sábado, 30 de junio de 2018

Ángeles Sanadores: Melahel (Dios que liberas de los males)

23. Melahel (Dios que liberas de los males)

Nombre Sagrado: Mem-Lamed-He-Aleph-Lamed.


Melahel pertenece al Coro de los Tronos, Ángeles al servicio del Séfira Binah-Inteligencia Activa.
Por su vinculación sefirótica con la Esfera de Binah donde expresa las  cualidades de Hod-Mercurio, extrae la condición que le permite ser portador de la esencia llamada Capacidad Curadora, que ha de aportar al individuo la virtud de saber discernir entre las distintas hierbas medicinales las que sirven para curar las más diversas enfermedades.

Las aportaciones del Ángel Melahel, son las siguientes:

  • Protege contra las armas de fuego y los atentados.
  • Propicia las curaciones mediante plantas medicinales.
  • Fecundidad en los campos, propicia la lluvia.
  • Osadía para emprender operaciones arriesgadas.
  • Protege contra contagios, infecciones y enfermedades.

Si analizamos las características de los Centros que intervienen en la Fuerza Angélica llamada Melahel, comprenderemos las cualidades que le han sido asignadas.

Por un lado Binah, que representa la Inteligencia Divina, el Rostro Legislador de Dios. Ejerce su tutela sobre el Pensamiento y se relaciona con el Tercer Aspecto de la Trinidad: El Espíritu Santo. En Binah, la Unidad, forma parte de las Leyes Cósmicas y se manifiesta en todo lo creado. Cada partícula, cada átomo, cada célula, responde a la clave de la Unidad y, para ello, existe un Orden Natural, un Orden Cósmico que hace que la “parte esté en el Todo y el Todo en la parte”.
La Morada de Binah le sitúa, a nivel Macrocósmico,  en la Esfera del Pensamiento Abstracto, ejerciendo su hegemonía, a nivel Microcósmico, sobre la Región del Pensamiento Concreto, siendo esta “región”, la antesala del Mundo Material. Podemos decir, que el Mundo Físico es la energía mental hecha “carne”.
Binah-Inteligencia, inscribe el Conocimiento Divino en las Leyes de la Naturaleza. Cada parte de esta naturaleza lleva inscrita la capacidad de aportar la condición Divina de la Unidad. Gracias a Binah, logramos comprender la dinámica cósmica y extraer las verdades ocultas en los pliegues de todo lo creado.

Por otro lado, Hod-Mercurio, que representa el Centro del Entendimiento y la Lógica. Si Binah-Saturno representa el Pensamiento Abstracto y Arquetipal, Hod-Mercurio, representa el Pensamiento Concreto. Ambos Séfiras colaboran estrechamente, propiciando la Comprensión de las Leyes Divinas. Hod, nos lleva a estudiar, analizar, escudriñar, el mundo que nos rodea y a extraer conclusiones concretas de sus investigaciones, lo que le permitirá aplicarlas a sus necesidades físicas.
Cuando Hod realiza su labor, da lugar a lo que se conoce como la “fuerza de la razón”; el estudio, el discernimiento, nos lleva al encuentro con la verdad y, entonces, decidimos aplicar esa verdad en nuestras vidas.
Gracias a Hod, nuestra mente está capacitada para saber elegir entre el Bien y el Mal. Ahora bien, si nuestro Hod-Mercurio, no realiza su labor adecuadamente, nuestra mente dará cobijo al error y alimentaremos falsas creencias que nos llevará a participar de ese error. No sabremos, entonces, discernir el bien del mal.


¿Capacidad Curadora?

En efecto, la conjunción de fuerzas de Binah y Hod, motivará a nuestra mente para que se oriente en el estudio de las propiedades que encierra la naturaleza. Esa confluencia de fuerzas, dotará a nuestra intelecto de una capacidad innata para descubrir las cualidades que poseen los atributos de la Tierra.
No en vano, Binah es el Aspecto Creador de la Divinidad. Gracias a Jehová, el Supremo Arquitecto de nuestro Universo, el Mundo es portador de sus Leyes.
Melahel, adquiere la Capacidad Curadora, extrayéndola de las cualidades y propiedades de la que es portadora la propia naturaleza.
Cuando en nuestra naturaleza interna albergamos el deseo de curar, estamos permitiendo que la Divinidad nos responda, poniendo a nuestro alcance las capacidades que nos permitirán reconocer ese poder curador en las fuerzas de la naturaleza.
Ya hemos dicho, que la Unidad se manifiesta a través de la Inteligencia Divina. Igualmente, hemos referido, que Binah es el artífice de la Creación del Mundo que conocemos. Cuando en nuestro interior, se une el deseo de curar, con la creencia de que la Unidad forma parte de Todo lo Creado, se produce la condición necesaria para que nuestra mente comprenda y reconozca esa Unidad en la propia naturaleza.
Tenemos pues a la figura del naturópata, del curandero, del experto en el conocimiento de los componentes curativos de las plantas.

Realmente, la capacidad curativa de Melahel, se manifiesta cuando internamente, nuestra mente deja de identificarse con la creencia de la división, de la separación. Cuando somos capaces de ver la Unidad que envuelve a todo lo creado, cuando nos sentimos parte del Todo, entonces estamos en condiciones de “conocer” esos lazos de unidad en la propia naturaleza.
Hod-Mercurio, nos mantiene prisionero de falsas creencias, fabricadas por el ego, mientras que nos identifiquemos con el mundo físico. Será de la mano del mismo Hod, que se producirá el “despertar” de la conciencia, llevándonos a reconocernos como Hijos de Dios.
¡Qué la Luz sea contigo!

Si deseas comunicarte con Melahel, te dejo un enlace donde comparto la Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera inspirada, por Kabaleb.



viernes, 29 de junio de 2018

Ángeles Sanadores: Aladiah (Dios Propicio)

ALADIAH (Dios Propicio)

Nombre Sagrado: Aleph-Lamed-Daleth-Yod-He.

Lelahel pertenece al Coro de los Querubines, Ángeles al servicio del Séfira Hochmah-Amor.
Por su vinculación sefirótica con la Esfera de Hochmah donde expresa las  cualidades de Binah-Saturno, extrae la condición que le permite ser portador de la Gracia Divina.
Su vinculación numérica -10-, lo relaciona con el Séfira Kether, de donde extrae la Esencia llamada Unidad.

Las aportaciones del Ángel Aladiah, son las siguientes:

  • Curación de enfermedades. Regeneración moral.
  • Inspiración para llevar una empresa a un resultado feliz.
  • El perdón de las malas acciones cometidas (errores).
  • Buenas relaciones sociales, contacto con gente influyente.
  • Protege contra la negligencia y el descuido en la salud y los negocios.

Si analizamos las características de los Centros que intervienen en la Fuerza Angélica llamada Aladiah, comprenderemos las cualidades que le han sido asignadas.
Por un lado Hochmah, que representa el Rostro Amoroso del Padre. En Hochmah, la cualidad de la Unidad adopta los ropajes del Amor Incondicional. Esta es la razón por la que el Amor tiene el don de unificar. En Hochmah, la Luz de Kether-Padre va por dentro, se interioriza y, cuando nuestra naturaleza es capaz de vibrar al unísono con este Centro, nos sentiremos preñado por esa Luz, propiciando la Sabiduría. Hochmah actúa en nuestras vidas, integrando el Fuego y el Agua, esto es, la Luz y las Tinieblas, de modo, que las emociones acepten ser la depositaria de la Luz-Unidad.

Por otro lado, Binah-Saturno, que representa el Centro de la Inteligencia Activa, donde emana toda Ley y Reglamento. Binah es el rostro legislativo de la divinidad. A través de Jehová, nos enseña a comportarnos de acuerdo a las Leyes Cósmicas.
Ya sabemos, que la Humanidad, al hacer uso de su Libre Albedrío, alteró el Programa Divino, lo que le llevó a fabricar una realidad paralela a la establecida por el Creador. Ese proceso llevó a la personalidad mundana –ego- a identificarse con el rigor como vía de aprendizaje y de toma de conciencia. Desde este punto de vista, Binah, aparece como la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Karma.

Por último, Kether. Aladiah es el Ángel número 10 y, 10 = 1. Podemos decir, que en esta ocasión, Aladiah es la “puerta” que nos conduce al retorno con la Unidad. El número 10 está vinculado con los 10 Centros que forman el Árbol Cabalístico. En este sentido, estaría relacionado con Malkuth, el Séfira que representa al Mundo Material. El axioma hermético “Cómo arriba es abajo y viceversa”, está representado por esta vinculación Kether-Malkuth, entre Dios y su Creación. Con el 10, podemos decir que Dios se hace tangible a través de la manifestación de la Madre Tierra. Los sabios siempre han dicho que la grandeza de la Obra de Dios la podemos encontrar en un grano de arena.
  
¿A qué llamamos Gracia Divina?

Esta condición se prodiga poco en la naturaleza humana. La naturaleza del hombre se encuentra identificada con el mundo que le rodea y le atribuye la máxima realidad a todo cuanto puede percibir, tocar, medir… Esa identificación le ha llevado a adoptar la creencia de que es, el cuerpo que percibe, negando cualquier vinculación con su verdadero origen espiritual.
El ego o personalidad material, se siente un ser separado de su creador y del resto de la Filiación; se siente culpable por el resultado de sus elecciones y da un significado redentor a la experiencia del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, del castigo.
La Gracia Divina, en cambio, es la visión de que no existe culpa alguna. Es una condición más elevada que el perdón, pues al no ver el pecado, no tiene necesidad de perdonar.
Desde este punto de vista, Aladiah, nos limpia, nos purifica, nos cura, nos eleva, propiciando nuestro retorno a la conciencia de Unidad. Diremos, que cuando Aladiah se manifiesta en nuestras vidas, experimentaremos un verdadero milagro; nos curaremos de una manera sorprendente, inesperada. Es evidente, que para que este hecho se produzca, Aladiah debe encontrar en nuestro interior la morada donde depositar su Gracia Divina, es decir, debe encontrar en nosotros, una voluntad activa por retornar al estado de la Unidad.

Nos refiere Kabaleb a este respecto: “La Gracia de Dios va más allá de la misericordia porque perdona y absuelve sin necesidad de arrepentimiento ni de cambio en nuestra actitud. Es como si Dios, nuestra divinidad interna, después de haber bajado al infierno del mundo material a través de los nueve escalones anteriores, dijera: "tal y como están las cosas, entiendo que mi yo material destroce y aniquile, vamos a hacer como si nada hubiera ocurrido y que todo prosiga sin el paso del pasado”.

Aladiah, nos ofrece una nueva oportunidad para que se produzca el reencuentro con la Luz. No tiene en cuenta nuestros errores, pues no cree en el error. Tan sólo, nos arropa, nos abraza y en ese cálido encuentro, nos susurra dulcemente: “Levántate; eres un Ser Puro y Perfecto. Actúa según tu condición. Eres Hijo de la Luz”
¡Qué la Luz sea contigo!

Si deseas comunicarte con Aladiah, te dejo un enlace donde comparto la Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera inspirada, por Kabaleb.


jueves, 28 de junio de 2018

Ángeles Sanadores: Lelahel (Dios Loable)

LELAHEL (Dios Loable)

Nombre Sagrado: Lamed-Lamed-He-Aleph-Lamed:
Lelahel pertenece al Coro de los Serafines, Ángeles al servicio del Séfira Kether.
Por su vinculación sefirótica con la Esfera de Kether, donde expresa las  cualidades de Netzah-Venus, extrae la condición que le permite ser portador de Amor y Armonía.
Su vinculación numérica -6-, le vincula con el Séfira Tiphereth, de donde extrae la Esencia llamada Luz.

Las cualidades del Ángel Lelahel, son las siguientes:

  • Curación de las enfermedades
  • Iluminación espiritual.
  • Renombre y fortuna en las ciencias y las artes.
  • El amor de una persona afortunada.
  • Protección contra la ambición desmesurada y la codicia.
Si analizamos las características de los Centros que intervienen en la Fuerza Angélica llamada Lelahel, comprenderemos las cualidades que le han sido asignadas.
Por un lado Kether, que representa la figura divina del Padre. En Kether Todo es Uno. Es el origen de todo lo creado. Representa el Principio de la Voluntad.

Por otro lado, Tiphereth, que representa el Centro de la Conciencia. Situado en el corazón del Árbol Cabalístico, Tiphereth encierra en sí mismo la enseñanza del Equilibrio. Es la “tierra” donde Kether-Padre se interioriza, de modo que la conciencia es el receptáculo donde habita nuestro Ser Divino. Diremos que la Luz habita en nuestro interior, en nuestra conciencia.
A nivel planetario, Tiphereth está representado por el Sol, y dicho astro, es sinónimo de Vida, de Salud. Podríamos establecer una estrecha relación entre los distintos aspectos referidos: Luz-Conciencia-Equilibrio-Salud. Tiphereth-Sol es el Arquetipo Espiritual de donde emana el Principio de la Salud.

Por último, Netzah, Séfira que  representa el estado llamado Armonía. Esa cualidad se manifiesta como la confluencia de la energía emocional y la mental. La Armonía se expresa como la capacidad para conciliar los Elementos Opuestos, propiciando su entendimiento y comprensión.

¿A qué llamamos Luz?

El término “luz” en hebreo se escribe igual que “fuego”: Aur (אור). Ambos términos, están estrechamente relacionados, pues nos trasladan a los trabajos realizados por Elohim en el Primer Día de la Creación, en el cual El Creador, separó la Luz de las Tinieblas y puso en circulación las Fuerzas Constitutivas del Elemento Fuego. Según la traducción aportada por el magnífico traductor Fabre d´Olivet, al referirse a la luz, nos refiere que se trata del “elemento intelegible”, gracias al cual, lograremos comprender el Designio Divino.
Lelahel llena nuestros espacios internos con ese “elemento inteligible”, con esa luz que iluminará nuestra conciencia, permitiéndonos comprender lo que correcto y lo que no lo es.
Como consecuencia de ese estado de “iluminación”, se desprende un estado de equilibrio y de armonía que se proyectará a través de todos nuestros vehículos: Mental, Emocional y Físico.

Es importante reflexionar sobre este punto pues, si no existe “coherencia” entre estos vehículos, es decir, si nuestra mente va por un lado, nuestras emociones por otros, el cuerpo físico expresará esa incoherencia y lo hará en forma de enfermedad.
Por lo tanto, Lelahel, nos ayudará a tomar conciencia de esta dinámica y nos permitirá “hablar un mismo idioma”, nos llevará a vivificar la Unidad y la Armonía.

Nos refiere Kabaleb a este respecto: “Lelahel actúa en la curación de enfermedades, y lo hace por el procedimiento de la luz. Existe una terapia de la luz que aún no ha sido desarrollada, se sabe lo eficaz que es el sol en la curación de las enfermedades, pero como esta terapia es gratuita, no se suele utilizar. La luz artificial también tiene su utilidad por la noche, para mantener alejado al batallón de las sombras. En la luz se encuentran activas las más altas propiedades curativas, las que proceden directamente del Padre, de Kether, que nos las envía a través de su sexto Rayo”.

No quisiera terminar este análisis, sin prestar atención a un aspecto al que hemos aludido tan sólo de pasada y que considero importante. Al principio, decíamos que Lelahel trabaja en la Esfera de Kether, el Principio de la Voluntad Divina, donde Todo se expresa en la Unidad.
Podríamos decir, que el Principio de la Voluntad, es el don más preciado que hemos heredado de nuestro Creador, tanto es así, que tenemos a nuestra disposición la facultad del Libre Albedrio. Tenemos la capacidad para elegir en todos y cada uno de los momentos de nuestra eterna existencia.
No son solo palabras hermosas. Si somos capaces de comprender el verdadero poder con el que contamos, verdaderamente, y con toda la humildad, tenemos la “última palabra” para decidir si, apostamos por la Unidad o por la división; si apostamos por el Amor o por el egoísmo; si decidimos por la Salud o por la enfermedad.
No importa que cometamos errores. Podemos, en cada nuevo presente, activar nuestra Voluntad-Luz-Conciencia-Armonía-Salud, para actuar de un modo diferente, para ver las cosas de otra manera.
Ya no podemos seguir siendo víctimas y culpar a las circunstancias externas como causantes de nuestras desgracias. Ya sabemos que todo tiene su origen en la mente…
¡Qué la Luz sea contigo!

Si deseas comunicarte con Lelahel, te dejo un enlace donde comparto la Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera inspirada, por Kabaleb: 

miércoles, 27 de junio de 2018

Los Ángeles Sanadores: Presentación

La lectura de las obras “Los Ángeles al alcance de todos” y “Los Dioses Internos”, escritas por Kabaleb y por su hija Soleika Llop, nos permite acercarnos de una manera inspirada al conocimiento de los Ángeles y su estrecha relación con la Humanidad.

He tenido la fortuna de acceder a las enseñanzas impartidas por su autor y, sinceramente, su contenido cambió mi vida. Desde entonces, no puedo evitar sentirme “heredero” de sus enseñanzas, lo que me ha inspirado a continuar su labor difusora, profundizando en mucho de los temas por él iniciados y transmitidos.

En esta ocasión, mi propósito es presentar un breve estudio de los Ángeles especializados en los Programas de Curación. No es mi intención hacer una exposición sobre los Ángeles. Para ello, invito al lector a leer las obras referidas, pues en ellas encontrará una información sobre las Entidades Espirituales, difícil de mejorar.

Las Enseñanzas nos revelan que el Ser Supremo cuando emprendió su Obra Creadora, contó con la ayuda de Entidades Espirituales. Estas criaturas divinas pertenecían a la Oleada de Vida Angélica.
A nivel macrocósmico, el “guión cósmico” llevó a los Ángeles a protagonizar el papel de “guías-cuidadores” de una Oleada de Vida inferior a la suya, la Humana. Su misión consiste en ayudar a los hombres y en proporcionarles el conocimiento necesario para que comprendan el funcionamiento de la maquinaria cósmica.

Como bien expresa Soleika: En términos coloquiales, se les puede considerar como unos "operarios" divinos,   encargados de transmitir a la Tierra los designios del cielo, porque la divinidad no puede llegar a establecer contacto con sus infinitas creaciones si no es a través de los Ángeles”.

Conocemos, gracias a las enseñanzas cabalísticas, que Elohim, creó el Sistema Solar con el material “prestado” por los Zodiacales: El Fuego; el Agua; el Aire y la Tierra. De la labor conjunta de Elohim y los Zodiacales, quedó instituido el “escenario” donde se desarrollaría el “Gran Proceso Creador”. Esas Esencias Espirituales impregnarían Todo lo Manifestado, y se constituirían en diferentes Estados de Conciencia.
Los Ángeles se repartieron a lo largo de ese marco constituido por los Zodiacales y se especializaron en las enseñanzas implícitas en cada uno de los Cuatro Elementos.

Dichas enseñanzas han dado lugar a "Programas" específicos. Cada uno de ellos son lecciones que debemos aprender para formar nuestro pensamiento, para educar y dominar nuestros sentimientos y producir en nosotros un determinado comportamiento,  resultante de la información intelectual y de la educación, emocional recibidas.

La Divinidad, para facilitarnos la asimilación de su “alimento espiritual”, lo desmenuzó en 72 “raciones”, asignando a cada Ángel una parte de su enseñanza.

¿Por qué fueron 72?

El número 72, es un número sagrado y nos revela las cualidades encerradas en el nombre de Jehová, el Rostro Creador de la Divinidad.
Jehová en hebreo se escribe Yod-He-Vav-He.  Las letras hebreas tenían asignado tanto un fonema, como un número, así al sumar las letras YHVH éstas suman veintiséis (10-5-6-5 = 26). Sin embargo en varias fuentes talmúdicas tempranas, se menciona que al desplegar en extensión el Tetragrámaton se encuentra el nombre Divino de 72 letras, conocido como Shem ha-Mephorash . Una de las maneras de derivar el número 72 a partir del YHVH, la más simple, es recurrir al Tetrakys, el símbolo atribuido a la
divinidad en la escuela pitagórica, que consistía en un triángulo equilátero que se trazaba con diez puntos. Así en la cúspide se colocaba el Yod, en el segundo nivel el Yod-He; en el tercero el Yod-He-Vav, y en el último nivel el nombre completo Yod-He-Vav-He. Al sumar los valores de las diez letras dibujadas la suma daba setenta y dos.

Los Caldeos, un pueblo que desarrolló la astrología, tenían una base sexagesimal en su sistema de numeración y dividían la esfera zodiacal en 360 grados, los cuáles se repartían entre los doce signos astrológicos. Cada signo se podía a su vez dividir en tres decanatos y cada decanato en dos partes de cinco grados. Lo cual daba 72 subdivisiones.

Los místicos judíos eran muy dados a reflexionar profundamente en la Biblia y notaron que tres versículos consecutivos del Éxodo -19,20,21- estaban formados por 72 letras, lo que no podía ser de ninguna manera una casualidad. Así que llegaron a la conclusión de que en esos versículos se encontraban escondidos los nombres de Dios.
Para determinar cuáles eran éstos, colocaron las letras del primero de izquierda a derecha, la siguiente de derecha a izquierda y la última como al principio. Así obtuvieron 72 nombres de tres letras atribuidos a Dios.

Bien, alcanzado este punto, podemos determinar, que Dios ha puesto a nuestra disposición unas enseñanzas, recogidas en 72 asignaturas y un sistema de aprendizaje, delegado en manos de los Ángeles, cuyo objetivo es permitirnos adquirir el Conocimiento de las Leyes Divina. No olvidemos que somos "dioses en formación".

De estos 72 Programas-Asignaturas, seleccionaré aquellos que están relacionados con la curación.

Tal vez, el lector, se esté preguntando ¿Pueden curar los Ángeles? Y si es afirmativa la respuesta, ¿cómo nos curan?

Antes de pasar directamente a dar una respuesta a esta cuestión, me gustaría compartir algunas reflexiones relacionadas con la enfermedad, extraídas de “Un Curso de Milagros”:
  • Toda enfermedad es el resultado de una confusión de niveles.
  • La enfermedad es una forma de búsqueda externa.
  • Percibir el cuerpo como una entidad separada no puede sino fomentar la enfermedad, ya que ello no es verdad.
  • Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar.
  • La enfermedad, no obstante, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente. Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está acep­tando un propósito unificado.
  • Cuando un hermano está enfermo es porque no está pidiendo paz, y, por lo tanto, no sabe que ya dispone de ella. Aceptar la paz es negar lo ilusorio, y la enfermedad es una ilusión.
  • Inventaste al dios de la enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oírle. Pues si ves al dios de la enfermedad en alguna parte, lo has aceptado.
  • Los ritos del dios de la enfermedad son extraños y muy estric­tos. En ellos la alegría está prohibida, pues la depresión es la señal de tu lealtad a él.
  • No percibas en la enfermedad más que una súplica de amor, y ofrécele a tu hermano lo que él cree que no se puede ofrecer a sí mismo. Sea cuál sea la enfermedad, no hay más que un remedio. Alcanzarás la plenitud a medida que restaures la plenitud de otros, pues percibir en la enfermedad una petición de salud es reconocer en el odio una súplica de amor.
  • El cuerpo no puede curarse porque no puede causarse enfer­medades a sí mismo. No tiene necesidad de que se le cure. El que goce de buena salud o esté enfermo depende enteramente de la forma en que la mente lo percibe y del propósito para el que quiera usarlo.
  • Toda enfermedad tiene su origen en la separación. Cuando se niega la separación, la enfermedad desaparece.
  • Al pecado y a la enfermedad se les considera causa y consecuencia respectivamente, en una relación que se mantiene oculta de la conciencia a fin de mantenerla excluida de la luz de la razón.
  • La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.
  • La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que sufra.

Nadie puede quedar indiferente, tras haber reflexionado sobre lo expuesto. “El cuerpo no puede curarse porque no puede causarse enfermedades a sí mismo”.
Elijo esta frase, pero podría elegir cualquier otra para enfatizar una cuestión que considero crucial: “La enfermedad, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente”. Y esto ocurre, porque nuestra mente está dividida e identificada con la separación. Si nos sentimos separados de Dios, si violamos la Ley del Amor…, entonces, como bien recogió Carl Jung: “La enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para curar al hombre”. Podríamos añadirle: “…para curar la mente del hombre”.

Sí, los Ángeles pueden curar. Pero no podrán hacerlo, si no le permitimos hacerlo. Nos ayudarán a sanar, en la medida en que le permitamos “enseñarnos” a sanarnos. Ellos no pueden alterar nuestro libre albedrío. Su cometido es guiarnos y transmitirnos las enseñanzas divinas.

Ya hemos visto, como la enfermedad es el resultado de los errores causados por nuestra manera de pensar. Si las enseñanzas transmitidas por los Ángeles no las asimilamos y las integramos en nuestra conciencia, éstas, resbalarán y adoptarán la condición de asignatura pendiente. Cuando no somos capaces de aprender por la vía del amor, esa misma enseñanza se nos administrará por la vía del rigor. Es nuestra elección de aprendizaje y no un castigo divino.
La enfermedad, lleva implícita ese código de asignatura pendiente. Tendremos que repetir curso y a base de mucha “repetición”, se consigue despertar la conciencia.

Por lo tanto, el papel de los Ángeles con relación a la curación, se resume en “inspirarnos” para que nuestra mente sea capaz de captar el mensaje divino de primera mano. Cuando estamos identificados con la enfermedad, la mejor petición que podemos dirigir a los Ángeles, es que nos “iluminen” a la hora de proyectar nuestros pensamientos, de modo que éstos sean portadores de rectitud, unidad y equilibrio, ingredientes que suelen faltar, cuando se manifiesta la enfermedad.

De los 72 Rostros Angélicos, he seleccionado a 17 Ángeles expertos en sanación:

Lelahel (6)
Aladiah (10)
Melahel (23)

Seheiah (28)
Omael (30)
Vasariah (32)

Rehael (39)

Ieiazel (40)

Sealiah (45)

Hahasiah (51)

Yeialel (58)

Mitzrael (60)

Umabel (61)

Anauel (63)

Manakel (66)

Habuhiah (68)


Mumiah (72)





Continuará...