Ejemplo-Guía: "Practicando la Unidad"
Muchos nos preguntamos, en algún momento de nuestras vidas, ¿es posible experimentar la unidad?
En el noble empeño de encontrar una respuesta a esta cuestión, reconozco que no siempre me he orientado en la dirección correcta, pues he perseguido un objetivo, la experiencia de la unidad, en el escenario incorrecto, en el mundo de la percepción, lo que me ha llevado a exigir un comportamiento acorde al logro de la unidad.
Hoy, tengo una visión que considero más cercana a la realidad, y por ello, a la verdad. No es en el mundo de las formas, en el ámbito de la percepción, en los efectos, donde debo realizar la conquista de la unidad, sino en el mundo de la mente, en el ámbito de las creencias, en las causas, donde debo crear el pensamiento Uno, ese nivel de comprensión cercano al Conocimiento de lo que Somos y que ha de aportarnos la certeza de que formamos un único vínculo con nuestro Creador y con Su Creación.
Esta visión, se convierte en el camino que nos conduce a la Salvación. Recorrer esa senda nos da la oportunidad de vivir en el eterno presente donde nuestra relación con el mundo que nos rodea se traduce en una oportunidad para perdonar la pesada culpa que recae sobre las creencias de la humanidad.
La Unidad tan solo es posible cuando la hemos conquistado a nivel interno, lo que significa, que no hay conflicto en la percepción de niveles, no hay incoherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. No hay juicio; no hay percepción de separación. Y damos testimonio permanente de nuestra condición divina a través de compartir con el mundo nuestra visión espiritual, nuestra inocencia, nuestra impecabilidad, nuestra santidad.
Practicar la unidad se convierte en un ejercicio enriquecedor que nos llevará a
una consciencia cercana a Dios y que se ha de ver expresada en el trato con el
mundo que percibimos.
Reflexión: ¿Es la individualidad un obstáculo para la unidad?
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