martes, 31 de diciembre de 2013

2014: "La Integración de los Opuestos"

Decimocuarto año del tercer milenio. ¿Cómo debemos interpretar esta información desde el  punto de vista numerológico? Digo esto, pues este mensaje sugiere muchas versiones interpretativas. ¿Interpretamos el valor integral del año? ¿Interpretamos los dos últimos dígitos? ¿Interpretamos el último valor?

Son mayoría los que apuestan por interpretar el valor integral del año, el cual se extrae de la suma de todos sus dígitos. En este sentido, podemos decir que con el nuevo año 2014 entramos bajo la tutela del número 7, el cual, cabalísticamente, expresa la dinámica del Séfira Netzah, cuyo significado es “Victoria”.

Cuando anunciamos que nos encontramos en el tercer milenio, estamos reconociendo algo de suma importancia. Los 1.000 años que durará este periodo del tiempo material, nos está anunciando que representa una fase de continuidad a los procesos anteriores -los dos milenios previos- y si lo vinculamos con las fases que gobiernan todo proceso creador, diremos que la tercera fase es la exteriorizadora, es decir, en la que la semilla sembrada en la primera e interiorizada en la segunda, alcanza su expresión visible, y ya nada ni nadie tendrá duda de su identidad.

Esta es una de las razones por las que, si analizamos los movimientos sociales y en especial, el espiritual, diremos que en el tercer milenio, experimentaremos externamente un profundo y evidente cambio. A nadie se le escapa, que los protagonistas de este cambio han debido de gestarlo internamente, pues nadie puede dar lo que no tiene.

La fase tercera de todo proceso creador está regida por Binah, el Rostro de la Divinidad que se hace visible a través de las Leyes Universales. La especialidad de Binah es fortalecer nuestra Mente para que comprendamos la dinámica cósmica; para que conozcamos cuál es nuestra verdadera identidad y cuál es nuestro papel estelar en el proceso de la creación. Binah, nos enseña que somos Hijos de Dios y que hemos sido creados a “imagen y semejanza” de nuestro Creador, lo que significa que tenemos su misma mente creadora. Decir esto, en la actualidad, en el tercer milenio, nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre nuestra verdadera esencia. Hace unos cientos de años, me hubiese supuesto morir en las hogueras como un hereje. A esto me refiero cuando digo que durante este tercer milenio, experimentaremos la visión de lo que debe ser, y tendremos la oportunidad de reconocer el aspecto dual con el que nos hemos identificado.

Pues bien, en esta línea de pensamiento, todos y cada uno de los años que se vayan sumando al 2.000, aportará su propia pincelada, su color particular. Serán como “lecciones concentradas” que perseguirán un fin común, llevarnos a la comprensión de las Leyes Cósmicas, o lo que es lo mismo, a nuestra propia comprensión, pues ¿acaso no somos la expresión creadora de Dios? Si es así, tendremos que dar cumplimiento a su Ley Creadora.

Con el 2014, alcanzamos la esfera de Netzah, cuyo atributo principal, decíamos, es “Victoria”. El pasado año, al referirnos al 2013, tuvimos ocasión de estudiar los valores del número 6 y decíamos que su lección particular nos llevaría al equilibrio y a la armonía, tras llevar a cabo un trabajo de concienciación. Sin duda alguna, la influencia del Sol, regente del número 6, en esta dinámica, iba a favorecer que nuestros asuntos “salieran a la luz” con la intención de que tomásemos conciencia de nuestra propia creación. Esa circunstancia, a nivel particular, puede vivirse como una experiencia íntima en la que se produce un despertar de las fuerzas que anidaban latentes en nuestro interior y que ahora, nos impulsa hacia una nueva realidad. En ese encuentro, lo que realmente se ha producido es una importante toma de conciencia que nos permite tener la evidencia de cuál es nuestro “programa”, de lo que realmente debemos hacer. Ese hecho trascendental nos aportará equilibrio y armonía, nos aportará coherencia.

A nivel colectivo, la sociedad vivirá ese mismo “despertar”. La luz del Sol, cada amanecer, hace visible nuestras realidades. El 2013, en este sentido, ha experimentado esta dinámica y han sido muchos los asuntos “sucios” que han aflorado a la luz pública para que tomemos conciencia de lo que es correcto y de lo que no lo es. No se trata de juzgar condenatoriamente a los que nos representan socialmente. Estas circunstancias que despiertan nuestro repudio, tienen como fin, el hacer de “espejos” para que todos y cada uno de nosotros seamos capaces de “ver” el resultado de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos. Como dijo el Maestro: “el que esté libre de pecados que tire la primera piedra”.

Esos “espejos” sociales, están ahí con una difícil e ingrata misión: servirnos de recordatorio de lo que no deberíamos seguir alimentando en nuestro interior. Las acciones están precedidas de pensamientos y de sentimientos. Cuando reflexiono sobre el papel de un asesino, yo me pregunto, ¿cómo he contribuido a su creación? y tal vez, descubra que verdaderamente he tenido un impulso descontrolado que bien, unido a otros impulsos similares, han encontrado a la mano ejecutora que le ha dado vida… Diremos, “pero no es igual, yo tan sólo, en un momento de acaloramiento, expresé o sentí un odio tan grande y justificado que…” Y olvidamos que la energía busca su afinidad. Por eso el año 2013 ha sido tan importante, pues nos ha llevado a tomar conciencia de muchas cosas. ¿Pero nos basta con tomar conciencia? ¿Es suficiente con que amanezca cada día?

Cada amanecer es una nueva oportunidad. Cada toma de conciencia, se convierte en un modo distinto de ver las cosas, y es ahí, donde aparece el 2014, ofreciéndonos una nueva “lección concentrada”, en esta ocasión, alcanzar la “Victoria”, o lo que es lo mismo, percibir de otra manera, lo que nos llevará a compartir con los demás nuestra propia visión. Si hemos conseguido despertar nuestra conciencia y ser capaces de ver que todos somos uno, entonces, hagamos realidad esa nueva percepción: compartamos esa unidad. A pesar de los diferentes disfraces con los que nos mostramos en el mundo material, detrás de cada uno de estos envoltorios temporales, encontramos al Ser Real. Esta visión nos llevará a reconocer la inocencia en el otro, pues habremos reconocido nuestra propia inocencia. La culpabilidad es patrimonio del ego, del ser dual y divisorio. La Victoria a la que se refiere Netzah, es una victoria sobre nosotros mismos. Al fin hemos recuperado nuestra verdadera identidad espiritual; al fin se ha producido nuestro despertar. Ahora estamos en condiciones de ver las cosas de otra manera; a cada nuevo instante podemos hacerlo. Recuperamos nuestra condición natural, el Amor, y ese elevado sentimiento nos acercará a los demás para contagiarlo con su esencia.

La verdadera “Victoria” es la integración de los opuestos; del pensamiento dual. Ver al otro como una Unidad. Esa es la lección para el nuevo año 2014. No se trata de cambiar al otro, si así lo hacemos estaremos dando continuidad al error de percibirlo como separado de nosotros. Se trata de cambiar nuestra visión al interpretar al otro. Este año tendremos la oportunidad de aprender a través de la experiencia de relación. A nivel particular, aquellas relaciones que no estén cimentadas firmemente en el amor, se tambalearán. El objetivo no es otro que buscar la integración.


A nivel social, serán los acuerdos, los pactos, los convenios, los que se verán más distanciados que nunca. Todo este panorama, nos invita a todos a reflexionar sobre cómo aceptamos a los demás en nuestras vidas.