viernes, 11 de octubre de 2024

Capítulo 15. II. El final de las dudas (1ª parte).

 II. El final de las dudas (1ª parte).

1. La Expiación tiene lugar en el tiempo, pero no es para el tiempo. 2Puesto que se encuentra en ti, es eterna. 3Lo que encierra el recuerdo de Dios no puede estar limitado por el tiempo, 4del mismo modo en que tú tampoco puedes estarlo. 5Pues sólo si Dios estuviese limitado, podrías estarlo tú. 6El instante que se le ofrece al Espíritu Santo se le ofrece a Dios en tu nombre, y en ese instante despiertas dulcemente en Él. 7En el instante bendito abandonas todo lo que aprendiste en el pasado, y el Espíritu Santo te ofrece de inmediato la lección de la paz en su totalidad. 8¿Cómo iba a requerir tiempo aprender esta lección cuando todos los obstáculos que podrían impedirlo ya han sido superados? 9La verdad trans­ciende al tiempo en tal medida, que toda ella tiene lugar simultá­neamente. 10Pues al haber sido creada como una sola, su unicidad es completamente independiente del tiempo.

El contenido místico y, al mismo tiempo, metafísico de las enseñanzas del Curso, me fascina. En ocasiones, son todo un reto para la mente, pues le invita a ver las cosas desde otra visión muy diferente a la que hemos estado acostumbrados a ver.

Nos dice este punto, que la Expiación tiene lugar en el tiempo, pero es para el tiempo. Con esta afirmación, entiendo, que la Expiación, el regalo que el Espíritu Santo nos otorga, el regalo que encierra el recuerdo de Dios, el recuerdo de nuestra verdadera identidad, es una verdad eterna, pues procede del Ser que nos ha creado, el Cual, es eterno. Por lo tanto, la Expiación no es una verdad que se encuentre en el futuro y a la que se accede secuencialmente. La Expiación se nos ofrece cuando conectamos con el Espíritu Santo, la Mente Recta, y le pedimos que la verdad ilumine la oscuridad de las ilusiones, es decir, que corrija nuestra falsa percepción y nuestros errores.

La Expiación, aun no siendo para el tiempo, tiene lugar en el tiempo. Esto es así, debido a que prestamos credibilidad al sistema de pensamiento del ego, el cual ha inventado el tiempo para dar significado a su ilusoria existencia. El error es la propia creencia en el tiempo, por lo que, para corregirlo, debemos hacerlo desde el origen, desde la causa, esto es, desde el tiempo.

Una vez que se experimenta la Expiación, tiene lugar el instante bendito donde se abandona lo que hemos aprendido en el pasado y donde se recibe la lección de la paz en su totalidad.

2. No permitas que el tiempo sea motivo de preocupación para ti, ni tengas miedo del instante de santidad que ha de eliminar todo vestigio de miedo. 2Pues el instante de paz es eterno precisamente porque está desprovisto de miedo. 3Dicho instante llegará, ya que es la lección que Dios te da a través del Maestro que Él ha desig­nado para transformar el tiempo en eternidad. 4¡Bendito sea el Maestro de Dios, Cuyo gozo reside en mostrarle al santo Hijo de Dios su santidad! 5Su gozo no está circunscrito al tiempo. 6Sus enseñanzas son para ti porque Su gozo es el tuyo. 7A través de Él te alzas ante el altar de Dios, donde Él dulcemente transforma el infierno en Cielo. 8Pues es únicamente en el Cielo donde Dios quiere que estés.     

En el camino de los aspirantes a Maestros de Dios, el tiempo puede ser un motivo de preocupación. La causa de dicha preocupación, antecede al instante santo en el que dicho estado de temor, desaparecerá.

Podemos pensar que nuestro despertar, nuestra Expiación, es cuestión de tiempo, de esfuerzos, de renuncias, de sacrificios, y en esa creencia radica la preocupación a la que hacíamos referencia anteriormente. Pero como ya hemos tenido ocasión de ver, con la Expiación, el camino ha tocado a su fin. Podemos decir, que hemos llegado a nuestro destino, y, a partir de él, ya no habrá más caminos, pues, el camino no está fuera de nosotros, sino que la verdad es el único camino y esta verdad, forma parte de nuestra identidad.

3. ¿Cuánto tiempo se puede tardar en llegar allí donde Dios quiere que estés? 2Pues ya estás donde siempre has estado, y donde has de estar eternamente. 3Todo lo que tienes, lo tienes para siempre. 4El instante bendito se extiende para abarcar al tiempo, del mismo modo en que Dios se extiende a Sí Mismo para abar­carte a ti. 5Tú que te has pasado días, horas e incluso años encade­nando a tus hermanos a tu ego a fin de apoyarlo y proteger su debilidad, no percibes la Fuente de la fortaleza. 6En este instante santo liberarás a todos tus hermanos de las cadenas que los man­tienen prisioneros y te negarás a apoyar su debilidad o la tuya.

Si realmente necesitas encontrar la respuesta a la pregunta con la que comienza este punto, debes reconocer, que tu mente está sirviendo al ego, lo que significa, que te identificarás con el camino secuencial y temporal que crees te llevará al encuentro con la verdad.

Las enseñanzas del Curso nos ofrecen la oportunidad, ahora, en este instante, de tomar consciencia de la verdad. Esta verdad nos anuncia que somos portadores de la luz que ha de permitirnos entender y conocer lo que somos, y como consecuencia de ello, dejaremos de buscar fuera de nosotros lo que ya somos y siempre hemos sido.

Ese instante santo, viene bendecido por la visión Crística de la Unidad, por lo que, ahora nuestros ojos verán a nuestros hermanos como portadores de la verdad, la cual, compartimos en el sagrado lazo de la Filiación.

jueves, 10 de octubre de 2024

Capítulo 15. I. Los dos usos del tiempo (5ª parte).

  I. Los dos usos del tiempo (5ª parte).

13. ¿Cuánto dura un instante? 2Dura tan poco para tu hermano como para ti. 3Practica conceder ese bendito instante de libertad a todos aquellos que están esclavizados por el tiempo, haciendo así que para ellos éste se convierta en su amigo. 4Mediante tu dación, el Espíritu Santo te da a ti el bendito instante que tú les das a tus hermanos. 5Al tú ofrecerlo, Él te lo ofrece a ti. 6No seas reacio a dar lo que quieres recibir de Él, pues al dar te unes a Él. 7En la crista­lina pureza de la liberación que otorgas radica tu inmediata libe­ración de la culpabilidad. 8Si ofreces santidad no puedes sino ser santo.

Siguiendo las Enseñanzas del Espíritu Santo, basadas en la lección de que dar y recibir forman parte del mismo proceso, al igual, como la causa y el efecto, para liberarnos, para salvarnos, debemos ofrecer a nuestros hermanos, liberación y salvación, o lo que es lo mismo, debemos amarlos, pues, tan solo el Amor, nos hace libres y santos.

14. ¿Cuánto dura un instante? 2Dura el tiempo que sea necesario para re-establecer la perfecta cordura la perfecta paz y el per­fecto amor por todo el mundo, por Dios y por ti; 3el tiempo que sea necesario para recordar la inmortalidad y a tus creaciones inmortales, que la comparten contigo; 4el tiempo que sea necesa­rio para intercambiar el infierno por el Cielo. 5Dura el tiempo suficiente para que puedas trascender todo lo que el ego ha hecho y ascender hasta tu Padre.

El momento de la liberación, de la salvación, siempre se producirá en el presente, en el ahora, en el instante. Es por ello, que el tiempo que dure ese instante, no es relevante, pues, cuando se produzca, siempre será en el presente intemporal

15. El tiempo es tu amigo si lo pones a la disposición del Espíritu Santo. 2Él necesita muy poco para restituirte todo el poder de Dios. 3Aquel que transciende el tiempo por ti entiende cuál es el propósito del tiempo. 4La santidad no radica en el tiempo, sino en la eternidad. 5Jamás hubo un solo instante en el que el Hijo de Dios pudiese haber perdido su pureza. 6Su estado inmutable está más allá del tiempo, pues su pureza permanece eternamente inal­terable y más allá del alcance del ataque. 7En su santidad el tiempo se detiene y deja de cambiar. 8Y así, deja de ser tiempo. 9Pues al estar atrapado en el único instante de la eterna santidad de la creación de Dios, se transforma en eternidad. 10Da el instante eterno, para que en ese radiante instante de perfecta liberación se pueda recordar la eternidad por ti. 11Ofrece el milagro del instante santo por medio del Espíritu Santo, y deja que sea Él Quien se encargue de dártelo a ti.

Si creemos que nuestro cambio depende de un proceso evolutivo temporal, estaremos reforzando la creencia del ego y haremos real la ilusión del futuro. Este es el programa del ego y debemos dejar de identificarnos con él.

El Espíritu Santo, la Mente Recta, nos lo pone más fácil, invitándonos a tener la certeza de que la decisión final de cambiar la tomaremos, siempre, en el estado presente, pues, es en ese presente donde seremos consciente de ello. Vivir con esa certeza, significa de que podemos ser consciente eternamente, pues, el instante santo, siempre se produce en el estado presente.  

miércoles, 9 de octubre de 2024

Capítulo 15. I. Los dos usos del tiempo (4ª parte).

 I. Los dos usos del tiempo (4ª parte).

10. El tiempo es inconcebible sin cambios, mas la santidad no cam­bia. 2Aprende de este instante algo más que el simple hecho de que el infierno no existe. 3En este instante redentor reside el Cielo. 4Y el Cielo no cambiará, pues nacer al bendito presente es librarse de los cambios. 5Los cambios son ilusiones que enseñan los que no se pueden ver a sí mismos libres de culpa. 6En el Cielo no se pro­ducen cambios porque Dios es inmutable. 7En el instante santo en que te ves a ti mismo resplandeciendo con el fulgor de la libertad, recuerdas a Dios. 8Pues recordarle es recordar la libertad.

El regalo que el Espíritu Santo nos brinda desde Su Mente Recta, nos fortalecerá en la certeza de que ver el presente, libre del pasado, libre de la creencia en el pecado y en la culpa, nos llevará a percibir la santidad del Cielo donde no existe el cambio, donde todo goza de la eternidad, donde estaremos libres de los cambios.

Cada presente goza de esta eternidad, porque cada presente es, siempre, una nueva oportunidad de ser lo que realmente somos: Hijo de Dios.

11. Si sientes la tentación de desanimarte pensando cuánto tiempo va a tomar poder, cambiar de parecer tan radicalmente, pregún­tate a ti mismo: "¿Es mucho un instante?" 2¿No le ofrecerías al Espíritu Santo un intervalo de tiempo tan corto para tu propia salvación? 3Él no te pide nada más, pues no tiene necesidad de nada más. 4Requiere mucho más tiempo enseñarte a que estés dis­puesto a darle a Él esto que lo que Él tarda en valerse de ese ínfimo instante para ofrecerte el Cielo, en su totalidad. 5cambio de ese instante, Él está listo para darte el recuerdo de la eternidad.

Seguro que, al igual que yo, te habrás preguntado cuánto tiempo te puede llevar tomar la elección correcta. Tal vez, pienses, al igual que yo, que tendrás que hacer algún curso donde te enseñen cómo hacerlo, o, leer algunos manuales que faciliten tu labor.

Pero la respuesta, nos la ofrece el Espíritu Santo. ¿Es mucho un instante?

Así es, no se requiere más, ni menos, que un instante. Ese instante es el único tiempo que te llevará a elegir. Si lo has visto, no dudarás, no tendrás necesidad de más tiempo, ese tiempo es tan solo un instante.

12. Mas nunca le podrás dar al Espíritu Santo ese instante santo en favor de tu liberación, mientras no estés dispuesto a dárselo a tus hermanos en favor de la suya. 2Pues el instante de la santidad es un instante que se comparte, y no puede ser sólo para ti. 3Cuando te sientas tentado de atacar a un hermano, recuerda que su ins­tante de liberación es el tuyo. 4Los milagros son los instantes de liberación que ofreces y que recibirás. 5Dan testimonio de que estás dispuesto a ser liberado y a ofrecerle el tiempo al Espíritu Santo a fin de que Él lo use para Sus propósitos.

Nos recuerda este punto, una vez más debido a su importancia, que el proceso de nuestra liberación, de nuestra salvación, no es un camino que debamos recorrer en solitario, sino todo lo contrario, está estrechamente unido al proceso de liberación y de salvación de nuestros hermanos. En verdad, el significado de salvación no es un logro individual, pues, no estamos separados del resto de la humanidad. Somos el Hijo de Dios, lo que nos lleva a recorrer el camino en la Unidad de la Filiación.

martes, 8 de octubre de 2024

Capítulo 15. I. Los dos usos del tiempo (3ª parte).

  I. Los dos usos del tiempo (3ª parte).

7. El Espíritu Santo enseña, por lo tanto, que el infierno no existe. 2El infierno es únicamente lo que el ego ha hecho del presente. 3La creencia en el infierno es lo que te impide comprender el presente, pues tienes miedo de éste. 4El Espíritu Santo conduce al Cielo tan ineludiblemente como el ego conduce al infierno. 5Pues el Espíritu Santo, que sólo conoce el presente, se vale de éste para desvanecer el miedo con el que el ego quiere inutilizar el pre­sente. 6Tal como el ego usa el tiempo, es imposible librarse del miedo. 7Pues el tiempo, de acuerdo con las enseñanzas del ego, no es sino un recurso de enseñanza para incrementar la culpabili­dad hasta que ésta lo envuelva todo y exija eterna venganza.           

El infierno es únicamente lo que el ego ha hecho del presente,  y la razón de que esto sea así, responde a nuestro deseo de ver el presente condicionado por el recuerdo del pasado.

Podemos argumentar, que lo que somos en el presente es gracias a lo que hemos vivido, experimentado y aprendido en el pasado, por lo que es imposible, que no pensemos en término de pasado.

Pero si analizamos, detenidamente, este argumento, estaremos obviando algo muy importante. Desde el punto de vista de la realidad de la Mente Recta, nunca se vive en el pasado, pues, lo que llamamos pasado, cuando se vivió, era nuestro presente. La cuestión que debemos reflexionar, es por qué decidimos trasladar las experiencias del pasado a nuestro presente, cuando dicho presente es la única realidad que tenemos para ser consciente de lo que somos realmente. No somos lo que fuimos, somos lo que somos en este momento, en este ahora, en este presente. Y cuando hacemos consciente esta verdad, en coherencia con nuestra Mente Recta, tenemos acceso al conocimiento, de que nuestra realidad verdadera, no la temporal, sino la que compartimos con nuestro Creador y con el resto de la Filiación, es eterna, pues siempre Es en cada presente, en cada Instante.

8El Espíritu Santo quiere desvanecer todo esto ahora. 2No es el presente lo que da miedo, sino el pasado y el futuro, mas éstos no existen. 3El miedo no tiene cabida en el presente cuando cada instante se alza nítido y separado del pasado, sin que la sombra de éste se extienda hasta el futuro. 4Cada instante es un nacimiento inmaculado y puro en el que el Hijo de Dios emerge del pasado al presente. 5Y el presente se extiende eternamente. 6Es tan bello, puro e inocente, que en él sólo hay felicidad. 7En el presente no se recuerda la oscuridad, y lo único que existe es la inmortalidad y la dicha.

No he podido evitar que los vellos se me pusieran de punta. Me he emocionado al leer este punto, pues, mi mente ha reconocido en su contenido, la verdad.

Si fuésemos conscientes del poder que nos brinda cada instante presente, lo seríamos, igualmente, de nuestra inocencia, de nuestra pureza, de nuestra impecabilidad. A partir de ese instante, cada presente, nos invita a renacer, a convertirnos como niños, a mirar con ojos nuevos y a reconocer nuestra verdadera identidad.

Somos libres para elegir cómo ver el presente.

9. Esta lección no requiere tiempo para aprenderse. 2Pues, ¿qué es el tiempo sin pasado ni futuro? 3El que te hayas descarriado tan completamente ha requerido tiempo, pero ser lo que eres no requiere tiempo en absoluto. 4Empieza a usar el tiempo tal como lo hace el Espíritu Santo: como un instrumento de enseñanza para alcanzar paz y felicidad. 5Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si fuese todo el tiempo que existe. 6En él nada del pasado te puede afectar, y es en él donde te encuentras completamente absuelto, completamente libre y sin condenación alguna. 7Desde este instante santo donde tu santidad nace de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de todo temor y sin experimentar ninguna sensación de cambio con el paso del tiempo.

Si lo ves, si al mirar el presente, eres consciente de que estás ante tu eternidad, habrás accedido al Conocimiento de lo que eres y habrás comprendido de que esta lección se aprende en un instante santo y no requiere de la secuencia del tiempo.

El que tu actual estado de consciencia en el que gozas de ese Conocimiento, perdure, no debe preocuparte en absoluto, pues si lo hace, estarás aceptando la invitación del ego para volver a creer que necesitas del tiempo, del futuro, para alcanzar lo que ya tienes.

Si lo ves ahora, es tu elección verlo en cada presente. Es el regalo del Espíritu Santo, de la Mente Recta, el percibir correctamente cada instante. Ya sabes, que tu mente, bien sirve al Espíritu o al ego. Es nuestra elección.

lunes, 7 de octubre de 2024

Capítulo 15. I. Los dos usos del tiempo (2ª parte).

  I. Los dos usos del tiempo (2ª parte).

4. Creer en el infierno es ineludible para aquellos que se identifi­can con el ego. 2Sus pesadillas y sus miedos están asociados con él. 3El ego te enseña que el infierno está en el futuro, pues ahí es hacia donde todas sus enseñanzas apuntan. 4Su objetivo es el infierno. 5Pues aunque tiene por finalidad la muerte y la disolu­ción, él mismo no cree en ello. 6El objetivo de muerte que ansía para ti, le deja insatisfecho. 7Nadie que siga sus enseñanzas puede estar libre del miedo a la muerte. 8Sin embargo, si se pensase en la muerte simplemente como el fin del dolor, ¿se le tendría miedo? 9Hemos visto antes esta extraña paradoja en el sistema de pensamiento del ego, pero nunca tan claramente como aquí. 10Pues el ego tiene que dar la impresión de que mantiene al miedo alejado de ti para conservar tu fidelidad. 11Pero tiene que generar miedo para protegerse a sí mismo. 12Una vez más, el ego intenta, y lo logra con demasiada frecuencia, hacer ambas cosas, valiéndose de la disociación para mantener sus metas contradictorias unidas, de manera que parezcan estar en armonía. 13El ego enseña, por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a cualquier espe­ranza de alcanzar el Cielo. 14Sin embargo, puesto que tú y el ego no podéis estar separados, y puesto que él no puede concebir su propia muerte, te seguirá persiguiendo porque la culpabilidad es eterna. 15Tal es la versión que el ego tiene de la inmortalidad. 16Y eso es lo que su versión del tiempo apoya.

Hemos referido, a lo largo de estas reflexiones sobre el estudio de Un Curso de MIlagros, que
la ley de Causa-Efecto, forma una unidad que, en el proceso creativo, es intemporal, mientras que, cuando la percibimos desde el sistema de pensamiento del ego, se manifiesta en secuencias temporales.

Las enseñanzas espirituales que se basan en el sistema de pensamiento del ego, nos hablan del karma, como la relación de causa y efecto que nos lleva a un proceso de aprendizajes a través de las secuencias temporales. De este modo, la creencia en la reencarnación, así como las experiencias kármicas, adquieren un significado de reencuentro entre almas cuya relación se basa en la culpa, el miedo, el sufrimiento, el dolor, en definitiva, en una camino de redención, cuya creencia principal es el pecado.

Tal y como hemos dicho, la ley de causa-efecto, cuando se manifiesta en un acto de amor creativo, se manifiesta en lo intemporal, en lo eterno, en el instante. Con ello quiero decir, que cada vez que nuestra mente crea desde el Amor, está dando lugar a un instante santo que es eterno y que tiene el poder de expandirse en dicha eternidad.

5. El ego enseña que el Cielo está aquí y ahora porque el futuro es el infierno. 2Hasta cuando ataca tan despiadadamente que trata de quitarle la vida al que cree que su voz es la única que existe, incluso a ése le habla del infierno. 3Pues le dice que el infierno está también aquí, y lo incita a que salte del infierno al olvido total. 4El único tiempo que el ego le permite contemplar a cual­quiera con ecuanimidad es el pasado. 5Mas el único valor de éste es que no existe.

El inmenso poder que tiene el instante presente, el ahora, nos permite manifestar nuestra inocencia o nuestra culpabilidad, y ello, dependerá de nuestra elección. Si elegimos ocupar ese instante puro, con pensamientos del pasado, estaremos apostando por perpetuar la culpa. Si, en cambio, elegimos, ver con ojos nuevos y con la visión de nuestro corazón amoroso, estaremo creando eternidad, pues, viviremos el instante santo que expandirá la fuerza del Amor.

6. ¡Cuán desolado y desesperante es el uso que el ego hace del tiempo! 2¡Y cuán aterrador! 3Pues tras su fanática insistencia de que el pasado y el futuro son lo mismo se oculta una amenaza a la paz todavía más insidiosa. 4El ego no hace alarde de su amenaza final, pues quiere que sus devotos sigan creyendo que les puede ofrecer una escapatoria. 5Pero la creencia en la culpabilidad no puede sino conducir a la creencia en el infierno, y eso es lo que siempre hace. 6De la única manera en que el ego permite que se experimente el miedo al infierno es trayendo el infierno aquí, pero siempre como una muestra de lo que te espera en el futuro. 7Pues nadie que se considere merecedor del infierno puede creer que su castigo acabará convirtiéndose en paz.

Ya hemos comentado, que el ego es el hijo del pecado, pues su sistema de pensamiento se basa en la errónea creencia en la separación, fruto de su deseo de ver las cosas de manera diferente a como realmente son. Como consecuencia de ello, el ego necesita "limpiar" su sentimiento de culpa, lo que le ha llevado a inventarse otras falsas creencias en las que espera encontrar la "cura" de su dolor, como son el autocastigo, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y, en último término, la muerte. Todos esos remedios son pensamientos a los que le ha otorgado significado haciéndolos reales a su percepción.

Todos esos remedios son frutos del miedo y, entre ellos, el más temido es la creencia en el infierno, donde nuestros pecados y nuestra culpa será purificada.

Una mente inocente y pura, no puede ser partícipe de dichas creencias, pues su poder emana de la indefensión característica del Amor.

Ver el pecado, nos revela que carecemos de Conocimiento y que nos estamos identificando con una identidad falsa, guiados por nuestra ciega ignorancia.