sábado, 4 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 308

LECCIÓN 308

Este instante es el único tiempo que existe.


1. El concepto que yo he forjado del tiempo impide el logro de mi objetivo. 2Si elijo ir más allá del tiempo hasta la intemporalidad, tengo que cambiar mi percepción acerca del propósito del tiempo. 3Pues su propósito no puede ser que el pasado y el futuro sean uno. 4El único intervalo en el que puedo librarme del tiempo es ahora mismo. 5Pues en este instante el perdón ha venido a libe­rarme. 6Cristo nace en el ahora, sin pasado ni futuro. 7Él ha venido a dar la bendición del presente al mundo, restaurándolo a la intemporalidad y al amor. 8Y el amor está siempre presente, aquí y ahora.

2. Gracias por este instante, Padre. 2Ahora es cuando soy redimido. 3Este instante es el momento que señalaste para la liberación de Tu Hijo y para la salvación del mundo en él.


¿Qué me enseña esta lección?

El instante presente, sin duda alguna, es el instante sagrado donde experimentamos la liberación.

Del pasado nos llega el eco de acciones que favorece la falsa creencia de que somos seres pecadores.

El futuro nos evoca un tiempo en el que podemos cosechar el fruto de nuestras acciones. Pero, tan sólo en el presente, podemos elegir, con total libertad, qué camino tomar, el del error o el del amor.

El inmenso poder de Dios, se hace consciente en el instante presente. Ello, tan sólo es posible si así lo decidimos. Esta decisión no exige grandes esfuerzos, ni está en manos del tiempo, tan sólo es necesario elegir.

Esa elección, nadie puede tomarla por nosotros, pero una vez tomada, nos situará, bien en el espacio temporal o en la eternidad.

En el mundo físico, cada instante, cada tiempo presente, es una invitación a ser consciente de nuestra realidad.

Podemos continuar haciendo que nuestro presente se llene de pasado y de expectativas de futuro, lo que impedirá ser plenamente conscientes del instante presente, o por el contrario, podemos elegir vivir cada presente como una renovada oportunidad donde decidimos perdonar todo vestigio de pasado, para enfocarnos en lo realmente importante, vivir liberados de todo lo que nos vincule a la culpa, al miedo, al dolor, al sufrimiento, a la separación.

Vivir el instante, con plena consciencia de lo que Somos, nos lleva a manifestar nuestra condición divina y creadora.

El pasado fue nuestro anterior presente y el futuro, es un presente potencial. Todo es realmente presente. Desde el presente nos liberamos del pasado y construimos una realidad a nuestra semejanza.

¡Ojalá esa semejanza, sea la viva imagen que la de nuestro Creador!


Ejemplo-Guía: "El instante santo"

Un poco de ficción, muy cercano a la ilusión que llamamos "realidad":

"M", suele publicar, diariamente, en las redes sociales, artículos que hablan de los nuevos paradigmas. Sus mensajes, tiene un claro contenido espiritual y abogan por la liberación y la salvación. Sus escritos, cuentan con muchos seguidores y al grupo que administra, se adhieren, cada día, un número considerable de simpatizantes, los cuales se sienten identificados con los mensajes publicados.
Cierto día, "M" recibió la visita de dos agentes de la policía, que se identificaron como agentes de la CNI (Centro Nacional de Inteligencia). El motivo de aquella visita, respondía a que "M" era sospechoso de ser un activista a favor del terrorismo conocido como "La liberación" y que sus escritos tenían como objetivo, ganar adeptos a la causa terrorista.
"M" no daba crédito a las acusaciones realizadas por aquellos agentes y les pidió que le diesen una prueba que justificase su acusación.
Los agentes, sin titubear un segundo, le preguntaron: ¿Cómo explicas lo del "instante santo"? ¿Acaso, no es un mensaje en clave para determinar el día en el que tendrá lugar el atentado criminal?
"M", los miró y reconoció en ellos, dos almas sedientas de amor y cegadas por las sutiles argucias del miedo:
El "instantes santo", pensáis que es un acto beligerante, un acto para acabar con las vidas de almas inocentes. No, el "instante santo", no es un día que podamos fijar en el calendario, el "instante santo" es este mismo presente, este ahora, en el que libremente, elijo ver el Amor, en vez del odio; en el que elijo ver el Amor, en vez del miedo; en el que elijo perdonar, para establecer el único vínculo de liberación entre nosotros. Ese es el "instante santo"


No me preguntéis, el por qué he elegido esta introducción para abordar este tema. Lo único que os puedo decir, es que es la información que me ha llegado para abordarlo.

Creo, que todos nosotros nos enfrentamos, a diario, a situaciones en las que se nos invita a dar una respuesta. Es inevitable que sea así, pues estamos relacionándonos con nosotros mismos, a través del mundo externo, que hemos elegido, de forma especial, para que sean nuestros espejos.

Podemos pensar que la respuesta debe ser acorde con el dimensionamiento de la vivencia que estamos experimentando, pero no es así. En verdad, tan sólo hay una respuesta, porque en realidad, tan solo hay una pregunta: ¿A quién vamos a servir? ¿A Dios o al ego?

Las respuestas del ego, nos sonarán, pues las estamos utilizando permanentemente. Los resultados de dichas respuestas, hablan por sí solas. No es que tengamos que quebrarnos el cerebro para comprender que no nos llevan al objetivo que perseguimos: la paz. Esto es así, porque todas las respuestas del ego, tienen la misma causa, el miedo. ¿Cómo vamos a encontrar paz en el miedo?

Pero cuando decidimos servir a la verdad, entonces, la respuesta tan sólo puede ser una: "donde había miedo, donde había odio, pongo amor, pongo paz".

¿Lo has probado en alguna ocasión? Cuando lo hagas, tomarás consciencia de que el tiempo deja de tener sentido, desaparece, pues ya no tiene ninguna funcionalidad. Ya no necesitamos el tiempo para aprender, hemos decidido atajar por la senda directa y eliminar todos los obstáculos que nos impedían ver el Amor.
"El instante santo es este mismo instante y cada instante. El que deseas que sea santo, lo es. El que no deseas que lo sea, lo desperdicias. En tus manos está decidir qué instante ha de ser santo. No demores esta decisión, pues más allá del pasado y del futuro, donde no podrías encontrar el instante santo, éste espera ansiosamente tu aceptación. Sin embargo, no puedes tener una conciencia feliz de él mientras no lo desees, pues encierra dentro de sí la liberación total de la pequeñez. (UCDM)"
Reflexión: Tan solo puedo cambiar en el presente. 

viernes, 3 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 307

LECCIÓN 307

Abrigar deseos conflictivos no puede ser mi voluntad.

1. Padre, Tu Voluntad es la mía, y nada más lo es. 2No hay otra volun­tad que yo pueda tener. 3Que no trate de forjar otra, pues sería absurdo y únicamente me haría sufrir. 4Sólo Tu Voluntad me puede hacer feliz: y sólo Tu Voluntad existe. 5Si he de tener aquello que sólo Tú puedes dar, debo aceptar lo que Tu Voluntad dispone para mí y alcanzar una paz en la que el conflicto es imposible, Tu Hijo es uno Contigo en ser y en voluntad, y nada contradice la santa verdad de que aún soy tal como Tú me creaste.

2. Y con esta plegaria nos sumergimos silenciosamente en un estado en el que el conflicto es imposible, pues hemos unido nues­tra santa voluntad a la de Dios, en reconocimiento de que son una y la misma.


¿Qué me enseña esta lección? 


Soy totalmente consciente de que la Paz que anhela mi alma, tan sólo la encontraré cuando mi único propósito sea hacer la Voluntad de Dios.

Fue un acto de voluntad, lo que llevó al Hijo de Dios a separarse de su Creador, y ha de ser un acto de voluntad, lo que le lleve a retornar a su único y verdadero hogar.

Si nuestra voluntad sirve a los deseos de proyección sobre el mundo físico, y nos identificamos con la percepción que recibimos de esa dimensión, estaremos propiciando la vivencia del conflicto, pues la dirección de esa voluntad no está orientada a la eternidad, sino a lo temporal.

Tan sólo el Espíritu es Eterno. El cuerpo físico, en cambio, es temporal.

La verdad se sustenta en todo aquello que no cambia, que es eterno, por lo tanto, el mundo físico no es real, pues está sujeto al cambio. Debemos entender, por tanto, que la definición de real, se basa en el concepto de temporalidad y eternidad.

El conflicto es el marco donde se expresa el ego o la visión ilusoria de lo material. El origen del conflicto se encuentra en la falsa creencia de que somos seres pecadores, cuyo uso de la voluntad nos ha llevado a percibirnos separados de todo lo creado y del Creador. Desde este punto de vista, todo lo externo, es una proyección de nuestra mente, y en ese contexto, la dualidad, se manifiesta como fuente de conflictividad.

Tan sólo la visión espiritual, la visión de la Unidad, nos conduce al Estado de Paz. Cuando nuestra voluntad se pone al servicio de la Voluntad de nuestro Padre, el conflicto no tiene cabida.

Todo conflicto, al igual que toda incoherencia, se manifiesta como un estado corporal de desequilibrio, de carencia y enfermedad. La Unicidad y la coherencia se manifiesta como un estado de plenitud y salud.

Ejemplo-Guía: "¿Es normal tener altibajos en el proceso del despertar?"

Os resonará esta pregunta. Todos nos la hemos hecho y podemos estar haciéndonosla en estos momentos, pues parece ir adherida al proceso de aprendizaje que voluntariamente hemos elegido realizar. Se trata de una cuestión a la que damos mucha importancia, pues en esos altibajos, los bajos, se convierten en tortuosas pruebas que nos enfrentan al corrosivo pensamiento de la culpa. Cuando nos juzgamos y nos condenamos, estamos construyendo nuestra propia cárcel y le estamos dando las llaves de la celda al guardián llamado miedo.

Este ejemplo me fue inspirado con la lectura de una de las aportaciones de un buen amigo, cuyas reflexiones sobre las enseñanzas del Curso os aconsejo, me estoy refiriendo a Ramón Coribes, y el escrito al que hago referencia fue escrito y compartido, por él, el día 25 de Octubre en el Grupo de Facebook "Amigos de Un Curso de Milagros". En dicho artículo, se hace referencia a una aportación recogida en el Texto del Curso, concretamente en el Capítulo 12, apartado VII, párrafo 11: 
"Cuando hayas aceptado tu misión de extender paz hallarás paz, pues al manifestarla la verás. Sus santos testigos te rodearán porque los invocaste, y ellos vendrán a ti. He oído tu llamada y la he contestado, pero no has querido verme ni oír la respuesta que buscabas. Ello se debe a que eso no es todavía lo único que deseas. Sin embargo, a medida que yo me haga más real para ti, te darás cuenta de que, en efecto, eso es lo único que deseas. Y cuando mires dentro de ti me verás, y juntos contemplaremos el mundo real. A través de los ojos de Cristo, sólo el mundo real existe y es lo único que se puede ver. Tu decisión determinará lo que veas. Y lo que veas dará testimonio de tu decisión".
Si nos estábamos preguntando la razón de nuestros altibajos, ya tenemos la respuesta. Claro está, tendremos que reflexionar sobre nuestro estado mental e intentar de responder, desde la honestidad a las siguientes cuestiones:

¿Hemos aceptado nuestra misión?
¿Hemos querido ver y oír la respuesta que Dios nos da, cuando contesta a nuestra llamada?
¿Es Dios, lo suficientemente real para nosotros, como para que sea lo único que deseamos?
¿Cuál es nuestra decisión en todo momento, sabiendo que esa decisión determinará lo que veamos?

¿Es posible tener dudas, ahora, de la razón de nuestros altibajos?
(...) lo que proyectas o extiendes depende de ti, pero tienes que hacer una u otra cosa, ya que ello es una ley de la mente, y antes de mirar afuera tienes que mirar adentro. Al mirar adentro eliges al guía cuya visión deseas compartir. Y luego miras afuera y contemplas sus testigos. Por eso es por lo que siempre encuentras lo que buscas. Lo que desees para ti es lo que manifestarás, y lo aceptarás del mundo porque al desearlo lo ubicaste en él. Cuando crees que estás proyectando lo que no deseas, es porque todavía lo deseas. Esto conduce directamente a la disociación, puesto que representa la aceptación de dos objeti­vos, cada uno de los cuales se percibe en un lugar diferente y separado del otro porque hiciste que fueran diferentes. La mente ve entonces un mundo dividido fuera de sí misma, pero no den­tro de ella. Esto le da una ilusión de integridad y le permite creer que está yendo en pos de un solo objetivo. Sin embargo, mien­tras sigas percibiendo un mundo dividido, no habrás sanado. Pues haber sanado es ir en pos de un solo objetivo, al haber aceptado uno solo y no desear más que uno solo. (T.12.VII.7)
Reflexión: ¿Aceptamos lo que la Voluntad de Dios dispone para nosotros?

jueves, 2 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 306

LECCIÓN 306

El regalo de Cristo es lo único que busco hoy.


1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? 2Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. 3Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. 4Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.

2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. 2 Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. 3Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. 4Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.


¿Qué me enseña esta lección?

Es mi elección. Mi voluntad se pone al servicio del Amor y mi mente expandirá ese Amor en cada pensamiento, en cada sentimiento, en cada acción.

A esta altura del camino, mi mente comprende que podemos servir al ego, y visualizar un mundo ilusorio y temporal  o podemos servir al Espíritu, y visualizar un mundo donde cada ser forma parte de la Unidad del Padre.

Nuestra consciencia es portadora de esa luz que nos ilumina el camino que debemos elegir. Identificarse con el cuerpo, nos lleva al padecimiento y al sufrimiento, pues creemos que somos pecadores y merecedores del castigo que ha de librarnos del peso de la culpabilidad,

Identificarnos con el verdadero Ser que Somos, nos hace co-partícipes de la Creación, en la medida que nos convertimos en dadores del potencial del que somos portadores: el Amor.

Hoy mi mente se regocija en el pensamiento de servir al Amor; hoy mis ojos tan sólo perciben la inocencia del Hijo de Dios; hoy mi Ser se siente Uno con todos los demás Seres y reconoce en la Unicidad el Sagrado Rostro de Dios.

Ejemplo-Guía: "¿Qué regalo buscas, el de Cristo o el del ego?"

Cuando regalamos, estamos dando sin necesidad de recibir nada a cambio. Me atrevería a decir, que el Curso utiliza este término aludiendo a una expresión del amor, en el sentido de que damos, sin esperar una recompensa, damos con el único propósito de agradecer la existencia, damos en reconocimiento de la unidad que nos hace consciente de formar la Filiación de Dios.

Regalar, desde ese punto de vista, es un acto creador, un acto de expansión de lo que somos. Este tipo de regalo no requiere esfuerzo alguno. En este sentido, el regalo, es un acto permanente que se lleva a cabo en todas parte y alcanza a todo el mundo.

Un Curso de Milagros nos dice:
"Alégrate de que tu función sea curar, pues puedes otorgar el regalo de Cristo, y no puedes perder el regalo que tu Padre te hizo a ti. Ofrece el regalo de Cristo a todo el mundo y en todas partes, pues los milagros que le ofreces al Hijo de Dios a través del Espíritu Santo te sintonizan con la realidad. El Espíritu Santo sabe el papel que te corresponde desempeñar en la redención, y también quiénes te están buscando y dónde encontrarlos. El conocimiento está mucho más allá de lo que te incumbe a ti como individuo. Tú que formas parte de él y que eres todo él, sólo necesitas darte cuenta de que el conocimiento es del Padre, y no tuyo. Tu papel en la redención te conduce al conocimiento mediante el re-establecimiento de su unicidad en tu mente.
Cuando te hayas visto a ti mismo en tus hermanos te liberarás y gozarás de perfecto conocimiento, pues habrás aprendido a libe­rarte a través de Aquel que sabe lo que es la libertad. Únete a mí bajo el santo estandarte de Sus enseñanzas; y conforme nos haga­mos más fuertes, el poder del Hijo de Dios cobrará vida en no­sotros, y no excluiremos a nadie ni dejaremos a nadie solo. Y de repente el tiempo cesará, y todos nos uniremos en la eternidad de Dios el Padre. La santa luz que viste fuera de ti en cada milagro que ofreciste a tus hermanos, se te devolverá. Y al saber que la luz se encuentra en ti, tus creaciones estarán allí contigo, tal como tú estás en tu Padre."

No debemos preocuparnos por saber a quién debemos otorgar nuestro regalo. El Espíritu Santo guiará a aquellos que nos estén buscando para recibir ese don. Reconozco que este mensaje me reconforta y me otorga paz, pues, en ocasiones, me he sentido angustiado por no no saber cómo compartir lo que tengo que ofrecer. Desde que acepté poner en manos del Espíritu Santo esa "decisión" todo fluye, como debe fluir.

Los regalos de este mundo, tienen un gran poder de seducción para la débil naturaleza emocional con la que suele manifestarse el ego. En verdad, son tan seductores, como seductor son los deseos que añoran ser satisfechos. Un Curso de Milagros nos advierte que los regalos de este mundo carecen de valor, pero están dotados de un gran poder de atracción:
"El dia­blo engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a Dios. Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y éstos están dispuestos a "venderle" sus almas a cambio de regalos sin ningún valor. Esto no tiene ningún sentido."
Reflexión: ¿Qué regalas al mundo? 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 305

LECCIÓN 305

Hay una paz que Cristo nos concede.

1. El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inaltera­ble, que no hay nada en el mundo que sea comparable. 2Las com­paraciones cesan ante esa paz. 3Y el mundo entero parte en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta dulce­mente hasta la verdad, para ya nunca volver a ser la morada del temor. 4Pues el amor ha llegado, y ha sanado al mundo al conce­derle la paz de Cristo.

2. Padre, la paz de Cristo se nos concede porque Tu Voluntad es que nos salvemos. 2Ayúdanos hoy a aceptar únicamente Tu regalo y a no juz­garlo. 3Pues se nos ha concedido para que podamos salvarnos del juicio que hemos emitido acerca de nosotros mismos.

¿Qué me enseña esta lección?

La paz de Cristo es el estado que logramos cuando hacemos uso del perdón y nos liberamos de la pesada carga del pecado y de la culpabilidad.

Al creernos separados de nuestro Creador, hemos alimentado la creencia de que hemos pecado y de que somos merecedores de castigo y de sufrimiento. En ese estado de identificación y de percepción, es imposible experimentar paz y quietud.

Desde la visión errónea de la separación, creemos que somos un cuerpo, en el que hemos depositado nuestra realidad y nuestra identidad, y percibimos al otro, los demás cuerpos, como criaturas que potencialmente nos atacarán y de los cuales debemos defendernos.

¿Quién puede mantener la paz en un ambiente de odio, de miedo, de venganza, de dolor, de sufrimiento, de castigo, de enfermedad y de muerte?

El Arquetipo del Amor, personificado en el Espíritu de Cristo, es la condición que debemos conquistar conscientemente. Para ello, debemos dejar de ver con los ojos del cuerpo y visionar el mundo desde la visión espiritual de la Unidad. Cuando la Unidad ocupe toda nuestra mente, de modo que cada uno de nuestros pensamientos y sentimientos sean portadores de Unidad, entonces, estaremos en condiciones de experimentar la Paz de Cristo.

El mundo habrá recuperado su inocencia. Seremos sembradores de Amor, de Armonía, de Paz, de Alegría, de Salud, de Felicidad, de Abundancia. Seremos los Mensajeros conscientes de Dios.


Ejemplo-Guía: "Caminar con nuestros hermanos, es caminar con Cristo"

En la Lección 303, decíamos:

Si necesitamos una pista que nos ayude a reconocer a Cristo, esa pista no es otra que el rostro de cada uno de los hermanos con quien te encuentras, el cual se convierte en un testigo de Cristo o del ego, dependiendo de lo que percibamos en él.

Hoy, vamos a seguir abundando en esa misma idea. Reconozco que la afirmación recogida en el párrafo expuesto, no nos va a dejar indiferentes. Pero sin duda, es la enseñanza central del Curso: tomar consciencia, recordar, que no estamos separados de nuestros hermanos; que somos UNO en la Filiación de Dios.

Tenemos a nuestro alcance una unidad de medida para detectar cuán distantes estamos de la verdad. La distancia que nos separe o nos una , a nuestros hermanos, esa será la medida que nos indique lo cerca o lo lejos que nos encontramos del Cielo.

¿Cómo es la relación que mantenemos con los demás? La respuesta, la que sea, nos hablará de nosotros mismos, no del otro, pues ese otro, es el espejo donde nos proyectamos, donde nos vemos reflejado, tanto en lo que consideramos bueno, como en lo que consideramos malo.

He encontrado en el Texto, un apartado en el Capítulo 31, que se titula "Caminando con Cristo". Recordarlo, nos ayudará a comprender que caminar con nuestros hermanos, es caminar con Cristo.
II. Caminando con Cristo
1. Una vieja lección no se supera contraponiendo la nueva con la vieja. 2No se la subyuga para que la verdad pueda conocerse, ni se combate para que se rinda ante el atractivo de la verdad. 3No hay que prepararse para ninguna batalla, no hay que dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer planes para implantar lo nuevo. 4Una vieja batalla se está librando contra la verdad, pero la verdad no responde. 5¿Quién podría ser herido en semejante bata­lla, a no ser que se hiriese a sí mismo? 6En realidad no tiene ene­migos. 7¿Y podría acaso ser atacado por sueños?
2. Repasemos nuevamente lo que parece interponerse entre la verdad de lo que eres y tú. 2Pues para superar este obstáculo se tienen que dar ciertos pasos. 3El primero es una decisión que tú tomas. 4Pero de ahí en adelante, la verdad se te confiere. 5Tú quie­res determinar lo que es verdad, 6y debido a tu deseo, estableces dos alternativas entre las que elegir cada vez que crees que tienes que tomar una decisión. 7Ninguna de ellas es verdad, 8ni tampoco son diferentes entre sí. 9Sin embargo, tienes que examinar las dos antes de que puedas mirar más allá de ellas a la única alternativa que sí constituye una elección diferente. 10Pero no la busques en los sueños que forjaste con el propósito de que esto estuviese nublado de tu conciencia.
3. Las alternativas entre las que eliges no constituyen una verda­dera elección, y tan sólo dan la impresión de que se trata de una elección libre, pues en cualquier caso, el resultado será el mismo. 2De modo que no es realmente una elección en absoluto. 3El líder y el seguidor parecen desempeñar diferentes papeles, y cada uno de estos papeles parece poseer ventajas que tú no quisieras per­der. 4En su fusión, por lo tanto, parece haber esperanzas de satis­facción y de paz. 5Te ves a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido para siempre entre los dos. 6Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para salvarte de esto.
4. Tal vez lo llames amor 2O tal vez pienses que es un asesinato que finalmente está justificado. 3Odias a aquel a quien asignaste el papel de líder cuando tú lo quisieras tener, y lo odias igual­mente cuando él no lo asume en aquellas ocasiones en que tú quieres ser el seguidor y abandonar el liderato. 4Para eso fue para lo que concebiste a tu hermano, y te acostumbraste a pensar que ése era su propósito. 5A menos que él sea fiel a eso, no habrá cumplido la función que tú le asignaste. 6Por lo tanto, merece la muerte, al no tener ningún propósito ni ninguna utilidad para ti.
5. ¿Y qué quiere él de ti? 2¿Qué otra cosa podría querer, 3sino lo mismo que tú quieres de él? 4En esto es tan fácil elegir la vida como la muerte, pues lo que eliges para ti lo eliges para él. 5Le haces dos llamamientos, tal como él a ti. 6Estos dos llamamientos ciertamente constituyen una elección, pues de cada uno de ellos se deriva un resultado distinto. 7Si él acaba siendo tu líder o tu segui­dor no importa, pues en cualquier caso habrás elegido la muerte. 8Pero si él clama por la muerte o por la vida, por el odio o bien por el perdón y por la ayuda, entonces el resultado no será el mismo. 9Si oyes el primero de esos llamamientos, te separarás de él y te perderás. 10Mas si oyes el segundo, te unirás a él y en tu respuesta se halla la salvación. 11La voz que oyes en él no es sino la tuya. 12¿Qué te pide? 13Escucha atentamente, 14pues te está pidiendo lo mismo que te ha de llegar a ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de ti mismo y lo que estás oyendo es tu propia voz expresando tus deseos.
6. Antes de contestar, haz una pausa y piensa en lo siguiente: 2La respuesta que le dé a mi hermano es la que yo estoy pidiendo. 3Y lo que aprenda acerca de él, es lo que aprenderé acerca de mí. 4Aguardemos luego un instante y estemos muy quietos, olvidán­donos de todo lo que habíamos creído oír y recordando cuán poco sabemos. 5Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a nuestro lado por la misma senda que nosotros reco­rremos. 6Él es como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que anhelamos como le permitamos estar. 7No hacemos ningún avance que él no haga con nosotros, y si él no avanza, nosotros retrocedemos. 8No le des la mano con ira, sino con amor, pues su progreso es el tuyo propio. 9Y recorreremos la senda por sepa­rado a no ser que lo mantengas a salvo a tu lado.
7. Puesto que Dios os ama a los dos por igual, se te salvará de todas las apariencias y contestarás la llamada que Cristo te hace. 2Estáte muy quedo y escucha. 3Despeja tu mente de viejas ideas. 4Olvida las tristes lecciones que aprendiste acerca de este Hijo de Dios que te llama. 5Cristo llama a todos con igual ternura, sin ver líderes ni seguidores, y oyendo una sola respuesta para todos ellos. 6Puesto que Él oye una sola Voz, no puede oír una res­puesta diferente de la que dio cuando Dios lo nombró Su único Hijo.
8. Sumérgete en la más profunda quietud por un instante. 2Ven sin ningún pensamiento de nada que hayas aprendido antes, y deja a un lado todas las imágenes que has inventado. 3Lo viejo y decrépito se derrumbará ante lo nuevo tanto si te opones a ello como si lo apoyas. 4Ninguna de las cosas que consideras valiosas y dignas de tus atenciones será atacada. 5Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que jamás existió. 6Nada te hará daño en este santo lugar adonde vienes a escuchar en silencio y a aprender qué es lo que realmente quieres. 7Esto será lo único que se te pedirá aprender. 8Mas al oírlo, comprenderás que lo único que necesitas hacer es abandonar los pensamientos que ya no deseas y que nunca fueron verdad.
9. Perdona a tu hermano por todo lo que aparenta ser, lo cual procede de las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo acerca de tu pecaminosidad. 2Oye únicamente su petición de cle­mencia y liberación de todas las pavorosas imágenes que tiene con respecto a lo que él es y a lo que tú no puedes sino ser tam­bién. 3Él teme caminar a tu lado, y cree que tal vez si se atrasa o se adelanta un poco será menos peligroso para él. 4¿Cómo ibas a poder progresar tú si piensas lo mismo, y avanzas únicamente cuando él se rezaga y te quedas atrás cuando él se adelanta? 5Pues al hacer esto, te olvidas del objetivo de la jornada, que no es otro que la decisión de caminar a su lado, de modo que ninguno sea ni líder ni seguidor. 6Se trata, por lo tanto, de que caminéis juntos y no cada uno por separado. 7Y mediante esta decisión, el resul­tado del aprendizaje cambia, pues Cristo habrá vuelto a nacer para vosotros dos.
10. Para que esto suceda, bastará un solo instante que estés libre de tus viejas ideas acerca de quién es tu formidable compañero y de lo que él debe estar pidiendo. 2Y percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo. 3Él pide lo que tú deseas y necesita lo mismo que tú. 4Tal vez en su caso ello se manifieste de forma diferente, pero no es a la forma a lo que respondes. 5Él pide y tú recibes, pues has venido con un solo propósito: poder aprender a amar a tu hermano con un amor fraternal. 6Y en cuanto que her­mano tuyo, su Padre no puede sino ser el mismo que el tuyo, ya que él es como tú.
11. Unidos podéis recordar y aceptar vuestra herencia común. 2Solos, se os niega a ambos. 3¿No está claro acaso que mientras sigas insistiendo en ser líder o seguidor pensarás que caminas solo, sin nadie a tu lado? 4Éste es el camino que no conduce a ninguna parte, pues no se te puede otorgar la luz mientras cami­nes solo, y así, no puedes ver por donde vas. 5Esto produce con­fusión y una interminable sensación de duda, a medida que te tambaleas solo de un lado a otro en la oscuridad. 6Sin embargo, éstas no son más que apariencias de lo que es la jornada y de cómo se tiene que recorrer. 7Pues hay Alguien a tu lado que ilu­mina tu camino, de modo que puedas dar cada paso con certeza y sin ninguna duda con respecto a qué camino seguir. 8Tener los ojos vendados puede ciertamente cegarte, mas no puede hacer que el camino en sí sea oscuro. 9Y Aquel que viaja contigo tiene la luz.
Reflexión: ¿Cómo vives la Paz de Cristo? 

martes, 31 de octubre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 304

LECCIÓN 304

Que mi mundo no nuble la visión de Cristo.

1. Sólo puedo nublar mi santa vista si permito que mi mundo se entrometa en ella. 2no puedo contemplar los santos panoramas que Cristo contempla a menos que utilice Su visión. 3La percep­ción es un espejo, no un hecho. 4lo que contemplo es mi propio estado de ánimo reflejado afuera. 5Quiero bendecir el mundo con­templándolo a través de los ojos de Cristo. 6veré las señales inequívocas de que todos mis pecados me han sido perdonados.

2. Tú me conduces de las tinieblas a la luz y del pecado a la santidad. 2Déjame perdonar y así recibir la salvación del mundo. 3Ése es Tu regalo, Padre mío, que se me concede para que yo se lo ofrezca a Tu santo Hijo, de manera que él pueda hallar Tu recuerdo, y el de Tu Hijo tal como Tú lo creaste.


¿Qué me enseña esta lección?

Cuando vives y experimentas lo que ya sabes a nivel teórico, se adquiere firmeza y convicción. La certeza interna de que aquello que ves es verdad, nos aporta fortaleza para afrontar otras verdades, que aún se encuentran en el plano teórico.

Hoy, Dios me ha hecho un hermoso regalo, al permitirme tomar conciencia, a través de la experiencia, del hecho de que aquello que contemplamos es nuestro estado de ánimo reflejado.

Cuan fácil es dejarse llevar por la dinámica del hábito, de las aferradas costumbres. Nos hacemos el firme propósito de seguir las pautas que nos enseñan las Lecciones del Curso, y cuando nos entregamos al fluir del día a día, cuando queremos darnos cuenta, nos encontramos totalmente sumergidos en la dinámica que nos marca el mundo y descubrimos que hemos dedicado poco tiempo a la tarea que nos invita la Lección.

Pero en estos menesteres, como diría el hidalgo Don Quijote, hay que tener paciencia, y sobre todo no dar lugar a sentimientos sutiles que despierten la culpabilidad. Ya es un paso muy importante, el tomar conciencia de que hay que permanecer más despierto y dispuesto, sabedores, de que las voces del mundanal ruido, nos distraerán.

Establezco el firme propósito de ejercitar la atención, de modo que no permita, en la medida de lo posible, que los asuntos del mundo nuble la visión de Cristo.

Ejemplo-Guía: "La perseverancia en el entrenamiento"
Éste es un curso de entrenamiento mental. Todo aprendizaje requiere atención y estudio en algún nivel. (T.I.VII.4)
Ya han transcurrido 303 días desde que iniciamos la andadura de seguir, a diario, el estudio de las Lecciones del Libro de Ejercicios, lo cual no quiere decir, que este sea el método para llevar a cabo su estudio. Tan solo significa, que es el que yo he elegido para llevar el ritmo de una Lección por día. Digo esto, porque a estas alturas, ya tenemos la percepción de que el aprendizaje de las enseñanzas que nos ofrece el Curso nos invita a ser perseverante en el propósito de aplicar el contenido de dichas enseñanzas, pues en realidad, lo que el Curso nos está invitando es a realizar un a labor de "renovación de nuestras creencias", esto significa que debemos "desaprender" para volver a "aprender".

La gran mayoría de nosotros tenemos claro que la labor propuesta no se consigue por el simple hecho de que lo hayamos podido leer en el Texto. La teoría tiene su función y debe calar en nuestra fijación mental, debe resonar en nuestra mente y ser aceptada por nuestro código de creencias, antes de que pase a formar parte de nuestra acción.

Si pretendiésemos mejorar la musculatura de nuestro cuerpo, por el simple hecho de que hayamos llegado a esa conclusión, nuestros músculos no se tonificarán hasta que no lo hayamos entrenado convenientemente durante el tiempo necesario.

No podemos olvidarnos de que estamos en el escenario del ego, donde el tiempo se convierte en un aliado a la hora de llevar a cabo el aprendizaje. Una vez terminado dicho aprendizaje, el tiempo dejará de tener utilidad.

Mientras tanto, si nuestro propósito es cambiar el sistema de pensamiento por el que nos hemos regido hasta ahora, debemos establecer un "programa de entrenamiento" y debemos hacerlo desde la tolerancia. Digo esto, basándome en la experiencia de haber sido testigo de iniciativas donde ha prevalecido la rigurosa disciplina y la ausencia total de tolerancia, lo que ha desencadenado comportamientos donde el autocastigo se ha convertido en la respuesta para calmar nuestros ataques de culpabilidad.

Por encima de todo, lo más importante de todo, lo que me gusta llamar los pilares que han de dar firmeza a la nueva construcción que estamos edificando, es tener la certeza de que el sistema de pensamiento del ego nos lleva a ver un mundo ilusorio, mientras que la Visión de Cristo, nos lleva a gozar de un mundo perdonado, de un mundo redimido. A partir de ese estado de consciencia, lo único que tenemos que tener presente es vivir en coherencia con la visión elegida.

Tener un programa de entrenamiento, es lo que estamos haciendo con el estudio de las Lecciones del Libro de Ejercicios del Curso de Milagros. Muchos estudiantes me han planteado sus dudas a la hora de afrontar dicho estudio. Siempre les comparto la misma idea, la cual está extraída de las enseñanzas recogidas en el Curso:
1. Éste es un curso de milagros. 2Es un curso obligatorio. 3Sólo el momento en que decides tomarlo es voluntario. 4Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. 5Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. (Introducción)
Cada uno de nosotros elegimos el ritmo de aprendizaje. El estudiar primero el Texto y posteriormente realizar las Lecciones y continuar con el Manual del Maestro, para mi es secundario. Aunque es cierto que he elegido mi propio ritmo y dicha decisión me llevó a estudiar paralelamente el Texto con las Lecciones. Al realizar el análisis de cada Lección, siempre encuentro un tema de reflexión que me lleva a buscar una información más amplia en el Texto. Pero como ya he tenido ocasión de adelantar, y utilizando una frase popular de mi tierra: "cada maestrillo, tiene su librillo".

El siguiente mensaje que comparto está extraído del Texto y nos puede ayudar a comprender cuál es la actitud adecuada para alcanzar la Plenitud:
4La curación es señal de que quieres reinstaurar la plenitud. Y el hecho de que estés dispuesto a ello es lo que te permite oír la Voz del Espíritu Santo, Cuyo mensaje es la plenitud. Él te capacitará para que vayas mucho más allá de la curación que lograrías por tu cuenta, pues a tu pequeña dosis de buena voluntad para reinstaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo así que la tuya sea plena. ¿Qué podría haber que el Hijo de Dios no pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios se encuentra en él? Mas la invitación tiene que proceder de ti, pues sin duda debes haber aprendido que aquel a quien invites a ser tu hués­ped, será quien morará en ti. (T.11.II.4)
Con nuestro entrenamiento diario, con nuestra perseverancia, con nuestra pequeña dosis de voluntad, lograremos alcanzar el feliz momento en el que gozaremos del "instante santo". Como bien recoge el Curso, el instante santo es la Respuesta:
El instante santo es el resultado de tu decisión de ser santo. Es la respuesta. Desearlo y estar dispuesto a que llegue precede su llegada. Preparas tu mente para él en la medida en que recono­ces que lo deseas por encima de todas las cosas. No es necesario que hagas nada más; de hecho, es necesario que comprendas que no puedes hacer nada más. No te empeñes en darle al Espíritu Santo lo que Él no te pide, o, de lo contrario, creerás que el ego forma parte de Él y confundirás a uno con otro. El Espíritu Santo pide muy poco. Él es Quien aporta la grandeza y el poder. Él se une a ti para hacer que el instante santo sobrepase con mucho tu entendimiento. Darte cuenta de lo poco que tienes que hacer es lo que le permite a Él dar tanto.

No confíes en tus buenas intenciones, pues tener buenas intenciones no es suficiente. Pero confía implícitamente en tu buena voluntad, independientemente de lo que pueda presen­tarse. Concéntrate sólo en ella y no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. Esa es la razón por la que viniste. Si hubieses podido venir sin ellas no tendrías necesidad del instante santo. No vengas a él con arrogancia, dando por sentado que tienes que alcanzar de antemano el estado que sólo su llegada produce. El milagro del instante santo reside en que estés dispuesto a dejarlo ser lo que es. Y en esa muestra de buena voluntad reside también tu aceptación de ti mismo tal como Dios dispuso que fueses. (T.18.IV.1:2)
 Reflexión: "lo que contemplo es mi propio estado de ánimo reflejado afuera" 

lunes, 30 de octubre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 303

LECCIÓN 303

Hoy nace en mí el Cristo santo.

1. Velad conmigo, ángeles, velad conmigo hoy. 2Que todos los santos Pensamientos de Dios me rodeen y permanezcan muy que­dos a mi lado mientras nace el Hijo del Cielo. 3Que se acallen todos los sonidos terrenales y que todos los panoramas que estoy acostumbrado a ver desaparezcan. 4Que a Cristo se le dé la bien­venida allí donde Él está en Su hogar, 5y que no oiga otra cosa que los sonidos que entiende y vea únicamente los panoramas que reflejan el Amor de Su Padre. 6Que Cristo deje de ser un extraño aquí, pues hoy Él renace en mí.

2. Le doy la bienvenida a tu Hijo, Padre. 2Él ha venido a salvarme del malvado ser que fabriqué. 3Tu Hijo es el Ser que Tú me has dado. 4Él es lo que yo soy en verdad. 5Él es el Hijo que Tú amas por sobre todas las cosas. 6Él es mi Ser tal como Tú me creaste. 7No es Cristo quien puede ser crucificado. 8A salvo en Tus Brazos, déjame recibir a Tu Hijo.


¿Qué me enseña esta lección?

Hemos olvidado nuestra verdadera identidad, hemos olvidado de que somos Hijos de Dios.

En su lugar, hemos fabricado una realidad ilusoria; nos hemos identificado con un mundo que no es real, cuya condición es temporal y perecedera. 

Hemos depositado nuestra identidad en la imagen de un cuerpo y nuestra verdad ha quedado depositada en manos de la información que recibimos a través de la percepción.

En esas circunstancias, creemos ser hijos del pecado y como consecuencia de ello, nos sentimos merecedores del castigo que nos libere del peso de la culpa, que hemos hecho nuestra al pensar que hemos contravenido las Leyes del Cielo, las Leyes de nuestro Creador.

Vivimos unos efectos que dan lugar a la enfermedad, el sufrimiento, el dolor, la tristeza, la muerte y, hemos determinado, en lo más profundo de nuestro inconsciente, de que la causa que origina todos esos efectos se encuentra en nuestra naturaleza pecaminosa.

Viendo el pecado en nuestro interior, lo proyectamos al exterior en un vano intento de liberarnos de él. Esa mente pecaminosa, da lugar al juicio condenatorio de todo aquello que interpretamos malo y nocivo, cuando en verdad, estamos juzgando aquello que llevamos dentro.

Hoy es un gran día. Diría que es el mejor de los días, pues el hijo del pecado abandona esa identidad para convertirse en el Hijo del Cielo, en el inocente Hijo de Dios.

Hoy mi comunión con Cristo es total. Hoy me perdono y perdono al mundo. Hoy abandono el miedo y doy la bienvenida al Amor. Hoy tomo plena consciencia de que soy el Ser tal como Dios ha creado.

Ejemplo-Guía: "¿Cómo te imaginas Ser Cristo?

Qué aparente contradicción estamos planteando, al cuestionarnos esta pregunta. Si soy el Hijo de Dios, soy Su Aspecto Amor, soy Cristo. Y si lo soy, ¿cómo puedo tener dificultad para imaginar lo que ya soy? Es como si, de repente, hubiésemos decidido padecer Alzheimer. Hemos elegido olvidar lo que realmente somos y hemos elegido adoptar otra identidad.

Para que nuestra mente alcance a imaginar "Ser Cristo", más que imaginar, lo que debe hacer es "recordar", que en definitiva podríamos considerarlo como un renacimiento.

Ya hemos tenido ocasión de ver el significado de la palabra recordar. Decíamos, entonces, que recordar significa "pasar de nuevo por el corazón". Es curioso que una función que atribuimos a la mente, el recuerdo, nos lleve a un estado de consciencia donde el corazón adquiere un especial protagonismo. Algún día, la ciencia (ya hay precedentes científicos) descubrirá y aceptará que el corazón tiene mente. Desde el punto de vista espiritual, la Mente lo es todo, mientras que a nivel científico, asociamos la mente con el cerebro. Pero, debemos reflexionar sobre la mente que sirve a la visión de la separación, una mente con características seleccionadoras, y la mente que sirve a la unicidad, una mente con características unificadoras, una mente amorosa.

Los que han escrito sobre la conexión Espíritu-Cuerpo, nos revelan que el espíritu está conectado con el cuerpo a través de lo que denominan "Cordón Plateado", cuyo vértice se sitúa en el corazón. Lo menciono como una información interesante. Con la muerte física, dicho "cordón" se rompe y el espíritu se ve liberado de la conexión con el envoltorio material.

Retomando el hilo del tema que hemos planteado, la invitación que nos propone esta Lección es recordar nuestra verdadera identidad. Ese recuerdo es a su vez una invitación a cambiar de sistema de pensamiento, una invitación a desaprender todo lo que el mundo nos ha enseñado, una invitación a adoptar la condición de inocencia propia de un niño, libres de toda limitación, impecables, plenos y amorosos.

La visión de Cristo se otorga en el mismo instante en que se percibe.

Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. 

El renacimiento de Cristo en nosotros, es el significado del Segundo Advenimiento de Cristo, pues representa el fin del dominio del ego y la curación de la mente.

Recordar a Cristo ha de llevarnos a crear en Su Nombre, es decir, ha de llevarnos a extender el Amor y la belleza de Dios.

Si necesitamos una pista que nos ayude a reconocer a Cristo, esa pista no es otra que el rostro de cada uno de los hermanos con quien te encuentras, el cual se convierte en un testigo de Cristo o del ego, dependiendo de lo que percibamos en él.
"Cada Hijo de Dios es uno en Cristo porque su ser está en Cristo, al igual como el de Cristo está en Dios. El Amor de Cristo por ti es Su Amor por Su Padre, que Él conoce porque conoce el Amor de Su Padre por Él. (UCDM)"
Un Curso de Milagros, en el capítulo 24, dedica un apartado que titula "El Cristo en ti", del cual, quiero compartir parte de su contenido:
¿De dónde podría proceder tu paz sino del perdón? 2El Cristo en ti contempla solamente la verdad y no ve ninguna condenación que pudiese necesitar perdón. 3Él está en paz porque no ve pecado alguno. 4Identifícate con Él, ¿y qué puede tener Él que tú no ten­gas? 5Cristo es tus ojos, tus oídos, tus manos, tus pies. 6¡Qué afa­bles son los panoramas que contempla, los sonidos que oye! 7¡Qué hermosa la mano de Cristo, que sostiene a la de Su hermano! a¡Y con cuánto amor camina junto a él, mostrándole lo que se puede ver y oír, e indicándole también dónde no podrá ver nada y dónde no hay ningún sonido que se pueda oír! (T.24.V.3)
Regocíjate de no tener ojos con los que ver, ni oídos con los que oír, ni manos con las que sujetar nada, ni pies a los que guiar. 2Alégrate de que el único que pueda prestarte los Suyos sea Cristo, mientras tengas necesidad de ellos. 3Los Suyos son ilusio­nes también, lo mismo que los tuyos. 4Sin embargo, debido a que sirven a un propósito diferente, disponen de la fuerza de éste. 5Y derraman luz sobre todo lo que ven, oyen, sujetan o guían, a fin de que tú puedas guiar tal como fuiste guiado. 
El Cristo en ti está muy quedo. 2Él sabe adónde te diriges y te conduce allí dulcemente, bendiciéndote a lo largo de todo el tra­yecto. 3Su Amor por Dios reemplaza todo el miedo que creíste ver dentro de ti. 4Su santidad hace que Él se vea a Sí Mismo en aquel cuya mano tú sujetas, y a quien conduces hasta Él. 5Y lo que ves es igual a ti. 6Pues, ¿a quién sino a Cristo se puede ver, oír, amar y seguir a casa? 7Él te contempló primero, pero recono­ció que no estabas completo. 8De modo que buscó lo que te completa en cada cosa viviente que Él contempla y ama. 9Y aún lo sigue buscando, para que cada una pueda ofrecerte el Amor de Dios.
Aun así, Él permanece muy quedo, pues sabe que el amor está en ti ahora, asido con firmeza por la misma mano que sujeta a la de tu hermano. 2La mano de Cristo sujeta a todos sus hermanos en Sí Mismo. 3Él les concede visión a sus ojos invidentes y les canta himnos celestiales para que sus oídos dejen de oír el estruendo de las batallas y de la muerte. 4Él se extiende hasta otros a través de ellos, y les ofrece Su mano para que puedan bendecir toda cosa viviente y ver su santidad. 5Él se regocija de que éstos sean los panoramas que ves, y de que los contemples con Él y compartas Su dicha. 6Él está libre de todo deseo de ser especial y eso es lo que te ofrece, a fin de que puedas salvar de la muerte a toda cosa viviente y recibir de cada una el don de vida que tu perdón le ofrece a tu Ser. 7La visión de Cristo es lo único que se puede ver. 8El canto de Cristo es lo único que se puede oír. 9La mano de Cristo es lo único que se puede asir. 10No hay otra jornada, salvo caminar con Él. (T..24.V.5:7)

Reflexión: ¿Cómo crees que nos salvará Cristo del "malvado" ser que hemos fabricado? 

domingo, 29 de octubre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 302

LECCIÓN 302

Donde antes había tinieblas ahora contemplo la luz.

1. Padre, por fin estamos abriendo los ojos. 2Tu santo mundo nos espera, pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. 3Pensábamos que estábamos sufriendo. 4Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú creaste. 5Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos. 6La visión de Cristo transforma las tinieblas en luz, pues el miedo no puede sino desaparecer ante la llegada del amor. 7Déjame perdonar hoy Tu santo mundo, para poder contemplar su santidad y entender que no es sino el reflejo de la mía.

2. Nuestro Amor nos espera conforme nos dirigimos a Él y, al mismo tiempo, marcha a nuestro lado mostrándonos el camino. 2No puede fracasar en nada. 3Él es el fin que perseguimos, así como los medios por los que llegamos a Él.


¿Qué me enseña esta lección?

Es tan fácil, que no lo podemos creer. Sin embargo, lo es.

Es tan fácil, como elegir el amor en vez del miedo.

Es tan fácil, como dejar de creer en el pecado y reconocernos como seres inocentes.

Es tan fácil, como dejar de sentirnos culpables y perdonar los errores que hayamos podido cometer.

Es tan fácil, como dejar de castigarnos y ser misericordiosos.

Es tan fácil, como dejar de sufrir y sentirnos abundantes y dichosos.

Es tan fácil, como abandonar la tristeza y disfrutar de la alegría.

Es tan fácil, como dejar de vernos separados y visionar la Unidad.

Sí, es tan fácil.

Pero, tenemos miedo a elegir el amor, pues pensamos que perdemos nuestra libertad.
Tenemos miedo a nuestro Creador, pues pensamos que le hemos fallado.
Tenemos miedo a no encontrar una vía satisfactoria a los ojos de Dios, que nos garantice la purificación, y por ello, elegimos el dolor y el rigor.
Tenemos miedo a no ser perdonados, si no estamos dispuestos de dar muestras de nuestro amor a través de actos de sacrificio.

Nos prohibimos estar alegres, cuando la situación exige estar triste.

Sí, es tan fácil, como elegir el amor en vez del miedo.

Ejemplo-Guía: "Crees que es fácil ver luz, allí donde antes veíamos tinieblas"

Todos cuantos hemos experimentado en nuestros sueños nocturnos el terror que ocasionar vivir una pesadilla, sabe agradecer, el poder que otorga la luz que nos devuelve al estado que llamamos, en este mundo, realidad.

Un profundo suspiro, antecede y pone fin, a la expresión de un corazón compungido por el llanto. Era tan real lo que hemos vivido durante el sueño que nuestro cuerpo aún expresa la reacción traumática que nos ha producido la tenebrosa pesadilla.

Esa vivencia experimentada durante el sueño y el correctivo de la luz que nos permite comprender que todo ha sido una ilusión, nos sirve de referencia a la hora de reflexionar sobre los estados que nuestra mente vive desde miedo, cuando está experimentando la percepción de la oscuridad, llámese pérdidas, fracasos, enfermedad, desuniones, agresiones, etc 

Cuando interpretamos los efectos que percibimos en el mundo material como una fuente de miedo, estamos eligiendo tener sueños de muerte. Esto es vivir en la falsedad, en la ilusión, en la creencia de que estamos separados de nuestra Fuente Creadora.

La cuestión que hemos planteado inicialmente, es: ¿es fácil sustituir los sueños de muerte, por sueños de vida?, expresado de otro modo, ¿es fácil ver luz, allí donde antes veíamos tinieblas?

No vamos a realizar una encuesta, pues la respuesta es tan evidente. No vamos a preguntar al vecino, ni al de más allá, cuando la respuesta la tenemos en nosotros mismo. 

Pongamos un ejemplo cotidiano. Estamos en casa y llaman a la puerta. Abrimos y nos dan una noticia. Acaban de informarnos de que nuestro hijo ha sufrido un accidente de coche y se encuentra hospitalizado (no vamos a adornarlo con más detalles). De entrada, esta situación la consideramos como una experiencia "oscura", tanto es así, que la mente se nos nubla, llevándonos al desconcierto. A partir de aquí se disparan todos los mecanismos mentales, especialmente el del miedo y sin darnos cuenta, nuestra mente se pone a imaginar de manera descontrolada. Todo lo que imagina es trágico. Se pone en lo peor. Seguro que habremos preguntado por la gravedad del accidente y aunque nos han dicho que no reviste gravedad, no es suficiente para que dudemos.

¿Cómo podemos ver la luz en una experiencia semejante?

Estas cosas no se consiguen de la noche a la mañana. Es necesario contar con la certeza de que la luz nos lleva a comprender que nuestra pesadilla, era tan sólo una ilusión. Quiero decir con esto, que es preciso tomar conciencia de que la luz disipa las tinieblas y el mejor modo de hacerlo es experimentarlo. La mejor manera o mejor dicho, la única manera de conseguirlo es practicando la elección en cuestiones que entendemos de menor envergadura. Por ejemplo, pierdes algo que le has dado mucho valor material, pero decides dejar que el dolor de la pérdida te afecte y dejas marchar la experiencia. Al mismo tiempo puedes probar a ver que lo que ha supuesto una pérdida, te ha aportado un valor añadido (la luz), ahora no te apegas a lo material.

Cuando tenemos cierta práctica en tomar este tipo de decisiones, es decir, cuando hemos aprendido a ver las cosas desde otras perspectiva, desde la luz, desde la certeza de que todo efecto, responde a una causa y que esa causa se encuentra en la mente, en el pensamiento, entonces, podremos enfrentarnos a situaciones, aparentemente más "trágicas" y a responder ante ellas con una visión, donde la luz, la comprensión, nos lleva a no perder la paz interna. Siempre podemos elegir. Tal vez no podemos evitar el dolor, pero si podemos evitar vivirlo desde el sufrimiento.

Reflexión: ¿Por qué elegimos ver las tinieblas a la luz?