sábado, 23 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 266

LECCIÓN 266

Mi santo Ser mora en ti, Hijo de Dios.

1. Padre, me diste todos Tus Hijos para que fuesen mis salvadores y mis consejeros de visión; los heraldos de Tu santa Voz. 2En ellos Tú te ves reflejado y en ellos Cristo me contempla desde mi Ser. 3No permitas que Tu Hijo se olvide de Tu santo Nombre. 4No permitas que Tu Hijo se olvide de su santo Origen. 5No permitas que Tu Hijo se olvide de que su nombre es el Tuyo.

2. En este día entramos al paraíso, invocando el Nombre de Dios y el nuestro, reconociendo nuestro Ser en cada uno de nosotros y unidos en el santo Amor de Dios. 2¡Cuántos salvadores nos ha dado Dios! 3¿Cómo podríamos perdernos en nuestro trayecto hacia Él, cuando Él ha poblado el mundo con aquellos que seña­lan hacia Él, y nos ha dado la vista para poder contemplarlos?


¿Qué me enseña esta lección?

Hoy, es el día en el que podemos celebrar un glorioso homenaje al Principio de la Unidad.

Hoy, tomo consciencia de que Todos y cada uno de mis Hermanos, reflejan el Santo Nombre de Dios.

Hoy, hago consciente en mí, el Sagrado Nombre que me mantiene unido al Padre.

Hoy, elevo mi agradecimiento a Dios, pues en su Magna Gracia, lo ha dispuesto todo para que disponga, a través de mis Hermanos, de la Luz que me permitirá ver el Camino que ha de conducirme de retorno al Hogar.

¡Bendito Seas, Padre, por permitirme ver la Unidad inscrita en la diversidad con la que se expresa Tu Obra!

Ejemplo-Guía: "Nuestro hermano, no es nuestro enemigo, es nuestro maestro"

Si te resulta difícil aceptar esta afirmación, es porque estás eligiendo ver con los ojos del cuerpo.

Dios, nuestro Creador, nos ha dotado con los ojos de la mente para que podamos ver la verdad: todos somos Uno, unidos por el Lazo de la Mente que nos une al Padre.

Los ojos del cuerpo, es la herramienta que utiliza el ego para hacernos ver un mundo irreal e ilusorio, pero al que damos el valor que nos lleva a identificarnos con él, creyendo que somos aquello que nuestros sentidos son capaces de percibir.

Es evidentes, al menos así nos lo argumenta el sistema de pensamiento del ego, que si nos identificamos con el cuerpo, veremos a nuestros hermanos como "enemigos", en esa visión estamos proyectando nuestro sentimiento de "culpabilidad" y la "ira" que sentimos por haber violado las leyes divinas y por haber fallado a nuestro Hacedor. Estos argumentos son erróneos, pero nosotros los hemos elevado a la creencia de pecado y se ha convertido en una pesada carga que nos impide ver la realidad de lo que somos.

A pesar de todos estos argumentos, el Espíritu Santo, utiliza la visión del cuerpo para que veamos en él una función que nos ha de permitir trascender las limitaciones físicas. Esta función es la comunicación. A través de la comunicación, podremos alcanzar a comprender que nuestras mentes se alimentan de una misma Fuente y tenemos la capacidad para elegir ver las cosas de otra manera.

Por ejemplo, podemos elegir sustituir el ataque y el miedo, por la dádiva y el amor. Si no percibimos a nuestros hermanos como algo externo a nosotros, ni como diferente a nuestro ser, aprenderemos a integrar lo que proyectamos como valores que fluyen desde nuestro interior y que ellos reflejan, pues lo que vemos en ellos, es lo que hemos proyectado. De este modo, lo de dentro y lo de fuera, o lo que es lo mismo, nosotros y ellos, nos revela que somos uno.

Os propongo un ejercicio práctico. Elige un día y haz que ese día, tu visión vea en cada uno de tus hermanos con los que entables, cualquier tipo de relación, a tu maestro. Este maestro, tiene un único objetivo, revelarte, como si de un espejo se tratase, tus diferentes rostros internos. Cuando seas consciente de estos rostros, no los juzgues, no los condenes, acéptalos y perdónalos. De este modo te liberarás de ellos y dejarás de proyectarlos de manera inconsciente.

Reflexión: ¿Crees que podrás salvarte solo?

viernes, 22 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 265

LECCIÓN 265

Lo único que veo es la mansedumbre de la creación.

1. Ciertamente no he comprendido el mundo, ya que proyecté sobre él mis pecados y luego me vi siendo el objeto de su mirada: 2¡Qué feroces parecían! 3¡Y cuán equivocado estaba al pensar que aquello que temía se encontraba en el mundo en vez de en mi propia mente! 4Hoy veo el mundo en la mansedumbre celestial con la que refulge la creación. 5En él no hay miedo. 6No permitas que ninguno de mis aparentes pecados nuble la luz celestial que refulge sobre el mundo. 7Lo que en él se refleja se encuentra en la Mente de Dios. 8Las imágenes que veo son un reflejo de mis pen­samientos. 9Pero mi mente es una con la de Dios. 10Por lo tanto, puedo percibir la mansedumbre de la creación.

2. En la quietud quiero contemplar el mundo, el cual refleja únicamente Tus Pensamientos, así como los míos. 2Concédaseme recordar que son lo mismo, y veré la mansedumbre de la creación.


¿Qué me enseña esta lección?

Mientras que el Hijo de Dios ve por la Mente de Su Padre, su Hogar es el Paraíso Terrenal, donde reina la Paz de Dios. La Abundancia, la Perfección, la Felicidad, la Alegría, la Unidad, son dones inscritos en el genoma espiritual del Hijo.

He aquí, que el Hijo de Dios, haciendo uso de la condición, hasta ese momento latente, de crear, de extender su mente. Este acto, se produjo, cuando aún se era inmaduro para hacer un uso correcto de ese atributo creador. 

Podemos decir, que dejándose llevar por la fuerza del deseo, la mente fabricó una realidad que daría lugar al tránsito de la inconsciencia de la Unidad a la conciencia de la Individualidad. Este proceso, llevó al Hijo de Dios a identificarse con el cuerpo físico con el cual se manifestaría en el mundo material. Este es el origen de la separación.

El hecho de haber fabricado una realidad diferente a la que Dios le había ofrecido, llevó a la Humanidad a la creencia de que había violado las Leyes Divinas y por ello, había “pecado”.

Escindido de la Unidad y alejado de la Protección Divina, el hombre cree caer en desgracia y proyecta sobre el mundo ese pensamiento destructivo. La culpa le lleva a juzgar a los demás; el castigo se convierte en una exigencia, sin la cual, no se consigue la purificación; el sufrimiento es la única vía que purga nuestros pecados; la enfermedad se interpreta como el fiel reflejo de nuestras debilidades; la muerte, el justo castigo divino por sabernos merecedores de nuestros pecados y como argumento para testimoniar de nuestra ilusoria realidad.

Es tiempo de recuperar la verdadera Visión de nuestra Realidad. Es tiempo de creer en la Unidad y de verla en Todo lo Creado. Es tiempo de negar la ilusión y el miedo. Es tiempo de Amar.

Ejemplo-Guía: "¿El mundo que creo ver es una proyección de lo que deseo ver?

En el capítulo 21 del Curso, titulado "Razón y Percepción", en su Introducción, podemos leer lo siguiente:
"La proyección da lugar a la percepción. El mundo que ves se compone de aquello con lo que tú lo dotaste. Nada más. Pero si bien no es nada más, tampoco es menos. Por lo tanto, es importante para ti. Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. Tal como el hombre piense, así percibirá. No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa. Por eso es por lo que el concepto de grados de dificultad en los milagros no tiene sentido. Todo lo que se contempla a través de la visión es sano y santo. Nada que se perciba sin ella tiene significado. Y donde no hay significado, hay caos".
Para mi, este mensaje, es una de las muchas joyas que nos regala Un Curso de Milagros. Tengo la certeza, de que si alcanzo a comprender y a integrar su enseñanza, mi mente me llevaría a percibir de manera correcta y con ello a crear un estrecha comunión con la Verdad.
"La proyección da lugar a la percepción, y no pue­des ver más allá de ella. Has atacado a tu hermano una y otra vez porque viste en él una sombría figura de tu mundo privado. Y así, no puedes sino atacarte a ti mismo primero, pues lo que atacas no está en los demás. La única realidad de lo que atacas se encuentra en tu propia mente, y al atacar a otros estás literal­mente atacando algo que no está ahí".
¿Te imaginas un mundo plenamente consciente de esta afirmación?
"El mundo te puede dar únicamente lo que tú le diste, pues al no ser otra cosa que tu propia proyección, no tiene ningún signi­ficado aparte del que tú viste en él, y en el que depositaste tu fe. Sé fiel a la oscuridad y no podrás ver porque tu fe será recom­pensada tal corno la diste".
Una mente separada, es una mente que rechaza una parte de si mismo. Este es el origen de la creencia en la separación. Exclusión y separación son sinónimos, al igual que separación y disociación. La separación es un acto de disociación y cuando se produce, surge la proyección. Sin embargo, este mecanismo no es consciente. Realmente, repudiamos lo que proyectamos y nos excluimos a nosotros mismos al juzgar que somos diferentes de aquel sobre el que nos proyectamos.

"La proyección no es más que un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos".
"El ego utiliza la proyección con el solo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos".
"El Espíritu Santo extiende y el ego proyecta".
Reflexión: ¿Qué le das al mundo que percibes? 

jueves, 21 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 264

LECCIÓN 264

El Amor de Dios me rodea.

1. Padre, estás delante y detrás de mí, a mi lado, allí donde me veo a mí mismo y dondequiera que voy. 2Estás en todo lo que contemplo, en los sonidos que oigo y en cada mano que busca la mía. 3En Ti el tiempo desaparece, y la idea del espacio se vuelve una creencia absurda. 4Pues lo que rodea a Tu Hijo y lo mantiene a salvo es el Amor Mismo. 5No hay otra fuente que ésa, y no hay nada que no comparta Su santidad, nada que se encuentre aparte de Tu única creación o que carezca del Amor que envuelve a todas las cosas dentro de Sí. 6Padre, Tu Hijo es como Tú. 7Hoy apelamos a Ti en Tu Propio Nombre, para estar en paz dentro de Tu eterno Amor.

2. Hermanos míos, uníos a mí en este propósito hoy. 2Ésta es la plegaria de la salvación. 3¿No deberíamos acaso unirnos a lo que ha de salvar al mundo y a nosotros junto con él?


¿Qué me enseña esta lección?

Si Dios no nos hubiese Creado, no existiríamos. Esta afirmación, puede ser interpretada como una verdad de Perogrullo, pero en realidad, en su sencillez, encierra un profundo mensaje, del que tenemos que tomar consciencia: El Amor de Dios se encuentra en todo lo que nos rodea.

Si Somos Hijos de Dios, somos, igualmente, portadores de su potencial creador. Tan sólo el Amor tiene la propiedad de Crear. Todo aquello que no haya sido creado con la Fuerza del Amor, está llamado a destruirse.

El Hijo de Dios, haciendo uso de su facultad divina, se escindió de la Fuente de Dios y fabricó una realidad paralela basada en la Ilusión. Esa otra realidad, es temporal y no real y ha dado lugar a la visión de la vida y la muerte.

Pero, el retorno a la Consciencia de la Unidad está trazado por el Creador. En verdad, no podemos escindirnos de la Fuente que nos ha dado la Verdadera Vida. En nuestras manos está encontrar el camino de regreso al verdadero Hogar.

Nuestra aventura por la densidad material, ha de permitirnos aprender a construir con Amor, a tomar consciencia, que la Unidad se encuentra presente en la Multiplicidad. Aprenderemos, que en cada rostro de nuestros hermanos, se encuentra el Rostro de nuestro Creador.

Ejemplo-Guía: "Viviendo el Amor"

Cuando me refiero al Amor, no estoy aludiendo a la pasión, a la emoción, al sentimiento, por una sencilla razón, el Amor es sinónimo de unidad, mientras que la pasión, la emoción y el sentimiento, da lugar a la visión de la separación.

¿Qué significa vivir el Amor? Para mi. más que un acto, es una condición, un estado de Ser, que nos lleva a vivir la vida desde la aceptación, desde la indefensión, desde la alegría, desde la abundancia.

A partir de ese "estado", se despliega un comportamiento inusual para el mundo que acostumbramos a experimentar, pues pone en entredicho, sin atacar, a todas las leyes que lo rigen y gobierna.

Vivir desde el Amor, significa vivir la Visión de Dios, es decir, vivir desde la certeza de que hemos recordado de que somos el Hijo de Dios y que formamos una unidad con todo lo creado.

Reflexión: ¿Veo a Dios en todo lo que me rodea?

miércoles, 20 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 263

LECCIÓN 263

Mi santa visión ve la pureza de todas las cosas.

1. Padre, Tu Mente creó todo cuanto existe, Tu Espíritu se adentró en ello y Tu Amor le infundió vida. 2¿Y voy yo acaso a contemplar lo que Tú creaste como si en ello pudiese anidar el pecado? 3No quiero percibir imágenes tan tenebrosas y atemorizantes. 4Es imposible que yo pueda preferir el sueño de un loco a toda la hermosura con la que tú bendijiste la creación; a toda su pureza y dicha, así como a su eterna y serena morada en Ti.

2. Y mientras todavía nos encontremos ante las puertas del Cielo, contemplemos todo cuanto veamos a través de una visión santa y de los ojos de Cristo. 2Permite que todas las apariencias nos parez­can puras, para que podamos pasarlas de largo con inocencia, y dirigirnos juntos a la casa de nuestro Padre como hermanos y como los santos Hijos de Dios que somos.


¿Qué me enseña esta lección?

Alcanzado este punto, no podemos seguir identificados con el mundo de la separación. No podemos seguir viendo a nuestros hermanos como cuerpos, que justifican la creencia de que estamos separados unos de otros.

Dios creó a su Hijo y éste es Uno con su Creador.

La acción creadora del Hijo de Dios, le llevó a elegir entre la Unidad de donde procedía, al estar unido a su Creador, y la separación, al dirigir su atención a las vibraciones del mundo material. Desde ese momento, se identificó con el envoltorio material que le otorgaba una forma diferenciada del resto de sus hermanos. Esto supuso el origen de la conciencia de la separación y el comienzo de la temporalidad, donde la vida y la muerte se convertían en el peregrinaje del ser.

Hemos fabricado un mundo donde impera la ilusión, pues se trata de un mundo sujeto a la temporalidad, y nada que sea temporal, es real.

Tan sólo el Espíritu, que es Eterno, es Real. El Espíritu es Santo e Impecable. Libre de toda limitación. El Espíritu es Perfecto.

La visión de la separación, se fundamenta en la falsa creencia en el pecado. El miedo, es la consecuencia natural de esa falsa creencia. Al pecar, siento temor de Dios y ello, me hace consciente de que me he alejado del mundo del Amor. Para recuperar ese Estado, nos sometemos al castigo, al sufrimiento y al sacrificio, pues de este modo, pensamos que recuperaremos nuestro Estado de Inocencia.

Tan sólo la Visión Pura de que hemos sido siempre inocentes, nos llevará a gozar de la Paz que Dios ha dispuesto para su Santo Hijo.

Ejemplo-Guía: "Contemplando el mundo con los ojos de Cristo"

¿Qué significa ver con los ojos de Cristo?

Significa, ver el mundo desde la verdad. Significa, recuperar la verdadera visión.
Permitidme, compartir con todos vosotros, el apartado VI, del capítulo 12, de Un Curso de Milagros en el que nos habla de la "Visión de Cristo".


1. El ego está tratando de enseñarte cómo ganar el mundo y per­der tu alma. 2El Espíritu Santo te enseña que no puedes perder tu alma y que no hay nada que ganar en el mundo, pues, de por sí, no da nada. 3Invertir sin recibir beneficios es sin duda una manera segura de empobrecerte, y los gastos generales son muy altos. 4No sólo no recibes ningún beneficio de la inversión, sino que el costo es enorme. 5Pues esta inversión te cuesta la realidad del mundo al negar la tuya, y no te da nada a cambio. 6No puedes vender tu alma, pero puedes vender tu conciencia de ella. 7No puedes perci­bir tu alma, y no la podrás conocer mientras percibas cualquier otra cosa como más valiosa.
2. El Espíritu Santo es tu fortaleza porque sólo te conoce como espíritu. 2Él es perfectamente consciente de que no te conoces a ti mismo y perfectamente consciente de cómo enseñarte a recordar lo que eres. 3Puesto que te ama, te enseñará gustosamente lo que Él ama, pues Su voluntad es compartirlo. 4Dado que se acuerda de ti continuamente, no puede dejar que te olvides de tu valía. 5Pues el Padre jamás cesa de mantener vivo en Él el recuerdo de Su Hijo, y el Espíritu  Santo jamás cesa de mantener vivo en el Hijo el recuerdo de su Pare. 6Dios está en tu memoria por causa de Él. 7Tú decidiste olvidar a tu Padre, pero eso no es realmente lo que quieres hacer, y, por lo tanto, puedes decidir de otra manera. 8Y tal como yo decidí de otra manera, tú también puedes hacerlo.
3. Tú no deseas el mundo. 2L o único de valor en él son aquellos aspectos que contemplas con amor. 3Eso le confiere la única reali­dad que jamás tendrá. 4Su valía no reside en sí mismo, pero la tuya se encuentra en ti. 5De la misma forma en que tu propia estima procede de extenderte a ti mismo, de igual modo la per­cepción de tu propia estima procede de extender pensamientos amorosos hacia el exterior. 6Haz que el mundo real sea real para ti, pues el mundo real es el regalo del Espíritu Santo, por lo tanto, te pertenece.
4. La corrección es para todos aquellos que no pueden ver. 2La misión del Espíritu Santo es abrirle los ojos a los ciegos, pues Él sabe que no han perdido su visión, sino que simplemente duer­men. 3Él los despertará del sueño del olvido y los llevará al recuerdo de Dios. 4Los ojos de Cristo están abiertos, y Él contemplará con amor todo lo que veas si aceptas Su visión como tuya.
5. El Espíritu Santo mantiene a salvo la visión de Cristo para cada Hijo de Dios que duerme. 6En Su visión el Hijo de Dios es per­fecto y Él anhela compartir Su visión contigo. 7El Espíritu Santo te mostrará el mundo real porque Dios te dio el Cielo. 8A través del Espíritu Santo, tu Padre exhorta a Su Hijo a recordar. 9El des­pertar de Su Hijo da comienzo cuando él empieza a invertir en el mundo real, lo cual le permite aprender a re-invertir en sí mismo. 10Pues la realidad es una con el Padre y con el Hijo, y el Espíritu Santo bendice el mundo real en Nombre de los Dos.
5. Cuando hayas visto el mundo real -como sin duda lo verás- ­te acordarás de nosotros. 2Mas tienes que aprender el costo que supone estar dormido, y negarte a pagarlo. 3Sólo entonces decidirás despertar. 4Y entonces el mundo real aparecerá ante tu vista, pues Cristo nunca ha estado dormido. 5Cristo está esperando a que lo veas, pues Él nunca te ha perdido de vista. 6Él contempla serenamente el mundo real, que desea compartir contigo porque sabe que Su Padre lo ama. 7Y sabiendo esto, desea darte lo que es tuyo. 8Él te aguarda en el altar del Padre en perfecta paz, ofre­ciéndote el Amor del Padre en la serena luz de la bendición del Espíritu Santo. 9Pues el Espíritu Santo conducirá a todo el mundo a su hogar y a su Padre, donde Cristo les espera como Su Ser.
6. Cada Hijo de Dios es uno en Cristo porque su ser está en Cristo, al igual como el de Cristo está en Dios. 2El Amor de Cristo por ti es Su Amor por Su Padre, que Él conoce porque conoce el Amor de Su Padre por Él. 3Cuando el Espíritu Santo te haya conducido finalmente hasta Cristo en el altar de Su Padre, la percepción se fundirá con el conocimiento porque se habrá vuelto tan santa que su transferencia a la santidad será sencillamente su extensión natural. 4El Amor se transfiere al amor sin ninguna interferencia, pues ambos son uno. 5A medida que percibas más y más elemen­tos comunes en todas las situaciones, la transferencia del entrena­miento bajo la dirección del Espíritu Santo aumentará y se generalizará. 6Aprenderás gradualmente a aplicarlo a todo el mundo y a todas las cosas, pues su aplicabilidad es universal. 7Una vez que esto se logra, la percepción y el conocimiento se vuelven tan similares que comparten la unificación de las leyes de Dios.

7. Lo que es uno no puede ser percibido como separado, y negar la separación es restaurar el conocimiento. 2En el altar de Dios, la santa percepción de Su Hijo se vuelve tan iluminada que la luz entra a raudales en ella y el espíritu del Hijo de Dios refulge en la Mente del Padre y se vuelve uno con ella. 3Con gran ternura Dios refulge sobre Sí Mismo, y ama la extensión de Sí Mismo que es Su Hijo. 4El mundo deja de tener propósito a medida que se funde con el Propósito de Dios. 5Pues el mundo real ha desaparecido sigilosamente en el Cielo, donde todo lo que es eterno ha existido siempre. 6Allí Redentor y redimido se unen en su perfecto amor por Dios y en el amor perfecto que se profesan el uno al otro. 7El Cielo es tu hogar, y al estar en Dios tiene también que estar en ti.

Reflexión: ¿Qué entiendes por visión pura?

martes, 19 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 262

LECCIÓN 262

No dejes que hoy perciba diferencias.

1. Padre, tienes un solo Hijo. 2Y es a él a quien hoy deseo contemplar. 3Él es Tu única creación. 4¿Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? 5¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? 6Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. 7No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. 8Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. 9Estamos eternamente uni­dos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.

2. Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. 2Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. 3Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.


¿Qué me enseña esta lección?

En mi corazón, ha resonado este mensaje. Al leerlo, mi mente se ha abierto a la Verdad, la única Verdad: Somos una Unidad con todo lo Creado.

Hoy, esa Verdad, ha adquirido un tono más certero. Hasta este momento, he teorizado con el concepto de la Unidad. He llegado a comprender su significado. Pero, ha sido en un instante, que he vivido la Realidad que envuelve el Acto Creador de Dios: Hemos sido creados como Unidad y con un potencial para expresarnos a nivel individual.

El nombre Sagrado Elohim, significa El-los Dioses. Ese nombre se encuentra latente en nuestro genoma espiritual. Somos Hijos de Dios, y hemos heredado sus dones creadores.

Elohim, expresa la Unidad y al mismo tiempo la Multiplicidad. La semilla es capaz de propagarse en múltiples frutos que a su vez, da lugar a nuevas semillas.

El Hijo de Dios es Uno y Múltiple. Ha sido en el proceso de expresión de la individualidad que ha procesado la creencia de que es un ser individual y diferente a los demás. Su identificación con el cuerpo material, le ha llevado a adquirir una falsa identidad, que tan sólo logrará corregir, retornando al Estado Primigenio de la Unidad.

Llegar a alcanzar la Visión de la Unidad, despertará nuestra consciencia del sueño de la ilusión y nos movilizaremos para hacer real esa visión en el mundo.

Ejemplo-Guía: "¿Cómo tratarías al mundo, sabiendo que somos uno?

No podemos dar aquello que no tenemos, y con ello quiero decir, que no podemos tratar a los demás de una manera distinta a como nos tratamos a nosotros mismos.

Reflexionar sobre ello, nos permitirá dar un paso muy importante que nos invitará a realizar un cambio en nuestro sistema de pensamiento. 

Nuestro modo operandis, nos revela que no tan solo tratamos a los demás de la misma manera que nos tratamos a nosotros mismos, sino que además, somos inconscientes de ello, eligiendo juzgar fuera de nosotros todo aquello que nos recuerda nuestra naturaleza interna. Los demás, hacen de espejos de nosotros mismos y nos ofrecen, permanentemente, la oportunidad de vernos tan y como somos en nuestro fuero interno.

Te invito a mirar, con sinceridad y honestidad, a tu interior. Tómate tu tiempo, esta propuesta exige un ejercicio de memoria, pero sobre todo un ejercicio de amor hacia uno mismo. En la medida en que nos neguemos a reconocer nuestras "sombras", en la medida en que pretendamos ocultar nuestras debilidades, en esa misma medida, será la dimensión del obstáculo que tendremos que salvar para alcanzar la paz interior.

En esa mirada, tal vez descubras a una parte de ti que se autocastiga, que se aplica un exceso de rigor, que se condena, que se critica, que se agrede con el castigo de la culpa. Si te has encontrado con esa visión de ti mismo, pregúntate, ¿cómo no vas a castigar, condenar, criticar, agredir, a los demás?

Tal vez no te preocupe esa revelación de ti mismo, ni te preocupe el maltrato a los demás. Prefieres elegir con tu sistema de pensamiento y creer que el otro se encuentra separado de ti.

Pero si te has cansado de dar esa respuesta y decides ver las cosas de otra manera, tal vez te interese realizar un ejercicio de imaginación y visualizar un mundo en el que reine la unidad entre todos sus seres. ¿Cómo tratarías a los demás?

La respuesta, estoy seguro de que la habrás intuido, no responderá esa pregunta en cuestión, sino que la replanteará: ¿cómo me voy a tratar a mi mismo para tratar a los demás desde la unidad?

Reflexión: ¿Cómo entiendes la Unidad del Hijo de Dios?

lunes, 18 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 261

¿Qué es el cuerpo?

1. El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se imagina haber erigido para separar partes de su Ser de otras partes. 2Cree vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que ésta se deteriora y se desmorona. 3Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. 4Al identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que ésta es. 5¿De qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y de que mantiene al amor afuera?

2. El cuerpo no perdurará. 2Sin embargo, para él eso supone una doble seguridad. 3Pues la temporalidad del Hijo de Dios es la "prueba” de que sus cercas funcionan y de que están llevando a cabo la tarea que su mente les asignó. 4Pues si su unidad aún permaneciese intacta, ¿quién podría atacar y quién podría ser ata­cado? 5¿Quién podría ser el vencedor? 6¿Quién la presa? 7¿Quién podría ser la víctima? 8¿Quién el asesino? 9Y si él no muriese, ¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser des­truido?

3. El cuerpo es un sueño. 2Al igual que otros sueños, a veces pa­rece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo, la cuna de todos los sueños. 3Pues sólo el amor puede crear de verdad, y la verdad jamás puede temer. 4Hecho para ser temeroso, el cuerpo no puede sino cumplir el propósito que le fue asignado. 5Mas podemos cambiar el propósito que el cuerpo obedece si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad.

4. El cuerpo es el medio a través del cual el Hijo de Dios recobra la cordura. 2Aunque el cuerpo fue concebido para condenarlo al infierno para siempre, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del infierno. 3El Hijo de Dios busca la mano de su her­mano para ayudarlo a marchar por la misma senda que él. 4Ahora el cuerpo es santo. 5Ahora su propósito es sanar la misma mente para dar muerte a la cual fue concebido.

5. Te identificarás con lo que pienses que te ha de dar seguridad. 2Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú eres. 3Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras. 4El amor es tu seguridad. 5El miedo no existe. 6Identifícate con el amor, y estarás a salvo. 7Identifícate con el amor, y estarás en tu morada. 8Identifícate con el amor, y hallarás tu Ser.

LECCIÓN 261

Dios es mi refugio y seguridad.

1. Me identificaré con lo que creo es mi refugio y mi seguridad. 2Me veré a mí mismo allí donde percibo mi fuerza y pensaré que vivo dentro de la ciudadela en la que estoy a salvo y en la que no puedo ser atacado. 3No dejes que hoy busque seguridad en el peligro ni que trate de hallar mi paz en ataques asesinos. 4Vivo en Dios. 5En Él encuentro mi refugio y mi fortaleza. 6En Él radica mi Identidad. 7En Él reside la paz eterna. 8Y sólo allí recordaré Quién soy realmente.

2. No dejes que vaya en pos de ídolos, 2Padre mío, pues lo que deseo es estar Contigo en casa. 3Elijo ser tal como Tú me creaste y encontrar al Hijo que Tú creaste como mi Ser.


¿Qué me enseña esta lección?

Desde pequeño, recuerdo, que cuando hacía frente a episodios de miedos, buscaba la presencia inmediata de mis seres queridos, pues ellos tenían el poder de calmar mi ansiedad y alejar mis temores. Hoy, comprendo, que el Amor que sentía por ellos, era suficiente para sentirme seguro y protegido.

El Amor disipa el miedo. El Amor aporta seguridad y protección. El Amor es la Esencia con la que hemos sido Creados por nuestro Hacedor. El Amor es nuestra condición natural.

El miedo, es la ausencia de Amor. El miedo, procede de la identificación errónea con el cuerpo material, el cual se siente amenazado al creerse separado de los demás cuerpos. El miedo es la consecuencia de la ilusión del pecado. Sentimos temor de Dios, pues interpretamos que nuestro acto creador, ha despertado su ira y justificado su venganza. El miedo reclama nuestro sacrificio y suscita la experiencia del sufrimiento, como vías de purificación y redención. El miedo  pone fin a su hegemonía, cuando permitimos que la Luz penetre en nuestra consciencia y disipe la oscuridad del temor. La Luz es el símbolo de la Unidad, mientras que las tinieblas es el símbolo de la Separación.

¿Qué padre no protege a su hijo?

Dios es nuestro refugio y su Luz -el Amor- nos protege.


Ejemplo-Guía: "Vivir sin miedos"

La creencia en que el cuerpo nos aporta seguridad, nos ha llevado a la fabricación de formas, cada vez más terroríficas, para superar nuestros miedos.

El ego no le tiene miedo al cuerpo, le tiene miedo al Amor. No tenerle miedo al Amor, significaría el fin de su identidad, el reconocimiento de que, su mundo, es irreal, es una ilusión.

Te imaginas un mundo en que se pueda vivir sin miedos. Vencer el miedo en este mundo, es el paso previo al retorno de nuestro despertar. Dentro del sueño, tener conciencia de que somos los soñadores de nuestros sueños, nos invita a elegir tener sueños felices. Tal vez haya sido necesario, experimentar pesadillas y recibir el consuelo de nuestros progenitores, para darnos cuenta de la ilusión de nuestros temores.

Es de esta forma como podremos dejar de dar significado al miedo, cuando aceptamos la presencia de Dios en nuestras mentes, en nuestras vidas. En ese encuentro, en ese instante santo, recordamos nuestra verdadera identidad y entregamos nuestras defensas al Espíritu Santo, el cual guía nuestras mentes hasta la "indefensión".

Vivir sin miedos, tiene un sólo requisito previo, dejar de creer en la separación. Tomar consciencia de que nada externo a nosotros existe y, por lo tanto, nada externo nos puede dañar, nos elevará a un estado de total libertad.

Utilicemos nuestra imaginación para crear pensamientos libres de miedos. Ese pensamiento adoptará un "cuerpo" convirtiéndose en experiencias, que nos llevará a percibir de la manera correcta, con la visión unificadora de que todo forma parte del Todo.


Reflexión: ¿Qué te aporta más seguridad, el miedo o el amor?

domingo, 17 de septiembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 260

LECCIÓN 260

Que recuerde que Dios me creó.

1. Padre, yo no me creé a mí mismo, aunque en mi demencia creí que así había sido. 2No obstante, en cuanto que Pensamiento Tuyo, no he aban­donado mi Fuente y sigo siendo parte de Aquel que me creó. 3Tu Hijo, Padre mío, Te llama hoy. 4Que recuerde que Tú me creaste. 5Que recuerde mi Identidad. 6Y que deje que mi impecabilidad vuelva a alzarse ante la visión de Cristo, a través de la cual deseo hoy contemplar a mis hermanos y contemplarme a mí mismo.

2. Ahora recordamos nuestra Fuente; y en Ella encontramos por fin nuestra verdadera Identidad. 2Sómos en verdad santos porque nuestra Fuente no conoce el pecado. 3Y nosotros que somos Sus Hijos, somos semejantes los unos a los otros, y semejantes a Él.

¿Qué me enseña esta lección?

No puedo recordar aquello en lo que no creo.

Vemos aquello en lo que creemos, y esa es la razón por la que nos encontramos plenamente identificados con el cuerpo, pues el ego es la creencia en que somos tan sólo un vehículo material.

Tener certeza en lo que Somos, nos llevará a recordar que Dios nos creó. Ese instante de recordar, se traduce a un estado de toma de consciencia, que debe llevarnos a actuar de acuerdo a la condición que hemos hecho consciente.

No podemos conformarnos con llevar a cabo un mero acto mental en el que nos decimos: “Soy Hijo de Dios”. Esta afirmación, puede quedar vacía, sin contenido, si no va acompañada de la firme decisión de poner nuestra Voluntad al servicio del Amor, de la Verdad.

¿Esto qué quiere decir? Sencillamente, que debemos hacer que todos y cada uno de nuestros actos, sean la manifestación del Amor. En las relaciones con el mundo, dejaremos de juzgar y condenar a nuestros hermanos y, en cambio, veremos en sus rostros, el Sagrado Rostro de la Divinidad.

Ejemplo-Guía: "Creados a Su Imagen y Semejanza"

Cuando me surgió este tema de debate y reflexión, me surgió una pregunta que quiero compartir con vosotros: ¿Qué imagen tengo de Dios?

Permítanme reflexionar en voz alta. Si nunca he visto a Dios, ¿cómo puedo tener una imagen suya? Pero, si la cita bíblica afirma que he sido creado a Su Imagen y yo tengo conciencia de mi propia imagen, entonces, Dios tiene que tener un cuerpo. Esta reflexión no es ninguna tontería. La cultura, sobre todo la pintura y la escultura, nos ha hecho llegar una visión de un Dios poderoso, musculoso, con una larga melena y una copiosa barba blanca y con una aureola de luminosidad, como expresión simbólica de su Trascendente Identidad. ¿Cómo puedo pensar que Dios es algo diferente a esa imagen tan cultivada?

Todos sabemos que ese lenguaje, utilizado por los artistas, pertenece a lo simbólico. Pero lo que sí reviste importancia de esa visión de Dios, es que, independientemente de la forma que adquiera (pensamos que dado su inmenso poder puede adquirir cualquier forma), se encuentra fuera de nosotros, es decir, nos dirigimos a Él como si se encontrará en el exterior, en una dimensión superior.

Entonces, ¿hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza? Sí.

Esta afirmación nos lleva a plantear una nueva cuestión. Si hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, entonces, la imagen que tenemos de nosotros mismos no es real. Es decir, si Dios no tiene forma corporal, su Hijo tampoco debe tenerla. Hemos alcanzado un punto que viene a confirmar uno de los principales mensajes que nos aporta Un Curso de Milagros: "El mundo que percibimos no es real".

Un Curso de Milagros no refiere con relación al tema que estamos analizando, lo siguiente:


La afirmación "Dios creó al hombre a imagen y semejanza pro­pia" necesita ser reinterpretada. "Imagen" puede entenderse como "pensamiento", y "semejanza" como "de una calidad semejante." Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensa­miento y de una calidad semejante a la Suya Propia. No hay nada más".

Esta aclaración es importante hacerla, pues el Curso da una interpretación diferente al término "imagen" y no conocerla puede dar motivos a confusión.

"(...) es imposible que puedas percibirte a ti mismo correcta­mente. No tienes una imagen que puedas percibir. La palabra "imagen" está siempre vinculada a la percepción y no forma parte del conocimiento. Las imágenes son simbólicas y representan algo diferente de ellas mismas".



Al no ser un cuerpo, no podemos tener una imagen de lo que somos realmente, pues el Espíritu, al no ser visible en el mundo, no puede ser percibido.



Si pensamos que somos un cuerpo, es lógico que otorguemos a nuestros padres físicos la autoría de nuestra creación. Cuando se produce el proceso de nuestro despertar, esa visión sufre una profunda transformación, pues la figura del padre físico es trascendida por la Presencia del Padre verdadero, del Padre Espiritual. Esto no quiere decir, que nos mostremos distantes con nuestros hacedores físicos, digo esto, porque he sido testigo de la rotura de familias al intentar aplicar, lo que debe ser un proceso natural, de una manera exagerada y extrema (teórica). Tan sólo debemos hacernos una pregunta para saber si estamos haciendo el proceso de forma natural: ¿cómo puedo dejar de amar a mi padre físico, aludiendo que no es nuestro verdadero Padre, cuando realmente es nuestro hermano?

Reflexión: Recuerda que eres invulnerable: ¿cómo te sientes?