
Ejemplo-Guía: "Me pregunto, ¿habrá una señal que me indique cuál es el instante santo de mi liberación?
Podría ser una inquietud compartida por muchos estudiantes. ¿Cómo sabremos que estamos preparados para la liberación?
En muchas ocasiones, participamos de la creencia que nuestra liberación está en manos de algún maestro, de algún gurú, de alguien de condición santa. Intuyo que no hay un solo camino que nos conduzca al instante santo del despertar. Pero, creo que independientemente del camino elegido para alcanzar la meta, lo importante es que debemos lograr un nivel de consciencia, que sin duda será igual para todos los aspirantes: la consciencia de la Unidad con nuestro Creador.
Los maestros, gurús y personas santas que encontremos en el camino, podemos
verlas como las señales de tráfico que anuncian al conductor las muchas
variantes de la carretera, pero ellos, no pueden aportarnos, ni vendernos el
instante en el que se produce el despertar. Ese instante santo es una
experiencia que nos conduce a la percepción verdadera, la que nos ilumina y nos
permite comprobar que siempre hemos sido el soñador de nuestros sueños.
Enseñanzas como la que estamos estudiando, realizan el mismo papel que los maestros y guías espirituales. Nos aportan una información que debemos completar llevándola a la experiencia. La teoría no debemos confundirla con la iluminación. Puedo ser un magnífico disertador de las enseñanzas, aglutinar grandiosos foros, y, sin embargo, mi conciencia permanece identificada con el mundo de la percepción.
Conocemos las señales del mundo del ego. Todas ellas se fundamentan en el miedo, en la culpa y en el dolor como vía redentora. Mientras que nuestros pensamientos rindan culto a esos falsos ídolos, seguiremos perteneciendo a este mundo.
Cuando las viejas ataduras dejen de mantenernos prisionero de las tenebrosas voces del miedo, entonces estaremos preparados para recibir ese instante liberador que nos anuncie que nos hemos salvado de este mundo. No importa que permanezcamos en él por un tiempo, pues ya no lo identificaremos como nuestro verdadero hogar, y sus regalos han dejado de satisfacernos.
Te bendigo hermano, si llegado este día, has degustado las mieles de la iluminación.
Reflexión: Respiro profundamente. Miro el mundo y no veo en él nada que tenga valor. La ilusión da paso a la verdad y me siento liberado. Gratitud.
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