miércoles, 20 de noviembre de 2019

Escorpio y los trastornos de hemorroides

Nos encontramos bajo las influencias del tránsito del Sol por el signo de Escorpio. Es por ello, que vamos a dedicar una serie de artículos a analizar, desde varios puntos de vista,  las enfermedades más comunes relacionadas con este signo.
Los textos astrológicos coinciden en asignar al signo Escorpio las siguientes zonas fisiológicas: Rige la vejiga, la uretra, los genitales, el colon descendente, la próstata, la flexura sigmoidea, el hueso nasal, el hueso pubiano y la materia roja colorante de la sangre.
Las aflicciones que pueden clasificarse bajo el signo de Escorpio son determinadas por los planetas que puedan estar afligidos en este signo, como por ejemplo la sífilis, hernias y quebraduras, cálculos y arenillas, escorbuto, fístulas, hemorroides, enfermedades de la matriz o del útero, estrechez de la uretra, estrechez de la próstata, catarro nasal, enfermedades de la mucosa nasal y cartílago nasal, pueden ser causados por las aflicciones de Escorpio.

Para el desarrollo de este artículo, vamos a centrarnos en el estudio de las hemorroides

HEMORROIDES

Wikipedia

Las hemorroides (del griego αιμα aima: ‘sangre’ y ρειν rein: ‘fluir’) son varices o inflamaciones de las venas en el
recto y el ano. Popularmente también se les conoce con el nombre de almorranas. Anatómicamente son plexos, cojinetes o almohadillas de tejido submucoso donde están contenidas las vénulas y arteriolas superficiales del conducto anal. Normalmente son tres los cojinetes, localizados en la pared lateral izquierda, pared lateral derecha y en posición media posterior y funcionan en el mecanismo de continencia de las heces.


A menudo, las inflamaciones de las hemorroides son consecuencia del esfuerzo para evacuar el intestino, aunque pueden ser causadas por otros factores como el embarazo, el estreñimiento crónico, la diarrea o el envejecimiento.

El principal síntoma de las hemorroides es el dolor alrededor del ano y sangre roja brillante en las heces, en el papel higiénico o en el inodoro (retrete). Otras causas de sangrado anal o rectal incluyen un cáncer colorrectal o anal. El tratamiento suele incluir baños tibios y cremas locales. Las hemorroides complicadas pueden requerir cirugía y otros tratamientos. La cirugía puede ser practicada por médicos especialistas en coloproctología.

Prevención de las hemorroides
  • Hacer ejercicio por lo menos tres veces a la semana durante media hora (caminar o correr) con el fin de mejorar la circulación general.
  • Bajar de peso, ya que la obesidad aumenta la presión abdominal sobre el piso pélvico.
  • Evitar el sedentarismo. No estar largas horas sentado o de pie: cada tanto se debe caminar y moverse.
  • El consumo regular de castaño de Indias favorece el fortalecimiento de los vasos sanguíneos y evita la inflamación de las hemorroides.

Tratamiento no quirúrgico de las hemorroides
  • Mantener una buena higiene anal y evitar rascar o frotar las hemorroides, para evitar lastimarlas y prevenir las infecciones.
  • Corregir el estreñimiento añadiendo fibra a la dieta: frutas, verduras, pan integral, líquidos abundantes (más de dos litros de agua al día).
  • Corregir las diarreas.
  • Evitar comidas muy sazonadas, picantes y grasas, así como el consumo de alcohol.
  • Evitar esfuerzos al defecar.
  • Reducir el tiempo de defecación (no estar sentado en el inodoro más de 5 minutos).
  • No utilizar papel higiénico (ni siquiera el suave); sí se puede utilizar para secar el ano después del lavado con agua.
  • Lavar el ano con agua fría o tibia (puede ser en el bidé, o derramando agua de una jarra).
  • Baños de asiento de 15 minutos, con agua tibia (no caliente ni hirviendo), 2 o 3 veces al día, después de defecar. Puede hacerse en una palangana o jofaina. No agregar al agua, aromatizantes, champú de ducha, jabón, etc. Después de cada baño de asiento, lavar (en el bidé o con agua limpia) la piel alrededor del ano.
  • Aplicar hielo (no directamente sobre la mucosa del ano, sino cubierto con una tela) durante no más de 20 minutos, 2 o 3 veces al día. Eso disminuye la cantidad de sangre en el área, lo que produce la disminución del tamaño de las hemorroides.
  • Aplicar vinagre de manzana con un algodón dos o tres veces al día.
  • Se puede tomar meliloto.


Con estas medidas, el dolor y la hinchazón de la mayoría de las hemorroides sintomáticas disminuirán en un plazo de dos a siete días, y el bulto duro debería remitir en entre cuatro y seis semanas.

Alimentos recomendados

Se recomiendan todos aquellos alimentos que tengan fibra:
  • el pan integral (hecho con harina integral)
  • la tortilla integral (hecha con harina integral)
  • Las verduras o frutas que se puedan comer con cáscara o bagazo (como la uva).
  • Las frutas blandas (como la banana o la papaya) 

Esto ayudará a reblandecer la materia fecal y hacer más fácil su expulsión

Además es recomendable tomar mucha agua (preferiblemente el agua provista en el hogar, llamada «agua del caño», «agua de la canilla o grifo» o «agua del tubo»). Si el agua de la casa no es potable, se debe hervir o purificar previamente. Si se toma agua mineral (que de por sí no es recomendable debido a su alto contenido en sodio), no debe ser demasiado carbonatada.

Alimentos no recomendados

Las comidas irritantes y los condimentos:

·         los chiles o ajíes
·         las especias y aderezos
·         el ajo
·         el perejil
·         la cebolla
·         la mostaza
·         la salsa de tomate
·         el tomate
·         el vinagre
·         el café
·         el chocolate (tanto negro como blanco)
·         el té negro
·         el té de canela
·         el alcohol en todas sus formas
·         Todas las frutas no maduras.


Enric Corbera (Bioneuroemoción)

ANO

4ª Etapa (Relación).
Fisuras, fístulas, hemorroides y cáncer.

Conflicto: Conflicto de identidad.
Palabra clave: "Mi sitio, donde yo me siento".
Resentir: “No sé qué identidad tengo (donde pongo el culo)", "¿Dónde está mi lugar?", "Tengo el culo entre dos sillas", "Me siento apartado"
Hombre que lo vive en femenino: "He perdido mi lugar" = Marcaje de territorio / "No encuentro mi sitio en el territorio"
Cáncer: Pérdida de la identidad, ser reconocido. Separación de mi caca, de mi identidad, de mi ser.

HEMORROIDES

4ª Etapa (Relación).
Conflicto: Conflicto de identidad. ¿Dónde pongo el culo?.
Resentir: “No sé qué identidad tengo". "Me dan por el culo".
Fase curativa = Cuando se encuentra el sitio.
Hemorroides, rabia por el pasado, temor a soltarse, sensación de carga.


Louise L. Hay

HEMORROIDES

Causa probable: Miedo de los plazos establecidos. Rabia por el pasado. Temor a aflojarse. Sensación de carga.

Nuevo modelo mental: Libero todo lo que no sea amor. Hay tiempo y espacio para todo lo que deseo hacer.


Jacques Martel

HEMORROIDES

Las hemorroides son varices, dilataciones ensanchadas de las venas, una especie de ampolla. Están situadas en la región del ano y del recto. Visto que las hemorroides pueden producirse en los casos de estreñimiento, presión alta, embarazo, voy a comprobar en estas enfermedades si vivo una o situaciones que se vinculan a ellas. Cuando hay dolor, esto se relaciona con estrés; cuando hay hemorragia, se relaciona con una pérdida de alegría.

Las hemorroides me indican una tensión y un deseo interior de forzar la eliminación, como si intentase de hacer salir algo muy fuertemente; al mismo tiempo, la acción de retener se manifiesta. El conflicto entre empujar y retener crea un desequilibrio. Las venas permiten suponer una situación indicando un conflicto emocional entre la acción de rechazar y de repulsar y la acción de querer retener y bloquear la emoción en el interior suyo. Por ejemplo, este conflicto puede brotar en los niños que se sienten emocionalmente abusados por sus padres (que quieren rechazarles) y que a pesar de todo los quieren y quieren que se queden con ellos reteniéndoles.

Otras causas se relacionan con las hemorroides: un sentimiento intenso de culpabilidad o una vieja tensión mal o no expresada, que frecuentemente prefiero guardar para mí y que vivo frente a una persona o una situación que “me parte el trasero”.

El cuerpo me avisa con esta señal. Algo en mi vida necesita estar “aclarado”. Seguramente vivo estrés, sobrecarga de presión con relación a la cual me siento culpable. Quizás tengo plazos que respetar y tengo mucha dificultad en soltar, hacer confianza y puedo sentirme obligado a cumplir mis obligaciones y mis responsabilidades incluso si lo que quiero, es hablar y expresar mis necesidades para rectificar o ajustar algunas situaciones.
Además, llevo este peso solo porque el orgullo que vivo me incitará a no pedir ayuda a nadie. También puede que viva un sentimiento de sumisión con relación a una persona o a una situación en que me siento disminuido, como si fuera una nulidad. Cuando hallo la causa metafísica de mi dolencia, tomo consciencia y acepto esta situación temporal que me ayudará a hallar la ayuda para liberarme. Mis pensamientos y mis acciones están sostenidos por el amor.
Todo se armoniza en mí y las hemorroides desaparecen.


Lisa Bourbeau

HEMORROIDES

BLOQUEO FÍSICO: Las hemorroides son varices ano-rectales.

BLOQUEO EMOCIONAL: Las hemorroides son una indicación de presión creada por estados emocionales y por temores que no se quieren mostrar ni de los cuales se quiere hablar. Esta represión llega a convertirse en una carga. Se manifiestan en la persona que se obliga, que se  crea una presión, sobre todo en el aspecto material. Por ejemplo, puede ser una persona que se obliga a hacer un negocio que realmente no le gusta. Como las hemorroides se sitúan en el recto, que es la parte terminal del intestino grueso, la persona que las padece puede ser del tipo que se obliga a terminar algo. Se exige demasiado. La tensión se crea principalmente por querer "tener" algo o a alguien, a causa de una inseguridad material y una dificultad para tomar decisiones.


BLOQUEO MENTAL: Cuanto más fuerte sea tu actitud interior de inseguridad, más sufrirás de hemorroides. Para aliviar esta inseguridad, te obligas a "hacer" para "tener". Lo principal es que adquieras confianza en el Universo, es decir, que confíes más en nuestra madre, el planeta Tierra, que existe para proveer de todo a sus hijos. Te ayudaría mucho aprender a "soltarte", a tener más confianza en ti mismo y a expresar lo que sientes, dándote derecho a tener miedos en el aspecto material.

martes, 19 de noviembre de 2019

Escorpio y los trastornos de la próstata

Nos encontramos bajo las influencias del tránsito del Sol por el signo de Escorpio. Es por ello, que vamos a dedicar una serie de artículos a analizar, desde varios puntos de vista,  las enfermedades más comunes relacionadas con este signo.
Los textos astrológicos coinciden en asignar al signo Escorpio las siguientes zonas fisiológicas: Rige la vejiga, la uretra, los genitales, el colon descendente, la próstata, la flexura sigmoidea, el hueso nasal, el hueso pubiano y la materia roja colorante de la sangre.
Las aflicciones que pueden clasificarse bajo el signo de Escorpio son determinadas por los planetas que puedan estar afligidos en este signo, como por ejemplo la sífilis, hernias y quebraduras, cálculos y arenillas, escorbuto, fístulas, hemorroides, enfermedades de la matriz o del útero, estrechez de la uretra, estrechez de la próstata, catarro nasal, enfermedades de la mucosa nasal y cartílago nasal, pueden ser causados por las aflicciones de Escorpio.
Para el desarrollo de este artículo, vamos a centrarnos en el estudio de los trastornos de la próstata.


PRÓSTATA

Wikipedia

La próstata es un órgano glandular del aparato genitourinario masculino con forma de castaña, ubicada enfrente del recto, debajo y a la salida de la vejiga urinaria. Contiene células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides contenidos en el semen.
Justo encima y a los lados de la glándula prostática se encuentran las vesículas seminales que producen la mayor parte del líquido seminal. La próstata rodea la primera parte de la uretra, conducto por el que circula la orina y el semen hasta el pene.

Las hormonas masculinas estimulan la glándula prostática desde el desarrollo del feto. La próstata continúa su crecimiento hasta que se alcanza la edad adulta y mantiene su tamaño mientras se producen las hormonas masculinas. Si las hormonas masculinas desaparecen, la glándula prostática no puede desarrollarse y reduce su tamaño, a veces hasta casi desaparecer.

Las enfermedades más frecuentes de la próstata son:

La prostatitis. Es una inflamación de la próstata. Puede ser infecciosa o no. Puede producir síntomas de infección urinaria, pero con urocultivos negativos. Las prostatitis agudas pueden ser causadas por enfermedades de transmisión sexual. A menudo dan muchos síntomas e incluso fiebre. Las prostatitis crónicas suelen asentarse en las próstatas grandes, de personas de más de 50 años con hipertrofia prostática benigna. Los síntomas pasan generalmente desapercibidos. El tratamiento antibiótico suele tardar semanas en las prostatitis.

La hiperplasia benigna de próstata, Hiperplasia Prostática Benigna (HPB) o adenoma prostático. No se trata de cáncer, sino de crecimiento del órgano (al contrario que la mayoría, que tienden a atrofiarse con la edad) hasta llegar a hipertrofiarse. Son cambios normales que sufre la próstata en los hombres a medida que envejecen. Puede causar síntomas de irritación de la vejiga, como urgencia para orinar, menor fuerza en el chorro de orina, u orinar repetidas veces; esto se denomina prostatismo. Posee diferentes complicaciones, tales como infecciones urinarias a repetición, retención urinaria completa, insuficiencia renal, hematuria y litiasis vesical.

El cáncer de próstata. Es muy común en los hombres. Estudios corroboran la presencia del mismo en hombres de edad avanzada mediante una biopsia de próstata. En la mayoría de los hombres evoluciona paulatinamente (mueren por causas naturales muchos años después) sin que el cáncer les afecte la calidad de vida. En unos pocos casos el cáncer es agresivo. Los tratamientos varían según el estadio de la neoplasia, variando desde la cirugía y radioterapia con fines curativos hasta tratamientos paliativos con hormonoterapia y quimioterapia.


Enric Corbera (Bioneuroemoción)

PROSTATA

1ª Etapa (Supervivencia)

Conflicto:
Conflicto arcaico (proyecta sobre la L3). Pérdida en la familia. Protección de los nietos (miedo, como si los depredadores vinieran a comérselos). O sentir que debe ser más competente con su mujer (probablemente más joven). También el sentir que vive una sexualidad fuera de la norma (señor de 60 con una chica de 20-25) Viejo Verde. O una historia de castración (la mujer castra al hombre con sus normas: “Si no haces eso, hoy no hay cama” o “Quiero hacer el acto sexual, pero no puedo”.
Conflicto derivado de situaciones dramáticas de los hijos, pareja, nietos o equivalente: Un accidente, una enfermedad, la muerte. Todo ello nos disgusta.

Resentir: “Quiero hacer el acto sexual, pero no puedo". "Quiero nietos". “Tengo que estar a la altura para satisfacer a mi mujer, porque ésta es mucho más joven que yo y no sé si seré capaz".

El protector. Contiene unas células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre el espermatozoide. Formado por varios tejidos (1ª y 3ª etapa). Tiene una función de director de orquestra que permite poner en marcha la máquina reproductora en los hombres de edad.

Hay cánceres de útero después de una menopausia y de próstata más tarde.
En la evolución somos abuelos: “Mis hijos no tienen niños”

Ejemplos:
a) Un Señor que lleva a su mujer al hospital y ésta “pare” en el coche. Sangre, líquidos, se traumatiza y hace un cáncer de próstata
b) Sacerdote que es terapeuta y siente la necesidad biológica de hacer el amor a una de sus pacientes. Para él esto es algo sucio.

Siempre se le tendría que hacer la misma pregunta a nuestro paciente que tenga problemas en el útero o en la próstata: ¿QUÉ ES LO QUE SIEMPRE ESTAS PENSANDO, DESDE QUE TE LEVANTAS HASTA QUE TE ACUESTAS?

Louise L. Hay

PROSTATA
Causa probable: Representa el principio masculino. Temores que debilitan la masculinidad. Renuncia. Presión y culpa sexuales. Creencia en el envejecimiento.

Nuevo modelo mental: Acepto mi masculinidad y me complazco en ella. Me amo y me apruebo. Acepto mi poder. Soy eternamente joven de espíritu.

Jacques Martel

PROSTATA
La próstata está vinculada a mi sentimiento de potencia y capacidad sexual. Ya que son frecuentemente los hombres mayores que padecen de trastornos de la próstata, debo preguntarme: ¿Estoy satisfecho y a gusto en mi sexualidad? ¿Vivo frustración, impotencia o quizás incluso confusión de cara a mi sexualidad y también frente a mi búsqueda de una pareja quizás más joven? ¿Sería mejor dejarlo todo?
Quizás ahora me siento inútil, ineficaz, incapaz de ser un “hombre verdadero”. Vivo el miedo intenso de no estar en las normas sexuales implantadas por la sociedad.
Debo aprender a desculpabilizarme y a dejar de estar tenso en cuanto a la “excelencia” que requiere la sociedad por parte mía. Debo tomar consciencia de mi valor no según mis “hazañas sexuales” sino mirando todas las bellas cualidades humanas que poseo.

Si tengo una dificultad en la próstata, debo preguntarme si vivo dificultad y culpabilidad frente a mis nietos o frente a mis propios hijos que, incluso adultos, son aún para mí, unos “pequeñines” y “frágiles”. Tengo miedo de que éstos estén en peligro, bien moralmente, bien físicamente, y sobre todo frente a cualquier situación que puede estar vinculada con la sexualidad y que aparece a mis ojos como sucia o que sale de las normas habituales y establecidas por la sociedad.
Si no tengo hijos, ni nietos, la dificultad puede vivirse con un sobrino o un niño del barrio que considero “como formando parte de la familia”.

Debo aprender a hacer confianza y el hecho de tener miedo de que suceda algo grave o algún daño a la gente a quien amo sólo atrae más el objeto de mi temor. Tengo confianza en que todos estamos guiados y protegidos interiormente, incluidos los por quienes me preocupo. Así evitaré el desarrollo del cáncer de la próstata.


Cuando cae la próstata, ejerce una gran presión sobre la vejiga. Indica que tengo dificultad en soltar los sentimientos de inutilidad que me he construido interiormente, la orina representando la liberación de mis emociones negativas. Reconozco cada vez más mi valía y sé que mi contribución a la sociedad es inestimable.



La prostatitis es la inflamación de la próstata. Puedo vivir decepción o frustración, bien frente a lo que mi pareja espera de mis proezas sexuales, bien frente a mí mismo porque me culpo por no ser más “viril”, más “excelente”.

Opino que soy viejo, “inútil, “acabado”. Es pues importante que acepte que mi sexualidad puede haber cambiado y evolucionado con el tiempo, pero que puede ser igual de excitante y completa.



Lisa Bourbeau

PROSTATA

Bloqueo físico: Los problemas de próstata más comunes son la inflamación, los tumores y el cáncer.



Bloqueo emocional: Esta glándula es el enlace entre el cuerpo humano y el centro de energía (chacra) sacro, la energía del poder de crear. Los problemas de la próstata son mucho más frecuentes después de los 50 años. Le indican a quien los sufre que deja que le moleste una situación en la cual siente impotencia, una situación que no puede controlar a su antojo. Se cansa de la vida. Estos problemas le indican que no puede controlarlo todo en la vida y que a veces el universo nos envía situaciones que nos ayudan a soltarnos con el fin de crear otra cosa mejor. Cuando el hombre experimenta un sentimiento de impotencia, al mismo tiempo su libido disminuye. Esta disminución es simplemente un reflejo de lo que sucede en su interior.

Bloqueo mental: Tu problema de próstata tiene como finalidad ayudarte a restablecer contacto con tu poder de crear tu vida. Deja de creer que porque envejeces, eres menos poderoso y menos capaz de crear. Es cierto que el cuerpo se deteriora con el tiempo y ello es natural. Sin embargo, esta es la ocasión ideal para que utilices todas las fuerzas emocionales y mentales que has adquirido con el paso de los años y crees otra cosa, permitiendo que los más jóvenes te ayuden físicamente. Debes dejar de creer que porque decides delegar, pierdes valor. Al contrario. A eso se llama sabiduría.

lunes, 18 de noviembre de 2019

El origen del miedo: "La muerte y la separación"


"La muerte -hasta la de un contenido psíquico-, es  angustia y dolor  para el "profano", es  alegría  y liberación  para el sabio" (La Triple Vía del Fuego. Raphael).


No  pude  evitar  sentir una  profunda desilusión la primera vez que leí estas  líneas, pues  inmediatamente ­herido en  mi  vanidad, me vi engrosando el pelotón de los "profanos", de los ignorantes, cuando mi  único afán era  conquistar la eterna Verdad.
Sin embargo, ese  descubrimiento por  muy doloroso que  fuese  para  mi  frágil  naturaleza humana, me hizo  comprender lo que valoré  como una  imperiosa necesidad de liberación: Tenía que hacer  algo,  y pronto, para evitar  el sufrimiento, el dolor  que  se despertaba en mi cuando afrontaba mentalmente la terrible idea  de la muerte.
Formar parte de  una  humanidad  "ignorante"  y acongojada ante la  arraigada creencia de  que  con  la muerte llegamos al final  absoluto de nuestra existencia, me dio el valor  necesario para lanzarme a la búsqueda de argumentos que calmasen mi ansiedad por conocer la  Verdad, o  tal  vez,  para  liberarme de  mis  oscuros temores y así del sufrimiento.
Dejándome llevar  por la llamada interna que  me invitaba  a  dar  sentido  a  la  Existencia,  pronto  me enfrenté  a  uno   de  los   más   peligrosos   y  conocidos enemigos del hombre: el miedo.
Alguien  ha escrito que el miedo a la muerte es la raíz,   la  causa,   el  origen   que   da  lugar   a  todas   las variantes  conocidas de miedos. Al menos  ya tenía "algo" de  donde  partir, una  primera  "pista"  donde basar  mis investigaciones.


¿Por qué sentimos miedo? Debía  dar  respuesta a esta  cuestión, pues hasta  ese momento lo único que tenía claro,  era la importancia que tenía para  mi y, de igual modo,  para el resto de mis compañeros de ruta,  el vencer  el tortuoso sentimiento del miedo,  pues así, venceríamos a la muerte.


Describir el significado del  miedo  es  una  tarea inútil e innecesaria. Todos  podríamos ilustrar  con nuestra propia vida las múltiples expresiones con las que suele expresarse, y sin embargo, a pesar de esa diversidad de rostros, podríamos  estar  de acuerdo en que su efecto más común se resume  en el profundo desequilibrio que produce en  nuestro interior y como  consecuencia de ello, en nuestras reacciones.
Mi búsqueda -en el propósito de encontrarme con el génesis  del miedo-, me llevó a indagar en los textos sagrados y en  otros escritos  donde  se recogen  verdades transitorias sobre la existencia. Gracias a este "viaje" por el ilustrativo mundo del conocimiento, tuve  acceso  a elocuentes  y fascinantes pensamientos, como  los que a continuación expongo:


"El   temor   del  Señor   es  el  principio de  la Sabiduría. Los insensatos desprecian la Sabiduría y la Doctrina". (Salomón. Proverbios, 1-7).
¡Cuánta confusión para  una  mente frágil  y profana como  la que acostumbra a juzgar las  palabras con    un    total    desconocimiento   de   su   etimología profunda y sagrada!.


He de confesar,  que mi búsqueda hubiese podido quedar abortada en  ese mismo instante si no  hubiese evitado caer  en  la  tentación de interpretar ese pasaje como  la gran  mayoría ha hecho. El sabio Salomón, a quien  se  le  ha  reconocido como  su  autor, no  tuvo intención, en  ningún  momento, de  enseñarnos una verdad  basada  en el miedo. "Temer al Señor", no  debe llevarnos a  adquirir la  creencia de  que  el logro  de la sabiduría nos exige "tener  miedo de Dios,  nuestro creador". Sería absurdo pensar  en estos  términos. Por lo tanto,  debemos  dar  un  nuevo  enfoque a la expresión "temer   a Dios”;  me   atrevería   a  sugerir  esta otra: "conocer  a Dios", y no es una  interpretación gratuita y sin  fundamentos, todo  lo contrario, para  llegar  a esta afirmación tendremos que adentrarnos en el saber ancestral  de la Doctrina Cabalística, en cuya enseñanza podremos acercarnos al Conocimiento de la Obra Divina, al sentido oculto del génesis  de la creación.
Si tomamos la Biblia  y la abrimos en su primer capítulo, el dedicado  a los orígenes de la creación, descubriremos que  el  término  temor, se  utiliza   por primera vez en el punto 3, el que  nos  narra el acto  del "pecado  original, su castigo  y redención".


9  Entonces el  Señor Dios  llamó  a  Adán  y díjole: ¿Dónde estás?  10 El cual respondió: He oído tu  voz en  el  paraíso y   he temido  y  llenándome de vergüenza  porque estoy  desnudo, y así me he escondido. 11  Replicóle:  Pues ¿quién  te  ha  hecho advertir que estás desnudo, sino el haber comido del fruto  de  que  yo  te  había  vedado  que  comieses?. (Génesis 3, 9-11).
No  deja  de  ser  significativo y  trascendente, el hecho de que hayamos tenido que viajar en  el tiempo, hasta el mismísimo origen  de la humanidad consciente e individualizada, para  comprender por qué  se encuentra tan arraigada en nuestras creencias el miedo a la muerte.

Existe  una  situación original y anterior a la que se describe  en  el  pasaje  bíblico  descrito,   que  arrojará mucha luz a este escrito:


8  Había  plantado el Señor  Dios  desde  el principio un jardín delicioso, en que colocó al hombre que había formado 9 y en donde  el Señor  Dios  había hecho  nacer  de  la  tierra   misma   toda   suerte   de árboles  hermosos a la vista,  y de  frutos  suaves  al paladar:  y también  el árbol de la vida en medio del paraíso, y el árbol de la ciencia del bien y del mal...
15   Tomó, pues,  el Señor Dios  al hombre,   y púsole en el paraíso de delicias, para que la cultivase y guardase. 16 Diole también este  precepto diciendo: Come si  quieres del fruto de  todos los  árboles  del paraíso:  17 Más del fruto del árbol de la ciencia  del bien  y del  mal  no  comas, porque  en  cualquier día que  comieres de  él,  infaliblemente morirás..." (Génesis 2, 8-17).


25    Y  ambos, a   saber, Adán  y  su   esposa, estaban desnudos y no sentían por ello rubor ninguno". (Génesis 2, 25)
Todos,  en   alguna  u  otra   ocasión,  habremos anhelado en  nuestra imaginación encontrarnos en ese estadio paradisiaco donde el hombre primigenio gozaba de  plena   armonía  y  bienestar.  El  estado   Adamita, representa -entre otras muchas cosas-,  el tránsito de la humanidad por  una   fase  importante y  crítica   de  su evolución, ya que supone el paso hacia  la conquista  de la individualización. El  paraíso  es sin duda  la alusión a ese marco que  Dios,  nuestro creador,  había  dispuesto dentro  de  Su  Propia Conciencia y  en  la  cual   nos hallábamos fundidos. Toda  cuanto nos rodeaba, jardín, animales, así como los árboles  del "Saber y de la Vida", estaban a nuestra disposición, porque en  verdad formaban parte de nuestra propia  Esencia, de nuestra Divinidad.  No  olvidemos,  que   Dios   nos   creó  a  su Imagen y Semejanza.


Podríamos interpretar los conceptos, jardín­-animales-árboles, como  algo  físico si así lo queremos, sin  embargo, la intuición nos  revela que se nos está describiendo,  alegóricamente,  las  Fuerzas Creadoras con   las  que  la  Divinidad  daba  "forma"   a  su  Obra: Jardín-Cuerpo Vital; Animales-Cuerpo Emocional; Arboles-Cuerpo Mental.
A  partir de  estas   deducciones,  todo   parece   ir adquiriendo un nuevo   sentido.  La   luz   va  iluminando progresivamente, “zonas" que anteriormente permanecían en la más profunda oscuridad.


Esa  humanidad Adamita se encontraba en  una permanente comunicación con  la Divinidad. Su evolución,  hasta  ese momento, le ha llevado a gozar  de la Plenitud Divina. Es el fruto de la creación de Dios, y por lo tanto, un  Dios  en formación que debe cultivar sus  poderes para desarrollar todas sus potencialidades creadoras.  Hasta  esa  "hora"   no   se  ha   visto   en   la necesidad de "Temer a Dios",  no  se ha  despertado en Él,  el sentimiento de vergüenza por permanecer "desnudo". Así vemos como el versículo 25 del punto 2, nos describe  la ausencia del rubor.


Llegado este momento, debemos afrontar el gran paso, lo que significaría un cambio importantísimo en la  situación descrita como  paradisiaca. Todo era hermoso, sin  embargo, existía   una   prescripción, un mandato, una  ley a respetar, "no comer  del árbol  de la ciencia del bien y del mal", o lo que es lo mismo, según hemos apuntado, "no  hagas  uso  del cuerpo mental... porque  en   cualquier  día  que  comieres  de  él, infaliblemente morirás".
¿Acaso la humanidad Adamita no  estaba  aún preparada  para hacer  uso de la mente? ¿Acaso utilizar la mente, el cuerpo  creador por excelencia, significaba violar   las  leyes  divinas? ¿Qué  ocurrió, cuando Eva come  de la  manzana -fruto prohibido- y da de comer igualmente a su compañero Adán?

La respuesta a esta  última cuestión nos  abre un prometedor camino. En  efecto,  todos  conocemos las consecuencias de aquel acto “pecaminoso”,  o  mejor dicho,  todos  nos  hemos "tragado" literalmente, lo que el génesis  nos  narra que  ocurrió, y hasta tal  punto ha sido así, que se ha inscrito profundamente en  nuestras creencias, y desde aquellos días arrastramos el error  de que  nos  encontramos "separados"  de nuestro creador; que aquellos venturosos y deliciosos días paradisiacos ya nunca volverán,   incluso  dudamos, si  realmente existieron  o todo  forma parte  de un  cuento destinado a calmar el miedo de los "niños".


Nadie nos obliga  a seguir  pensando que Dios abandonó a  su  creación -el  hombre- castigándole  por haberle  desobedecido, por  no  "temerle".  Y yo  me pregunto, ¿qué padre basaría su enseñanza en el miedo, en  el terror?, ¿qué  padre  no  perdonaría a su hijo,  por muy grave que fuese su falta? Y sigo cuestionándome, cosas que parecen lógica a mi razón, si un padre, vulgar y corriente, sin que nadie le haya dicho  jamás que es un "Dios", perdona  a su hijo cuando éste por su ignorancia ha cometido algún  error,  ¿cómo podemos  admitir que nuestro  creador, que  verdaderamente sí  es  un   Dios Sabio  y Perfecto,  nos haya sentenciado con el más duro de los castigo, con  la muerte?
Creo que  se hace  necesario un  replanteamiento profundo de nuestras creencias más  arraigadas y que se esconden  en lo más  recóndito de nuestro inconsciente, pues se hace   urgente  recuperar  el hilo  de la Verdad  que hace tiempo perdimos y que,  sin  duda,  nos devolverá la plena  conciencia de quiénes somos.


El uso de la mente, cuando no se dominan dichas energías y sí en cambio sirven  a cuerpos inferiores como el  de  las  emociones, nos   llevará a  precipitamos y  a actuar contrariamente a  las  leyes  divinas, es  decir,  a crear "edificaciones" que  por  carecer de  los  correctos cimientos, se derrumbarán.
El hombre Adamita, contaba en  el génesis  de su existencia material con  una serie  de vehículos-cuerpos, de  los  cuales, el más   joven  e inexperto era  el mental. Podemos decir,  que  se encontraba en  una etapa de su desarrollo semejante a la  fase  infantil, por  lo  que  no dominaba  el   arte  de   construir  con   la   mente. Su utilización inmadura le  llevó   a  querer  conquistar  el mundo   material,  y   en    ese    empeño  ha    quedado prisionero, pues aún  en nuestros días vemos  como se ha producido una total identificación con  el plano físico  y una  negación progresiva de los  planos espirituales, o lo que es lo mismo, de su  propia Esencia, de su verdadera Patria.


7 Formó,  pues,  el Señor Dios  al hombre  del lodo de la tierra, e inspirole  en el rostro un soplo o espíritu  de  vida, y  quedó hecho el hombre  viviente con alma racional  (Génesis 5, 7).
Ese hálito  de vida que Dios  sopló sobre su Obra, hace   alusión  al  Espíritu que  dirige  los  trabajos  del cuerpo material, del cuerpo  formado por el lodo  de la tierra. A partir de ese momento evolutivo,  el hombre adquiere un nuevo aspecto  anímico, el alma  racional, o lo  que  es lo  mismo, la  capacidad de crear  y adquirir experiencias haciendo uso del cuerpo  racional-mental.


El  resultado de  utilizar este  vehículo,  llevó a la humanidad a "morir", pero  no leamos en este termino el final  de la  existencia, interpretémoslo como  lo que realmente supuso, el  tránsito de un estado  de conciencia: el tránsito hacia  la individualidad, puesto que  hasta ese  momento, el  hombre tenía  conciencia colectiva, de ahí, que se haga referencia  a la humanidad con  un  sólo  nombre, bien Adán o Eva.
¡Qué difícil   nos   resulta  perder  el  temor a  la muerte!


Es  evidente que  así  sea  mientras sigamos creyendo que  la  vida  pertenece al  cuerpo  creado  con lodo,  y no  al verdadero dueño, a la divinidad que somos, al Espíritu. El vehículo físico es tan sólo un  ropaje transitorio con  el que  se manifiesta temporalmente el Espíritu en el plano material. Cuando el Programa de vida elegido por el verdadero Ser se agota, lo que ocurre no es más que un proceso  natural, el abandono del vehículo, permitiendo con  ello el desenvolvimiento en otros niveles de conciencia, en los planos más sutiles  al físico, conocidos  como Mundo Astral  y Mundo Mental.


Adán "temió"  al descubrir su  desnudez una  vez que  se  produjo el  "acto  pecador",   es  decir,  temió  al conocer su  nueva  identidad individual. Con  este  acto dio  comienzo el  principio del  temor, o  lo  que  es  lo mismo, el comienzo de una  andadura donde  el conocimiento de uno  mismo era totalmente necesario. La mente  se convierte en el vehículo que  nos llevó a la autoconciencia, y debe  ser  con  su  correcto uso,  que recuperaremos el verdadero  sentido de nuestro Ser.
"Conócete a ti mismo". Podríamos parafrasear este axioma espiritual, expresando: "Témete   a ti mismo", o lo que es lo mismo, respeta  las leyes que te han creado, pues en   ella descubrirás  la   Verdad, descubrirás a Dios,  y dejarás  de tener miedo  a lo irreal e ilusorio, a lo que hemos llamado muerte.


Ya no  me  siento angustiado; ya no siento dolor... ya no soy  un  profano. Ahora siento alegría, pues en este  viaje, algo viejo ha muerto en mí. Ahora me siento liberado, pues camino ligero de equipaje, nada me  ata, nada me  posee... Ahora soy un  ser sabio, pues  he recordado que  soy  esencia de Dios.
Gracias muerte por venir  a mí... pues tus alas me han elevado por encima del Abismo, me han permitido cruzar hacia el  umbral de  la verdadera Vida.