sábado, 3 de agosto de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 216

SEXTO REPASO

Introducción

1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practi­caremos tan a menudo cómo podamos. 2Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica. 3Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendie­ses. 4Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.

2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte leccio­nes. 2Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estu­dios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. 3Uno solo basta. 4Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. 5Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.

3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. 2El tema para el presente repaso es el siguiente:    

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.

6El día comienza y concluye con esto. 7Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acorde­mos, entre una hora y otra, que tenemos una función que trans­ciende el mundo que vemos. 8Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo aban­dono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.

4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. 2Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios. 3Sencilla­mente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. 4Pues así es como nos libera­mos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.

5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. 2No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. 3Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. 4Luego descarta tranquila­mente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:

2No quiero este pensamiento. 3El que quiero es ________ .

4Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. 5Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. 6Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maes­tro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nues­tros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.

7. A Él le ofrezco este repaso por ti. 2Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. 3Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. 4Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.


LECCIÓN 216

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (196) No puede ser sino a mí mismo a quien crucifico.

2Todo lo que hago, me lo hago a mí mismo. 3Si ataco, sufro. 4Mas si perdono, se me dará la salvación.

4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 6Pues aún soy tal como Dios me creó.


¿Qué me enseña esta lección?

Como ego, renuncié al mundo de la Unidad, renuncié a seguir siendo guiado por la Voluntad de Dios, y acepté ver las cosas de otra manera.

Ese fue el punto de partida en el que la unidad fue sustituida por la separación, donde el amor fue sustituido por el miedo, donde la felicidad y la abundancia, cedió su hegemonía al dolor y a la escasez.

Desde ese momento, nuestra consciencia quedó sumida en un profundo sueño, donde las imágenes que percibimos, nos llevan a descubrir un mundo regido por leyes ilusorias. Nos sentimos solos, desprotegidos y para garantizar nuestra precaria seguridad, recurrimos a atacar a todo aquello que nos hace sentir en peligro.

El mundo se percibe como algo externo a nosotros. Es en el mundo, donde dirigimos nuestros ataques con el firme deseo de acabar con aquello que nos atemoriza.

No nos damos cuenta, en esa situación, que el daño que causamos a nuestro alrededor, nos lo estamos causando a nosotros mismos, pues la visión de la separación es una ilusión y la única y verdadera realidad es que Todos formamos una Unidad.

Nuestra mente errónea fabrica realidades ilusorias, mientras que nuestra mente santa, nos hace recordar que Somos Hijos de Dios y que hemos sido creados de la Expansión Creadora de Su Mente: Somos Su Filiación.

Reflexión: ¿A quién creo temer? ¿A quién creo atacar?

viernes, 2 de agosto de 2024

Capítulo 13. VI. Cómo encontrar el presente (2ª parte).

VI. Cómo encontrar el presente (2ª parte).


7. El presente te muestra a tus hermanos bajo una luz que te uni­ría a ellos y te liberaría del pasado. 2¿Usarías, entonces, el pasado contra ellos? 3Pues si lo haces, estarás eligiendo, permanecer en una oscuridad que no existe, y negándote a aceptar, la luz que se te ofrece. 4Pues la luz de la visión perfecta se otorga libremente del mismo modo en que se recibe libremente, y sólo se puede aceptar sin limitaciones de ninguna clase. 5En el presente, la única dimensión del tiempo que es inmóvil e inalterable y donde no queda ni rastro de lo que fuiste, contemplas a Cristo e invocas a Sus testigos para que derramen su fulgor sobre ti por haberlos invocado. 6Esos testigos no negarán la verdad que mora en ti porque la buscaste en ellos y allí la encontraste.

Así es. Si en el presente recordamos lo que somos, es decir, nos vemos desde la mente recta y percibimos nuestra inocencia, será, igualmente, en el presente donde elegimos la senda de la salvación, pues habremos recordado que formamos, junto a nuestros hermanos, la Sagrada Filiación. 

8. El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo .2Extiéndele tu mano a todos tus her­manos, e infúndelos con el toque de Cristo. 3En tu eterna unión con ellos reside tu continuidad, ininterrumpida porque la compartes plenamente. 4El inocente Hijo de Dios es únicamente luz. 5En él no hay oscuridad, pues goza de plenitud. 6Exhorta a todos tus hermanos a que den testimonio de la plenitud del Hijo de Dios, del mismo modo en que yo, te exhorto a que te unas a mí. 7Cada voz es parte del himno redentor: el himno de alegría y agra­decimiento por la luz al Creador de la luz. 8La santa luz que irradia desde el Hijo de Dios da testimonio de que la luz que hay en él procede de su Padre.

Ya lo hemos adelantado en anteriores puntos, el ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando renacemos, más allá del tiempo, y reconocemos que somos eternos. Libres de las creencias en el pasado y en la muerte, nos habremos liberados de la oscuridad que nos mantenía sumidos en la pesadilla del sueño de la separación. 

9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques a los testigos de Su creación. 2Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en su plenitud verás la tuya propia. 3Y a medida que tus himnos de alabanza y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su inequívoca Respuesta a tu llamada, 4pues es imposible que Su Hijo le llame y no reciba respuesta. 5La llamada que te hace a ti es la misma que tú le haces a Él. 6Y lo que te contesta en Él es Su paz.

Vivir el presente, nos brinda la oportunidad de dar lo que somos, de compartir lo que tenemos, y somos y tenemos la luz del entendimiento. En la medida en que extendamos esa luz-entendimiento con nuestros hermanos, estaremos compartiendo con ellos el poder de los milagros, pues estaremos compartiendo el poder del amor. 

10. Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. 2Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. 3Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. 4El amor siempre conduce al amor. 5Los enfermos, que imploran amor, se sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agrade­cimiento. 6Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. 7Son tus guías a la dicha, pues habiéndola recibido de ti desean conservarla. 8Los has establecido como guías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en ellos. 9Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.

Aquello que damos, recibimos y de este modo lo mantendremos. Cuando extendemos la luz del entendimiento, y la compartimos con nuestros hermanos, estaremos creando una cadena de amor que alcanzará al resto de la filiación. Ese poder de extensión tan solo se encuentra en el amor, pues el amor atrae, mientras que el miedo, separa.

En la medida que damos esa luz, la recibiremos de nuestros hermanos y esa cadena de amor, nos cobijará y protegerá de la oscuridad, pues la luz es legión. 

11. Hay una luz que este mundo no puede dar. 2Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. 3Y conforme la des, su resplandor te incitará a abandonar el mundo y a seguirla. 4Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. 5Y tú desecha­rás este mundo y encontrarás otro. 6Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. 7En él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. 8La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. 9Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. 10Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.

Cuando este punto nos dice que hay una luz que este mundo no puede dar, se está refiriendo al mundo inventado por el ego, en el cual, tan solo se percibe oscuridad. Mas esa luz de la que somos portadores, pues forma parte de nuestra verdadera realidad, podemos compartirla en la realidad del presente, lo que nos llevará a percibir el mundo real, el que está liberado de la visión del pasado, donde únicamente encontramos pensamientos basados en la culpa y en el pecado.

La llamada del Padre para Su Hijo una su luz a la totalidad de la Filiación, será escuchada en el estado presente, en el ahora, donde únicamente se puede producir el renacer de la Consciencia. Respondamos ahora, sí ahora, no en el mañana, a la llamada del Padre, busquemos a nuestros hermanos y percibamos su inocencia. Ese será el instante santo en el que se inicie el camino que ha de llevarnos a la salvación. 

12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del amor libremente como resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas encierran. 2Tienes que estar dispuesto a dejarte atraer por la luz, y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. 3Aquellos que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que tú les diste, son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. 4Cuando duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. 5Por eso es por lo que tienes pesadillas. 6Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados. 7No ves a tus hermanos, y en la oscuridad no puedes ver la luz que les diste.

La luz tan solo es posible verla desde el presente. La visión y la creencia en el pasado, cuando ocupa el tiempo presente, nos priva de la luz, pues su oscuridad es portadora del miedo, de la culpa y de la demente creencia de la separación.

Cada vez que permitimos vernos desde el pasado, estaremos negándonos ver desde la luz, desde el entendimiento, por lo que actuaremos de forma demente, alejándonos cada vez más de la realidad y de la salvación. 

13. Sin embargo, las leyes del amor no se suspenden porque tú estés dormido. 2Las has obedecido en todas tus pesadillas, y no has dejado de dar, pues no estabas solo. 3Aun en tus sueños Cristo te ha protegido, asegurándose de que el mundo real se encuentre ahí para ti cuando despiertes. 4Él ha dado por ti en tu nombre, y te ha dado los regalos que dio. 5El Hijo de Dios sigue siendo tan amoroso como su Padre. 6Al tener una relación de continuidad con su Padre, no tiene un pasado separado de Él. 7Por eso es por lo que jamás ha cesado de ser el testigo de su Padre, ni el suyo propio. 8Aunque dormía, la visión de Cristo nunca lo abandonó. 9Y esa es la razón de que pueda convocar a los testigos que le muestran que él nunca estuvo, dormido.

Si Dios hubiese juzgado a Su Hijo, como éste cree. Si lo hubiese condenado y expulsado de Su Paraíso, de Su Mente, las puertas del Reino se habrían cerrado y su retorno a él, le sería imposible.

El Hijo de Dios, no fue expulsado de la Mente de Su Creador, pero su mente eligió dormir, entrando en un estado de sueño, del que aún no ha decidido despertar. Pero ello no significa que Su Padre Amoroso no lo haya protegido mientras que Su Hijo decidiese vivir esa pesadilla, en la que sueña que su Padre lo ha abandonado. El Rostro del Amor y de la Inteligencia de Dios, Cristo y el Espíritu Santo, siempre han velado por Su Hijo, salvaguardando la Verdad, para que, cuando se produzca el despertar del sueño en el que se cree sumido, logre recordar su verdadero Origen y, de este modo, retornar a su verdadero Hogar, donde Su Padre lo está aguardando.  

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 215

SEXTO REPASO

Introducción

1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practi­caremos tan a menudo cómo podamos. 2Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica. 3Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendie­ses. 4Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.

2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte leccio­nes. 2Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estu­dios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. 3Uno solo basta. 4Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. 5Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.

3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. 2El tema para el presente repaso es el siguiente:    

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.

6El día comienza y concluye con esto. 7Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acorde­mos, entre una hora y otra, que tenemos una función que trans­ciende el mundo que vemos. 8Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo aban­dono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.

4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. 2Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios. 3Sencilla­mente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. 4Pues así es como nos libera­mos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.

5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. 2No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. 3Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. 4Luego descarta tranquila­mente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:

2No quiero este pensamiento. 3El que quiero es ________ .

4Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. 5Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. 6Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maes­tro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nues­tros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.

7. A Él le ofrezco este repaso por ti. 2Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. 3Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. 4Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.

LECCIÓN 215

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (195) El Amor es el camino que recorro con gratitud.

2EI Espíritu Santo es mi único Guía. 3Él camina a mi lado con amor. 4Y le doy las gracias por mostrarme el camino que debo seguir.

4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 6Pues aún soy tal como Dios me creó.


¿Qué me enseña esta lección?

Para el ego, la vida es un camino que da comienzo con el nacimiento y que termina con la muerte. Es un camino pedregoso, abrupto y sombrío. Se inicia con el llanto y se despide con el llanto. Sus sendas son dolorosas y, a cada paso, nos acompaña la sombra del miedo, de la culpa, del sufrimiento. Es fácil, perderse en el camino; es fácil caer en la depresión y sucumbir en manos de la tristeza.

¿Acaso no deseas despertar de esa pesadilla?

¿Acaso no deseas recorrer otro camino?

Sí, lo deseo. E invoco al Espíritu Santo, mi único guía, para que ilumine el camino, para que limpie las piedras y la maleza que interrumpe mi paso.

Su presencia, me contagia su amor y mis ojos tan sólo ven la belleza, la alegría, la felicidad.

Ese camino, es la verdadera Vida y me lleva al reencuentro con la Unidad.

A cada paso, la gratitud rebosa abundante desde mi corazón. A cada inspiración, doy gracias. Con cada pensamiento, doy gracias; con cada sentimiento, doy gracias.

¡Gracias, Padre, por permitirme recordar lo que Soy!

Reflexión: ¿Cómo me comunico con el Espíritu Santo?

jueves, 1 de agosto de 2024

Capítulo 13. VI. Cómo encontrar el presente (1ª parte).

VI. Cómo encontrar el presente (1ª parte).

1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. 2Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. 3Esto quiere decir percibirá tu hermano solamente como lo ves ahora. 4Su pasado no tiene realidad en el presente, por lo tanto, te es imposible verlo. 5Las reacciones que tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas, no estarás sino viendo la imagen que hiciste de él, a la cual tienes en mayor estima que a él mismo. 6Cuando pongas en duda las ilusiones, pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora. 7Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora.

Ya hemos hecho referencia al poder transmutador que tiene el estado presente, cuando elegimos verlo desde la realidad, es decir, sin permitir que la ilusión del tiempo pasado interfiera en el ahora. Experimentar el potencial del estado presente, nos hace consciente de nuestro poder divino, pues, es siempre en el presente donde podemos elegir, servir al Amor o servir al miedo, o lo que es lo mismo, servir a Dios o servir al ego.

Si nuestra elección, nos lleva a ver el pasado en el estado presente, no aprovecharemos esa oportunidad para percibir verdaderamente la realidad. Habremos elegido prolongar el error en nuestras vidas.

Aplicar esta enseñanza a nuestras vidas, sin duda alguna, será transmutador. 

2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.

Para el ego, para su sistema de pensamiento, el presente le produce miedo, pues, si decidiese percibirlo desde su realidad, desde su potencial para elegir ver libre de las interferencias del pasado, entonces, su mundo carecería de significado, y ello, le produce un profundo miedo.

El pasado da seguridad al ego; encuentra en él, el punto de partida, su referente, para relacionarse con el mundo de afuera. Esa referencia del pasado está impregnada con los tintes del miedo, pues la creencia en la separación, conduce a la percepción del miedo. Siendo así, si desde el pasado tan solo percibe el miedo, el presente se le antojará como la oportunidad para deshacerse de él, y lo hace, como únicamente sabe hacerlo, atacándolo. Es enfrentamiento le lleva a estar permanentemente en estado de miedo, pues el miedo genera más miedo. 

3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmuta­bilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condena­ción. 6La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado, pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.

“Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación”, es decir, desde la visión Crística. Simplemente, con aplicar a nuestra conciencia esta enseñanza, despertaríamos al mundo real, pues percibiríamos verdaderamente lo que somos y el mundo que, hasta ahora, habíamos considerado fuera de nosotros.

Ver el pasado y permitir que condicione nuestro presente, es nuestra elección. 

4. El tiempo puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de éste que eliges usar. 2El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impon­gas continuidad en ellos. 3Puedes percibirlos como que son conti­nuos, y hacer que lo sean para ti. 4Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. 5Pues creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio. 6Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. 7Quieres pre­ver el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer pla­nes de acuerdo con esas experiencias. 8Sin embargo, al hacer eso estás alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer.

La cuestión que debemos plantearnos es la siguiente: ¿acaso puedes perdonar en el pasado? ¿acaso puedes perdonar en el futuro? ¿en qué realidad se encuentra el pasado? ¿en la irrealidad de lo que ya no está? ¿en qué realidad se encuentra el futuro, en la irrealidad de lo que aún no está? Tan solo podremos perdonar en el estado presente, pues el ahora es el único estado que es real, que está presente. 

5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3Y puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa libera­ción. 4No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece. 

No podremos alcanzar el Plan de Salvación dispuesto por Dios para Su Hijo, salvo que decidamos ver el mundo en estado presente. Nuestra salvación, no es un camino que debamos andar solos, es más, tan solo podremos llegar a la meta dispuesta para nuestra salvación, si hacemos el camino junto a nuestros hermanos. Aquello de lo que debemos salvarnos es de nuestra creencia en la separación. Esa falsa creencia forma parte de nuestro pasado y si permitimos que ocupe nuestros pensamientos en el estado presente, estaremos renunciando a la salvación.

6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de este modo que todos puedan extenderse hasta los demás. 5El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que éste haya cesado. 6En el presente se encuentran todas las cosas que son eternas, las cuales son una. 7La continuidad de esas cosas es intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas por el pasado. 8Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado no está en ninguna parte.

El pasado, al igual que la muerte, son creencias inventadas por el ego. El sistema de pensamiento del ego, es dado a dar significado a las cosas que percibe, con el fin de conocerlas y reforzar su identidad en el mundo irreal que ha fabricado. Carecer de referencias, pone muy nervioso al ego y le causa la sensación de “andar a ciegas”.

El pasado y el futuro, son invenciones del ego, en un intento de ordenar los ciclos temporales por lo que se rige el mundo irreal que percibe. El presente continuo, pasa desapercibido para el ego, pues lo considera un mero trámite entre el pasado y el futuro, sus dos pilares más sólidos donde levanta el edificio de su realidad. Si preguntamos al ego ¿quién es?, tendría que mirar en su mente y rebuscar en el archivador donde guarda y custodia su memoria, donde únicamente encontrará referencias de su pasado. Por lo tanto, la respuesta que nos ofrezca sobre su identidad, será una imagen creada por su pasado. Si el pasado ya pasó, no es real, por lo que, dicha respuesta nos estará hablando de una identidad, falsa, inventada en el pasado, es decir, nos hablará de lo que cree ser, pero no es, y no lo es, por la sencilla razón, de que el momento presente en el que le hemos hecho la pregunta, es el ahora, y la respuesta debe ver la realidad del ahora, no la irrealidad del pasado.

Si queremos conocer a los demás y, por igualdad, a nosotros mismos, debemos verlos y vernos, desde el presente, esto es, en nuestra condición inocentes, impecables y perfectos.  

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 214

SEXTO REPASO

Introducción

1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la practi­caremos tan a menudo cómo podamos. 2Además del tiempo que le dediques mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el transcurso del día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica. 3Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la aprendie­ses. 4Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.

2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo nos ha bendecido en nuestras últimas veinte leccio­nes. 2Cada uno de ellos encierra dentro de sí el programa de estu­dios en su totalidad si se entiende, se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo del día. 3Uno solo basta. 4Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. 5Necesitamos, por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.

3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada lección. 2El tema para el presente repaso es el siguiente:    

3No soy un cuerpo. 4Soy libre.
5Pues aún soy tal como Dios me creó.

6El día comienza y concluye con esto. 7Y lo repetiremos asimismo cada vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acorde­mos, entre una hora y otra, que tenemos una función que trans­ciende el mundo que vemos. 8Aparte de esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día, no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo aban­dono de todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a la simple verdad.

4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas las palabras y de las diferentes maneras de practicar. 2Pues lo que estamos intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios. 3Sencilla­mente cerramos los ojos y nos olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. 4Pues así es como nos libera­mos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.

5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. 2No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. 3Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. 4Luego descarta tranquila­mente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no eres su presa, diciendo:

2No quiero este pensamiento. 3El que quiero es ________ .

4Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías pensado. 5Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que te ayuden con tu práctica. 6Por lo demás, le entregamos estos momentos de quietud al Maes­tro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a nues­tros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.

7. A Él le ofrezco este repaso por ti. 2Te pongo en Sus manos, y dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a Él. 3Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. 4Ofrezcámosle este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.


LECCIÓN 214

No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.

1. (194) Pongo el futuro en Manos de Dios.

2El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. 3Ahora estoy libre de ambos. 4Pues lo que Dios da sólo puede ser para el bien. 5acepto únicamente lo que Él da como lo que me pertenece.

4No soy un cuerpo. 5Soy libre. 6Pues aún soy tal como Dios me creó.


¿Qué me enseña esta lección?

Hoy he tenido la lucidez del instante santo que me ha permitido ver, con total certeza, cómo mi consciencia se expandía al comprender lo que significa “poner el futuro en manos de Dios”.

Supone una total renuncia a seguir creyendo en la felicidad que nos propone el ego.

Supone la importante decisión de despertar a la verdadera realidad que Somos.

Supone estar preñado de la plena confianza de que el miedo, el temor, el dolor, el sufrimiento, el castigo, el sacrificio, el pecado, el infierno, la muerte, son argumentos utilizados por el ego para dar credibilidad a su identidad.

Supone nuestra elección de recibir la herencia de nuestro Padre.

Supone disfrutar de la Paz compartida con nuestro Creador.

Supone gozar de la Liberación y de la Salvación.

¡En tus manos me encomiendo, Padre!

En cualquier instante, recibo Tu Gracia.

¡Cuánta dicha siente mi corazón al ver que Tu Misericordia siempre me aguarda!

Gracias, Padre. Bendigo Tu Santo Nombre y mi Santo Nombre.

¡Qué así sea!

Reflexión: ¿Cómo interpreto lo que recibo de Dios?

miércoles, 31 de julio de 2024

Capítulo 13. V. Las dos emociones (2ª parte).

 V. Las dos emociones (2ªparte).

5. Sólo puedes experimentar dos emociones, pero en tu mundo privado reaccionas ante cada una de ellas como si se tratase de la otra. 2El amor no puede residir en un mundo aparte, donde no se le reconoce cuando hace acto de presencia. 3Si lo que ves en tu hermano es tu propio odio, no estás viéndolo a él. 4Todo el mundo se acerca a lo que ama, y se aleja de lo que teme. 5Y tú reaccionas con miedo ante el amor y te alejas de él. 6Sin embargo, el miedo te atrae, y tomándolo por amor, lo invitas a que venga a ti. 7Tu mundo privado está lleno de figuras tétricas que tú mismo has invitado, y, por lo tanto, no puedes ver todo el amor que tus hermanos te ofrecen.

La Verdad es una, y es esta: somos el Hijo de Dios y hemos sido creador a Su Imagen y Semejanza, lo que significa, que somos Hijos del Amor. El Amor es la expansión del Dios. El Amor se encuentra en la Filiación Divina, lo que significa que Todos somos iguales, somos Amor. El Amor une. El Amor no ataca. El Amor es real y eterno.

Si esta es la verdad y es una, cualquier otra manifestación del amor, que no esté recogido en lo dicho anteriormente, no será verdad, lo que es lo mismo, no será Amor.

La cuestión es: ¿cómo saber si estás amando? La respuesta es: mira a tu hermano y si te ves a ti mismo, entonces, estás amando.

6. Al contemplar con claridad el mundo que te rodea, no puedes sino darte cuenta de que estás sumergido en la demencia. 2Ves lo que no está ahí, y oyes lo que no emite sonido. 3Las emociones que expresas reflejan lo opuesto de lo que sientes. 4No te comuni­cas con nadie, y te encuentras tan aislado de la realidad como si tú fueses lo único que existe en todo el universo. 5En tu demencia pasas por alto la realidad completamente, y dondequiera que tu mirada se posa no ves más que tu mente dividida. 6Dios te llama, mas tú no le oyes, pues estás embebido en tu propia voz. 7Y no puedes ver la visión de Cristo, pues sólo te ves a ti mismo. 

Si al mirar a nuestro hermano, no nos vemos a nosotros mismos, es señal de que no hemos elegido al guía correcto, es decir, estamos eligiendo al miedo, en vez, del amor.

Nuestra ignorancia dejará de serlo, cuando al mirar fuera de nosotros nos veamos en el otro y decidamos andar juntos en camino que nos conduce a la salvación. ¿Somos capaces de ver en nuestro interior la esencia que nos ha de permitir establecer esa relación? Si somos capaces, habremos recordado que somos el Hijo de Dios. 

7. Criatura de Dios, ¿es eso lo que le quieres ofrecer a tu Padre? 2Pues si te lo ofreces a ti mismo, se lo ofreces a Él. 3Mas Él no te lo devolverá, pues no es digno de ti porque no es digno de Él. 4Aun así, Él quiere librarte de ello y ponerte en libertad. 5Su Respuesta cuerda te dice que lo que te has ofrecido a ti mismo no es verdad, pero que el ofrecimiento que Él te hizo sigue en pie. 6Tú que no sabes lo que haces puedes aprender lo que es la demencia y mirar más allá de ella. 7Se te ha concedido poder aprender a negarla y a escapar de tu mundo privado en paz. 8Verás todo lo que negaste en tus hermanos al haberlo negado en ti mismo. 9Pues los amarás y, al acercarte a ellos, los atraerás a ti al percibirlos como los testi­gos de la realidad que compartes con Dios. 10Yo estoy con ellos tal como estoy contigo, y juntos los extraeremos de sus mundos privados, pues tal como nosotros estamos unidos, así nos uniremos a ellos. 11El Padre nos da la bienvenida a todos con alegría, y alegría es lo que le debemos ofrecer. 12Pues se te ha encomendado cada Hijo de Dios a quien Dios se dio a Sí Mismo. 13Y es Dios lo que les debes ofrecer, para que puedas reconocer el regalo que Él te hizo.

Un camino hermoso nos aguarda, pero debemos desearlo. Con una pizca de nuestra voluntad, podremos revivir el estado paradisiaco que Dios dispuso para Su Hijo. Elegir servir a la Verdad, es servir a Dios y servir al Amor. Esa elección se traducirá en el fin de la ignorancia que nos ha mantenido sirviendo al error y al miedo. Ese camino hermoso que nos aguarda, lo es, porque lo recorreremos junto a nuestros hermanos, en la comprensión de que, sin su presencia, dejaría de ser hermoso y se convertiría en una camino lleno de espinas.

8. La visión depende de la luz. 2En la oscuridad no puedes ver. 3Mas en la oscuridad -el mundo privado que habitas cuando duermes- ves en sueños a pesar de que tus ojos están cerrados. 4Ahí es donde lo que ves es obra tuya. 5Con todo, si abandonas la oscuridad dejarás de ver todo lo que hiciste, pues verlo depende de negar la visión. 6Sin embargo, negar la visión no quiere decir que no puedas ver. 7Mas eso es lo que hace la negación, pues mediante ella aceptas la demencia, al creer que puedes construir un mundo privado y gobernar tu propia percepción. 8Mas para esto, la luz tiene que ser excluida. 9Cuando ésta llega, no ­obstante, los sueños se desvanecen y entonces puedes ver.

La visión depende de la luz, y la luz, es entendimiento. La luz es el camino que nos conduce a la liberación de nuestra ignorancia. La luz es amor y, con ello, se convierte en la esencia que nos permitirá reconocernos en nuestros hermanos.

Negar la luz, es elegir, la ignorancia. Es negar lo que somos y, por tanto, proyectar nuestro desconocimiento sobre los demás. Negar la luz, es negar al otro, como nuestra única vía de salvación. 

9. No intentes alcanzar la visión valiéndote de los ojos, pues tú mismo inventaste tu manera de ver para así poder ver en la os­curidad, y en eso te engañas. 2Más allá de esta oscuridad, pero todavía dentro de ti, se encuentra la visión de Cristo, Quien con­templa todo en la luz. 3Tu "visión" emana del miedo, tal como la Suya emana del amor. 4Él ve por ti, al ser tu testigo del mundo real. 5Él es la manifestación del Espíritu Santo, y lo único que hace es contemplar el mundo real, invocar a sus testigos y acer­cártelos. 6Cristo ama lo que ve en ti, y Su deseo es extenderlo. 7Y no retornará al Padre hasta que haya extendido tu percepción de forma que incluya al Padre. 8Y allí acaba la percepción, pues Él te habrá llevado consigo de vuelta al Padre.

La luz, el entendimiento, no se ve con los ojos físicos, sino que su visión se encuentra en la fuente de donde emana esa luz, en la Mente, la cual, se comparte en la unidad con Dios y con la Filiación.

Esa luz-entendimiento, nos permitirá ver el mundo real, el mundo de la percepción verdadera, la que nos conducirá, guiados por la mano de Cristo y el Espíritu Santo, hasta nuestro verdadero hogar, allí donde acaba la percepción, para fundirnos con el Conocimiento. 

10. Solo puedes experimentar dos emociones. 2Una la inventaste tú y la otra se te dio. 3Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. Ve a través de la visión que se te ha dado, pues a través de la visión de Cristo Él se contempla a Sí Mismo. 5Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre. 6Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, res­plandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. 7Y esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti.

La visión de Cristo, es la visión real de lo que somos, pues, es la visión del Amor. Esa visión es el reconocimiento de lo que sí mismo Es y ese reconocimiento le lleva a conocer al Padre, pues, el Hijo y el Padre, comparten la misma Fuente. 

11. El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se alza revelado. 2Y todos los que desean contemplarlo lo pueden ver, pues han pedido luz. 3No lo verán a Él solo, pues tal como ellos no están solos, Él tampoco lo está. 4Al ver al Hijo, ascendieron con Él hasta el Padre. 5Y todo esto lo entenderán porque miraron en su interior, más allá de la oscuridad, y al ver el Cristo en ellos lo reconocie­ron. 6En la cordura de Su visión se contemplaron a sí mismos con amor, y se vieron tal como el Espíritu Santo los ve. 7Y con esta visión de la verdad que mora en ellos, toda la belleza del mundo vino a resplandecer sobre ellos.

Este último punto, nos enseña la verdad que subyace en la manifestación de Dios, a través de Su aspecto Trino. Padre-Hijo y Espíritu Santo, esto es, un Dios único expresándose en tres “rostros” distintos.