
El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
sábado, 28 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 179

viernes, 27 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 178
LECCIÓN 178
Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
1. (165) Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
2. (166) Se me han confiado los dones de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
1. (165) Que mi mente no niegue el Pensamiento de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Sin embargo, a pesar de que El Hijo de Dios ha permanecido “dormido” desde que decidió dar valor a su visión material, jamás se ha encontrado separado de su Creador, el cual es la Fuente de donde emana su única y verdadera realidad.
Negar el pensamiento de Dios es negarnos a nosotros mismos, pues hemos sido creados de la emanación expansiva del Padre.
2. (166) Se me han confiado los dones de Dios.
2Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Somos Unidad y buscamos la paz.
Somos Amor y sentimos miedo.
Somos Inteligencia Creadora y cometemos errores.
Somos Abundancia y buscamos saciar nuestra necesidad.
Somos Justicia y nos castigamos.
Somos Armonía y actuamos incoherentemente.
Somos Belleza y ansiamos placer.
Somos Verdad y juzgamos.
Somos Dioses y fabricamos lo ilusorio.
Somos portadores de los dones de Dios y actuamos sin saberlo.
Capítulo 21. IV. El miedo a mirar adentro (2ª parte).
IV. El miedo a mirar adentro (2ª parte).
3. ¿Qué pasaría si mirases en tu interior y no vieses ningún pecado? 2Esta "temible" pregunta es una que el ego nunca plantea. 3Y tú que la haces ahora estás amenazando demasiado seriamente todo su sistema defensivo como para que él se moleste en seguir pretendiendo que es tu amigo. 4Aquellos que se han unido a sus hermanos han abandonado la creencia de que su identidad reside en el ego. 5Una relación santa es aquella en la que te unes con lo que en verdad forma parte de ti. 6Tu creencia en el pecado ha sido quebrantada, y ahora no estás totalmente reacio a mirar dentro de ti y no ver pecado alguno.
El miedo a no ser alguien, a ser nada, a carecer de significado, es el mayor secreto custodiado por el ego. Es su habitación prohibida. Para evitarlo, ocupa nuestra mente con pensamientos de escasez, de necesidad, y estimula nuestros deseos de posesión para aliviar la pesada carga de no tener. Su voz se hace oír en nuestra mente diciéndonos: "Si eres valiente y decides entrar en la habitación prohibida, te ocurrirán tan solo desgracias; serás pobre si compartes lo que tienes; te engañarán si decides amar desde la libertad; te desposeerán de lo que tienes si no blindas tus tesoros en cámara de seguridad".
4. Tu liberación no es aún total: todavía es parcial e incompleta, aunque ya ha despuntado en ti. 2Al no estar completamente loco, has estado dispuesto a contemplar una gran parte de tu demencia y a reconocer su locura. 3Tu fe está comenzado a interiorizarse más allá de la demencia hacia la razón. 4Y lo que tu razón te dice ahora, el ego no lo quiere oír. 5El propósito del Espíritu Santo fue aceptado por aquella parte de tu mente que el ego no conoce 6y que tú tampoco conocías. 7Sin embargo, esa parte, con la que ahora te identificas, no teme mirarse a sí misma. 8No conoce el pecado. 9¿De qué otra forma, sino, habría estado dispuesta a considerar el propósito del Espíritu Santo como suyo propio?
En la estrategia del ego para evitar que descubramos su preciado tesoro, podemos encontrar inscrito el sello de la propia naturaleza del ego, el error. Sí, el ego no puede tramar un plan donde el error no esté presente. Ya hemos visto cómo el ego da lo que tiene y, si el ego es fruto del error, su semilla también lo será. ¿Cuál es el error que el ego no supo ocultar en su propuesta de mostrarnos el lugar donde se encontraba la habitación en la que nunca podemos entrar?
Al mostrarnos ese lugar, al mostrarnos dónde se encuentra el causante de nuestros miedos, de nuestro pecado, nos está revelando dónde se encuentra el origen de su identidad. Nos está aportando la llave para que podamos acceder a nuestra mente y descubrir que lo que llamábamos miedo tan solo era un pensamiento erróneo, fruto de una elección equivocada. En verdad, nos está enseñando que somos libres para elegir y somos libres, igualmente, para corregir, esto es, elegir nuevamente. Por lo tanto, tenemos el inmenso poder para ser creadores cuando elegimos ver desde el amor, tal y como Dios nos ha creado.
5. Esta parte ha visto a tu hermano y lo ha reconocido perfectamente desde los orígenes del tiempo. 2Y no ha deseado más que unirse a él y ser libre nuevamente, como una vez lo fue. 3Ha estado esperando el nacimiento de la libertad, la aceptación de la liberación que te espera. 4Y ahora reconoces que no fue el ego el que se unió al propósito del Espíritu Santo, y, por lo tanto, que tuvo que haber sido otra cosa. 5No creas que esto es una locura, 6pues es lo que te dice la razón y se deduce perfectamente de lo que ya has aprendido.
El plan de salvación dispuesto por Dios es el verdadero, el único que nos aportará la corrección del error. ¿Por qué? Pues, porque Dios da lo que tiene y lo que tiene es lo que Es, esto es, Amor. Tan solo el amor puede salvarnos y su poder radica en la creencia en la Unidad de la Filiación. La mente es el canal que utilizamos, bien para crear o para fabricar. Cuando elegimos desde el amor, el resultado son actos creadores que gozan de la eternidad. Cuando elegimos desde el miedo, el resultado son fabricaciones temporales, que tienen un principio y un fin.
La parte de la mente que vibra a la frecuencia del amor nos permitirá percibir correctamente el mundo externo, lo cual nos llevará a experimentar la unidad con todo lo creado. En dicha experiencia, la presencia de nuestro hermano se convierte en la vía que nos conduce hasta la salvación.
jueves, 26 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 177
Capítulo 21. IV. El miedo a mirar adentro (1ª parte).
IV. El miedo a mirar adentro (1ª parte).
1. El Espíritu Santo jamás te enseñará que eres un pecador. 2Corregirá tus errores, pero eso no es algo que le pueda causar temor a nadie. 3Tienes un gran temor a mirar en tu interior y ver el pecado que crees que se encuentra allí. 4No tienes miedo de admitir esto. 5El ego considera muy apropiado que se asocie el miedo con el pecado, y sonríe con aprobación. 6No teme dejar que te sientas avergonzado. 7No pone en duda la creencia y la fe que tienes en el pecado. 8Sus templos no se tambalean por razón de ello. 9Tu certeza de que dentro de ti anida el pecado no hace sino dar fe de tu deseo de que esté allí para que se pueda ver. 10Sin embargo, esto tan sólo aparenta ser la fuente del temor.
En este punto, Jesús nos muestra la estrategia del ego para ocultar la verdad que no quiere que descubramos. Para ello utiliza una técnica muy utilizada cuando queremos evitar que alguien pueda acceder a la instancia donde guardamos celosamente nuestros secretos. El miedo se convierte, en estas situaciones, en su mejor aliado. El ego nos dice: "De todas las habitaciones que hay podrás entrar, excepto en una. Si lo haces, algo terrible te ocurrirá". De este modo, el ego se asegura de que el miedo nos impedirá acceder a la habitación prohibida donde, supuestamente, nuestra integridad correría un grave peligro.
¿Qué hay en esa habitación prohibida que tanto valor tiene para el ego?
Esa habitación hace referencia a nuestro mundo interior. El ego es el fruto de haber elegido libremente dirigir su atención en una dirección incorrecta, donde la carencia del amor lo lleva a fabricar una realidad ilusoria donde imperan las leyes de la percepción. Esa elección errónea le lleva a ver un mundo diferente al que Su Creador dispuso para él. Esa elección le lleva a la creencia en la separación y a la pérdida de su inocencia, la cual fue sustituida por la idea de pecado. Por lo tanto, el secreto que custodia en esa habitación, en su interior, en su mente, es esa falsa creencia.
Pero la argucia del ego no se limita tan solo a mostrarnos la habitación donde no debemos entrar o, lo que es lo mismo, identificándonos el peligro que correremos si lo desobedecemos. El ego, el hijo del miedo, no puede mostrarnos un mundo ausente de miedo. Al igual que la oscuridad no puede aportarnos la visión de la luz al carecer de ella. Si nos muestra el lugar donde custodia su tesoro, esto es, el miedo, en realidad nos estaría mostrando su secreto y eso no lo permitiría nunca. Entonces, ¿qué es lo que oculta realmente en esa habitación?
miércoles, 25 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 176
Capítulo 21. III. Fe, creencia y visión (5ª parte).
III. Fe, creencia y visión (5ª parte).
11. ¿Crees acaso que al Espíritu Santo le preocupa eso? 2Él no te da aquello de lo que, de acuerdo con Su propósito, te quiere apartar. 3Tú crees que Él te quiere privar de algo por tu propio bien. 4Pero los términos "bien" y "privación" son opuestos, y no pueden reconciliarse de ninguna forma que tenga significado. 5Es como decir que la luna y el sol son una misma cosa porque vienen de noche y de día respectivamente, y que, por lo tanto, no pueden sino formar una unidad. 6Mas ver uno de ellos significa que el otro ya no se puede ver. 7Tampoco es posible que lo que irradia luz sea lo mismo que lo que depende de la oscuridad para poder ser visto. 8Ninguno de ellos exige el sacrificio del otro. 9Cada uno de ellos, no obstante, depende de la ausencia del otro.
La religión cristiana y sus enseñanzas están repletas de actos que engrandecen al sacrificio hasta elevarlo a la condición de santo. El lema que fundamenta tal hecho es el siguiente: Somos pecadores y hemos desobedecido a Dios. Para ganarnos su gracia y su perdón, tenemos que sacrificar nuestra naturaleza impura y pecaminosa. Pues bien, el que paga el pato en este juicio es el cuerpo, el único que nos ha podido llevar al acto de pecar.
Uno de los pasajes más controvertidos que nos ha legado la doctrina cristiana ha sido el acto de la crucifixión en el cual Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, elige sacrificar su cuerpo y derramar su sangre para purificar a la humanidad de sus pecados. Si el Maestro ha actuado así, sin duda, su lección debe ser ejemplo para el resto de la humanidad creyente, lo que significa que, para ser un buen cristiano, hay que reconocer nuestra culpa y estar dispuesto a sacrificarnos para alcanzar la redención de nuestros pecados y la salvación eterna.
Un Curso de Milagros nos enseña que la muerte de Jesucristo en la cruz está más allá de la interpretación acuñada por el cristianismo. Nos enseña que la verdadera esencia del ser no es el cuerpo, sino el Espíritu, y para reforzar esta enseñanza se mostró en su cuerpo espiritual, dando lugar a la creencia en la resurrección.
12. El cuerpo se concibió para que sirviese de sacrificio al pecado, y así es como aún se le considera en las tinieblas. 2A la luz de la visión, no obstante, se le considera de manera muy distinta. 3Puedes confiar en que servirá fielmente al propósito del Espíritu Santo, y puedes conferirle poder para que se vuelva un instrumento de ayuda a fin de que los ciegos puedan ver. 4Mas cuando ellos vean, mirarán más allá de él, al igual que tú. 5A la fe y a la creencia que depositaste en el cuerpo les corresponde estar más allá de él. 6Transferiste tu percepción, tu creencia y tu fe de la mente al cuerpo. 7Deja que éstas les sean devueltas ahora a aquello que las produjo y que todavía puede valerse de ellas para salvarse de lo que inventó.
El representante del ego es el cuerpo físico. El ego es la conciencia del mundo dual que surge tras fabricar una realidad basada en la visión de la separación. El cuerpo ha sustituido al espíritu, al igual que el miedo ha sustituido al amor. El mundo físico, el mundo sensorial y perceptivo es el mundo del sueño, donde la conciencia de unidad y del conocimiento compartido con Dios y Su Creación se manifiesta en la conciencia egoica e individualista, inspirada por el deseo de ser especial.
Por lo tanto, el cuerpo es la causa del pecado cuando se percibe desde la oscuridad, es decir, cuando nos hemos desconectado de la luz, el principio inteligible, que nos permite ser partícipes de la verdad. Siendo la causa del pecado, el cuerpo sirve a la idea de sacrificio con la intención de redimirse de la culpa que acompaña siempre al pensamiento pecador.
Sin embargo, el Espíritu Santo nos enseña a ver el cuerpo en su expresión más elevada, mostrándonos la capacidad de manifestación que posee para hacer tangible la verdad a través de la percepción verdadera. Por tal motivo, Jesús nos dice que el cuerpo debe convertirse en un instrumento de ayuda a fin de que los ciegos puedan ver. Esos ciegos son los que tienen una fe limitada por las leyes del mundo material y necesitan ver para creer.
martes, 24 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 175
Capítulo 21. III. Fe, creencia y visión (4ª parte).
III. Fe, creencia y visión (4ª parte).
9. Aquellos que creen en el pecado deben pensar que el Espíritu Santo exige sacrificios, pues creen que ésa es la manera de alcanzar su objetivo. 2Hermano, el Espíritu Santo sabe que el sacrificio no aporta nada. 3Él no hace tratos. 4Y si intentas imponerle límites, lo odiarás porque tendrás miedo de Él. 5El regalo que Él te ha hecho es mucho más valioso que cualquier otra cosa a este lado del Cielo. 6El momento en que esto se ha de reconocer está al llegar. 7Une tu conciencia a lo que ya está unido. 8La fe que depositas en tu hermano puede lograrlo, 9pues Aquel que ama el mundo lo está viendo por ti, sin ninguna mancha de pecado sobre él y envuelto en una inocencia tal que contemplarlo es contemplar la belleza del Cielo.
En el amor, en el Cielo, todos gozamos de la igualdad y semejanza con la que Dios nos creó. Nadie es especial. Ser alguien no es lo importante. Tener una identidad no es lo esencial. La verdad, lo real, lo que nos hace verdaderamente poderosos es nuestra santidad, nuestra pureza, nuestra inocencia, nuestra impecabilidad, nuestra perfección, en definitiva, nuestra divinidad.
¿Cómo podemos pensar que Dios nos castiga? ¿Cómo podemos creer que Dios nos ha abandonado? Él no necesita perdonarnos porque Él conoce a Su Hijo y lo conoce en Sí Mismo, a Su imagen y semejanza. El Hijo de Dios no puede pecar, pero puede olvidar su inocencia al cubrir su mente con el velo de ser especial a su Padre y al resto de sus hermanos. Pero este acto no puede juzgarse como un acto pecaminoso, sino como una elección de ver las cosas de otra manera, eligiendo el miedo al amor. Ha elegido el miedo porque, desde el momento en que elige ser especial, olvida su condición divina para convertirse en una personalidad, en el ego.
Si Dios no nos juzga, ni condena, no hay nada por lo que tenemos que sacrificarnos. El Espíritu Santo no nos impone como meta el castigo. Su lección es la Expiación, que significa la corrección de la percepción falsa en verdadera.
10. Tu fe en el sacrificio ha hecho que éste tenga gran poder ante tus ojos, salvo que no te das cuenta de que no puedes ver debido a él. 2Pues sólo se le puede exigir sacrificio al cuerpo, y sólo otro cuerpo podría exigirlo. 3La mente, de por sí, no podría ni exigirlo ni recibirlo. 4El cuerpo tampoco. 5La intención está en la mente, que trata de valerse del cuerpo para poner en práctica los medios del pecado en los que ella cree. 6Y así, los que valoran el pecado no pueden sino creer que la mente y el cuerpo están unidos. 7Y de este modo, el sacrificio es, invariablemente, un medio para imponer límites, y, por consiguiente, para odiar.
Desde que se tienen conocimientos del comportamiento humano, el sacrificio ha acompañado el transcurrir evolutivo de la humanidad. Los Textos Sagrados recogen muchos episodios donde el sacrificio es una ofrenda a Dios o a los dioses, dependiendo de la cultura, y al cual se le rinde un especial culto. De esta forma, el sacrificio está muy arraigado en el inconsciente colectivo de la humanidad y forma parte de su genoma, por lo que nos resultará muy difícil deshacernos de su demente influencia.
El sacrificio se exige o se emplea como un pago para satisfacer la ira del que hemos ofendido y a veces se nos muestra con un rostro más benigno, cuando pasa a formar parte de una cualidad que, de ser desarrollada debidamente, nos aportará muchos beneficios. Por ejemplo, cuando se adopta como un factor educativo: "Hijo mío, en la vida, para llegar a ser alguien de provecho, hay que sacrificarse". Con este consejo, da la sensación de que las carencias que acompañan siempre al acto del sacrificio fuesen una fuente de riqueza y abundancia. Pienso que en ese ejemplo en particular, del que me he sentido partícipe, el sacrificio ha sustituido al término "esfuerzo", que nada tiene que ver con el acto de tener que renunciar a lo que somos: seres ilimitados.
lunes, 23 de junio de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 174
En la Eterna Presencia de Dios, Todo es Uno. Nuestros pensamientos, sentimientos y nuestras acciones son Uno. Nuestra Mente, nuestro Corazón y nuestro Cuerpo son Uno.
