sábado, 22 de junio de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 174

QUINTO REPASO

                                                                
LECCIÓN 174

Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

1. (157) En Su Presencia he de estar ahora.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (158) Hoy aprendo a dar tal como recibo.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (157) En Su Presencia he de estar ahora.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


En la Eterna Presencia de Dios Todo es Uno. Nuestros pensamientos, sentimientos y

nuestras acciones son Uno. Nuestra Mente, nuestro Corazón y nuestro Cuerpo son Uno.

Este Estado de Unidad es un Instante Santo, de plena Comunión con nuestro Verdadero Ser y con nuestro Creador.

Un profundo estallido de júbilo, de felicidad, nos posee, de tal modo que de nuestro Ser emana, se expande un solo Pensamiento de Curación, de Amor, de Unidad.


2. (158) Hoy aprendo a dar tal como recibo.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Qué vas a dar hoy, que tienes la certeza de que recibes aquello que das?

¿Seguirás alimentando la falsa creencia de que dar es perder?
¿Seguirás negando la realidad de que aquello que das a tu hermano, te lo das a ti mismo?

No des desde el cuerpo, pues compartir lo ilusorio no te garantiza recibir la eternidad.

Si das desde el Espíritu, si das desde la eternidad recibirás la abundancia del universo.

Da gracias cuando das, pues es la evidencia de que has recibido… y cuando recibas, da las gracias, igualmente, pues es la prueba de que has respondido a la voz del Amor.

viernes, 21 de junio de 2024

Capítulo 12. III. Cómo invertir en la realidad (1ª parte).

III. Cómo invertir en la realidad (1ª parte).

 

1. Te pedí una vez que vendieses todo cuanto tuvieses, que se lo dieses a los pobres y que me siguieras. 2Esto es lo que quise decir: si no inviertes tu atención en ninguna de las cosas de este mundo, puedes enseñarle a los pobres dónde está su tesoro. 3Los pobres son sencillamente los que han invertido mal, ¡y vaya que son pobres! 4Puesto que están necesitados, se te ha encomendado que los ayudes, pues te cuentas entre ellos. 5Observa lo bien que aprenderías tu lección si te negases a compartir su pobreza, 6pues la pobreza no es otra cosa que insuficiencia, y sólo hay una insu­ficiencia, ya que sólo hay una necesidad. 

En este punto, Jesús nos enseña una importante lección de la que tenemos que tomar consciencia. Utiliza el término “pobre” y lo vincula con uno de los sinónimos de dicho término, la escasez, la necesidad.

¿Cómo puede ser el Hijo de Dios, escaso, pobre, si goza de los atributos divinos que Su Padre le ha otorgado, entre los que se encuentra la Abundancia y la Plenitud?

La razón de esta percepción de escasez y de pobreza responde a la creencia de haber elegido el miedo, en sustitución del amor. 

2. Suponte que un hermano insiste en que hagas algo que tú crees que no quieres hacer. 2Su misma insistencia debería indicarte que él cree que su salvación depende de que tú hagas lo que te pide. 3Si insistes en que no puedes satisfacer su deseo y experimentas de inmediato una reacción de oposición, es que crees que tu salva­ción depende de no hacerlo. 4Estás, por lo tanto, cometiendo el mismo error que él, y haciendo que su error sea real para ambos. 5Insistir significa invertir, y aquello en lo que inviertes está siem­pre relacionado con tu idea de lo que es la salvación. 6La pregunta se compone de dos partes: primera, ¿qué es lo que hay que salvar? 7y segunda, ¿cómo se puede salvar? 

Tenemos que salvarnos de la creencia en la separación y la única manera que tenemos para salvarnos de esa creencia, es percibiendo correctamente, lo que nos llevará a recordar el pacto de amor que nos une a la Filiación Divina. 

3. Cada vez que te enfadas con un hermano, por la razón que sea, crees que tienes que proteger al ego, y que tienes que protegerlo atacando. 2Si es tu hermano el que ataca, estás de acuerdo con esta creencia; si eres tú el que ataca, no haces sino reforzarla. 3Recuerda que los que atacan son pobres. 4Su pobreza pide regalos, no mayor empobrecimiento. 5Tú que podrías ayudarles estás ciertamente actuando en forma destructiva si aceptas su pobreza como propia. 6Si no hubieses invertido de la manera en que ellos lo hicieron, jamás se te hubiese ocurrido pasar por alto su necesidad.  

El sistema de pensamiento del ego, tan solo favorece la invención de un mundo donde impera el miedo. El miedo impide ver lo real, impide ver que, la necesidad del otro es nuestra propia necesidad. Creer que dar es perder, nos llevará a hacer real la escasez. 

4. Reconoce lo que no importa, y si tus hermanos te piden algo "des­cabellado", hazlo precisamente porque no importa. 2Niégate, y tu oposición demuestra que sí te importa. 3Eres únicamente tú, por lo tanto, el que determina si la petición es descabellada o no, y toda petición de un hermano es tu propia petición. 4¿Por qué te empeñas en negarle lo que pide? 5Pues negárselo es negártelo a ti mismo, y empobrecerte a ti y a él. 6Él está pidiendo la salvación, al igual que tú. 7La pobreza es siempre cosa del ego y nunca de Dios. 8Ninguna petición es "descabellada” para el que reconoce lo que es valioso y no acepta nada más. 

Aplicar esta enseñanza en el mundo, significaría el fin de la pobreza, y cuando hablamos de pobreza, no nos estamos refiriendo tan solo a lo material, sino también, a la mental y a la emocional. Podemos ser tacaños con nuestras ideas y con nuestros sentimientos, y ello, nos llevaría a apropiarnos de las ideas y sentimientos de los demás.

Dar cuando se nos requiera, es conservar lo que tenemos. No es lo que damos, sino desde donde decidimos dar. Cuando damos nuestra negación, lo que estamos haciendo es negarnos a nosotros mismos. Si somos amor, recibiremos amor. Si negamos nuestro amor, lo que damos, realmente, es nuestra falta de amor y, será esa ausencia de amor, lo que recibiremos. 

5. La salvación es para la mente, y se alcanza por medio de la paz. 2La mente es lo único que se puede salvar, y sólo se puede salvar a través de la paz. 3Cualquier otra respuesta que no sea amor, surge como resultado de una confusión con respecto a "qué" es la salva­ción y a "cómo" se alcanza, y el amor es la única respuesta. 4Nunca te olvides de esto, y nunca te permitas creer, ni por un solo instante, que existe otra respuesta, 5pues de otro modo te contarás forzosamente entre los pobres, quienes no han entendido que moran en la abundancia y que la salvación ha llegado. 

El origen, la causa de la pobreza, es un pensamiento irreal, una creencia ilusoria, pues se fundamenta en la negación de lo que realmente somos: Hijos del Amor.  

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 173

QUINTO REPASO
                                                                
LECCIÓN 173

Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

1. (155) Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (156) Camino con Dios en perfecta santidad.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (155) Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


He creído gobernar el timón de mi nave, sin embargo, nunca he sido dueño de mi destino.

He deseado dirigir mi rumbo hacia aguas tranquilas, pero aún así no he podido evitar hacer frente a vientos desenfrenados y a furiosas tormentas.

A veces, mis vigías han confundido la tierra firme, con aguas pantanosas…

En ocasiones, mis días de paz se han visto alterados por el acoso de terribles pesadillas que han enturbiado mis horas de vigilia y de sueños.

Hoy me haré un lado, pues al final de mi travesía he descubierto que, tan sólo Dios, es el capitán de mi reino.

Hoy me haré, felizmente, a un lado y cederé el timón de mi nave a mi Creador, pues Él me mostrará el Verdadero Camino.


2. (156) Camino con Dios en perfecta santidad.

2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

Cuando elijo ver con los ojos del cuerpo, a pesar de verme rodeado por las muchas criaturas que viven en el mundo, no puedo evitar sentir una profunda soledad.


Es la consecuencia de lo que he fabricado. El falso error en la separación, me ha llevado a sentirme aislado de mis hermanos; me ha conducido a protegerme de ellos, al entender que pretenden atacarme para poseer lo que es mío.


Sí, cuando me identifico con el ego, no puedo evitar caer en el pesimismo, en la desilusión, en la apatía, en el desánimo, en la confusión, en un querer y no poder… confundo fácilmente el amor, con el deseo…

Buscamos relaciones especiales, en un intento de compensar todas esas emociones contradictorias. Cuando las encontramos, en un intento de compensar nuestras necesidades internas, proyectamos sobre el otro nuestras sombras y de este modo, nos sentimos aliviados al poder juzgarlas fuera de nuestra identidad…

Aquello que no es santo, aquello que no es consecuencia de la Verdadera Unidad, del Amor, de la Eternidad, nunca podrá convertirse en nuestro perfecto acompañante… pues la Ilusión y la Verdad no pueden coexistir.

Cuando caminamos con nuestro Invitado, la necesidad deja de ser nuestra realidad. En su lugar Todo es Abundancia.

jueves, 20 de junio de 2024

Capítulo 12. II. Cómo recordar a Dios (2ª parte).

 II. Cómo recordar a Dios (2ª parte).

6. Quieres todavía lo que Dios dispone, y ninguna pesadilla puede impedir que un Hijo de Dios logre su propósito. 2Pues tu pro­pósito te fue dado por Dios y no puedes sino cumplirlo, ya que ésa es Su Voluntad. 3Despierta y recuerda tu propósito, pues es tu voluntad recordarlos 4Lo que ya se ha llevado a cabo por ti tiene que ser tuyo. 5No permitas que tu odio obstruya el camino del amor, pues no hay nada que pueda resistirse al Amor que Cristo le profesa a Su Padre, o al Amor que Su Padre le profesa a Él.

Nuestro despertar es una realidad, es un hecho. La razón de esta afirmación se fundamenta en el reconocimiento de lo que realmente somos. Dios es Amor, y el Hijo de Dios, no puede ser diferente a Su Padre. Si somos Amor, y no lo sabemos, no es porque no lo seamos, sino porque lo hemos olvidado. Despertar significa recordar lo que hemos olvidado. Mientras que permanecemos en el olvido de lo que somos, estamos dormidos a la realidad y experimentaremos sueños de separación. Despertar es el paso ineludible que Dios ha dispuesto para que pongamos fin a la ilusión del sueño.

7. Dentro de poco me verás, pues yo no estoy oculto porque tú te estés ocultando. 2Es tan seguro que te despertaré como que me desperté a mí mismo, porque desperté por ti. 3En mi resurrección radica tu liberación. 4Nuestra misión es escaparnos de la crucifi­xión, no de la redención. 5Confía en mi ayuda, pues yo no caminé solo, y caminaré contigo de la misma manera en que nuestro Padre caminó conmigo: 6¿No sabías que caminé con Él en paz? 7¿Y no significa eso que la paz nos acompaña durante toda la jornada?

Jesús, nuestro hermano, representa el estadio, en el que decidimos abrir nuestros ojos y despertar del sueño. Ese despertar significa la resurrección, pues en verdad, la muerte no es más que la creencia en el error de la separación. Despertar, resucitar, es creer en la Unidad de la Filiación.

8. En el amor perfecto no hay miedo. 2No haremos otra cosa que mostrarte la perfección de lo que ya es perfecto en ti. 3No tienes miedo de lo desconocido sino de lo conocido. 4No fracasarás en tu misión porque yo no fracasé en la mía. 5En nombre de la absoluta confianza que tengo en ti, confía en mí, aunque sólo sea un poco, y alcanzaremos fácilmente la meta de perfección juntos. 6Pues la perfección simplemente es y no puede ser negada. 7Negar la negación de lo perfecto no es tan difícil como negar la verdad; y creerás en lo que podemos realizar juntos cuando lo veas realizado.

Lo ilusorio, lo falso, no es un hecho. Lo ilusorio, no es real, y si no es real, no es nada. Lo que no es nada, no puede ser un hecho.

La percepción verdadera nos abre las puertas de lo que es real, por lo que tan solo aquello que percibimos correctamente, será un hecho, esto es, será la experiencia que elevará nuestra conciencia hacia la verdad.

9. Tú que has tratado de desterrar el amor no has podido lograrlo, pero tú que eliges desterrar el miedo no podrás por menos que triunfar. 2El Señor está contigo, pero tú no lo sabes. 3Sin embargo, tu Redentor vive, y mora en ti en la paz de la cual Él fue creado. 4¿No te gustaría intercambiar tu conciencia de miedo por ésta conciencia? 5Cuando hayamos superado el miedo -no ocultándolo, ni restándole importancia, ni negando en modo alguno su impacto- esto es lo que realmente verás. 6No puedes dejar a un lado los obstáculos que se interponen a la verdadera visión a menos que primero los observes, ya que dejarlos a un lado significa que has juzgado contra ellos. 7Si los examinas, el Espíritu Santo los juzgará, y los juzgará correctamente. 8Sin embargo, Él no puede eliminar con Su luz lo que tú mantienes oculto, pues tú no se lo has ofrecido y Él no puede quitártelo.

Ocultar nuestros miedos, es el reconocimiento de que son reales. Mientras que el sistema de creencias del ego, ocupe nuestra mente y dirija nuestros pensamientos, estaremos impidiendo que se produzca nuestro despertar. Examinemos nuestros pensamientos y tomemos conciencia de aquello que estamos juzgando. En ese juicio descubriremos, aquello que estamos ocultando, que permanece distante de la luz, y que nos está impidiendo, recibir la orientación verdadera del Espíritu Santo, hacia el encuentro con nuestro despertar.

10. Nos estamos embarcando, por lo tanto, en un programa muy bien organizado, debidamente estructurado y cuidadosamente planeado, que tiene por objeto aprender a entregarle al Espíritu Santo todo aquello que no desees. 2El sabe qué hacer con ello. 3Tú, sin embargo, no sabes cómo valerte de Su conocimiento. 4Cual­quier cosa que se le entregue que no sea de Dios, desaparece. 5No obstante, tú tienes que estar completamente dispuesto a examinar eso que le entregas, ya que de otro modo Su conocimiento no te servirá de nada. 6Él jamás dejará de prestarte ayuda, pues prestar ayuda es Su único propósito. 7¿No es cierto acaso que tienes más razones para temer al mundo tal como lo percibes, que para mirar a la causa del miedo y abandonarla para siempre?

Sí es cierto. La percepción de un niño recién nacido, le llevará a emitir su llanto en un reconocimiento, del miedo aterrador que está sintiendo, al creerse separado de su madre.

Ese niño entrega en su madre todos sus miedos, para que, aportándole su amor de madre, le tranquilice. Lo único que le pide ese niño a su madre, es que lo cuide, que lo ame, que lo abrigue, que lo proteja, que lo alimente. Le pide lo esencial, le pide aquello que puede dar desde el amor, no desde el miedo. No le pide que ataque a otros para salvaguardarle del miedo.

No le pidamos al Espíritu Santo, que medie por nosotros para que salgamos vencedores en nuestras contiendas. No le pidamos desde el miedo, sino desde el reconocimiento de que es la Voz que ha dispuesto nuestro Padre para que nos sirva de guía en el retorno a nuestro verdadero Hogar. 

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 172

QUINTO REPASO
                                                             

LECCIÓN 172

Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

1. (153) En mi indefensión radica mi seguridad.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (154) Me cuento entre los ministros de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (153) En mi indefensión radica mi seguridad.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Por qué siento miedo?

¿Por qué me defiendo de lo que interpreto es un ataque de los demás?

¿Qué temo perder?

El miedo es una interpretación del ego, el cual se siente culpable de haber transgredido las Leyes de Dios. La identificación con el cuerpo, le lleva a adquirir una conciencia temporal y el temor a la muerte es el justo castigo a su pecado.

La consciencia del ego le lleva a creer en la separación y proyecta en el otro aquello que le atemoriza internamente. Desde este punto de vista, el hermano se convierte en un agresor del que debe defenderse para salvaguardar aquello que más valora su integridad física.

Cuando vivimos el despertar de la consciencia, el otro forma parte de nuestra realidad. Desde la Unidad, no cabe defensa, pues cualquier ataque contra el otro es un ataque hacia nosotros mismos.

Tomar consciencia de nuestra Divinidad nos aporta la certeza de que estamos protegidos por nuestro Padre, por nuestro Creador.


2. (154) Me cuento entre los ministros de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

¿Qué mejor regalo puede ofrecer un hijo a su padre que el hacer su Voluntad?

Hemos sido creados a Imagen y Semejanza de Dios y nuestra misión no es otra que expandir su Mente Creadora. Cada uno de nuestros pensamientos deben ser portadores de la evidencia de la Unidad, del Amor y de la Ley.

A veces nos exigimos grandes metas para sentirnos ministros de Dios, sin embargo, basta con que simplemente seamos ejemplos de amor y de unidad para los demás.

Cada vez que vemos en el otro a nuestro hermano y lo vemos en su estado de impecabilidad, estamos invitándoles a cruzar la puerta que ha de conducirle a la salvación y en el ese camino, nos reconocemos como su fiel acompañante.

Todos Somos ministros de Dios, pues Todos somos fieles ejecutores del papel estelar que nuestro Padre nos encomendó. Quizás tu papel sea el de padre, el de madre, el de hijo, el del amigo, el del enemigo, el de instructor, o el de ejecutor… No importa el papel que estés interpretando, siempre que tengas presente que es tan sólo un papel pasajero, pues tu verdadera identidad es una y es la misma que para los demás.

miércoles, 19 de junio de 2024

Capítulo 12. II. Cómo recordar a Dios (1ª parte).

 II. Cómo recordar a Dios (1ª parte).

1. Los milagros son simplemente la transformación de la negación en verdad. 2Si amarse uno a sí mismo significa curarse uno a sí mismo, los que están enfermos no se aman a sí mismos. 3Por lo tanto, están pidiendo el amor que los podría sanar, pero que se están negando a sí mismos. 4Si supiesen la verdad acerca de sí mismos no podrían estar enfermos. 5La tarea del obrador de mila­gros es, por lo tanto, negar la negación de la verdad. 6Los enfermos deben curarse a sí mismos, pues la verdad mora en ellos. 7Mas al haberla nublado, la luz de otra mente necesita brillar sobre la suya porque dicha luz es suya.

El ego piensa que el cuerpo puede enfermar, pues al percibir sus síntomas, le da esa credibilidad, y al creer des esta manera, piensa que cuerpo y mente son una misma cosa, lo que le lleva a albergar un profundo temor, pues la mente del ego se fundamenta en el miedo, en la separación y en el ataque.

La creencia en la separación es la negación de la verdad, pues el Hijo de Dios no puede estar separado de Su Padre, ni de Su Filiación.

Cuando este punto nos dice que los enfermos deben curarse a sí mismo, pues la verdad mora en ellos, lo que nos está enseñando es a transformar la negación en verdad. No es el cuerpo el que enferma, sino la mente, por lo que es en ese nivel donde debemos sanar. El milagro, a través de la Expiación -corrección del error-, nos llevará recordar la verdad que se encuentra en nuestro interior, compartiendo la Mente Una de Dios.

2. La luz brilla en todos ellos con igual intensidad independien­temente de cuán densa sea la niebla que la oculta. 2Si no le otor­gas a la niebla ningún poder para ocultar la luz, no tiene ninguno. 3Pues sólo tiene poder si el Hijo de Dios se lo confiere. 4Y debe ser él mismo quien le retire ese poder, recordando que todo poder es de Dios. 5Tú puedes recordar esto por toda la Filia­ción. 6No permitas que tu hermano se olvide, pues su olvido es también el tuyo. 7Pero cuando tú lo recuerdas, lo estás recordando por él también porque a Dios no se le recuerda solo. 8Esto es lo que has olvidado. 9Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios. 10Pues te olvidaste de tus hermanos y de Dios, y la Respuesta de Dios a tu olvido no es sino la manera de recordar.

Me encanta la frase que se recoge en este punto, que dice: “Percibir la curación de tu hermano como tu propia curación es, por lo tanto, la manera de recordar a Dios”. Los milagros tienen el poder de despertar nuestro corazón para que recuerde nuestro verdadero origen. Ese recuerdo, nos permitirá ver a nuestros hermanos, como los compañeros de viaje que han de permitirnos alcanzar nuestro destino, que no es otro que alcanzar la salvación.

3. No percibas en la enfermedad más que una súplica de amor, y ofrécele a tu hermano lo que él cree que no se puede ofrecer a sí mismo. 2Sea cuál sea la enfermedad, no hay más que un remedio. 3Alcanzarás la plenitud a medida que restaures la plenitud de otros, pues percibir en la enfermedad una petición de salud es reconocer en el odio una súplica de amor. 4Y dar a un hermano lo que realmente desea es ofrecértelo a ti mismo, ya que tu padre dispone que comprendas que tu hermano y tú sois lo mismo. 5Concédele su petición de amor, y la tuya quedará concedida. 6La curación es el Amor de Cristo por Su Padre y por Sí Mismo.

La única causa que da origen a la enfermedad, se encuentra en la mente: la creencia en la separación. Dicha creencia nos indica que, hemos elegido sustituir el amor por el miedo. Toda enfermedad es carencia de amor, por lo tanto, es una llamada, una súplica a ser amado. Ofrezcamos amor, y ello significará, que hemos sanado y que conservaremos ese estado de sanación, al compartirlo con nuestros hermanos.

4. Recuerda lo que dijimos acerca de las percepciones atemorizan­tes que tienen los niños pequeños, las cuales son aterrorizantes para ellos porque no las entienden. 2Si piden iluminación y la aceptan, sus miedos se desvanecen. 3Pero si ocultan sus pesadi­llas, las conservan. 4Es fácil ayudar a un niño inseguro, ya que reconoce que no entiende el significado de sus percepciones. 5Tú, sin embargo, crees que entiendes el significado de las tuyas. 6Cria­tura de Dios, estás ocultando tu cabeza bajo unas pesadas mantas que tú mismo te has echado encima. 7Estás ocultando tus pesadi­llas en la oscuridad de tu falsa certeza y negándote a abrir los ojos y a mirarlas de frente.

El niño, al nacer, tras su primer aliento de vida, rompe en llanto, pues acaba de ser “separado” de su madre, su gestadora, su creadora. Ese llanto, es su primera súplica de necesidad de amor. Mientras que ha permanecido en el seno materno, ha gozado de todo lo necesario para su crecimiento. Podríamos comparar ese estado con la etapa del “paraíso terrenal”, en el cual, el Hijo de Dios, gozaba de la Plenitud dispuesta por Su Hacedor. La expulsión de ese “paraíso”, la consecuencia de creerse separado, es semejante al momento en el que el recién nacido rompe en llanto, anunciando que, su conciencia ha cambiado del estado de Conocimiento al de percepción. Ese llanto, es una demanda de amor, de protección, de continuar recibiendo el alimento que recibía cuando se encontraba en comunicación directa con su creador.

Ese mismo llanto, sigue formando parte del ego, aunque trata de ocultar esa necesidad, utilizando las armas que le aportan identidad, como son el miedo y el ataque. Llorar es de débiles, lo que lleva a dar muestra de su fortaleza, haciendo uso de sus armas más preciadas.

5. No nos quedemos con las pesadillas, pues no son ofrendas dig­nas de Cristo, y, por lo tanto, no son regalos dignos de ti. 2Quítate las mantas de encima y hazle frente a lo que te da miedo. 3Sólo lo que tú te imaginas que ello pueda ser es lo que te da miedo, pues la realidad de lo que no es nada no puede dar miedo. No demo­remos esto, pues el sueño de odio no se apartará de ti a menos que tengas ayuda, y la Ayuda ya está aquí. 5Aprende a mantenerte sereno en medio de la agitación, pues la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. 6Mira de frente cada imagen que surja para demorarte, pues el logro del objetivo es inevitable debido a que es eterno. 7Tener al amor por objetivo es algo a lo que tienes derecho, y ello es así a pesar de tus sueños.

El ego, piensa erróneamente, que Dios es su enemigo, pues se siente abandonado en un mundo que él ha fabricado, pero del que no reconoce su autoría. El recién nacido, demanda con su llanto, los cuidados de su madre, pero en la medida que va adquiriendo conciencia, el significado de lo verdadero se va olvidando, lo que llevará a buscar nuevos significados, aquellos que le hagan sentirse dueños de sí mismo y capaces de afrontar sus miedos haciendo uso del poder que le otorga la estrategia del ataque. Pero ese niño no podrá negar permanentemente lo verdadero. Crecerá y descubrirá su condición creadora. Ese reconocimiento, le ofrece la oportunidad de recordar el amor que es capaz de dar un padre/madre por su hijo. Desde ese instante, no cesará en su voluntad por cuidar y proteger a ese hijo.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 171

QUINTO REPASO

Introducción

1. Ahora iniciamos otro repaso. 2Esta vez estamos listos para poner más de nuestra parte y dedicar más tiempo a nuestro empeño: 3Reconocemos que nos estamos preparando para un nuevo nivel de entendimiento. 4Queremos dar este paso resuelta­mente, para poder seguir adelante con mayor certeza, mayor sin­ceridad y mayor fe. 5Nuestros pasos han sido inciertos, y las dudas nos han hecho andar con lentitud e inseguridad por el camino que este curso señala. 6Pero ahora vamos a ir más de prisa, pues nos estamos acercando a una mayor certeza, a un propósito más firme y a una meta más segura.

2. Padre nuestro, afianza nuestros pasos. 2Aplaca nuestras dudas, aquieta nuestras santas mentes, y háblanos. 3No tenemos nada que decirte, 4pues sólo deseamos escuchar Tu Palabra y hacerla nuestra. 5Guía nuestras prácticas tal como un padre guía a su hijo pequeño por un camino que éste desconoce, 6pero que aun así, el hijo lo sigue, seguro de que está a salvo porque su padre le muestra el camino.

3. De este modo es como llevamos nuestras prácticas hasta Ti. 2Si trope­zamos, Tú nos levantarás. 3Si se nos olvida el camino, sabemos que Tú siempre lo recordarás. 4Y si nos extraviamos, Tú no te olvidarás de llamarnos. 5Aligera nuestros pasos ahora de modo que podamos caminar con mayor certeza y mayor rapidez hasta Ti. 6Y aceptamos la Palabra que Tú nos ofreces para unificar nuestras prácticas, a medida que repasamos los pensamientos que Tú nos has dado.

4. He aquí -al final de este párrafo- el pensamiento que debe preceder a los pensamientos que vamos a repasar. 2Cada uno de éstos clarifica algún aspecto de dicho pensamiento o contribuye a hacerlo más significativo, más personal y verdadero, así como más descriptivo del santo Ser que compartimos y que ahora nos preparamos para conocer de nuevo:

3Dios es sólo Amor, y, por ende, eso es lo que soy yo.

4Sólo este Ser conoce el amor. 5Sólo sus pensamientos son perfec­tamente congruentes; sólo ese Ser conoce a Su Creador, se com­prende a Sí Mismo y goza de un conocimiento y amor perfectos, así como de un estado de unión constante con Su Padre y Con­sigo Mismo.

5. Y Eso es lo que nos espera al final de la jornada. 2Cada paso que damos nos acerca un poco más. 3Este repaso acortará el tiempo de manera inconmensurable si tenemos presente que Eso es nuestra meta y que a medida que lo ponemos en práctica es a Eso a lo que nos acercamos. 4Levantemos de las cenizas nuestros corazones y dirijámoslos hacia la vida, recordando que Eso es lo que se nos promete, y que este curso nos fue enviado para allanar el sendero de la luz y enseñarnos, paso a paso, cómo regresar al eterno Ser que creíamos haber perdido.

6. Yo te acompaño en esta jornada. 2Pues por el momento com­parto tus dudas y tus miedos, de manera que puedas recurrir a mí que conozco el camino por el que se supera toda duda y temor. 3Caminamos juntos. 4Es preciso que yo entienda lo que es la incertidumbre y el dolor, aun cuando sé que no tienen ningún significado. 5Sin embargo, un salvador debe permanecer con aquellos a quienes enseña, viendo lo que ellos ven, pero conser­vando en su mente el camino que lo condujo a su propia libera­ción, y que ahora te conducirá a ti a la tuya junto con él. 6Al Hijo de Dios se le sigue crucificando hasta que camines por esta senda conmigo.

7. Mi resurrección se repite cada vez que conduzco a un hermano sin contratiempo alguno allí donde la jornada termina para ya no recordarse más. 2Me siento renovado cada vez que un hermano aprende que hay un camino que nos libera a todos de la aflicción y del dolor. 3Y renazco cada vez que un hermano se vuelve hacia la luz que mora en él y me busca. 4No me he olvidado de nadie. 5Ayúdame ahora a conducirte de regreso allí donde la jornada empezó para que puedas llevar a cabo otra elección conmigo.

8. Libérame mientras practicas una vez más los pensamientos que te he traído de Aquel que ve tu extrema necesidad, y que conoce la respuesta que Dios le ha dado. 2Juntos repasaremos estos pen­samientos. 3Juntos les dedicaremos nuestro tiempo y esfuerzos. 4Y juntos se los enseñaremos a nuestros hermanos. 5Dios no permiti­ría que en el Cielo faltase nada. 6Éste te está esperando, al igual que yo. 7Sin ti yo estoy incompleto. 8Conforme me complete regresaremos juntos a nuestro hogar ancestral, el cual se preparó para nosotros desde antes de que el tiempo comenzara, y se ha mantenido a salvo de los azotes de éste, así como inmaculado y seguro, tal como será cuando al tiempo le llegue su fin.

9. Permite, entonces, que este repaso sea el regalo que me haces a mí. 2Pues esto es lo único que necesito: que oigas mis palabras y que se las ofrezcas al mundo. 3Tú eres mi voz, mis ojos, mis pies y mis manos, con los cuales llevo la salvación al mundo. 4El Ser desde el que te llamo no es sino tu propio Ser. 5A Él nos dirigimos juntos. 6Toma a tu hermano de la mano, pues no es éste un camino que recorramos solos. 7En él yo camino contigo y tú conmigo. 8La Voluntad del Padre es que Su Hijo sea uno con Él. 9¿Cómo no iba a ser, entonces, todo lo que vive uno contigo?
10. Permite que este repaso sea un intervalo en el que comparti­mos una experiencia que es nueva para ti, aunque tan antigua como el tiempo e incluso aún más antigua. 2Santificado sea tu nombre 3e inmaculada tu gloria para siempre. 4Tu plenitud ahora es total, tal como Dios lo dispuso. 5Tú eres Su Hijo, y completas Su extensión con la tuya. 6No practicamos sino una antigua ver­dad, que sabíamos desde antes de que la ilusión pareciese apode­rarse del mundo. 7Y le recordamos al mundo que está libre de toda ilusión cada vez que decimos:

8Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

11. Con esto damos comienzo a cada día de nuestro repaso. 2Con esto empezamos y con esto concluimos cada período de práctica. 3Y con ese pensamiento nos vamos a dormir para despertar con esas mismas palabras de nuevo en nuestros labios, y darle así la bienvenida al nuevo día. 4Todo pensamiento que repasemos lo envolvemos con ése; y utilizaremos dichos pensamientos para mantenerlo firme en la mente y claro en nuestra memoria a lo largo del día. 5Y así, cuando hayamos terminado este repaso, habremos reconocido que las palabras que decimos son verdad.

12. Las palabras, sin embargo, no son sino recursos auxiliares y, excepto por el uso que hacemos de ellas al principio y al final de cada período de práctica, se usarán sólo para recordarle a la mente su propósito, según lo dicte la necesidad. 2Ponemos nues­tra fe en la experiencia que se deriva de las prácticas, no en los medios que utilizamos. 3Esperamos la experiencia, y reconocemos que sólo en ella radica la convicción. 4Usamos las palabras y trata­mos una y otra vez de ir más allá de ellas hasta llegar a su significado, el cual está mucho más allá de su sonido. 5Este se hace cada vez más tenue hasta que finalmente desaparece, a medida que nos acercamos a la Fuente del significado. 6Y Ahí es donde hallamos reposo.
                                                                

LECCIÓN 171

Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

1. (151) Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

2. (152) Tengo el poder de decidir.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (151) Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

¿Dónde estás buscando la presencia de Dios?

¿Lo haces en el murmullo del silencioso castigo con el que tratas de ocultar tus culpas?

¿Tal vez piensas que se encuentra tras el frío disfraz de una imagen a la que veneras?

¿Has dirigido tus pasos hasta el paternal abrazo de una religión que promete la salvación a cambio de que te arrepientas de todos tus pecados?


¿Eres de los que flagelan tus carnes buscando la redención?

¿Eres de los que forjan espadas y escudos para defender tus creencias?

Dios está en ti y Su Palabra te habla permanentemente…
Dios, a través de los cuerpos, se comunica con su Hijo y le invita a ver su Rostro dibujado en el Rostro del Hermano.

2. (152) Tengo el poder de decidir.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

Ser Hijo de Dios, significa que Somos, potencialmente, portadores de sus Atributos Creadores.

El Hijo de Dios posee la facultad de la Voluntad y gracias a ella, es capaz de decidir qué camino tomar.

Fue decisión del Hijo de Dios, utilizar su mente para ver y conocer el mundo material, lo que dio lugar a la conciencia de separación: al ego.

A partir de esa trascendental decisión, la consciencia de Unidad, de conexión directa con el Creador, fue sustituida y este episodio se recoge expresado en la Biblia, indicándonos que Adán y Eva entraron en un profundo sueño, del que aún no han despertado.

Una nueva decisión, igual de trascendente, nos aguarda. Esa decisión significará el despertar del sueño y la recuperación del estado de consciencia de la Unidad.

¿Cuándo ha de producirse ese re-nacer? Cuando cada uno de nosotros lo decida.

¿Estás dispuesto hoy a elegir ver el mundo con los ojos del Amor?

martes, 18 de junio de 2024

Capítulo 12. I. El juicio del Espíritu Santo (2ª parte)

 Capítulo 12 

El PROGRAMA DE ESTUDIOS DEL ESPÍRITU SANTO 


6. La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. 2Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las perci­bes correctamente, son capaces de traer amor a tu conciencia: 3Toda sensación de esfuerzo procede de tus intentos de no hacer simplemente eso. 4¡Cuán simple es, entonces, el plan de Dios para la salvación! 5No hay sino una sola manera de reaccionar ante la realidad porque la realidad no suscita conflicto alguno. 6No hay sino un solo Maestro de la realidad, el Cual entiende lo que ésta es. 7Este Maestro no cambia de parecer con respecto la realidad porque la realidad no cambia. 8Si bien tus interpretaciones de la realidad no tienen sentido en tu estado dividido, las Suyas son por siempre fieles a la verdad. 9Él te las da porque son para ti. 10No intentes "ayudar" a un hermano a tu manera, pues no pue­des ayudarte ti mismo. 11Mas oye sus ruegos que claman por la Ayuda de Dios, y reconocerás de este modo la necesidad que tú mismo tienes del Padre. 

Para dar una respuesta verdadera, a la petición de ayuda de los demás, debemos corregir nuestra percepción errónea por la percepción verdadera, esto es, debemos sustituir el miedo por el amor.

Desde nuestra conciencia ego, interpretaremos el mundo como una agresión a nuestros intereses, lo que impedirá dar una respuesta apropiada. El sistema de pensamiento del ego, favorece la percepción del conflicto, del cual no se siente responsable. 

7. Las interpretaciones que haces de las necesidades de tu hermano son las interpretaciones que haces de las tuyas propias. 2Al prestar ayuda la estás pidiendo, y si percibes tan sólo una necesi­dad en ti serás sanado. 3Pues reconocerás la Respuesta de Dios tal como deseas que ésta sea, y si de verdad la deseas, ciertamente será tuya. 4Cada súplica a la que respondes en el Nombre de Cristo acerca más a tu conciencia el recuerdo del Padre. 5En inte­rés de tu propia necesidad, pues, oye toda petición de ayuda como lo que es, para que Dios pueda responderte a ti. 

El camino que nos conduce a la salvación, no es un camino que debamos recorrer en la soledad. Es más, ese camino solo podremos reconocerlo, cuando percibamos la necesidad de nuestro hermano, como nuestra propia necesidad. Ese gesto, será real, cuando percibamos desde la visión crística, desde la visión del Hijo de Dios, desde la certeza en la Unidad. 

8. Al aplicar cada vez más la interpretación del Espíritu Santo las reacciones de otros, irás cobrando mayor conciencia de que Su criterio es igualmente aplicable a las tuyas. 2Pues reconocer el miedo no es suficiente para poder escaparse de él, aunque sí es necesario para demostrar la necesidad de escapar. 3El Espíritu Santo tiene aún que transformar el miedo en verdad. 4Si se te dejase con el miedo, una vez que lo hubieses reconocido, habrías dado un paso que te alejaría de la realidad en vez de acercarte a ella. 5No obstante, hemos señalado repetidamente la necesidad de reconocer el miedo y de confrontarlo cara a cara como un paso crucial en el proceso de desvanecer al ego. 6Considera entonces lo mucho que te va a servir la interpretación que hace el Espíritu Santo de los motivos de los demás. 7Al haberte enseñado a aceptar únicamente los pensamientos de amor de otros y a con­siderar todo lo demás como una petición de ayuda, te ha ense­ñado que el miedo en sí es una petición de ayuda. 8Esto es lo que realmente quiere decir reconocer el miedo. 9Si tú no lo proteges, el Espíritu Santo lo re-interpretará. 10En esto radica el valor prin­cipal de Aprender a percibir el ataque como una petición de amor. 11Ya hemos aprendido que el miedo y el ataque están inevitable­mente interrelacionados. 12Si el ataque es lo único que da miedo, y consideras al ataque como la petición de ayuda que real­mente es, te darás cuenta de la irrealidad del miedo. 13Pues el miedo, es una súplica de amor, en la que se reconoce inconsciente­mente lo que ha sido negado. 

Hermano, elevemos nuestras súplicas al Espíritu Santo, para que nos otorgue la Expiación. La corrección de la falsa creencia en la separación, desvanecerá la falsa creencia en el miedo. Esa corrección, hará posible que la respuesta que damos a la súplica de nuestro hermano, sea acorde a la respuesta que nos otorga el Espíritu Santo a las nuestras, esto es, reconocer la necesidad del otro en nosotros mismos, como una necesidad de sustituir el miedo por el amor. 

9. El miedo es un síntoma de tu profunda sensación de pérdida. 2Si al percibirlo en otros aprendes a subsanar esa sensación de pérdida, se elimina la causa básica del miedo. 3De esa manera, te enseñas a ti mismo que no hay miedo en ti. 4Los medios para erradicarlo se encuentran en ti, y has demostrado esto al dárselos a otros. 5El miedo y el amor son las únicas emociones que eres capaz de experimentar. 6Una es falsa, pues procede de la nega­ción, y la negación depende, para poder existir, de que se crea en lo que se ha negado. 7Al interpretar correctamente el miedo como una afirmación categórica de la creencia subyacente que enmas­cara, estás socavando la utilidad que le has atribuido al hacer que sea inútil. 8Las defensas que son inservibles se abandonan automáticamente. 9Si haces que lo que el miedo oculta pase a ocupar una posición inequívocamente preeminente, el miedo deja de ser relevante. 10Habrás negado que puede ocultar al amor, lo cual era su único propósito. 11El velo que habías puesto sobre la faz del amor habrá desaparecido. 

El estado conocido como “Paraíso Terrenal”, hace referencia al estado de Unidad existente entre el Creador y Su Creación, entre el Padre y Su Hijo. En ese estado imperaba la condición heredada por el Hijo: pureza, inocencia, abundancia, impecabilidad, plenitud, Unidad.

Nos narran los Textos Sagrados, que un acto volitivo del Hijo, “comer la fruta del árbol prohibido”, provocó el enfado del Padre, el cual, decidió expulsarlo del Edén, lo cual, ocasionó que el Hijo perdiese el estado de Plenitud del cual gozaba.

Esa sensación de pérdida se convirtió en la causa del miedo. La culpa, sustituyó a la impecabilidad, al igual, como el miedo, sustituyó al amor y la separación a la unicidad.

Reconocer en nuestro hermano, el conducto a través del cual, recuperar la inocencia que jamás perdimos, nos permitirá recordar que somos el Hijo de Dios y que, nuestra pérdida, no es más que una ilusión. 

10. Si deseas contemplar el amor, que es la realidad del mundo, ¿qué mejor cosa podrías hacer que reconocer en toda defensa con­tra él la súplica de amor subyacente? 2¿Y de qué mejor manera podrías darte cuenta de su realidad que respondiendo a esa súplica dando amor? 3La interpretación que el Espíritu Santo hace del miedo ciertamente lo desvanece, pues la conciencia de la ver­dad no se puede negar. 4De esta manera el Espíritu Santo reem­plaza al miedo por el amor y transforma el error en verdad. 5Y de esta manera aprenderás de Él cómo reemplazar tu sueño de sepa­ración por el hecho innegable de la unidad. 6Pues la separación no es otra cosa que la negación de la unión, y si se interpreta correctamente, da testimonio de tu eterno conocimiento de que la unión es verdad. 

Si deseamos contemplar el amor, cambiemos nuestra creencia de haber sido expulsados del Paraíso Terrenal y sentirnos merecedores del castigo de Dios. Somos el Hijo de Dios y nuestra condición, a imagen y semejanza de la del Padre, es la Perfección.