función aquí. 4La mente puede, por otro lado, verse también a sí misma como divorciada del espíritu y percibirse como dentro de un cuerpo al que confunde consigo misma. 5Sin su función, pues, no tiene paz, y la felicidad se vuelve algo ajeno a su pensamiento.

5. Mas una mente separada del espíritu no puede pensar. 2Ha negado la Fuente de su fortaleza, y se considera a sí misma des­valida, limitada y débil. 3Desasociada ahora de su función, cree estar sola y separada, atacada por ejércitos que se organizan con­tra ella; cree asimismo estar oculta en la frágil estructura del cuerpo. 4Ahora tiene que reconciliar lo que es diferente con lo que es lo mismo, pues para eso es para lo que piensa que es.

6. No pierdas más tiempo en esto. 2¿Quién puede resolver los insensatos conflictos que los sueños presentan? 3¿Qué significado podría tener en verdad su resolución? 4¿Qué objeto tendría? 5¿De qué serviría? 6La salvación no puede hacer que las ilusiones sean reales, ni tampoco resolver un problema que no existe. 7Tal vez albergas la esperanza de que puede. 8Mas ¿querrías que el plan de Dios para la liberación de Su amado Hijo le causase dolor a éste y además no lo liberase?

7. Tu Ser aún conserva Sus pensamientos, los cuales permanecen dentro de tu mente y en la Mente de Dios. 2El Espíritu Santo con­serva la salvación en tu mente y le ofrece el camino de la paz. 3La salvación es un pensamiento que compartes con Dios porque Su Voz lo aceptó por ti y respondió en tu nombre que se había consu­mado. 4De esta manera, la salvación está salvaguardada entre los pensamientos que tu Ser aprecia y abriga por ti con amor.

8. Hoy intentaremos localizar este pensamiento, cuya presencia en tu mente está garantizada por Aquel que te habla desde tu único Ser. 2Nuestras prácticas de cinco minutos cada hora estarán dedicadas a buscar este Ser en tu mente. 3La salvación procede de Él a través de Aquel que es el puente entre tu mente y Él. 4Espera pacientemente y deja que Él te hable acerca de tu Ser y de lo que tu mente puede hacer una vez que haya sido restituida a Éste y se encuentre libre para servir Su Voluntad.
9. Comienza diciendo lo siguiente:

2La salvación procede de mi único Ser.
3Sus pensamientos están a mi disposición.

4Luego busca Sus pensamientos, y reclámalos como tuyos. 5Son tus pensamientos reales, los cuales has negado mientras dejabas que tu mente vagase por un mundo de sueños en busca de ilusio­nes que los sustituyesen. 6He aquí tus pensamientos, los únicos que tienes. 7La salvación se encuentra entre ellos. aHállala allí.

10. Si tienes éxito, los pensamientos que se te ocurran te dirán que te has salvado y que tu mente ha encontrado la función que pro­curó perder. 2Tu Ser le dará la bienvenida y la colmará de paz. 3Una vez que su fortaleza haya sido restaurada, tu mente podrá fluir de nuevo desde su espíritu al espíritu de todas las cosas creadas por el Espíritu a semejanza de Sí Mismo. 4Tu mente ben­decirá todas las cosas. 5Una vez que la confusión haya cesado, quedarás restaurado, pues habrás hallado tu Ser.

11. Tu Ser sabe que hoy no puedes fracasar. 2Tal vez tu mente siga dudándolo por un rato, 3pero no te dejes desanimar por ello. 4Tu Ser conservará para ti la dicha que experimenta, y gozarás de ella con plena conciencia. 5Cada vez que dedicas cinco minutos de cada hora a buscar a Aquel que une a tu mente con tu Ser, le ofreces un tesoro adicional para que lo salvaguarde para ti.

12. Cada vez que le dices hoy a tu agitada mente que tu salvación procede de tu único Ser, añades otro tesoro más a tu creciente almacén. 2Y éste se le da en su totalidad a todo aquel que lo pida y acepte el regalo. 3Piensa, pues, cuánto se te está dando este día para que lo des, de manera que se te pueda dar a ti.

¿Qué me enseña esta lección?

¿Quién es feliz en el conflicto? ¿Quién desea construir su hogar en la oscuridad? ¿Quién no
desea despertar de una pesadilla? Tan sólo el verdadero Ser tiene la condición para liberarnos del conflicto, iluminar nuestra casa y despertarnos a la única realidad.

Mientras que nuestra mente sirva a la dualidad, a la división, estaremos alimentando la falsa creencia de que estamos separados de la verdadera Fuente, de nuestro Creador y de su Creación.

Si crees en el conflicto, no tendrás paz. Si crees en la oscuridad, permanecerás perdido. Si crees que puedes permanecer dormido, te identificarás con el soñador, sin tomar consciencia de que tú eres el único soñador.

Prestar servicio a la dualidad nos lleva donde únicamente nos puede llevar, al conflicto y a la falta de coherencia y de paz.

¿Qué le dirías a tu hijo adolescente cuando compruebas que sus impulsos emocionales, adueñándose de su mente, de su capacidad de discernimiento, le lleva a acometer iniciativas que le causarán dolor y sufrimiento? Le dirías, respetando su libre albedrío, ¿has reflexionado sobre las consecuencias de tus actos? Con esta pregunta, no estás queriendo dirigir su vida, tan solo pretendes, poner una luz a su alcance para que sepa ver la realidad.

¿Qué significado tiene esa luz? El único posible, permitirnos ver la verdad. Esa luz nos revela, que la mente es un foco que puede ser utilizado por el Yo Espiritual o por el ego. Cuando es el Espíritu el que lo usa, tenemos acceso a la visión de la verdad. Cuando es el ego el que lo hace, la visión se transforma en imaginación y en vez de tener acceso a la verdad, da lugar a la ilusión.

¿Cómo podemos saber que nuestra mente sirve al Espíritu? Cuando nuestra mente sirve al Espíritu, tan solo vemos la unidad, actuamos de acuerdo a las Leyes de Dios (Amor) y gozamos de la Dicha y la Paz Divina.

Cuando nuestra mente sirve al ego (cuerpo), tan solo percibimos la separación y actuamos bajo los mandatos del miedo, de la culpa, lo que nos conduce a experimentar dolor, sufrimiento, enfermedad, etc.


Ejemplo-Guía: ¿Cómo hago para salvarme?

Esta cuestión, tan sutil, presenta como punto de partida un error que es preciso corregir. Si tenemos la necesidad de la salvación, es porque nos sentimos condenados, nos sentimos prisioneros del miedo, el principal causante de que no seamos libres.

Las enseñanzas de Un Curso de Milagros, nos revela que el único error que debemos corregir, es el que nos lleva a la creencia de que estamos separados de nuestro Creador. Potencialmente, ese error, da lugar a una cadena, casi infinita, de errores. El miedo es consecuencia de esa creencia, pues imaginamos que ya no gozamos de la protección de nuestro Padre.
La condena, igualmente, es consecuencia de esa misma creencia, pues nos imaginamos que hemos ofendido la confianza de nuestro Creador. Tal gesto de desconfianza y fidelidad, nos ha llevado a dar un especial valor a la creencia en el pecado. Nos sentimos sucios y nos condenamos. Exigimos el castigo como una vía de liberación de la culpa que sentimos. Proyectamos al exterior, las sombras que visionamos en nuestro interior, en forma de juicios condenatorios, en un intento de quedar limpios de pecados.

Por lo tanto, la única respuesta que puede aportarse a esta cuestión es que no debemos hacer nada para salvarnos, pues jamás hemos perdido nuestra condición de inocencia, plenitud y libertad.

Si necesitamos recibir otra respuesta, no pasa nada. No podemos negar la única verdad, pero tampoco podemos visionarla, negando el mundo ilusorio que percibimos.
Entender que nuestra necesidad de salvación es tan solo una creencia, ya nos sitúa en una posición aventajada, en el sentido, de que dicha visión nos invita a elegir de nuevo.

Te sientes prisionero de tus creencias, y ahora sabes que ese sentimiento es fruto de un error que puedes corregir con tan solo poner tu voluntad en ello. Si tu mente ha estado al servicio del ego, y dicha fidelidad te ha conducido a experiencias conflictivas y dolorosas, ahora sabes, que poner tu mente al servicio del Espíritu te permitirá experimentar un mundo nuevo.

Cuando se pone la mente al servicio del Espíritu Santo, se establece un nuevo canal de comunicación que nos afecta a niveles internos y externos. Desde el punto de vista interno, aparece una característica que nos lleva al sentimiento del gozo. Esa característica tiene su fuente en la confianza (fe), la cual te lleva a entregar todas y cada una de tus decisiones al Espíritu Santo. Este gesto nos predispone a vivir la vida con una actitud de aceptación, que no debemos confundir con la resignación, de todo cuanto nos ocurre.

A nivel externo, nuestra comunicación con el mundo adopta una peculiaridad que se caracteriza por la visión de la unidad con todo lo creado. Esa característica nos lleva a sentir empatía con todos y excluimos de nuestros hábitos la iniciativa del juicio condenatorio y la actitud de venganza y ataque.

Reflexión: ¿Crees que es posible servir a dos amos a la vez?