sábado, 16 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (VII)

CONDICIONES PARA EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

34 Llamando a la muchedumbre y a los discípulos, les dijo: El que quiera venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame. 35 Pues quien quiera salvar su vida, la perderá, y quien pierda la vida por mí y el Evangelio, ese la salvará.
Este pasaje ha podido ser muy mal interpretado a lo largo de la historia, pues muchos, en verdad, han perdido su vida por Jesús y el Evangelio, pero lo han hecho tras dar muerte a aquellos que se han pronunciado como enemigos de la fe.
Podemos recordar tantas campañas bélicas promovidas para defender el cristianismo; todas ellas, justificadas, por entenderse que Jesús salva a cuantos dan su vida por Él. Sin embargo, no parece lógico pensar así cuando se trata de conquistar el amor universal. Si hemos seguido hasta aquí a la Nueva Consciencia, habremos descubierto que el espíritu Crístico, es todo bondad, todo misericordia, todo amor. Entonces, ¿cómo podemos pensar que ese Cristo, nos invita a justificar cualquier acción, siempre que esta nos lleve a dar la vida por Él?
Utilicemos el Elemento Aire para comprender este pasaje, que causalmente ha sido recogido en la dinámica de Libra y no en otra.
Jesús se está dirigiendo a los Trabajos del signo Libra, donde el Yo de Aries debe fundirse en el Yo de Libra, es decir, en el Otro Yo, que en estos momentos del proceso Crístico, está representado por Jesús. Cuando ese amor universal se manifiesta en Libra, entonces dejamos de ver al otro como un enemigo, pues estamos siendo testigos de la unidad universal. Comprendemos que todos somos Hijos de Dios, y ese despertar mental nos lleva a dar muerte al yo, a la individualidad exagerada, y a dar vida al tú, pues en ese tú, está el nuevo Yo. Qué diferente se ve ahora ese pasaje. No se trata de morir físicamente por el amor de Jesús, se trata de la muerte del egocentrismo de Aries, signo opuesto a Libra. Esta muerte significa abrirse a los demás, amar a la sociedad, pues en cada uno de los hombres descubrimos una parte de nuestro Yo.
36 Y ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo y perder su alma? 37 pues ¿qué dará el hombre a cambio de su alma? 38 Porque si alguien se avergonzara de mi y de mis palabras ante esta generación adultera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los Santos Ángeles.
El hombre de nuestros días no ha sabido contestar esa pregunta planteada por Jesús. Tal vez haya sido que no la ha comprendido, que no haya sabido ver su significado. La búsqueda de la individualidad ha llevado al hombre a la conquista del Mundo Material, de cuantas riquezas, dones y títulos ha podido obtener de él; sin embargo, ese exceso de individualismo en el contacto con los demás, ante la exigencia de aportar al alma intelectual el fruto de esa relación, no ha sabido ofrecerle la síntesis de dicha experiencia: la comprensión de la Unidad.
Libra, convencionalmente representa al cónyuge y a la sociedad. Ambas parcelas se prestan a la experiencia por la cual, el ser individualizado, debe despertar a la consciencia de unidad. Cuando esto no ocurre, la individualidad persigue objetivos e intereses mundanos con los que satisfacer su ego, pero al mismo tiempo, el precio que paga es la perdida de su alma.
Si en nuestro comportamiento nos avergonzamos del amor, y de las obras de ese amor, entonces, nos dice Jesús, que el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga a la gloria de su Padre con los Santos Ángeles. El exceso de individualidad, nos lleva a avergonzarnos de aquellos que son capaces de amar y compartir ese amor. Los juzgan de seres débiles, apocados, cobardes. En ese análisis, cuando nos encontramos en nuestro proceso evolutivo con la necesidad de compartir nuestra individualidad con la de los demás, y debemos olvidarnos de nuestro protagonismo, estaremos haciendo méritos para tener que dar cuenta ante nuestra divinidad cuando abandonemos el Mundo Físico y retornemos a la patria celestial.
Ese exceso de individualidad nos impedirá gozar de la luz y tendremos que retornar de nuevo al mundo material para dar testimonio del sacrificio de nuestro Yo, y de los Trabajos de unificación con los demás.
El que quiera seguir a Cristo en esta nueva andadura, debe negarse a si mismo, debe dejar de Trabajar para su Yo, y potenciar la búsqueda de los demás, pues en ello, encontrará su nueva esencia. Debemos estar dispuestos a tomar nuestra cruz, esa cruz que se ha formado a lo largo de los tres años representados por los Elementos activos hasta ahora, Fuego, Agua y Aire. Si trazamos una línea que vaya desde Aries a Libra, y otra que cruce esa perpendicular hasta su mitad tan solo, es decir, desde -Cáncer dirección a Capricornio sin llegar a este, tendremos la cruz a la que se refiere Jesús. Esa cruz, son los atributos que están dispuestos y activos, y con ellos debemos continuar la obra por tierras del Elemento Aire.

viernes, 15 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (VI)


PRIMERA PREDICCION DE LA PASION

31 Comenzó a enseñarles como era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitara después de tres días Claramente les hablaba de esto.

No cabe la menor duda de que Jesús, está anticipando el proceso que su evolución habrá de seguir hasta alcanzar la culminación de su Obra, penetrar en el Elemento Tierra. No cabe duda, en efecto, de que nos encontramos en el Elemento Aire, donde el vehículo activo es nuestro Cuerpo Mental, con el cual aprendemos por vía intelectual a comprender los misterios de la Obra Divina.

Estamos en la antesala de Libra, cuando Jesús, ha comenzado a enseñar todos los detalles de su magisterio. Si nos percatamos de un detalle, comprobaremos que ya les habla con toda claridad, ha dejado a un lado su anterior técnica de parábolas, para hablar con toda libertad y lucidez de los pasos que ha de seguir su andadura.

Les habla de su padecimiento y del rechazo que ha de recibir por parte de los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y escribas. Ese rechazo lo veremos paso por paso formando parte de los Trabajos del Elemento Aire, pues la nueva Luz que El representa, al penetrar en el pensamiento, pondrá en peligro todo el saber acumulado durante siglos por los sabios de la ley. Les hablará de la muerte y de su resurrección, y con ello, les anticipa los Trabajos que se darán en el Elemento Tierra. Todo esto sucede nada mas penetrar en la Región de Binah; y esto es así porque, mientras la Obra ha permanecido en las etapas Yod-He, ha estado oculta, gestándose Ahora al crecer, al florecer, ya todos podemos ser testigos del itinerario que habrá de seguir hasta alcanzar su meta.

Cabalísticamente vemos como el Plano de Formación y de Acción están unidos, de tal modo que las Energías del Aire, se convierten en el negativo de lo que sucederá en la Tierra. Podríamos comparar estos Trabajos Creadores con la labor realizada por un arquitecto al que se le solicita realizar los planos de una vivienda. En la fase Yod, recibe la idea intuitiva; en la fase He, la interioriza y la digiere en su Cuerpo Emocional, el cual debe darle el visto bueno, es decir, debe gustarle o no. Tan solo tras pasar esta fase, el arquitecto se dispone a afrontar la tercera fase, la Vav, en la cual, expresa en el plano los trazos de la idea original. Podemos decir, que la Obra esta culminada, es decir, la vivienda esta programada y se conocen sus características, sus medidas y todas sus peculiaridades; ahora bien, si falta la fase 2º He, la que nos lleva a materializar el proyecto, no sabremos si la Obra contiene fallos o por el contrario es perfecta. Una vez construida la vivienda reconoceremos si los planos estaban correctamente planteados o exigirá rectificación. Vemos que el Aire y la Tierra prácticamente forman parte de la misma realidad. La única variación evidente la encontramos en la densidad de la energía, una es etérea-mental y la otra es física.

32 Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderle. 33 Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: Quítate allá, Satán, pues tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.

Pedro, Capricornio, es el Arquetipo que se encuentra más cerca de la voz del hombre, pues en verdad sus energías, la Tierra, es la que da cobijo a la actual consciencia del ser humano: la material. Pedro representa la respuesta de la personalidad humana, que actúa sin comprender verdaderamente la misión de Jesús. El no había venido a erigirse en un nuevo rey con autoridad terrenal; su reino no era de este mundo, ¿cómo iba a pretender gobernar la Tierra? Su misión era salvar al alma humana que, como el ciego, permanecía oculta en la aldea, satisfaciendo su Cuerpo Emocional, sin percatarse de que el mundo exterior le aportara un nuevo alimento mucho más apetitoso.

Pedro, personalidad material, aparece aquí como la voz consciente de todos los discípulos; su pensamiento está petrificado en lo material, es por ello, que Jesús, le llama Satán, pues no Trabaja para la personalidad espiritual, sino para la material.

Este Pedro, aún continúa sin comprender la Obra de Jesús. A pesar de haberse convertido en el guardián de las llaves que custodia todas las Iglesias, no ha sabido desprenderse de la venda que cubre sus ojos, y sigue reprendiendo al Maestro por haber hablado de sufrimiento y de muerte.

Si miramos el mundo eclesiástico y descubrimos esos maravillosos palacios que dan cobijo a tantos y tantos fieles del Cristo, y al mismo tiempo, miramos la miseria, la pobreza que existe en el mundo, nos resulta difícil pensar que la verdad se encuentra entre esos muros de piedra y entre los hombres que se cobijan en ellos.

El Pedro-Iglesia de nuestros días, es el mismo Pedro al que Jesús, reprende, ese Pedro, esta dentro de nosotros, pues no estamos dispuestos a renunciar a lo que poseemos materialmente; no estamos dispuestos a dar nuestro amor simplemente porque queremos hacerlo así, sin ponerle precio a nuestros servicios. No estamos dispuestos a seguir; a enfrentarnos con la opinión tradicional, no sea que nos prendan y perdamos todo cuanto tenemos.

jueves, 14 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (V)

CONFESION DE PEDRO

27 Iba Jesús, con sus discípulos a las aldeas de Cesárea de Filipo, y en el camino les preguntó: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? 28 Ellos le respondieron diciendo: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías, y otros, que uno de los profetas. 29 Él les preguntó: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Mesías. 30 Y les encargó que a nadie dijeran esto de Él.

Podríamos preguntarnos por pura lógica, por qué Jesús, preguntaba en ese momento una cuestión, que sin duda todos podríamos pensar que esta fuera de lugar. ¿Cómo sus discípulos no iban a saber quién era Él? Sería más inteligente haberlo preguntado al comienzo de su andadura con ellos, pero ahora que nos encontramos a mitad del recorrido, ¿qué sentido tiene esta cuestión?

La respuesta debemos buscarla en las características de las energías con las que vamos a dar comienzo los nuevos Trabajos. El Aire es la fuerza del pensamiento, del conocimiento, por ello, para poder entrar en ese nivel de aprendizaje, es preciso que sepamos, que comprendamos, que reconozcamos la verdadera identidad de la consciencia en la que estamos trabajando. Se trata de un acertijo que tendrá como premio el poder adentrarse en el nuevo Elemento.

Fijémonos que les pregunta por la opinión de los hombres sobre quién es Él. Esos hombres están representando las viejas consciencias, el Plano Material, la personalidad profana. Mientras que estos aún le identifican con un personaje del pasado, sus discípulos sí saben contestar a esta cuestión, pero entre todos sería Pedro, quien daría la respuesta.

Pedro-Capricornio, es la voz de la verdad hecha testimonio. Podemos decir que fue él, pues son las obras de amor realizadas por Jesús, las que les ha dado motivo para conocer su verdadera identidad. Cuando abordemos la conquista de la verdad por vía mental, preguntémonos, ¿cuál es la identidad de esa energía? Ojala, la respuesta que demos esté basada en el fruto obtenido de las acciones protagonizadas por nuestro amor, pues si es así, diremos: Tú eres el Mesías.

miércoles, 13 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (IV)


CURACION DE UN CIEGO

22 Llegaron a Betsaida, y le llevaron un ciego, rogándole que le tocara. 23 Tomando al ciego de la mano, le saco fuera de la aldea y, poniendo saliva en sus ojos e imponiéndole las manos, le preguntó: ¿ves algo? 24 Mirando él, dijo: Veo hombres, algo así como arboles que andan. 25 De nuevo le puso las manos sobre los ojos, y al mirar se sintió restablecido, viendo todo claramente de lejos. 26 Y le envío a su casa diciéndole: Cuidado con entrar en la aldea.

Como podemos observar, en este pasaje, la penetración de Jesús en una nueva tierra, le lleva inmediatamente a encontrarse con las tendencias enfermas que habitan en ella. Se trata claro está, de la antigua consciencia, la que prevalecía antes de que Jesús -impulso renovador del amor-, llegase a dicha región

La travesía del agua le puso en contacto con poseídos, con sordos y con tartamudos, enfermedades estas, que están relacionadas, como hemos ido viendo, con los Trabajos del Elemento Agua.

Ahora, nada más llegar a Betsaida, se produce un nuevo encuentro, en esta ocasión se trata de un ciego. Betsaida es la morada de Tiphereth-Piscis, ya lo estudiamos en la dinámica del signo Escorpio (capitulo VI). Podemos decir, que nos encontramos en el punto en que el alma ha de tomar consciencia de todo lo aprendido en relación con el patrón de Piscis; es decir, ha de sublimar la naturaleza emocional, saliendo de las profundidades del Mundo del Deseo, para afrontar la nueva etapa que nos aguarda en el aprendizaje de Libra y el Elemento Aire. Si la crónica nos describe que, en esa toma de consciencia, se nos acerca un ciego, nos está revelando, simbólicamente, la ceguera que se produce ante esta situación de Transición.

Si no somos capaces de ver con claridad el cambio, es decir, si no somos capaces de ver que hemos agotado el ciclo de experiencias por vía emocional, entonces no podremos dar ese paso hacia adelante que nos llevará a fundirnos con los demás en un proyecto en común: formar una sola unidad a pesar de la diversidad con la que se manifiesta la realidad material. Lo que en verdad no ve esa alma ciega, es ese encuentro con la unidad. Su travesía por las aguas de Piscis, no ha despertado en él, esa consciencia de unidad y sigue prisionero de la custodia de los deseos.

Ese ciego puede encontrarse en todos nosotros cuando nos vemos en la necesidad evolutiva de trascender nuestros deseos, por muy elevados que estos sean, y ponernos a la búsqueda de los demás para formar con ellos una sola entidad.

Jesús nos da las claves para que se produzca la curación. Toma al ciego por la mano y le saca fuera de la aldea. En efecto, esa es la principal causa por la que padece de ceguera. Ha permanecido demasiado tiempo en la aldea, en el interior de sus emociones, alimentándose de sentimientos y no sabiendo ver el mundo que le espera en el exterior. Ya dijimos que, el Aire, está en correspondencia con la fase Vav, la exteriorizadora, mientras que el Agua lo está con la fase He, la interiorizadora, la aldea. Llegado la necesidad de salir al exterior para compartir nuestros panes con los demás, no podemos negarnos a hacerlo, pues si lo hacemos estaremos obrando como el ciego.

Tomemos de la mano -ese poder ejecutivo de la personalidad- a nuestro ciego y saquémosle de su aldea. Una vez fuera de ella, pongámosle saliva en sus ojos e impongámosle las manos; es decir, extraigamos el jugo elaborado por nuestra boca, por la puerta de entrada al amor, por donde recibimos el alimento espiritual, y frotemos sus ojos con esa esencia curativa. Nuestras manos le darán calor y sus ojos se abrirán.

Preguntémonos entonces, ¿qué vemos? Si vemos hombres, habremos descorrido ese tupido velo que nos impedía ver la verdad, pues ese hombre está representando precisamente al Elemento Aire, ya que, el hombre es el único animal que tiene la capacidad de pensar y razonar, así como de expresar sus pensamientos en obras creadoras.

Si hemos dicho que el Aire es el tercer Elemento, y está regido por la fase Vav, la que a su vez rige sobre el Tercer Día de la Evolución, cuando la humanidad recibió el Cuerpo Mental, estaremos en condiciones de comprender la relación hombre-pensamiento. Nuestro ciego interno ha sido capaz de reconocer los Trabajos que le aguardan y es esto lo que le permitirá recibir la curación definitiva.

La mayoría de nosotros, cuando miramos, creemos ver hombres, sin embargo, nuestro comportamiento emocional desmiente lo que nuestra palabra ha definido como tal. Reconocer al hombre, es estar en disposición de un control emocional que nos ha llevado a contemplar la armonía que rige el universo y las criaturas que en él evolucionan. Podemos decir, que hemos salido de nuestra aldea, donde nos hemos preparado internamente para alcanzar ese día en el que decidiremos salir al exterior y compartir nuestras riquezas con los demás Ese hombre del que hemos testimoniado, es el símbolo de que Yo y Tú, formamos una unidad en el universo.

Jesús, al comprobar que su consciencia había despertado a la verdad, le envío a casa, diciéndole: cuidado con entrar en la aldea. Parece contradictorio mandarle a casa e indicarle que no entre en la aldea, pero esa casa no es precisamente el Mundo del Deseo, sino el Mental, el Mundo de Formación, y esa aldea, sí representa en verdad, su antiguo hogar, en el que no debe penetrar.

martes, 12 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (III)


LA LEVADURA DE LOS FARISEOS

14 Se olvidaron de tomar consigo panes, de modo que no tenían en la barca sino un pan. 15 Y les amonestaba, diciendo: Mirad de guardaos del fermento de los fariseos y del fermento de Herodes. 16 Ellos iban discurriendo entre si que era por no tener panes, 17 y, conociéndolos Él, les dijo: ¿Qué caviláis de que no tenéis panes? ¿Aún no entendéis ni caéis en la cuenta? ¿Tenéis vuestro corazón embotado? 18 ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿Ya no os acordáis de cuando partí los cinco panes a los cinco mil hombres y cuantos cestos llenos de sobra recogisteis? 19 Dijeronle: Doce. 20 Cuando los siete a los cuatro mil, ¿Cuántos cestos llenos de mendrugos recogisteis? Y le dijeron: Siete. 21 Y le dijo: Pues ¿aún no caéis en la cuenta?

Ocurre frecuentemente, que olvidamos tomar los panes con los que hemos de alimentarnos y alimentar a los demás. Perdemos con suma facilidad la consciencia de lo que tenemos y de lo que somos. No de lo que tenemos a titulo de posesiones materiales, me estoy refiriendo a lo que ha formado parte de nuestra consciencia.

Hoy nos sentimos pletóricos, felices, profundamente animados, dispuestos a realizar grandes obras, pues tal vez hemos participado en un banquete donde un ser de luz nos ha abierto las puertas de la verdad. Pero al finalizar la jornada, cuando nuestro Cuerpo Emocional, completamente saciado y repleto de amor, siente nuevamente hambre y no se encuentra a nuestro lado ese Ser de Luz, entonces nos olvidamos de Él y seguimos alimentándonos de los viejos alimentos y placeres que nos mantienen presos de la oscuridad.

Puedo testimoniar de ello, porque lo he vivido, lo he experimentado. Cuando he “estado” junto a Jesús, cuando me he sentido pletórico de amor, y he oído su voz diciéndome: ¿cuántos panes tienes?, y mi respuesta me ha hecho consciente del poder que permanece dormido en mi interior, he podido servir a la luz con ese alimento. Pero reconozco, que cuando me he dirigido a otras tierras, cuando me he enfrentado a la sociedad, cuando he salido al exterior, he olvidado tomar esos panes, es decir, he olvidado las obras con las que he cultivado esos campos de trigo.

Jesús, nos aconseja que nos guardemos de los fermentos de los fariseos y del fermento de Herodes, es decir, de los frutos de la fría razón y de la seductora materia. Ahora que nos acercamos al Plano de Formación, a la Región del Elemento Aire, el amor nos pone sobre aviso para que no olvidemos alimentarnos del fermento que Él nos ha dispuesto.

En el pasaje, Jesús se remonta a los Trabajos anteriores, cuando logró despertar la consciencia a la dinámica de Escorpio y de Piscis. Con ello, lo que está indicando, es que recuperemos nuestras capacidades anímicas conquistadas y actuemos utilizando el saber adquirido.

Cuando nos enfrentemos a la necesidad de compartir nuestro pan con los demás, no actuemos egoístamente; no olvidemos dar lo que tenemos, esa riqueza que forma parte de nuestra consciencia, y que nos permitirá afrontar el nuevo reto con éxito.

lunes, 11 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (II)


LOS FARISEOS PIDEN UN PRODIGIO DEL CIELO

10 Subiendo luego a la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta; 11 y salieron los fariseos, que se pusieron a disputar con Él, pidiéndole, para probarle, señales del cielo. 12 Él, exhalando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué esta generación pide una señal? En verdad os digo que no se le dará ninguna; 13 y dejándolos subió de nuevo a la barca y se dirigió a la otra rivera.

Tras tomar consciencia de los poderes adquiridos en la tierra de Piscis, el alma Crística, continúa su travesía con el propósito de alcanzar la nueva orilla que le aguarda en su proceso evolutivo. Para ello, sube de nuevo en la barca, acompañado de sus obreros, pues este vehículo le permitirá realizar sin tropiezo el viaje que le llevará a su destino. Esa barca, en el lenguaje simbólico, es el Cuerpo Emocional que nos ha de permitir cruzar el ancho mar del Mundo del Deseo. Todos debemos construirnos esa barca y debemos hacerlo con los mejores materiales posibles, para no zozobrar en manos de las aguas enfurecidas, por las pasiones.

Gracias a esa barca, Noé pudo salvar la evolución de la humanidad de perecer ahogada por las Aguas del Diluvio. En esa barca se encuentran parejas de todas las especies animales, pues estas criaturas están representando nuestra naturaleza animal-emocional. Gracias a una de estas especies, la paloma -la que sin duda nos habla de una capacidad anímica emocional muy cercana al pensamiento, pues sus cualidades le permiten volar por encima de lo mundano-, el espíritu logra llegar a una nueva tierra donde una rama de olivo le anuncia las características que ha de encontrar en ella, la esencia del amor.

El Transito del Agua al Aire, ha quedado registrado en los Textos Sagrados por varios pasajes. Uno de ellos está protagonizado por Noé y el diluvio universal. Meditar sobre esta historia sagrada, nos llevará a comprender las peripecias del alma humana por sobrevivir, por adaptarse, al proceso evolutivo.

Volviendo al punto donde habíamos dejado nuestro estudio, diremos que estamos recapitulando esa secuencia del Antiguo Testamento, aunque el protagonista en esta nueva versión del Transito Agua-Aire, es Jesús. Mientras que Noé representaba al alma humana recibiendo un nuevo Vehículo -el Mental-, Jesús, con su magisterio, viene a dar un nuevo impulso a ese Cuerpo, es decir, al haber culminado los Trabajos en las diferentes Iniciaciones, Fuego, Agua, Aire y Tierra, está en condiciones de transmitirnos el Poder que ha de permitirnos realizar por nosotros mismos esos mismos logros.

Con Jesús, el diluvio no se manifiesta como aguas enfurecidas; su barca ya no custodia las distintas especies de animales, pues su Cuerpo Emocional ya ha madurado y se ha sublimado, posibilitando la presencia de los doce discípulos, sus obreros, su Fuerza Emocional. Podemos considerar que la barca que hemos de construir para lograr superar el tránsito de las emociones, es nuestro hogar emocional, y ¿acaso el hogar de nuestras emociones no se encuentra en el Cuerpo de Deseos?

Nos dice el cronista, que llegaron a la región de Dalmanuta. ¿Qué representa esta nueva instancia espiritual, esta región, con relación al proceso en el que nos encontramos?

Lo primero que nos sugiere la intuición, es que debe tratarse de una tierra relacionada con el nuevo Elemento, el Aire. La consciencia está abandonando la región de Piscis, y se acerca a una nueva, llamada Dalmanuta.

Utilicemos los conocimientos cabalísticos y analicemos ese nombre, aplicándole el alfabeto hebreo. Las letras que lo componen, son el Daleth, el Lamed, el Mem, el Noun y el Teith. Haciendo una síntesis del conjunto de estas letras sagradas, observamos, que la primera letra-Fuerza es el Daleth, que corresponde astrológicamente al tránsito del Fuego al Agua, o lo que es lo mismo, la Voluntad divina penetra en las emociones, despertando la consciencia al amor. Con el Daleth nos adentramos en el Agua, y dan comienzo los Trabajos con el Cuerpo de Deseos. Esa Voluntad Emocional siembra su semilla en el Lamed, morada donde se persigue materializar las energías para hacer tangible la Verdad. El Lamed, está representando, al igual que el Daleth, el proceso de transición entre Elementos; en esta ocasión, se trata del Aire a la Tierra, entendiendo con ello la necesidad de convertir, en obras concretas, lo elaborado por el pensamiento.

Uniendo el Daleth y el Lamed, estamos fusionando los Cuatro Elementos, Fuego, Agua, Aire y Tierra, aunque en verdad, el Agua y la Tierra predominan. Por lo tanto, diremos que el Propósito de esta unión es materializar el amor, llevarlo hasta sus últimas consecuencias, pues de esa unión debe nacer, y crecer, una nueva realidad.

Tanto el Mem, como el Noun, representantes ambos de signos de Tierra -Capricornio y Tauro -respectivamente-, nos revelan que esa voluntad-Daleth, de hacer crecer el propósito de amar, tomará cuerpo, se hará carne y dará frutos, y como resultado de ese proceso de maduración, aparece en fase final la nueva conquista, el Teith, es decir, el signo de Libra.

Podríamos resumir, que naciendo como un impulso por lograr el dominio del Amor, cuando este se convierte en Obra, aparece una nueva virtud, en la que la nueva identidad es: Yo soy los demás.

Dalmanuta, es esa tierra que ha de conducirnos a las puertas del nuevo Arquetipo, del nuevo Elemento, donde los Trabajos nos exigirán enfrentarnos a nosotros mismos viéndonos reflejados en los demás –Libra-, a niveles convencionales, es el Otro, el que oponiéndose a nuestras iniciativas -Aries- complementa nuestra vida, nos conduce a la unidad.

El Aire, en su primera etapa, la de Libra, se convierte en el terreno de disputas, y verdaderamente, esta región es más propicia para los fariseos, pues al representar el antiguo orden, las rígidas leyes, está manifestando la correspondencia con Binah, el regente del Elemento Aire. Es por ello, que nada más llegar Jesús a esta tierra, los fariseos -antiguas ideas- el viejo Cuerpo Mental, se pusieron a disputar con Él. Le pedían, para probarle, señales del cielo. Es lógico que esto sea así, aún no estamos plenamente en la región de Libra; nos encontramos en una zona limítrofe entre el Agua-Piscis y el Aire-Libra, y los representantes de este último Elemento necesitan recibir un mensaje del anterior mundo, el Emocional, al que en terminología esotérica se le conoce como Cielo.

El Aire-Pensamiento es la ciencia de nuestros días. Todo debe ser demostrado para ser aceptado por la mente. La fe se deja en el olvido; forma parte de algo indemostrable, de un mundo interno y oscuro que no se comprende. Estos son los argumentos del Aire en relación con el Agua.

El Aire está regido por la fase Vav del proceso creativo, la que se encarga de los Trabajos de Exteriorización. La mente-Aire necesita que toda la energía se manifieste externamente para así poder probar su condición.

Pero el Amor –Jesús-, exhala un profundo suspiro, pues reconoce que la generación que está activa no necesita de señales, pues tiempo han tenido las antiguas generaciones, es decir, en anteriores procesos evolutivos, de recibir señales, anécdotas, símbolos concretizados, y a pesar de ello no han creído. Esta situación es muy conocida por el hombre viejo que aún todos llevamos dentro. Necesitamos señales del cielo, es decir, del Mundo del Deseo, del mundo invisible, para creer en la existencia del Padre y de todas las criaturas que evolucionan en los Planos Superiores al Físico.

A lo largo de nuestra evolución, hemos tenido la oportunidad de recibir muchas señales a nivel físico de nuestra condición divina, pero ni aún así, hemos despertado nuestra consciencia al amor. Ahora, ese amor aparece por nuestra vieja tierra, pues necesitamos de un aliento fresco y renovador, y le pedimos que haga un milagro para que creamos en Él.
Sin embargo, es el momento de alcanzar otro nivel de consciencia, y para ello, se hace necesario que nos acerquemos a Él sin exigir su materialización. Todos debemos aplicarnos esta lección, pues es fácil reconocer, en el aspirante a la luz, un ansia insostenible por despertar su visión a los Mundos Espirituales, ya que ello le llevaría a creer más de lo que cree. Detrás de este afán, existe oculto un falso deseo por satisfacer a su personalidad material. Es la hora de quitarnos las vendas y de potenciar nuestro corazón realizando obras de amor. De este modo, sentiremos y viviremos en el Cielo, y no necesitaremos ninguna señal de él.

domingo, 10 de enero de 2016

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Transición Agua-Aire (I)


SEGUNDA MULTIPLICACION DE LOS PANES

1 Por aquellos días, como hubiese una gran muchedumbre y no tenían que comer, llamó a los discípulos y les dijo: 2 Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer; 3 si los despido ayunos para sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.

Una vez más nos encontramos en un proceso de cambio, de avance, de proceso evolutivo. Siempre que asistimos a un nuevo reto, la crónica nos revela la presencia de una gran muchedumbre. ¿Qué representa esa muchedumbre?

Ellos son los que asisten a la Obra, son los estudiantes a los que el profesor ha de enseñar. Sin ellos, la Obra no tendría sentido, de igual modo que sin estudiantes, el profesor no podría realizar su labor. Por lo tanto, la muchedumbre representa a las energías que debemos conquistar. El mensaje del amor debe llegar hasta ellos, de ahí que, cada vez que nos acercamos a una nueva tierra, la multitud aparezca.

Si esto es así, ¿qué tipo de energías está simbolizando esa muchedumbre?

Veamos las pistas que se esconden en el pasaje. En primer lugar encontramos que no tenían qué comer, han agotado el suministro con el que hasta ahora se han alimentado, y hacía ya tres días que permanecían con Jesús.

Esos tres días, están representando a los tres signos del Elemento Agua -Cáncer, Escorpio y Piscis-, y es la compasión de Jesús, es decir, la síntesis de los Trabajos de Piscis, el amor sublimado por los demás, el que nos lleva a tomar consciencia de que esa muchedumbre -energías emocionales-, debe comer del nuevo alimento que Él representa. Si los deja ir a su casa, es decir, el Mundo del Deseo, sin recibir ese impulso nuevo, desfallecerán.

¿Cómo aplicar esta revelación en nuestras vidas? Se trata de reconocer, que cuando nos encontramos despiertos al amor universal y este nos lleva a compadecernos del Mundo, también debemos aplicarnos ese mismo amor a nosotros mismos pues, nuestra naturaleza deseo, necesita recibir alimento, ya que ha permanecido sin comer, sin identificarse con lo antiguo, durante tres días, los tres días de purificación que hemos desarrollado en nuestro Mundo Emocional.

Amar al mundo con compasión, exige despertar la compasión en nosotros mismos. Si queremos amar la unidad en los demás, debemos amar la unidad que existe en nosotros mismos.

4 Sus discípulos le respondieron: Y ¿cómo podría saciárselos de pan aquí en el desierto?

Una nueva clave aparece en las palabras de los discípulos. ¿Cuál será esa nueva tierra? Astrológicamente encontramos la respuesta. Nos encontramos en la dinámica de Transición de un elemento a otro, del Agua al Aire. Ese Agua esta representada por la muchedumbre hambrienta que ha permanecido durante tres días, sin proyectos, sin energía-deseos hacia la conquista del mundo material. El Aire es el desierto, la tierra aún no conquistada, y la preocupación de los discípulos es lógica, pues si en ese desierto-Aire la energía es mental y no emocional, ¿cómo podrían elaborar pan, si carecían del poder-deseo para obtenerlo?

5 Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis?

Detrás de esa pregunta se esconde una lección muy hermosa. La gran mayoría de los hombres desconocen lo que verdaderamente poseen. Decimos, esa persona ha obrado así porque no tiene amor, o porque no tiene razón. Con este modo de pensar, estamos negando nuestras posibilidades, estamos olvidando lo que somos. ¿Acaso no hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios? ¿Acaso, esto no significa que somos portadores de todas las Fuerzas y Poderes del universo? Si es así, ¿cómo podemos decir, que no tiene amor, o que no tiene razón?

Cuando en nuestra vida nos encontramos en una situación en la que debemos alimentar a una gran muchedumbre, no busquemos fuera de nosotros el pan con el que debemos alimentarlos, pues no es ese pan, el que saciará su apetito. Llegado a este punto, ese pan debe encontrarse en nuestro interior. Se trata de los logros que hemos conquistado. Cuando estudiábamos la dinámica de Escorpio, el número de panes era cinco, pues se estaba refiriendo a los valores del propio signo, como ya vimos. Ahora esos panes son siete, es decir, se refiere al séptimo signo, al que corresponde causalmente a Libra.

Dijeron: Siete. 6 Mandó a la muchedumbre recostarse sobre la "tierra"; y tomando los siete panes, dando gracias, los partió y los dio a sus discípulos para que los sirviese, y los sirvieron a la muchedumbre. 7 Tenían unos pocos pececillos, y dando gracias, dijo que los sirviesen también 8 comieron y se saciaron, y recogieron de los mendrugos que sobraron siete cestos. 9 Eran unos cuatro mil. Y los despidió.

Estamos ante una situación que parece copiada del capitulo VI, versículos 38-44. Cuando estudiábamos dichos pasajes, decíamos que nos encontrábamos en la dinámica del signo Escorpio, pero activando el tercer decanato, el cual, esta regido por Piscis. Se trataba del Trabajo de Anticipación.

En cambio, en este capitulo VIII, las variantes que se introducen, nos revelan que, en verdad, el mensaje es bien distinto, aunque las energías con las que se Trabaja tienen algo en común: la dinámica de Piscis.

Mientras que el capitulo VI se encarga de anticiparnos los Trabajos de exteriorización de la energía emocional, en este capitulo VIII, se trata de culminar dichos Trabajos. En la primera multiplicación de los panes, el protagonista principal era el número 5, esto es, la energía de Gueburah, cuya misión primordial es el despertar a nuestros obreros internos para que tomen consciencia de sus capacidades potenciales.

En la segunda multiplicación de los panes, el protagonista es el 7. Si consultamos el Árbol Cabalístico, comprobamos que entre el Séfira número 5 y el número 7, se encuentra Tiphereth-Piscis, indicándonos que para alcanzar el Séfira número 7, Netzah, hemos de conquistar esa Morada. Ya hemos visto en que consiste esa conquista, la hemos desarrollado en el capítulo anterior.

Ahora, nada más empezar un nuevo episodio, y a pesar de que los sucesos ocurrieron “en aquellos días”, es decir, aún no hemos salido por completo de la dinámica de Piscis, nos encontramos ante otra toma de consciencia por parte de los Obreros de la Divinidad.

Es el momento de conocer que somos portadores de un nuevo don, el de armonizar y embellecer, puesto que esto es lo que simboliza poseer siete panes. Para llegar a este punto del camino, hemos tenido que recorrer ya las tierras del Fuego y del Agua. Si hemos realizado los Trabajos correctamente, tendremos a nuestra disposición la facultad de reconocer la unidad en los demás. Esa es la asignatura que tendremos que abordar cuando nos encontremos plenamente en Libra. “Yo soy, los demás”, esa será la nueva expresión de nuestra identidad. Siendo los demás, estaré en condiciones de alimentarles y de saciar su apetito.

Junto a los siete panes, también tendremos unos pocos pececillos, es decir, el fruto de la anterior etapa se encuentra a disposición de la nueva faceta, y teniendo consciencia de nuestras pertenencias, debemos dar gracias y servir a los demás

En estas dos expresiones, se resume la obra Crística. Aún no hemos culminado todos los Trabajos, pero nos encontramos en su ecuador, y ya podemos comprender cual ha de ser nuestra labor: Dar gracias. ¡Qué olvidado tenemos este precepto!

¿Por qué no damos gracias de cuanto poseemos? ¿Tan soberbios somos, que pensamos que aquello que hemos obtenido nos pertenece?

Nosotros, no lo olvidemos, somos sembradores, pero ni tan siquiera la semilla nos pertenece. ¿Cómo vamos a pretender quedarnos con los frutos y ni tan siquiera dar las gracias?

En nuestra vida, a cada minuto y segundo de nuestra existencia, ya sean momentos de gloria, de triunfo, de felicidad,  de dolor o de enfermedad, de sufrimientos, debemos dar gracias. Y esto debe ser así, porque en verdad ya lo poseemos Todo, aunque no nos demos cuenta de ello. Poseemos la Luz, pues sin ella no existiríamos; poseemos el Amor, pues sin su presencia no creceríamos; y poseemos la Inteligencia, pues sin ella, no nos reconoceríamos. Dios y nosotros, formamos una Unidad, y nada de lo que hagamos puede entenderse como algo separado de Dios. Por eso, cuando somos capaces de comprender y sentir esa unión perfecta y eterna, no podemos evitar dar gracias, gracias por todas estas cosas.

Cuando somos conscientes de lo que somos, de lo que poseemos, entonces damos gracias, pues hemos reconocido nuestra ignorancia y hemos recuperado precisamente la Gracia. A partir de ese momento, sí podemos dar gracias, pues ya se encuentra en nosotros.

Y junto a la gracia, el servir.

Cuando despertamos y nuestros ojos comienzan a ver los hilos de la unidad que mueven el mundo, inmediatamente nos ponemos a servir, pues en ese servicio estamos aprendiendo a recibir. No es fácil el estar abierto al recibir. Por lo general, nuestra actitud es refractaria a lo que los demás nos dan. Eso que debemos poner al servicio de los demás, debe formar parte de nuestros excedentes. Así se mantendrá el equilibrio entre los seres. Doy lo que ha formado parte de mí, pues dando, estaré dejando nuevos vacíos donde poder depositar las nuevas energías que me llegan de mis hermanos.

Enseñar y aprender, dar y recibir, son una misma cosa en diferentes fases de manifestación. Aprendo cuando enseño, y recibo cuando doy. Ese es el mensaje que nos transmite Jesús, el Maestro de la Nueva Consciencia.

Cuando demos, nos daremos cuenta de que siempre sobran energías, y con esas sobras podemos llenar siete cestos. No agotaremos lo que tenemos por mucho que demos. Si estamos dando desde Libra, el pan que estamos ofreciendo sabrá a armonía, a unidad, a paz, a comprensión, y por mucho que demos de esas energías, siempre tendremos reservas.

En esta ocasión, en la muchedumbre se contaban un total de cuatro mil, lo que nos indica que esos Trabajos nos llevarán a la Esfera de Hesed, donde hemos de edificar el Nuevo Paraíso. Con Libra-Netzah podremos alcanzar ese estadio paradisiaco del que la humanidad se separó en la recapitulación del Elemento Agua-Deseo en el Cuarto Día de la Creación. Ahora, tras haber conquistado el Agua, el Tránsito al Elemento Aire es el anuncio de que hemos retornado a ese estadio de consciencia semejante al que, al Principio de la creación de la humanidad, despertó el hombre.

Nosotros viviremos igualmente estas mismas experiencias. Cuando hayamos conquistado nuestro egoísmo con el amor, y se halla producido en nosotros el despertar de la unidad con los demás, estaremos en condiciones de dar un nuevo alimento a nuestra naturaleza. Ya no veremos el mundo con los mismos ojos, y ello, nos llevará a sentirnos unidos con toda la creación, nos llevará a querer construir el paraíso en la Tierra, y ese será nuestro mensaje: la paz, la armonía, la unidad.