sábado, 1 de febrero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 32

LECCIÓN 32

He inventado el mundo que veo.

1. Continuamos hoy desarrollando el tema de causa y efecto. 2No eres víctima del mundo que ves porque tú mismo lo inventaste. 3Puedes renunciar a él con la misma facilidad con la que lo cons­truiste. 4Lo verás o no lo verás, tal como desees. 5Mientras desees verlo, lo verás; cuando ya no lo desees ver, no estará ahí para que lo puedas ver.

2. La idea de hoy, al igual que las anteriores, es aplicable tanto a tu mundo interno como al externo, que en realidad son lo mismo. 2Sin embargo, puesto que los consideras diferentes, las sesiones de práctica de hoy tendrán una vez más dos fases: una dedicada al mundo que ves fuera de ti, y la otra, al que ves en tu mente. 3Trata de introducir en los ejercicios de hoy el pensamiento de que ambos se encuentran en tu propia imaginación.

3. Una vez más, comenzaremos la sesión de práctica de por la mañana y la de por la noche repitiendo la idea de hoy dos o tres veces mientras miras a tu alrededor al mundo que consideras como externo a ti. 2Luego cierra los ojos y mira tu mundo interno. 3Procura tratarlos a ambos con la mayor igualdad posible. 4Repite la idea de hoy sin ningún apresuramiento y tan a menudo como desees mientras observas las imágenes que tu imaginación le presenta a tu conciencia.

4. Se recomiendan de tres a cinco minutos para las dos sesiones de práctica más largas, siendo tres el mínimo requerido. 2Si notas que hacer los ejercicios te relaja, los puedes alargar a más de cinco minutos. 3Para facilitar esa relajación, escoge un momento en el que no preveas muchas distracciones, y en el que te sientas razonablemente preparado.

5. Estos ejercicios se deben seguir haciendo asimismo a lo largo del día tan a menudo como sea posible. 2Las aplicaciones más cortas consisten en lentas repeticiones de la idea según exploras tu mundo externo o tu mundo interno. 3No importa cuál de ellos elijas.

6. La idea de hoy también debe aplicarse inmediatamente a cualquier situación que te pueda perturbar. 2Aplícala diciéndote a ti mismo:

3He inventado esta situación tal como la veo.

¿Qué me enseña esta lección?

Ser consciente de la enseñanza recogida en este ejercicio es liberador. Tal vez nos cueste comprender, en su plenitud, el término “inventar” y si lo sustituimos por el término “fabricar”, tengamos menos dificultad para comprender su mensaje.


Si analizamos todo cuanto nos ocurre en nuestras vidas, si prestamos atención a ese mensaje que nos llega desde el exterior y que interpretamos como algo ajeno a nosotros mismos, vemos que, en realidad, es nuestra mente la que le aporta una interpretación u otra. Con ello debemos ser conscientes de que, en verdad, somos nosotros los que damos significados a las cosas, y su valor real no está en aquello como lo percibimos.

En cada uno de los momentos, es nuestra mente la que “inventa” o “fabrica” lo que traduce el pensamiento.

Nuestra mente asocia un significado a aquello que percibe en el exterior y responde a ello con una gran influencia cultural. Desde pequeños aprendemos a dar un significado a las cosas y crecemos con esa visión hasta que decidimos cambiar su sentido. Pero ese significado nuevo, el cual interpretamos como un avance en nuestras vidas, estará, igualmente, fundamentado en el error, pues, tal y como hemos ido aprendiendo en estos ejercicios: "Nada de lo que vemos significa nada (L-1)"; "Nuestros pensamientos no significan nada (L-10)"; "Nuestros pensamientos sin significado nos muestran un mundo sin significado (L-11)"; "Nuestros pensamientos son imágenes que nosotros hemos fabricado (L-15)".

Tenemos el inmenso poder de decidir por nosotros mismos, en cada momento y en cada lugar, el significado que vamos a dar a lo que percibimos. De este modo, si interpretamos o juzgamos que aquello que vivimos es una experiencia dolorosa, un fracaso, una desilusión, un engaño, un error, debemos dirigir nuestra mirada a ese “inventor”, que es nuestra mente, para descubrir que estamos pensando en términos de dolor, de fracaso, de desilusión, de mentiras, de culpa, de miedo.

Ver la alegría, la felicidad, el amor desde nuestra mente es nuestra elección para percibir el mundo real. Somos los inventores del mundo que vemos.

 

Ejemplo-Guía: "Todos los políticos son unos ladrones y unos mentirosos".

Con la lección de ayer, "no soy víctima del mundo que veo", al aplicarla al ejemplo guía, nos permitió adquirir una visión más cercana sobre nuestras opiniones y juicios dirigidos a los demás y, en particular, a los representantes sociales. De este modo, aprendimos que no podemos creer que somos víctimas de sus decisiones y posicionarnos en el papel de jueces, conformándonos con condenarlos por sus actuaciones y quedándonos al margen de la vivencia. Decíamos que esos políticos están actuando como nuestros mejores maestros, al actuar como espejos donde podemos ver nuestras proyecciones mentales, las que juzgamos como buenas y nos llevan a convertirnos en seguidores, y las que juzgamos como malas y nos llevan a convertirnos en detractores y víctimas.

Bien, con esta nueva lección, avanzamos un poco más en la comprensión de la enseñanza de la causa y el efecto. Me gusta utilizar un símil para explicar la profundidad que encierra esta enseñanza. Es el símil del arquitecto.

La función principal de un arquitecto es elaborar los planos y los diseños de los edificios, cuyo fin último es su construcción. Un arquitecto cuenta en su mente con unos conocimientos adquiridos en la universidad que le han de permitir desarrollar su función.

El proceso es el siguiente. En primer lugar, se le encarga un proyecto, por ejemplo, el diseño de una biblioteca. Esa idea inicial comienza a fluir en su mente. Alcanzado un tiempo, el arquitecto comienza a "imaginar" posibles bocetos. En ese nivel de su conciencia nada es concreto y definido, tan sólo son ideas. Podríamos decir que su "atención" va captando el material existente, en estado potencial, en el nivel de las ideas. Es un ancho, diría infinito campo, donde se encuentran potencialmente todas las ideas posibles. Nuestro arquitecto presta atención a unas y otras, hasta que se decide por una en particular. Es el boceto inicial.

Seguidamente y de manera inmediata, esa idea inicial despierta un nuevo estímulo, al que llamaremos "deseo". Se trata de una emoción que nos lleva a asociarlo con la idea inicial, hasta tal punto que surge un sentimiento de "agrado" o "desagrado", o lo que es lo mismo, "me gusta" o "no me gusta". Imaginemos que le gusta. Ahora se siente motivado por continuar con su idea inicial. Se siente pletórico y ese impulso le lleva a desarrollar los planos que contemplarán, de forma técnica, las características del futuro edificio.

Una vez diseñados esos planos, con sus medidas adecuadas, para nuestro arquitecto, el proyecto ha culminado. Ha trasladado sus ideas y sus emociones a través de su capacidad cognoscitiva y el resultado de ello es la plasmación teórica del edificio. Podemos decir que dichos planos son un anticipo de lo que será la obra cuando se encuentre construida. Pero le falta el último y decisivo paso, para comprobar que el proyecto es válido y reúne todas las condiciones contempladas en los planos. La construcción del edificio permitirá al arquitecto comprobar si el proyecto diseñado es correcto o requiere alguna corrección.

Este ejemplo nos permite comprender cuál es la relación de causa y efecto. La causa es la fase 1, en la que el arquitecto con su mente capta una idea original. El efecto es la fase 4 y última, donde el arquitecto percibe externamente la construcción de su proyecto.

Es evidente que, para cualquier observador que haya seguido estas secuencias, estará capacitado para afirmar que la obra construida tiene un único "inventor", un único responsable, el arquitecto. No podría testimoniar que la obra ha sido fruto de la casualidad.

En la realidad del ego, la relación causa y efecto no es tan evidente, pues no relacionamos la fase 1 y la 4; esto es, no relacionamos la mente con lo percibido.

Si estamos percibiendo políticos ladrones y mentirosos, ese pensamiento debe formar parte de nuestra mente y de nuestros deseos; si no, no los veríamos. Cuando los estamos juzgando, los estamos viendo y, con ello, les estamos dando validez de autoría. Debemos entender con ello que en nuestra mente hemos captado ideas de las cuales no somos, en ese nivel, conscientes, ideas que hemos arropado con nuestros deseos y que hemos proyectado sobre el mundo, haciendo que tomen forma de alguna manera u otra. Esas ideas se han hecho realidad, pero como las hemos interpretado como adecuadas, no hemos tomado conciencia de que no lo sean, es decir, el arquitecto da por bueno su proyecto cuando percibe que su construcción es correcta.

Si nosotros deseamos lo que no es nuestro y nos apoderamos de ello; si nosotros deseamos ocultar la verdad a los demás y en su lugar preferimos mentir para proteger nuestros intereses, tal vez en ese momento decidamos creer que es lo correcto.

Cuando vemos personificado en los demás nuestro propio comportamiento, cuya causa, no lo olvidemos, se encuentra en nuestra mente, y ello nos lleva a condenarlo, es el momento de tomar nota y de agradecer que nos está ayudando a ver que hay un modo diferente de ver las cosas.

Si nuestro arquitecto, una vez construido su proyecto, comprobase que existen errores, para él esta circunstancia es una invitación a rectificar la fase 1, pues lo que ha ideado no funciona. Cuando haya realizado los cambios oportunos en ese nivel, en el nivel de la mente, la percepción de la forma cambiará.

Dejemos de criticar y de condenar a los políticos y dirijamos nuestra atención a nuestros pensamientos y deseos. Será en ellos donde debemos llevar a cabo los cambios necesarios para que dejemos de proyectar, dejemos de inventar un mundo con esas características que estamos repudiando.

Reflexión: ¿Eres consciente de tus deseos?

viernes, 31 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 31

LECCIÓN 31

No soy víctima del mundo que veo.

1. La idea de hoy es la introducción a tu declaración de emancipación2Una vez más, la idea debe aplicarse tanto al mundo que ves fuera de ti como al que ves dentro. 3Al aplicar la idea de hoy lo haremos de una manera que se utilizará cada vez más, con ciertas modificaciones que ya se irán indicando. 4En general, esta manera de practicar comprende dos aspectos: uno en el que aplicas la idea de manera más prolongada, y otro en el que haces frecuentes aplicaciones de la idea en el transcurso del día.

2. La idea de hoy requiere dos sesiones de práctica más largas que de costumbre, una por la mañana y otra por la noche. 2Se recomiendan de tres a cinco minutos para cada una de ellas. 3Durante ese intervalo, mira lentamente a tu alrededor mientras repites la idea dos o tres veces. 4Luego cierra los ojos y aplica la idea tu mundo interno. 5Te liberarás de ambos al mismo tiempo, pues el interno es la causa del externo.

3. Mientras exploras tu mundo interno permite simplemente que cualquier pensamiento que cruce tu mente llegue hasta tu conciencia  obsérvalo por un instante, y luego reemplázalo con el siguiente. 2Trata de no establecer ninguna jerarquía entre ellos. 3Observa su ir y venir tan desapasionadamente como puedas. 4No te detengas en ninguno en particular, sino trata de mantener un ritmo uniforme y calmado, sin ningún marcado interés por tu parte. 5Mientras estés sentado observando tus pensamientos serenamente, repite la idea de hoy en tu interior tan a menudo como quieras, mas sin ninguna sensación de premura.

4. Repítela además tan frecuentemente como puedas en el transcurso del día. 2Recuerda que al hacerlo estás haciendo una declaración de independencia en nombre de tu propia libertad. 3Y en tu libertad radica la libertad del mundo.

5. La idea de hoy es también especialmente útil como respuesta a cualquier tipo de tentación que pueda presentarse. 2Es una declaración de que no vas a sucumbir a ella, aprisionándote así a ti mismo.

¿Qué me enseña esta lección?

Todo responde a la ley de causa y efecto. Ser conscientes de que en ningún momento podemos estar desvinculados de aquellas experiencias que vivimos forma parte del proceso de “despertar” de la conciencia.

Cada emanación de una idea, de un pensamiento, en el nivel mental, al ser proyectado, provoca un efecto en el plano de las manifestaciones físicas, en el mundo percibido. Por lo tanto, como agentes activos de nuestros pensamientos, debemos ser, igualmente, responsables de nuestras experiencias.

No podemos culpar al mundo exterior de cuanto nos ocurre, pues el mundo exterior es el espejo que refleja las energías que subyacen en nuestra naturaleza interior.

Si vamos por la vida como víctimas de aquello que experimentamos, carecemos de una visión real de nosotros mismos. Ese comportamiento responde al juicio del ego, que interpreta la vida desde el punto de vista de la separación, lo que le lleva a culpar al otro de aquello que recibe y, al mismo tiempo, poner en manos externas su salvación.

Este ejercicio nos permite, igualmente, ser conscientes de la importancia de reconocernos como los hacedores, los inventores, de nuestro mundo. Siendo así, en cualquier momento podemos cambiar aquello que no nos aporte felicidad.

Estoy observando los objetos que me rodean. A mi derecha veo un cuadro con una foto de mi hijo. Mi mente, de manera instantánea, evoca un recuerdo que condiciona mi pensamiento. Me siento emocionado por los sentimientos que se han despertado al mirar esa fotografía. Tomo conciencia de que ese estado condiciona mi presente. Estoy reviviendo un recuerdo del pasado que me afecta, haciéndome sentir víctima de una ilusión, pues el pasado no es real, es más, ni tan siquiera el mundo que percibo lo es. Por lo tanto, debo educar mi mente para que no dé significado a lo que percibe, para que elija en todo momento ver las cosas tal y como realmente son.

 

Ejemplo-Guía: "Todos los políticos son unos ladrones y unos mentirosos".

La culpa de las cosas que nos pasan la tienen, siempre, los demás. Ese es el argumento que utilizará el ego para convencernos de que somos víctimas de las acciones injustas de los demás.

Culpamos al mundo de todas nuestras tribulaciones. Lo culpamos por no tener trabajo, por no tener dinero, de las luchas, de las guerras, de los accidentes, de las enfermedades, de las injusticias, de todos y cada uno de los dramas que nos podamos imaginar. A veces, cuando ya no sabemos a quién señalar, nos acordamos de Dios, y también lo culpamos de nuestra mala fortuna.

Claro, el ego nos puede argumentar que por culpa de Dios estamos sufriendo. Podríamos permanecer, aun gozando de los privilegios del Edén.   En cambio, tenemos que trabajar para ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Sí, definitivamente, Dios tiene la culpa, en origen, de nuestros males. No es necesario recordar las plagas y miserias con las que nos ha castigado a lo largo de la historia.

El ego, no conforme con esos argumentos, nos dirá que Dios fue el primer culpable y, tras él, todos aquellos que ostentan el poder.

Desde la visión del ego, desde la creencia en la separación con nuestro Creador y lo creado, la verdad la buscamos fuera de nosotros. Creemos que es a través de la percepción que nos dispensa el mundo que hemos fabricado, que son los demás los que nos atacan y agreden, cuando en realidad, la separación es una ilusión de la mente errada, y la única verdad es que somos uno con todo lo creado.

Ver esa realidad nos lleva a tomar el timón de la nave de nuestra propia existencia. El ego debe ceder su hegemonía y, en su lugar, debemos dirigir nuestra mente hacia la única visión posible: tenemos la capacidad creadora de elegir. Ese don pertenece al atributo más elevado de la Divinidad, que es la Voluntad. La Voluntad nos lleva a gozar del Libre Albedrío y, desde esa verdad, debemos tener la certeza de que el único camino que nos conduce a la libertad es eligiendo el Amor en vez del miedo.

Los políticos, lo único que están haciendo con su comportamiento, es actuar, a nivel colectivo y personal, como verdaderos maestros, pues nos están revelando la condición de nuestra naturaleza mental. Dar cobijo al error en nuestra mente, percibiéndonos como seres separados, es la fuente, el origen, de todas las experiencias que llamamos penalidades. Ellos se ocupan de hacernos llegar las lecciones que somos incapaces de aprender por vía interna. Ellos nos devuelven el ataque al que nos estamos sometiendo interiormente.

Si los juzgamos como ladrones, preguntémonos dónde nos estamos robando o dónde estamos nosotros robando. No olvidemos que podemos robar de muchas maneras. Podemos robar ideas, sentimientos y bienes.

Si los juzgamos como injustos, es el momento de preguntarnos dónde somos nosotros injustos. Busquemos la injusticia en nuestro interior.

La pregunta que debemos hacernos no es: ¿por qué la vida nos trata así? La pregunta es otra bien distinta. ¿Qué pensamientos emanan de mi mente para ver las cosas tal como las estoy percibiendo?

No estamos buscando la culpa. La culpa es otra ilusión fabricada por la mente del ego y no tiene sentido alguno, aunque cuando creemos en ella es muy dañina. Lo que estamos buscando es el autoconocimiento. Saber qué somos y a quién está sirviendo nuestra mente.

Recordemos las palabras del Maestro Jesús: ¡Quien esté libre de pecados arroje la primera piedra! Cambiemos el término pecado por error, y seguro que daremos un importante paso hacia el despertar de la consciencia.

Reflexión: ¿Crees que las cosas ocurren por casualidad?

Capítulo 18. II. La base del sueño (1ª parte).

 II. La base del sueño (1ª parte).

1. ¿No es acaso cierto que de los sueños surge un mundo que parece ser muy real? 2Mas examina lo que es ese mundo. 3Obvia­mente no es el mundo que viste antes de irte a dormir. 4Es más bien una distorsión de él, urdida exclusivamente en torno a lo que tú hubieses preferido que ocurriese. 5En él eres "libre" para reconstruir lo que parecía atacarte, y convertirlo en un tributo a tu ego, que se indignó por el "ataque". 6Ése no sería tu deseo a menos que no te identificases a ti mismo con el ego, que siempre se ve a sí mismo, y, por lo tanto, a ti, como sometido a un cons­tante ataque y sumamente vulnerable a él.

El ejemplo que utiliza Jesús en este punto nos ayuda en la comprensión de lo que sucede con nuestra mente en la interpretación que hace de la realidad percibida. 

La verdadera realidad es sustituida por una falsa realidad mientras dormimos. Es en ese estado llamado sueño donde la identidad de lo que realmente somos adopta un nivel de percepción que se deja seducir por lo ilusorio. El contenido del sueño, independientemente de que pueda ser feliz o terrorífico, siempre es una distorsión de la percepción verdadera.

La necesidad de "dormir" pertenece al sistema de pensamiento del ego. Es el cuerpo el que siente esa necesidad biológica. Ya sabemos que el símbolo del ego, el cuerpo, está sujeto a las leyes de la temporalidad, por lo que es irreal, ya que tan solo lo que no cambia, lo eterno, es lo verdadero y real. Por lo tanto, las percepciones que procedan del cuerpo son todas irreales e ilusorias, tal y como lo es el contenido de lo percibido en sueño mientras dormimos.

2. Los sueños son caóticos porque están regidos por tus deseos conflictivos, y así, lo que es verdad les trae sin cuidado. 2Son el mejor ejemplo de cómo se puede utilizar la percepción para sus­tituir a la verdad por ilusiones. 3Al despertar no los tomas en serio, pues el hecho de que la realidad se viola tan radicalmente en ellos resulta evidente. 4Sin embargo, son una manera de ver el mundo y de cambiarlo para que se adapte mejor al ego. 5Son ejemplos impresionantes, tanto de la incapacidad del ego para tolerar la realidad, como del hecho de que tú estás dispuesto a cambiar la realidad para beneficiarlo a él.

La percepción del cuerpo tiene su origen en el deseo de ser especial, en el deseo de ver las cosas de manera diferente a como Dios nos ha creado. La creencia en la separación ha dado lugar al miedo y dicha creencia se fundamenta en la ausencia de amor. 

Es por ello que la mente dividida utiliza el pensamiento de ataque como un mecanismo de respuesta para protegerse del miedo. El ataque procede, pues, de la mente, aunque el ego piensa que ese poder lo tiene el cuerpo. Pero el cuerpo no ataca si no sigue los dictados de la mente errada. Es muy importante considerar esto que decimos, pues tenemos el poder de cambiar el contenido de nuestra mente y, de camino, utilizar nuestro cuerpo para la función para la que está diseñado, la de comunicar y compartir con los demás los atributos que forman parte de nuestra verdadera identidad espiritual. 

3. La diferencia entre lo que ves en sueños y lo que ves al desper­tar no te resulta inquietante. 2Reconoces que lo que ves al desper­tar se desvanece en los sueños. 3Al despertar, no obstante, no esperas que haya desaparecido. 4En los sueños eres tú quien determina todo. 5Las personas se convierten en lo que tú quieres que sean y hacen lo que tú les ordenas. 6No se te impone ningún límite en cuanto a las sustituciones que puedes llevar a cabo. 7Por algún tiempo parece como si se te hubiese dado el mundo para que hicieses de él lo que se te antojase. 8No te das cuenta de que lo estás atacando y tratando de subyugarlo para que se avenga a tus deseos.

Al analizar el contenido percibido mientras dormimos y nos sumergimos en el mundo ilusorio del sueño, las leyes de la lógica y de la razón desaparecen, dejándonos dar forma a una realidad que es fruto de nuestros deseos y en los que se pone de manifiesto el propósito de crear un mundo especial y acorde a nuestras falsas creencias. 

Lo que ocurre mientras dormimos es el mejor ejemplo que nos muestra el modo en cómo percibimos la realidad. Para el ego, el mundo que percibe es real, pero no se da cuenta de que lo que percibe es lo que su mente ha decidido hacer real. Lo temporal y lo perecedero son características propias del mundo fabricado por el ego; sin embargo, el ego no los cuestiona, sino que argumenta con todo el peso de su sistema de pensamiento que lo temporal es lo real. Que todo nace para morir y la verdad está sujeta a ese proceso cíclico que hace que lo que hoy es verdad, mañana ya no lo sea, siendo sustituido por otra verdad.

Todos estos argumentos pertenecen al mundo del sueño, y si es así, es señal inequívoca de que estamos dormidos.

jueves, 30 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 30

LECCIÓN 30

Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.

1. La idea de hoy es el trampolín a la visión. 2Por medio de esta idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca antes habías visto. 3lo que antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.

2. Hoy vamos a intentar un nuevo tipo de "proyección". 2No vamos a tratar de deshacernos de lo que no nos gusta viéndolo afuera. 3En lugar de ello, trataremos de ver en el mundo lo que está en nuestras mentes, y lo que deseamos reconocer se encuentra ahí. 4Así pues, estamos tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. 5Ésa es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver.

3. La idea de hoy debe aplicarse tan frecuentemente como sea posible a lo largo del día. 2Cada vez que tengas un momento, repítela lentamente para tus adentros, mirando a tu alrededor y tratando de comprender que la idea es aplicable a todo lo que ves ahora o podrías ver ahora si estuviese al alcance de tu vista.

4. La verdadera visión no está limitada por conceptos tales como "cerca" o "lejos". 2Para que te vayas acostumbrando a esta idea, trata de pensar, a medida que aplicas la idea de hoy, en cosas que estén más allá de tu alcance visual, así como en aquellas que de hecho puedes ver.

5. La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. 2La mente es su única fuente. 3Como ayuda adicional para que te vayas acostumbrando cada vez más a esta idea, dedica varias sesiones de práctica a aplicarla con los ojos cerrados, usando cualquier tema que te venga a la mente, mirando en tu interior en vez de afuera. 4La idea de hoy es aplicable por igual tanto a lo uno como a lo otro.


¿Qué me enseña esta lección?

 

No hay nada fuera de mí que no responda a mi propia naturaleza interna. Todo lo que veo en el exterior es la proyección de mi mente. Cuando percibo el mundo exterior como algo separado de mí, estoy alimentando la creencia del ego de que somos seres individuales separados de los demás y de su creador.


Sin embargo, cuando somos conscientes de que Dios está en todo lo que vemos, pues está en nuestra mente, estaremos creando unidad. Comprenderemos el pacto interno que nos une a cada uno de nuestros hermanos, cuando actúan como espejos en los que veremos reflejada nuestra naturaleza inconsciente. Ese lazo de complicidad nos permitirá conquistar, de una manera integral, la consciencia de la unicidad.

Si en nuestra consciencia somos Dios (es un modo de expresarlo, pues Dios es Consciencia Pura y somos Hijos de Dios, por lo que somos Consciencia), todos nuestros pensamientos deben expresarse en términos de integración y coherencia, en términos de paz y armonía, en términos de unidad y amor incondicional.

 

La verdadera visión no está en aquello que perciben nuestros ojos. Si fuese así, los invidentes no tendrían la capacidad real de ver. La facultad de ver se encuentra en nuestra mente, de ahí que, aunque nuestros ojos permanezcan cerrados, podamos ver con total nitidez aquello que se proyecta en nuestra mente. A veces, la percepción de lo que estamos viendo a través de nuestros ojos no nos aporta la realidad de lo percibido, pues nuestra mente no interpreta correctamente su mensaje. En verdad, esto no ocurre a veces; podemos arriesgarnos a decir que ocurre normalmente. Esa es la razón por la que es importante que aprendamos a ver las cosas de otra manera.

 

Recuerdo una película en la que el protagonista era ciego desde su nacimiento. De mayor, gracias a los avances técnicos en medicina, consiguió recuperar la vista. Pero la recuperación de esa percepción no le permitió reconocer los objetos que tenía delante. Su mente realmente no los percibía, no los distinguía.

 

Ejemplo-Guía: "Me desespera el comportamiento de mi hijo". 

Si somos capaces de aplicar correctamente la enseñanza de esta lección en este ejemplo, estaremos en condiciones de poder aplicarlo, de igual forma, a cualquier situación que podamos vivir. ¿Por qué? Sencillamente, porque no estamos cambiando los efectos, sino la causa, y esto es el verdadero sentido del milagro. 

Desde la visión del ego, desde la separación, la mente actúa a través de la proyección, lo que le lleva a percibir lo que sus deseos le instan a ver. Como esos deseos fluyen desde la búsqueda de la individualidad, lo que la mente proyecta, lo hace con temor. Siente un profundo y arraigado miedo a perder aquello que desea, aquello que posee, aquello a lo que ha otorgado la condición de pertenencia.

Cuando sus deseos se identifican amablemente con el mundo exterior, sus proyeccionesle llevan a percibir fugaces experiencias de placer. En cambio, cuando sus deseos menos amables se ven reflejados en el mundo que percibe a través de los demás, entonces se despierta el mecanismo de seguridad y ataca para no ser atacado. 

Indistintamente de la calidad del deseo, el hombre identificado con el ego afronta sus experiencias desde la inconsciencia de que es él, la mente egoica, la que le lleva a atacarse a través de los demás. Las relaciones con los demás se convierten en una escuela de la vida, en la que cada una de las personas con las que establece vínculos son sus mejores maestros, los que, actuando como espejos, le reflejan una imagen exacta de cómo es. 

Aplicar esta lección nos lleva a una nueva dimensión donde la conciencia debe oír la Voz de la Consciencia. ¿Esto qué significa? La conciencia se alimenta de la percepción, pero hasta ahora esa conciencia ha respondido a las creencias facilitadas por la percepción errónea. La mente ha estado enfocada hacia el exterior con el único afán de percibir. Ahora debemos orientarla hacia el interior y permitir la percepción verdadera, la que nos permitirá despertar a la realidad que somos. Esa reorientación facilitará la visión de la Consciencia, la visión de nuestra naturaleza divina, la visión de Cristo, y nos aportará la certeza de que somos los soñadores del sueño. 

Ese despertar se encausará en nuestra vida, dando lugar a que utilicemos nuestra mente con una proyección diferente. Ya no nos ocuparemos de cambiar el mundo externo, sino el interno. Ya sabemos que es rectificando la causa como podremos ver los efectos de una manera diferente. Ya no vemos a nuestro hijo fuera de nosotros, como alguien separado, sino que lo percibiremos formando una unidad. Aquello que nos producía desesperación, lo descubrimos en nuestro interior, y es en ese nivel donde lo rectificamos. A partir de ahí, somos capaces de perdonarnos y de perdonar. 

Cuando este comportamiento se convierta en un hábito nuevo, tal vez descubramos, con cierta satisfacción, que utilizamos menos palabras, pero las que utilizamos van envueltas de amor. Descubriremos que el mundo de las formas ha perdido nuestro interés y buscaremos el silencio como ese estado propicio para hablar con Dios. 

Reflexión: ¿Dónde crees que se encuentra lo real, en lo que percibes o en tus pensamientos?

Capítulo 18. EL FINAL DEL SUEÑO. I. El substituto de la realidad (4ª parte).

  Capítulo 18

EL FINAL DEL SUEÑO


I. El substituto de la realidad (4ª parte).

10. En ti no hay separación, y no hay sustituto que pueda mantenerte separado de tu hermano. 2Tu realidad fue la creación de Dios, la cual no tiene sustituto. 3Estáis tan firmemente unidos en la verdad, que sólo Dios mora allí. 4Y Él jamás aceptaría otra cosa en lugar de vosotros. 5Él os ama a los dos por igual y cual uno solo. 6Y tal como Él os ama, así sois. 7Nosotros no estáis unidos en ilusiones, sino en un Pensamiento tan santo y tan perfecto que las ilusiones no pueden permanecer allí para mancillar el santo lugar donde os encontráis unidos. 8Dios está contigo, hermano mío. 9Unámonos en Él en paz y con gratitud, y aceptemos Su regalo como nuestra más santa y perfecta realidad, la cual compartimos con Él.

Sí, ahora sabemos que somos uno. Ahora nos sentimos guiados por el Mensajero de Dios, por el Espíritu Santo. Su Voz nos acompaña en todo instante y nos libera de toda tentación.

Hemos alcanzado el altar donde se encuentra la verdad. Consciente en ese encuentro de Amor, sentimos la Comunión con nuestro Padre y hacemos nuestra Su Dicha por Su Compleción. Esa Compleción es también la nuestra. Hacemos consciente la Filiación.

11. El Cielo le es restituido a toda la Filiación a través de tu relación, pues en ella reside la Filiación, íntegra y hermosa, y a salvo en tu amor. 2El Cielo ha entrado silenciosamente, pues todas las ilusiones han sido llevadas dulcemente ante la verdad en ti, y el amor ha refulgido sobre ti, bendiciendo tu relación con la verdad. 3Dios y toda Su creación han entrado a formar parte de ella juntos. 4¡Cuán santa y hermosa es vuestra relación, la cual la verdad ilumina! 5El Cielo la contempla y se regocija de que lo hayas dejado venir a ti. 6Y Dios Mismo se alegra de que tu relación siga siendo tal como fue creada. 7El universo que se encuentra dentro de ti se une a ti junto con tu hermano. 8Y el Cielo contempla con amor aquello que está unido en él, junto con su Creador.

Hemos dejado la relación especial atrás y, de la mano del Espíritu Santo, hemos percibido al otro tal y como es en verdad, compartiendo nuestra imagen y semejanza con Dios. Nos hemos hecho conscientes de que somos seres espirituales que comparten la esencia del amor y que poseen el don para crear desde el amor.

Hoy podemos exclamar al unísono: "Espíritu soy, un santo Hijo de Dios; libre de toda limita­ción, a salvo, sano y pleno. Libre para perdonar y libre para salvar al mundo".

12. Aquel a quien Dios ha llamado no debe prestar oídos a ningún substituto. 2La llamada de los sustitutos no es más que el eco del error original que fragmentó el Cielo. 3¿Y qué fue de la paz de los que prestaron oídos a dicha llamada? 4Regresa conmigo al Cielo, y caminando junto con tu hermano ve a otro mundo más allá de éste, hasta llegar a la belleza y alegría que ese otro mundo te ofrece. 5¿Quieres debilitar y fragmentar aún más lo que ya se encuentra fragmentado y sin esperanzas? 6¿Es ahí donde buscarías la felicidad? 7¿No preferirías acaso reparar lo que ha sido quebrantado y unirte a la cruzada para devolverle la plenitud a lo que fue asolado por la separación y la enfermedad?

La vida que conocemos es fruto de una percepción alterada por la proyección de una mente que sirve al miedo, a la creencia en el pecado y en la culpa, lo que hace que dicha percepción de la vida se convierta en un pensamiento demente.

Al negar el amor, como nuestro huésped, lo que hacemos es sustituir la verdad por el error, por la ilusión. Siendo esto así, el mundo que percibimos es hijo del error, hijo de la ilusión, donde el amor es malentendido y temido, donde el amor se busca donde no se encuentra, donde el amor se mendiga y no se da.

13. Has sido llamado, junto con tu hermano, a la más santa función que este mundo puede ofrecer. 2Ésa es la única función que no tiene límites, y que llega hasta cada uno de los fragmentos de la Filiación cual auxilio sanador y unificador. 3Esto es lo que se te ofrece en tu relación santa. 4Acéptalo ahora, y lo darás tal como lo has recibido. 5La paz de Dios se te da con el luminoso propósito en el que te unes a tu hermano. 6La santa luz que os unió tiene que extenderse, de la misma forma en que la aceptasteis.

Cuando planteamos la ecuación de la igualdad y semejanza de Dios y Su Hijo, veíamos que el fruto del acto creado desde el amor es su expansión. Cuando se da lo que se es, lo que damos se multiplica a sí mismo y su abundancia será infinita, pues el hecho de expandirse ya es una manifestación infinita, pues esa es su misión. Eso es lo que es, y si lo es, lo será siempre.

Desde el amor te veo, hermano. Desde el amor te bendigo.  

miércoles, 29 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 29

LECCIÓN 29

Dios está en todo lo que veo.

1. La idea de hoy explica por qué puedes ver propósito en todo. 2Explica por qué nada está separado, por sí mismo o en sí mismo. 3También explica por qué nada de lo que ves tiene significado alguno. 4De hecho, explica cada una de las ideas que hemos usado hasta ahora, y también todas las subsiguientes. 5La idea de hoy es el pilar de la visión.

2. Es probable que a estas alturas te resulte muy difícil entender la idea de hoy. 2Puede que creas que es tonta, irreverente, insen­sata, graciosa e incluso censurable. 3Ciertamente Dios no está en una silla tal como tú la ves. 4No obstante, ayer subrayamos que una simple mesa comparte el propósito del universo. 5lo que comparte el propósito del universo comparte el propósito de su Creador.

3. Trata hoy, pues, de comenzar a aprender a mirar a todas las cosas con amor, con aprecio y con una mentalidad abierta. 2Ahora mismo no las ves. ¿Cómo podrías saber lo que en ellas se encierra4Nada es como a ti te parece que es. 5Su santo propósito está más allá de tu limitado alcance. 6Cuando la visión te haya mostrado la santidad que ilumina al mundo, entenderás la idea de hoy perfectamente. 7Y no entenderás cómo pudo jamás haberte resultado difícil.

4. Nuestras seis sesiones de práctica, de dos minutos cada una, deben seguir la norma habitual: comienza repitiendo la idea en tu interior y luego aplícala a aquellos objetos seleccionados al azar que estén a tu alrededor, nombrando específicamente cada uno de ellos. 2Trata de evitar la tendencia a dirigir la selección, que, en el caso de la idea de hoy, puede ser una gran tentación debido a su naturaleza totalmente extraña. 3Recuerda que cualquier orden que tú intentes imponer le es igualmente extraño a la realidad.

5. Debes, por lo tanto, evitar al máximo ser tú mismo quien dirige la selección de objetos. 2Una lista adecuada podría incluir, por ejemplo:

3Dios está en este perchero.
4Dios está en esta revista.
5Dios está en este dedo.
6Dios está en esta lámpara.
7Dios está en ese cuerpo.
8Dios está en esa puerta.
9Dios está en esa papelera.

10Además de repetir la idea de hoy durante las sesiones de práctica asignadas, repítela como mínimo una vez por hora, mirando lentamente a tu alrededor mientras repites las palabras para tus adentros sin prisa. 11Por lo menos una o dos veces deberías experimentar una sensación de sosiego mientras haces esto.

¿Qué me enseña esta lección? 

Es la idea más esencial. Fuera de Dios nada es real. 

El sentido universal que une a todas las cosas es como un fino hilo conductor que lo mantiene todo unido. Cuando el ego piensa, erróneamente, que se encuentra separado del mundo que percibe, proyectará la necesidad de verse reflejado en los demás. 

La dualidad es una percepción errónea. La unidad es la percepción correcta. Todo cuanto nos ocurre, todo cuanto forma parte de nuestros pensamientos, emociones, creencias, está unido por ese hilo conductor.

Si amamos incondicionalmente, estaremos creando un mundo donde compartiremos libertad y paz interior. Si amamos condicionalmente, estaremos quedando presos de nuestra falta de libertad y viviremos en una permanente inestabilidad y falta de coherencia. 

Cuando nuestros ojos vean a Dios en todas y cada una de las creaciones de la vida, entonces exclamaremos: “Soy Hijo de Dios… Padre, reclamo mi herencia”. 

¿Por qué no vemos a Dios? Sencillamente, porque no podemos ver, conjuntamente, el mundo que percibimos y conocer a Dios. Sólo uno de ellos es verdad. Un Curso de Milagros nos indica que “es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposi­ble ver lo que no crees” (T-11.VI.1:1). Buscamos a un Dios externo y llegamos incluso a ponerle barba y bigote. Podemos estar creyendo en un Dios externo y atribuirle dones y virtudes, a los cuales nos dirigimos con el propósito de que nos saque de nuestros apuros y, sin embargo, percibimos un mundo separado y lleno de imperfecciones. 

En verdad, lo que estamos haciendo es proyectar nuestra propia visión en clave espiritual, cuando en verdad, la verdadera espiritualidad nada tiene que ver con ello, pues la esencia de la espiritualidad debe llevarnos al despertar, es decir, a conocernos tal y como realmente somos, Seres de Luz, emanados de la Fuente de Dios y formando una Unidad con el resto de la Filiación. 

La capacidad para ver la conclusión lógica de algo depende de que estés dispuesto a verla, pero la verdad de esa conclusión no tiene nada que ver con que estés dispuesto” (T-7.X.2:4). 

La verdad es la Voluntad de Dios. Compartir Su Voluntad es compartir Su Conocimiento. Si negamos que Su Voluntad sea la nuestra, estaremos negando Su Reino y el nuestro. 

Solemos creer que lo que no podemos ver con los ojos del cuerpo no existe y esta creencia nos lleva a negar la visión espiritual.

La visión espiritual literalmente no puede ver el error y busca, simplemente, la Expiación. 

Todas las soluciones que los ojos del cuerpo buscan se desvanecen. 

La Visión Crística, la Visión de la Unidad, nos permitirá tener la certeza de que Dios está en todo lo que vemos y entenderemos su propósito real y verdadero.

 

Ejemplo-Guía: "Me desespera el comportamiento de mi hijo". 

Alcanzado este punto del camino, hemos ejercitado nuestra mente proponiéndole reflexiones que se han convertido en una invitación a desaprender lo hasta ahora aprendido y que nos llevaba a ver las cosas de una manera determinada. No necesitamos compartir, inicialmente, la veracidad de las nuevas propuestas; tan solo se nos invita a ponerlas en práctica. 

Hemos elegido varios ejemplos, con la intención de que nos sirviesen de ayuda a la hora de aplicar las enseñanzas de cada una de las lecciones precedentes. Si hemos realizado las prácticas, ahora estamos en condiciones de valorar nuestras experiencias y verificar si la visión con la que afrontábamos la vida ha cambiado en algo. Si lo ha hecho, podremos confirmar que hemos dejado de ver un mundo separado y, en su lugar, hemos empezado a ver un mundo basado en la unicidad. Confirmaremos, igualmente, que hemos dejado de dar significado a los pensamientos basados en el pasado y, en su lugar, hemos buscado el "para qué" de aquello que vemos, con el único objetivo de ver su verdadero significado. 

En nuestro camino hacia el "despertar", alcanzaremos un punto en el que nuestra voluntad ya no se verá seducida por el deseo de experimentar la individualidad, sino que se pondrá al servicio de la Unidad. Ese camino nos conduce a afirmar que, a través de la percepción verdadera, vemos nuestra verdadera realidad, vemos la inocencia, la impecabilidad, la pureza, la plenitud, la abundancia, y la vemos, no tan solo en nosotros, sino en el rostro de cada hermano. Esa visión nos lleva a la certeza de que, en verdad, lo que estamos viendo es el verdadero rostro de Dios, y lo vemos en todo lo creado. 

Nuestro hijo no es tan solo nuestro hijo, sino nuestro Padre, pues a través de él vemos su Rostro. Todo lo creado lleva el germen de la Fuente de donde emana. Todo lo creado tiene esa causa-una, donde encontraremos el mismo Propósito. Todo lo creado nos ofrece la oportunidad de recordar el Amor, la Esencia con la que hemos sido creados. 

La experiencia de relación no tiene otro significado que el que lo mantiene unido al verdadero Propósito. Ese Propósito no es otro que el despertarnos del sueño de la ilusión de la separación y llevarnos a la visión de la Unidad. Esa experiencia se convierte en la oportunidad de descubrir en nuestro hijo a Dios. 

Reflexión: Si en aquello que ves, no encuentras a Dios, entonces, lo que ves no es real.

Capítulo 18. EL FINAL DEL SUEÑO. I. El substituto de la realidad (3ª parte).

   Capítulo 18

EL FINAL DEL SUEÑO


I. El substituto de la realidad (3ª parte).

7. Cuando te parezca ver alguna forma distorsionada del error original tratando de atemorizarte, di únicamente: "Dios es Amor y el miedo no forma parte de Él", y desaparecerá. 2La verdad te salvará, 3pues no te ha abandonado para irse al mundo demente y así apartarse de ti. 4En tu interior se encuentra la cordura; la demencia, fuera de ti. 5Pero tú crees que es al revés: que la verdad se encuentra afuera y el error y la culpabilidad adentro. 6Tus míseras e insensatas substituciones, trastocadas por la locura y formando torbellinos que se mueven sin rumbo cual plumas arrastradas por el viento, son insustanciales. 7Se funden, se juntan y se separan, de acuerdo con patrones cambiantes que no tienen sentido y que no tienen que ser juzgados en absoluto. 8No tiene objeto juzgarlos individualmente. 9Las insignificantes diferencias que en lo relativo a la forma parece haber entre ellas no son diferencias reales en absoluto. 10Ninguna de tus sustituciones tiene importancia. 11Eso es lo único que tienen en común, nada más. 12Sin embargo, ¿qué otra cosa es necesaria para hacer que todas sean lo mismo?

El sistema de pensamiento del ego se caracteriza por la proyección al exterior del contenido de su mente, la cual alberga la errónea creencia en la separación. De este modo cree ser lo que percibe, negando lo que es en realidad. 

Con base en esa percepción falsa de identidad, todo lo que proyecta fuera de sí mismo es juzgado y tratado como potenciales enemigos para alcanzar sus metas y deseos. El miedo a perder le lleva a protegerse de los potenciales agresores externos a los que identifica como separados de él.

El mundo proyectado en realidad es la proyección de sus miedos, de ahí que se sienta en la imperiosa necesidad de protegerse de él, esto es, de sí mismo.

8. Deja que se las lleve el viento, formando torbellinos y dando tumbos hasta que se pierdan de vista, lejos, muy lejos de ti. 2Y vuélvete hacia la majestuosa calma interna, donde en santa quietud mora el Dios viviente que nunca abandonaste y que nunca te abandonó. 3El Espíritu Santo te lleva dulcemente de la mano, y desanda contigo el camino recorrido en el absurdo viaje que emprendiste fuera de ti mismo, conduciéndote con gran amor de vuelta a la verdad y a la seguridad de tu interior. 4Él lleva ante la verdad todas tus dementes proyecciones y todas tus descabelladas sustituciones, las cuales ubicaste fuera de ti. 5Así es como Él invierte el curso de la demencia y te devuelve a la razón.

Mientras que la identidad del ego se dirige a la percepción del mundo exterior, la identidad verdadera del Hijo de Dios se dirige a la visión interna donde se encuentra su esencia real, su ser espiritual.

Es en el interior de cada ser donde se ha de producir el encuentro con la unidad. Es en la mente recta donde encontraremos el camino que ha de conducirnos a la salvación, donde reconoceremos la verdad, donde compartiremos el amor que nos hace uno con el resto de la Filiación.

9. En tu relación con tu hermano, donde el Espíritu Santo se ha hecho cargo de todo a petición tuya; Él ha fijado el rumbo hacia adentro, hacia la verdad que compartís. 2En el demente mundo de afuera nada se puede compartir, sino únicamente sustituir. En la realidad, compartir y sustituir no tienen absolutamente nada en común. 3Dentro de ti amas a tu hermano con un amor perfecto. 4Ésa es tierra santa en la que ninguna sustitución puede tener lugar y donde sólo la verdad de tu hermano puede morar. 5Ahí estáis unidos en Dios, tan unidos como lo estáis con Él. 6El error original jamás llegó hasta ahí, ni lo hará jamás. 7Ahí reside la verdad radiante, a la que el Espíritu Santo ha confiado tu relación. 8Deja que Él la lleve ahí, donde tú quieres que esté. 9Ofrécele un poco de fe en tu hermano, para ayudarle a que te muestre que ningún sustituto del Cielo que hayas inventado puede excluirte de éste. 

El pacto de amor con el que Dios nos creó permanece celosamente custodiado en nuestro interior. Ese pacto es la garantía de que el amor no será sustituido por el miedo. La verdad se erige como custodio que protege las puertas que conducen hasta el altar donde se produce el encuentro santo del Hijo de Dios. En ese inmaculado altar, una resplandeciente luz nos indica el camino que debemos tomar; ese camino no es otro que el uso del amor.