1. La idea de hoy es una afirmación exacta y cabal de lo que eres. 2Por eso es por lo que eres la luz del mundo. 3Por eso es por lo que Dios te designó como el salvador del mundo. 4Por eso es por lo que el Hijo de Dios apela a ti para su salvación. 5Él se salva por razón de lo que tú eres. 6Hoy haremos todo lo posible por llegar a esta verdad acerca de ti y por darnos cuenta plenamente, aunque sólo sea por un momento, de que es verdad.
¿Qué me enseña esta lección?
Tomo consciencia de que he sido creado a “semejanza” de mi Creador, es decir, del mismo Arquetipo Mental; de la Extensión Amorosa de su Pensamiento.
Si Su Mente es Una, si Su Mente es Amor, Yo Soy Uno, Yo Soy Amor, y, mientras tenga conciencia en el plano de la percepción, mientras que esté experimentando este sueño, debo manifestar ese potencial en todos y cada uno de mis actos.
Nos transmite las enseñanzas de Un Curso de Milagros, que Dios creó a Su Hijo a través de un acto de expansión de Su Mente.
Hoy os propongo un ejercicio de autoconocimiento. Para ello, vamos a responder con total honestidad a la cuestión que se plantea en el ejemplo-guía. Si alguien te preguntase "¿quién eres?", ¿qué le responderías?
Voy a improvisar unas respuestas con la intención de que os puedan servir de guía. Pero es muy importante que cada uno realice su propia reflexión y autoanálisis.
- Me llamo Juan.
- Soy alto y moreno, aunque ya tengo poco pelo y, el que tengo, pinta blanco.
- Soy funcionario y desempeño un cargo de mando intermedio en una institución pública.
- Estoy casado y tengo tres hijos y cinco nietos.
- Soy un mediador de vocación.
- Buscador incansable de la verdad.
- Amante de la lectura y de los temas espirituales.
- Mi objetivo, la perfección de la conciencia.
- Me considero un difusor.
- Me encanta escribir.
- Me fascinan las nuevas tecnologías.
- Idealizo la amistad.
- Me dan miedo las alturas.
- Me da miedo la enfermedad.
- Soy celoso y posesivo.
- Soy orgulloso y a veces fanático.
- Etc.
Os puedo asegurar que, dejando a un lado los matices personales de cada uno, esta respuesta podemos considerarla como una respuesta "tipo", en el sentido de que la gran mayoría se identificaría de la misma manera. Compruébalo.
Es evidente que esta respuesta es propia de la visión del ego, el cual basa su creencia y sus credenciales personales en términos de la identidad física del cuerpo que percibe y niega cualquier otra realidad que no sea capaz de ver y tocar, como el Santo Tomás.
Ahora os propongo realizar este mismo ejercicio de autoanálisis, de autoconocimiento, pero desde la visión del Espíritu. ¿Te atreves? Seguro que sí.
Improviso.
- El Hijo de Dios.
- Soy Dios, cuando ceso de ser "yo".
- Soy Espíritu.
- Soy Todo y Uno.
- Soy Voluntad.
- Soy Amor.
- Soy Inteligencia.
- Soy Libre.
- Soy Luz.
- Soy Verdad.
- Soy Impecable.
- Soy Inocente.
- Soy Perfecto.
¿Qué más añadirías? Abundante, Pleno, Sano, Creador...