jueves, 27 de junio de 2024

Capítulo 12. V. El programa de estudios cuerdo (2ª parte).

 V. El programa de estudios cuerdo (2ª parte). 

5. Tienes problemas de aprendizaje en un sentido muy literal. 2Ciertas áreas de tus facultades para aprender están tan deteriora­das, que sólo puedes progresar bajo una dirección clara, precisa y constante, suministrada por un Maestro que pueda trascender tus limitados recursos. 3Él se convierte en tu Recurso, ya que por tu cuenta no puedes aprender. 4Es imposible aprender nada en la situación de aprendizaje en la que te has puesto a ti mismo, y es obvio que en esa situación necesitas un Maestro especial, así como un programa de estudios especial. 5A los malos estudiantes no se les debería elegir como maestros de sí mismos o de otros. 6No te dirigirías a ellos para establecer el programa de estudios que les permitiría escapar de sus limitaciones. 7Si comprendiesen lo que se encuentra más allá de ellos, no tendrían limitaciones. 

Para poder crear, debemos amar, pues crear es extender el amor. El Amor no se puede enseñar, ni aprender, pero sí es necesario recordar. Para recordar el Amor, debemos limpiar todas las falsas creencias que nos impiden acceder a ese recuerdo, que nos impiden ver la realidad que somos. Esa limpieza no podemos hacerla por nosotros mismos, pues nos hemos acostumbrado tanto a ese estado de suciedad, que somos incapaces de percibir la necesidad de hacer limpieza. El ego no es el maestro adecuado para enseñarnos a amar, pues siento pánico al amor. El amor es indiviso, mientras que el ego es padre de la división.

Para recordar lo que somos, para recordar el Amor, debemos pedir Expiación al Espíritu Santo, el cual nos dispensará la única lección que debemos aprender: la Mente Una. 

6. No sabes cuál es el significado del amor, y ésa es tu limitación. 2No intentes enseñarte a ti mismo lo que no entiendes, ni trates de establecer los objetivos del programa de estudios cuando los tuyos claramente han fracasado. 3El objetivo de tu aprendizaje ha sido no aprender y esto no puede conducir a un aprendizaje fructífero. 4No puedes transferir lo que no has aprendido, y el menoscabo de tu capacidad de generalizar es un fallo fundamental de tu aprendizaje. 5¿Les preguntarías a los que no han podido aprender para qué sirven los recursos de aprendizaje? 6Ellos no lo saben. 7Si pudiesen interpretar correctamente dichos recursos, habrían aprendido de ellos. 

¿Acaso puede dar lo que no tienes? El ego no puede ser nuestro maestro para enseñarnos la lección del Amor, pues, tiene miedo al amor. Recordar el amor, llevaría al ego a reconocer su inexistencia. 

7. He dicho que la regla del ego es: “Busca, pero no halles”. 2Traducido al lenguaje del programa de estudios eso significa: "Trata de aprender, pero no lo logres”. El resultado de este objetivo de aprendizaje es obvio: 4hará que se interprete erróneamente todo recurso de aprendizaje legítimo; toda instrucción real y toda dirección sensata, ya que el propósito de éstos es facilitar el apren­dizaje al que se opone ese absurdo programa de estudios. 5Si estás tratando de aprender cómo no aprender, y el objetivo de lo que enseñas es la auto-derrota, ¿qué puedes esperar sino confusión? 6Un programa así no tiene sentido. 7Este intento de "aprender" ha debilitado tanto a tu mente que no puedes amar, ya que el programa que has escogido es contrario al amor, y no es más que un curso en cómo atacarte a ti mismo. 8Un objetivo suplementa­rio de ese programa es no aprender cómo superar la división que da credibilidad a su objetivo principal. 9no te será posible superar esa división siguiendo dicho programa, ya que todo lo que aprendas será en su favor. 10Mas tu mente se pronuncia en contra de tu aprendizaje, tal como tu aprendizaje se pronuncia en contra de tu mente, y así, te opones a todo aprendizaje y lo consigues, pues eso es lo que quieres. 11Pero puede que todavía no te hayas dado cuenta de que hay algo que sí quieres aprender, y de que lo puedes aprender porque eso es lo que has decidido hacer. 

No podremos recordar el Amor, si no percibimos el mundo real. Mientras que percibamos el mundo que nos muestra la creencia en la separación, estaremos percibiendo erróneamente, y el mundo que veremos será irreal. En dicho mundo, aparentamos que estamos buscando el verdadero amor, pero cuando analizamos los resultados de dicha búsqueda, tomamos consciencia de que no estamos buscando del modo correcto. El amor no limita, no posee, no debilita, no ataca, no siente miedo. 

8. Tú, que has intentado aprender lo que no deseas, debes animarte, Buscar pues, aunque el programa de estudios que tú estableciste es en verdad deprimente, si lo examinas con detenimiento es simplemente ridículo. 2¿Cómo iba a ser posible que la manera de alcanzar un objetivo fuese no alcanzándolo? 3Renuncia ahora a ser tu propio maestro. 4Esta renuncia no te conducirá a la depre­sión. 5Es simplemente el resultado de haber evaluado honesta­mente lo que te has enseñado ti mismo y los resultados que se han derivado de ello. 6Bajo las condiciones de aprendizaje adecuadas, que tú no puedes proveer ni comprender, llegarás a con­vertirte en un alumno y maestro excelente. 7Pero aún no lo eres, ni lo serás hasta que la situación de aprendizaje tal como la urdiste se invierta. 

Buscar el amor en el lugar adecuado, significa que estamos dispuestos a renunciar a la creencia en la separación. Ver las cosas de otra manera, de tal forma que veamos a Dios en todo lo creado, que lo veamos en nuestra mente, nos llevará a percibir correctamente, a ver el mundo real, donde el amor favorecerá la libertad, la generosidad, la fortaleza, la unidad, la salvación. 

9. Tu potencial para aprender, debidamente entendido, es ilimitado porque te conducirá hasta Dios. 2Puedes enseñar el camino que conduce a Dios y aprenderlo, si sigues al Maestro que conoce el camino que conduce a Él y que sabe cómo se aprende Su pro­grama de estudios. 3El programa está desprovisto de toda ambigüedad porque Su objetivo no está dividido y los medios y el fin están en completo acuerdo. 4Lo único que necesitas hacer es ofrecerle tu atención indivisa. 5Todo lo demás se té proveerá, 6pues la verdad es que quieres aprender debidamente y nada puede oponerse a la decisión del Hijo de Dios. 7Lo que él puede aprender es tan ilimitado como él mismo. 

Aprender a través de la guía del Espíritu Santo, requiere por nuestra parte renunciar a la creencia en la separación. Poner nuestra voluntad al servicio del Creador, nos permitirá reconocernos como Maestros de Dios.

Capítulo 12. V. El programa de estudios cuerdo (1ª parte).

 V. El programa de estudios cuerdo (1ª parte). 


1. Sólo el amor es fuerte, puesto que es indiviso. 2Los fuertes no atacan, pues no ven que haya necesidad de ello. 3Antes de que la idea de atacar pudiese entrar en tu mente, tuviste que haberte percibido a ti mismo como débil. 4Puesto que te atacaste a ti mismo y creíste que el ataque había sido efectivo, te consideras a ti mismo debilitado. 5Al dejar de percibir la igualdad que existe entre tus hermanos y tú, y al considerarte a ti mismo como más débil, intentas "equilibrar" la situación a la que tú mismo diste lugar. 6te vales del ataque para ello porque crees que el ataque logró debilitarte.

El ataque, antes de adoptar formas físicas, es decir, antes de ser dirigido hacia algo externo, se produce en el nivel de la mente, de tal modo, que elegimos pensamientos que dividen nuestra mente. Dicha división, o lo que es lo mismo, ver un mundo distinto al de Dios, nos lleva a proyectar al exterior, la única causa que da lugar a la carencia, el miedo al amor, lo que se manifiesta externamente como el ataque a todo aquello que nos amenaza. 


2. Por eso es por lo que el reconocimiento de tu propia invulnera­bilidad es tan importante para el restablecimiento de tu cordura. 2Pues al aceptar tu invulnerabilidad estás reconociendo que el ataque no tiene efectos. 3Aunque te has atacado a ti mismo, demuestras que en realidad no ocurrió nada. 4Por lo tanto, al atacar no hiciste nada. 5Una vez que te des cuenta de esto, atacar dejará de tener sentido para ti, pues resultará evidente que ni es efectivo ni puede protegerte. 6Con todo, el reconocimiento de tu invulnerabilidad te aporta todavía mucho más que eso. 7Si tus ataques contra ti mismo no han podido debilitarte, eso quiere decir que aún eres fuerte. 8Por lo tanto, no tienes que "equilibrar" la situación para demostrar tu fuerza.
 
Recuperar la plena consciencia de lo que somos, nos permitirá recordar que somos Hijos del Amor y, por lo tanto, invulnerables a la falsa creencia en la necesidad y en la escasez. Al ver nuestra abundancia, la carencia de Amor, se convertirá en nuestra fortaleza. Bajo esa consciencia, el ataque, desaparece. 


3. No podrás darte cuenta de cuán inútil es el ataque hasta que no reconozcas que los ataques que lanzas contra ti mismo no tienen efectos. 2Pues otros ciertamente reaccionan ante el ataque si lo perciben, y, si estás tratando de atacarles, no podrás sino interpretar su reacción como un refuerzo de tu creencia en el ataque. 3El único lugar donde puedes cancelar todo refuerzo es en ti mismo. 4Pues tú eres siempre el primer blanco de tus ata­ques, y si éstos nunca han tenido lugar, tampoco pudieron haber tenido consecuencias.
 
La corrección del error original de vernos separados del Creador y de Su Filiación, nos liberará del miedo al amor, del miedo a Dios. Esa liberación, es el fruto que nos ofrece la Visión Crística, pues no podemos atacar aquello que amamos. Ver a Dios en nuestro interior, es ser consciente de que somos Su Hijo bien amado, en quien tiene Su Complacencia. 

4. El Amor del Espíritu Santo es tu fortaleza, pues el tuyo está dividido y, por lo tanto, no es real. 2No puedes confiar en tu pro­pio amor cuando lo atacas. No puedes aprender lo que es el amor perfecto con una mente dividida, porque una mente dividida se ha convertido a sí misma en un mal estudiante. 4Trataste de hacer que la separación fuese eterna porque querías conservar las carac­terísticas de la creación, aunque con tu propio contenido. 5La crea­ción, sin embargo, no procede de ti, y los malos estudiantes tienen ciertamente necesidad de una enseñanza especial.
 
Ver un mundo distinto al creado por Dios, es un ataque al Creador y un ataque a nosotros mismos, pues hemos sido creados a Su Imagen y Semejanza, es decir, somos herederos de Dios y, por tanto, conservamos Su Propia Condición. 

Si nuestra mente se encuentra dividida, la creencia en la separación, nos llevará a proyectar esa división al exterior, lo que justificará el sistema de pensamiento del ego, el cual, utiliza el ataque como un mecanismo de defensa ante el miedo de ser atacado. 

miércoles, 26 de junio de 2024

Capítulo 12. IV. Buscar y hallar (2ª parte).

 IV. Buscar y hallar (2ª parte). 


5.No podrás por menos que buscar, ya que en este mundo no te sientes a gusto2buscarás tu hogar tanto si sabes dónde se encuentra como si no. 3Si crees que se encuentra fuera de ti, la búsqueda será en vano, pues lo estarás buscando dónde no está. 4No recuerdas cómo buscar dentro de ti porque no crees que tu hogar esté ahí. 5Pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti y te guiará a tu hogar porque ésa es Su misión. 6A medida que Él cumpla Su misión te enseñará a cumplir la tuya, pues tu misión es la misma que la Suya. 7Al guiar tus hermanos hasta su hogar estarás siguiéndolo a Él.

No es en el cuerpo, sino en la Mente, donde debemos buscar la respuesta de lo que realmente somos. La visión de los cuerpos, nos hará creer que nuestra identidad se encuentra separada de las de los demás. La visión de la Mente, nos mostrará el rostro de nuestra verdadera realidad y, en ese rostro, reconoceremos el rostro de la Unidad que nos hace Uno con la Mente de nuestro Creador y con su Creación, la Filiación.

6. Contempla el Guía que tu Padre te ha dado, para que puedas aprender que posees vida eterna, 2pues la muerte no es la Volun­tad de tu Padre ni la tuya, y todo lo que es verdad es la Voluntad del Padre. 3La vida no te cuesta nada, pues se te dio, pero por la muerte tienes ciertamente que pagar, y pagar un precio exorbitante. 4Si la muerte es tu tesoro, venderás todo lo demás para comprarla. 5creerás haberla adquirido, al haber vendido todo lo demás. 6No obstante, no puedes vender el Reino de los Cielos. 7Tu herencia no se puede comprar ni vender. 8Ninguna parte de la Filiación puede quedar desheredada, pues Dios goza de pleni­tud y todas sus extensiones son como Él.

El cuerpo desaparecerá, pues es la fabricación de aquel cuya identidad es temporal. El ego niega a la Mente Una, al percibir un mundo separado, habitado por cuerpos separados. Creer en lo temporal, es creer en la muerte.

En cambio, la Mente no desaparecerá, pues es la creación de Aquel cuya identidad es Eterna. El Espíritu Santo da vida a la Mente Una, pues es la manifestación del Amor Uno. Creer en lo Eterno, es creer en la Vida.

7. La Expiación no es el precio de tu plenitud; es, no obstante, el precio de ser consciente de tu plenitud. 2Lo que decidiste "ven­der" tuvo que ser salvaguardado para ti, ya que no lo habrías podido volver a "comprar". 3Aun así, tienes que invertir en ello, no con dinero sino con espíritu. 4Porque el espíritu es voluntad, y la voluntad es el "precio" del Reino. 5Tu herencia aguarda únicamente tu reconocimiento de que has sido redimido. 6El Espíritu Santo te guía hacia la vida: eterna, pero tienes que abandonar tu interés por la muerte, o, de lo contrario, no podrás ver la vida aunque te rodea por todas partes.

La voluntad que compartimos con nuestro Creador, ha de llevarnos al abandono de la falsa creencia en la muerte; ha de llevarnos a la percepción verdadera, la que abrirá nuestros ojos a la Visión Crística del Amor, la que nos permitirá expresar la Mente Una.

martes, 25 de junio de 2024

Capítulo 12. IV. Buscar y hallar (1ª parte).

 IV. Buscar y hallar (1ª parte). 

1. El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siem­pre su enseñanza principal. 2Nunca lo expresa de este modo. aAl contrario, todo el que cree que el ego es la salvación parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor. 3El ego, sin embargo, aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. 4Sus dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera: "Busca, pero no halles". 5Esta es la única promesa que el ego te hace y la única que cumplirá. 6Pues el ego persigue su objetivo con fanática insistencia, y su juicio, aunque seriamente menoscabado, es completamente coherente.

¿Quién puede tener miedo al amor? ¿Quién no desea ser amado? 

Ambas preguntas, tienen la misma respuesta: el ego.

El ego, basa toda su existencia en la creencia de la separación. El mundo que percibe, le lleva a negar su conexión con él, pues reconocerlo, significaría que es su mente la que lo ha fabricado, lo ha proyectado. Viéndolo fuera de sí mismo, lo juzga y lo interpreta aportándole el significado que más le convenga para demostrar su inmenso poder.

Para el ego, el amor es una fuente de miedo, por la sencilla razón de que el Amor nos conduce a la percepción verdadera, esta es, somos uno con todo lo creado. Reconocer esa verdad, significa la desaparición del ego.

A pesar de ello, el ego niega que le tenga miedo al amor, es más, argumenta, que necesita sentirse amado. Y es en esa reafirmación, el ego se declara débil ante el amor, pues toda necesidad significa carencia y negación. El ego ama de manera especial, proyectando el sello de su identidad: el especialismo.

2. La búsqueda que el ego emprende está, por lo tanto, condenada al fracaso. 2Y como también te enseña que él es tu identidad, su consejo te embarca en una jornada que siempre acaba en una per­cepción de auto-derrota. 3Pues el ego es incapaz de amar, y, en su frenética búsqueda de amor, anda en pos de lo que teme encon­trar. 4La búsqueda es inevitable porque el ego es parte de tu mente, y, debido a su origen, él no está totalmente dividido, pues, de lo contrario, carecería por completo de credibilidad. 5Tu mente es la que cree en él y la que le otorga existencia. 6Sin embargo, es también tu mente la que tiene el poder de negar su existencia, y eso es sin duda lo que harás cuando te des cuenta exactamente de la clase de jornada en la que el ego te embarca. 

Así es, el controvertido mundo que ha fabricado el ego y con el cual, nos encontramos identificados. Nos sentimos necesitados de amor y nos lanzamos a su búsqueda de una manera desmedida. Cuando creemos haberlo encontrado, el miedo que sentimos a amar, de forma verdadera, hace que ese amor, tan deseado, se desvanezca. Realmente, hemos confundido el amor especial, con el Amor Incondicional. El primero es falso, el segundo, el único y verdadero.

3. Es sin duda obvio que nadie quiere encontrar lo que le derrota­ría por completo. 2El ego, al ser incapaz de amar, se sentiría total­mente perdido en presencia del amor, pues no podría responder en absoluto. 3Tendrías entonces que abandonar su dirección, puesto que sería evidente que no te puede enseñar la respuesta que necesitas. 4El ego, por lo tanto, distorsionará el amor, y te enseñará que él te puede proveer las respuestas que el amor en realidad evoca. 5Si sigues sus enseñanzas, pues, irás en busca de amor, pero serás incapaz de reconocerlo. 

Para el ego, aquello que cree amar, es lo que más miedo le da, pues desde que lo percibe, siempre un profundo temor a perderlo. Es incapaz de reconocer que el verdadero Amor es eterno; que el verdadero Amor, es para darlo y cuanto más lo damos, más lo mantenemos, pues nos hace conscientes de que somos lo que damos.

4. ¿No te das cuenta de que el ego sólo puede embarcarte en una jornada que únicamente puede conducirte a una sensación de futilidad y depresión? 2Buscar y no hallar no puede ser una activi­dad que brinde felicidad. 3¿Es ésta la promesa que quieres seguir manteniendo? 4El Espíritu Santo te ofrece otra promesa, la cual te conduce a la dicha. 5Pues Su promesa es siempre: "Busca y halla­rás", y bajo Su dirección no podrás fracasar. 6La jornada en la que el Espíritu Santo es tu Guía es la jornada que te conduce al triunfo, y el objetivo que pone ante ti, Él Mismo lo consumará. 7Pues Él nunca engañará al Hijo de Dios a quien ama con el Amor del Padre.

El sistema de pensamiento del ego nos lleva a creer, que dar es perder. El sistema de pensamiento del Espíritu Santo, nos enseña, que dar es recibir.

Reconoceremos la verdad, en la medida que practiquemos bajo la guía del ego o la del Espíritu Santo.

Bajo la tutela del ego, nuestras experiencias nos llevarán al encuentro con el dolor y el sufrimiento, hijos predilectos del miedo.

Bajo la tutela del Espíritu Santo, nuestras experiencias no llevarán al encuentro con el gozo y la alegría.

lunes, 24 de junio de 2024

Capítulo 12. III. Cómo invertir en la realidad (2ª parte).

II. Cómo invertir en la realidad (2ª parte).

6. Identificarte con el ego es atacarte a ti mismo y empobrecerte. 2Por eso es por lo que todo aquel que se identifica con el ego se siente desposeído. 3Lo que experimenta entonces es depresión o ira, ya que lo que hizo fue intercambiar su amor hacia Sí Mismo por odio hacia sí mismo, y, como consecuencia de ello, tiene miedo de sí mismo. 4Él no se da cuenta de esto. 5Aun si es plenamente consciente de que está sintiendo ansiedad, no percibe que el ori­gen de ésta reside en su propia identificación con el ego, y siem­pre trata de lidiar con ella haciendo algún "trato" demente con el mundo. 6Siempre percibe este mundo como algo externo a él, pues esto es crucial para su propia adaptación. No se da cuenta de que él es el autor de este mundo, pues fuera de sí mismo no existe ningún mundo. 

La percepción del mundo tiene una autoría, el ego, el cual reconoce su identidad en aquello que percibe fuera de sí mismo. Todo su sistema de pensamiento, se fundamenta en una ley principal: Yo y el mundo que percibo estamos separados. Y esa visión le produce un profundo pánico que le lleva a vivir aterrorizado. 

7. Si sólo los pensamientos amorosos del Hijo de Dios constituyen la realidad del mundo, el mundo real tiene que estar en su mente. 2Sus pensamientos descabellados tienen que estar también en su mente, pero él no puede tolerar un conflicto interno de tal magnitud. 3Una mente dividida está en peligro, y el reconocimiento de que alberga dentro de sí pensamientos diametralmente opuestos es intolerable. 4Proyecta, por consiguiente, la división, no la realidad. 5Todo lo que percibes como el mundo externo no es otra cosa que tu intento de mantener vigente tu identificación con el ego, pues todo el mundo cree que esa identificación es su salvación. 6Observa, sin embargo, lo que ha sucedido, pues los pensamientos tienen consecuencias para el que los piensa. 7Estás en conflicto con el mundo tal como lo percibes porque crees que el mundo es antagónico a ti. 8Ésta es una consecuencia inevitable de lo que has hecho. 9Has proyectado afuera aquello que es antagónico a lo que está adentro, y, así, no puedes por menos que percibirlo de esa forma. 10Por eso es por lo que debes darte cuenta de que tu odio se encuentra en tu mente y no fuera de ella antes de que puedas liberarte de él, y por lo que debes deshacerte de él antes de que puedas percibir el mundo tal como realmente es. 

No podemos servir a dos señores a la vez. No podemos servir a Dios y al ego, al mismo tiempo. Servir a Dios, es elegir ver la unidad que compartimos con nuestros hermanos. Servir al ego, es elegir ver la separación, o lo que es lo mismo, ver un mundo distinto al Creado por Dios.

Elegir al ego, la separación, es apostar por el ataque, por el miedo y por la ira.

No podremos ofrecer a nuestra consciencia esos pensamientos, pues ello, nos impedirá disfrutar de la paz que nos ofrece el Altar de Dios. 

8. He dicho antes que Dios amó tanto al mundo, que se lo dio Su Hijo unigénito. 2Dios ama ciertamente el mundo real y aque­llos que perciben la realidad de éste no pueden ver el mundo de la muerte, 3pues la muerte no forma parte del mundo real, en el que todo es un reflejo de lo eterno. 4Dios te dio el mundo real a cambio del mundo que tú fabricaste como resultado de la divi­sión de tu mente, el cual es el símbolo de la muerte. 5Pues si pudieses realmente separarte de la Mente de Dios, perecerías. 

Dios es Eterno y Su Hijo, lo es igual, pues lo creó a Su Imagen y Semejanza. Por esta razón, el Ser, es eterno y permanece en el mundo real, el que se percibe con la Visión de Cristo. 

9. El mundo que percibes es un mundo de separación. 2Quizá estés dispuesto a aceptar incluso la muerte con tal de negar a tu Padre. 3Sin embargo, Él no dispuso que fuese así, y, por lo tanto, no es así. 4Tu voluntad sigue siendo incapaz de oponerse a lo que la Suya dispone, y ésa es la razón de que no tengas ningún con­trol sobre el mundo que fabricaste. 5No es éste un mundo que provenga de la voluntad, pues está regido por el deseo de ser diferente de Dios, y ese deseo no tiene nada que ver con la volun­tad. 6El mundo que has fabricado es, por lo tanto, completamente caótico, y está regido por "leyes" arbitrarias que no tienen sen­tido ni significado alguno. 7Se compone de lo que tú no deseas, lo cual has proyectado desde tu mente porque tienes miedo de ello. 8Sin embargo, un mundo así sólo se puede encontrar en la mente de su hacedor, junto con su verdadera salvación. 9No creas que se encuentra fuera de ti, ya que únicamente reconociendo dónde se encuentra es como podrás tener control sobre él. 10Ciertamente tienes control sobre tu mente, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 

Este punto es sumamente importante, pues nos señala la causa verdadera que ha dado lugar a la fabricación del mundo de la muerte, el deseo de ser diferente de Dios, y, por otro lado, nos revela, que podemos cambiar esa visión, tomando consciencia de que esa invención ha sido imaginada en nuestra mente, eligiendo un mundo contrario del de Dios, lo que significa, que podemos elegir ver el mundo real, el que Dios nos ha dado para que neguemos el mundo falso, con el que hemos estado identificados. 

10. Si reconocieses que cualquier ataque que percibes se encuentra en tu mente, y sólo en tu mente, habrías por fin localizado su origen, y allí donde el ataque tiene su origen, allí mismo tiene que terminar. 2Pues en ese mismo lugar reside también la salva­ción. 3El altar de Dios donde Cristo mora se encuentra ahí. 4Tú has profanado el altar, pero no has profanado el mundo. 5Cristo, sin embargo, ha puesto la Expiación sobre el altar para ti. 6Lleva todas tus percepciones del mundo ante ese altar, pues es el altar a la verdad. 7Ahí verás tu visión transformarse y ahí aprenderás a ver verdaderamente. 8Desde este lugar, en el que Dios y Su Hijo moran en paz y en el que se te da la bienvenida, mirarás en paz hacia el exterior, y verás el mundo correctamente. 9Mas para encontrar ese lugar tienes que renunciar a tu inversión en el mundo tal como lo proyectas, y permitir que el Espíritu Santo extienda el mundo real desde el altar de Dios hasta ti. 

El mundo falso, es el mundo de la separación, La mente, la inventado leyes diferentes a las que Dios ha dispuesto para Su Hijo. La única ley de Dios, es la ley del Amor. En cambio, para el ego, las leyes que gobiernan su reino, su sistema de pensamiento, están basadas en el miedo.

La Expiación, es el regalo que nos ofrece el Espíritu Santo, si se lo reclamamos. Ese regalo no permitirá corregir nuestra percepción de necesidad, la que nos lleva a suplicar por aquello que sentimos miedo y por que nos sentimos escasos, el amor.

Sustituye el miedo por amor y las puertas de Cielo se abrirán de par en par, dándonos la bienvenida a nuestro verdadero hogar, en el cual, disfrutaremos de la más absoluta paz y felicidad.