sábado, 25 de mayo de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 146

CUARTO REPASO


LECCIÓN 146

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.


¿Qué me enseña esta lección?

(131) Nadie que realmente se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.

Si tienes la certeza de que eres el Hijo de Dios, también tendrás la certeza de que eres la Verdad. 

Pero la mente, al proyectarse en el mundo físico se identificó con el cuerpo que le aportaba información a través de la percepción. Se identificó con esa visión y se dijo que ese cuerpo era su verdadera identidad, perdiendo toda conexión con la fuente de la Verdad. 

Desde entonces, el ego añora el reencuentro con esa Verdad y en un vano intento de conquistarla analiza y desmenuza el mundo ilusorio, sin que su propósito se vea satisfecho. Nunca podrá encontrar la verdad en aquello que es temporal y transitorio. 

El Hijo de Dios, debe despertar de su aletargado sueño y recordar que la Verdad se encuentra en Si Mismo. 

 

¿Acaso Hijo y Padre no son una misma esencia? ¿Acaso el Padre iba a privar a su Hijo de su Gracia Divina?


(132) Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era.

La mente al proyectarse sobre el mundo físico, fue adquiriendo percepción de ese plano de manifestación, lo que le llevó a establecer leyes y principios que le permitiese comprender la dinámica que percibía a través de la experiencia. 

Adquirió la creencia de que su identidad le hacía propietario y poseedor de un cuerpo físico, con el cual era capaz de expresar todo lo que su mente le dictaba. Esa relación mente-cuerpo le llevó a pensar que toda su existencia consistía en lo que era capaz de experimentar a través de él. La vida se inicia con el nacimiento del cuerpo y culmina con la muerte del mismo. 

Ese vehículo, el cuerpo, le permite expresar sus estados emocionales y mentales, los cuales se traducen, en última instancia, en acciones. Busca la perfección y la felicidad, en un mundo que es ilusorio, que es temporal y transitorio, en un mundo que no es real, salvo para la percepción del ego.   

Es preciso liberar al mundo de esa creencia limitadora, y para ello, es preciso que la mente se libere de su identificación con la personalidad egoica y restituya su convicción certera de que la puerta de la Salvación se encuentra en manos de nuestro Verdadero Ser Espiritual. 

¿Qué vas a hacer hoy para liberarte de tus falsas creencias?

viernes, 24 de mayo de 2024

Capítulo 11. I. Los regalos de la paternidad (1ª parte).

I. Los regalos de la paternidad (1ª parte).

1. Te has dado cuenta de tu necesidad de curación. 2¿Le ofrecerías cualquier otra cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesi­dad que tú mismo tienes de curación? 3Pues en esto estriba el comienzo del retorno al conocimiento; los cimientos sobre los que Dios ayudará a construir de nuevo el sistema de pensamiento que tú compartes con Él. 4Ni una sola piedra que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida por Él, pues estarás restau­rando la santa morada de Su Hijo, donde Él dispone que Su Hijo esté y donde está. 5Sea cual sea la parte de la mente del Hijo de Dios en la que reinstauras esta realidad, la reinstauras también en ti mismo. 6Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues la Voluntad de Dios no es estar solo. 

Si te encuentras entre los que estamos leyendo y compartiendo este texto, sin duda, te habrás dado cuenta que el ego no es tu creador y que el sistema de pensamiento que te ofrece es demente y falso. Te habrás dado cuenta de que ese sistema de pensamiento debe ser sanado, corregido, por lo que has decidido recordar tu verdadera identidad y retornar a tu verdadero hogar, donde nos reencontraremos con el resto de la Filiación y con nuestro Hacedor. 

2. Estar solo es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posible esto si lo infinito no tiene fin? 2Nadie puede estar más allá de lo ilimitado porque lo que no tiene límites está necesariamente en todas partes. 3En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. 4¿Cómo ibas a poder excluirte a ti mismo del universo, o de Dios que es el universo? 5Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas parte de nosotros. 6¿Crees realmente que parte de Dios puede extraviarse o estar ausente de Él? 

Creer que estamos solos y que estamos separados del resto de la creación, forma parte del error en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego. Todo lo creado es Dios, pues nada que no haya sido creado por Él, existe. Tu existencia, al igual que la del resto de la Filiación, es una parte del Todo-Dios. 

3. Si tú no formases parte de Dios, Su Voluntad no estaría unifi­cada. 2¿Es concebible esto? 3¿Podría una parte de Su Mente no contener nada? 4Si nadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente, y el que tú lo ocupases constituyó tu creación, sin ti habría un lugar vacío en la Mente de Dios. 5La extensión no puede ser bloqueada, ni tampoco tiene vacíos. 6Continúa eternamente, por mucho que sea negada. 7Negar su realidad puede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. 8Por eso es por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y por lo que hay tanto esperando tu retorno. 

El Todo-Dios no podría ser el Todo sin una de sus partes. Dios no estaría completo sin una de sus Extensiones, de sus Creaciones. La Mente Una de Dios no puede estar dividida y escindida de uno de Sus Pensamientos. Lo que es eterno e infinito no lo puede colapsar el tiempo. La verdad no puede contemplar la ilusión y el error. Es verdad y lo será eternamente, o no es verdad y no lo ha sido nunca. 

4. Esperar es posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece de significado. 2Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiempo reconociendo simplemente que ni los princi­pios ni los finales fueron creados por lo Eterno, Quien no impuso límites a Su creación o a aquellos que crean como Él. Desconoces esto debido simplemente a que has tratado de limitar lo que Él creó, y, por lo tanto, crees que la creación está limitada. 4¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creaciones habiendo negado lo infinito? 

Resulta un esfuerzo inestable el estar conteniendo el poder de la verdad. El desgaste de ese estado de pensamiento exige la fabricación de una realidad virtual que nos lleve a creer lo que percibimos. El tiempo se convierte, en esa realidad virtual, en el aliado de la ilusión, aportándoles argumentos para probar la realidad de lo percibido, pero olvidando que es virtual, es decir, es ilusoria.

¿Has probado en alguna ocasión unas gafas virtuales que te permitan visualizar escenas tan nítidas y aparentemente verdaderas que tus sentidos responden a ellas con la fuerza de la realidad? Yo he tenido ocasión de experimentar esa vivencia. De hecho, aún las tengo. En una ocasión experimente un viaje simulado a la Antártida, montado en un Kayak. Al principio pude percibir el vértigo que me producía el movimiento del kayak en su contacto con el agua. Una vez recuperado de esa primera impresión, tomé los remos para desplazarme por el mar. Era impresionante. La sensación de desplazamiento era totalmente real. Poco a poco podía ir describiendo el paisaje que se mostraba ante mí. Pude ver a los pingüinos que me observaban sorprendidos desde pequeños islotes de hielo. Más allá, descubrí a unas focas que jugueteaban zambulléndose en las profundidades del agua, que, por sus transparencias, permitían ver a los peces nadar.

Al final del trayecto, en el que tuve que ir sorteando los muchos islotes de hielo flotando en el agua, alcancé una montaña de hielo por la que debía escalar si quería alcanzar mi destino, la base donde se encontraba la tienda de campaña que me daría refugio ante la tormenta que se avecinaba. Si impresionante resultó el trayecto en kayak, imaginaros la experiencia de tener que escalar esa montaña de hielo. Para mi mente perceptiva todo fue real. Cada sensación, fue vivida con la misma intensidad que la aportada por la experiencia física. Sinceramente esta experiencia me ha permitido comprender el poder de la mente y valorar lo ilusorio de aquello que llamamos realidad.


5. Las leyes del universo no admiten contradicciones. Lo que es válido para Dios es válido para ti. 3Si no crees que estás en Dios, tampoco creerás que Él está en ti. 4Lo infinito no tiene sentido sin ti, y tú no tienes sentido sin Dios. 5Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues nosotros somos el universo. 6Dios no está incompleto y sin Hijos. 7Puesto que Su Voluntad no fue estar solo, creó un Hijo como Él. 8No le niegues Su Hijo, pues tu renuencia a aceptar Su Paternidad te ha negado a ti la tuya. 9Ve en Sus creaciones a Su Hijo, pues las tuyas fueron creadas en Su honor. 10El universo del amor no se detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos han perdido la capacidad de ver por el hecho de estar cerrados. 11Contempla la gloria de Su creación y te darás cuenta de lo que Dios ha salva­guardado para ti. 

Jesús, nos dice en este punto que el Hijo de Dios, la Extensión del Padre, es el universo. Nos dice, igualmente, que las leyes del universo no admiten contradicciones. Si no creemos que formamos una unidad en Dios, estaremos eligiendo creer que Él está fuera de nosotros, lo que propicia su negación desde el punto de vista del sistema de pensamiento del ego.

El Hijo de Dios es un Ser Espiritual y es el universo. El universo al que se refiere este punto apunta a esa idea, esto es, el universo es un Ser Espiritual y sus leyes no admite contradicciones, es decir, lo que es verdad no tiene opuestos. 

6. Dios te ha dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siem­pre. 2Pero sólo puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio. 3¿Cómo ibas a poder estar solo allí cuando se te dio porque Dios no dispuso estar solo? 4No es posible reducir la Mente de Dios. 5Tan sólo se puede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la función de crear. 6El amor no limita, y lo que crea no está limitado. Dar sin límites es lo que Dios ha dispuesto para ti porque eso es lo único que puede brindarte Su dicha, la cual es Su Voluntad compartir contigo. 8Tu amor es tan ilimitado como el Suyo porque es el Suyo. 

Si alguna ver nos hemos preguntado ¿cuál es la esencia del amor?, este punto nos responde a ello: es dar sin límites.  

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 145

CUARTO REPASO


LECCIÓN 145

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.
(130) Es imposible ver dos mundos.


¿Qué me enseña esta lección?

(129) Más allá de este mundo hay un mundo que deseo.

¿Si te diesen a elegir entre un mundo perecedero y transitorio o un mundo eterno e inmutable, qué elegirías?

¿Si tuvieses la oportunidad de elegir entre el miedo o el amor, que elección tomarías?

¿Si te dijeran, elige entre el dolor, la enfermedad, el sufrimiento o entre la dicha, la salud y la felicidad, qué dirías?

¿Te sientes feliz en el mundo de culpabilidad que has fabricado o en cambio, prefieres un mundo de paz, de libertad y de salvación?

Sí, es una elección. Tú decides qué mundo ver. Tú decides a qué le das valor.

Yo deseo, con toda mi mente, con todo mi corazón, un mundo de Amor, donde la Unidad entre todos los seres es la única realidad y ese mundo es el escenario que Dios ha dispuesto en mí.


(130) Es imposible ver dos mundos.


En efecto,  la mente no puede servir a dos señores a la vez. Si doy valor al mundo fabricado por el ego, estaré identificándome con el mundo de la perdición, donde nada es real, donde todo es ilusorio y temporal.

Si doy valor al mundo creado por Dios, entonces estoy reconociendo mi propia realidad y me identifico como Hijo de Dios. Ese mundo, es la herencia que Dios ha dispuesto para su Hijo. Ese mundo es el mundo de la Unidad, del Amor, de la Paz y de la Gracia. Es el mundo de la Felicidad. El mundo de la Salvación.

Es cuestión de ver la verdad para que se produzca el despertar de la consciencia. Hoy puede ser ese día, tan sólo tienes que corregir el error que te mantiene identificado con la falsa creencia de que eres el cuerpo que percibes como tu única realidad. Corrige esa percepción y libérate de las cadenas que te mantienen prisionero de las ataduras al mundo físico.

Estás en este mundo, pero no perteneces a él. Como bien manifestó el Maestro, “Mi reino no es de este mundo”. Nuestro “reino” es el Mundo de Dios, el mundo del Espíritu. De ese mundo es de donde procede nuestra verdadera visión.

¿A qué "señor" estás sirviendo?

jueves, 23 de mayo de 2024

Capítulo 11. DIOS O EL EGO: Introducción

  Capítulo 11

DIOS O EL EGO

 

Introducción

1. O Dios está loco o bien es el ego el que lo está. 2Si examinas imparcialmente las pruebas que ambas partes presentan, te darás cuenta de que eso tiene que ser verdad. 3Ni Dios ni el ego propo­nen un sistema de pensamiento parcial. 4Ambos sistemas son internamente coherentes, aunque diametralmente opuestos en todo, de tal modo que una lealtad parcial es imposible. 5Recuerda también que sus resultados son tan diferentes como sus cimien­tos, y que sus naturalezas fundamentalmente irreconciliables no pueden ser reconciliadas alternando entre ellos. 6Nada que esté vivo es huérfano, pues la vida es creación. 7Por lo tanto, toda decisión que tomas es invariablemente la respuesta a la pregunta: "¿Quién es mi padre?" 8Y serás fiel al padre que elijas. 

Es importante, yo diría esencial, conocer y ser consciente de la respuesta a la cuestión que nos plantea la introducción de este nuevo capítulo del Curso. Conocer a nuestro creador, no tan sólo responde a la pregunta de quién somos, sino también, qué somos.

El ego nos responderá que somos un cuerpo, pues hemos nacido de un cuerpo y que nuestra identidad está unida por lazos de sangre a nuestros padres biológicos. Para reforzar esta afirmación, el ego nos dará referencias de espacio y de tiempo, todo ello validado por documentos que harán oficiales los datos aportados. Todas las pruebas que proporciona para dar credibilidad a su identidad proceden de la evidencia de su percepción. Su realidad es experimentada desde su percepción y es irrevocable desde su sistema de pensamiento.

Sin embargo, ese sistema de pensamiento egoico, daría ese mismo valor de credibilidad a lo percibido en una vivencia experimentada durante el proceso del sueño. En él, llega a percibir con la misma sensación de realidad, que cuando lo percibe en estado de vigilia. Ambas vivencias experimentadas en diferentes estados de conciencia, tienen algo en común, ambas son ilusorias e irreales, pues están sujetas a lo temporal.

Tan sólo la luz-entendimiento, o expresado en otros términos empleados en el Curso, la percepción verdadera, nos permitirá comprender que lo experimentado por nuestra conciencia mientras permanecemos en el estado de sueño, forma parte de una ilusión, de una pesadilla irreal.

Esa luz-entendimiento no procede del ego, sino de nuestra verdadera identidad. Esa identidad es espiritual y procede de nuestro verdadero Hacedor, de nuestro único Padre, de Dios.

Dios nos responderá que somos un Ser Espiritual, perfecto, impecable, inocente y eterno, pues hemos nacido de la Extensión del Amor. Nos dirá que nuestra identidad nos mantiene unido al Gran Rayo de Dios y que formamos, junto a nuestros hermanos, la Filiación Divina.

Todas las pruebas que aporta el Ser para “demostrar” la credibilidad de su identidad proceden de la Verdad.

“Por sus obras los conoceréis”. Las obras procedentes del ego, son efectos que nos llevan a experimentar el miedo, la escasez, la necesidad, la infelicidad, el dolor y el sufrimiento, las pérdidas y la muerte. Las obras procedentes del Ser, son efectos que nos llevan a experimentar, la libertad, el amor, la alegría, la abundancia, el gozo, la felicidad, la verdadera vida compartida en la unidad.

¿A qué padre vas a elegir? 

2. ¿Qué le dirías, no obstante, a alguien que creyese que esta pre­gunta realmente entraña conflicto? 2Si tú concebiste al ego, ¿cómo habría podido el ego concebirte a ti? 3El problema de la autoridad sigue siendo la única fuente de conflictos porque el ego se originó como consecuencia del deseo del Hijo de Dios de ser el padre de Su Padre. 4El ego, por lo tanto, no es más que un sistema ilusorio en el que tú concebiste a tu propio padre. 5No te equivoques con respecto a esto. 6Parece una locura cuando se expone con perfecta honestidad, pero el ego nunca examina lo que hace con perfecta honestidad. 7Sin embargo, ésa es su premisa demente, la cual está cuidadosamente oculta bajo la tenebrosa piedra angular de su sis­tema de pensamiento. 8Y o bien el ego -que tú concebiste- es tu padre, o bien todo su sistema de pensamiento se desmorona. 

La conclusión es magnífica y su argumento, la verdad, desmonta el sistema de pensamiento del ego. 

3. Tú fabricas mediante la proyección, mas Dios crea mediante la extensión. 2Tú eres la piedra angular de la creación de Dios, pues Su sistema de pensamiento es la luz. 3Recuerda que los Rayos están ahí sin ser vistos. 4Cuanto más te aproximas al centro de Su sistema de pensamiento, más clara se hace la luz. 5Cuanto más te aproximas al sistema de pensamiento del ego, más tenebroso y sombrío se vuelve el camino. 6Sin embargo, incluso la pequeña chispa que se encuentra en tu mente basta para iluminarlo. 7Lleva esa luz contigo sin ningún temor, y valerosamente enfócala a los cimientos del sistema de pensamiento del ego. 8Estáte dispuesto a juzgarlo con absoluta honestidad. 9Pon al descubierto la tenebrosa piedra angular de terror sobre la que descansa y sácala a la luz. 10Ahí verás que se basaba en la insensatez y que todos tus miedos eran infundados. 

“Somos hijos de la luz. Amamos la luz. Vivimos en la luz y somos protegidos por la luz”.

El poder que aportan estas palabras, emanadas desde nuestra Mente Una, nos servirá de guía en aquellos momentos en los que nos veamos desorientados. Me fue compartida por una amiga y ahora la comparto con todos vosotros con el único propósito de expandir la verdad. 

4. Hermano mío, tú eres parte de Dios y parte de mí. 2Cuando por fin hayas visto los cimientos del ego sin acobardarte, habrás visto también los nuestros. 3Vengo a ti de parte de nuestro Padre a ofre­certe todo nuevamente. 4No lo rechaces a fin de mantener oculta la tenebrosa piedra angular, pues la protección que te ofrece no te puede salvar. 5Yo te daré la lámpara y te acompañaré. 6No harás este viaje solo. 7Te conduciré hasta tu verdadero Padre, Quien, como yo, tiene necesidad de ti. 8¿Cómo no ibas a responder jubilo­samente a la llamada del amor? 

El Espíritu Crístico, el Espíritu del Amor, nos recuerda que no estamos solos en el camino de retorno hacia nuestro verdadero hogar. Cuando elegimos a Dios, como nuestro verdadero Padre, es imposible estar y sentirnos solos. Experimentaremos la grandeza de la Filiación, reconociendo a nuestros hermanos como los guías hacia el encuentro con la salvación. Alcanzar esa visión de la realidad nos hará sentir profundamente vivos y cada instante será un instante santo en el ese sagrado encuentro.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 144

CUARTO REPASO

LECCIÓN 144

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(127) No hay otro amor que el de Dios.
(128) En el mundo que veo no hay nada que yo desee.


¿Qué me enseña esta lección?

(127) No hay otro amor que el de Dios.

El único amor verdadero es el amor incondicional y esta es la herencia que nuestro Creador nos dispensa, pues su Esencia es Amor, su Regalo es Amor y su Creación es fruto de su Amor.

Como Hijos de Dios, Somos Hijos del Amor. El Amor se complace en la manifestación de la Unidad; es el principio que da coherencia a todo lo creado, pues establece un vínculo afín a todo lo manifestado: Todo Somos Uno en la Mente de Nuestro Creador.

El ego, confunde el amor con la posesión. Su amor es limitado y responde a una necesidad de compensar su sentimiento de culpabilidad. Cuando expresa amor hacia otra persona, está intentando de encontrar el perdón que ha de redimir su miedo al pasado, en el que creyó atacar al otro en un intento de salvaguardar su integridad.

El amor no emite juicios y es libre de perdonar. Es libre de toda limitación y su expresión siempre aporta luz y corrige los errores de percepción. El amor es la manifestación de los milagros.


¿Tienes miedo a perder aquello que amas?

(128) En el mundo que veo no hay nada que yo desee.

¿Qué puede desear aquel que lo tiene todo?

¿Acaso el Ser que Somos no goza de la abundancia de su Padre?

¿Acaso el Estado del Ser, ha sido expulsado del Paraíso Terrenal, donde gozaba de la Plenitud y Dicha Divina?

Esa separación, esa creencia de haber sido expulsado del Paraíso Terrenal, nos ha llevado a albergar la falsa creencia de que somos pecadores y dignos de ser castigados por ello.

La culpa nos mantiene alejado de ese Estado de Gracia y nos sitúa en el terreno del castigo, del dolor, del sufrimiento, de la necesidad, del trabajo y del rigor.

El mundo externo, el mundo físico no puede ofrecer al Espíritu más que la confirmación de que Somos Seres de Luz con capacidad creadora, con capacidad de poder expresar nuestra Divinidad.

Ninguna otra cosa puede aportar felicidad al Hijo de Dios, que el tener la certeza de su identidad.

¿Qué deseas del mundo que percibes?

miércoles, 22 de mayo de 2024

Capítulo 10. V. La negación de Dios (2ª parte).

 V. La negación de Dios (2ª parte).

7. Tu Padre no te ha negado. 2Él no toma represalias, pero sí te pide que retornes. 3Cuando piensas que Él no ha respondido a tu llamada es porque tú no has respondido a la Suya. 4Te llama desde cada parte de la Filiación, debido al Amor que le profesa a Su Hijo. 5Si oyes Su mensaje Él te habrá respondido, y te harás consciente de Él si escuchas debidamente. 6El Amor de Dios está en todo lo que Él creó, pues Su Hijo está en todas partes. 7Con­templa a tus hermanos en paz, y Dios no se demorará ni un ins­tante en llegar a tu corazón como muestra de agradecimiento por la ofrenda que le haces. 

Desde el corazón, pregúntate si realmente deseas oír la Voz de Dios guiándote hacia la salvación. Presta atención a tu respuesta a esta cuestión, pues en su honestidad encontrarás la verdadera respuesta.

No podremos oír la Voz de Dios si no estamos dispuestos a caminar unidos y en paz con nuestros hermanos. La Filiación tiene inscrito ese pacto de amor, por el cual todos llevamos el mensaje de Dios en nuestro interior y es ese mensaje el que debemos compartir con el resto de la humanidad. 

8. No recurras al dios de la enfermedad para curar, sino sólo al Dios del amor, pues curar significa que Lo has reconocido. 2Cuando lo reconozcas sabrás que Él nunca ha dejado de recono­certe y que en Su reconocimiento de ti radica tu ser. 3No estás enfermo ni tampoco puedes morir. 4Pero te puedes confundir a ti mismo con cosas que mueren. 5Recuerda, no obstante, que hacer eso es una blasfemia, pues significa que estás contemplando sin amor a Dios y a Su creación, de la cual Él no puede estar separado. 

Hemos visto en el punto 6, como el reconocimiento de Dios nos lleva a su aceptación y no a su negación. Reconocer es sinónimo de recordar. Es la toma de consciencia de lo que realmente somos. Es tener la certeza de que somos Amor y ese Amor es el pan nuestro de cada día que compartimos con la Filiación.

La enfermedad y la muerte no pertenecen a Dios. Han sido fabricadas por la errónea creencia que alimenta el pensamiento del ego. Reconocer al ego como nuestra verdadera identidad es negar a Dios y, con ello, negarnos a nosotros mismos. 

9. Sólo lo eterno puede ser amado, pues el amor no muere. 2Lo que es de Dios es Suyo para siempre, y tú eres de Dios. 3¿Cómo iba Él a permitirse a Sí Mismo sufrir? ¿Y cómo iba a ofrecerle a Su Hijo algo que no fuese aceptable para El? 5Si te aceptases tal como Dios te creó, sería imposible que pudieses sufrir. 6Sin embargo, para aceptarte tal como Dios te creó tienes que reconocerlo a Él como tu Creador. 7Esto no se debe a que de negarte a ello se te fuese a castigar. 8Se debe simplemente a que reconocer a tu Padre es reconocerte a ti mismo tal como eres. 9Tu Padre te creó comple­tamente libre de pecado, completamente libre de dolor y comple­tamente salvo de todo sufrimiento. 10Si niegas a tu Padre estarás invitando al pecado, al dolor y al sufrimiento a tu mente debido al poder que Él le dio. 11Tu mente es capaz de crear mundos, pero puede también negar lo que crea porque es libre. 

El amor que el ego percibe en el mundo por él fabricado no es el verdadero Amor. ¿Cómo el Amor verdadero podría causarnos dolor y sufrimiento?

El amor que practica el ego le causa dolor. Surge como un sentimiento de atracción por aquello que despierta su deseo y, de forma inmediata, lo amado se convierte en una experiencia de sufrimiento inspirada por el miedo a perder lo amado. El ego, cuando ama, se siente poseedor de la causa de su amor. Ese sentimiento posesivo se convierte en el carcelero que le priva del goce y de la felicidad. Esa ausencia de libertad es proyectada en el ser amado, causándole la privación de su propia libertad. 

El Amor verdadero es incondicional y su experiencia nos aporta el gozo de la felicidad eterna. 

10. No te das cuenta de cuánto te has negado a ti mismo, ni de cuánto Dios, en Su Amor, desea que no sea así. 2No obstante, Dios no interferiría en tus decisiones porque no podría conocer a Su Hijo si éste no fuese libre. 3Interferir en tus decisiones sería ata­carse a Sí Mismo, y Dios no está loco. 4Cuando tú lo niegas a Él eres tú el que está loco. 5¿Desearías que Él compartiese tu demen­cia? 6Dios nunca dejará de amar a Su Hijo y Su Hijo nunca dejará de amar a su Padre. 7Ésa fue la condición bajo la que la creación de Su Hijo tuvo lugar, la cual quedó establecida para siempre en Su Mente. 8Reconocer esto es cordura. 9Negarlo, demencia. 10Dios se dio a Sí Mismo a ti en tu creación, y Sus dones son eternos. 11¿Te negarías acaso a entregarte a Él? 

Dios se dio a Sí Mismo en la creación de Su Hijo y sus dones son eternos. Esta es la razón por la cual, Dios no puede interferir en las decisiones que toma su Creación. Si nos hizo libres, no puede alterar nuestras elecciones. Este apartado viene a responder algunas cuestiones que plantea el sistema de pensamiento del ego, ante situaciones que juzga cómo argumentos para negar la existencia de Dios.

Ante el sufrimiento, la enfermedad, el dolor, la pérdida de seres queridos, las guerras, las violaciones, etc, el ego se cuestiona: “¿si Dios existe cómo permite que sucedan estas cosas?

Una mente sana, una mente que haya recordado su procedencia, su verdadera identidad, reconoce que esos efectos no proceden del Amor, no proceden de Dios, pues Dios no se haría daño a Si Mismo.

Los efectos descritos por los argumentos del ego, pertenecen a su perceptor. Un mundo fabricado desde el miedo, bajo la creencia en el pecado, en la separación, justificará el sufrimiento, el dolor, la muerte, como la única vía de nuestra redención. 

11. Como resultado de las ofrendas que Le haces, se le restituirá el Reino a Su Hijo. 2Su Hijo se excluyó a sí mismo de Su don al negarse a aceptar lo que había sido creado para él y lo que él había creado en el Nombre de su Padre. 3El Cielo espera su retorno, pues fue creado para ser la morada del Hijo de Dios. 4Tú no te sientes a gusto en ninguna otra parte ni en ningún otro estado. 5No te niegues la dicha que fue creada para ti a cambio de la infelicidad que tú mismo te has labrado. 6Dios te ha proporcio­nado los medios para deshacer lo que tú has hecho. 7Escucha y aprenderás a recordar lo que eres. 

“Ninguna idea abandona su fuente”. Esta afirmación expresada en las enseñanzas del Curso, nos lleva a conocer, que el Hijo de Dios, la Expansión Creadora de la Mente de Dios, cuan Pensamiento emanado por Su Creador, nunca abandonará Su Fuente. 

12. Si Dios sabe que Sus Hijos son completamente impecables, es una blasfemia percibirlos como culpables. 2Si Dios sabe que Sus Hijos no pueden sufrir dolor alguno, es una blasfemia percibir sufrimiento en cualquier parte. Si Dios sabe que Sus Hijos son completamente dichosos, es una blasfemia sentirse deprimido. 4Todas estas ilusiones y las múltiples formas que la blasfemia puede adoptar, son negativas a aceptar la creación tal como es. 5Si Dios creó a Su Hijo perfecto, así es como debes aprender a consi­derarlo para que puedas conocer su realidad. 6Y como parte de la Filiación, así es como tienes que considerarte a ti mismo para que puedas conocer la tuya. 

Blasfemar, desde el punto de vista del ego, significa emitir palabras o expresiones injuriosas contra alguien o algo sagrado. A su vez, injuriar, es agraviar, ultrajar con obras o palabras.

Cuando UCDM hace referencia a la blasfemia, aporta un significado más trascendente desde el punto de vista de la consciencia. Blasfemar, desde ese sentido, es la evidencia de no reconocer la verdad, la realidad. En un aspecto más profundo, si cabe, es la evidencia de haber olvidado nuestra identidad Divina y la negación de la Identidad de Dios. 

13. No percibas nada que Dios no haya creado o lo estarás negando a Él. 2Suya es la única Paternidad que existe, y es tuya solamente porque Él te la dio. 3Las ofrendas que te haces a ti mismo no tie­nen sentido, pero las ofrendas que les haces a tus creaciones son como las Suyas porque las haces en Su Nombre. 4Por eso tus crea­ciones son tan reales como las Suyas. 5Con todo, la verdadera Paternidad tiene que ser reconocida si es que se ha de conocer al verdadero Hijo. 6Crees que las cosas enfermizas que has fabricado son tus verdaderas creaciones porque crees que las imágenes enfermizas que percibes son los Hijos de Dios. 7Sólo aceptando la Paternidad de Dios tendrás algo, porque Su Paternidad te lo dio todo. 8Por eso es por lo que negarlo a Él es negarte a ti mismo. 

Percibir a nuestros hermanos creyendo que son ellos mismos sus propios creadores, es una creencia errónea que da forma al sistema de pensamiento del ego. Esa percepción errada, nos llevará a la convicción de que nos encontramos separados de ellos.

La percepción errónea debe ser sustituida por la percepción verdadera, y para ello, tenemos que ver las cosas de otra manera. Reconocer nuestra verdadera identidad divina, es el paso esencial que nos llevará a reconocer lo que realmente somos. 

14. La arrogancia es la negación del amor porque el amor com­parte y la arrogancia no. 2Mientras ambas cosas te parezcan de­seables, el concepto de elección, que no procede de Dios, seguirá contigo. 3Si bien esto no es verdad en la eternidad, en el tiempo lo es, de modo que mientras el tiempo perdure en tu mente te verás obligado a elegir. 4El tiempo en sí es algo que tú elegiste. 5Si quie­res recordar la eternidad, debes contemplar sólo lo eterno. 6Si permites que lo temporal te preocupe, estarás viviendo en el tiempo. 7Como siempre, tu elección estará determinada por lo que valores. 8El tiempo y la eternidad no pueden ser ambos rea­les porque se contradicen entre sí. 9Sólo con que aceptes lo intem­poral como lo único que es real, empezarás a entender lo que es la eternidad y a hacerla tuya. 

El tiempo se convierte en una de las principales leyes que rigen el mundo percibido por el ego. Creemos que nuestra existencia está gobernada por el tiempo. Nacemos, crecemos y nos morimos, y todo ello, en un intervalo que llamamos tiempo. El tiempo se convierte en el argumento más real que da consistencia a la existencia del ego. Sin el tiempo, el ego no existiría, pues en la ausencia del tiempo, el ego se reconocería eterno, lo que le llevaría a reconocer la única paternidad real del ser, la de Dios, pues Dios es la Eternidad.

El tiempo es un pensamiento ilusorio percibido tan solo por la mente errada. Nada que sea real es temporal y cambiante. La verdad es intemporal, es eterna, por eso es real.

Este es un curso de entrenamiento mental. Corregir la percepción falsa, ha de permitirnos reconocer la Mentalidad Recta. Dicha mentalidad nos llevará a percibir el tiempo correctamente y nos abrirá la visión a la eternidad. 

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 143

CUARTO REPASO

LECCIÓN 143

Mi mente alberga sólo lo que pienso con Dios.

(125) En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.
(126) Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.


¿Qué me enseña esta lección?

(125) En la quietud recibo hoy la Palabra de Dios.

¿Cómo podremos oír la voz de nuestro Ser, si mantenemos nuestra mente ocupada en dar respuesta a los asuntos procedentes del mundanal ruido?

Debemos adiestrar nuestra mente de modo que preste atención tan sólo a lo que es verdad y deseche todo aquello que provenga del mundo de la ilusión.

Al igual que los músculos del cuerpo requieren de un continuo ejercitamiento para alcanzar voluminosidad y fortaleza, nuestra mente precisa de concentración y persistencia para lograr controlar la llamada de la naturaleza instintiva y pasional, propia de la personalidad egoica.

La Luz debe permanecer, permanentemente encendida, de modo que en todo momento y en todo lugar, seamos conscientes de las elecciones que tomamos.

Si nuestra mente sirve a nuestro verdadero Ser, todo será Abundante y Pleno; si se identifica con el cuerpo físico, la paz será una ilusión y la búsqueda de la felicidad una quimera.


¿A quién sirve tu mente?


(126) Todo lo que doy es a mí mismo a quien se lo doy.

Somos Hijos de Dios, creados en un acto de Expansión de la Mente del Creador. Somos Uno con nuestro Padre y Uno en la Filiación. Somos Uno en la Mente de Dios.

En esa Unidad radica la Verdad de lo que Somos. Nuestro Ser es Uno en la Unidad de la Mente. En cambio, nuestros cuerpos, los percibimos separados.

Si nuestra mente se identifica con el cuerpo, verá separación y percibirá en el otro, su propio estado mental. Los errores del otro serán juzgados como pecados y condenados. El perdón es entendido como una vía de salvar al otro de si mismo, pero este gesto responde a un juicio condenatorio.

Ese es el gran error que mantiene al ego prisionero del miedo, de la culpa, del sufrimiento, de la venganza y del dolor. Sin darse cuenta, sin ser consciente de ello, está proyectando en los demás sus propias sombras; identifica en el comportamiento del otro sus propias debilidades y trata de “corregirlas” criticando y juzgándolas condenatoriamente.

Dar es recibir, pues lo que damos al otro nos lo estamos dando a nosotros mismos. Aquello que damos es una siembra, y tarde o temprano tendremos que recoger la cosecha de lo sembrado. Si no recibimos, es indicio de que no hemos dado.

¿Qué errores condenas en el otro? 

Corrígelos en ti, y agradece a tu hermano que se haya ofrecido como tu espejo.

martes, 21 de mayo de 2024

Capítulo 10. V. La negación de Dios (1ª parte).

V. La negación de Dios (1ª parte).

1. Los ritos del dios de la enfermedad son extraños y muy estric­tos. 2En ellos la alegría está prohibida, pues la depresión es la señal de tu lealtad a él. 3La depresión significa que has abjurado de Dios. 4Son muchos los que tienen miedo de la blasfemia, mas no entienden lo que ésta es. 5No se dan cuenta de que negar a Dios es negar su propia Identidad, y en este sentido el costo del pecado es la muerte. 6Esto es así en un sentido muy literal: negar la vida hace que se perciba su opuesto, de la misma manera en que toda forma de negación reemplaza lo que existe con lo que no existe. 7Nadie puede realmente hacer esto, aunque es indudable que tú puedes pensar que puedes y creer que lo has hecho. 

El sistema de pensamiento del ego fundamenta su existencia en el poder de ver las cosas a su manera. Para fortalecer la realidad de su identidad, se esfuerza en inventar leyes que organicen su vida y en fabricar ídolos en los que depositar toda su fe.

Ya hemos visto, a lo largo de las Enseñanzas de UCDM, que la mente puede llevarnos a la experiencia de lo irreal, experiencia de lo mundano, o, puede llevarnos a la experiencia de lo real, experiencia espiritual. La experiencia nos enseña. De hecho, la verdad tan solo se puede experimentar, no se puede explicar. Sin embargo, el aprendizaje que nos aporta la experiencia de lo irreal, nos lleva a creer que somos reales, pues la percepción nos lo confirma y la percepción de la enfermedad es uno de sus ídolos más venerados.

Pero la realidad, a diferencia de la ilusión, es verdadera, pues es eterna. Mientras que lo irreal, es falso, pues es temporal. Si esta afirmación es cierta, que lo es, la experiencia-aprendizaje que obtenemos al experimentar lo irreal, lo mundano, al provenir de lo percibido por la mente errada, no aportará una enseñanza real y verdadera, sino una enseñanza de lo que es nada. Sabiendo esto, ¿elegirás experimentar lo falso sabiendo que no tiene significado? 

2. Mas no te olvides que negar a Dios dará lugar inevitablemente a la proyección, y creerás que son otros y no tú, los que te han hecho esto a ti. 2Es imposible que no recibas el mensaje que envías, pues ése es el mensaje que quieres. 3Tal vez creas que juzgas a tus hermanos por los mensajes que ellos te envían a ti, pero por lo que los juzgas es por los mensajes que tú les envías a ellos. 4No les atribuyas a ellos tu propia negación de tu alegría, o no podrás ver en ellos la chispa que te haría dichoso. 5Negar la chispa conduce a la depresión, pues siempre que ves a tus her­manos desprovistos de ella, estás negando a Dios. 

La “chispa”, esa parte del Todo, de los Grandes Rayos, está refiriéndose a ser espiritual que somos. El Hijo de Dios es esa chispa divina emanada de los Grandes Rayos expandidos de Dios.

Al percibir el mundo desde la mente errada, nos llevará a negar la chispa de luz que es la verdadera identidad del ser que somos. El ego no ve esa chispa y niega su existencia, negando igualmente la Fuente de la cual emana, la Mente de Dios.

Negar esa verdad nos lleva a la proyección, a percibir erróneamente al mundo que nos rodea. Esa proyección, el olvido de lo que somos, nos llevará a emitir mensajes (pensamientos) sobre el mundo que percibimos, en un intento de dar significado a lo que vemos. Ese significado no es nada, pues es nuestro propio significado, un significado condicionado por la negación de lo verdadero. No vemos al otro tal y como es, si no como creemos que es. 

3. Mantenerse fiel a la negación de Dios es la doctrina del ego. 2El dios de la enfermedad obviamente exige la negación de la salud, ya que la salud está en clara oposición a su propia supervivencia. 3Mas considera lo que esto significa para ti. 4A menos que estés enfermo no puedes conservar los dioses que inventaste, pues sólo estando enfermo podrías desearlos. 5La blasfemia, por lo tanto, es destructiva para el yo, pero no puede destruir a Dios. 6Blasfemar significa que estás dispuesto a no conocerte a ti mismo a fin de estar enfermo. 7Ésta es la ofrenda que tu dios exige, pues, al ser éste producto de tu demencia, no es más que una idea demente. 8Ésta se manifiesta de muchas maneras, pero si bien puede pare­cer ser muchas cosas diferentes no es sino una misma idea: la negación de Dios. 

El sistema de pensamiento de ego es demente, es decir, es el efecto de una mente errada que basa sus pensamientos en la creencia del pecado, del miedo, de la separación. Su argumento exige la consistencia que le aporta la experiencia y para ello, se inventa respuestas acordes con lo que cree.

Si soy pecador, soy merecedor del castigo.

Si creo en el miedo, soy merecedor del sufrimiento.

Si me creo separado de los demás, justifico ser atacado y defenderme con el ataque.

Si me creo vulnerable, justifico la presencia de la enfermedad. 

Sin esos argumentos, la credibilidad del ego se resentiría, cosa que no se puede permitir, por lo que, para dar consistencia a su identidad, se rodeará de ídolos que le recordarán su valía.

4. Parece como si la enfermedad y la muerte hubiesen entrado en la mente del Hijo en contra de la Voluntad del Padre. 2El "ataque a Dios" le hizo pensar a Su Hijo que era huérfano, y como resul­tado de su depresión inventó al dios de la depresión. 3Ésa fue su alternativa a la dicha porque no estaba dispuesto a aceptar que, si bien era un creador, él mismo había sido creado. 4El Hijo, sin embargo, se encuentra desamparado sin el Padre, Quien consti­tuye su única Ayuda. 

La falsa percepción no es eterna. La ilusión no se mantendrá eternamente. El miedo, la culpa, la separación, el dolor y el sufrimiento, no permanecerán eternamente. El sistema de pensamiento del ego, desaparecerá y el mundo de percepción errónea, lo hará con él. Ese mundo ilusorio, imaginado por la mente, dará lugar a un mundo renovado, donde la percepción verdadera nos llevará a ver y a experimentar, la chispa verdadera del Ser. 

5. Dije anteriormente que por tu cuenta no puedes hacer nada, pero tú no existes por tu cuenta. 2Pues si existieses por tu cuenta, lo que has hecho sería verdad y nunca te podrías escapar. 3Preci­samente porque no te creaste a ti mismo es por lo que no tienes que preocuparte por nada. 4Tus dioses no son nada porque tu Padre no los creó. 5No puedes crear creadores que no sean como tu Creador, de la misma forma en que Él no habría podido crear un Hijo que no fuese como Él. 6Si la creación es compartir, no puede crear lo que no es igual a ella misma. 7Sólo puede compar­tir lo que ella es. 8La depresión es aislamiento, y, por lo tanto, no pudo haber sido creada. 

Creernos separados de nuestra Fuente de Creación, llevará nuestra mente a un estado depresivo, demencial, a un estado de sueño, en el que se experimentarán pesadillas terroríficas que nos privarán de la paz. Al proyectarnos en los demás, estaremos compartiendo nuestra irrealidad, nuestra falsedad, lo que no nos permitirá conocernos, ni conocer a los demás. 

6. Hijo de Dios, no has pecado, pero sí has estado muy equivo­cado. 2No obstante, eso puede corregirse y Dios te ayudará, pues sabe que tú no puedes pecar contra Él. 3Lo negaste porque lo amabas, pues sabías que, de reconocer tu amor por Él, no habrías podido negarle. 4Negarle significa, por lo tanto, que lo amas y que sabes que Él te ama a ti. 5Recuerda que tienes que haber conocido previamente lo que niegas. 6si aceptas la negación también puedes aceptar su des-hacimiento. 

Para aceptar o negar algo, nuestra mente debe verlo y conocerlo. Esta deducción nos lleva a comprender algo muy hermoso y profundo. Fue el amor por Dios lo que nos llevó a negarle, pues sabíamos que, de reconocer nuestro amor por Él, no habríamos podido negarle.

¿Te resulta difícil aceptar esta afirmación? ¿Te preguntas cómo poder negar la realidad por amor a ella, pues de reconocerla como la verdad, no podríamos negarla? 

Dios es Amor y creó a Su Hijo a Su imagen y semejanza, por lo que el Hijo de Dios es Amor y conoce esa Esencia Creadora. Por tal razón, por dicho conocimiento, el Hijo de Dios ama a Su Creador. Sin embargo, eligió negar ese Amor y de su Mente surgió un pensamiento demente, el cual le llevó a ver una realidad distinta, una realidad falsa, una realidad carente de amor, el cual fue sustituido por el miedo. Una realidad desprovista de Unidad, da lugar a una realidad percibida desde la creencia en la separación.

El Hijo de Dios eligió olvidar el Amor como una opción para expresar su poder creador. Pero sin Amor aquello que se crea no tiene significado y es nada. Por tal razón, el mundo fabricado por el Hijo de Dios, con ese pensamiento demente, ha dado lugar a un mundo de sufrimiento. 

Este punto finaliza con un mensaje redentor: si aceptas la negación también puedes aceptar su des-hacimiento”. Esa debe ser nuestra elección.