
Reflexión: ¿A quién creo temer? ¿A quién creo atacar?
El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
VI. Cómo encontrar el presente (2ª parte).
Así es. Si en el presente recordamos lo que somos, es decir, nos vemos desde la mente recta y percibimos nuestra inocencia, será, igualmente, en el presente donde elegimos la senda de la salvación, pues habremos recordado que formamos, junto a nuestros hermanos, la Sagrada Filiación.
Ya lo hemos adelantado en anteriores puntos, el ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando renacemos, más allá del tiempo, y reconocemos que somos eternos. Libres de las creencias en el pasado y en la muerte, nos habremos liberados de la oscuridad que nos mantenía sumidos en la pesadilla del sueño de la separación.
9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques a los testigos de Su creación. 2Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en su plenitud verás la tuya propia. 3Y a medida que tus himnos de alabanza y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su inequívoca Respuesta a tu llamada, 4pues es imposible que Su Hijo le llame y no reciba respuesta. 5La llamada que te hace a ti es la misma que tú le haces a Él. 6Y lo que te contesta en Él es Su paz.
Vivir el presente, nos brinda la oportunidad de dar lo que somos, de compartir lo que tenemos, y somos y tenemos la luz del entendimiento. En la medida en que extendamos esa luz-entendimiento con nuestros hermanos, estaremos compartiendo con ellos el poder de los milagros, pues estaremos compartiendo el poder del amor.
10. Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. 2Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. 3Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. 4El amor siempre conduce al amor. 5Los enfermos, que imploran amor, se sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agradecimiento. 6Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. 7Son tus guías a la dicha, pues habiéndola recibido de ti desean conservarla. 8Los has establecido como guías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en ellos. 9Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.
Aquello que damos, recibimos y de este modo lo mantendremos. Cuando extendemos la luz del entendimiento, y la compartimos con nuestros hermanos, estaremos creando una cadena de amor que alcanzará al resto de la filiación. Ese poder de extensión tan solo se encuentra en el amor, pues el amor atrae, mientras que el miedo, separa.
En la medida que damos esa luz, la recibiremos de nuestros hermanos y esa cadena de amor, nos cobijará y protegerá de la oscuridad, pues la luz es legión.
11. Hay una luz que este mundo no puede dar. 2Mas tú puedes darla, tal como se te dio a ti. 3Y conforme la des, su resplandor te incitará a abandonar el mundo y a seguirla. 4Pues esta luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. 5Y tú desecharás este mundo y encontrarás otro. 6Ese otro mundo resplandece con el amor que tú le has dado. 7En él todo te recordará a tu Padre y a Su santo Hijo. 8La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo con serena dicha. 9Todos aquellos que trajiste contigo resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te trajeron hasta aquí. 10Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu mirada se pose sobre ellos.
Cuando este punto nos dice que hay una luz que este mundo no puede dar, se está refiriendo al mundo inventado por el ego, en el cual, tan solo se percibe oscuridad. Mas esa luz de la que somos portadores, pues forma parte de nuestra verdadera realidad, podemos compartirla en la realidad del presente, lo que nos llevará a percibir el mundo real, el que está liberado de la visión del pasado, donde únicamente encontramos pensamientos basados en la culpa y en el pecado.
La llamada del Padre para Su Hijo una su luz a la totalidad de la Filiación, será escuchada en el estado presente, en el ahora, donde únicamente se puede producir el renacer de la Consciencia. Respondamos ahora, sí ahora, no en el mañana, a la llamada del Padre, busquemos a nuestros hermanos y percibamos su inocencia. Ese será el instante santo en el que se inicie el camino que ha de llevarnos a la salvación.
12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del amor libremente como resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas encierran. 2Tienes que estar dispuesto a dejarte atraer por la luz, y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. 3Aquellos que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que tú les diste, son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. 4Cuando duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. 5Por eso es por lo que tienes pesadillas. 6Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados. 7No ves a tus hermanos, y en la oscuridad no puedes ver la luz que les diste.
La luz tan solo es posible verla desde el presente. La visión y la creencia en el pasado, cuando ocupa el tiempo presente, nos priva de la luz, pues su oscuridad es portadora del miedo, de la culpa y de la demente creencia de la separación.
Cada vez que permitimos vernos desde el pasado, estaremos negándonos ver desde la luz, desde el entendimiento, por lo que actuaremos de forma demente, alejándonos cada vez más de la realidad y de la salvación.
Si Dios hubiese juzgado a Su Hijo, como éste cree. Si lo hubiese condenado y expulsado de Su Paraíso, de Su Mente, las puertas del Reino se habrían cerrado y su retorno a él, le sería imposible.
El Hijo de Dios, no fue expulsado de la Mente de Su Creador, pero su mente eligió dormir, entrando en un estado de sueño, del que aún no ha decidido despertar. Pero ello no significa que Su Padre Amoroso no lo haya protegido mientras que Su Hijo decidiese vivir esa pesadilla, en la que sueña que su Padre lo ha abandonado. El Rostro del Amor y de la Inteligencia de Dios, Cristo y el Espíritu Santo, siempre han velado por Su Hijo, salvaguardando la Verdad, para que, cuando se produzca el despertar del sueño en el que se cree sumido, logre recordar su verdadero Origen y, de este modo, retornar a su verdadero Hogar, donde Su Padre lo está aguardando.
VI. Cómo encontrar el presente (1ª parte).
Ya hemos hecho referencia al poder transmutador que tiene el estado presente, cuando elegimos verlo desde la realidad, es decir, sin permitir que la ilusión del tiempo pasado interfiera en el ahora. Experimentar el potencial del estado presente, nos hace consciente de nuestro poder divino, pues, es siempre en el presente donde podemos elegir, servir al Amor o servir al miedo, o lo que es lo mismo, servir a Dios o servir al ego.
Si nuestra elección, nos lleva a ver el pasado en el estado presente, no aprovecharemos esa oportunidad para percibir verdaderamente la realidad. Habremos elegido prolongar el error en nuestras vidas.
Aplicar esta enseñanza a nuestras vidas, sin duda alguna, será transmutador.
2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.
Para el ego, para su sistema de pensamiento, el presente le produce miedo, pues, si decidiese percibirlo desde su realidad, desde su potencial para elegir ver libre de las interferencias del pasado, entonces, su mundo carecería de significado, y ello, le produce un profundo miedo.
El pasado da seguridad al ego; encuentra en él, el punto de partida, su referente, para relacionarse con el mundo de afuera. Esa referencia del pasado está impregnada con los tintes del miedo, pues la creencia en la separación, conduce a la percepción del miedo. Siendo así, si desde el pasado tan solo percibe el miedo, el presente se le antojará como la oportunidad para deshacerse de él, y lo hace, como únicamente sabe hacerlo, atacándolo. Es enfrentamiento le lleva a estar permanentemente en estado de miedo, pues el miedo genera más miedo.
3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmutabilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. 6La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado, pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.
“Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación”, es decir, desde la visión Crística. Simplemente, con aplicar a nuestra conciencia esta enseñanza, despertaríamos al mundo real, pues percibiríamos verdaderamente lo que somos y el mundo que, hasta ahora, habíamos considerado fuera de nosotros.
Ver el pasado y permitir que condicione nuestro presente, es nuestra elección.
La cuestión que debemos plantearnos es la siguiente: ¿acaso puedes perdonar en el pasado? ¿acaso puedes perdonar en el futuro? ¿en qué realidad se encuentra el pasado? ¿en la irrealidad de lo que ya no está? ¿en qué realidad se encuentra el futuro, en la irrealidad de lo que aún no está? Tan solo podremos perdonar en el estado presente, pues el ahora es el único estado que es real, que está presente.
5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3Y puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa liberación. 4No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece.
No podremos alcanzar el Plan de Salvación dispuesto por Dios para Su Hijo, salvo que decidamos ver el mundo en estado presente. Nuestra salvación, no es un camino que debamos andar solos, es más, tan solo podremos llegar a la meta dispuesta para nuestra salvación, si hacemos el camino junto a nuestros hermanos. Aquello de lo que debemos salvarnos es de nuestra creencia en la separación. Esa falsa creencia forma parte de nuestro pasado y si permitimos que ocupe nuestros pensamientos en el estado presente, estaremos renunciando a la salvación.
6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a todos los aspectos de
El pasado, al igual que la muerte, son creencias inventadas por el ego. El sistema de pensamiento del ego, es dado a dar significado a las cosas que percibe, con el fin de conocerlas y reforzar su identidad en el mundo irreal que ha fabricado. Carecer de referencias, pone muy nervioso al ego y le causa la sensación de “andar a ciegas”.
El pasado y el futuro, son invenciones del ego, en un intento de ordenar los ciclos temporales por lo que se rige el mundo irreal que percibe. El presente continuo, pasa desapercibido para el ego, pues lo considera un mero trámite entre el pasado y el futuro, sus dos pilares más sólidos donde levanta el edificio de su realidad. Si preguntamos al ego ¿quién es?, tendría que mirar en su mente y rebuscar en el archivador donde guarda y custodia su memoria, donde únicamente encontrará referencias de su pasado. Por lo tanto, la respuesta que nos ofrezca sobre su identidad, será una imagen creada por su pasado. Si el pasado ya pasó, no es real, por lo que, dicha respuesta nos estará hablando de una identidad, falsa, inventada en el pasado, es decir, nos hablará de lo que cree ser, pero no es, y no lo es, por la sencilla razón, de que el momento presente en el que le hemos hecho la pregunta, es el ahora, y la respuesta debe ver la realidad del ahora, no la irrealidad del pasado.
Si queremos conocer a los demás y, por igualdad, a nosotros mismos, debemos verlos y vernos, desde el presente, esto es, en nuestra condición inocentes, impecables y perfectos.
V. Las dos emociones (2ªparte).
La Verdad es una, y es esta: somos el Hijo de Dios y hemos sido creador a Su Imagen y Semejanza, lo que significa, que somos Hijos del Amor. El Amor es la expansión del Dios. El Amor se encuentra en la Filiación Divina, lo que significa que Todos somos iguales, somos Amor. El Amor une. El Amor no ataca. El Amor es real y eterno.
Si esta es la verdad y es una, cualquier otra manifestación del amor, que no esté recogido en lo dicho anteriormente, no será verdad, lo que es lo mismo, no será Amor.
La cuestión es: ¿cómo saber si estás amando? La respuesta es: mira a tu hermano y si te ves a ti mismo, entonces, estás amando.
6. Al contemplar con claridad el mundo que te rodea, no puedes sino darte cuenta de que estás sumergido en la demencia. 2Ves lo que no está ahí, y oyes lo que no emite sonido. 3Las emociones que expresas reflejan lo opuesto de lo que sientes. 4No te comunicas con nadie, y te encuentras tan aislado de la realidad como si tú fueses lo único que existe en todo el universo. 5En tu demencia pasas por alto la realidad completamente, y dondequiera que tu mirada se posa no ves más que tu mente dividida. 6Dios te llama, mas tú no le oyes, pues estás embebido en tu propia voz. 7Y no puedes ver la visión de Cristo, pues sólo te ves a ti mismo.
Si al mirar a nuestro hermano, no nos vemos a nosotros mismos, es señal de que no hemos elegido al guía correcto, es decir, estamos eligiendo al miedo, en vez, del amor.
Nuestra ignorancia dejará de serlo, cuando al mirar fuera de nosotros nos veamos en el otro y decidamos andar juntos en camino que nos conduce a la salvación. ¿Somos capaces de ver en nuestro interior la esencia que nos ha de permitir establecer esa relación? Si somos capaces, habremos recordado que somos el Hijo de Dios.
7. Criatura de Dios, ¿es eso lo que le quieres ofrecer a tu Padre? 2Pues si te lo ofreces a ti mismo, se lo ofreces a Él. 3Mas Él no te lo devolverá, pues no es digno de ti porque no es digno de Él. 4Aun así, Él quiere librarte de ello y ponerte en libertad. 5Su Respuesta cuerda te dice que lo que te has ofrecido a ti mismo no es verdad, pero que el ofrecimiento que Él te hizo sigue en pie. 6Tú que no sabes lo que haces puedes aprender lo que es la demencia y mirar más allá de ella. 7Se te ha concedido poder aprender a negarla y a escapar de tu mundo privado en paz. 8Verás todo lo que negaste en tus hermanos al haberlo negado en ti mismo. 9Pues los amarás y, al acercarte a ellos, los atraerás a ti al percibirlos como los testigos de la realidad que compartes con Dios. 10Yo estoy con ellos tal como estoy contigo, y juntos los extraeremos de sus mundos privados, pues tal como nosotros estamos unidos, así nos uniremos a ellos. 11El Padre nos da la bienvenida a todos con alegría, y alegría es lo que le debemos ofrecer. 12Pues se te ha encomendado cada Hijo de Dios a quien Dios se dio a Sí Mismo. 13Y es Dios lo que les debes ofrecer, para que puedas reconocer el regalo que Él te hizo.
Un camino hermoso nos aguarda, pero debemos desearlo. Con una pizca de nuestra voluntad, podremos revivir el estado paradisiaco que Dios dispuso para Su Hijo. Elegir servir a la Verdad, es servir a Dios y servir al Amor. Esa elección se traducirá en el fin de la ignorancia que nos ha mantenido sirviendo al error y al miedo. Ese camino hermoso que nos aguarda, lo es, porque lo recorreremos junto a nuestros hermanos, en la comprensión de que, sin su presencia, dejaría de ser hermoso y se convertiría en una camino lleno de espinas.
8. La visión depende de la luz. 2En la oscuridad no puedes ver. 3Mas en la oscuridad -el mundo privado que habitas cuando duermes- ves en sueños a pesar de que tus ojos están cerrados. 4Ahí es donde lo que ves es obra tuya. 5Con todo, si abandonas la oscuridad dejarás de ver todo lo que hiciste, pues verlo depende de negar la visión. 6Sin embargo, negar la visión no quiere decir que no puedas ver. 7Mas eso es lo que hace la negación, pues mediante ella aceptas la demencia, al creer que puedes construir un mundo privado y gobernar tu propia percepción. 8Mas para esto, la luz tiene que ser excluida. 9Cuando ésta llega, no obstante, los sueños se desvanecen y entonces puedes ver.
La visión depende de la luz, y la luz, es entendimiento. La luz es el camino que nos conduce a la liberación de nuestra ignorancia. La luz es amor y, con ello, se convierte en la esencia que nos permitirá reconocernos en nuestros hermanos.
Negar la luz, es elegir, la ignorancia. Es negar lo que somos y, por tanto, proyectar nuestro desconocimiento sobre los demás. Negar la luz, es negar al otro, como nuestra única vía de salvación.
La luz, el entendimiento, no se ve con los ojos físicos, sino que su visión se encuentra en la fuente de donde emana esa luz, en la Mente, la cual, se comparte en la unidad con Dios y con la Filiación.
Esa luz-entendimiento, nos permitirá ver el mundo real, el mundo de la percepción verdadera, la que nos conducirá, guiados por la mano de Cristo y el Espíritu Santo, hasta nuestro verdadero hogar, allí donde acaba la percepción, para fundirnos con el Conocimiento.
10. Solo puedes experimentar dos emociones. 2Una la inventaste tú y la otra se te dio. 3Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. 4 Ve a través de la visión que se te ha dado, pues a través de la visión de Cristo Él se contempla a Sí Mismo. 5Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre. 6Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, resplandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. 7Y esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti.
La visión de Cristo, es la visión real de lo que somos, pues, es la visión del Amor. Esa visión es el reconocimiento de lo que sí mismo Es y ese reconocimiento le lleva a conocer al Padre, pues, el Hijo y el Padre, comparten la misma Fuente.
11. El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se alza revelado. 2Y todos los que desean contemplarlo lo pueden ver, pues han pedido luz. 3No lo verán a Él solo, pues tal como ellos no están solos, Él tampoco lo está. 4Al ver al Hijo, ascendieron con Él hasta el Padre. 5Y todo esto lo entenderán porque miraron en su interior, más allá de la oscuridad, y al ver el Cristo en ellos lo reconocieron. 6En la cordura de Su visión se contemplaron a sí mismos con amor, y se vieron tal como el Espíritu Santo los ve. 7Y con esta visión de la verdad que mora en ellos, toda la belleza del mundo vino a resplandecer sobre ellos.
Este último punto, nos enseña la verdad que subyace en la manifestación de Dios, a través de Su aspecto Trino. Padre-Hijo y Espíritu Santo, esto es, un Dios único expresándose en tres “rostros” distintos.
V. Las dos emociones (1ªparte).
1. Dije anteriormente que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. 2Una de ellas es inmutable, aunque se intercambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno. 3Por medio de este intercambio es como se extiende, pues aumenta al darse. 4La otra adopta muchas formas, ya que el contenido de las fantasías individuales difiere enormemente. 5Mas todas ellas tienen algo en común: son todas dementes. 6Están compuestas de imágenes que no se pueden ver y de sonidos que no se pueden oír. 7Constituyen un mundo privado que no se puede compartir. 8Pues únicamente tienen sentido para su hacedor, y, por consiguiente, no tienen sentido en absoluto. 9En este mundo su hacedor ronda solo, ya que únicamente él las percibe.
Si el argumento del ego fuese verdad, estaríamos negando la afirmación que nos aporta Jesús. ¿Qué nos quiere enseñar, el Maestro, con dicha afirmación?
La enseñanza que nos transmite es muy valiosa, pues nos lleva a descubrir, que tan sólo el Amor tiene la capacidad de crear, de extenderse, de compartirse, pues lo que expresa es la verdad, al proceder de Dios. Si esto es así, y lo es, cuando el ego utiliza el miedo -es su modo operandi- para relacionarse con los demás, de los cuales se ve separado, realmente no está compartiendo, no está creando, no está expandiéndolo, pues lo que no es verdad, no es nada.
Cuando respondemos al miedo que nos contagia el ego, lo que estamos haciendo es reflejarlo, para que el que lo proyecta tome conciencia de lo proyectado. La dinámica es la siguiente: en lo personal, veo el miedo en mí; tengo pensamientos de miedo, pero reconocerlo me hace sentir débil, por lo que decido hacerme el fuerte, lo que me lleva a expulsar de mi interior ese sentimiento de miedo. ¿Cómo lo hago? Como lo hace siempre el ego, proyectándolo sobre los demás, viéndolo en los demás y juzgando el comportamiento de los demás, lo que le lleva a la creencia de que el causante del miedo es culpa del otro y buscará argumentos para justificarlo, pues como consecuencia de ello, deberá justificar, igualmente, su reacción más inmediata para combatir ese miedo, atacando al otro.
Ese proceder, no podemos confundirlo con el acto de expandir lo verdadero, el amor. El miedo, aunque el ego no estará de acuerdo, no genera más miedo, pues lo que no es nada, no puede crear nada. Pero, podemos creer que sí, y decidir, utilizarlo para defender nuestro sistema de pensamiento, basado en la ostentación de la falsa grandeza, aquella que nos lleva a sentirnos especiales y superiores a los demás.
2. Cada cual puebla su mundo de figuras procedentes de su pasado individual, y ésa es la razón de que los mundos privados difieran tanto entre sí. 2No obstante, las imágenes que cada cual ve jamás han sido reales, pues están compuestas únicamente de sus reacciones hacia sus hermanos, y no incluyen las reacciones de éstos hacia él. 3No se da cuenta, por lo tanto, de que él mismo las forjó y de que están incompletas. 4Pues dichas figuras no tienen testigos, al ser percibidas únicamente por una mente separada.
El creer en que estamos separados de nuestros hermanos, se convierte en una barrera que impide el verdadero conocimiento de lo que somos. Es más, para conocernos, utilizamos el camino más largo, es decir, proyectamos nuestro interior sobre el otro, juzgándolo en aquellos aspectos que vemos en nuestro interior, pero que no queremos reconocer, lo que genera una reacción en el otro, en respuesta a lo que hemos proyectados, que no estaremos dispuestos a aceptar, pues lo que hará en recordarnos lo que no queremos recordar. De este modo, el conflicto está servido y el camino hacia el reencuentro con la unidad que somos, se hace tedioso y agotador.
El plan de salvación, dispuesto por Dios para Su Hijo, es mucho más cómodo, pero el ego no lo acepta, pues de hacerlo tendría que reconocer que no es nada y significaría la negación de su sistema de pensamiento. Ese plan de salvación nos lleva a reconocernos en el otro y a recordar que, unidos, formamos la Santa Filiación.
El desconocimiento de lo que somos, el miedo al amor que nos ha creado, nos lleva a proyectar sobre los demás ese mismo desconocimiento, creyendo que lo que estamos haciendo es porque lo conocemos. Ese conocimiento de lo desconocido nos lleva a juzgarlo, y ese juicio, en verdad, no es otra cosa que aquello que creemos conocer de nosotros mismos, la creencia en la separación, cuando es realidad, esa creencia es la manifestación del desconocimiento. Si nos amásemos, nos conoceríamos, y entonces, ese conocimiento de sí mismo, no nos llevaría al juicio de los demás, sino a la aceptación plena.
4. Los que viven engañados pueden ser muy destructivos, pues no se dan cuenta de que se han condenado a sí mismos. 2No desean morir, sin embargo no dejan de condenar. 3De esta manera, cada uno se aisló en su propio mundo, en el que reina el desorden y en el que lo que está adentro aparenta estar afuera. 4Mas no ven lo que está adentro, pues no pueden reconocer la realidad de sus hermanos.
La ignorancia de lo que somos, nos lleva a experimentar fuera de nosotros, esa misma ignorancia. Esto nos lleva a establecer una relación con el mundo basada en la ignorancia. Parece que, a lo largo de la vida, buscamos respuestas para acallar la sombra de esa ignorancia. Ello nos lleva a escudriñar, a analizar, a investigar, tanto lo pequeño, como lo inmenso. Pero la ignorancia que debe satisfacer con el verdadero conocimiento, está más allá, de lo pequeño y de lo inmenso, pues se encuentra en nuestro interior, donde únicamente podremos encontrar el saber que nos libere de la ignorancia. Esto es así, pues de lo somos ignorante, es tan sólo de conocer qué somos en verdad: Hijos del Amor, o, hijos del miedo.
IV. La función del tiempo (2ª parte).
El ego ve en el pasado la confirmación de su identidad. Sin esa alianza con la creencia en el pasado, el ego, carece de referencia, pues ver la realidad del presente, le sitúa frente a frente con la inocencia, con el amor, con la impecabilidad. En el pasado tan solo encuentra el recuerdo de lo que dio su origen, la creencia en la separación. Sin ese recuerdo, no existiría.
7. Es evidente que la percepción que el Espíritu Santo tiene del tiempo es exactamente la opuesta a la del ego. 2La razón de ello es igualmente clara, pues la percepción que ambos tienen del propósito del tiempo es diametralmente opuesta. 3Para el Espíritu Santo el propósito del tiempo es que éste finalmente se haga innecesario. 4El Espíritu Santo considera que la función del tiempo es temporal, al estar únicamente al servicio de Su función docente que, por definición, es temporal. 5Hace hincapié, por lo tanto, en el único aspecto del tiempo que se puede extender hasta el infinito, ya que él ahora es lo que más se aproxima a la eternidad en este mundo. 6En la realidad del "ahora", sin pasado ni futuro, es donde se puede empezar a apreciar lo que es la eternidad. 7Pues sólo el "ahora" está aquí, y sólo el "ahora" ofrece las oportunidades de los encuentros santos en los se puede encontrar la salvación.
Cuando alcancemos el estado de la Plenitud de la Consciencia, nuestra memoria recordará permanentemente lo que somos. La visión del Espíritu, abrirá nuestra consciencia a la eternidad. Ya no será necesario el propósito del tiempo, pues ya no tendremos necesidad de aprender las lecciones que han de enseñarnos a reconocer lo que somos. El milagro hace posible que el presente sea experimentado como la eternidad.
8. El ego, por otra parte, considera que la función del tiempo es extenderse a sí mismo en lugar de extender la eternidad, pues, al igual que el Espíritu Santo, el ego considera que el objetivo del tiempo es el mismo que el suyo. 2El único propósito que el ego percibe en el tiempo, es que, bajo su dirección, haya continuidad entre pasado y futuro, y que el presente quede excluido a fin de que no se pueda abrir ninguna brecha en su propia continuidad. 3Su continuidad, por consiguiente, te mantiene en el tiempo, mientras que el Espíritu Santo quiere liberarte de él. 4La interpretación que el Espíritu Santo hace de los medios para alcanzar la salvación es la que tienes que aprender a aceptar, si quieres compartir Su objetivo, que no es otro que tu salvación.
La creencia del ego de que el tiempo lo cura todo, es válida tan solo desde el punto de vista de su sistema de pensamiento, el cual, hace real la separación con el resto de la creación. Este pensamiento oculta la verdad, en la medida que deposita en la ilusión del tiempo la vía de la salvación, cuando en realidad, esa vía no es otra que despertar a la percepción verdadera y recordar que somos Uno con el resto de nuestros hermanos, con los cuales compartimos la misma Fuente, la Mente de Dios. Por lo tanto, creer en el tiempo, se convierte en un obstáculo que retrasa el instante del despertar.
9. Tú también interpretarás la función del tiempo según interpretes tu propia función. 2Si aceptas que tu función en el mundo del tiempo es curar, harás hincapié únicamente en el aspecto del tiempo en el que la curación puede tener lugar. 3La curación no se puede llevar a cabo en el pasado. 4Tiene que llevarse a cabo en el presente para así liberar el futuro. 5Esta interpretación enlaza el futuro con el presente, y extiende el presente en vez del pasado. 6Mas si crees que tu función es destruir, perderás de vista al presente y te aferrarás al pasado a fin de asegurar un futuro destructivo. 7Y el tiempo será tal como tú lo interpretes, pues, de por sí, no es nada.
Nunca podremos sanar la mente, si buscamos sanarla en el pasado. La mente y los pensamientos erróneos por ella creados, deben ser sanados en su “fuente”, es decir, en la propia mente.