sábado, 19 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 231

LECCIÓN 231

Padre, mi voluntad es únicamente recordarte.

1. ¿Qué puedo buscar, Padre, sino Tu Amor? 2Tal vez crea que lo que busco es otra cosa; algo a lo que le he dado muchos nombres. 3Mas lo único que busco, o jamás busqué, es Tu Amor. 4Pues no hay nada más que jamás quisiera realmente encontrar. 5Quiero recordarte. 6¿Qué otra cosa podría desear sino la verdad acerca de mí mismo?

2. Ésa es tu voluntad, hermano mío. 2Y compartes esa voluntad conmigo así como con Aquel que es nuestro Padre. 3Recordarlo a Él es el Cielo. 4Esto es lo que buscamos. 5Y esto es lo único que nos será dado hallar.


¿Qué me enseña esta lección?

Padre, mi única voluntad, es hacer Tu Voluntad…

¿Acaso Tu Voluntad no es Amar…, pues Amar es Extenderse?

Ese es mi única misión en la Tierra…, Extender el Amor a través de mis acciones creadoras.

Cada uno de mis pensamientos y cada uno de mis sentimientos están inspirados por la Voluntad de mi Padre, por la Fuerza de Su Amor. De esa copulación de fuerzas, surge el acto de Amor, el cual nos lleva a reconocer en el rostro de cada uno de nuestros hermanos, el Rostro de nuestro Creador.

Cuando pensamientos y sentimientos hablan de Amor, visualizo la Unidad como el lazo que nos vincula a Todo lo Creado.

Hoy, Padre, mi voluntad es únicamente Amar.


Ejemplo-Guía: "¿Por qué nos hemos olvidado de Dios?

Olvidar, no es negar. El acto de olvidar encierra en sí una decisión, una elección. No es algo fortuito que ocurre por azar. Olvidamos un pensamiento, cuando otro pensamiento ocupa su lugar. Todo acto de olvido es una experiencia ilusoria, pues ningún pensamiento muere, o lo que es lo mismo, todo pensamiento sigue a su Fuente.

Ya hemos hablado en otras ocasiones, que la creencia en la separación encuentra su causa en un pensamiento ilusorio que nunca ocurrió, pero que en nuestra mente ha adoptado una idea imaginaria a la que le hemos otorgado valor y significado, con la cual la hemos hecho real.

Se suele utilizar el símil del sueño para trata de explicar el estado que actualmente estamos experimentando. Durante el sueño, lo que vivimos en verdad no ocurre, pero para nuestra percepción, le otorgamos el mismo valor que si hubiese sido real.

Si en los planes creadores de Dios hubiese estado contemplado que Su Hijo no pudiese comete errores, lo único que tendría que haber hecho es crearnos diferente a Él, es decir, no habernos dotado con sus Atributos Creadores. De este modo, la conciencia de Su Hijo habría estado siempre guiada de tal modo que nuestra respuesta sería autómata, como la de un robot.

En verdad, nos sentimos como robotizados, cuando en nuestra vida nos ocurren anécdotas a las que llamamos destino, sin que nos sintamos co-partícipes de su diseño. Esta duda existencial, pierde su poder disuasorio, al menos en mi mente, cuando alcanzo a comprender que todo lo que soy capaz de percibir con mis sentidos responde a una causa mental. Si esto es así y toma la forma de una firme certeza en mis creencias, estoy en condiciones de afirmar, de que soy un ser creador.

La identificación con un aspecto irreal de nosotros mismos, nos ha llevado a creer que hemos perdido la conexión con la Fuente, es decir, nos ha llevado a olvidar que formamos parte inseparable de la Mente de Dios. 

El término recordar significa "volver a pasar por el corazón". Y es a nuestro corazón y no a nuestra mente, donde debemos entregar nuestras decisiones. El corazón es unificador, mientras que la mente es selectiva. Preguntemos a nuestro corazón, ¿quiénes somos? Y la respuesta no será razonada, no nos contestará "eres un hombre o una mujer, de nombre tal y de profesión cual". No, la respuesta del corazón será inspirada: "eres un Ser Divino; eres la Vida".

Reflexión: ¿Pueden las imágenes de este mundo recordarnos a Dios?

viernes, 18 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 230

LECCIÓN 230

Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios.

1. Fui creado en la paz. 2Y en la paz permanezco. 3No me ha sido dado poder cambiar mi Ser. 4¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre! 5Ahora sólo pido ser lo que soy. 6¿Y podría negárseme eso cuando es eterna­mente verdad?

2. Padre, busco la paz que Tú me diste al crearme. 2Lo que se me dio entonces tiene que encontrarse aquí ahora, pues mi creación fue algo aparte del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio. 3La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cam­biado. 4Soy tal como Tú me creaste. 5Sólo necesito invocarte para hallar la paz que Tú me diste. 6Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo.


¿Qué me enseña esta lección?

Soy tal como Dios me ha creado.
Soy un Espíritu Divino.
Soy Uno con la Mente de Dios.
Soy Uno con el Hijo de Dios.

Para recordad quién Soy, debo despertar del sueño de la ilusión. Debo reconocer la verdad. La ilusión me lleva a creer que soy un cuerpo y que me encuentro separado de Dios.
La verdad, me revela, que soy Espíritu y que mi verdadero Hogar es el Cielo y no la tierra.

Dios, nuestro Padre, nos ha creado en la Paz y en la Armonía Plena.

El conflicto es el desencuentro que se produce cuando la ilusión toma el timón de nuestras vidas.

Ejemplo-Guía: ¿Cómo puedo hallar la paz de Dios en este mundo?

¿Acaso podemos conocer lo que significa la paz de Dios?

Si no fuese posible, no seríamos el Hijo de Dios. El pensamiento sigue a su Fuente. Si somos una emanación de la Mente de Dios, podemos tener la certeza de que somos tal y como Él nos ha creado. Si Dios es paz, su Hijo no puede menos que hallar la paz, pues es su estado natural.

Pero claro, para hallar lo que creemos estamos buscando, la paz, debemos dejar de ver con los ojos del cuerpo, pues para hallar la paz de Dios en este mundo no podemos identificarnos con él. Las leyes propias que rigen su "fabricación" están basadas en la ilusión: el espacio y el tiempo, dimensiones sujetas al cambio,  o lo que es lo mismo, a lo irreal.

Si queremos hallar la paz de Dios, en este mundo demente, tendremos que sanar nuestra mente, pues es nuestra mente errada la única causa que nos lleva a experimentar un estado contrario a la paz.

Si alimentamos el miedo, no hallaremos la paz, pues el miedo es la señal inequívoca de que hemos elegido al guía incorrecto, hemos elegido servir al ego, al cuerpo.

Una batería de reflexiones que nos invitan al reencuentro con nuestra verdadera esencia:

¿Cómo hallar la paz de Dios cuando nos sentimos abandonados por Él?
¿Cómo hallar la paz de Dios cuando nos sentimos vulnerables e indefensos?
¿Cómo hallar la paz de Dios cuando nuestros deseos no son complacidos?
¿Es posible experimentar la paz cuando sufrimos de escasez, de enfermedad...?
¿Es posible experimentar la paz cuando somos humillados, atacados, maltratados, violados?

Reflexión: ¿Dónde se encuentra la paz de Dios?

jueves, 17 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 229

LECCIÓN 229

El Amor, que es lo que me creó, es lo que soy.

1. Busco mi verdadera Identidad, y la encuentro en estas pala­bras: "Soy Amor, pues el Amor fue lo que me creó". 2Ahora no necesito buscar más. 3El Amor ha prevalecido. 4Ha esperado tan quedamente mi regreso a casa, que ya no me volveré a apartar de la santa faz de Cristo. 5Y lo que contemple dará testimonio de la verdad de la Identidad que procuré perder, pero que mi Padre conservó a salvo para mí.

2. Padre, te doy gracias por lo que soy, por haber conservado mi Identi­dad inalterada e impecable en medio de todos los pensamientos de pecado que mi alocada mente inventó. 2Y te doy gracias también por haberme salvado de ellos. 3Amén.


¿Qué me enseña esta lección?

Muchas veces me pregunto, ¿cuál sería el impulso que inspiró a Dios para llevar a cabo su Creación?

Recuerdo haber leído a los Místicos, que Dios se encuentra en un proceso de Crecimiento Evolutivo semejante al nuestro. Para continuar su fase de ascenso evolutiva, Dios debía hacer uso de sus Poderes Creadores y que mejor forma de hacerlo, que Expandiendo de Si Mismo Su Mente Creadora y dando lugar a Su Hijo, la Filiación llamada Humanidad.

A esos niveles de Consciencia, todo acto creador sigue un solo impulso, el que le inspira la Fuerza Creadora por excelencia, la Fuerza del Amor. El Amor, desde ese punto de vista, se convierte en la Esencia de Todo Acto Creador, es más, todo acto que no esté inspirado por el Amor, no será un acto Creador.

Nuestro Creador, nos creó por Amor, y esa Fuerza Celestial, forma parte de nuestro Ser, lo que significa que nuestras acciones creadoras deben ser la expresión natural del Amor.

Amor es Unidad y no separación. ¿Preguntémonos si nuestras acciones son portadoras de unidad o de separación? Si son portadoras de Unidad, estamos sirviendo al Espíritu. Si son portadoras de separación, estamos sirviendo al ego.

Ejemplo-Guía: "Amor o miedo, ¿Qué estás eligiendo?

El debate está servido. Permitirme que os proponga un tema de reflexión: ¿tenemos miedo a amar?

Siempre he tenido dificultad para comprender la razón por la cual elegimos dar cobijo al miedo, cuando en verdad no lo deseamos en nuestras vidas. Gracias a las enseñanzas de Un Curso de Milagros he podido encontrar una razón para justificar que esto ocurra: el miedo no forma parte de nuestra esencia, pero ha sido una fabricación de nuestra mente y, su hacedor, el ego, lo adora, lo necesita, pues sin sus argumentos, es decir, si no nos identificáramos con el miedo, o lo que es lo mismo, si no tuviésemos miedo, entonces dejaríamos de abonar la tierra en la que crecen los frutos que alimentan a la creencia de la separación, a la identidad del ego.

Si no tenemos miedo a la enfermedad, a la muerte, a la pérdida, a la escasez, a la necesidad, al dolor, al sufrimiento, etc, entonces, nos sentiríamos en total libertad para expresar nuestra verdadera identidad y poder expresar nuestra condición natural: el amor.

Sí, la respuesta a la reflexión que he compartido es que tenemos miedo a amar. No me estoy refiriendo al amor carnal, a ese aspecto de la atracción física entre dos personas y que confundimos con el verdadero amor. El Amor al que me refiero hay que escribirlo con mayúsculas pues se está refiriendo a la Esencia del Ser que Somos como Hijos de Dios. Cuando Amamos, estamos viendo al mundo desde la Unidad. Cuando Amamos fluimos con la vida en todos su aspectos. Cuando Amamos, no juzgamos condenatoriamente y nos sentimos liberado de cualquier apego a lo material.

Tememos al Amor, pues nos lleva a respetar por encima de todas las cosas la libertad. En una relación humana, confundimos el deseo que sentimos por la otra persona, con el amor incondicional. Pero nos damos cuenta de la diferencia entre ambos tipos de amor, en la medida en que sentimos un profundo dolor interno, cuando el ser amado desea expresarse libremente. El simple hecho de sentir miedo por el dolor que pueda sufrir un ser querido, nos está indicando que aún no estamos expresando el verdadero Amor. No todo el mundo está de acuerdo con lo que acabamos de afirmar, pero deberíamos saber, que el sufrimiento forma parte de un plan de aprendizaje elegido por nuestra conciencia, y nada, ni nadie, puede interferir en nuestras libres elecciones.

Nos movemos en un mundo de creencias, y si yo creo que el dolor ha de indicarme el modo correcto de actuar, lo inscribiré en mis hábitos de conducta y lo haré necesario para mi aprendizaje, para mi despertar. Eso no quiere decir, que no existan otros tipos de creencias, que pueden argumentar cosas muy diferentes, pero que tienen, en definitiva, el mismo efecto.

Un Curso de Milagros, nos aporta información para que tomemos consciencia de que todas las creencias tomadas en este mundo, son ilusiones. Ese debe ser nuestro principal punto de apoyo para caminar hacia el encuentro con el instante santo en el que se producirá nuestro despertar, nuestra liberación.

Reflexión: Sobre el Amor.

miércoles, 16 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 228

LECCIÓN 228

Dios no me ha condenado. Por lo tanto, yo tampoco me he de condenar.

1. Mi Padre conoce mi santidad. 2¿Debo acaso negar Su conoci­miento y creer en lo que Su conocimiento hace que sea imposi­ble? 3¿Y debo aceptar como verdadero lo que Él proclama que es falso? 4¿O debo más bien aceptar Su Palabra de lo que soy, toda vez que Él es mi Creador y el que conoce la verdadera condición de Su Hijo?,

2. Padre, estaba equivocado con respecto a mí mismo porque no recono­cía la Fuente de mi procedencia. 2No me he separado de ella para aden­trarme en un cuerpo y morir. 3Mi santidad sigue siendo parte de mí, tal como yo soy parte de Ti. 4Mis errores acerca de mí mismo son sueños. 5Hoy los abandono. 6Y ahora estoy listo para recibir únicamente Tu Palabra acerca de lo que realmente soy.


¿Qué me enseña esta lección?

¡Despierta! Deja de castigarte. Deja de sentir temor por el castigo divino. Deja de sentirte merecedor del dolor y del castigo. No eres culpable de nada. No has pecado. Has querido emular a tu Creador, dando vida a una voluntad que te ha llevado a creer que has traicionado a Tu Hacedor.

Eso no es posible. Eso nunca ocurrió. Pon en manos del Espíritu Santo tus asuntos y pídele Expiación para corregir esos errores.

Has olvidado tu santidad, pero Dios, nuestro Padre, te lo recuerda. Él está permanentemente a nuestro lado, en espera de que su Hijo, despierte del sueño de la ilusión.

Si nos condenamos; si nos juzgamos, estaremos privándonos de amor. Toda condena es una invitación al miedo y un rechazo del amor. Si nos condenamos, veremos la condena en el otro y para protegernos de lo que interpretaremos como una ataque, atacaremos, en señal de venganza.


Ejemplo-Guía: ¿Es necesario creer en Dios, para tomar consciencia de nuestra inocencia y de nuestra impecabilidad? 

¿Eres creyente? ¿Dios, existe?

Tal vez pienses que esta pregunta está fuera de lugar y des por hecho de que todos los estudiantes de Un Curso de Milagros, son creyentes y participan de la existencia de Dios.

Bueno, nos vamos a entretener un poco y para hacerlo más interesante, haré una declaración con tintes polémicos: yo no "creo" en Dios y tampoco "creo" en que Dios exista tal y como solemos utilizar esos términos. Os anticipo, antes de que aporte más información sobre este debate, que las creencias sobre la existencia de Dios ha dejado, a lo largo de la historia, más de un guión sangriento como consecuencia de las guerras basadas en creencias religiosas. "Yo creo en Dios-Yo no creo en Dios: pues nos peleamos a ver quién tiene la razón".

Las creencias, estoy seguro de que te sonará, pertenecen al modo de pensar del ego. Tanto es así, que el pensamiento original que dio lugar a la creencia en la separación, es la causa-madre que ha parido el resto de creencias que nos llevan a identificarnos con un mundo separado y dividido, a un mundo basado en el miedo y en la culpa.

No hace mucho, me encontré con unos escritos que hablan sobre el tema de la creencia y la existencia en Dios. Su autor es Emilio Carrillo y el título del libro es Dios. Os dejo unas líneas muy interesantes:

“Creencia” y “existencia” de Dios

Hola, Emilio… ¿Podemos comenzar esta conversación con una cuestión muy directa y que requiere una respuesta franca y, hasta cierto punto, comprometida?

¡Claro! ¿Para qué, si no, ha querido la Providencia que mantengamos este encuentro…?

¿Eres “creyente”?

No.

¿Existe Dios?

No.

Te agradezco tu sinceridad y que no te andes por las ramas. Pero, entonces, ¿por qué hablas tanto de Dios en tus charlas y textos?

¡Cómo no voy a hacerlo cuando Dios es Todo y se manifiesta y acontece a cada instante!

Si esto es así, no comprendo tus contestaciones previas.

Me has preguntado si soy “creyente”, que deriva del verbo “creer”, y si Dios “existe”, conjugación del verbo “existir”. ¿Me permites que acudamos al Diccionario de la Academia de la Lengua para verificar el significado de “creer” y “existir”?

¡Tú mismo…!

En lo relativo a “creer”, el Diccionario señala siete acepciones. La primera es “Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado”. La segunda, “Dar firme asenso a las verdades reveladas por Dios”. Y la sexta acepción se refiere, sin ambages, a “creer en Dios”. En cuanto a “existir”, la Academia ofrece tres posibles usos: “Dicho de una cosa, ser real y verdadera”; “tener vida”; y “haber, estar o hallarse”.

Aplicado al caso, lo que el Corazón y mi experiencia consciencial y espiritual me indican es que ninguna de estas definiciones o determinaciones tienen nada que ver con Dios. ¡Absolutamente nada!

Porque el entendimiento humano sí puede “alcanzar” a Dios, ya que Dios es, íntima y primordialmente, cada uno de nosotros. Y Dios no puede “revelarnos” nada, pues no es ajeno o distinto a nosotros mismos y la “revelación” exige una diferenciación y una separación entre quien la da y quien la recibe. Por ello, con relación a Dios, de nada valen ni el verbo “creer” ni la expresión “creyente”.

Y porque Dios no es una “cosa”, ni “tiene” vida, ni “está” ni se “halla” en parte alguna, tampoco en el célebre Cielo. Por lo que a Dios tampoco le es de asignación el verbo “existir”, ni cabe, por tanto, afirmar que “Dios existe”.

Más adelante, formando parte del contenido de otra pregunta, Emilio concluye con una reflexión con la cual me siento totalmente identificado:

"En este escenario y atendiendo a tu pregunta, es indudable que son numerosas las personas que, en el lenguaje cotidiano, se declaran “creyentes” o hablan de “creer” en Dios o de que Dios “existe”. Y es perfecto, no pasa nada. Simplemente, en su proceso evolutivo, aún no han tomado consciencia de que así, desde sus pensamientos, ideas y esquemas mentales, están marcando una división y una distancia y fabricando una frontera entre Dios y ellas, lo que conduce a la visión de Dios como algo o alguien “exterior”. Pero esa escisión y esa barrera son sólo una ficción mental; no son reales".

En efecto, creer en un Dios externo, es una declaración propia de los juicios del ego. Si somos Hijos de Dios y hemos sido emanados de Su Mente como una Expansión Creadora, no podemos Ser diferentes a como Dios nos ha creado, es decir, no podemos ser un cuerpo separado de su Fuente, sino, la esencia misma de la Fuente.

Concluyo con una reflexión: Si Dios hubiese condenado a su Hijo, en realidad, se habría condenado a si Mismo. De igual manera, cada vez que condenamos a un hermano, lo que estamos haciendo es condenándonos a nosotros mismos.

Reflexión: ¿Puedo  "ser" algo separado de Dios?

martes, 15 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 227


LECCIÓN 227

Éste es el instante santo de mi liberación.

1. Padre, hoy es el día en que me libero porque mi voluntad es la Tuya. 2Pensé hacer otra voluntad. 3Sin embargo, nada de lo que pensé aparte de Ti existe. 4Y soy libre porque estaba equivocado y las ilusiones que abri­gaba no afectaron en modo alguno mi realidad. 5Ahora renuncio a ellas y las pongo a los pies de la verdad, a fin de que sean para siempre borradas de mi mente. 6Éste es el instante santo de mi liberación. 7Padre, sé que mi voluntad es una con la Tuya.

2. Y de esta manera, nos encontramos felizmente de vuelta en el Cielo, del cual realmente jamás nos ausentamos. 2En este día el Hijo de Dios abandona sus sueños. 3En este día el Hijo de Dios regresa de nuevo a su hogar, liberado del pecado y revestido de santidad, habiéndosele restituido finalmente su mente recta.


¿Qué me enseña esta lección?

Si nos seguimos identificando con el cuerpo; si creemos que ese envoltorio representa nuestra identidad, nuestra realidad, nuestra verdad, entonces, es que aún permanecemos “dormidos”.

Ese estado de conciencia, nos lleva a creer que permanecemos separados de nuestro Creador; nos lleva a creer que hemos actuado de manera contraria a las Leyes de Dios; nos lleva a creer en el pecado; nos lleva a creer, que debemos sufrir las consecuencias de nuestro acto pecaminoso y para ello, justifica y da la bienvenida al castigo, al sufrimiento, al dolor; nos lleva a creer que debemos sentir temor de nuestro Padre, pues Él ha juzgado nuestra acción creadora como un agravio a su Voluntad y nos ha expulsado del Paraíso Terrenal.

Pero hoy es un día dichoso y feliz, pues nuestra consciencia despierta de su sueño y dirige su mirada hacia la única y verdadera Realidad, lo que le permite ver lo que Somos: Un Ser Espiritual.

Ese despertar nos permite tener la certeza de que Somos Inocentes; de que Somos el Santo Hijo de Dios; de que Somos Perfectos; de que Somos Uno con nuestro Padre y con su Filiación; de que Somos Abundantes y Felices; de que contribuimos conscientemente en el Plan Divino de Salvación, ejecutando fielmente, nuestra función, el perdón.

Ejemplo-Guía: "Me pregunto, ¿habrá una señal que me indique cuál es el instante santo de mi liberación?

Podría ser una inquietud compartida por muchos estudiantes. ¿Cómo sabremos que estamos preparados para la liberación?

En muchas ocasiones, participamos de la creencia de que nuestra liberación está en manos de algún maestro, de algún gurú, de alguien de condición santa. Intuyo que no hay un solo camino que nos conduzca al instante santo del despertar. Pero, creo que independientemente del camino elegido para alcanzar la meta, lo importante es que debemos lograr un nivel de consciencia, que sin duda será igual para todos los aspirantes: la consciencia de la Unidad con nuestro Creador.

Los maestros, gurús y personas santas que encontremos en el camino podemos verlas como las señales de tráfico que anuncian al conductor las muchas variantes de la carretera, pero ellos, no pueden aportarnos, ni vendernos el instante en el que se produce el despertar. Ese instante santo es una experiencia que nos conduce a la percepción verdadera, la que nos ilumina y nos permite comprobar que siempre hemos sido el soñador de nuestros sueños.

Enseñanzas como la que estamos estudiando, realizan el mismo papel que los maestros y guías espirituales. Nos aportan una información que debemos completar llevándola al Conocimiento. Pero la teoría no debemos confundirla con la iluminación. Puedo ser un magnífico disertador de las enseñanzas, aglutinar grandiosos foros y sin embargo, mi conciencia permanece identificada con el mundo de la percepción.

Conocemos las señales del mundo del ego. Todas ellas se fundamentan en el miedo, en la culpa y en el dolor como vía redentora. Mientras que nuestros pensamientos rindan culto a esos falsos ídolos, seguiremos perteneciendo a este mundo.

Cuando las viejas ataduras dejen de mantenernos prisionero de las tenebrosas voces del miedo, entonces estaremos preparados para recibir ese instante liberador que nos anuncie que nos hemos salvado de este mundo. No importa que permanezcamos en él por un tiempo, pues ya no lo identificaremos como nuestro verdadero hogar, y sus regalos han dejado de satisfacernos.

Te bendigo hermano, si llegado este día, has degustado las mieles de la iluminación.

Reflexión: Respiro profundamente. Miro el mundo y no veo en él nada que tenga valor. La ilusión da paso a la verdad y me siento liberado. Gratitud.

lunes, 14 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 226

LECCIÓN 226

Mi hogar me aguarda. Me apresuraré a llegar a él.

1. Puedo abandoJnar este mundo completamente, si así lo decido. 2No mediante la muerte, sino mediante un cambio de parecer con respecto al propósito del mundo. 3Si creo que tal como lo veo ahora tiene valor, así seguirá siendo para mí. 4Mas si tal como lo contemplo no veo nada de valor en él, ni nada que desee poseer, ni ninguna meta que anhele alcanzar, entonces ese mundo se ale­jará de mí. 5Pues no habré intentado reemplazar la verdad con ilusiones.

2. Padre, mi hogar aguarda mi feliz retorno. 2Tus Brazos están abiertos y oigo Tu Voz. 3¿Qué necesidad tengo de prolongar mi estadía en un lugar de vanos deseos y de sueños frustrados cuando con tanta facilidad puedo alcanzar el Cielo?

¿Qué me enseña esta lección?

Puedo estar en el mundo y no pertenecer a él.

De hecho, esa es la única realidad a la que debemos prestar atención.

El error que hay que corregir, es la creencia de que nuestra identidad está depositada en el cuerpo físico, otorgándole plenos poderes para dirigir nuestras vidas.

Una vez que tomamos consciencia de que el cuerpo sirve a la mente y al Espíritu, podemos utilizar ese vehículo para comunicar las Enseñanzas del Padre. Nuestro comportamiento en el mundo físico es una oportunidad para dar testimonio de los valores que somos portadores.

Ver en nuestros hermanos el rostro de la Divinidad, nos llevará a amar en vez de atacar; a perdonar en vez de culpar.

No creer en el mundo físico, en sus leyes, nos liberará de la prisión de la ilusión, del padecimiento, de la culpa, del miedo, del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad.

La única Ley que debe imperar en el Universo, es la Ley del Amor.

Ejemplo-Guía: "Si vivo la vida sin anhelos, la viviré desde la apatía"

Es el planteamiento que muchos estudiantes, al leer esta Lección, se hacen. Si nada en este mundo tiene valor, ni significado, si no debemos anhelar metas, ¿cómo debemos vivir? 

Este cambio de creencias, de paradigma, identificado como el "no ser", viene acompañado de un profundo miedo. Ese miedo, es la principal credencial del ego. El único referente del ego, es el cuerpo y su escenario natural, el mundo físico. Si dicho mundo no tiene significado, si deja de ser la fuente que alimenta nuestros deseos y sacia la sed de nuestros anhelos, es lógico que se produzca la ilusión del miedo, pues sería mirar de frente la realidad de lo que somos y comprobar que hemos estado identificados erróneamente con una realidad ilusoria.

Pero el "no ser", es la única vía que nos conduce al "Ser". Si entendemos lo que esto significa, entenderemos igualmente, que podemos vivir en la verdadera plenitud, lo más alejado de la apatía, a pesar de no experimentar la ilusión del anhelo, del deseo.

Todos sabemos, a esta altura del camino, lo que significa para el ego el concepto ser. Para el ego, en verdad, dicho concepto no existe si no va acompañado de otros verbos, como tener, poseer, guardar, etc. Para el ego, definir el concepto "ser" es testimoniar de sus pertenencias: soy un cuerpo, alto, bajo; hermoso o grotesco; débil o fuerte; ágil o torpe; enfermo o saludable. Igualmente, testimoniar de sus habilidades, de su formación: soy inteligente o imbécil; soy loco o cuerdo; soy ingeniero o basurero. O testimoniar de sus posesiones: soy abundante o escaso; rico o pobre.

¿Cómo podemos vivir en este mundo, sin marcarnos metas y no ser víctima de la apatía?

La apatía, al igual como otros estados anímicos, como la soledad, son expresiones que proceden de los profundos miedos propios del ego. La apatía, en el sentido en el que la estamos utilizando, es el resultado inevitable de no utilizar la fuerza del deseo para conquistar metas en el mundo físico. Si prestamos atención a las diferentes fases que sigue el proceso de anhelar una meta hasta conseguirla, nos sorprenderá reconocer, que mientras que el proceso de conquista se lleva a cabo, nos sentimos contagiado de alegría, de emociones que nos agradan. Pero una vez que se ha conquistado la meta y el anhelo desaparece, en muchas ocasiones hace uso de presencia la apatía, pues aquello que hemos conquistado ha dejado de interesarnos. Esta dinámica es propia del mundo físico. La temporalidad y los cambios permanentes, no van acorde con el modo en que el ego concibe la búsqueda de la felicidad. La ley de alternancia propia del mundo físico hace imposible el mantener una felicidad permanente. De este modo, el anhelo da paso a la apatía, como si se tratase de los dos polos de un mismo eje.

¿Y si cambiamos la fuerza del deseo por la del amor? Muchas veces pensamos que cuando estamos amando, estamos deseando. Nada más lejos de la realidad. El deseo separa y el amor une. El deseo pide ser satisfecho, el amor, satisface. Podemos estar realizando cualquier cosa, pues tenemos el deseo de hacerlo y no amar lo que hacemos, pues lo único que pretendemos es ver satisfecha nuestra necesidad. En este sentido, el deseo es una fuente de necesidad, mientras que el amor es una fuente de abundancia.

Dicho esto, no interpretemos que no tener metas significa no amar lo que hacemos, todo lo contrario, el no tener deseos, favorece la aparición del amor, la única fuerza que tiene la capacidad de hacer que la felicidad sea una experiencia permanente.

Si siento el deseo de ser médico, ingeniero, agente de bolsa o albañil, para evitar que ese deseo nos conduzca finalmente a la apatía, a la desilusión, a la infelicidad, es llenando ese deseo de amor. Cuando hacemos esto, lo que en verdad estamos haciendo es compartiendo nuestros dones y talentos.

Cuando amas lo que haces, o lo que es lo mismo, cuando el amor se convierte en nuestra identidad, el hecho de que seamos médico o albañil; seamos ricos o pobres; guapos o grotescos, no será motivo para que dejemos de sentirnos felices. En verdad, es imposible que el amor juzgue la vida en términos de dualidad, pues el Amor es la condición esencial del Ser.

Reflexión: Vivir en este mundo, sin quedar apegado a él.

domingo, 13 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 225

LECCIÓN 225

Dios es mi Padre, y Su Hijo lo ama.

1. Padre, no puedo sino corresponder a Tu Amor, pues dar es lo mismo que recibir y Tú me has dado todo Tu Amor. 2Tengo que corresponder a él, pues quiero tener plena conciencia de que es mío, de que arde en mi mente y de que, en su benéfica luz, la mantiene inmaculada, amada, libre de miedo y con un porvenir en el que sólo se puede perfilar paz. 3¡Cuán apacible es el camino por el que a Tu amoroso Hijo se le conduce hasta Ti!

2. Hermano mío, ahora hallamos esa quietud. 2El camino está libre y despejado. 3Ahora lo recorremos juntos y en paz. 4Tú me has tendido la mano, y yo nunca te abandonaré. 5Somos uno, y es sólo esta unidad lo que buscamos a medida que damos los últi­mos pasos con los que concluye una jornada que nunca comenzó.


¿Qué me enseña esta lección?

No puedo amar a mis hermanos, si no me amo a mi mismo.

No puedo amarme a mi mismo, si no amo a Dios.

Amar a Dios, es dar lo que recibo de Él. Amar a mis hermanos es amar a Dios y amarme a mi mismo.

Esa es mi única y verdadera función en el mundo. Ver la Unidad en Todo lo creado, es una expresión del amor del que somos portadores.

El amor es esencial para la vida, como el agua que bebemos.

Todos Somos Amor, pero lo hemos olvidado.

Recordar lo que Somos, es renacer al Amor.


Ejemplo-Guía: "Practicando la Unidad"

Muchos nos preguntamos, en algún momento de nuestras vidas, ¿es posible experimentar la unidad?

En el noble empeño de encontrar una respuesta a esta cuestión, reconozco que no siempre me he orientado en la dirección correcta, pues he perseguido un objetivo, la experiencia de la unidad, en el escenario incorrecto, en el mundo de la percepción, lo que me ha llevado a exigir un comportamiento acorde al logro de la unidad.

Hoy, tengo una visión que considero más cercana a la realidad y por ello a la verdad. No es en el mundo de las formas, en el escenario donde experimentamos, en el ámbito de la percepción, en los efectos, donde debo realizar la conquista de la unidad, sino en el mundo de la mente, en el ámbito de las creencias, en las causas, donde debo crear el pensamiento Uno, ese nivel de comprensión cercano al Conocimiento de lo que Somos y que ha de aportarnos la certeza de que formamos un único vínculo con nuestro Creador y con Su Creación.

Esta visión, se convierte en el camino que nos conduce a la Salvación. Recorrer esa senda nos da la oportunidad de vivir en el eterno presente donde nuestra relación con el mundo que nos rodea se traduce en una oportunidad para perdonar la pesada culpa que recae sobre las creencias de la humanidad.

La Unidad tan solo es posible cuando hemos conquistado esa unidad a nivel interno, lo que significa, que no hay percepción de niveles, no hay incoherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. No hay juicio; no hay percepción de separación. Y damos testimonio permanente de nuestra condición divina a través de compartir con el mundo nuestra visión espiritual, nuestra inocencia, nuestra impecabilidad, nuestra santidad.

Practicar la Unidad se convierte en un ejercicio enriquecedor que nos llevará una consciencia cercana a Dios y que se ha de ver expresada en el trato con el mundo que percibimos.

Reflexión: ¿Es la individualidad un obstáculo para la unidad?