jueves, 2 de julio de 2020

Oración del Padre Nuestro (V)

Gueburah: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”


Tendremos que recurrir al Génesis, para conocer qué sentido debemos dar al término “pan nuestro”, ya que es en ese libro sagrado, donde por primera vez se hace alusión al concepto pan, para describir una condición del alma humana, en el proceso de la creación.

17 Al hombre le dijo:
“Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu alimento durante toda tu vida. 18 La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres. 19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás”.
Merece la pena hacer esta extensa presentación, pues ello nos permitirá desgranar el significado oculto que encierra este pasaje.
El Génesis nos describe en las peripecias recogidas en este guion, las andaduras del alma humana ubicada en los albores del 4ª Día de la Creación. Estadio, que como hemos visto en el apartado dedicado al punto anterior, se corresponde con la dinámica del Séfira Hesed.
El despertar de la conciencia al poder de los sentimiento –Eva-, nos lleva a emprender el camino que se le ha dado llamar en el argot esotérico, de Involución. El objetivo final de esta ruta nos lleva a la conquista de la individualidad; en ese trayecto, el alma humana, hasta ese momento inconsciente de si misma, formaba parte de un Todo Universal.
La tangibilidad propia del 4º Día de la Creación, la fase de materialización de la energía, lleva al alma humana a descubrir su desnudez. Es lógico este “estado” en el que se alude a la falta de experiencia propia.
El precio pagado inevitable, por adquirir la conciencia individual lleva al alma humana a perder la conexión directa con la divinidad y la vía de aprendizaje de sus poderes creadores, le sitúa en un mundo inhóspito donde conseguir el alimento, hará necesario un arduo trabajo (Gueburah).
Para una mente racional, las figuras de Adán y Eva, de la serpiente, del Árbol del Bien y de Mal, lleva a argumentar a favor de un guion propio de novela. En cambio, para el iniciado en la Escuela de Misterios, cada uno de estos protagonistas está describiendo, con total claridad, los arquetipos de verdades trascendentes. Adán y Eva, representan a la Humanidad en su proceso evolutivo. La Serpiente, a Lucifer, Portador de Luz, esa luz que nos invita a conocer. El Árbol del Bien y de Mal, cuyo fruto aportaba entendimiento, hace referencia, al Cuerpo Mental que se adquiere en estado germen en el 4º Día de la Creación y que facultaba a la humanidad a discernir.
“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”…, podríamos imaginarnos al hombre bregando en el campo y recogiendo las cosechas de sus siembras. El pan, es un producto que requiere ser elaborado. Se trata de un símbolo ancestral del proceso de la creación. Hemos debido sembrar, cuidar la tierra, regarla, velar para que la planta crezca sana. Hay que recoger la cosecha y tratar el grano del fruto cosechado; convertir ese fruto en harina y esa harina mezclarla con agua y cocerla. Al final del proceso, la semilla original, adquiere la condición de pan, preparado para alimentar el cuerpo.
Esa Humanidad infantil, no tendría acceso a tanto conocimiento. Nos cuesta creer que ya se alimentaran de pan. Sin embargo, ese pan, no hace alusión al pan que todos conocemos. Ese pan, es el fruto de nuestras acciones creadoras.
Cada vez que emitimos un deseo, la energía que ponemos en circulación, cuan semilla, llegará el día en que se convierta en pan, en experiencia, y esa experiencia nos alimentará. Ahora bien, la diferencia radica, en que mientras formábamos parte de la conciencia Universal, nos alimentábamos de los “pechos de la divinidad”, sin embargo, la necesidad de aprender por nosotros mismos, nos lleva a un estado de conciencia diferente, donde tendremos que “trabajar” para continuar nuestro crecimiento espiritual.
Por lo tanto, cuando en la oración del Padre Nuestro, evocamos la expresión “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”, estamos pidiendo a la divinidad, a nuestra divinidad, que se produzca el proceso de alimentación, con el pan de vida, esto es, que el fruto de nuestras acciones, nuestras experiencias, enriquezca nuestra conciencia y no tengamos que repetir vivencias para que esa toma de conciencia se produzca.
Si reflexionamos sobre este punto, deberíamos preguntarnos: ¿aprendemos de nuestras experiencias o necesitamos repetir curso para aprobar la asignatura?

... continuará

miércoles, 1 de julio de 2020

Oración del Padre Nuestro (IV)

Hesed: “Qué se haga tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo”

La vinculación de esta sentencia con el Séfira Hesed, adquiere sentido y significado, cuando analizamos los atributos de este Centro de Conciencia en el Proceso Creativo.

Hesed es esa “tierra paradisiaca”, dispuesta en los Albores de los Tiempos por la divinidad, para que su Obra Creadora, la humanidad, llevase a cabo su crecimiento evolutivo. Esa “tierra paradisiaca” hace referencia a los trabajos del Cuarto Día de la Creación, cuando la humanidad tomó conciencia tangible de si mismo, lo que dio lugar al proceso de individualización.

El Cuerpo Físico es el vehículo más maduro y evolucionado de los que cuenta el hombre. Fue adquirido, en estado germen, en estado potencial, en el Primer Día de la Creación. En el Segundo Día, adquirió en estado germen, el Cuerpo Etérico (Vital). En el Tercer Día, el Cuerpo de Deseos y en el Cuarto Día, el Cuerpo Mental, el de menor evolución.

Con todo ello, queremos explicar, que la manifestación de esa “tierra”, está expresando la necesidad de expresar en acciones, en el comportamiento, aquellas energías, aquellas iniciativas, que previamente han sido sembradas en otro estado de conciencia. Esta situación es semejante a la que se produce, cuando la semilla, tras ser sembrada y brota como planta, da sus frutos.

En la “tierra”, encontramos ese magnífico laboratorio donde se evidencia el resultado de los ensayos. Podríamos decir, que la fase “tierra”, es la mejor de las Escuelas.

“Qué se haga tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo” Es importante profundizar en una idea que se desprende de esta proclamación.

Las “cosas” tienen su procedencia primigenia en el llamado cielo. Ya veíamos en el capítulo dedicado a Kether, que a lo que llamamos cielo, está aludiendo a los Planos Espirituales. Al Plano Mental, al Plano Emocional, al Plano Etérico. Esos Planos (Mundos) son más sutiles que el Físico, cuyo estado energético es el más denso.

Podemos decir, que el origen de todo encuentra su punto de partida en el Plano Mental (Kether). Posteriormente esa energía emanada, pasa al nivel emocional (Hochmah). Posteriormente adquiere un primer rostro, algo más definido (Binah), podríamos decir que es el negativo de la realidad que se manifestará en la cuarta fase. Esta secuencia, podemos compararla con los planos diseñados por el arquitecto, donde se definen las medidas que tendrá la edificación, pero no es aún la edificación en si misma. Por último en la dinámica de Hesed, lo que se definió en el plano o formó parte de una maqueta, adquiere forma, y se toma conciencia de lo correcto o incorrecto de la obra.

Por todo lo dicho, podemos concretar, que al pronunciar la sentencia que estamos analizando, estamos pidiendo que se lleve a cabo la toma de conciencia de lo que se debe hacer, es decir, que nuestra individualidad, que nos ha llevado a adquirir una conciencia separada de Dios, recupere el sentido de Unidad. No es necesario que pongamos fin a nuestra individualidad, pues la verdadera riqueza se adquiere tras andar por nosotros mismo el camino, pero, esa riqueza no será completa, hasta que no alcancemos nuestra meta, conjuntamente con nuestros hermanos de ruta.

En Hesed, la humanidad despertó su Cuerpo Emocional (protagonismo de Eva-Femenino). Es en esa misma “tierra”, donde debe penetrar la Voluntad, ese atributo propio de Kether-Unidad.

Con esta proclamación, el hombre reconoce que no es un ser separado de su creador, ni del fruto de la creación, el resto de almas. Es necesario, que ese impulso unificador, se apodere del Cuerpo Emocional del hombre, pues ello, favorecerá la condición de “andrógino”, al que está llamado el ser humano.

martes, 30 de junio de 2020

Oración del Padre Nuestro (III)

Binah: “Venga a nosotros tu Reino”

Se trata de la primera petición que evocamos en la oración del Padre Nuestro. Las dos primeras sentencias: “Padre Nuestro que estás en los cielos” y “Santificado sea tu nombre”, ponen de manifiesto dos aspectos diferenciados. Por un lado, identificamos a nuestro destinatario. Como decíamos al analizar su significado, se trata de un reconocimiento primordial. Sabemos que la Divinidad es nuestro verdadero Mentor, nuestro verdadero Origen y es a Él con quien establecemos nuestra conversación sagrada.

Por otro lado, la segunda de las sentencias, el Alma Humana, activa su potencial emocional y de nuestro Verbo emana el más hermoso de los Deseos…, “qué el nombre del Padre sea Santificado”. Es como declarar todo nuestro amor a la persona amada. Le deseamos todo lo mejor, y es tanto el amor que sentimos por ella, que estaríamos dispuestos a dar nuestra vida por ella. Sentimos como ambas almas son una misma alma y damos vida en nuestro interior al elevado sentimiento de la Unidad.

Cuando proclamamos “venga a nosotros tu reino”, sí existe una primera petición. Analicemos, todos y cada uno de los misterios que encierra esta expresión.

En primer lugar, advertimos el término “venga”. Ello nos sitúa en la dimensión temporal presente y evidencia un estado de carencia, ya que, al enunciar la solicitud “venga”, hace evidente que no somos poseedores de aquello que solicitamos.

Para comprender esta situación, tendremos que recordar el papel cósmico de Binah-Inteligencia Activa, en el proceso creador. Kether-Hochmah-Binah forman el Triángulo Supremo que da expresión al Rostro de Dios. Padre-Hijo-Espíritu Santo, tres aspectos distintos que forman una sola Unidad.

Binah es el Vav Primordial, del nombre sagrado Jehová, la expresión externa de la Divinidad. Cuando su atributo se activa, somos testigos de un modo visible de aquello que ha sido fraguado en el mundo interior. Por lo tanto, Binah es el referente de lo temporal, no en vano, su representante planetario, Saturno, es conocido como el Dios del Tiempo –Cronos-.

El presente es el único estado tangible, lo que hace evidente una cosa, pasado y futuro, son aspectos en el tiempo que no son reales y que no deben ocupar nuestra conciencia, impidiéndole evolucionar. Muchas almas, quedan prisioneras de vivencias acontecidas en el pasado que les impide afrontar libremente el presente. Otras almas, muestran una excesiva preocupación por el futuro y llegan a quedar paralizadas ante el temor de afrontar la propia evolución del presente.

“Venga”…, es una instrucción dirigida a ese presente que estamos experimentando. No tiene sentido pedir “venga”, para atender situaciones que forman parte del pasado o del futuro. Es “ahora”, en la situación consciente que necesitamos que ese “venga” haga realidad aquello que solicitamos.

“a nosotros”…, podríamos haber enunciado esta súplica en singular. “Venga a mí”…, sin embargo, sería una contradicción, una vez que hemos movilizado en Hochmah nuestro corazón, proclamando el deseo de santificar el nombre del Padre, la Unidad de Kether. Ese Amor a la Unidad, nos lleva a sentir una empatía activa por todos nuestros compañeros de ruta, y ello nos lleva a dirigir nuestra oración, para que la Gracia Divina alcance a toda la Humanidad.

El concepto de lo plural surge por primera vez en la fase creativa regida por Binah, en la fase Vav. Cuando la semilla del Yod, penetra en la morada del He, tan sólo podemos esperar que se produzca un acto fecundador y el misterio de la vida se manifestará en la fase Vav con el nacimiento de la criatura. El “nosotros”, la humanidad, es una manifestación de la Obra Creadora de la Divinidad.

“tu Reino”… ¿qué Reino? ¿El de los cielos? ¿Qué estamos pidiendo?

Imaginemos por unos momentos, que nuestro padre físico fuese un rey y que llegado el momento, estamos en condición de ser su heredero, y elevamos hasta él, la siguiente súplica: “Padre, poderoso rey… amo tu condición de rey… venga a mí tu reino”

Parece lógico, que alcanzada la condición necesaria para ser heredero legítimo, llegue un día en el que el padre ponga en sus manos la herencia que le corresponde y lo nombre rey, dotándole del dominio de su reino.

Pero adquirir un reino, no es lo esencial, lo esencial es alcanzar la condición de rey, y para ello, hay que ser portador de una serie de atributos, que son los que dan poder al representante de la corona.

La Humanidad, tiene adquirida la condición principesca de todo un heredero al trono del Padre, pero ese Poder Real, no se alcanza porque te venga en suerte, esa condición se adquiere como fruto de una conquista en el Proceso de la Evolución.

El príncipe heredero, la humanidad, alcanzada la mayoría de edad, es decir, la capacidad para llevar a cabo con responsabilidad, con conocimiento, la tarea de reinar, exclama: “venga a nosotros tu Reino”, es decir, hazme consciente de tus atributos Divinos y con ellos podré reinar, que no es otra cosa que crear haciendo uso de los Principios Divinos heredados.

“Venga a nosotros tu Reino”, significa, que el atributo de la Voluntad Creadora, que el atributo del Amor, vivifique mi Inteligencia y pueda adquirir el Conocimiento de las Leyes Divinas. Ese conocimiento se hace carne en Binah.

La Ley de Causa y Efecto, el Sagrado nombre de Jehová (Yod-He-Vav-He), nos aporta las claves. Las hemos comentado en otra parte de las enseñanzas que estoy compartiendo. La fuerza masculina Yod, al unirse a la fuerza femenina He, permite la magia de la creación. La semilla al penetrar en la tierra fecunda, y alcanzada la fase Vav, brota de la tierra, transformándola y dando lugar a la planta. Esa planta, crecerá y dará frutos, o lo que es lo mismo, alcanza la fase He final. Ese fruto, lleva en su interior la semilla que dará continuidad al proceso evolutivo de la especie. Igualmente, el He final da lugar a un nuevo Yod.

Si aplicamos esta dinámica a nuestras vidas, si somos conscientes que cada pensamiento (semilla-Yod), al unirse a nuestras emociones (tierra-He), creará una realidad, entonces, tenemos el verdadero Poder, pues si queremos un mundo donde impere el amor, la unidad, la paz, la salud, la alegría… ¿a qué esperamos?

¡Qué nuestra mente u nuestro corazón se fundan en un mismo aliento y den vida a ese Ideal!

domingo, 28 de junio de 2020

Oración del Padre Nuestro (II)

Hochmah: “Santificado sea tu nombre”

Comenzaremos analizando el término “santificar”. Se hace imprescindible profundizar en el significado de este concepto, para tratar de comprender los trabajos que debemos realizar con relación a esta proclamación.

Si tomamos un diccionario, encontraremos que santificar, significa “dedicar a Dios algo”. Igualmente, podemos aplicarle el significado de “bendición”, “consagración”. Santificar es “hacer a uno Santo por medio de la gracia”. Podríamos concluir, que dicho término nos invita a pensar en un estado de exaltación, de profundo reconocimiento de un valor.
Dar la condición de Santo, nos lleva a profundizar en la idea de aquellas personas que dan muestras de virtudes a través de su sabiduría, de sus experiencias de entrega abnegada y servicial. Se trata de la persona entregada a la divinidad, es decir, de la persona que sigue la Voluntad de Dios.
Nos encontramos en la Morada del Séfira Hochmah, centro de conciencia donde la especialidad es la Sabiduría y el Amor Universal. Hochmah, es el He primordial, y con ello debemos entender, que su papel estelar en el proceso de la creación, es convertirse en la “tierra fértil y fecunda”, donde debe cobijarse la “semilla” del Yod-Kether. Por lo tanto, si Kether es el impulso creador por excelencia, cuya manifestación se traduce como Voluntad, diremos, que en Hochmah, esa Voluntad encuentra el espacio propicio para llevar a cabo su Obra Creadora y ese espacio se llama Amor.
Cuando Hochmah se siente activo, digamos preñado con la semilla de la Voluntad, internamente se produce un acto de magia inconcebible, pues comienza el proceso de dar forma a la criatura que ha de nacer, llegada su hora.
La experiencia vivida es semejante a una explosión de júbilo, una exaltación sublime de las energías emocionales, para que acepte dar cobijo y protección a esa semilla creadora, cuyo designio es crear y multiplicarse.
Por lo tanto, cuando proclamemos: “Santificado sea tu nombre”, lo que verdaderamente estamos expresando, es nuestro profundo deseo de que el Amor vivifique con sus “aguas purificadoras”, la Voluntad del Padre, o lo que es lo mismo: “declaro, y amo de todo corazón, realizar el designio encomendado”.
Por lo general, pasamos gran parte de nuestra vida sin saber qué es lo que debemos hacer, cuál es nuestra misión en la vida. Es una pregunta, que me han trasladado muchos estudiantes, inquietos por conocer su destino. Me gustaría invitaros a experimentar un “acto de magia”. Cuando vuestras inquietudes os lleven a dar respuesta a esta cuestión, cuando no encontréis el Norte de vuestra vida, buscad un espacio, donde se respire tranquilidad, donde podáis comunicaros con vuestro Yo Espiritual y elevar la plegaria del Padre Nuestro. Cuando lleguéis a la sentencia que estamos analizando, imaginad que vuestro corazón se ilumina, se exalta en un profundo sentimiento de amor que da cobijo al Designio que, como una semilla, proviene del Padre.
Visualiza como ese sentimiento de Amor inunda todo tu ser, y proclama tu fidelidad a la Voluntad Superior… Esa Voluntad-Designio, no tardará en revelarse en tu Cuerpo Emocional. Tu afán interno por darle cobijo, despertará a las Fuerzas de la Providencia, y de una manera inesperada, anecdótica, algunas veces, casi milagrosa, tendrás la evidencia interna de lo que se espera de ti. Lo vivirás como una revelación, y en muchas ocasiones, el resultado de esa vivencia, lleva a quien lo experimenta a tomar decisiones insospechadas. Lo que si puedes tener por seguro, es que cuando se produzca esa interacción, nada en tu vida será lo mismo.

...continuará