sábado, 30 de marzo de 2024

Capítulo 5. III. El Guía a la salvación.

 III. El Guía a la salvación.

1. La manera de reconocer a tu hermano es reconociendo al Espí­ritu Santo en él. 2He dicho ya que el Espíritu Santo es el puente para la transferencia de la percepción al conocimiento, de modo que podemos usar los términos como si en verdad estuviesen relacionados, pues en Su Mente lo están. 3Esta relación no puede por menos que estar en Su Mente porque, de no ser así, la separa­ción entre las dos formas de pensar no se podría subsanar. 4El Espíritu Santo forma parte de la Santísima Trinidad porque Su Mente es parcialmente tuya y también parcialmente de Dios. 5Esto necesita aclararse, no con palabras sino mediante la experiencia.

Ya hemos visto a lo largo de las enseñanzas del Curso que la mente mecta, es lo real, la Verdad, y se podría resumir en la Visión de la Unidad. Este punto nos dice que para reconocer al hermano debemos reconocer al Espíritu Santo en él. Con ello debemos entender que, el Espíritu Santo es la Mente Recta, la que nos revela la Verdad, la que nos permite Ver la Unidad en nuestros hermanos. 

2. El Espíritu Santo es la idea de la curación. 2Al ser un pensa­miento, la idea se expande a medida que se comparte. 3Al ser la Llamada a Dios, es asimismo la idea de Dios.4Puesto que tú for­mas parte de Dios, es también la idea de lo que tú eres, así como de lo que son todas Sus creaciones. 5La idea del Espíritu Santo comparte la propiedad de otras ideas porque obedece las leyes del Universo del que forma parte. 6Se refuerza al compartirse. 7Se expande en ti a medida que se la ofreces a tu hermano. 8Tu her­mano no tiene que ser consciente del Espíritu Santo en él en ti para que se produzca este milagro. 9Puede que él se haya de­sentendido de la Llamada a Dios, tal como tú lo hiciste. 10Este desentendimiento se subsana en ambos a medida que tomas con­ciencia de la Llamada a Dios en él, reconociendo de esta forma su existencia.

Conectar con el canal por donde el Espíritu Santo emite Su mensaje nos permitirá oír la Voz de la curación y en la medida en que compartimos ese canal y ese mensaje con nuestros hermanos, estaremos expandiendo, creando, un mundo en el que se favorece los vínculos basados en la percepción de la Unidad.

Como bien se recoge en este punto, no es necesario que nuestro hermano sea consciente del Espíritu Santo, es decir, que conecte con el canal de la curación, para que nuestra Visión de la Unidad, nuestra expresión de Amor, se extienda hacia él, conocedores de la presencia del Espíritu Santo en su mente.


3. Existen dos formas diametralmente opuestas de ver a tu her­mano. 2Ambas tienen que encontrarse en tu mente porque tú eres el perceptor. 3Tienen que encontrarse también en la suya, puesto que lo estás percibiendo él. 4Mira a tu hermano a través del Espíritu Santo en su mente, y reconocerás al Espíritu Santo en la tuya. 5Lo que reconoces en tu hermano lo reconoces en ti, y lo que compartes, lo refuerzas.

Este punto nos revela un mecanismo que debemos conocer, pues nos enseña que aquello que percibimos en el otro se encuentra en nuestra mente, o, lo que es lo mismo, lo que reconocemos en nuestro hermano, lo reconocemos en nosotros mismos y estamos compartiéndolo.

4. La Voz del Espíritu Santo en ti es débil. 2Por eso es por lo que debes compartirla. 3Tiene que hacerse más fuerte antes de que puedas oírla. 4Es imposible que la oigas dentro de ti mientras siga siendo tan débil en tu mente. 5No es que de por sí sea débil, sino que está limitada por tu renuencia a oírla. 6Si cometes el error de buscar al Espíritu Santo únicamente en ti, tus pensa­mientos te asustarán, ya que al adoptar el punto de vista del ego, estarás emprendiendo un viaje que le es ajeno al ego utilizándolo a él de guía. 7Esto no puede sino producir miedo.

Es un pensamiento muy compartido entre los estudiantes del curso, la cuestión del por qué, si somos capaces de comprender los mensajes de las enseñanzas, no somos capaces de vivirlos y experimentar sus efectos en nuestra mente y en lo percibido. Por ejemplo, si entendemos que debemos pensar con la mente recta y, como tal, ver a nuestros hermanos desde la Unidad, ¿qué nos lo impide?

En ocasiones, nos sorprendemos buscando fuera de nuestra mente acontecimientos que justifiquen la razón por la cual no podemos aplicar la Unidad en nuestras relaciones. Pero esa respuesta es errónea pues se basa en que lo percibido, lo que hacemos, es más importante que lo que pensamos.

Cuando una creencia se encuentra arraigada en nuestra mente, nuestro comportamiento es el efecto de dicha creencia. Siendo esto así, lo correcto será sintonizar, permanentemente, el canal del Espíritu Santo, es decir, expandir la Visión de la Unidad en todos y cada uno de nuestros pensamientos, para que la melodía que emana de ese canal contagie a los demás permitiéndoles reconocer al Espíritu Santo en ellos.

5. Las demoras pertenecen al ámbito del ego porque el tiempo es un concepto suyo. 2En la eternidad, tanto el tiempo como las demoras carecen de sentido. 3He dicho anteriormente que el Espí­ritu Santo es la Respuesta de Dios al ego. 4Todo lo que el Espíritu Santo te recuerda está en directa oposición a las nociones del ego, pues las percepciones verdaderas y las falsas se oponen entre sí. 5La tarea del Espíritu Santo es deshacer lo que el ego ha hecho. 6Lo deshace en el mismo nivel en que el ego opera, pues, de otro modo, la mente sería incapaz de comprender el cambio.

El canal por el que emite Su mensaje el Espíritu Santo, es una frecuencia adaptada al resto de los canales por donde suele expresarse el ego. Las vibraciones del Espíritu Santo se adaptan a la mente perceptiva propia del sistema de pensamiento del ego, de no ser así, el exceso de Luz propia de la Manifestación Divina, no sería comprendida. 

No se trata de adquirir la condición Divina, pues ya Somos el Hijo de Dios, por lo que nuestro "despertar" debemos entenderlo como atemporal, pues nos revela nuestra divinidad, nuestra eternidad. Pero, como hemos dicho, en el mundo de percepción del ego, todo adquiere una expresión temporal, de ahí que tengamos la evidencia de que nuestro despertar depende del paso del tiempo.

6. He subrayado repetidamente que uno de los niveles de la mente no es comprensible para el otro. 2Lo mismo ocurre con el ego y el Espíritu Santo, con el tiempo y la eternidad. 3La eternidad es una idea de Dios, por lo tanto, el Espíritu Santo la comprende perfectamente. 4El tiempo es una creencia del ego, por lo tanto, la mente inferior -el dominio del ego- la acepta sin reservas. 5El único aspecto del tiempo que es eterno es el ahora.

El pasado, no es real, pues ya ha pasado, y el futuro, no es real, pues aún no ha llegado. Son conceptos abstractos que se utilizan para comprender la linealidad de los acontecimientos. Si reflexionamos sobre el contenido de este punto, podremos comprender que todas las percepciones y todos los pensamientos que seamos capaces de hacer conscientes en nuestra mente, se producen en el ahora, en el presente. El "ahora" se convierte de este modo en el aspecto atemporal del tiempo.

7. El Espíritu Santo es el mediador entre las interpretaciones del ego y el conocimiento del espíritu. 2Su capacidad para utilizar símbolos le permite actuar con las creencias del ego en el propio lenguaje de éste. 3Su capacidad para mirar más allá de los símbolos hacia la eternidad le permite entender las leyes de Dios, en nombre de las cuales habla. 4Puede, por consiguiente, llevar a cabo la función de reinterpretar lo que el ego forja, no mediante la destrucción, sino mediante el entendimiento. 5El entendimiento es luz, y la luz conduce al conocimiento. 6El Espíritu Santo se encuentra en la luz porque Él está en ti que eres luz, pero tú des­conoces esto. 7La tarea del Espíritu Santo consiste, pues, en rein­terpretarte a ti en nombre de Dios.

Una nueva manera de ver al Espíritu Santo en su función de "mediador" entre el mundo temporal del ego y el plano eterno de la Espiritualidad, es representarlo como la luz que ha de difuminar nuestra oscuridad. La luz representa la capacidad de entendimiento, de percibir correctamente. Esa luz forma parte de nosotros, pues forma parte de la Expresión de Dios. Todos tenemos la capacidad de entender lo que somos realmente. Buscamos fuera de nosotros, los canales que nos permitan el reencuentro con nuestro Ser Verdadero. 

Ese reencuentro siempre se producirá en el ahora, en nuestro eterno presente.

8. Tú no puedes comprenderte a ti mismo separado de los demás. 2Ello se debe a que tú, separado del legítimo lugar que ocupas en la Filiaciónno significas nada, y el legítimo lugar de la Filiación es Dios. 3Ésa es tu vida, tu eternidad y tu Ser. 4Esto es lo que el Espíritu Santo te recuerda. 5Esto es lo que Él ve. 6Esta visión ate­moriza al ego por ser tan serena. 7La paz es el mayor enemigo del ego porque, de acuerdo con su interpretación de la realidad, la guerra es la garantía de su propia supervivencia. 8El ego se hace más fuerte en la lucha. 9Si crees que hay lucha, reaccionarás con saña porque la idea de peligro se habrá adentrado en tu mente. 10Dicha idea es un llamamiento al ego. 11El Espíritu Santo está tan pendiente como el ego de cualquier señal de peligro, oponiéndose a éste con todas Sus fuerzas de la misma forma en que el ego le da la bienvenida. 12El Espíritu Santo contrarresta esa acogida dán­dole la bienvenida a la paz. 13 La eternidad y la paz están tan estre­chamente relacionadas como lo están el tiempo y la guerra.

Sinceramente, cuando el contenido de este punto ha llegado a mi mente, he sentido el impulso de cerrar el libro y dar por finalizado su estudio. He percibido tal revelación, lo veo todo tan claro y tan sencillo, que me he dicho: ¿qué necesito más para ser realmente lo que Soy? 

Si mi mente recordase, permanentemente, el mensaje con el que se inicia este párrafo: "no puedes comprenderte a ti mismo separado de los demás", estaría conectado, eternamente, con el canal por donde emite su luz el Espíritu Santo y la Visión de la Unidad guiaría todos mis pasos. 

Sí, necesitamos a nuestros hermanos, para conocernos, pues ese es el Plan de Salvación de Dios, para nosotros. Su Creación dio lugar a la Filiación y en su Hijo va implícito un Pacto Espiritual emanado de la Esencia del Amor: Todos Somos Uno y Uno Somos Todos.

Ese pensamiento, esa creencia, nos permitirá sustituir la guerra por la paz. ¿Acaso no has sentido paz al saber que formas parte del Plan de Dios y ese Plan conlleva saberse Uno con el resto de la Creación? 

9. La percepción deriva significado de las relaciones. 2Aquellas que aceptas constituyen los cimientos de tus creencias. 3La separa­ción es simplemente otro término para referirse a una mente divi­dida. 4El ego es el símbolo de la separación, tal como el Espíritu Santo es el símbolo de la paz. 5Lo que percibes en otros lo refuer­zas en ti. 6Puedes permitir que tu mente perciba falsamente, pero el Espíritu Santo le permite reinterpretar sus propias percepciones falsas.

Lo que percibimos en otros lo reforzamos en nosotros, pues el otro actúa como un espejo que nos refleja nuestra verdadera imagen. Tenemos un desconocimiento de lo que somos. Alcanzamos a identificarnos con aspectos de nuestra personalidad y pensamos que somos de una manera u otra. Pero la realidad, es que, en la medida en que percibamos el "rostro" de la separación en los demás, y cuando decimos separación estamos describiendo el símbolo del miedo, del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, lo que realmente estamos percibiendo es nuestra mente falsa, errónea, la naturaleza propia del ego.

10El Espíritu Santo es el maestro perfecto. 2Se vale únicamente de lo que tu mente ya comprende para enseñarte que tú no lo comprendes. 3El Espíritu Santo puede tratar con un alumno rea­cio sin oponerse a su mente porque parte de ella está todavía de parte de Dios. 4A pesar de los intentos del ego por ocultarla, esa parte es todavía mucho más poderosa que el ego, si bien éste no la reconoce. 5El Espíritu Santo la reconoce perfectamente porque se trata de Su Propia morada: el lugar de la mente donde Él se siente a gusto. 6Tú también te sientes a gusto ahí porque es un lugar de paz, y la paz es de Dios. 7Tú, que formas parte de Dios, no te sientes a gusto salvo en Su paz. 8Si la paz es eterna, sólo te puedes sentir a gusto en la eternidad.

Cuando en algún momento de nuestra vida, alcancemos la lucidez que nos permite conectar con Dios, experimentaremos ese instante santo que se caracteriza por el goce de la paz. Reconozco esos instantes por la luz que envuelve a mis pensamientos. Durante el tiempo que transcurre en lo temporal, la vivencia no va acompasada con el transcurrir del tiempo. Lo más hermoso de ese instante es la liberación que se siente sobre todos los asuntos mundanos que nos privan de la paz.

Reconozco que he sido incapaz de permanecer en ese espacio eterno, gozando de la paz. Comprendo que la razón de ello, responde a la multitud de canales con los que sintonizamos y que son propios del ego. Por esa misma razón, intento cambiar de canal, de emisora, cuando percibo que el mensaje no aporta paz. No es un problema de canales, es una decisión del operador, el sintonizar uno u otro, y esa es nuestra potestad. 

11. El ego construyó el mundo tal como lo percibe, pero el Espíritu Santo -el reintérprete de lo que el ego construyó- ve el mundo como un recurso de enseñanza para llevarte a tu hogar. 2El Espí­ritu Santo tiene que percibir el tiempo y re-interpretarlo como eterno. 3Tiene que llevar a cabo Su labor mediante el uso de opuestos porque tiene que operar para una mente y con una mente que está en oposición. 4Haz todas las correcciones que ten­gas que hacer, procura aprender y mantén una actitud receptiva con respecto al aprendizaje. 5Tú no creaste la verdad, pero la ver­dad puede todavía hacerte libre. Contempla todo tal como el Espíritu Santo lo contempla, y entiende todo tal como Él lo entiende. 7Su entendimiento evoca a Dios en memoria mía. 8El Espíritu Santo está siempre en comunión con Dios, y forma parte de ti. 9Él es tu Guía a la salvación porque recuerda lo pasado y lo que ha de venir, y lo trae al presente. 10Él mantiene ese regocijo en tu mente con gran ternura, y sólo te pide que lo incrementes com­partiéndolo en Nombre de Dios de modo que Su júbilo se incre­mente en ti.

La enseñanza del Espíritu Santo no puede ser otra que la de corregir nuestras falsas creencias y sustituirla por la Verdad. Esas falsas creencias nos llevan a alimentar la ilusión de la separación, mientras que la Verdad se sustenta en la mente recta y todos los pensamientos que refuerzan la Visión de la Unidad. En resumen, se trata de corregir el miedo con la fuerza eterna del Amor.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 90

LECCIÓN 90

Éstas son las ideas que vamos a utilizar en este repaso:

1. (79) Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

2Hoy quiero darme cuenta de que el problema es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. 3Quiero comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito ocupar el lugar del resentimiento. 4Hoy quiero recordar la simpli­cidad de la salvación, reforzando la lección de que sólo hay un problema y sólo una solución. 5El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. 6E invito a la solución cuando perdono la causa del resentimiento y le doy la bienvenida al milagro que entonces ocupa su lugar.

2. Para las aplicaciones concretas de esta idea puedes usar las si­guientes variaciones:

2Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.
3El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.
4La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.

3. (80) Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

2La única razón de que parezca tener problemas es que estoy usando el tiempo indebidamente. 3Creo que el problema ocurre primero, y que debe transcurrir cierto tiempo antes de que pueda resolverse. 4No veo el problema y la solución como acontecimien­tos simultáneos. 5Ello se debe a que aún no me he dado cuenta de que Dios ubicó la solución junto al problema, de manera que el tiempo no los pudiera separar. 6El Espíritu Santo me enseñará esto si se lo permito. 7Y comprenderé que es imposible que yo pudiera tener un problema que no se hubiese resuelto ya.

4. Las siguientes variaciones de la idea de hoy resultarán útiles para las aplicaciones concretas:

2No tengo que esperar a que esto se resuelva.
3La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.
4El tiempo no puede separar este problema de su solución.


¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

El problema encuentra su origen en la creencia de que somos capaces de tener problemas, y esa creencia, reside solo y exclusivamente en la mente dual, en la mente del ego. Todo problema es el fruto de un pensamiento anclado en el resentimiento. Toda solución es el fruto de un pensamiento alimentado por el Amor.

¿Vas a elegir desde el pasado o desde el ahora?
¿Vas a elegir desde la culpa o desde la inocencia?
¿Vas a elegir desde el resentimiento o desde el perdón?

Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

El despertar de la consciencia, lleva implícito, la comunión con nuestra verdadera identidad. Cuando tengamos la certeza de que somos Seres de Luz y que, temporalmente, nuestro espíritu se encuentra espiritualizando la materia a través de nuestras acciones de amor, entonces, sabremos reconocer que todos los problemas se han resueltos. El problema dejará de existir como tal.

¿Acaso piensas que tu Padre te ha abandonado?
¿Acaso crees que tu hogar es la oscuridad?
¿Acaso el Sol ha dejado algún día de brillar?

viernes, 29 de marzo de 2024

Capítulo 5. II. La Voz que habla por Dios

 II. La Voz que habla por Dios

1. Curar no es crear; es reparar. 2El Espíritu Santo fomenta la curación mirando más allá de ella hacia lo que los Hijos de Dios eran antes de que la curación fuese necesaria, y hacia lo que serán una vez que hayan sanado. 3Esta alteración de la secuencia tem­poral debería resultarte familiar, ya que es muy similar al cambio que el milagro produce en la percepción que se tiene del tiempo. 4El Espíritu Santo es la motivación para alcanzar la mentalidad milagrosa; la decisión de subsanar la separación renunciando a ella. 5Tu voluntad se encuentra todavía en ti porque Dios la ubicó en tu mente, y aunque puedes mantenerla dormida, no puedes destruirla. 6Dios Mismo mantiene tu voluntad viva al transmi­tirla desde Su Mente a la tuya mientras perdure el tiempo. 7El milagro mismo es un reflejo de esta unión de voluntades entre Padre Hijo.

Ya se nos ha enseñado que la curación es el pensamiento de dos mentes que perciben su unidad. En este nuevo apartado, se nos recuerda que la curación no es un acto creativo, sino reparador. Y en este sentido, debemos poner en manos del Espíritu Santo, nuestra voluntad de alcanzar la mentalidad milagrosa, la que ha de permitirnos corregir, expiar, nuestros errores mentales, los cuales están basados en la errónea creencia en la separación.

2. El Espíritu Santo es el espíritu del júbilo. 2Es la Llamada a retor­nar con la que Dios bendijo las mentes de Sus Hijos separados. 3Ésa es la vocación de la mente. 4Antes de la separación la mente no tenía ninguna vocación, ya que antes de eso simplemente era, y no habría podido entender la llamada al recto pensar. 5El Espíritu Santo es la Respuesta de Dios a la separación; el medio a través del cual la Expiación cura hasta que la mente en su totalidad se reincorpore al proceso de creación.

Si careciéramos de ese mecanismo de seguridad que ha de permitirnos corregir el error que fabrica nuestra mente, no sería posible recordar lo que realmente somos. Pero esa situación formaría parte del propio error de la mente, pues no podemos renunciar a lo que somos y, la Voz del Espíritu Santo, se hará oír pues la Voluntad del Padre forma parte de nuestra Realidad.

3. Tanto la separación como el principio que gobierna la Expia­ción dieron comienzo simultáneamente.  2Cuando el ego fue engendrado, Dios puso en la mente la llamada al júbilo. 3Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. 4Por eso es por lo que tienes que elegir escuchar una de las dos voces que hay dentro de ti. 5Una la inventaste tú, y no forma parte de Dios. 6La otra te la dio Dios, Quien sólo te pide que la escuches. 7El Espíritu Santo se encuentra en ti en un sentido muy literal. 8Suya es la Voz que te llama a retornar a donde estabas antes y a donde estarás de nuevo. 9Aun en este mundo es posible oír sólo esa Voz y ninguna otra. 10Ello requiere esfuerzo, así como un  gran deseo de aprender. 11Ésa es la última lección que yo aprendí, y los Hijos de Dios gozan de la misma igualdad como alumnos que como Hijos.

Esfuerzo y deseo de aprender, son las expresiones que deben definir a nuestra voluntad. El término "esfuerzo" no debemos interpretarlo como una acción incómoda, dolorosa, ni como una exigencia cercana al concepto egoico del sacrificio. Ese esfuerzo debemos interpretarlo como una invitación a ver las cosas de otra manera, a una invitación a dirigir nuestra voluntad en la dirección que nos permita desaprender lo aprendido y a orientarnos hacia la visión correcta de la unidad.

Cada encuentro con uno de nuestros hermanos es una oportunidad para avanzar en la orientación del aprendizaje verdadero. En vez de percibirlos desde el miedo, como enemigos, veamos en ellos, la vía de aprendizaje que necesitamos para alcanzar la visión de la unidad.

4.  eres el Reino de los Cielos, pero permitiste que la creencia en la oscuridad se infiltrase en tu mente, por lo que ahora necesitas una nueva luz. 2El Espíritu Santo es el resplandor al que debes permitir que desvanezca la idea de la oscuridad. 3Suya es la gloria ante la cual la disociación desaparece y el Reino de los Cielos pasa a ocupar el lugar que le corresponde: 4Antes de la separación no tenías necesidad de dirección, 5pues disponías de conocimiento, tal como dispondrás de él de nuevo, pero como no dispones de él ahora.

El Espíritu Santo se convierte en símbolo de la luz que disipa las tinieblas. Es decir, se convierte en el estado mental milagroso que nos permite ver la realidad por encima de la ilusión. 

5. Dios no guía porque lo único que puede hacer es compartir Su perfecto conocimiento. 2Guiar entraña evaluación, ya que implica que hay una manera correcta de proceder y otra incorrecta, una que se debe escoger y otra que se debe evitar. 3Al escoger una, renuncias a la otra. 4Elegir al Espíritu Santo es elegir a Dios. 5Dios no está dentro ti en un sentido literal, más bien, tú formas parte de Él. 6Cuando elegiste abandonarlo te dio una Voz para que hablase por Él, pues ya no podía compartir Su conocimiento contigo libre­mente. 7La comunicación directa se interrumpió al tú inventar otra voz.

Este apartado parece estar definiendo un patrón cósmico, universal, que podemos identificar cuando analizamos las relaciones padres/hijo en el mundo temporal. Como padre puedo afirmar, que los hijos, una vez "separado" de su progenitor, comienzan una andadura evolutiva que le lleva a adquirir pensamientos separados de los padres. En ese crecimiento evolutivo, se llega a alcanzar un estado que permite reconocer los pensamientos erróneos y a corregirlos adquiriendo los verdaderos.

6. El Espíritu Santo te insta tanto a recordar como a olvidar. 2Has elegido estar en un estado de oposición en el que los opuestos son posibles. 3Como resultado de ello, hay ciertas decisiones que tienes que tomar. 4En el estado de santidad la voluntad es libre, de modo que su poder creativo es ilimitado y elegir no tiene sentido. 5El poder de elegir es el mismo poder que el de crear, pero su aplicación es diferente. 6Elegir implica que la mente está divi­dida. 7El Espíritu Santo es una de las alternativas que puedes elegir. 8Dios no dejó a Sus Hijos desconsolados a pesar de que ellos decidieron abandonarlo. 9La voz que ellos pusieron en sus mentes no era la Voz de Su Voluntad, en favor de la cual habla el Espíritu Santo.

No me imagino a un padre, que ame a sus hijos, que decida abandonarlos cuando éstos se encuentren perdidos. Es como si Dios, al ver el acto volitivo de Su Hijo que le llevó a la conciencia de la separación, le hubiese dicho: "como en mi mundo tan sólo existe la Unidad, no puedo bajar hasta tu nivel -la dualidad- para guiarte".

En su lugar, Dios, se manifiesta a través del Espíritu Santo, Su Voz, y le encomienda la misión de iluminar la mente para permitirle recordar su verdadera y única realidad. Desde esa perspectiva, el Espíritu Santo es una de las alternativas que podemos elegir.

7. La Voz del Espíritu Santo no da órdenes porque es incapaz de ser arrogante. 2No exige nada porque su deseo no es controlar. 3No vence porque no ataca. 4Su Voz es simplemente un recorda­torio. 5Es apremiante únicamente por razón de lo que te recuerda. 6Le ofrece a tu mente el otro camino, permaneciendo serena aun en medio de cualquier confusión a que puedas dar lugar. 7La Voz que habla por Dios es siempre serena porque habla de paz. 8La paz es más poderosa que la guerra porque sana. 9La guerra es división, no expansión. 10Nadie gana en la batalla. 11¿Qué saca un hombre con ganar el mundo entero si con ello pierde su propia alma? 12Si le prestas oídos a la voz que no debes, pierdes de vista a tu alma. 13En realidad no puedes perderla, pero puedes no cono­cerla. 14Por lo tanto, te parecerá que la has "perdido" hasta que elijas correctamente.

La enseñanza continúa aportándonos información sobre el modo en el que se manifiesta en nuestro interior la Voz del Espíritu Santo. Esta información nos ayuda a reconocer si los pensamientos que llegan a nuestra mente proceden de Él o es una falsa ilusión.

  • No da órdenes.
  • No es exigente.
  • No ataca.
  • Favorece el recuerdo de lo que somos.
  • Es serena y pacífica.
Y, sobre todo, nos permitirá ver el milagro del Amor.

8. El Espíritu Santo es tu Guía a la hora de elegir. 2Reside en la parte de tu mente que siempre habla en favor de la elección correcta porque habla por Dios. 3Él es el último nexo de comuni­cación que te queda con Dios, comunicación que puedes inte­rrumpir, pero no destruir. 4El Espíritu Santo es el vehículo mediante el cual la Voluntad de Dios se cumple así en la tierra como en el Cielo. 5Tanto el Cielo como la tierra están en ti porque la llamada de ambos está en tu mente. 6La Voz de Dios procede de los altares que le has erigido a Él. 7Estos altares no son objetos, son devociones. 8Sin embargo, ahora tienes otras devociones. 9Tu devoción dividida te ha dado dos voces, y ahora tienes que elegir en cuál de los dos altares quieres servir. 10La llamada que contestas ahora es una evaluación porque se trata de una decisión. 11La decisión es muy simple. 12Se toma sobre la base de qué llamada es más importante para ti.

"Tanto el Cielo como la tierra están en ti porque la llamada de ambos está en tu mente". La mente está al servicio de la voluntad, si así lo decidimos. El acto volitivo lo hemos heredado de nuestro Creador. Cuando nuestra voluntad se alinea a la de Dios, nuestra mente sintoniza el canal por donde se emite la frecuencia divina y se conecta con lo verdadero. En cambio, cuando nuestra voluntad se dirige a fabricar una realidad diferente a la de Dios, el canal con el que se conecta es el que emite la frecuencia del sistema de pensamiento del ego. 

Tal y como se recoge en este punto, la decisión es muy simple: ¿qué frecuencia elegiremos, la de Dios o la del ego?

9. Mi mente será siempre como la tuya porque fuimos creados iguales. 2Fue sólo la decisión que tomé lo que me dio plena potes­tad tanto en el Cielo como en la tierra. 3El único regalo que te puedo hacer es ayudarte a tomar la misma decisión. 4Inherente a esta decisión es la decisión de compartirla, pues la decisión en sí es la decisión de compartir. 5Se toma mediante el acto de dar, y es por lo tanto, la única alternativa que se asemeja a la verdadera creación. 6Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones. 7Al decidirme por Dios te mostré que es posible tomar esta decisión y que tú la puedes tomar.

Jesús nos revela en este mensaje que su ejemplo es la decisión correcta que debemos seguir para que nuestra voluntad sea la Voluntad del Padre. Jesús, representa el Amor y la superación del miedo. El Amor nos lleva a expandirnos y a crear. Al expandirnos, compartimos lo que somos y nos reconocemos en la Filiación Divina.

10. Te he asegurado que la Mente que decidió por mí se encuentra también en ti, y que puedes permitirle que te transforme, tal como me transformó a mí. 2Esta Mente es inequívoca porque sólo oye una Voz y contesta de una sola manera. 3Tú eres la luz del mundo junto conmigo. 4El descanso no se deriva de dormir sino de despertar. 5El Espíritu Santo es la llamada a despertar y a regocijarse. 6El mundo está muy cansado porque es la idea del cansancio. 7Nuestra jubilosa tarea es la de despertarlo a la Llamada a Dios. 8Todos responderán a la Llamada del Espíritu Santo, ya que, de lo contrario, la Filiación no sería una. 9¿Qué mejor vocación puede haber para cualquier parte del Reino que la de restituirlo a la per­fecta integración que le devuelve la plenitud? 10Escucha sólo esto a través del Espíritu Santo en ti, y enseña a tus hermanos a escu­char tal como yo te estoy enseñando a ti.

"El mundo está muy cansado porque es la idea del cansancio". ¡Cuánta verdad!
Cuando nuestra mente se pone al servicio del ego, del miedo, las vivencias que se experimentan nos llevan hasta la saciedad y hasta el agotamiento. La culpa, la falta de amor, el odio, la envidia, la avaricia, la gula, cuando forman parte de nuestros pensamientos, se convierten en una pesada carga que nos agota.

La ansiedad, la depresión, el estrés, el enfado, las luchas, se apoderan de nuestra mente y guían nuestros pasos hacia un destino doloroso, en espera de que se produzca en nuestro interior una llamada de auxilio, de ayuda, para poder salir de esa red de sufrimiento.

Cuando nuestra mente vibre a la frecuencia del Espíritu Santo, ningún aliado del miedo tendrá cabida en ella. Caminaremos ligeros de equipaje y seremos incansables, pues la fuerza de la Vida nos inspira.

11.  Cuando te sientas tentado por la voz falsa, recurre a mí para que te recuerde cómo sanar compartiendo mi decisión, haciéndola así aún más firme. 2Al compartir este objetivo, aumentaremos su poder para atraer a toda la Filiación y para restituirla nuevamente a la unicidad* en la que fue creada. 3Recuerda que "yugo" quiere decir “unión”, y “carga” significa “mensaje”. 4Reformulemos la frase "Mi yugo es llevadero y mi carga ligera" de esta forma: "Unámonos, pues mi mensaje es la Luz".

La Enseñanza de Jesús, ofreciéndonos el Camino hacia la Plenitud, nos aguarda. Tan sólo nuestra decisión de seguir sus pasos, ha de permitirnos despertar del falso sueño en el que nos encontramos, a raíz de identificarnos con la separación y con el ego. Elegir la Luz, es elegir la Unidad.

12. Te he pedido encarecidamente que te comportes tal como yo me comporté, pero para eso tenemos que responder a la misma Mente. 2Esa Mente es el Espíritu Santo, Cuya Voluntad dispone siempre en favor de Dios. 3El Espíritu Santo, te enseña cómo tenerme a mí de modelo para tu pensamiento, y, consecuente­mente, a comportarte como yo. 4El poder de nuestra motivación conjunta está más allá de lo que se puede creer, pero no más allá de lo que se puede lograr. 5Lo que juntos podemos lograr es ilimi­tado porque la Llamada a Dios es la llamada a lo ilimitado. 6Hijo de Dios, mi mensaje es para ti, para que lo oigas y se lo trans­mitas a otros a medida que respondes al Espíritu Santo en ti.

¡Qué así sea!

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 89

LECCIÓN 89

Éstas son las ideas que vamos a repasar hoy:

1. (77) Tengo derecho a los milagros.

2Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. 3Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. 4Voy a aceptar los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos. 5Voy a aceptar ahora solamente aquello a lo que las leyes de Dios me dan dere­cho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.

2. Puedes usar las siguientes sugerencias para las aplicaciones con­cretas de esta idea:

2Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho.
3No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.
4Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.

3. (78) ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

2Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola. 3Mediante esta idea acepto mi libe­ración del infierno. 4Mediante esta idea expreso que estoy dis­puesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación. 5No haré excep­ciones ni sustituciones: 6Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.

4. Las variaciones que pueden resultar útiles a la hora de aplicar concretamente la idea son:

2No quiero excluir este resentimiento de mi salvación.
3(Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nues­tros resentimientos.
4Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos


¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Tengo derecho a los milagros.

Los milagros son mi condición real. Si me identifico con la dualidad y con la separación, es decir, si me expreso en mi condición temporal, estaré negando mi verdadero origen y negaré el poder de los milagros. En todo momento y en todo lugar, puedo elegir entre el ego o el Espíritu; entre lo irreal y lo verdadero; entre la ilusión y el milagro.

¿Qué milagros vas a ofrecer hoy?


¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

¡Qué así sea! El Amor y el perdón disuelven el resentir. Podemos quejarnos de nuestra suerte; del devenir; del karma. Podemos justificar nuestra oscuridad y culpar a los demás de nuestras penalidades. Pero esa actitud nos demuestra que permanecemos identificados con el ego, alimentando la creencia de la separación y ocultando nuestro temor a Dios.

¿Qué resentimientos oscurecen tu luz?
¿Qué resentimientos te privan de la paz?
¿Qué resentimientos te impiden ofrecer los milagros?

jueves, 28 de marzo de 2024

Capítulo 5. I. La invitación al Espíritu Santo

 I. La invitación al Espíritu Santo

1. La curación es un pensamiento por medio del cual dos mentes perciben su unidad y se regocijan. 2Su gozo exhorta a todos los miembros de la Filiación a que se regocijen junto con ellas, y per­mite que Dios acuda a ellas y se manifieste a través de ellas. 3Sólo la mente sana puede experimentar una revelación de efectos duraderos porque la revelación es una experiencia de pura dicha. 4Si no eliges ser completamente dichoso, tu mente no puede tener lo que no elige ser. 5Recuerda que para el espíritu no hay diferencia alguna entre tener y ser. 6La mente superior piensa de acuerdo con las leyes que el espíritu obedece, y, por lo tanto, honra únicamente las leyes de Dios. 7Para el espíritu, obtener no significa nada y dar loes todo. 8Al tenerlo todo, el espíritu lo conserva dándolo, y, de este modo, crea de la misma manera en que el Padre creó. 9Aunque esta manera de pensar no tiene nada que ver con la posesión de bienes materiales, aun a la mente inferior le resulta comprensi­ble en conexión con ideas. 10Si compartes una posesión física, cier­tamente divides su propiedad. 11Mas si compartes una idea, no la debilitas. 12Toda ella te sigue perteneciendo aunque la hayas dado completamente. 13Lo que es más, si aquel a quien se la has dado la acepta como suya, eso la refuerza en tu mente, y, por lo tanto, la expande. 14Si puedes aceptar el concepto de que este mundo es un mundo de ideas, la creencia en la falsa conexión que el ego hace entre dar y perder desaparece.

Todo un concentrado de sabias afirmaciones, es lo que nos ofrece este primer punto del Capítulo 5. "La curación es un pensamiento", y para que así sea, dicho pensamiento debe ver la unidad en todo lo creado, esto es, debe reconocer que es un rayo de Luz emanado de Su Creador y que comparte el Estado de Unidad con el resto de Luces emanadas del Creador.

El efecto al que da lugar el pensamiento emanado de una Mente Recta, es duradero, es eterno, razón por la cual, el Hijo de Dios goza de la Plenitud del Espíritu Santo, de su impecabilidad, de su pureza, de su inocencia. La curación es el efecto del pensamiento recto y es una manifestación del poder del Espíritu.

Si no elegimos el pensamiento recto que nos lleva a la plenitud, a la curación, los efectos que percibiremos serán los de la enfermedad, que también podríamos llamar, estado de desconexión con la visión de la unidad o separación.

Ser sano es ser pleno. Ser sano es tener plenitud.

Otras de las enseñanzas que se extraen de este punto, es la referente a la falsa creencia de que al dar se pierde aquello que se da. Nos aclara este punto que este mundo es un mundo de ideas, es decir, no es en la forma donde debemos encontrar las causas, sino en el pensamiento. El ego no lo entiende así y niega que el dar es recibir, reforzando esta creencia con el pensamiento que dar es perder. Nos dice, Jesús, que, si compartimos una posesión física, ciertamente dividimos su propiedad. Ese gesto es propio de las leyes que imperan en el sistema de pensamiento del ego, que como sabemos está basado en la identidad del cuerpo. Pero estas enseñanzas, no van dirigida al ego, sino al Espíritu, pues, lo que trata es de hacernos conscientes de nuestra verdadera identidad: Ser o poseer; Espíritu o ego.

2. Demos comienzo a nuestro proceso de re-despertar con unos cuantos conceptos simples:

 2Los pensamientos se expanden cuando se comparten.

3Cuantos más creen en ellos, más poderosos se tornan.

4Todo es una idea.

5¿Cómo, entonces, puede asociarse dar con perder?


"Todo es una idea". Se hace necesario reflexionar sobre esta afirmación. El pensamiento precede a la acción. Esa emanación mental es semejante a la semilla que, al crecer, se hace árbol y da sus frutos. La semilla al permanecer en el interior de la tierra, no la vemos, pero con sus brotes, comenzamos a conocer su capacidad creadora, hasta que alcanza su estado de madurez y nos aporta el fruto, en cuyo interior encontramos nuevas semillas renovadoras.

El pensamiento, la idea, se concibe en nuestro interior; al compartirla la expandimos y observamos el alcance de su contenido. Cuando esa idea alcanza su madurez llevándola a la práctica, el fruto que adquirimos nos permite renovar nuestros pensamientos, los cuales serán cada vez más perfectos.

El pensamiento, es la causa que da lugar a lo percibido. Si esto es así, en la medida en que la calidad de nuestro pensamiento sintonice con el canal de la Unidad, nuestras creaciones gozarán de salud y plenitud y serán duradera. Mientras que, si ese pensamiento sintoniza con la frecuencia del canal de la separación, nuestras creaciones llevarán el sello de lo perecedero.

3. Ésta es la invitación al Espíritu Santo. 2He dicho ya que puedo ascender hasta lo alto y hacer que el Espíritu Santo descienda hasta ti, mas sólo puedo hacer eso a instancia tuya. 3El Espíritu Santo se encuentra en tu mente recta, tal como se encontraba en la mía. 4La Biblia dice: "Que more en ti la mente que estaba en Cristo Jesús", y lo utiliza como una bendición. 5Se trata de la bendición de la mentalidad milagrosa. 6Te pide que pienses tal como yo pensé, uniéndote de esta manera a mí en el modo de pensar de Cristo.

Utilizamos la acción de sintonizar con el canal apropiado, en un intento por ofrecer una idea que nos resulte familiar y que nos permita comprender la acción que se requiere para conectar con el Espíritu Santo.

Tenemos que ser conscientes, de que tanto canal como frecuencia, están a nuestra disposición. Lo único que tenemos que hacer es seleccionar dicho canal para poder acceder a su comunicación.

Si lo pensamos, estamos haciendo esa elección de forma permanente. Unos nos sentimos atraídos por un tipo de canal en concreto, a diferencia de otros, que tienen la libertad de elegir con el que más se identifican. Lo importante es conocer que existe un canal que te ofrece un tipo de información basada en la Unidad-Amor, y otros, lo hacen con una información basada en la separación-miedo.

La elección es nuestra. Se nos pide que pensemos tal y como pensó Jesús, esto es, sintonizando el canal del Espíritu Santo.

4. El Espíritu Santo es la única parte de la Santísima Trinidad que tiene una función simbólica. 2Se le ha llamado el Sanador, el Con­solador y el Guía. 3Se le ha descrito también como algo "sepa­rado", aparte del Padre y del Hijo. 4Yo mismo dije: "Si me voy os enviaré otro Consolador que morará con vosotros para siempre". 5Su función simbólica hace que Él sea difícil de entender, ya que todo simbolismo se presta a diferentes interpretaciones. 6Como hombre, y también como una de las creaciones de Dios, mi recto pensar, que procedió del Espíritu Santo o Inspiración Universal, me enseñó en primer lugar y ante todo, que esta Inspiración es para todos. 7Yo mismo no hubiese podido gozar de ella de no haber sabido esto. 8La palabra "sabido" es apropiada en este con­texto porque el Espíritu Santo está tan próximo al conocimiento que lo evoca, o mejor dicho, facilita su llegada. 9He hablado ante­riormente de la percepción elevada o "verdadera", que está tan próxima a la verdad que Dios Mismo puede salvar la diminuta brecha que hay entre ellas. 10El conocimiento está siempre listo para fluir a cualquier parte, pero no puede oponerse a nada. 11Puedes, por consiguiente, obstruirlo, pero jamás perderlo.

De este punto, me gustaría resaltar la enseñanza compartida por Jesús: La Inspiración del Espíritu Santo es para todos. Ya lo decíamos en el anterior punto, se trata de conocer cuál es el dial a través del cual podemos sintonizar la frecuencia de donde procede la Inspiración Universal. No es un privilegio exclusivo por ser de una condición u otra. 

5. El Espíritu Santo es la Mente de Cristo, la cual es consciente del conocimiento que yace más allá de la percepción. 2El Espíritu Santo comenzó existir como medió de protección al producirse la separación, lo cual inspiró simultáneamente el principio de la Expiación. 3Antes de eso no había necesidad de curación, pues nadie estaba desconsolado. 4La Voz del Espíritu Santo es la Lla­mada a la Expiaciónes decir, a la restitución de la integridad de la mente. 5Cuando la Expiación se complete y toda la Filiación sane, dejará de haber una llamada a retornar. 6Pero lo que Dios crea es eterno. 7El Espíritu Santo permanecerá con los Hijos de Dios para bendecir las creaciones de éstos y mantenerlas en la luz de la dicha.

Cuando nuestra voluntad nos lleva a sintonizar con el canal de la Inspiración Universal, lo está haciendo con la frecuencia a través de la cual, nuestra mente vibra al unísono con la visión del Espíritu Santo y con la Mente de Cristo. Dicha conexión favorece el estado de corrección de los estados erróneos de la mente y Un Curso de Milagros la define como la llamada a la Expiación.

6. Dios honró incluso las creaciones falsas de sus Hijos porque ellos las habían hecho. 2Pero también bendijo a Sus Hijos con una manera de pensar que fuese capaz de elevar sus percepciones a tal altura, que casi pudieran llegar hasta Él. 3El Espíritu Santo es la Mente de la Expiación. 4Representa un estado mental lo suficien­temente próximo a la Mentalidad-Uno como para que la transfe­rencia a ella sea finalmente posible. 5La percepción no es conocimiento, pero puede ser transferida al conocimiento, o cru­zar hasta él. 6Tal vez sea más útil en este caso utilizar el significado literal de la palabra "transferida", o sea "transportada", puesto que el último paso es Dios Quien lo da.

El Espíritu Santo es la Mente de la Expiación, el canal a través del cual se alcanza la corrección de la mente, sin la cual, no se produciría el despertar que ha de llevarnos a la percepción verdadera y a las puertas de la Mentalidad-Uno.

7. El Espíritu Santo -la Inspiración que toda la Filiación com­parte- induce a una clase de percepción en la que muchos ele­mentos son como los del Reino de los Cielos:

2En primer lugar, su universalidad es perfectamente inequí­voca, y nadie que la alcance podría pensar ni por un momento que compartirla signifique cualquier otra cosa que no sea ganar.

3En segundo lugar, es una percepción que es incapaz de atacar, y, por lo tanto, es verdaderamente receptiva. 4Esto quiere decir que si bien no engendra conocimiento, tampoco lo obstruye en modo alguno.

5Finalmente, señala al camino que lleva lo que está más allá de la curación qué trae consigo, y conduce a la mente más allá de su propia integración, hacia los senderos de la creación. 6En este punto es donde se producen suficientes cambios cuantitativos para producir un verdadero salto cualitativo.

El pensamiento recto nos lleva a visualizar el estado de unidad, en el cual, dar y recibir son un acto único.
El pensamiento recto nos lleva a visualizar la indefensión como el único idioma que favorecerá la comunicación y el acceso al conocimiento.