viernes, 10 de mayo de 2024

Capítulo 9. VII. Las dos evaluaciones.

  VII. Las dos evaluaciones.

1. La Voluntad de Dios es que tú encuentres la salvación. 2¿Cómo, entonces, no te iba
a haber proporcionado los medios para encon­trarla? 3Si Su Voluntad es que te salves, tiene que haber dispuesto que alcanzar la salvación fuese posible y fácil. 4Tienes hermanos por todas partes. 5No tienes que buscar la salvación en parajes remotos. 6Cada minuto y cada segundo te brinda una oportuni­dad más para salvarte. 7No dejes pasar esas oportunidades, no porque no vayan a repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario. 8La Voluntad de Dios es que seas completamente feliz ahora. 9¿Cómo podría ser que ésa no fuese también tu voluntad? 10¿Y sería posible asimismo que ésa no fuese también la voluntad de tus hermanos? 

Creo necesario entender bien el significado que da UCDM cuando hace referencia a la salvación. Lo creo necesario por la sencilla razón de que ese significado difiere mucho del que le otorga otras enseñanzas espirituales. Veamos cómo define la salvación las enseñanzas basadas en el estudio de la Biblia: 

“La salvación en la Biblia se refiere a la liberación espiritual de los seres humanos del poder del pecado y de la muerte eterna. Según la Biblia, Dios nos ofrece la salvación por medio de Jesucristo y nosotros debemos aceptarla. La salvación es un regalo de Dios, uno que no merecíamos. Y lo recibimos solo al aceptarlo de todo corazón. No es necesario hacer nada más”. 

La salvación es un término que generalmente se refiere a la liberación de un estado o condición indeseable. ​ En la religión, la salvación es la protección del alma del pecado y de sus consecuencias”. 

Podríamos aportar más referencias en las que encontraremos una misma causa que justifica ser salvados o alcanzar la salvación. Dicha causa es el pecado. 

UCDM, nos deja claro que no es aplicable al espíritu, pues éste no está en peligro y, por lo tanto, no tiene que ser rescatado. Es muy importante compartir esta certeza, pues de lo contrario, nos dejaremos seducir por las creencias del ego, las cuales, sí piensan que somos pecadores y que debemos ser salvados de dicha condición.

¿Qué es la salvación desde el punto de vista del Curso? 

“La salvación no es otra cosa que "mentalidad recta", que aun­que no es la Mentalidad-Uno del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada”. 

¿La salvación es un logro personal e individual? 

La salvación es una empresa de colaboración. No la pueden emprender con éxito aquellos que se desvinculan de la Filiación porque al hacer eso se desvinculan de mí. Dios acudirá a ti sólo en la medida en que se Lo ofrezcas a tus hermanos. Aprende primero de ellos, y estarás listo para oír a Dios”. 

Ahora sí. Ahora sí me encuentro capacitado para continuar profundizando en este apartado. 

Durante mucho tiempo, me he visto reflejado en la búsqueda espiritual emprendida por muchos de mis hermanos. Dicha búsqueda nos invitaba a buscar la salvación, el despertar espiritual, en parajes remotos. Lo sentíamos como una necesidad de hacer algo “especial” con nuestras vidas, para llenar ese vacío que nos impulsaba a satisfacer el deseo de ayudar a los demás, de ser útiles y de propagar nuestra fe por doquier. 

Hoy, esta inquietud la veo de otra manera. Hoy, soy consciente de que el despertar no depende de la distancia, ni del tiempo. Es más, tengo la certeza, de que la vida, en su inmensa sabiduría, nos rodea de aquello que nos ofrecerá la oportunidad de salir de nuestro sueño y de alcanzar la mentalidad recta. 

2. Ten presente, pues, que sólo en esa voluntad conjunta, y sólo en ella, os encontráis unidos. 2Podrá haber desacuerdo en todo lo demás, pero no en esto. 3Ahí, pues, es donde mora la paz. 4Y tú moras en paz cuando así lo decides. 5Pero no puedes morar en paz a menos que aceptes la Expiación porque la Expiación es el camino que conduce a la paz. 6La razón de ello es muy simple, y tan obvia que a menudo se pasa por alto. 7El ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la característica esencial de la reali­dad. 8No obstante, tú no puedes pasarla por alto a menos que no estés mirando. 

La Expiación que nos ofrece el Espíritu Santo es el camino que nos conduce a la paz. La razón de ello es muy simple y obvia, pues para alcanzar la paz, debemos corregir nuestra percepción errada, la que nos lleva a la creencia en la separación. La Mentalidad-Uno o Percepción Correcta nos abre la mente a la unidad, desde donde vemos a nuestros hermanos como partes de la Filiación. 

3. Es perfectamente obvio que, si el Espíritu Santo contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. 2La evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una evaluación correcta. 3Y esta evalua­ción tiene que estar en tu mente porque Él lo está. 4El ego está también en tu mente porque aceptaste que estuviese ahí. 5La eva­luación que él hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo, pues el ego no te ama. 6No es consciente de lo que eres, y desconfía totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. 7El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en el peor. 8Ésa es la gama de sus posibilidades. 9No puede excederla debido a su incertidumbre. 10Y no puede ir más allá de ella por­que nunca puede estar seguro de nada. 

Este punto, lo considero muy importante. No podemos olvidar que, al igual que el Espíritu Santo se encuentra en nuestra mente, el ego, también lo está, de ahí que nuestra evaluación es dual, esto es, nos lleva a servir a Dios o al ego; a elegir entre la verdad o la ilusión, entre el amor o el miedo. 

4. Tienes, pues, dos evaluaciones conflictivas de ti mismo en tu mente, y ambas no pueden ser ciertas. 2Todavía no te has dado cuenta de cuán extremadamente diferentes son porque no entiendes cuán elevada es realmente la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti. 3El Espíritu Santo no se engaña con respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que eres. 4El ego se engaña con respecto a todo lo que haces, especialmente cuando respondes al Espíritu Santo, ya que en esos momentos su confu­sión aumenta. 5Es muy probable, por lo tanto, que el ego te ataque cuando reaccionas amorosamente, ya que te ha evaluado como incapaz de ser amoroso y estás contradiciendo su juicio. 6El ego atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar clara­mente de acuerdo con la percepción que él tiene de ti. 7En ese caso es cuando pasa súbitamente de la sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. 8Es evidente, no obs­tante, que no tiene objeto devolverle el ataque. 9Pues ¿qué podría significar eso, sino que estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres? 

Nos revela este punto que, el Espíritu Santo no se engaña con respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que eres. Este mensaje me ha llevado a recordar otra aportación recogida por la Enseñanza, que me permitió entender mejor la labor del Espíritu Santo en comunión con nuestro despertar: 

“El Espíritu Santo está siempre en comunión con Dios, y forma parte de ti. Él es tu Guía a la salvación porque recuerda lo pasado y lo que ha de venir, y lo trae al presente” (T-5.III.11:8-9). 

Gracias a este mensaje, alcanzo a comprender la razón por la cual, el estado presente, es el único estado del tiempo en el que podremos alcanzar la salvación. Cada momento, cada instante de nuestra vida, es una oportunidad para despertar, para abrir nuestra visión a la Mentalidad-Una. 

5. Si eliges considerarte a ti mismo como incapaz de ser amoroso no podrás ser feliz. 2Te estarás auto-condenando y no podrás por menos que considerarte inadecuado. 3¿Acudirías entonces al ego para que te ayudase a escapar de la sensación de insuficiencia que él mismo ha provocado y que tiene que preservar para proteger su existencia? 4¿Cómo ibas a poder escaparte de su evaluación valiéndote de los mismos métodos que él utiliza para conservar esa imagen intacta? 

Es imposible dar paz, si no hemos renunciado a la separación. Es imposible alcanzar la felicidad, si no andamos ese camino acompañados de nuestros hermanos. 

6. No puedes evaluar un sistema de creencias demente desde su interior. 2Su campo de acción impide esa posibilidad. 3Lo único que puedes hacer es salirte de él, examinarlo desde una perspec­tiva de cordura y notar la diferencia. 4Sólo mediante este contraste puede la demencia ser juzgada como demente. 5Aunque dispones de la grandeza de Dios, has elegido ser insignificante y lamentarte de tu pequeñez. 6Dentro del sistema que impuso esta elección, lamentarse es inevitable. 7En él tu pequeñez se da por sentada y no te detienes a preguntar: "¿Quién lo decidió así?" 8La pregunta no tiene ningún sentido dentro del sistema de pensamiento del ego, ya que pondría en entredicho todo el sistema en sí. 

Sólo podremos alcanzar la Mentalidad-Una desde la visión de la Unidad. Desde el ego, es imposible, alcanzar la paz, la felicidad y el amor. La razón es obvia, el ego, es miedo y separación. 

7. He dicho que el ego no sabe lo que es una verdadera pregunta. 2La falta de conocimiento, de la clase que sea, está siempre aso­ciada con una renuencia a saber, y esto da lugar a una completa ausencia de conocimiento simplemente porque el conocimiento es total. 3No cuestionar tu pequeñez, por lo tanto, es negar todo conocimiento y mantener intacto todo el sistema de pensamiento del ego. 4No puedes conservar sólo una parte de un sistema de pensamiento, ya que éste únicamente se puede poner en duda cuestionando sus cimientos. 5esto se debe hacer desde fuera de él, porque dentro, sus cimientos se mantienen firmes. 6El Espíritu Santo juzga contra la realidad del sistema de pensamiento del ego simplemente porque sabe que sus cimientos son falsos. 7Por lo tanto, nada que procede de él significa nada. 8El Espíritu Santo juzga cualquier creencia que tengas de acuerdo con su proceden­cia. 9Si procede de Dios, sabe que es verdadera. 10Si no procede de Él, sabe que no significa nada. 

Lo falso no tiene significado, pues no es nada. El juicio del Espíritu Santo sobre lo falso no es condenatorio. Lo único que hace es aportar luz donde hay oscuridad, lo cual, tiene como efecto, dejar en evidencia la falta de luz, es decir, disipa la oscuridad, lo falso e ilusorio. 

8. Siempre que pongas en duda tu valor, di: 

2Dios Mismo está incompleto sin mí. 

3Recuerda esto cuando el ego te hable, y no le oirás. 4La verdad acerca de ti es tan sublime que nada que sea indigno de Dios puede ser digno de ti. 5Decide, pues, lo que deseas desde este punto de vista, y no aceptes nada que no sea digno de ser ofre­cido a Dios. 6No deseas nada más. 7Devuélvele tu parte, y Él te dará la totalidad de Sí Mismo a cambio de la devolución de lo que es Suyo y de lo que le restaura Su plenitud. 

La plenitud de Dios es completa cuando Su hijo despierta de la pesadilla del pecado, de la separación y de la muerte. De igual modo, la plenitud del hijo de Dios, es completa, cuando en su visión contempla la Unidad con todos sus hermanos en la Filiación de Dios.

jueves, 9 de mayo de 2024

Capítulo 9. VI. La aceptación de tu hermano.

VI. La aceptación de tu hermano.

1. ¿Cómo puedes hacerte cada vez más consciente del Espíritu Santo en ti sino mediante los efectos que Él produce? 2No puedes verle con tus ojos ni oírle con tus oídos. 3¿Cómo puedes, enton­ces, percibirle en absoluto? 4Si inspiras alegría, y otros reaccionan ante ti con alegría, es que debe haber algo en ti capaz de susci­tarla aunque tú mismo no la estés experimentando. 5Por lo tanto, si se encuentra en ti y puede suscitar alegría, y ves que cierta­mente la suscita en otros, es que estás separándote de ello dentro de ti.

Ya lo hemos visto en puntos anteriores de la Enseñanza. El papel que representa nuestro hermano en nuestras vidas es esencial para recordar nuestra verdadera identidad, nuestro verdadero origen. Somos Seres Espirituales unidos en la Filiación Divina.

Mientras que permanezcamos sumidos en la pesadilla de nuestros sueños, percibiendo falsamente la realidad, nuestro hermano, nos recordará el camino de la Salvación, mostrándonos aquellos aspectos de nuestro yo de los que no somos plenamente consciente.

2. Te parece que el Espíritu Santo no suscita alegría de manera consistente en ti, debido únicamente a que tú no suscitas alegría de manera consistente en otros. 2Evalúas la consistencia del Espí­ritu Santo basándote en las reacciones de tus hermanos ante ti. 3Cuando eres inconsistente no siempre produces alegría, y de esta manera no siempre reconoces Su consistencia. 4Lo que le ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él da no puede exce­der tu ofrecimiento. 5Esto no se debe a que Él ponga límites en lo que da, sino simplemente a que tú has puesto límites en lo que puedes recibir. 6La decisión de recibir es la decisión de aceptar.

La relación que tengamos con nuestro hermano, nos revelará, la relación que tenemos con nosotros mismos. Si no nos amamos, si no percibimos el amor en nuestro interior, no podremos darlo a los demás. Si en nuestra inconsciencia percibimos miedo, odio, rencor, culpa, dolor, etc, serán esos aspectos los que dibujarán los trazos con los que estamos manifestando nuestra existencia y nuestras relaciones con los demás.

3. Si tus hermanos forman parte de ti, ¿por qué no los ibas a acep­tar? 2Sólo ellos pueden enseñarte lo que eres, pues lo que apren­des es el resultado de lo que les enseñaste. 3Lo que invocas en ellos lo invocas en ti. 4Y al invocarlo en ellos cobra realidad para ti. 5Dios no tiene más que un Hijo, y los conoce a todos cual uno solo. 6Únicamente Dios es más que ellos, pero ellos no son menos que Él. 7¿Quieres saber lo que esto significa? 8Si lo que le haces a mi hermano me lo haces a mí, y si todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también. 9Todo aquel que Dios creó forma parte de ti y comparte Su Gloria contigo. 10Su Gloria le pertenece a Él, pero te pertenece igualmente a ti. 11No puedes, por lo tanto, ser menos glorioso que Él.

Pensar que estamos separados de nuestros hermanos, es negar la Filiación de Dios. La Filiación Divina es la Extensión de la Unidad del Creador. La percepción de que somos diferentes a los demás es una ilusión del ego que basa su creencia en que su identidad es el cuerpo.

4. Dios es más que tú únicamente porque Él te creó, pero ni siquiera esta capacidad de crear se reservó Él sólo para Sí. 2Puedes, por lo tanto, crear tal como Él lo hizo, y tu disociación no puede alterar eso. 3Ni la Luz de Dios ni la tuya se atenúan por el hecho de que tú no veas. 4Puesto que la Filiación sólo puede crear como una sola entidad, recuerdas a toda la creación cada vez que reconoces parte de ella. 5Cada parte que recuerdas contribuye a tu plenitud porque cada parte está completa. 6La plenitud es indi­visible, pero no puedes saber de la plenitud que gozas hasta que no la veas por todas partes. 7Sólo puedes conocerte tal como Dios conoce a Su Hijo, pues el conocimiento se comparte con Dios. 8Cuando despiertes en Él conocerás tu grandeza al aceptar que Su infinitud te pertenece. 9Pero mientras tanto, juzgarás tu grandeza tal como juzgues la de tu hermano, y la aceptarás al aceptar la suya.

Dios nos ha creado a Su Imagen y Semejanza, es decir, con una misma Esencia. Amor y Unidad son sinónimos para expresar la Integridad del Padre, la cual forma parte de Su Creación: la Filiación Divina. El Amor, la Unidad y la Integridad se encuentran en todo lo Creado. Sabremos reconocernos en el Nombre de Dios, cuando nuestros actos creadores produzcan Amor, Unidad e Integridad.

5. Todavía no estás despierto, pero puedes aprender a despertar. 2El Espíritu Santo te enseña a despertar a otros de una manera muy simple. 3A medida que los veas despertar aprenderás lo que significa despertar, y puesto que has elegido despertarlos, su gra­titud y aprecio por lo que les has dado te mostrará el valor de despertar. 4Ellos se convertirán en los testigos de tu realidad, tal como todos vosotros fuisteis creados testigos de la de Dios. 5Mas cuando la Filiación se unifique y acepte su unicidad se la cono­cerá por sus creaciones, las cuales dan testimonio de su realidad del mismo modo en que el Hijo da testimonio del Padre.

Despertar. Es frecuente encontrar este término en los escritos espirituales, para hacer referencia a un movimiento que se produce en el estado de la consciencia del ser. Los significados que la Real Academia de la Lengua Española recoge para definir este término, nos permite comprender que se puede emplear en contextos muy distintos. Veámoslo:

  • Cortar, interrumpir el sueño a quien está durmiendo.
  • Renovar o traer a la memoria algo ya olvidado.
  • Hacer que alguien vuelva sobre sí o recapacite.
  • Mover, excitar.
  • Dejar de dormir.
  • Dicho de una persona que era ruda, abobada o simple: Hacerse más advertida, avisada y entendida.

·   En este apartado, Jesús no dice que nuestro estado de consciencia aún permanece dormida, pero podemos aprender a despertar. Si aplicamos los significados recogidos por la Academia de la Lengua, el mensaje de Jesús se podría entender como la invitación a que renovemos o recordemos algo que hemos olvidado, esto es, dirigir nuestra mirada hacia nuestro interior y recapacitar sobre nuestra verdadera realidad. Despertar es el acto de dejar de dormir, de ejecutar un movimiento interior en el que descubriremos el amor que somos y sustituir la visión de lo que no somos: hijos del miedo.

Caminando junto a nuestros hermanos alcanzaremos la salvación. No podremos despertar, recordar nuestra verdadera identidad, si no somos testigos de su propio despertar. El despertar, nuestro despertar, no será una realidad, si seguimos creyendo en la separación. Muchos de nosotros hemos iniciado el camino del despertar sin tener en cuenta que formamos parte de una Filiación. Mientras que pretendamos recorrer ese camino solos, permaneceremos dormidos, pues estaremos soñando la pesadilla de la separación.

6. Los milagros no tienen cabida en la eternidad porque son reparadores. 2Sin embargo, mientras aún necesites curación, tus milagros son los únicos testigos de tu realidad que puedes reco­nocer. 3No puedes obrar un milagro para ti mismo porque los milagros son una forma de dar aceptación y de recibirla. 4En el tiempo, dar ocurre primero, pero en la eternidad, donde no pue­den estar separados, dar y recibir ocurren simultáneamente. 5Cuando hayas aprendido que dar es lo mismo que recibir, ya no habrá necesidad de tiempo.

En este mundo, la percepción falsa, nos lleva a creer en la separación. Es ese estado de percepción el que está enfermo y al que hay que sanar. Desde la creencia en la separación no lograremos sanar, pues no podemos dar lo que no tenemos. Si queremos dar salud, tenemos que estar sanos y cuando esto se produce, el estado de percepción falso debe dar paso al estado "despertar" en el que el amor sustituye al miedo y en el que, la separación da paso a la unidad.

En este estado de percepción correcta, el sanador sanado, dará lo que tiene, es decir, dará salud y la recibirá, pues no puede haber separación entre lo que se da y lo que se recibe.

7. La eternidad es un solo tiempo, y su única dimensión es "siem­pre". 2Esto no tendrá ningún sentido para ti hasta que no recuer­des los Brazos abiertos de Dios, y conozcas finalmente Su Mente receptiva. 3Al igual que Él, tú existes "siempre", en Su Mente y con una mente como la Suya. 4Tus creaciones se encuentran en tu mente receptiva en perfecta comunicación nacida de un perfecto entendimiento. 5Sólo con que pudieses aceptar una de ellas ya no desearías nada de lo que el mundo ofrece. 6Todo lo demás no significaría nada para ti. 7El significado de Dios está incompleto sin ti, y tú estás incompleto sin tus creaciones. 8Acepta a tu her­mano en este mundo y no aceptes nada más, pues en él encontra­rás tus creaciones toda vez que él las creó contigo. 9No sabrás que eres un co-creador con Dios hasta que no aprendas que tu her­mano es un co-creador contigo.

En el mundo del ego, se percibe la separación y se argumenta en la diferenciación que se percibe en las formas del cuerpo. Desde esa falsa visión, los hijos de Dios, se muestran como una multitud en la que la diferencia se pone de manifiesto en la individualidad de los cuerpos.

En el mundo de Dios, todo es Unidad. No se percibe la diferenciación en las formas, pues no existen las formas. La Unidad de Dios se conoce en la Unidad de la Mente. El hijo de Dios es Uno en la Mente de Dios, pues no existe diferencia, sino semejanza, en lo Creado por Él.

El acto creador, es un acto de expansión del Creador. Cuando nos expandimos, nuestras creaciones no son algo distinto de lo que expandimos, sino la manifestación de lo que somos. El hijo de Dios es semejante a Dios y sus creaciones, son expansiones de sí mismo, esto es, de la Mente de Dios. 

miércoles, 8 de mayo de 2024

Capítulo 9. V. El sanador no sanado

 V. El sanador no sanado.

 

1. El plan de perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. 2Esto se debe a que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y pertenece, por lo tanto, al ámbito del ego. 3Considere­mos ahora con más detenimiento al sanador no sanado. 4Por defi­nición, está tratando de dar lo que no ha recibido. 5Si un sanador no sanado es un teólogo, por ejemplo, puede que parta de la pre­misa: "Soy un miserable pecador, y eso es lo que eres tú también". 6Si es un psicoterapeuta, es más probable que parta de la creencia igualmente absurda de que el ataque es real tanto para él como para su paciente, aunque eso es algo que a ninguno de los dos debiera importar.

 

Se deduce, de este punto, que dar desde la visión del error no permitirá la corrección. Damos lo que tenemos. En este caso, nuestra errónea visión señalará una falsa realidad, la cual perpetuará la percepción falsa e ilusoria.

 

2. He dicho repetidamente que las creencias del ego no se pueden compartir, y ésa es la razón de que sean irreales. 2¿Cómo puede ser, entonces, que "ponerlas al descubierto" las haga cobrar reali­dad? 3Todo sanador que busca la verdad en fantasías aún no ha sanado, pues no sabe dónde buscarla y, por lo tanto, no dispone de la solución al problema de cómo sanar.

 

Para sanar, tenemos que estar sanos. No podremos sanar el miedo si aún creemos en él.

 

3. La única ventaja de traer las pesadillas a la conciencia es poder mostrar que no
son reales y que su contenido no significa nada. 2El sanador no sanado no puede hacer eso porque no lo cree. 3Todos los sanadores no sanados siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego. 4Si son teólogos probablemente se conde­nan a sí mismos, enseñan a condenar y propugnan una solución temible. 5Al proyectar la condenación sobre Dios, hacen que Éste parezca vengativo y temen Su justo castigo. 6Lo único que han hecho ha sido identificarse con el ego, y al percibir lo que éste hace, se condenan a sí mismos debido a esta confusión de identi­dad. 7Es comprensible que muchos se hayan rebelado contra este concepto, pero rebelarse contra él indica que aún siguen creyendo en él.

 

Cuando un niño sufre una pesadilla, el mejor modo de tranquilizarlo es hacerle ver que solo ha sido un sueño y nada de lo experimentado forma parte de la realidad.

 

4. Algunas de las modalidades más recientes del plan del ego son tan inútiles como las más antiguas, pues la forma en que se mani­fiestan es irrelevante y el contenido sigue siendo el mismo. 2En una de estas nuevas modalidades, por ejemplo, un psicoterapeuta puede interpretar los símbolos del ego que han aparecido en una pesadilla, y luego valerse de ellos para probar que la pesadilla es real. 3Habiéndole otorgado realidad, intenta entonces desvanecer sus efectos menospreciando la importancia del soñador. 4Éste sería un enfoque curativo siempre que también se considerase al soñador como irreal. 5Mas si se equipara al soñador con la mente, se niega el poder correctivo de que goza la mente a través del Espíritu Santo. 6Esto es una contradicción, incluso desde la pers­pectiva del ego, contradicción que, a éste, aun en su confusión, por lo general no se le escapa.

 

Sanar, desde la falsa percepción, no tendrá el efecto perseguido de la sanación. Lo único que hay que sanar es la creencia en la separación, pues dicha creencia es el origen del miedo. El sanador sanado, sana desde la Visión de la Unidad.

 

5. Si la manera de contrarrestar el miedo es reduciendo la impor­tancia de la mente, ¿de qué manera puede esto fortalecer al ego? 2Tales obvias incongruencias explican por qué nadie ha sido capaz todavía de explicar lo que ocurre realmente en la psicoterapia. 3En realidad no ocurre nada. 4Nada real le ha sucedido al sanador no sanado, y éste no puede sino aprender de lo que él mismo enseña. 5Su ego siempre tratará de sacar provecho de la situación. 6El sanador no sanado no sabe, por lo tanto, cómo dar, y, consecuentemente, no puede compartir. 7No puede corregir porque no está actuando de forma que facilite la corrección. 8Cree que es a él a quien corresponde enseñarle al paciente lo que es real, a pesar de que él mismo no lo sabe.

 

El sanador no sanado, debe sanar su creencia en el miedo, en la separación. Para ello, debe corregir su percepción errónea haciendo uso del perdón, la única puerta que nos conducirá a la salvación, a la verdadera sanación.

 

6. ¿Qué se debe hacer entonces? 2Cuando Dios dijo: "Que haya luz", hubo luz3¿Puedes acaso encontrar luz analizando la oscu­ridad, tal como hace el psicoterapeuta, o reconociendo la oscuri­dad en ti mismo -tal como hace el teólogo- y buscando una luz distante que la disipe al mismo tiempo que enfatizas lo lejos que está? 4La curación no es un misterio. 5Nada puede cambiar a menos que se entienda, ya que la luz es entendimiento. 6Un "mise­rable pecador" no puede curar sin la ayuda de la magia, ni tam­poco puede una "mente insignificante" apreciarse a sí misma sin esa misma clase de ayuda.

 

La Luz-Entendimiento, tiene su origen en el primer día de la Creación. Esa luz, entendimiento, surge de la Visión Verdadera que nos permite identificarnos con el Ser Divino, el Hijo de Dios.

 

7. Ambas formas del enfoque del ego te llevarán forzosamente a un callejón sin salida, la típica "situación imposible" a la que el ego siempre conduce. 2Tal vez sea una ayuda para alguien el que se le indique hacia dónde se está encaminando, pero de poco le sirve si no se le ayuda además a cambiar de rumbo. 3El sanador no sanado no puede hacer eso por él, puesto que no lo puede hacer para sí mismo. 4La única aportación significativa que el sanador puede hacer es presentarle un ejemplo de alguien a quien se le cambió de rumbo y que ya no cree en pesadillas de ninguna clase. 5La luz en su mente, por lo tanto, responderá al que pregunta, que tiene que decidir con Dios que sí hay luz porque la ve. 6mediante este reconocimiento el sanador sabe que la luz está ahí. 7Así es como la percepción finalmente se transforma en conocimiento. 8El obrador de milagros comienza percibiendo luz, y transforma su percepción en certeza al extender continuamente la luz y al acep­tar el reconocimiento que ésta le ofrece. 9Los efectos de la luz le confirman que ésta está ahí.

 

El Espíritu Santo, la Mente Verdadera, nos revela que la función del cuerpo es comunicar. Compartir la luz con los demás, esto es, compartir el entendimiento de lo que somos realmente, forma parte del plan de Salvación que el Espíritu Santo nos inspira. 

 

8. Un terapeuta no cura, sino que deja que la curación ocurra espon­táneamente. 2Puede señalar la oscuridad, pero no puede traer luz por su cuenta, pues la luz no es de él. 3No obstante, al ser para él, tiene que ser también para su paciente. 4El Espíritu Santo es el único Terapeuta. 5Él hace que la curación sea evidente en cual­quier situación en la que Él es el Guía. 6Lo único que puedes hacer es dejar que Él desempeñe Su función. 7Él no necesita ayuda para llevarla a cabo. 8Te dirá exactamente lo que tienes que hacer para ayudar a todo aquel que Él te envíe en busca de ayuda, y le hablará a través de ti si tú no interfieres. 9Recuerda que eres tú el que elige el guía que ha de prestar la ayuda, y que una elección equivocada no constituirá ninguna ayuda. 10Pero recuerda asimismo que la elección correcta sí lo será. 11Confía en Él, pues ayudar es Su función, y Él es de Dios. 12medida que despiertes otras mentes al Espíritu Santo a través de Él, y no a través de ti, te darás cuenta de que no estás obedeciendo las leyes de este mundo. 13Sólo las leyes que estás obedeciendo dan resul­tado. 14"Lo bueno es lo que da resultado" es una afirmación acertada, pero incompleta. 15Sólo lo bueno puede dar resultado. 16Nada más puede hacerlo.

 

 El Espíritu Santo o Mente Una es la luz que lo convierte en el único Terapeuta.


9. Este curso ofrece un marco de enseñanza muy claro y muy simple, y te provee de un Guía que te dice lo que debes hacer. 2Si le obedeces, verás que lo que El te dice es lo que da resultado. 3Los resultados que se derivan de seguir Su dirección son más convincentes que Sus palabras. 4Te demostrarán que las palabras son ciertas. 5Siguiendo al Guía adecuado, aprenderás la más sim­ple de todas las lecciones:

 

6Por sus frutos los conoceréis, y ellos se

conocerán así mismos.

 ¡Qué así sea!

martes, 7 de mayo de 2024

Capítulo 9. IV. El plan de perdón del Espíritu Santo

 IV. El plan de perdón del Espíritu Santo.


1. La Expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser únicamente para ti. 2Perdonar es pasar por alto. 3Mira entonces más allá del error, y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. 4Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano es, si quieres conocerte a ti mismo. 5Percibe lo que él no es, y no podrás saber lo que eres porque lo estarás viendo falsa­mente. 6Recuerda siempre que tu Identidad es una Identidad compartida, y que en eso reside Su realidad.

En este apartado, vamos a aprender sobre el perdón. Tal vez, no tengas dudas sobre su significado, pues desde el punto de vista del ego, sin duda alguna, le ha otorgado un sentido propio en base a sus creencias. Sin embargo, en la medida en que vamos a ir adentrándonos en el contenido de los puntos que se recogen en este apartado, comprobaremos que los argumentos del ego en el uso del perdón, están basados en lo irreal, en lo falso, en el miedo y en la culpa.

Recordemos lo que es la Expiación. El principio de la Expiación es la percepción sana, y su efecto, sobre la conciencia, deshace todos los errores.

La propia concepción del perdón desde el punto de vista del ego, es un error, pues su percepción falsa le lleva a aceptar el error como una realidad que hay que corregir. El perdón, para el ego, exige ver el error y su necesidad de corrección. Este sistema de pensamiento, niega la pureza del Ser, niega su Impecabilidad y, por ende, justifica dicho sistema de creencia, pues le da credibilidad a su existencia.

No dice la Enseñanza, que perdonar es pasar por alto el error, y la única manera de hacerlo, es ser consciente, cada instante, de la Impecabilidad y Pureza de nuestro Ser, de la Filiación Divina. De este modo, estaremos mostrando la percepción correcta de lo que Somos.

2. Tienes un papel que desempeñar en la Expiación, pero el plan de la Expiación en sí está más allá de ti. 2No sabes cómo pasar por alto los errores pues, de lo contrario, no los cometerías. 3Creer que no los cometes, o que los puedes corregir sin un Guía cuyo propósito es corregirlos, no sería más que otro error. 4Y si no sigues a ese Guía, tus errores no podrán ser corregidos. 5El plan no lo elaboraste tú debido a las limitadas ideas que tienes acerca de lo que eres. 6De esta sensación de limitación es de donde emanan todos los errores. 7La forma de deshacerlos, por lo tanto, no procede de ti, sino que es para ti.

El ego es consecuencia de la errónea creencia en la separación. Su identidad nace del error, por lo que, en su sistema de pensamiento no cabe pasar por alto los errores. En torno a esta falsa creencia, el ego ha inventado fórmulas, sin sentido, para poner en uso el sistema de perdón que practica. Ha otorgado poder celestial a personajes con autoridad para liberar de la carga del pecado a aquellos que reconocen su debilidad y su culpa. “Yo te perdono, en el nombre…” En ese recorrido de la conciencia, se descubre a un Dios que hace real el pecado, pues en su nombre permite su expiación.

Olvidar nuestra verdadera identidad, nos ha llevado a crear una falsa imitación del significado de lo que es realmente perdonar.

3. La Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de cómo hacerlo.  2El Espíritu Santo simplemente te recuerda el uso natural de tus capacidades. 3Al reinterpretar la capacidad de atacar como la capacidad de com­partir, Él transforma lo que tú inventaste en lo que Dios creó. 4Si quieres, alcanzar esto por medio de Él, no puedes contemplar tus capacidades a través de los ojos del ego, o las juzgarás como él lo hace. 5El daño que puedan ocasionar reside en el juicio del ego. 6El beneficio que puedan aportar reside en el juicio del Espíritu Santo.

Tan sólo una Mente Recta, permitirá una Percepción Verdadera. Tan sólo la Expiación que nos otorga el Espíritu Santo, nos permite tomar consciencia del verdadero Perdón, llevándonos a la Visión Santa de la Impecabilidad que va más allá de la percepción del error.

4. El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. 2El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. 3Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible que es adonde el ego siempre te conduce. 4El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. 5Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otor­gado realidad? 6Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto. 7En este punto es donde el ego se ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. 8Son muchos los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis pala­bras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. 9Son tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas.

Ya hemos hecho referencia al plan de salvación que nos ofrece el ego y de las actuaciones demenciales a las que ha recurrido para alcanzar dicha salvación.

5. El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para deshacer el miedo. 2Ni tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. 3Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un princi­pio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. 4No dejes que ninguna creencia que afirme que el error es real se infil­tre en tu mente, o creerás también que para poder ser perdonado tienes que deshacer lo que tú mismo, has hecho. 5Lo que no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son inexistentes: 6Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra.

Aplicar la Expiación en nuestra mente, en nuestros pensamientos, supondrá la negación y el final de la identidad del ego. La Expiación nos permitirá ver lo real y a poner nuestra voluntad al servicio de nuestra esencia divina.

6. Sigue, pues, las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo por­que el perdón es Su función y Él sabe cómo llevarla a cabo perfec­tamente. 2Eso es lo que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no ocurren es que algo anda mal. 3Los milagros son simplemente la señal de que estás dispuesto a seguir el plan de salvación del Espíritu Santo, y de que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. 4La función que a Él le corres­ponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos que aceptes esto no podrás saber cuál es tu función.

La necesidad de perdonar, es un pensamiento erróneo del ego, que se basa en la creencia de haber pecado contra la Ley de Dios. Desde el error no se consigue su corrección. Desde una mente falsa, emanan creaciones falsas y soluciones falsas. Tan sólo corrigiendo el origen del error; tan solo percibiendo correctamente, podremos ver que no somos seres merecedores de castigo alguno. El Espíritu Santo, a través de la Expiación, nos permitirá corregir esa mente errada y nos permitirá recordar nuestra impecabilidad. 

7. La confusión de funciones es una característica tan típica del ego que a estas alturas ya deberías estar familiarizado con ella. 2El ego cree que es él quien debe llevar a cabo todas las funciones, si bien no tiene la menor idea de lo que éstas son. 3Esto es algo más que una simple confusión. 4Es una combinación especialmente peligrosa de grandiosidad y confusión que predispone al ego a atacar a cualquier persona o a cualquier cosa sin ningún motivo aparente. 5Esto es exactamente lo que el ego hace. 6Sus reacciones son, imprevisibles porque no tiene idea de lo que percibe.

Cuando el ego se erige como el maestro o guía para aplicar el perdón, los efectos, ya hemos hecho referencia de ello, son actuaciones basadas en el error original, pues el ego es la consecuencia de ese “pecado original” que le lleva a visionar un mundo separado y demencial.


8. Si no tienes idea de lo que está ocurriendo, ¿cómo puedes espe­rar reaccionar debidamente? 2Podrías preguntarte, independi­entemente de cómo expliques la reacción, si el carácter imprevisible del ego justifica que le des un puesto de confianza como guía tuyo. 3Déjame repetir que las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y que elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. 4El que elige un guía completamente demente no puede por menos que ser completa­mente demente él mismo. 5No es cierto tampoco que no te des cuenta de que este guía es demente. 6Te das cuenta de ello porque yo me doy cuenta, y tú lo juzgas siguiendo el mismo criterio que sigo yo.

La creencia en el error, no puede corregirlo. Si creemos en el error, lo proyectaremos y lo percibiremos en los demás. Nadie puede dar lo que no tiene y si lo que tenemos es el error, la falsa creencia, nuestros métodos de corrección serán, igualmente, erróneos.

9. El ego vive literalmente de tiempo prestado, y sus días están contados. 2No tengas miedo del Juicio Final, sino que, por el con­trario, dale la bienvenida sin más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu eternidad. 3Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para ti de la misma manera en que el Primero fue creado. 4El Segundo Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. 5¿Cómo iba a ser esto temible?                    

Bienvenido sea, el Segundo Advenimiento, pues ese instante significa el fin de la hegemonía de las creencias del ego en nuestra mente.           

10. ¿Qué podría ser temible sino las fantasías? a¿Y quién recurre a fantasías a menos que haya perdido toda esperanza de poder encontrar satisfacción en la realidad? 2Es indudable, no obstante, que jamás encontrarás satisfacción en fantasías, de manera que tu única esperanza es cambiar de parecer con respecto a la realidad. 3Únicamente si tu decisión de que la realidad es temible es erró­nea, puede Dios estar en lo cierto. 4Y yo te aseguro que Dios está en lo cierto. 5AIégrate, pues, de haber estado equivocado, mas ello sólo se debió a que no sabías quién eras. 6De haberlo sabido no te habrías podido equivocar, de la misma manera en que Dios no puede equivocarse.

Vivir en un estado de sueño, nos sitúa en un escenario en el que todo es irreal, aunque para el que sueña se perciba como real. Identificarse con el sueño nos lleva a vivir en un estado de confusión del que es preciso despertar. En este proceso, el primer paso ha de llevarnos a reconocer que somos los soñadores del sueño. Los estados de pesadilla serán percibidos de una manera más consciente y llegará el momento en el que decidamos abandonar ese estado de sueño y abrir los ojos, lo que nos permitirá contemplar nuestra verdadera realidad.

11. Lo imposible sólo puede tener lugar en fantasías. 2Cuando buscas la realidad en fantasías no la puedes encontrar. 3Los sím­bolos de las fantasías pertenecen al ámbito del ego, y de éstos puedes encontrar una infinidad. 4Mas no busques significado en ellos. 5Están tan desprovistos de significado como las fantasías en las que van entretejidos. 6Los cuentos de hadas pueden ser pla­centeros o atemorizantes, pero nadie cree que sean verdad. 7Tal vez los niños crean en ellos, y así, por algún tiempo, son verdad para ellos. 8Mas cuando la realidad alborea, las fantasías desapa­recen. 9En el ínterin, no obstante, la realidad no había desapare­cido. 10El Segundo Advenimiento es la conciencia de la realidad, no su retorno. 12Criatura de Dios, ¡mira! la realidad está aquí. 2Te pertenece a ti, a mí y a Dios, y nos satisface completamente a todos. 3Ser cons­ciente de esto es lo único que sana porque es la conciencia de la verdad.

Amén.