APARICION A LOS ONCE
14 Al fin, se manifestó a los once,
estando recostados a la mesa y les reprendió su incredulidad y dureza de
corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre
los muertos.
Podríamos aplicar el refrán: “a la tercera va la vencida”, y
con ello estaríamos, tan sólo, aplicando las leyes naturales; esto es, el
proceso de los ciclos, que como hemos ido viendo a lo largo de esta obra, la
dinámica Vav, la correspondiente a la tercera Fuerza del Nombre Sagrado y
Creador de Jehová, nos expresa la cristalización externa de las energías que se
están gestando.
Jesús-Cristo reprende a los discípulos por una sencilla
razón: han necesitado aprender de su nuevo estado por la vía del hombre viejo,
por la vía de la experiencia, de la ciencia. “Si veo, creo, si no, todo lo
pongo en duda y lo niego”.
El mensaje Crístico debe ser captado por otra puerta. En
primer lugar, como hemos visto, se manifiesta directamente al alma humana
redimida; es decir, cuando nuestro corazón ha sido capaz de dejar de mirar
hacia el mundo material, para conquistar el espiritual; o lo que es lo mismo,
cuando dejamos de ambicionar placeres mundanos y nos entregamos a amar con
rectitud. En segundo lugar, cuando movilizamos nuestra voluntad-amor y nos
ponemos en el camino, entonces, recibimos por vía interna la evidencia de la
verdad, la evidencia del Maestro Interno que se revela en nuestra consciencia.
No obstante, si a pesar de todo no hemos sido capaces de
creer que la Liberación del Plano de Acción es posible, tendremos una prueba
tangible de ello, para que a partir de ese momento creamos. Ese encuentro
definitivo que ha dado cuerpo al Arquetipo del Amor, se producirá cuando nos
encontremos “recostados a la mesa”, es decir, cuando en verdad, deseemos ser
Obreros del amor, y no tan solo, meros teorizantes de su filosofía.
Como bien se expresa en este penúltimo punto de la Obra de
Marcos, son la dureza de nuestro corazón y nuestra incredulidad los dos aspectos
que nos llevan a negar la verdadera existencia del Espíritu; es decir, son los
aspectos de nuestros deseos y de nuestros pensamientos no sublimados, los que
nos impiden encontrarnos con la Verdad.
Por lo tanto, debemos movilizarnos con todas nuestras
energías, para que nuestro corazón sienta que es necesario que nos amemos
positivamente, pues así, amaremos a los demás; que nuestro cerebro sea generoso
y ensanche sus fronteras, pues su tendencia a la "mistificación", a
establecer sentencias y cánones, estrechan la visión de la verdadera realidad.
Seamos como niños. Recuperemos la inocencia, la sinceridad,
la espontaneidad, la generosidad, el afán de recibir amor, para corresponder a él
con gestos de gratitud; el afán de aprender, la humildad y la sencillez, en
definitiva, recuperemos nuestro origen paradisiaco, nuestra pureza primigenia,
añadiéndole, eso si, la sabiduría y la consciencia adquirida.
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el Evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, se
salvará, más el que no creyere se condenará. 17 A los que creyeren les
acompañarán estas señales: en mi nombre echarán los demonios, hablarán lenguas
nuevas, 18 tomarán en las manos las serpientes, y si bebieren ponzoña, no les
dañará; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos se encontrarán bien.
La misión encomendada por Jesús-Cristo a los discípulos, a
los Obreros del Amor, es PREDICAR. ¿Qué debemos entender con ello?
El termino "predicar", significa arrojar luz sobre
un tema en cuestión, lo que nos lleva a pensar en el Elemento Primordial, el
Fuego, pues su función es iluminar. Recordemos que, en hebreo, la palabra que
se traduce como fuego es la misma que se emplea para expresar luz, es el
termino AUR. Por lo tanto, la encomienda del Maestro, es que utilicemos la
Nueva Luz que hemos hecho consciente en nuestro interior, y que la hagamos
llegar a todo el mundo.
Astrológicamente, este Trabajo está expresado en el proceso
de transición Virgo-Aries. De la muerte surge la vida. Se trata de una fase
terminal de un gran ciclo, y el inicio de uno nuevo. Es necesaria que, para
movilizar el nuevo Propósito, la semilla sea sembrada. Nosotros, los discípulos
del amor, debemos ser sembradores de esa semilla, debemos ofrecer Luz en un
mundo que está necesitado de ella, pues así lo requiere la evolución
Predicar... Predicar, pero no con teorías, sino con la
consciencia, con la Luz, con el Principio Inteligible. Es la diferencia que
existe entre el profeta del antiguo orden, que anunciaba lo que había de venir,
pero cuyo comportamiento no estaba a la altura de lo anunciado; y el discípulo
de Cristo, ha de expresar la Luz con su Verbo Creador, con todo el poder de su
Consciencia.
A partir de esta “hora”, la Obra del Hijo del hombre está
culminada. Se han detallado las pesas y medidas del Nuevo Templo que ha de
albergar una Nueva Consciencia de la existencia y del verdadero Ser.
Los Planos han sido trazados y el itinerario descrito. Esa
nueva tierra ha sido conquistada y la ruta queda a nuestra disposición, para que
seamos capaces de recorrerla. Todo, está por hacer. Quizás muchos de nosotros
nos hayamos puesto ya en camino, y quizás estemos ya en condiciones de haber
realizado importantes avances. Lo que si es cierto, es que en esta aventura
tendremos momentos álgidos y momentos desoladores, todo forma parte de los
esquemas. Hasta que un día, en nuestro corazón se produzca una misteriosa y
mágica conmoción. A partir de ese momento, todo adquirirá un nuevo color, un
nuevo aroma, un nuevo tacto, un sentido nuevo, un diferente sabor: ¡Habremos
encontrado la verdadera Esencia!
Es necesario creer y ser bautizado; es preciso que cambien
nuestras creencias, que nuestra consciencia conozca y ame, pues si conoce las
leyes, pero no ama, seremos como un frío intelectual que no se movilizará para
contribuir a hacer más llevadera la carga del dolor que aguanta el mundo; y si
amamos, sin respetar las leyes divinas, nos convertiremos en causa de
trastornos y desequilibrios, nos convertiremos en células cancerígenas, que no
siguen un orden armónico y que alteran el proceso de otros sistemas celulares.
Es preciso pues, que creamos y que recibamos el bautismo; es
decir, que recibamos las aguas purificadoras de Hochmah; esto es, que
integremos en nuestro cuerpo, en nuestras acciones, las energías del amor, del
perdón, de la misericordia. Creer en la Liberación, ese es el primer paso que
debemos dar en el proceso Iniciático del amor.
La Liberación, la resurrección, nos enseña que la
personalidad con la que nos hemos identificado hasta ahora, no es nuestra
verdadera realidad, tan solo es un envoltorio que utiliza el Ser Verdadero para
desarrollar consciencia divina y creadora. Una vez realizada esa experiencia,
la vida se manifiesta en planos de vibraciones más sutiles que los físicos. La
eternidad es una realidad que debemos compartir. ¡Hagámoslo!
Si ponemos resistencia al cambio que debemos realizar en el
proceso evolutivo en el que nos hallamos actualmente, estaremos condenándonos;
es decir, estaremos contribuyendo al estancamiento de la consciencia.
Por el contrario, el creer, es decir, el haber integrado en
la consciencia el nuevo Designio, el ver la nueva Verdad, estará acompañado de
un resultado, que se traduce en ser portador de cualidades anímicas y
psíquicas, como el poder echar a los demonios, para ello, ha sido necesario
dominar el Cuerpo de Deseos; el hablar lenguas nuevas, es decir, se consigue
entender todos los idiomas, en la medida en que existe en nuestro interior un
estado de unidad con todo lo creado. Esa filiación de consciencia, nos
permitirá hablar todas las lenguas.
Igualmente, tomarán en sus manos las serpientes. El
estudiante de esoterismo, sabrá describir este símbolo ancestral. La serpiente
es el Arquetipo de la Sabiduría, y al mismo tiempo, del afán de saber que nos incita
a la conquista del mundo material. El dominio conquistado sobre este plano, nos
permite tomar entre nuestras manos ese impulso creador.
Otra de las cualidades que se adquiere en este proceso
anímico, es el no quedar dañado a pesar de haber bebido ponzoña; es decir,
alcanzado este punto del camino, ya ningún sentimiento externo, por muy
negativo que sea, nos ensuciará, nos hará enfermar. Todos nuestros deseos han
sido sublimados, y nuestra alma emocional ha recibido la purificación de los
siete demonios peores. Si en lo sucesivo, nos mezclamos con el mundo de
perdición, este ya no podrá dañarnos, pues nuestra luz, irá ganando terreno
hasta poner fin a la oscuridad.
Por ultimo, nuestra conquista espiritual nos permitirá
compartir con el mundo la paz, la armonía, la salud. Nuestras manos, la
expresión de nuestras creencias, al contactar con los enfermos, harán que estos
reciban un aporte de Luz que les restituirá de su mal.