sábado, 2 de marzo de 2024

Capítulo 2: LA SEPARACIÓN Y LA EXPIACIÓN. I. Los orígenes de la separación

 Capítulo 2



LA SEPARACIÓN Y LA EXPIACIÓN

I. Los orígenes de la separación

1. La capacidad de extenderse es un aspecto fundamental de Dios que Él le dio a Su Hijo. 2En la creación, Dios Se extendió a Sí Mismo a Sus creaciones y les infundió la misma amorosa Volun­tad de crear que Él posee. 3No sólo fuiste plenamente creado, sino que fuiste creado perfecto. 4No existe vacuidad en ti. 5Debido a la semejanza que guardas con tu Creador eres creativo. 6Ningún Hijo de Dios puede perder esa facultad, ya que es inherente a lo que él es, pero puede usarla de forma inadecuada al proyectar. 7El uso inadecuado de la extensión -la proyección- tiene lugar cuando crees que existe en ti alguna carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias ideas, en lugar de con la verdad. 8Este proceso comprende los siguientes pasos:
  • 9Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
  • 10Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imper­fecto o deficiente.
  • 11Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
  • 12Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación.
Reconozco que el tema con el que se inicia el Capítulo 2, la separación, me fascina desde el punto de vista intelectual. Siempre me he cuestionado la razón, por la cual, el Hijo de Dios, aun gozando de la Plenitud dispuesta para Él por Su Padre, decide alimentar la falsa creencia que lo lleva a verse separado de su Creador. 

Conocer la causa que ha originado esa falsa visión, para mí es muy importante, si realmente nos anima el retorno a ese estado paradisíaco. 

Me llama mucho la atención como se describe la capacidad creadora del Padre, como la capacidad de "extenderse". Entiendo que encontrar una expresión física para expresar una condición divina, no es una misión fácil. La facultad de extenderse, la considero apropiada, pues, favorece la idea de expansión de sí mismo. No se trata de un parto tal y como lo experimentamos a nivel humano, en el que la criatura se ve expulsada al exterior tras haber permanecido durante el tiempo de gestación en el interior de su creador. 

En la manifestación creadora de Dios, su acción le lleva a "prolongarse" a Sí Mismo, lo que nos revela que, su creación es una expansión de Sí Mismo, o lo que es lo mismo, el Hijo de Dios ha sido creado a Su Imagen y Semejanza. Hijo y Padre cuentan con las mismas cualidades y con el mismo potencial.

En el mundo físico, el hijo, creado con los mismos materiales que su progenitor, no cuenta con su mismo estado de conciencia. En un intento de entendimiento, me pregunto si podríamos aplicar la Ley de Analogía y pensar que, a pesar de la semejanza entre Padre e Hijo, este último, es un Dios en formación. Estoy seguro que más adelante, en la medida en que avance el Curso, esta cuestión quedará resuelta.

Dando continuidad a este punto, se nos dice que hemos sido creados perfectos, con lo cual, no caben plantearse cuestionamientos que pongan en duda nuestra Pureza. Igualmente, se nos enseña que somos seres creativos y que ese don no podemos perderlo nunca. sin embargo, dicho estado es una facultad que sí podemos utilizarla erróneamente. 

Podríamos decir, en base a las claves que se recogen en este interesante punto, que el Hijo de Dios, dotado del potencial creador de Su Padre, tiene la capacidad de expandirse, y cuando así lo hace, está creando bajo las leyes de la eternidad. En cambio, cuando responde a la necesidad y al deseo, lo que hace es proyectar, dando lugar a una creación falsa y sujeta a la ley de la temporalidad.


2. Estas distorsiones, relacionadas entre sí, son un fiel reflejo de lo que realmente ocurrió en la separación o "desvío hacia el miedo". 2Nada de eso existía antes de la separación, ni existe realmente ahora. 3Todo lo que Dios creó es semejante a Él. 4La extensión, tal como Dios la emprendió, es similar al resplandor interior que los Hijos del Padre han heredado de Él. 5Su verdadera fuente se encuentra en su interior. 6Esto es tan cierto con respecto al Padre como al Hijo. 7En este sentido la creación incluye tanto la creación del Hijo por Dios, como las creaciones del Hijo una vez que su mente ha sanado. 8Esto requiere el libre albedrío con el que Dios le dotó, ya que toda creación amorosa se otorga libremente en una línea continua, en la que todos los aspectos tienen el mismo rango.

Uno de los argumentos utilizados por aquellos cuya creencia los lleva a pronunciarse como ateos, es el siguiente: "Si Dios existe por qué ha permitido y permite que Su Hijo sea cruel en sus acciones" ¿Por qué Dios permite el mal, el dolor, el sufrimiento?

Las acciones del Hijo de Dios responden a la Ley Eterna del libre albedrío. Aquellas acciones basadas en el Amor forman parte del Hijo y del Padre. Aquellas acciones basadas en el miedo, no existen ni forman parte de la Verdad que constituye el Ser de Dios. Dichas acciones, dan lugar a la proyección de un mundo ilusorio, perecedero y temporal, con el cual surge la identidad del ego.

3. El jardín del Edén -la condición que existía antes de la separa­ción- era un estado mental en el que no se necesitaba nada. 2Cuando Adán dio oídos a "las mentiras de la serpiente", lo único que oyó fueron falsedades. 3Tú no tienes por qué continuar cre­yendo lo que no es verdad, a no ser que así lo elijas. 4Todo ello puede literalmente desaparecer en un abrir y cerrar de ojos por­que no es más que una percepción falsa. 5Lo que se ve en sueños parece ser muy real. 6Lo que es más, en la Biblia se menciona que sobre Adán se abatió un sueño profundo, mas no se hace referen­cia en ninguna parte a que haya despertado. 7El mundo no ha experimentado todavía ningún despertar o renacimiento com­pleto. 8Un renacer así es imposible mientras sigas proyectando o creando falsamente. No obstante, la capacidad de extender tal como Dios te extendió Su Espíritu permanece todavía dentro de ti. 10En realidad, ésta es tu única alternativa, pues se te dio el libre albedrío para que te deleitaras creando lo perfecto.

De manera alegórica, los Textos Sagrados nos describen los hechos que dieron lugar al acto llamado "Pecado Original" de nuestros primeros Padres. Este punto, nos aclara que se trata de estados mentales. Tanto el jardín del Edén, como el personaje que protagonizó el acto de la tentación, la serpiente, hacen referencia al estado de conciencia en los que se encuentra nuestra mente. La tentadora serpiente representa la naturaleza emocional, el poder del deseo, el cual, nos lleva a sentir la necesidad y la carencia y vislumbrar un mundo separado bajo la visión del miedo. 

El sucumbir a la tentación, nos revela la acción de proyectar una idea contraria a las Leyes de Dios, a las leyes del Amor. Nos narra la Biblia que sobre Adán se abatió un sueño profundo, revelándonos con ello, el estado actual de nuestra conciencia, la cual, se encuentra identificada con un mundo ilusorio y transitorio. 

Termina este punto con una observación importante, al recordarnos que debemos utilizar nuestro libre albedrío para utilizar correctamente nuestra capacidad creadora, para lo cual, debemos expandir lo que somos, esto es, extender nuestro Amor, en vez de proyectar nuestras carencias y miedos.

4. Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percep­ción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. 2Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jamás pudiste ha­berlo hecho. 3En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. 4Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. 5Sólo des­pués del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo éste experimentar pesadillas. 6Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que ini­cialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella. 7Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correcta­mente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad. 8Esta liberación no se basa en ilusiones. 9El cono­cimiento que ilumina no sólo te libera, sino que también te mues­tra claramente que eres libre.

El poder de Dios crea Eternidad. Si tuviésemos la capacidad de usurpar ese poder y aplicarlo a nuestras falsas creaciones, a nuestras proyecciones, entonces tendríamos la capacidad de perpetuar lo irreal, lo perecedero, lo transitorio y todo lo que forma parte de esa ilusión (dolor, sufrimiento, enfermedad, etc). Esta falsa creencia, nos revela el Texto, es la causa del miedo.

Afortunadamente, tan solo lo creado bajo la fuerza del Amor, es eterno.

Es tranquilizador saber que, el conocimiento es una vía de liberación que favorecerá nuestro despertar y, sobre todo, ese conocimiento nos permitirá recordar nuestra naturaleza divina, permitiéndonos gozar de la conciencia de la libertad.

5. Sean cuales sean las mentiras que te hayas creído, para el mila­gro son
irrelevantes, pues puede sanar cualquiera de ellas con la misma facilidad. 2El milagro no hace distinciones entre diferentes percepciones falsas. 3Su única finalidad es distinguir entre la ver­dad por un lado y el error por otro. 4Algunos milagros pueden parecer más difíciles de obrar que otros, 5pero no te olvides del primer principio de este curso: no hay grados de dificultad en los milagros. 6En realidad eres perfectamente invulnerable a toda expresión de falta de amor. 7Estas expresiones pueden proceder de ti o de otros, de ti hacia otros, o de otros hacia ti. 8La paz es un atributo que se encuentra en ti. No puedes hallarla fuera de ti mismo. 10La enfermedad es una forma de búsqueda externa. 11La salud es paz interior. 12La paz te permite mantenerte ecuánime ante cualquier falta de amor procedente de afuera, y te capacita, mediante tu aceptación de los milagros, para corregir las condi­ciones que resultan de la falta de amor en los demás.

Algunas pinceladas que resumen de manera condensada lo que posteriormente se desarrollará, de manera más extensa, a lo largo del Curso. El poder del milagro, no responde a las leyes fabricadas por una mente dual. El Amor se consagra a la unidad y desde esa visión, sana el error y nos sitúa en un estado de santidad.

La afirmación: "La paz es un atributo que se encuentra en ti", nos despeja cualquier duda a la hora de buscar ese deseado encuentro fuera de nosotros. Para el ego, tal afirmación, no será compartida, pues el objetivo de su búsqueda se encuentra en el mundo proyectado, es decir, en el mundo exterior. Dada las características efímeras y temporales de ese mundo, la paz, nunca será una realidad.

Tan solo la visión real de lo que somos nos permitirá gozar de la paz. 

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 62

LECCIÓN 62

Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.


1. Tu perdón es lo que lleva a este mundo de tinieblas a la luz. 2Tu perdón es lo que te permite reconocer la luz en la que ves. 3El perdón es la demostración de que tú eres la luz del mundo. 4Mediante tu perdón vuelves a recordar la verdad acerca de ti. 5En tu perdón, por lo tanto, reside tu salvación.

2. Las ilusiones que tienes acerca de ti y acerca del mundo son una y la misma. 2Por eso es por lo que todo perdón es un regalo que te haces a ti mismo. 3Tu meta es descubrir quién eres, al haber negado tu Identidad atacando a la creación y a su Creador. 4Ahora estás aprendiendo a recordar la verdad. 5Para ello, el ataque tiene que ser reemplazado por el perdón, de manera que los pensa­mientos de vida puedan reemplazar a los pensamientos de muerte.

3. Recuerda que en todo ataque apelas a tu propia debilidad, mientras que cada vez que perdonas apelas a la fortaleza de Cristo en ti. 2¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? 3Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. 4Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. 5Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo.

4. Regocijémonos de poder comenzar y concluir este día practi­cando la idea de hoy, y de usarla tan frecuentemente como nos sea posible en el transcurso del día. 2Ello te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. 3Y ayudará a aquellos que te rodean, así como a aquellos que parecen encon­trarse lejos en el espacio y en el tiempo, a compartir esta felicidad contigo.

5. Tan a menudo como puedas hoy, con los ojos cerrados a ser posible, repite para tus adentros:

2Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
3Cumpliré mi función para así poder ser feliz.

4Dedica entonces uno o dos minutos a reflexionar sobre tu fun­ción, y la felicidad y liberación que te brindará. 5Deja que pensa­mientos afines acudan a ti libremente, pues tu corazón reconocerá estas palabras, y en tu mente se encuentra la conciencia de que son verdad. 6Si te distraes, repite la idea y añade:

7Deseo recordar esto porque quiero ser feliz.

¿Qué me enseña esta lección?

 Si lo has experimentado, sabrás de lo que hablo. Cuando verdaderamente pones en práctica el perdón en tu vida, experimentas una sensación de libertad que jamás antes habías sentido. Esa sensación es lo más cercano al sentimiento de felicidad. 

Nos encontrábamos deprimido, disgustado, apenado y triste. A veces, la ira, el orgullo, la vanidad, el miedo, se unían a esa amalgama de emociones para, en definitiva, llevarnos a sentir la privación de la paz. 

La visión del perdón es la consecuencia de oír la Voz que habla en nombre de nuestro Padre, la cual nos sugiere el verdadero camino que debemos recorrer para alcanzar la meta que perseguimos, el reencuentro con la paz y con la felicidad. 

El perdón habla en nombre del Amor y nos lleva a despertar a la realidad que somos. El perdón se convierte en nuestra función en el mundo temporal, y, cuando servimos al Amor, nos convertimos en obradores de milagros, expandiendo nuestro perdón por doquier. 

Si lo has experimentado, ya no volverás a elegir el ataque, siempre apostarás por el perdón. 

Si lo has experimentado, dejarás de ver en tu hermano el pecado, tan sólo verás su impecabilidad. 

Si lo has experimentado, lo conservarás, pues lo habrás recibido, en la medida en que lo hayas dado. Si no lo has compartido, no lo podrás recibir, y no lo podrás conservar. 

 

Ejemplo-Guía: "¿Qué debo hacer para ser feliz?" 

Tal vez nos hayamos dado cuenta ya, de que ni el dinero, ni el poder, pueden aportarnos la felicidad. ¿Por qué? Sencillamente, porque son valores efímeros, ilusorios, no basados en la verdadera realidad. 

Podemos tener dinero o poder, pero nos sentimos escasos, y es ese estado mental el que nos lleva a buscar más dinero y más poder. Pero esa búsqueda siempre va acompañada del miedo. Sentimos un profundo temor a perder lo que tenemos y para asegurarnos de que esto nos ocurra, invertimos grandes sumas de dinero en asegurar nuestras posesiones. Hagamos lo que hagamos, ese estado nunca nos ofrece la paz, ni la felicidad. 

Ni el dinero, ni el poder, pueden asegurarnos la felicidad. No pueden comprar el verdadero amor. No pueden evitar el que nos sintamos solos, aunque estemos rodeados de aduladores. No puede garantizarnos la salud, ni el afecto de un hijo o unos padres. No puede asegurarnos una verdadera amistad, ni puede asegurarnos la lealtad. 

Desde los argumentos del ego, defensores del ataque como el mejor método para garantizar la defensa de lo que poseemos, tan solo podemos recibir, lo que damos, esto es, sufrimiento y dolor. 

Un Curso de Milagros nos enseña, que es en el perdón donde reside nuestra paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de aflicción y pérdida. Añade, que éste es el único "sacrificio" que pide la salvación, y, a cambio de todo ello, gustosamente ofrece paz. 

El perdón es la respuesta a cualquier clase de ataque. De esta manera, se cancelan los efectos del ataque, y se responde al odio en nombre del amor. 

¿Qué debemos hacer para ser feliz?: Perdonar. 

Pero perdonar desde el Espíritu y no desde el ego. El perdón no es piedad, la cual, no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio diría: "Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado". Perdonarle y seguir sintiendo dolor es imposible, pues ambas cosas no pueden coexistir. Una niega a la otra y hace que sea falsa. 

El perdón elimina lo que se interpone entre tu hermano y tú. El perdón es el deseo de estar unido a él y no separado. ¿De dónde podría proceder la paz sino del perdón? El Cristo en cada uno de nosotros contempla solamente la verdad y no ve ninguna condenación que pudiese necesitar perdón. Él está en paz porque no ve pecado alguno. Esa es nuestra función. Actuando como Cristo, aprenderemos que, perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedamos completamente absueltos. 

“El perdón es la única función que tiene sentido en el tiempo. Es el medio del que el Espíritu Santo se vale para transformar el especialismo de modo que de pecado pase a ser salvación. El perdón es para todos. Mas sólo es com­pleto cuando descansa sobre todos, y toda función que este mundo tenga se completa con él. Entonces el tiempo cesa. No obstante, mientras se esté en el tiempo, es mucho lo que todavía queda por hacer. Y cada uno tiene que hacer lo que se le asignó, pues todo el plan depende de su papel. Cada uno tiene un papel especial en el tiempo, pues eso fue lo que eligió, y, al elegirlo, hizo que fuese así para él. No se le negó su deseo, sino que se modificó la forma del mismo, de manera que redundase en beneficio de su hermano y de él, y se convirtiese de ese modo en un medio para salvar en vez de para llevar a la perdición” (T-25.VI.5.3:11).


Reflexión: ¿Crees que perdonar te hará feliz?

viernes, 1 de marzo de 2024

Capítulo 1. VII. Las distorsiones de los impulsos milagrosos

 VII. Las distorsiones de los impulsos milagrosos.


1. Tus percepciones distorsionadas producen una densa envol­tura alrededor de los impulsos milagrosos, dificultándoles el que lleguen a tu conciencia. 2La confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es una de las distorsiones básicas de la percepción. 3Los impulsos físicos son impulsos milagrosos mal canalizados. 4Todo placer real procede de hacer la Voluntad de Dios. 5Esto es así porque no hacer Su Voluntad es una negación del Ser. 6La negación del Ser da lugar a ilusiones, mientras que la corrección del error nos libera del mismo. 7No te engañes a ti mismo creyendo que puedes relacionarte en paz con Dios o con tus hermanos a través de algo externo.

Si logramos impregnar nuestra conciencia con la sabiduría implícita en este punto, el velo que cubre nuestros ojos caerá irremediablemente y allí donde todo era penumbra y oscuridad, se hará la luz.

El haber experimentado el rol de padre, me ha llevado a establecer cierta analogía entre lo recogido en este apartado y el patrón que suele acompañar a las relaciones padre-hijo.

Un padre, tal y como yo lo entiendo, quiere lo mejor para su hijo y trata de educarle y protegerle para que sea feliz. Digamos que es un impulso básico que, sin entrar en excepciones, suele formar parte de los progenitores de una familia. Si bien esto es aceptable, no lo es menos la circunstancias de que el hijo, alcanzada una edad, siente la necesidad de decidir por sí mismo y tomar las riendas de su vida.

Responde a la naturaleza del ser humano hacer uso de la libertad con la que ha sido creado. Ser Hijo de Dios lleva implícito el contar con las cualidades de su creador. El principio de la Voluntad es el principio de la Libertad. Se trata del impulso motor causa de todas las creaciones.

La orientación de ese impulso creador ha llevado al Hijo a ver las cosas de otra manera. Podríamos decir que la Voluntad se pone al servicio del deseo. Los esotéricos hablan del aliaje del Fuego y del Agua, de la integración de dos elementos que por sus características exigen una integración armoniosa, pues, o bien, el fuego consume al agua o el agua apaga al fuego. El vapor que se genera de su unión provoca un estado de neblina (densa envoltura) que, se nos recuerda al estado de ensoñamiento de la conciencia.

Es el deseo -representado bíblicamente como una serpiente tentadora- el impulso pasional, el que genera una densa envoltura alrededor de los impulsos milagrosos. El deseo nublando al Amor.

Como bien recoge este apartado, "La confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es una de las distorsiones básicas de la percepción. Los impulsos físicos son impulsos milagrosos mal canalizados".  Cada vez que nuestra voluntad nos lleva a potenciar el logro de nuestros deseos, estamos fabricando ilusiones que nos mantendrán prisioneros del apego y del miedo. Es el deseo, la fuerza que hace que la energía -latente en estado potencial- adquiera la densidad con la que se manifiesta a nivel físico. Conociendo esta dinámica, podemos invertir la orientación de nuestros deseos, de tal modo, que hagamos tangible un mundo libre de apegos y miedos.

El deseo es el padre del ego. Siendo la falsa creación del deseo, el ego, persigue satisfacer la "voluntad de su padre", es decir, conseguir los logros y las metas que el deseo persigue. Para ello, fabrica un mundo donde el miedo se convierte en la moneda de cambio. La búsqueda y la consecución del placer y la felicidad se convierte en una meta que jamás se alcanza, pues, el logro de esa felicidad, se sustenta en adquirir y poseer lo efímero y temporal. La posesión se convierte en una doctrina y la adoración al becerro de oro, se convierte en su principal culto. El verdadero placer se sustenta, como nos anuncia el Curso, en hacer la Voluntad del Padre. Desde este punto de vista, debemos proclamar: ¡Padre, en tus manos me encomiendo! ¡Hágase tu voluntad y no la mía!


2. Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo santo. 2No te olvides de eso. 3El Amor de Dios, por un breve período de tiempo, todavía tiene que expresarse de un cuerpo a otro, ya que la visión es aún muy tenue. 4El mejor uso que puedes hacer del cuerpo es utilizarlo para que te ayude a ampliar tu percepción, de forma que puedas alcanzar la verdadera visión de la que el ojo físico es incapaz. 5Aprender a hacer esto es la única utilidad real del cuerpo.

Muchos estudiantes, llamados por el mundo espiritual, argumentan que el vehículo físico es el cuerpo del pecado. Hasta tal punto defiende esa creencia que se someten a duros castigos en un intento de acallar la culpa alentada por la tentación de los deseos, el cual atribuyen al mismo cuerpo.

Sin embargo, el Curso nos enseña, que el cuerpo físico es neutral. No le atribuye otra función que la de sernos útil a la hora de proyectar nuestros pensamientos y extraer de la experiencia el estado de consciencia que ha de llevarnos a conocer y compartir lo verdadero.

Desde este punto de vista, no es el cuerpo el que nos tienta, sino el impulso de los deseos. Una mano no castiga, si en nuestro interior no anidamos el deseo de castigar. 

Este apartado recoge una observación que es importante recordar. Nos dice que el Amor de Dios, por un breve período de tiempo, todavía tiene que expresarse de un cuerpo a otro, ya que la visión es aún muy tenue. Compartir el impulso amoroso y milagroso a través de nuestro cuerpo, es espiritualizar la materia o lo que es lo mismo, pasar de la percepción falsa y errónea a la percepción verdadera. Poco a poco, en ese proceso temporal e ilusorio, iremos sublimando nuestra visión y cuando miremos a nuestro alrededor, el deseo por saciar nuestras pasiones en las relaciones con el mundo percibido, será sustituido por el sublime deseo de compartir la luz que irradia nuestro Ser..

3. Las fantasías son una forma distorsionada de visión. 2Todas ellas, no importa de qué clase sean, son distorsiones, ya que siem­pre tergiversan la percepción hasta convertirla en algo irreal. 3Los actos que proceden de distorsiones son, literalmente, las reacciones de aquellos que no saben lo que hacen. 4Las fantasías son un intento de controlar la realidad de acuerdo con necesida­des falsas. 5Si deformas la realidad de cualquier forma que sea, estarás percibiendo destructivamente. 6Las fantasías son un medio para hacer asociaciones falsas y tratar de derivar placer de ellas. 7Mas si bien puedes percibir asociaciones falsas, nunca podrás hacerlas reales excepto para ti. 8Crees en lo que inventas. 9De igual modo, si ofreces milagros creerás en ellos con igual intensidad. 10La fuerza de tu convicción sostendrá entonces la creencia del que reciba el milagro. 11Las fantasías se vuelven totalmente innecesarias cuando la naturaleza completamente satisfactoria de la realidad se vuelve evidente tanto para el dador como para el receptor. 12La realidad se "pierde" por usurpación, lo cual produce tiranía. 13Mientras quede un solo "esclavo" cami­nando sobre la faz de la tierra, tu liberación no será total. 14La única meta del que se ha decidido por el camino de los milagros es restaurar completamente la Filiación.

Qué fácil le resulta al ego percibir destructivamente. Cuando nuestra mirada se posa en nuestro hermano y no somos capaces de ver en él más allá que un objeto que suscita nuestros deseos de goce y placer, lo que realmente estamos haciendo es fabricar ilusión y fantasía. 

¿Quién no experimenta esta percepción al mirar el mundo que le rodea? Todos creemos en aquello que hemos fabricado o inventado, y lo que es más preocupante, nos convertimos en esclavos de nuestras falsas creaciones y quedamos presos de nuestros propios miedos.

No hay otro camino que nos conduzca a la Salvación y a la liberación de nuestros apegos, que la visión de Unidad que rige en la Filiación Divina.


4. Éste es un curso de entrenamiento mental. 2Todo aprendizaje requiere atención y estudio en algún nivel. 3AIgunas de las seccio­nes posteriores de este curso se basan en tan gran medida en estas primeras secciones, que es necesario un estudio muy detallado de las mismas. 4También las vas a necesitar a modo de preparación. 5Sin esta preparación, lo que sigue, podría infundirte demasiado temor, imposibilitando así el que pudieses usarlo de manera cons­tructiva. 6A medida que estudies estas primeras secciones, no obs­tante, comenzarás a percatarte de algunas de las conexiones que más adelante se ampliarán.

Se trata de una recomendación esencial para comprender las enseñanzas que se
recogen a lo largo del Curso. Se trata de un entrenamiento mental o lo que es lo mismo aprender a ver las cosas de otra manera. 

Si nuestro objetivo es fortalecer los músculos de nuestro cuerpo físico, sabríamos que para lograrlo tendremos que someternos a un paciente entrenamiento donde, a través de tablas de ejercicios físicos, iremos fortaleciendo la musculatura hasta el punto de alcanzar un nivel de adiestramiento que nos permitirá alcanzar nuestro propósito.

Cambiar el estado de nuestra percepción, sometido a las leyes de la temporalidad, exige, igualmente, un proceso de entrenamiento paciente y responsable de nuestra mente, el cual ha de favorecer un cambio y mejoramiento de nuestras creencias. Este proceso nos preparará para adquirir la percepción verdadera, a través de la mente recta, lo que nos abrirá las puertas del verdadero Conocimiento..

5. Se necesitan sólidos cimientos debido a la confusión que hay entre el miedo y la reverencia, a la que ya hice referencia ante­riormente, y en la cual incurrimos con frecuencia. 2Dije que la reverencia no es apropiada en conexión con los Hijos de Dios porque no deberías experimentar reverencia en presencia de tus semejantes. 3No obstante, puse de relieve asimismo que la reve­rencia es apropiada en presencia de tu Creador. 4He tenido mucho cuidado al clarificar mi papel en la Expiación sin añadirle ni restarle importancia. 5Estoy tratando también de hacer lo mismo con el tuyo. 6He subrayado que la reverencia no es una reacción apropiada hacia mí debido a nuestra inherente igual­dad. 7Algunos de los pasos posteriores de este curso, sin em­bargo, entrañan un acercamiento más directo a Dios Mismo. 8No sería prudente iniciar esos pasos sin una preparación cuidadosa, pues, de lo contrario, la reverencia se confundiría con el miedo, y la experiencia acabaría siendo más traumática que beatífica. 9La curación, en última instancia, procede de Dios. 10Se te están expli­cando cuidadosamente los medios. 11La revelación puede, de vez en cuando, revelarte cuál es el fin, pero para alcanzarlo, los medios son necesarios.

Nadie en su sana cordura puede pretender desarrollar sus músculos de la noche a la mañana, sin haber dedicado un entrenamiento sostenido y periódico. En el mundo temporal, las leyes físicas responden a patrones regidos por el tiempo y por ciertos comportamientos. 

En este ámbito, en el escenario del ego, de la percepción ilusoria, el cambio de mentalidad requiere respetar y conocer dichas leyes y procedimientos. En este sentido, no debemos esperar que una simple lectura de un texto nos lleve a conseguir un estado de consciencia de iluminación. Será el estudio progresivo y la práctica de las lecciones y ejercicios expuestos como parte de las Enseñanzas, lo que nos permitirá ir adquiriendo un dominio mental que nos llevará a disipar las tinieblas propiciadas por la errónea canalización del impulso milagroso, hasta alcanzar un total despertar de la consciencia divina.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 61

LECCIÓN 61

Yo soy la luz del mundo.


1. ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? 2Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. 3Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de auto­engaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. 5No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. 6Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. 7Expresa simplemente la verdad.

2. 
Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorifica­ción. 2Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. 3La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. 5Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.

3. La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. 2Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. 3Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. 4Es una asevera­ción categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.

4. Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. 2Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. 3La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.

5. Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo:

Yo soy la luz del mundo.
4Ésa es mi única función.
5Por eso es por lo que estoy aquí.

6Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. 7Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.

6. Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. 2De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. 3Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.

7. La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. 2Como portador de la salva­ción que eres, esto es obviamente necesario. 3Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. 4Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. 5Tú eres la luz del mundo. 6Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.

¿Qué me enseña esta lección?

Con esta expresión, manifiesto conscientemente lo que soy realmente, el Hijo de Dios, Hijo de la Luz, un Ser Espiritual, cuya función en el mundo temporal es expandir esa Luz a través de cada uno de mis pensamientos y sentimiento.

La Luz de la que soy portador, es todo cuanto soy. Es la esencia de la que he sido creado junto al resto de la Filiación Divina. Esa Luz, es la Fuerza del Amor, lo que me convierte en un Hijo del Amor.

Esa Fuerza, es la que nos hace Uno. Es la Fuerza de la que está hecha el Cielo, el Reino del Padre, nuestro verdadero Hogar. Es la Fuerza con la que Dios nos ha moldeado y es la Fuerza que nos ilumina y revela el Plan de Salvación, en el que debemos proyectar nuestra voluntad, pues es la Voluntad del Padre que así sea.

Si la Luz permanece en nuestra mente, serviremos al Espíritu Santo, el cua,l será nuestro guía y nuestra labor en la Tierra nos convertirá en humildes mensajeros del Amor.

Un Curso de Milagros nos dice: "Cada uno de nosotros es la luz del mundo, y al unir nuestras mentes en esa luz proclamamos el Reino de Dios juntos y cual uno solo" (T-6.II.13:5).

La luz es el principio del Entendimiento. “La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. Jesús nos revela que su luz va con nosotros a todas partes, y eso nos permite desvanecer la oscuridad conjuntamente. La luz se vuelve nuestra, y ya no podremos morar en la oscuridad tal como la oscuridad no podrá morar allí donde nosotros vayamos” (T-8.IV.2:10-12).

La mente de Jesús y nuestras mentes son iguales. Mientras que su mente está despierta, la nuestra permanece dormida, en espera de tomar la misma decisión que tomó Jesús para alcanzar el despertar. Esa decisión, le dio plena potestad tanto en el Cielo como en la tierra. Es muy importante conocer cuál es la decisión que Jesús nos invita a tomar. Él nos dice en el Curso: "el único regalo que te puedo hacer es ayudarte a tomar la misma decisión. Inherente a esta decisión es la decisión de compartirla, pues la decisión en sí es la decisión de compartir. Se toma mediante el acto de dar, y es, por lo tanto, la única alternativa que se asemeja a la verdadera creación. Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones. Al decidirme por Dios te mostré que es posible tomar esta decisión y que tú la puedes tomar" (T-5.II.9:3-7).

Yo soy la Luz del mundo y es mi voluntad proclamar:

¡Mi Voluntad es compartir la luz con el mundo! ¡La Luz permanentemente encendida!

 

Ejemplo-Guía: ¿Cuál es mi función en la vida?

A todos nos ocupa la mente, saber ¿cuál es nuestra función en la vida? ¿Para qué hemos venido al mundo? No es desde la visión del ego, que vamos a contestar esta pregunta, pues, como nos refiere el Texto del Curso, “desde el ego no podemos hacer nada para salvarnos o para salvar a otros, pero desde el espíritu podemos hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarnos a nosotros mismo. La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irradia su luz por todas partes” (T-4.I.12:1-3). 

Debemos hacerlo desde la visión del espíritu. ¿Esto qué significa? Significa que nuestra función en la vida no puede estar aislada del resto del mundo, pues nos encontramos unidos a nuestros hermanos, por lazos de creación. Nuestra función es colaborar conscientemente en el Plan de Salvación que Dios ha dispuesto para su Hijo. Nuestro papel requiere que despertemos del sueño que nos mantiene dormidos y que compartamos la luz que somos con el resto de nuestros hermanos, respetando siempre su libre albedrío. 

Al manifestar nuestra voluntad de servir al espíritu, lo que estamos haciendo es ponernos al servicio del Espíritu Santo, dejando en sus manos, esa voluntad, para que la utilice allí donde más se necesite. 

Al ego la cuestión que se plantea en este ejemplo, le llevará a preguntarse qué cosas debe hacer para cambiar el mundo que percibe: el medio ambiente, las guerras, el hambre, la enfermedad, el sufrimiento, etc. En este sentido, está dispuesto a combatir con las armas que estén a su alcance para lograr su objetivo: que el mundo que percibe sea mejor. 

Podemos dedicar nuestras vidas a estos gestos externos que, sin duda emanan de un deseo de vivir en un mundo más limpio, más pacífico, más equitativo, más justo, más sano, etc., pero si nuestros esfuerzos los dedicamos en cambiar los efectos y no hacemos nada por cambiar las causas, la cuales se encuentran en nuestras mentes erradas, entonces, lo único que estaremos haciendo es perpetuar el ciclo de causa-efecto. Si respondemos a las guerras desde la guerra, si respondemos a la enfermedad haciendo real el cuerpo, si respondemos al sufrimiento haciendo real el dolor. 

La guerra no se combate: es en nuestra mente donde debe emanar la paz. 

El medio ambiente no se combate: es en nuestra mente donde debemos eliminar los pensamientos contaminantes. 

El hambre no se combate: es la falsa creencia en la escasez, la que debemos cambiar por la creencia verdadera en la abundancia, basada en dar-recibir. 

La enfermedad no se combate: es la coherencia, la que debe imperar en nuestra mente. 

El sufrimiento no se combate: es el recuerdo de lo que Somos, Hijos de Dios, lo que ha de llevarnos a gozar de la verdadera felicidad. 

Una vez que en nuestra mente todo es luz: El Espíritu Santo guiará nuestros pasos para que actuemos en el mundo como mensajeros de la paz, como ministros de medio ambiente, como voluntarios de ONG´s, como ilustres doctores o, como tú, o, como yo, mensajeros de la luz.


Reflexión: ¿Qué significado le aportas a la luz?

jueves, 29 de febrero de 2024

Capítulo 1. VI. La ilusión de las necesidades

 VI. La ilusión de las necesidades.


1. Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. 2Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita. 3Si bien en la creación de Dios no hay carencia, en lo que tú has fabricado es muy evidente. 4De hecho, ésa es la diferencia fundamental entre lo uno y lo otro. 5La idea de carencia implica que crees que estarías mejor en un estado que de alguna manera fuese diferente de aquel en el que ahora te encuentras. 6Antes de la "separación", que es lo que sig­nifica la "caída", no se carecía de nada. 7No había necesidades de ninguna clase. 8Las necesidades surgen debido únicamente a que tú te privas a ti mismo. 9Actúas de acuerdo con el orden particu­lar de necesidades que tú mismo estableces. 10Esto, a su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres.


La primera afirmación recogida en este punto del Texto nos sitúa en el escenario en el que sentimos la necesidad de "encontrar" la paz. La lógica nos lleva a determinar que para encontrar algo es preciso que previamente se haya producido una pérdida, y ello, en un sentido más profundo, nos revela que para ser consciente de que hemos perdido algo es preciso que seamos consciente de que somos poseedores de ello. Conclusión, si añoramos la paz, si buscamos ese estado, lo que realmente estamos expresando es nuestra voluntad de retornar al "estado" de nuestro "origen" en el que Somos Uno con nuestro Creador. 

La cuestión que puede suscitar nuestra mente es: ¿por qué creemos que hemos perdido esa paz? ¿por qué nos creemos separados de nuestro Creador? La respuesta se recoge en el Texto con el que hemos iniciado este escrito: "Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita". En efecto, el Hijo de Dios, creado a Imagen y Semejanza del Padre, dotado de Su misma Esencia, tiene la potestad de hacer uso de la Voluntad, de la Mente, y la visión de su fabricación le lleva a la creencia de que la carencia es un estado natural de la existencia. Esa idea de carencia despierta el potencial del "deseo" y es ese impulso motor el que dirige todas las iniciativas en busca de encontrar el "estado" de compleción con su Creador.

La falsa creencia de estar separado de su Padre, de haber sido expulsado del Paraíso dispuesto por El para Su Hijo, da lugar a la culpa, y como consecuencia de ello, a la falta y carencia de "paz". Nos describe el Curso que el encuentro con esa paz tan solo es posible si aplicamos el perdón. Perdonar se convierte en la llave que nos abre la puerta que nos conduce al retorno a nuestro verdadero Hogar.

Cualquier experiencia en la vida que nos lleve a un estado de sufrimiento y dolor debe inducirnos a buscar el deseo que nos ha llevado a querer que las cosas sean diferentes a cómo se nos presentan. Detrás de ese deseo se oculta la creencia en la separación y en la carencia. Ponerle fin a esa situación tan solo es posible cuando decidimos perdonar ese impulso y aplicarlo en nuestras relaciones.


2. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensa­ción de estar separado de Dios. 2Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesi­tado. 3La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. 4A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. 5Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto.

En este punto de la Enseñanza se revela, aunque de una manera difusa, la actual constitución de la naturaleza humana. Muchos autores versados en el saber Esotérico nos hablan de que el hombre es parte material, parte emocional/mental y parte espiritual, o lo que es lo mismo, es un Triple Cuerpo: Espíritu, Mente y Materia.

Es a esto a lo que se refiere el Texto cuando nos anuncia que nos habíamos fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. Esos "cuerpos" no están integrados en una idea de Unidad. La falta de integración entre los Cuerpos Superiores lleva al cuerpo físico a expresar esa carencia con lo que se conoce como enfermedad. Cuando existe coherencia entre los diferentes cuerpos, el estado que expresa el cuerpo físico da lugar a la salud.

El cambio de creencia en la separación con nuestro Padre, nos llevará de un estado de carencia a un estado de abundancia y plenitud.

3. La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel antes de que pueda corregirse el error de percibir niveles. 2No te puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. 3Sin embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. 4Esto es así porque crees que vives en el espacio, donde conceptos como "arriba" y "abajo" tienen sentido. 5En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen ningún sentido. 6Ambos son meramente creencias.

El error original que se convierte en la causa a la que ha dado lugar la creencia en la separación y a la identificación con diferentes "cuerpos" o niveles, debe ser corregida en su propio nivel, esto es, en el mental. Sin embargo, nos advierte el Curso, que mientras esto ocurre, es decir, mientras se adquiere el suficiente control sobre la mente, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. 

¿Qué significa esto? El abajo, se está refiriendo al cuerpo más inferior, el físico, mientras que el de arriba, es el cuerpo mental. Esta es la razón por la que el escenario material se ha convertido en el laboratorio donde debemos destilar la "verdad" y este hallazgo lo facilita la experiencia, la vía de la conciencia.

Aprovecha el Curso para advertirnos, que si bien en el mundo de percepción en el que hemos depositado nuestra creencia, la recomendación anterior es válida, en verdad, es así porque creemos que vivimos en el espacio temporal y ello, es una ilusión.

4. El verdadero propósito de este mundo es usarlo para corregir tu incredulidad. 2Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado. 3En actitud, pues, aunque no en contenido, eres como tu Creador, Quien tiene perfecta fe en Sus creaciones porque Él las creó. 4Creer en algo produce la aceptación de su existencia. 5Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. 6Para ti es verdad porque tú lo fabricaste.

Ya decíamos en el apartado anterior que el cuerpo físico en su manifestación en el mundo material, nos permitirá tomar conciencia de la verdad. Este punto, nos recuerda que el verdadero propósito de dicho mundo es usarlo para corregir nuestra incredulidad.

La única manera que tiene el arquitecto de conocer si lo diseñado en los planos es correcto es llevando ese diseño al nivel físico, es decir, construyéndolo. De la experiencia sacará conclusiones que le ayudarán a perfeccionar futuros edificios. De la misma manera, nuestras acciones deben reportarnos ese fruto y permitirnos recordar lo que creemos haber olvidado: Somos Hijos de Dios.


5. Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. 2En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. 3En el proceso de separar lo falso de lo verdadero, el milagro procede de acuerdo con lo siguiente:

4El amor perfecto expulsa el miedo.
5Si hay miedo, es que no hay amor perfecto.
6Mas:
7Sólo el amor perfecto existe.
8Si hay miedo, éste produce un estado que no existe.


9Cree esto y serás libre. 10Sólo Dios puede establecer esta solución, y esta fe es Su don.

Si el miedo existiese en el nivel creativo, en el nivel de las Causas, tendríamos que reconocer que su autoría formaría parte de la Condición de nuestro Creador. Pero ya sabemos que ello no es así, que la creencia en el miedo, es un falso pensamiento fabricado por el Hijo de Dios y que condiciona y tiñe de oscuridad el paisaje en el que cree existir.

Tomar consciencia de nuestra divinidad exige un cambio de pensamiento. No podemos seguir identificados con los ropajes de los cuerpos inferiores sin ser víctimas de sus propias leyes. El odio suscita odio; el sufrimiento suscita dolor; el miedo, suscita carencia. Reconocer nuestra autoría del falso diseño de la creencia en la separación, nos llevará igualmente a negar los efectos del miedo y su proyección.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 60

LECCIÓN 60

El repaso de hoy abarca las siguientes ideas:

1. (46) Dios es el Amor en el que perdono.


2Dios no perdona porque jamás ha condenado. 3Los que están libres de culpa no pueden culpar, y aquellos que han aceptado su inocencia no ven nada que tengan que perdonar. 4Con todo, el perdón es el medio por el cual reconoceré mi inocencia. 5Es el reflejo del Amor de Dios en la tierra. 6Y me llevará tan cerca del Cielo que el Amor de Dios podrá tenderme la mano y elevarme hasta Él.

2. (47) Dios es la fortaleza en la que confío.

2No es con mi propia fortaleza con la que perdono. 3Es con la fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar. 4A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. 5Perdono todas las cosas porque siento Su fortaleza avivarse en mí. 6Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó de mí.

3. (48) No hay nada que temer.

2¡Cuán seguro me parecerá el mundo cuando lo pueda ver! 3No se parecerá en nada a lo que ahora me imagino ver. 4Todo el mundo y todo cuanto vea se inclinará ante mí para bendecirme. 5Reconoceré en todos a mi Amigo más querido. 6¿Qué puedo temer en un mundo al que he perdonado y que a su vez me ha perdonado a mí?

4. (49) La Voz de Dios me habla durante todo el día.

2No hay un solo momento en el que la Voz de Dios deje de apelar a mi perdón para salvarme. 3No hay un solo momento en el que Su Voz deje de dirigir mis pensamientos, guiar mis actos y con­ducir mis pasos. 4Me dirijo firmemente hacia la verdad. 5No hay ningún otro lugar adonde pueda ir porque la Voz de Dios es la única voz y el único guía que se le dio a Su Hijo.

5. (50) El Amor de Dios es mi sustento.

2Cuando escucho la Voz de Dios, Su Amor me sustenta. 3Cuando abro los ojos, Su Amor alumbra al mundo para que lo pueda ver. 4Cuando perdono, Su Amor me recuerda que Su Hijo es impeca­ble. 5Y cuando contemplo al mundo con la visión que Él me dio, recuerdo que yo soy Su Hijo.

¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Os dejo una batería de preguntas, a título de ejemplo, que nos pueden ayudar a reflexionar sobre cada uno de los apartados.

Dios es el Amor en el que perdono.
  • Amor y perdón son la expresión de una misma Fuerza: la Unidad manifestada por el Padre. Cuando vemos desde la Unidad, el perdón no es necesario, pues no percibiremos la culpa. En cambio, cuando vemos desde el ego, desde la división, el perdón es la única vía para retornar a nuestro verdadero origen. ¿Condenas o perdonas? Cuando perdonas, ¿lo haces porque te sientes superior al que consideras pecador? ¿Por qué necesitas perdonar? ¿Ves la inocencia? Si la ves, ¿por qué perdonas?
Dios es la fortaleza en la que confío.
  • Has recuperado tu verdadera identidad. Ya reconoces tu condición divina. Te has liberado de las cadenas que te mantenían prisionero de los falsos valores y ahora, te ves como un ser poderoso, capaz de dirigir cada latido de tu corazón y cada emanación de tu mente. Ves tu Ser Divino. Bendito seas. ¿Permitirás que el miedo te prive de la paz? ¿Dudas de que nadie podrá hacerte daño si tú no le das ese poder? ¿En quién tienes puesta la confianza, en el ego o en Dios?
No hay nada que temer.
  • Mientras duermes, las pesadillas te producen temor. Te identificas con un mundo ilusorio e irreal. Te sientes atrapado y perdido en un laberinto de pensamientos y sentimientos divididos. ¡Despierta!, y permite que la Luz penetre en todo tu Ser. Te verás tal y como eres; conocerás tu herencia y nunca más sentirás temor, porque eres un Hijo de Dios. ¿Cuáles son tus temores? ¿Qué miedos amenaza tu sueño? ¿Eres consciente de que eres el soñador de tus sueños? ¿Sabes que tienes el poder de elegir tener sueños felices?
La Voz de Dios me habla durante todo el día.
  • Acalla tus voces, esas que proceden de tus instintos, del mundo que has fabricado, al que has dado valor. Pon atención a la única Voz que no te confunde; la Voz que te revela quién eres; la Voz que te susurra el verdadero camino; la Voz que te permite salir de tu ignorancia. No te dejes confundir, pues esa es la única Voz. Es la Voz del Amor y el Espíritu Santo es su interlocutor. ¿Qué voz guía tus pasos? ¿Acaso crees que Dios no te habla permanentemente? ¿Acaso crees que tu vida sería posible sin el aliento de tu Creador? 
El Amor de Dios es mi sustento.
  • Decidiste ver por ti mismo y, el conocimiento del mundo material se mostró a tus ojos. Desde entonces, quedaste embelesado por lo que ese mundo te ofrecía. Sentiste hambre y te saciaste con su alimento; sentiste sed y te embriagaste con sus licores; sentiste frío y te arropaste con sus prendas. Sentiste miedo y te vengas de él, atacándole. Nada de eso es Amor…, pues el Amor da cohesión a la vida…, y lo que atesoras como tus riquezas, se auto-destruye permanentemente. ¿Has probado crear un mundo donde el amor sea la única moneda de cambio? ¿Por qué te ves un ser necesitado y escaso, cuando tienes toda la Abundancia y la Plenitud de tu Creador a tu disposición? ¿Has olvidado que eres su Hijo? ¿Crees que Dios se encuentra separado de ti?