
Reflexión: ¿Cuál crees que es la causa del dolor físico?
El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
IV. Los dos cuadros (1ª parte).
1. Dios estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y ninguna cosa que hagas que no comparta Su propósito puede ser real. 2El propósito que Dios adscribió a cada cosa es la única función que tiene. 3Debido a la razón que Él tuvo para crear Su relación contigo, la función de las relaciones se convirtió para siempre en "hacer feliz". 4Eso es todo. 5Para satisfacer esta función te relacionas con tus creaciones del mismo modo en que Dios se relaciona con las Suyas. 6Pues nada que Dios haya creado puede estar excluido de la felicidad, y nada que Él creó desea otra cosa que extender felicidad tal como su Creador lo hizo. 7 Lo que no satisface esta función no puede ser real.
Dios es Amor, y nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, por lo que podemos decir que somos "Hijos del Amor". La relación que Dios tiene con Su creación es de Amor, lo que hace posible que dicha relación no tenga otro objetivo que hacer feliz a dicha creación. Amor y felicidad tienen la misma causa, la cual emana de la Voluntad Creadora de Dios.
La igualdad que nos hace semejantes a nuestro Creador nos hace, igualmente, iguales en lo relativo al objetivo de nuestras relaciones, es decir, la función de dichas relaciones se convirtió para siempre en "hacer feliz", dicho de otro modo, en amar.
Para el ego, la felicidad está condicionada al logro, a lo que recibe fuera de sí mismo, es decir, si las circunstancias son propicias a nuestros deseos, nuestra respuesta suele ser sentirnos felices. Pero si las circunstancias no son propicias, nuestra respuesta suele ser sentirnos infelices. Ello significa que, para el ego, la felicidad cambia y es temporal, y si es así, no puede ser real, porque lo real, lo que es verdad, no está sujeto al cambio.
Por lo tanto, desde el punto de vista del ego, lo que llamamos felicidad nada tiene que ver con el verdadero significado del amor. El ego no crea, sino que fabrica, o lo que es lo mismo, inventa una realidad ilusoria que es carente de amor. Tan solo el amor-felicidad tiene la capacidad de crear.
Cuando hablamos de amor, desde la visión Crística, nos estamos refiriendo a nuestra condición divina, a nuestra semejanza con el Creador. Por lo tanto, la felicidad no es un sentimiento, ni un pensamiento, sino un estado del Ser. Somos felices por lo que somos, no por lo que logramos.
2. En este mundo es imposible crear. 2Pero sí es posible hacer feliz. 3He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. 4Y lo único que esto significa es que Él reinstaurará en ellas la función que Dios les asignó. 5La función que tú les has asignado es claramente que no sean fuentes de felicidad. 6Pero la relación santa comparte el propósito de Dios, en lugar de tratar de inventar otro para que lo substituya. 7Cada relación especial que has entablado es un substituto de
La función que Dios ha dado a las relaciones, la de hacer feliz, no es la función que el ego da a las relaciones que establece, las cuales, al estar bajo la creencia del miedo, serán privativas de libertad. ¿Qué relación puede hacernos feliz si está condicionada por el miedo?
La ayuda del Espíritu Santo es esencial para transformar las relaciones especiales en relaciones santas. Para ello, necesita que nuestra voluntad se ponga al servicio del amor, lo que nos llevará a percibir al otro como nuestros hermanos en la Filiación Divina. El amor sustituirá al miedo y la inocencia sustituirá a la errónea creencia en que somos pecadores. No existiendo el miedo ni el pecado, la culpa no se manifestará, lo que propiciará que el presente sea vivido conscientemente sin que las sombras del pasado lo puedan nublar.
3.Has entablado relaciones muy reales incluso en este mundo. 2Sin embargo, no las reconoces porque has hecho que sus substitutos predominen de tal manera que, cuando la verdad te llama -como constantemente lo hace- contestas con un substituto. 3El propósito fundamental de cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad.
El miedo es el sustituto del amor y de la felicidad. Ello nos lleva a establecer relaciones en las que la carencia del amor y de la felicidad no propiciará una relación santa, en la que sabremos reconocer la unión que compartimos con nuestro Creador y con la Filiación.
4. En cierto sentido, la relación especial fue la respuesta del ego a la creación del Espíritu Santo, Quien a Su vez fue
Si creemos que podemos crear un mundo real donde el amor esté ausente, estaremos repitiendo el error original que da lugar a la creencia en la separación. Le estaremos dando más validez a la percepción que al Conocimiento. Le estaremos dando más importancia a la forma que al contenido. Estaremos fijando nuestra identidad en el cuerpo y negando cualquier otra realidad que no percibamos. El ego debe su existencia a esas prioridades y su objetivo no es otro que perpetuar sus falsas creencias para sustentar su sistema de pensamiento.
Mientras que el ego ataca y niega cualquier creencia en la unidad, el Espíritu Santo refuerza la verdad que nos mantiene unidos a la Mente de nuestro Creador. El Espíritu Santo es el camino que nos llevará de vuelta a nuestro verdadero Hogar. Él sí conoce lo que somos y mantiene nuestra identidad a salvo de cualquier ataque procedente de la identidad ilusoria del ego. Esto es así, simplemente, porque el Espíritu Santo no ve al ego, pues no ve la separación.
III. Sombras del pasado (3ª parte).
7. Harás todo esto gustosamente, sólo con que le dejes mantener la chispa delante de ti para que alumbre tu camino y puedas verlo con claridad. 2El Hijo de Dios es uno. 3A quienes Dios ha unido como uno, el ego no los puede desunir. 4Por muy oculta que se encuentre en toda relación, la chispa de la santidad no puede sino estar a salvo. 5Pues el Creador de la única relación que existe no se ha excluido a Sí Mismo de ninguno de sus aspectos. 6Éste es el único aspecto de la relación que el Espíritu Santo ve porque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. 7Tú has hecho que la relación sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como no es y donde no está. 8Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer que cambies de parecer con respecto a él por ti. 9Pero asegúrate antes que nada de que te das cuenta plenamente de lo que has hecho que el pasado represente, y por qué.
Cuando juzgamos al otro, al mirarlo, estamos proyectando nuestros pensamientos internos sobre él, lo que nos lleva a juzgarlo en la misma medida en que nos juzgamos a nosotros, con una variedad en que nuestros juicios propios los mantenemos ocultos y los del otro los hacemos públicos, en un deseo de trascender los nuestros propios.
La relación santa es la inspirada por la Mente Recta, la cual nos lleva a percibir la unidad entre las partes, entre las mentes.
8. El pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y profana con el ego contra el presente. 2Pues el presente es perdón. 3Por lo tanto, las relaciones que la alianza no santa fomenta no se perciben ni se experimentan como si estuviesen ocurriendo ahora. 4Mas el marco de referencia al que se recurre para que le dé significado al presente es una ilusión del pasado en la que se conservan aquellos elementos que se ajustan al propósito de la relación no santa, y se abandonan todos los demás. 5Y lo que de esta manera se abandona, es toda la verdad que el pasado jamás habría podido ofrecer al presente para que diese testimonio de la realidad de éste. 6Lo que se conserva no hace sino dar testimonio de la realidad de los sueños.
Si nuestra mente queda ocupada en cada presente con una visión permanente de recuerdos del pasado, cualquier relación que emprendamos no será real, pues está intentando sostenerse sobre los frágiles pilares de lo que no es real.
Este tipo de relaciones requerirá un gran esfuerzo para mantenerse estable y, por lo general, salvo que se produzca un cambio de visión en la consciencia, están llamadas al fracaso y a la frustración.
El presente es la única oportunidad que tenemos para deshacernos de los errores del pasado, esto es, de perdonarlos, pues es en el presente donde únicamente podemos elegir de nuevo, podemos ver de otra manera, podemos ver lo que es real y lo que ya no lo es.
He aquí que, una vez más, nos encontramos con una verdad esencial: tenemos la capacidad de elegir, y la tenemos, no porque seamos un ego, pues el ego tan sólo impone limitación y miedo, sino porque somos el Hijo de Dios, creados a Su Imagen y Semejanza.
¿Vamos a utilizar ese poder divino para elegir cultivar pensamientos falsos que darán frutos falsos y amargos, o vamos a utilizar nuestra voluntad para elegir cultivar pensamientos verdaderos que, al ser compartidos con los demás, darán frutos dulces y abundantes?
10. Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relaciones, e interponerme entre tus fantasías y tú. 2Permite que mi relación contigo sea algo real para ti, y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes de tus hermanos. 3No fueron creados para que pudieses hacerte daño a través de ellos. 4Fueron creados para crear junto contigo. 5Ésta es la verdad que quiero interponer entre tu objetivo de locura y tú. 6No te separes de mí ni dejes que el santo propósito de
Entra, hermano, la puerta de mi mente está abierta para que tu presencia ilumine el recinto donde albergo mis pensamientos amorosos y donde me uno, conscientemente, a ti.
Que el amor bendiga nuestra unión y que no la separe el ego.
Que así sea.
III. Sombras del pasado (2ª parte).
4. El tiempo es ciertamente severo con la relación no santa. 2Pues el tiempo es cruel en manos del ego, de la misma manera en que es benévolo cuando se usa en favor de la mansedumbre. 3La atracción de la relación no santa empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. 4Una vez que se ha establecido la relación, la duda surge inevitablemente, pues el propósito de la relación no se puede alcanzar. 5El "ideal" de la relación no santa, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no venga a "estropear" el sueño. 6Y cuanto menos aporte a la relación, "mejor" se vuelve ésta. 7Y así, el intento de unión se convierte en una forma de excluir incluso a aquel con quien se procuró la unión. 8Pues la relación se estableció precisamente para excluirle de ella y para que la "unión" fuese con fantasías en las que se goza de una "dicha" ininterrumpida.
Con esa base, el edificio de la verdad no se podrá sostener. Es imposible crear recuerdos de amor cuando realmente nos estamos odiando interiormente y proyectando sobre los demás nuestro propio odio. Si no creemos en el amor, no podremos dar amor.
El ego disfruta haciendo recordar al otro sus pecados. De esta forma le impide recordar que es impecable e inocente; le impide recordar que somos "hijos del amor" y como tal gozamos de la perfección de nuestro Padre.
5. ¿Cómo puede el Espíritu Santo introducir Su interpretación de que el cuerpo es un medio de comunicación en las relaciones cuyo único propósito es separarse de la realidad? 2Lo que el perdón es, es lo que le capacita para hacerlo. 3Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. 4Y el pasado transformado se vuelve como el presente. 5El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. 6Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. 7En estos pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. 8Por eso es por lo que
Cuando el pasado es perdonado, lo transformamos de modo que nuestra atención tan sólo se centra en lo esencial, en lo verdadero, en los pensamientos amorosos que hemos compartido con nuestros hermanos. El perdón pone fin a la ilusión del pecado, de la culpa y del sufrimiento. El perdón pone fin a todo deseo de venganza, pues no encontraremos nada que no sea motivo de ser amado.
El perdón, es evidente, no se usa en el pasado. Siempre lo hace en el presente, de modo que, cuando decidimos perdonar el pasado, lo que realmente estamos haciendo es elegir, desde el presente, ver tan sólo los pensamientos amorosos.
6. El ego trata de "resolver" sus problemas, no en su punto de origen, sino donde no fueron concebidos. 2Y así es como trata de garantizar que no tengan solución. 3Lo único que el Espíritu Santo desea es resolver todo completa y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de los problemas allí donde ésta se encuentra, y allí mismo la deshace. 4Y con cada paso del proceso de deshacer que Él lleva a cabo, la separación se va deshaciendo más y más, y la unión se vuelve cada vez más inminente. 5Ninguna "razón" que hable en favor de la separación le causa confusión alguna. 6Lo único que percibe en la separación es que tiene que ser des-hecha. 7Permite que Él descubra la chispa de belleza que se encuentra oculta en tus relaciones y te la revele. 8Su belleza te atraerá tanto, que no estarás dispuesto a perderla de vista nuevamente. 9Y dejarás que esta chispa transforme la relación de modo que la puedas ver más y más. 10Pues la desearás más y más, y estarás cada vez menos dispuesto a que esté oculta de ti. 11Y aprenderás a buscar y a establecer las condiciones en las que esta belleza se puede ver.
Creemos que podemos ser dañados por los demás, porque creemos que el cuerpo puede dañar, pero en verdad, el daño es un pensamiento que se apodera de nuestra mente y por el cual nos castigamos a nosotros mismos al creernos culpables pecadores…
Hemos olvidado que vemos aquello que deseamos. Si vemos daño es porque estamos deseando dañar; si vemos culpa es porque estamos juzgando, y si juzgamos, es porque nos estamos juzgando a nosotros mismos.
El origen del pecado, de la culpa, de la separación, no se encuentra en el presente, pues este estado del tiempo es "virgen", es nuevo, es inocente. Deja de serlo si trasladamos el recuerdo del pasado al presente. El error original se encuentra en el pasado; por esa razón el Espíritu Santo lo corrige en ese mismo estado y lo hace no creyendo en él, pues lo que se encuentra en el pasado ya pasó y no existe. Cuando perdonamos, estamos obviando lo que no existe, salvo que queramos que exista.
Respóndete a esta pregunta: ¿qué te impide perdonar?
La respuesta ya la sabes: El hacer real el pasado y negarte a ver la realidad de que no existe.