sábado, 23 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 357

LECCIÓN 357

La verdad contesta toda invocación que le hacemos a Dios, respondiendo en primer lugar con milagros, y retornando luego a nosotros para ser ella misma.

1. El perdón -el reflejo de la verdad- me enseña cómo ofrecer milagros y así escapar de la prisión en la que creo vivir. 2Tu santo Hijo me es señalado, primero en mi hermano, y después en mí. 3Tu Voz me enseña con gran paciencia a oír Tu Palabra y a dar tal como recibo. 4Y conforme contemplo a Tu Hijo hoy, oigo Tu Voz indicándome la manera de llegar a Ti, tal como Tú dispusiste que ésta debía ser:

5"Contempla su impecabilidad y sé curado".

¿Qué me enseña esta lección?

Mantener la visión que nos identifica con el mundo material, donde la vía de aprendizaje se encuentra en la verdad percibida, es la fuente, la causa, que nos conduce al encuentro con un mundo donde estamos experimentando el fruto de lo sembrado, es decir, el castigo, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.

Vivimos en un mundo que nos produce temor. Para protegernos de la necesidad, decidimos no dar, y cuanto más nos esforzamos en garantizar la continuidad de lo que poseemos, más rápido lo perdemos y ello nos produce un profundo dolor. Preferimos atacar, antes de dar lo que tantos esfuerzos nos ha costado conseguir. En lo que poseemos, hemos puesto nuestra frágil seguridad, y cuando lo perdemos, se nos derrumba ese falso edificio en el que los pilares no son firmes.

Los demás, son seres separados de nosotros y los juzgamos como los posibles agresores que tratan de arrebatarnos nuestras posesiones. En esa demente relación, se establecen lazos de continuo odio, los cuales se ganan un reguero de víctimas que, desde ese punto de vista, bien justifica la agresión y el odio.

Ese camino oscuro y tenebroso, no nos conduce a la felicidad, que es lo que más valoramos. Pensamos que lo externo tiene la capacidad de aportarnos la deseada felicidad, pero no tardaremos en darnos cuenta, que lo externo, no nos aporta ni un solo gramo de bienestar y de paz.

El despertar de la consciencia, una vez agotada las idas y venidas en pos de una búsqueda insensata, nos permitirá descubrir, que aquel que veíamos como nuestro agresor, nuestro peor enemigo, es nuestro mejor aliado, pues su Ser y nuestro Ser forman la descendencia del Creador, el Hijo de Dios. Esa visión, nos hará ver con claridad lo equivocado que habíamos estado, y ello nos llevará a emplearnos en la hermosa y transmutadora labor de perdonar todos y cada uno de nuestros actos juzgados como pecaminosos.

Nos levantaremos una mañana y daremos vida al instante santo, en el cual la verdad nos será revelada, invitándonos a perdonar y a salvar al mundo.


Ejemplo-Guía: "El error es la respuesta, cuando invocamos al ego. La verdad es la respuesta, cuando invocamos a Dios"

La búsqueda de la verdad, ha sido siempre motivo de confusión, cuando nuestra mente ha buscado la respuesta en el mundo donde impera las leyes y el sistema de pensamiento del ego, basado, como sabemos, en la separación y en la creencia en el pecado.

En honor a la verdad, el hombre mata a su hermano, si ello fuese necesario. Los países se levantan, en guerra, contra sus vecinos, para alcanzar el dominio de la verdad. Las religiones, enarbolan sus estandartes para pregonar que son poseedores de la verdad, y en nombre de ella, no les importa iniciar guerras, a las que llaman santas.

Cuando miramos, con sinceridad, en nuestros corazones, podemos recordar que la verdad es una: la Filiación de Dios es una Unidad. Esa es la única verdad. No hay otra verdad, al igual, como que no hay más error, que el creer que estamos separados y de que somos el cuerpo a través del cual percibimos esa separación.

Así expuesto, parece una idea simple, pero que sea simple, no significa que sea fácil, pues aceptar esa verdad, significa para el ego, para la entidad que creemos ser, el final de sus días. De ahí que nuestra mente errada, nos ponga tanta resistencia a admitir la verdad.

La Tradición nos habla de la búsqueda del Santo Grial. El símbolo de la sangre de Cristo, adquiere ese significado trascendente que nos lleva a la verdad. Cristo, o lo que es lo mismo, el Amor, es el Camino que nos conduce  a la verdad. Es por ello, que la Lección de hoy, nos revela que la verdad responde con los milagros, la máxima expresión, junto al perdón, del Amor.

Con todo lo dicho, debemos tener presente, que si deseamos hallar la verdad, el camino más recto para ello, es verla en cada uno de nuestros hermanos. De este modo, la recibiremos y la conservaremos.

Reflexión: El perdón es la vía directa para alcanzar la verdad.

viernes, 22 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 356

LECCIÓN 356

La enfermedad no es sino otro nombre para el pecado. La curación no es sino otro nombre para Dios.
El milagro es, por lo tanto, una invocación que se le hace a Él.

1. Padre, prometiste que jamás dejarías de contestar cualquier petición que Tu Hijo pudiese hacerte. 2No importa dónde esté, cuál parezca ser su problema o en qué crea haberse convertido. 3Él es Tu Hijo, y Tú le con­testarás. 4El milagro es un reflejo de Tu Amor, y, por lo tanto, es la contestación que él recibe. 5Tu Nombre reemplaza a todo pensamiento de pecado, y aquel que es inocente jamás puede sufrir dolor alguno. 6Tu Nombre es la respuesta que le das a Tu Hijo porque al invocar Tu Nom­bre él invoca el suyo propio.

¿Qué me enseña esta lección?

La enfermedad, al igual que el pecado, reclama redención, reclama castigo, reclama purificación.  El sentimiento que la mueve, es la culpa. Con la manifestación de la enfermedad, se completa el ciclo de causa-efecto, la ley que impera en el mundo físico y cuyo propósito no es otro que el hacernos conscientes de la relación existente entre nuestra mente (causa) y nuestro cuerpo (efecto).

La trascendencia que se oculta en la errónea creencia en el pecado y en la enfermedad, lleva al Hijo de Dios, a planificar su existencia en base a un continuo ir y venir al mundo de las formas, donde ha fijado el momento de la transgresión de la ley y donde debe resolver el instante de la redención. Esta dinámica ha dado lugar al proceso conocido como reencarnación, donde cada vida, se interpreta como una nueva oportunidad de corregir los errores cometidos en el pasado. Desde ese punto de vista, la "reencarnación" es una ilusión, pues forma parte del sistema de pensamiento del ego.

Desde esa visión, el Hijo de Dios, haciendo uso de la mente errada, establece vínculos y relaciones basados en la necesidad de compensar, de restituir, de pagar deudas contraídas en el pasado. Así vemos como se consolidan familias donde sus componentes se ven atraídos por lazos de amor-odio; trabajos que tratan de hacernos conscientes de la dinámica que debemos restituir socialmente; relaciones de pareja inspiradas en deudas de amor, etc.

Esa necesidad percibida por el Hijo de Dios, le lleva a configurar un cuerpo acorde a sus deudas kármicas, es decir, limitado, enfermo, imposibilitado, con restricciones y débil, cuando el programa que se desea aprender trata de hacernos conscientes de las limitaciones interpuestas por nuestra mente.

Hoy, muchas ramas o metodologías de la salud, apuestan por sanar la mente como vía previa para sanar el cuerpo.

Todo forma parte del sueño que estamos viviendo a nivel de conciencia. Cuando se produzca el despertar que ha de permitirnos tomar consciencia de lo que Somos, comenzaremos a practicar la fuerza del Amor y haremos uso del perdón como expresión de nuestra condición divina. Ya no veremos a un ser pecador, ni enfermo. Nuestra visión aceptará las limitaciones de nuestro vehículo material y pondrá al servicio de la mente la Expiación, es decir, la corrección de los errores que nos han mantenido atado a la falsa creencia en el dolor como vía de rectificación.

Comprenderemos que el rigor no es la única vía para aprender. Podemos hacerlo por la vía del Amor, y para ello, repito, es necesario, perdonar, perdonar como principio de vida.

Hoy decido no ver la enfermedad, no ver el pecado y sí, en cambio, pasar por alto, todos los errores cometidos en un pasado, de modo que viva en eterno presente, abierto al milagro que nuestro Padre nos ofrece al elegir la fuerza del Amor por encima de todas las cosas.

Ejemplo-Guía: "Sobre la reencarnación"

Creer en la reencarnación, es creer en el tiempo, en sus manifestaciones del estado pasado y futuro. Ya sabemos, que la creencia en el tiempo es fruto del aprendizaje adquirido a través del mundo de la percepción y forma parte del sistema de pensamiento del ego.

El tercer Libro del Curso de Milagros, conocido por el Manual del Maestro, dedica un apartado a hablar sobre la reencarnación. Veamos que nos dice:


¿EXISTE LA REENCARNACIÓN?

1. En última instancia, la reencarnación es imposible. 2El pasado no existe ni el futuro tampoco, y la idea de nacer en un cuerpo ya sea una o muchas veces no tiene sentido. 3La reencarnación, por lo tanto, no puede ser verdad desde ningún punto de vista. 4Nuestra única pregunta debería ser: "¿Es un concepto útil?" 5Y eso depende, por supuesto, del uso que se le dé. 6Si se usa para reforzar el reconocimiento de la naturaleza eterna de la vida, es ciertamente útil. 7¿Qué otra pregunta con respecto a la reencarna­ción podría ser útil para arrojar luz sobre el camino? 8Al igual que muchas otras creencias, ésta puede usarse desacertadamente. 9En el mejor de los casos, el mal uso que se hace de ella da lugar a preocupaciones y tal vez a orgullo por el pasado. 10En el peor de los casos, provoca inercia en el presente. 11Y entre estos dos extre­mos, puede dar lugar a muchísimas insensateces.
2. La reencarnación no sería, en ningún caso, el problema con el que hay que lidiar ahora. 2Si la reencarnación fuese responsable de algunas de las dificultades a las que el individuo se enfrenta ahora, la única tarea de éste seguiría siendo la de escapar de ellas ahora. 3Si lo que está haciendo es sentando las bases para una vida futura, aun así sólo puede solventar el asunto de su salvación ahora. 4Puede que algunos hallen consuelo en el concepto, y si ello los consuela, su valor es evidente. 5Lo cierto es, sin embargo, que tanto los que creen en la reencarnación como los que no, pueden encontrar el camino que conduce a la salvación. 6Por lo tanto, no puede considerarse que sea una idea esencial en el programa de estudios. 7Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en fun­ción del pasado. 8Mas siempre hay algo bueno en cualquier pen­samiento que refuerce la idea de que la vida y el cuerpo no son lo mismo.
3. Para nuestros propósitos, no sería útil adoptar una postura definitiva al respecto. 2Un maestro de Dios debe ser igualmente útil para los que creen en la reencarnación como para los que no. 3Exigirle una postura definitiva simplemente limitaría su utili­dad, así como su propia capacidad de decisión. 4Nuestro curso no se ocupa de ningún concepto que no sea aceptable para cual­quier persona, independientemente de sus creencias previas. 5Bastante tendrá con lidiar con su ego, como para añadir contro­versias sectarias a su carga. 6Tampoco sería ventajoso que alguien aceptara el curso prematuramente, solo porque éste apoya una creencia que él ha albergado por mucho tiempo.
4. No puede hacerse demasiado hincapié en el hecho de que lo que el curso se propone es una completa inversión del pensa­miento. 2Cuando esto finalmente se logre, cuestiones tales como la validez de la reencarnación dejarán de tener sentido. 3Hasta entonces, es probable que sean simplemente motivo de contro­versia. 4El maestro de Dios, por lo tanto, hará bien en alejarse de todas esas cuestiones, ya que aparte de ellas es mucho lo que tiene que enseñar y aprender. 5Debe aprender y enseñar que las cuestiones teóricas no son más que una pérdida de tiempo, puesto que desvían al tiempo del propósito que se le asignó. 6Si un concepto o una creencia tiene aspectos útiles, se le dirá. 7Tam­bién se le dirá cómo usarlos. 8¿Qué más necesita saber?
5. ¿Quiere decir esto que el maestro de Dios no debe creer en la reencarnación, ni discutirla con otros que sí creen en ella? 2¡Por supuesto que no! 3Si él cree en la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia a menos que su Maestro interno así se lo aconsejase. 4Y eso es muy poco probable. 5Es posible que se le indique que está haciendo un mal uso de la creencia, de tal manera que ello resulta perjudicial tanto para el progreso de su alumno como para el suyo propio. 6En ese caso se le recomendaría una re-interpretación, puesto que ésta sería necesaria. 7Lo único que se tiene que reconocer, no obstante, es que el naci­miento no fue el principio y que la muerte no es el final. 8Mas ni siquiera esto se requiere del principiante. 9Él sólo necesita acep­tar la idea de que lo que sabe no es necesariamente todo lo que es posible aprender. 10Su jornada habrá comenzado.

6. El énfasis de este curso es siempre el mismo: en este momento es cuando se te ofrece total salvación, y en este momento es cuando puedes aceptarla. 2Ésa sigue siendo tu única responsabi­lidad. 3La Expiación se puede equiparar a la escapatoria total del pasado y a la total falta de interés por el futuro. 4El Cielo está aquí. 5No existe ningún otro lugar. 6El Cielo es ahora. 7No existe ningún otro tiempo. 8Los maestros de Dios no se interesan por ninguna otra enseñanza que no conduzca a esto. 9Todas las creencias apuntan a ello si han sido interpretadas correctamente. 10En este sentido, se puede decir que su verdad está determinada por el provecho que resulte de ellas. 11Todas las creencias que facili­tan el progreso se deben respetar. 12Éste es el único criterio que este curso requiere. 13No se requiere nada más.

Reflexión: El perdón pone fin a la necesidad del tiempo para lograr el aprendizaje del amor.

jueves, 21 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 355

LECCIÓN 355

La paz, la dicha y los milagros que otorgaré cuando acepte la Palabra de Dios son ilimitados. ¿Por qué no aceptarla hoy?

1. ¿Por qué debo esperar, Padre mío, para recibir la dicha que Tú me prometiste? 2Pues Tú mantendrás Tu Palabra, que le diste a Tu Hijo en el exilio. 3Estoy seguro de que mi tesoro me aguarda y de que sólo tengo que extender la mano para encontrarlo. 4 Incluso ahora mismo mis dedos ya lo están tocando. 5Está muy cerca. 6No es necesario que espere ni un instante más para estar en paz para siempre. 7Es a Ti a Quien elijo, y a mi Identidad junto Contigo. 8Tu Hijo quiere ser él mismo, y reconocerte como su Padre y Creador, así como su Amor.

¿Qué me enseña esta lección?


Sentí la necesidad interior de dar un paseo. El sol había conseguido ganar la partida a la débil niebla con la que despuntó la mañana e invitaba a disfrutar de su presencia. No podía negarme a aquella invitación de disfrutar del paisaje nostálgico característico de la entrada del invierno, en el que la mezcla de los opuestos, calor y frío, me extraía a quedar absorto de un diálogo interior.

Protegí mi cuerpo del frío y me calcé con unos botines adecuados que me permitiese cubrir mi andadura con comodidad. Inicié mis pasos, con la satisfacción inicial de poder gozar de unos minutos de comunicación con mi naturaleza espiritual. Esa decisión me llevó a desechar la radio que, en tantas ocasiones, me hacía de compañía en ese tipo de aventura.

No tardé en agradecer aquella decisión, pues apenas hube andado un corto trayecto, pude entrar en un estado de intimidad interior que me permitió aislarme del mundo exterior, hasta tal punto, que en ocasiones, extasiado por la paz que percibía del entorno, me hacía levitar por encima del suelo.

Uno sabe distinguir cuando algo especial está sucediendo en su interior. La percepción que experimenté, hizo que la piel adquiriese una sensación que ya había sentido en otras ocasiones. Los vellos se erizaron y me sentí más liviano. La causa de aquella sensación respondía al sentimiento que albergaba mi corazón. Estaba tan lleno de Amor, que no podía controlar el inmenso caudal de emociones que se daban cita en mi interior.

De mis ojos emanaron lágrimas que pugnaban por suavizar la presión que sentía en mi pecho. A penar si podía respirar entrecortadamente. Comprendí que estaba experimentando un exceso de energía procedente del corazón, donde de manera mental, situé a mi Ser Espiritual en un estrecho abrazo con su Creador.

Tuve la clarividencia de que no pertenecía a este mundo. Tuve la clarividencia de que más allá de ese instante santo, nada era real. Tuve la clarividencia de que era un Ser Completo, Pleno, Sano, Abundante. Tuve la clarividencia de que formaba una Unidad con todo lo que me rodeaba. Y disfruté, gocé, como un niño al sentir la Paz y la Dicha que me inundaba.

Me pregunté, por qué no era capaz de mantener ese estado vivo, presente, en mi consciencia. Supe que la respuesta a esta cuestión se encuentra, solo y únicamente, en mi interior. Se trata de vivir en el eterno presente, eligiendo, en todo momento, Amar.

Ejemplo-Guía: "Damos lo que creemos ser"

Otra manera de expresarlo es: "siempre compartimos lo que deseamos compartir".

No podemos olvidar que existe una relación muy estrecha entre lo que creemos y deseamos ser, es más, el mundo en el que creemos, es el que hemos deseado ver.

Si crees en un mundo limitado, es porque estás deseando un mundo donde estableces límites. Estos límites, con suma frecuencia se traducen en leyes, normas, que convertirnos en nuestros carceleros. 

Es importante recordar que siempre hay una manera diferente de ver las cosas. Por lo general, esa visión suele entrar en conflicto con los cánones establecidos.

Mi propuesta para este ejercicio de reflexión, es invitaros a renovar todas las creencias que alberguemos, y cuando digo todas, son todas. En esta totalidad, incluyo cualquier creencia que hayamos podido adquirir con respecto al Curso que estamos estudiando.  Sí, es preciso quedarnos desnudos de creencias, para permitir que la Verdad nos envuelva en su inmensidad, de tal modo, que quedemos ante la Presencia del Verdadero Conocimiento, el cual está más allá de las limitadas creencias.

Reflexión: La distancia que nos separa de la Paz de Dios, es la consciencia de nuestra identidad.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 354

LECCIÓN 354

Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador reside en Él, tal como Él reside en mí.


1. Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya. 2No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. 3No tengo otro propósito que el Suyo. 4Y Él es como Su Padre. 5Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. 6Pues, ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como Tú lo creaste? 7¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?

¿Qué me enseña esta lección? 

Esta lección da continuidad a la de ayer, en la que veíamos lo que representa el Espíritu Crístico, la puerta que nos conduce a la Liberación, a la Salvación, a través del Arquetipo del Amor Incondicional.

Ese Espíritu de Amor, es nuestra verdadera Esencia, ya que nuestro Padre nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, es decir, Somos portadores, potencialmente, de sus Atributos, de la Esencia que emana permanentemente de su Mente Creadora.

La Tradición Esotérica nos enseña que Dios se manifiesta en su aspecto Trino, o lo que es lo mismo, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. El aspecto Padre está en analogía con el Principio de la Voluntad. El aspecto Hijo, está en analogía con el Principio del Amor y de la Sabiduría y representa como Arquetipo al Cristo. El aspecto Espíritu Santo, está en analogía con el Principio de la Inteligencia Creadora y representa como Arquetipo a Jehová.

Como vemos, el aspecto Hijo y la Esencia Crística se encuentran estrechamente relacionados y podemos decir, que forman una misma Unidad. Con ello, quiero decir, que el Hijo de Dios es realmente, en esencia, el Espíritu de Cristo, pues ambos son el fruto del Amor del Padre.

Cuando nuestra conciencia trascienda su identificación con el mundo de la ilusión, con el mundo de la división, con el mundo irreal y temporal, despertará su verdadera esencia, la misma que ha permanecido oculta en espera de que se tome consciencia de su única realidad. Esa realidad es que Somos Seres de Luz y Amor, más allá de los límites del tiempo y más allá de toda ley, salvo la Ley Verdadera que nos hace Eternos.

Ejemplo-Guía: "Hermano, veo en ti al Cristo que hay en mi"

¿Te imaginas ese mundo? Un mundo en el veamos, en cada uno de nuestros hermanos, el Rostro de Cristo, esto es, la Esencia del Amor.

¿Puedes hacer un esfuerzo de imaginación y ver la Inocencia y la Impecabilidad en cada uno de los  hombres?

Sin duda alguna, ese mundo es el añorado por todos los Hijos de Dios. Es un mundo donde reina la Paz y la Felicidad. Donde el único propósito que nos mueve, es extender el Amor que nos anima.

Si juntos, somos capaces de compartir el fruto de ese acto de imaginación, estaremos creando un vínculo muy cercano a la percepción verdadera. Estaremos creando un canal a través del cual podamos experimentar la ilimitada fuerza del Amor.

Esa es mi invitación.

Reflexión: Soy Cristo, el Hijo de Dios.

martes, 19 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 353

LECCIÓN 353

Mis ojos, mi boca, mis manos y mis pies tienen hoy un solo propósito: estar al servicio de Cristo a fin de que Él pueda utilizarlos para bendecir al mundo con milagros.

1. Padre, hoy le entrego a Cristo todo lo que es mío para que Él lo utilice de la manera que sea más beneficiosa para el propósito que comparto con Él. 2Nada es exclusivamente mío, pues Él y yo nos hemos unido en un propósito común. 3De este modo, el aprendizaje casi ha llegado a su señalado final. 4Por un tiempo colaboraré con Él en el logro de Su propó­sito. 5Luego me fundiré en mi Identidad y reconoceré que Cristo no es sino mi Ser.


¿Qué me enseña esta lección? 

El Espíritu de Cristo, representa para la humanidad, la puerta que ha de permitirnos abandonar la tierra del rigor, del sacrificio, del sufrimiento, del castigo y de la culpa, del dolor y la enfermedad, del odio y de la muerte, para retornar a nuestro verdadero hogar, esa tierra de miel y leche, de abundancia, de felicidad, de alegría, de inocencia, de amor y vida.


El Camino que nos ha trazado Cristo, es una senda que todos debemos recorrer individual y colectivamente. Con ello, debemos entender que aunque nuestros pasos nos hayan llevado a la meta, debemos esperar a nuestros hermanos, pues el Hijo de Dios, no es separación, sino Unidad. El mejor modo de esperar, es caminar hacia ellos y respetando en todo momento su libertad, contagiarles nuestra vibración, que no es otra, que Amar Incondicionalmente.

Cuando todos nuestros órganos de percepción se ponen al servicio del AMOR, podemos decir que hemos dejado de identificarnos con el cuerpo y le hemos cedido el mando de nuestra vida al Ser que realmente Somos. A partir de ese Instante Santo, nuestros ojos serán capaces de ver; nuestros labios serán capaces de pronunciar la verdad; nuestras manos serán capaces de realizar acciones de amor y nuestros pies, serán capaces de acompañar a nuestros hermanos hasta la Morada de nuestro Padre.

Actuar en el Nombre de Cristo, ha de llevarnos a Ser Maestros de Dios.

Ejemplo-Guía: "Un solo propósito"

Detrás de esta idea, descubrimos la importancia de la "coherencia". No es un tema nuevo. Ya hemos dedicado una Lección a hablar de la coherencia.

La Lección de hoy nos ofrece la oportunidad de recordar la trascendencia de que nuestros pies, nos lleven, exactamente, al destino que visiona nuestros ojos.

Cuando no hay coherencia, entre nuestros pensamientos y nuestros actos, los efectos a los que da lugar esta situación de "división", se manifiesta como desequilibrios que pueden afectar nuestro cuerpo en forma de enfermedades.

Sabemos que estas apreciaciones se producen en la dinámica del sueño, donde experimentamos la relación causa-efecto. Debemos trascender esta visión, pues estar dando significado a este proceso que culmina con la enfermedad, es hacer real lo que es pura ilusión. Por lo tanto, el estado de coherencia al que debemos dirigir nuestra atención es al de nuestras creencias, es decir, si nos identificamos con el Ser que realmente somos, un Ser Espiritual, no podemos compartir esa visión con la creencia de que somos seres vulnerables por la idea del pecado o del mal obrar.

Si nuestra mente nos dice que somos Espíritu, no podemos juzgar nuestros actos y condenarlos, pues con ello estaríamos haciendo real que el castigo o la enfermedad son efectos derivados de nuestras acciones.

Creo que es un tema en el que debemos reflexionar. Como Seres Espirituales, somos Impecables, Inocentes e invulnerables. ¿Qué sentido tiene el que demos valor al dolor para redimir nuestras culpas?

Reflexión: ¿Hasta cuándo será necesario utilizar el cuerpo físico?

lunes, 18 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 352

LECCIÓN 352

Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.

1. El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. 2Ésta es la manera de llegar á Ti. 3Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. 4El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. 5Soy redimido cuando elijo seguir ese camino. 6Tú no me has dejado desam­parado. 7Dentro de mí yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. 8Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. 9Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.


¿Qué me enseña esta lección? 

El acto de juzgar, es un acto que “separa”. El origen del juicio, según mi opinión, procede del deseo que estimuló al Hijo de Dios a crear, a usar los atributos con los que había sido creado. Dicho deseo creador, junto a la proyección de su voluntad, le llevó a percibir las vibraciones de un estado de energía a la que prestó su atención y le dio consistencia, le dio forma.

El tránsito de la consciencia de permanecer conectado a la Fuente Creadora, a un nivel de vibración distinto, en el que se percibe la realidad ilusoria de un envoltorio con el que no estábamos habituados, nos llevó a desear conocer, comprender lo que percibíamos, a través de los sentidos físicos.

El análisis, el estudio, la investigación, son cualidades que han derivado del primer acto que dio lugar al juicio. La percepción de la diferencia entre los cuerpos, daba paso a cuestionarse que lo de fuera era distinto a lo de adentro. Surge la mente dual, y aprendemos a paso acelerado, que lo que no aceptamos de nuestro interior lo juzgamos en el otro, es decir, nos sentimos pecadores y ello nos lleva a condenarlo en los demás, cuando en realidad lo que tenemos que hacer es "expiar" -corregir-, ese error internamente.

Juzgamos a nuestro Creador, a nuestro Padre, y lo condenamos por habernos hechos débiles, por habernos dejado a la deriva, por habernos retirado su protección. Cuando nos sentimos víctimas de circunstancias dramáticas, le achacamos a Dios, su falta de misericordia, pues interpretamos que no nos ha perdonado el hecho de haber violado sus “leyes”. Son los efectos, de habernos identificados con el cuerpo físico y con el mundo material. Dentro de este plano denso, tendremos la oportunidad de aprender, que Dios está ajeno a nuestros juicios. Para Él, no existe el pecado, por lo tanto no puede condenar. Él, al no ver acto pecaminoso, no tiene necesidad de perdonarnos, pues para Él, su Hijo permanece impecable e inocente.

Desde este mundo, tenemos la oportunidad de comprender que el uso que damos a nuestra mente es la causa que da origen a las consecuencias que experimentamos. En esa relación Causa-Efecto, debemos extraer la lección de responsabilidad en el uso de nuestras capacidades creadoras. Cuando nuestra conciencia despierte a esa realidad, estaremos preparados para dar el siguiente paso, expresar nuestra condición divina, como agentes del Amor y convertirnos en mensajeros del perdón.

Ejemplo-Guía: "Los juicios, nos vendan los ojos y nos ciegan"

Esto es así, pues cuando juzgamos, estamos viendo y percibiendo separación. Tal vez nos digamos, que cuando estamos juzgando, estamos viendo con total nitidez. Esto es cierto para el sistema de pensamiento del ego, es decir, es cierto cuando elegimos ver con los ojos de cuerpo y percibir que nuestros cuerpos están separados.

Pero la Lección que estamos estudiando, ha de aportarnos, esencialmente, que si juzgamos (interpretamos) que nos encontramos separados unos de otros, lo que estamos viendo no es real, es decir, estamos con una venda en los ojos que se convierte en un filtro que altera a la verdadera visión, la que ha de llevarnos a visionar la verdad, esto es, la Unidad que engloba a todo lo creado. Los cuerpos se perciben diferentes, pero el Espíritu, el Ser, no.

Ya hemos hablado, que los efectos que experimentamos cuando elegimos ver con los ojos del cuerpo, no nos aportan paz, ni felicidad. Hemos hablado, que la causa que origina esos efectos, es el miedo.

Pero cuando elegimos la Visión Crística, estamos eligiendo el camino correcto que ha de llevarnos a experimentar la paz y la felicidad, pues en realidad lo que estamos haciendo es recordar nuestra verdadera condición. Ser Hijo de Dios, nos hace portadores de paz y de felicidad, pues son aspectos de nuestra condición espiritual.

Reflexión: Dime lo que juzgas y te diré cómo eres.

domingo, 17 de diciembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 351

¿Qué soy?


1. Soy el Hijo de Dios, pleno, sano e íntegro, resplandeciente en el reflejo de Su Amor. 2En mí Su creación se santifica y Se le garantiza vida eterna. 3En mí el amor alcanza la perfección, el miedo es imposible y la dicha se establece sin opuestos. 4Soy el santo hogar de Dios Mismo. 5Soy el Cielo donde Su Amor reside. 6Soy Su santa Impecabilidad, misma, pues en mi pureza reside la Suya Propia.

2. La necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin ahora. 2Mas en los últimos días de este año que tú y yo juntos le ofreci­mos a Dios, hemos encontrado un solo propósito, el cual compartimos. 3Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy tú lo eres también. 4La verdad de lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 5Podemos, sin embargo, darnos cuenta de la función que tenemos aquí, y usar palabras para hablar de ello así como para enseñarlo, si predicamos con el ejemplo.

3. Somos los portadores de la salvación. 2Aceptamos nuestro papel como salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto. 3Y al concederle el regalo de nuestro perdón, éste se nos concede a nosotros. 4Vemos a todos como nuestros hermanos, y percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas. 5No estamos interesados en ninguna función que se encuentre más allá del umbral del Cielo. 6El conocimiento vol­verá a aflorar en nosotros cuando hayamos desempeñado nues­tro papel. 7Lo único que nos concierne ahora es dar la bienvenida a la verdad.

4. Nuestros son los ojos a través de los cuales la visión de Cristo ve un mundo redimido de todo pensamiento de pecado. 2Nues­tros, los oídos que oyen la Voz que habla por Dios proclamar que el mundo es inocente. 3Nuestras, las mentes que se unen conforme bendecimos al mundo. 4Y desde la unión que hemos alcan­zado, invitamos a todos nuestros hermanos a compartir nuestra paz y a consumar nuestra dicha.

5. Somos los santos mensajeros de Dios que hablan en Su Nom­bre, y que al llevar Su Palabra a todos aquellos que Él nos envía, aprendemos que está impresa en nuestros corazones. 2Y de esa forma, nuestras mentes cambian con respecto al objetivo para el que vinimos y al que ahora procuramos servir. 3Le traemos bue­nas nuevas al Hijo de Dios que pensó que sufría. 4Ahora ha sido redimido. 5Y al ver las puertas del Cielo abiertas ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.


LECCIÓN 351

Mi hermano impecable es mi guía a la paz: Mi hermano pecador es mi guía al dolor. Y el que elija ver será el que contemplaré.

1. ¿Quién es mi hermano sino Tu santo Hijo? 2Mas si veo pecado en él proclamo que soy un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me encuentro solo y sin amigos en un mundo aterrante. 3Mas percibirme de esa manera es una decisión que yo mismo he tomado y puedo, por consi­guiente, volverme atrás. 4Puedo asimismo ver a mi hermano exento de pecado, y como Tu santo Hijo. 5Y si ésta es la alternativa por la que me decido, veo mi impecabilidad, a mi eterno Consolador y Amigo junto a mí, y el camino libre y despejado. 6Elige, pues, por mí, Padre mío, a través de Aquel que habla por Ti. 7Pues sólo Él juzga en Tu Nombre.


¿Qué me enseña esta lección? 

Conocer lo que se Es, es la puerta de entrada que nos permite acceder a la verdadera realidad que Somos. Esta visión, condicionará el resto de visiones. Podemos decir, que esta cuestión es la causa que ha de dar lugar a unos efectos u otros, es decir, que seamos dichosos, felices, plenos, sanos, abundantes o por el contrario, seamos desdichados, infelices, escasos, enfermos, necesitados…

A la pregunta ¿qué soy?, podemos contestar que Somos Hijos de Dios o hijos del ego.

Si Somos Hijos de Dios, estamos afirmando que formamos una Unidad con nuestro Creador, por el propio vínculo de paternidad y filiación. Ello significa que Somos portadores potencialmente de su Abundancia y de sus Atributos Creadores.

Si somos hijos del ego, esa identificación errónea del verdadero Yo, nos llevará a la falsa creencia de la separación. Ello significa que la vía directa de aprendizaje de la que gozamos mientras formamos una Unidad con el Creador, es sustituida por la vía de aprendizaje basada en la división y en el rigor.

Cuando nuestra conciencia se encuentra despierta a la verdadera realidad que Somos, los lazos de Unidad que nos relaciona con el Creador se extiende a Todo lo Creado, es decir, formamos una misma filiación con el resto de nuestros hermanos. La Divinidad se expresa a través de ellos y la visión que tenemos del mundo es la impecabilidad, la santidad, la inocencia.

Pero mientras nuestra conciencia permanezca sumida en el sueño del ego, la visión del mundo, será aquella que tenemos de nosotros mismos, es decir, una visión pecaminosa y dada a la liberación a través del castigo, del dolor, de la enfermedad, de la muerte.

El Libre Albedrío es la potestad más elevada que nuestro Padre nos ha legado. Su Propósito es que utilicemos, con plena libertad, nuestra voluntad, pues ese Potencial debe ser utilizado para crear. En este sentido, somos totalmente libres de elegir ver un mundo u otro. Bien el de la Liberación o bien el de la condena. Aquel que elijamos, estará anunciando nuestro nivel de consciencia, nuestro nivel de percepción.

Ejemplo-Guía: "La relación con nuestros hermanos, nos revelará lo que creemos ser"

¿Te atacarías a ti mismo? ¿Te autocastigarías? ¿Te condenarías?

Si no tienes una respuesta para estas cuestiones, si no eres consciente, aún, de lo que eres, mira a tu alrededor, observa la relación que te une a tus hermanos y en ella, encontrarás la respuesta.

Si tu mirada te lleva a descubrir, ataque, castigo o condena, ten por seguro, de que te estás atacando, castigando y condenando a ti mismo. Lo que significa, que te encuentras identificado con una falsa identidad basada en la creencia de que eres un ser separado de los demás.

Si tu mirada, en cambio, te lleva a descubrir, inocencia, impecabilidad, santidad, ten por seguro, de que estás expandiendo tu inocencia, tu pureza y tu santidad, lo que significa que te encuentras identificado con tu realidad verdadera, la cual se basa en la creencia de que eres un ser que forma parte de la Filiación Divina.

Como bien nos anuncia la Lección en su introducción, la necesidad de usar palabras ya está llegando a su fin. Cuando conoces lo que eres, todo se resume a "ser". Ese estado se traduce en "presencia". No habrá tiempo, ni espacio. Tan solo "presencia" y en esa condición, el Universo al completo nos acompañará.

Reflexión: El juicio que hagamos sobre nuestro hermano, es el juicio que hacemos de nosotros mismos.