Reflexión: Perdona y estarás perdonado, pues nadie da lo que no tiene.
El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
sábado, 7 de diciembre de 2024
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 342
Reflexión: Perdona y estarás perdonado, pues nadie da lo que no tiene.
viernes, 6 de diciembre de 2024
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 341

Ejemplo-Guía: "¿Qué peligro puede asaltar al que es completamente inocente?
¿Qué puede atacar al que está libre de culpa? ¿Qué temor podría venir a perturbar la paz de la impecabilidad misma?
En la introducción de esta hermosa lección, podemos leer que un milagro es una corrección. El milagro corrige el error. El error original es lo que llamamos "pecado" y lo que nos lleva a creer que somos pecadores. Hemos tenido ocasión de hablar en más de una ocasión de lo que significa la falsa interpretación que hemos hecho del acto transgresor que la Biblia recoge en el sagrado Libro del Génesis.
¿No te das cuenta de que lo opuesto a la flaqueza y a la debilidad es la impecabilidad*? La inocencia es fuerza, y nada más lo es. Los que están libres de pecado no pueden temer, pues el pecado, de la clase que sea, implica debilidad. La demostración de fuerza de la que el ataque se quiere valer para encubrir la flaqueza no logra ocultarla, pues, ¿cómo se iba a poder ocultar lo que no es real? Nadie que tenga un enemigo es fuerte, y nadie puede atacar a menos que crea tener un enemigo. Creer en enemigos es, por lo tanto, creer en la debilidad, y lo que es débil no es la Voluntad de Dios. Y al oponerse a ésta, es el "enemigo" de Dios. Y así, se teme a Dios, al considerársele una voluntad contraria (T-23.In.1:1-8).
¡Qué extraña se vuelve en verdad esta guerra contra ti mismo! No podrás sino creer que todo aquello de lo que te vales para los fines del pecado puede herirte y convertirse en tu enemigo. Y lucharás contra ello y tratarás de debilitarlo por esa razón, y creyendo haberlo logrado, atacarás de nuevo. Es tan seguro que tendrás miedo de lo que atacas como que amarás lo que percibes libre de pecado. Todo aquel que recorre con inocencia el camino que el amor le muestra, camina en paz. Pues el amor camina a su lado, resguardándolo del miedo. Y lo único que ve son seres inocentes, incapaces de atacar (T-23.In.2:1-7).Cuanta hermosura en estas palabras. ¿Te imaginas poder vivir con la mente limpia de pecado, con la mente limpia de ataque, de odio, de miedo? ¡Cuánta paz!
Sigamos hablando de la impecabilidad. En esta ocasión, traigo a la memoria el apartado V del Capítulo 25 del Curso, titulado "El estado de impecabilidad":
1. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma excepto como es. 2La necesidad de que haya culpabilidad ha desaparecido porque ya no tiene propósito, y sin el objetivo de pecado no tiene sentido. 3El ataque y el pecado son una misma ilusión, pues cada uno es la causa, el objetivo y la justificación del otro. 4Por su cuenta ninguno de los dos tiene sentido, si bien parece derivar sentido del otro. 5Cada uno depende del otro para conferirle el significado que parece tener. 6Y nadie podría creer en uno de ellos a menos que el otro fuese verdad, pues cada uno de ellos da fe de que el otro tiene que ser cierto.Reflexión: Cuando atacamos a los demás, en verdad estamos atacando nuestra impecabilidad.
2. El ataque convierte a Cristo en tu enemigo y a Dios junto con Él. 2¿Cómo no ibas a estar atemorizado con semejantes "enemigos"? 3¿Y cómo no ibas a tener miedo de ti mismo? 4Pues te has hecho daño, y has hecho de tu Ser tu "enemigo". 5Y ahora no puedes sino creer que tú no eres tú, sino algo ajeno a ti mismo, "algo distinto", "algo" que hay que temer en vez de amar. 6¿Quién atacaría lo que percibe como completamente inocente? 7¿Y quién que desease atacar, podría dejar de sentirse culpable por abrigar ese deseo, aunque anhelase la inocencia? 8Pues, ¿quién podría considerar al Hijo de Dios inocente y al mismo tiempo desear su muerte? 9Cada vez que contemplas a tu hermano, Cristo se halla ante ti. 10Él no se ha marchado porque tus ojos estén cerrados. 11Mas ¿qué podrías ver si buscas a tu Salvador y lo contemplas con ojos que no ven?
3. No es a Cristo a quien contemplas cuando miras de esa manera. 2A quien ves es al "enemigo", a quien confundes con Cristo. 3Y lo odias porque no puedes ver en él pecado alguno. 4Tampoco oyes su llamada suplicante, cuyo contenido no cambia sea cual sea la forma en que la llamada se haga, rogándote que te unas a él en inocencia y en paz. 5Sin embargo, tras los insensatos alaridos del ego, tal es la llamada que Dios le ha encomendado que te haga, a fin de que puedas oír en él Su Llamada a ti, y la contestes devolviéndole a Dios lo que es Suyo.
4. El Hijo de Dios sólo te pide esto: que le devuelvas lo que es suyo, para que así puedas participar de ello con él. 2Por separado ni tú ni él lo tenéis. 3Y así, no os sirve de nada a ninguno de los dos. 4Pero si disponéis de ello juntos, os proporcionará a cada uno de vosotros la misma fuerza para salvar al otro y para salvarse a sí mismo junto con él. 5Si lo perdonas, tu salvador te ofrece salvación. 6Si lo condenas, te ofrece la muerte. 7Lo único que ves en cada hermano es el reflejo de lo que elegiste que él fuese para ti. 8Si decides contra su verdadera función -la única que tiene en realidad- lo estás privando de toda la alegría que habría encontrado de haber podido desempeñar el papel que Dios le encomendó. 9Pero no pienses que sólo él pierde el Cielo. 10Y éste no se puede recuperar a menos que le muestres el camino a través de ti, para que así tú puedas encontrarlo, caminando con él.
5. Su salvación no supone ningún sacrificio para ti, pues mediante su libertad tú obtienes la tuya. 2Permitir que su función se realice es lo que permite que se realice la tuya. 3Y así, caminas en dirección al Cielo o al infierno, pero no solo. 4¡Cuán bella será su impecabilidad cuando la percibas! 5¡Y cuán grande tu alegría cuando él sea libre para ofrecerte el don de la visión que Dios le dio para ti! 6Él no tiene otra necesidad que ésta: que le permitas completar la tarea que Dios le encomendó. 7Recuerda únicamente esto: que lo que él hace tú lo haces junto con él. 8Y tal como lo consideres, así definirás su función con respecto a ti hasta que lo veas de otra manera y dejes que él sea para ti lo que Dios dispuso que fuese.
6. Frente al odio que el Hijo de Dios pueda tener contra sí mismo, se encuentra la creencia de que Dios es impotente para salvar lo que Él creó del dolor del infierno. 2Pero en el amor que él se muestra a sí mismo, Dios es liberado para que se haga Su Voluntad. 3Ves en tu hermano la imagen de lo que crees es la Voluntad de Dios para ti. 4Al perdonar entenderás cuánto te ama Dios, pero si atacas creerás que te odia, al pensar que el Cielo es el infierno. 5Mira a tu hermano otra vez, pero con el entendimiento de que él es el camino al Cielo o al infierno, según lo percibas. 6Y no te olvides de esto: el papel que le adjudiques se te adjudicará a ti, y por el camino que le señales caminarás tú también porque ése es tu juicio acerca de ti mismo.
Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (4ª parte).
IV. Las ilusiones y la realidad del amor (4ª parte).
10. El puente que conduce a la unión contigo mismo conduce inevitablemente al conocimiento, pues fue construido con Dios a tu lado, y te conducirá directamente hasta Aquel en Quien reside tu compleción, la cual es completamente compatible con
Reconocer la verdad, en un mundo fabricado por el maestro ilusionista, por el ego, tan sólo nos resultará posible si estamos dispuestos a llevar a la ilusión ante la verdad, es decir, si estamos dispuestos a amar de manera incondicional. El Amor es la luz que disipará toda oscuridad o, dicho de otro modo, el Amor nos libera de la ilusión del miedo.
Como diría San Agustín: "Ama y haz lo que quieras". El Amor, al liberarnos del miedo, es incapaz de hacer daño, es incapaz de atacar o de responder a cualquier ataque. El Amor nos completa y nos hace libres para crear. El Amor es paz y felicidad. El Amor es la única verdad, pues es eterno. El Amor es infinito y no se agota, sino todo lo contrario, expresa su infinitud.
12. Del mismo modo en que tu Padre no puede olvidarse de la verdad que mora en ti, tú tampoco puedes dejar de recordarla. 2El Espíritu Santo es el puente que conduce hasta Él, el cual fue construido mediante tu voluntad de unirte a Él, y creado por Su júbilo en unión contigo. 3La jornada que parecía interminable está llegando a su fin, pues lo que es interminable está muy cerca. 4Ya casi lo has reconocido. 5Démosle ahora juntos la espalda a todas las ilusiones sin vacilación alguna, y no permitas que nada obstruya el camino que conduce a la verdad. 6Juntos emprenderemos el último viaje inútil que nos aleja de la verdad, y de ahí iremos juntos directamente a Dios, en gozosa respuesta a Su petición de que se le complete.
Reconoceremos la ilusión por su máscara de miedo, por su escasez, por la ausencia de paz y por su temporalidad. Toda vivencia que venga acompañada de alguno de estos aspectos, puedes estar seguro de que es una fabricación del ego y, por tanto, lleva el sello del mejor ilusionista.
13. Si las relaciones especiales, de la clase que sean, dificultan la compleción de Dios, ¿qué valor pueden tener para ti? 2Lo que supondría un impedimento para Dios tiene que serlo para ti también. 3Sólo en el tiempo parece posible que algo pueda impedir la compleción de Dios. 4El puente a través del cual Él quiere llevarte en Sus brazos, te lleva del tiempo a la eternidad. 5Despierta del tiempo, y sin miedo alguno contesta la llamada de Aquel que te hizo eterno cuando te creó. 6A este lado del puente que conduce hacia la intemporalidad no entiendes nada. 7Pero conforme lo cruces con paso ligero, sostenido por la intemporalidad, se te conducirá directamente al Corazón de Dios. 8Y ahí, y sólo ahí, en el centro de Su Corazón, estarás a salvo para siempre porque gozarás de compleción eternamente. 9No hay velo que el Amor de Dios en nosotros no pueda descorrer. 10El camino a la verdad está despejado. 11Recórrelo conmigo.
Tengo una relación especial con la persona con la que contraje matrimonio a una corta edad. Hoy, soy consciente, gracias a la luz que me aportan estas enseñanzas, de que mi relación fue inspirada por una necesidad de compensación del sentimiento de culpa que se estableció en algún momento de mi existencia con ella. Soy consciente de que, tanto ella como yo, estamos intentando sanar heridas que surgieron en el pasado y que dieron lugar a sentimientos de odio y de miedo.
Es una oportunidad para ambos, percibir la relación especial de otra manera, en la que el amor especial, que nos ha condicionado, se convierta en el amor verdadero y liberador de nuestros miedos.
Pongo en manos del Espíritu Santo esta relación, para que sea Su Mente Recta la que nos acompañe en la travesía de cruzar el puente que nos llevará a contemplar el Amor con nuevos ojos, libre de ilusiones y libre de falsas creencias.
jueves, 5 de diciembre de 2024
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 340

Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (3ª parte).
IV. Las ilusiones y la realidad del amor (3ª parte).
7. Reconoce esto, pues es verdad, y la verdad tiene que ser reconocida para que se pueda distinguir de la ilusión: la relación de amor especial es un intento de llevar amor a la separación. 2Y como tal, no es más que un intento de llevar amor al miedo y de hacer que sea real en él. 3La relación de amor especial, que viola totalmente la única condición del amor, quiere realizar lo imposible. 4¿Cómo iba a poder hacer eso salvo en ilusiones? 5Es esencial que examinemos muy de cerca qué es exactamente lo que crees que puedes hacer para resolver un dilema que te parece muy real, pero que en realidad no existe. 6Ya estás muy cerca de la verdad, y esto es lo único que se interpone entre ti y el puente que te conduce hasta ella.
La afirmación que se recoge en este punto: la relación de amor especial es un intento de llevar amor a la separación, puede poner en jaque a nuestras creencias, pues hemos pensado siempre que dicha relación especial es una oportunidad para compartir nuestro amor con la persona amada.
Pero, como hemos tenido ocasión de expresar anteriormente, el verdadero amor se reconoce porque no es limitante, sino que extiende el principio de la libertad.
Cuando se establece una relación especial, las partes se adueñan de la identidad del otro y, salvo excepciones, establecen condiciones particulares para que la relación pueda desarrollarse en un entorno feliz. Tras agotar la primera fase de la relación en la que no se perciben como limitantes tales condicionamientos, no tardaremos en darnos cuenta de que la relación se convierte en una experiencia de esclavitud para satisfacer las necesidades de la pareja.
8. El Cielo aguarda silenciosamente, y tus creaciones extienden sus manos para ayudarte a cruzar y para que les des la bienvenida. 2Pues son ellas lo que andas buscando. 3Lo único que buscas es tu compleción, y son ellas las que te completan. 4La relación de amor especial no es más que un pobre substituto de lo que en verdad -y no en ilusiones- te completa. 5La relación que tienes con tus creaciones está libre de culpa, y esto te permite contemplar a todos tus hermanos con gratitud, pues tus creaciones fueron creadas en unión con ellos. 6La aceptación de tus creaciones es la aceptación de la unicidad de la creación, sin la cual nunca podrías ser completo. 7Ninguna clase de especialismo te puede ofrecer lo que Dios ha dado, y lo que tú das junto con Él.
Nuestras creaciones son aquellas que compartimos con Dios y con la Filiación. Dichas creaciones sí llevan el sello del verdadero amor, pues es imposible crear sin la esencia del amor. Nuestras creaciones tienen su origen en la mente que compartimos con la Fuente que nos ha creado y deben ser compartidas, igualmente, con el resto de la creación. Por lo tanto, todas nuestras creaciones son expresiones, pensamientos de amor. Son esas expresiones de amor las que nos completan, las que nos llevan a experimentar la Unidad de la Creación.
9. Al otro lado del puente se encuentra tu compleción, pues estarás completamente en Dios, sin querer nada en especial, excepto ser exactamente como Él, y mediante tu compleción le brindarás a Él
A estas alturas del conocimiento que estamos recibiendo, tenemos información suficiente para reconocer cuál es el camino correcto que debemos recorrer. Se trata de des-hacernos de las viejas creencias que han gobernado nuestra vida, para, de este modo, cambiar nuestra visión, nuestra percepción errónea, lo que nos permitirá elegir como nuestro maestro y guía al Espíritu Santo.
De Su Mano, cruzaremos el puente que nos llevará a la orilla donde nos reencontraremos con nuestro Padre, con la Fuente del Amor y en cuyo seno alcanzaremos nuestra compleción.
miércoles, 4 de diciembre de 2024
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 339

Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (2ª parte).
IV. Las ilusiones y la realidad del amor (2ª parte).
Todas las estrategias del ego son ilusiones, pues carecen del poder de la verdad. Todas son efímeras y transitorias, por lo que no son reales. Lo que es verdad y real se identifica por su intemporalidad, porque no cambia.
El experto ilusionista, el ego, nos seduce mostrándonos los falsos ropajes del amor. Nos confunde con imágenes que nos tratan de describir lo que es el amor, pero que carecen de lo esencial, para que pueda ser reconocido como tal. Ese amor no aporta libertad a la relación, sino todo lo contrario; aporta condicionamiento y limitaciones. Podemos llamar a ese sentimiento atracción, pasión, pero no debemos confundirlo con el verdadero amor.
5. No hay tal cosa como triunfos de amor. 2Sólo el odio está interesado en el "triunfo del amor". 3La ilusión de amor puede triunfar sobre la ilusión de odio, pero siempre a costa de convertirlas a las dos en ilusiones. 4Mientras perdure la ilusión de odio, el amor será una ilusión para ti. 5Por lo tanto, la única elección que te queda entonces es cuál de las dos ilusiones prefieres. 6En la elección entre la verdad y la ilusión no hay conflicto. 7Si se viesen desde este punto de vista, nadie tendría dudas acerca de cuál elegir. 8Mas el conflicto se manifiesta en el instante en que la elección parece ser entre ilusiones, si bien esta elección es intranscendente. 9Cuando una alternativa es tan peligrosa como la otra, la decisión tiene que ser una de desesperación.
El maestro ilusionista, el ego, no puede ofrecer lo que no tiene. Si el ego es el hijo del miedo, del pecado y de la culpa, lo que ofrecerá serán los frutos de esas creencias, esto es, odio, castigo, limitaciones, conflictos, sufrimientos y rupturas.
El ego no puede concebir nada desde la verdad, pues su existencia es falsa y de lo falso tan sólo pueden surgir ilusiones.
6. Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. 2No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso. 3Toda ilusión es una ilusión de miedo, sea cual fuere la forma en que se manifieste. 4Y el intento de escapar de una ilusión refugiándote en otra no puede sino fracasar. 5Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estás percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo. 6Pero la paz nunca procederá de la ilusión de amor, sino sólo de la realidad de éste.
Maravillosa frase con la que se inicia este punto. Nuestra tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No se trata de buscar lo que ya somos, sino de reconocer lo que no somos. No se trata de buscar la verdad, sino de encontrar y desechar lo falso.
Jesús enfatiza que no es fuera de nosotros donde debemos encontrar lo verdadero, sino en nuestro interior, es decir, en nuestra mente y en las creencias que custodiamos celosamente. El mundo que percibimos externamente es el mundo de la ilusión, de lo falso, y esto es así porque lo hemos inventado desde nuestra mente, lo hemos percibido erróneamente.
Si buscamos fuera de nosotros el amor, es porque no nos estamos conociendo en nuestra verdadera realidad, sino que hemos creado una identidad falsa que tan solo fabrica ilusiones.
martes, 3 de diciembre de 2024
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 338

Ejemplo-Guía: "¿Somos conscientes de que fabricamos nuestra realidad con nuestros pensamientos?
Lo planteo como una pregunta, pues la respuesta nos revelará nuestro nivel de conciencia en lo referente a la implicación en los acontecimientos que nos ocurren, en lo que llamamos vida.
Podemos pensar que las cosas que nos suceden son fruto del azar, de la casualidad. Bajo ningún concepto vamos a admitir que lo que nos pasa, sobre todo si la experiencia es negativa, es causado por nosotros. Nos diremos: las cosas pasan porque tienen que pasar. Ese es el dibujo que nos muestra el sistema de pensamiento del ego, basado en la percepción y en la separación entre las causas y los efectos.
¿Quién nos obliga a creer una cosa u otra? Me he planteado tantas veces esta cuestión. Es una idea que me llama profundamente la atención, quizás porque siempre he intuido que el ser humano es co-creador del mundo que percibe.
Si fuésemos capaces de mantener, permanentemente, la conciencia despierta, en el sentido de que pudiésemos hacer un seguimiento de los efectos que desencadenan nuestros pensamientos, desde que son emanados hasta que se convierten en experiencia percibida, tal y como lo hace un diseñador o un arquitecto, tal vez entonces no tendríamos más remedio que reconocer que todos nuestros pensamientos, emociones y sentimientos tienen un inmenso poder creador que va adoptando diferentes niveles de manifestación. Podríamos decir que, al igual que el edificio es la imagen cristalizada de la idea concebida por un arquitecto, nuestras percepciones, nuestras experiencias, son las manifestaciones proyectadas por nuestra mente. En este sentido, las enseñanzas de UCDM nos refieren que lo que vemos es aquello que deseamos y deseamos aquello en lo que creemos.
¿De qué nos sirve saber que tenemos plena participación en cada una de las experiencias vividas? ¿Cómo actuaremos siendo conscientes de que solo nuestros pensamientos pueden afectarnos?
¿Nos libraríamos del miedo? ¿Nos libraríamos de la culpa? ¿Dejaríamos de atacar para protegernos? ¿Dejaríamos de sufrir? ¿Dejaríamos de condenar?
Seguro que muchos os identificaréis con la siguiente experiencia:
"M es el marido de F, y lleva una vida feliz con su pareja, pero desde hace un tiempo acá, viene observando un comportamiento extraño en ella. En su imaginación, M no puede evitar que le surja la duda. Lo primero que piensa es que su compañera le está ocultando algo y que todo ese extraño comportamiento se debe a que lo está engañando.
A M le resulta incómodo tener esos pensamientos, pero no puede evitarlo. Con cada gesto de F, sus dudas se acrecientan. No se atreve a decirle nada por no dar muestra de ser un desaprensivo. En ese momento recuerda que siempre ha defendido que nunca ha sentido celos, pero aquella situación era la evidencia de que estaba ocultando su debilidad emocional. Se siente mal y prefiere evitar esa conversación aclaratoria. Decidió finalmente guardar silencio y seguir recreándose en los pensamientos que cada vez le producían más dolor.
Al día siguiente, F sorprende a M con una fiesta sorpresa. Durante los últimos días, todos sus extraños gestos respondían a acciones con el único propósito de preparar aquella muestra afectiva. Cuando M, toma consciencia de que todo cuanto había vivido en los últimos días respondía a una fabricación, a una invención de su mente, decidió tomar buena nota para no volver a vivir un error semejante".
Todos nos enfrentamos, a diario, a los efectos de nuestros pensamientos. En estos momentos, tú y yo lo estamos haciendo. Si te paras un momento y te centras en lo que piensas, te darás cuenta de ello.
Nuestra mente siempre está activa. Muchos aspectos de su potencial, lo desconocemos. Estamos adiestrándonos en su uso, y mi experiencia me dice que debo ser muy paciente en ese entrenamiento. Una práctica que me ayuda en los momentos más álgidos es poner en manos del Espíritu Santo la situación que esté percibiendo para que me ayude a verlo desde la Visión Crística. Con ello lo que estoy haciendo es quitar el protagonismo a la habituada visión del ego, que lucha con toda su artillería para no perder su hegemonía. Es la decisión en la que elijo un compás de silencio.
¿Cómo enseñaríamos a andar a un niño? Dejando que dé sus primeros pasos. No tardará en mantenerse erguido y en caminar con soltura.
Reflexión: El enemigo es creado por nuestros pensamientos.
Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (1ª parte).
1. No temas examinar la relación de odio especial, pues tu liberación radica en que la examines. 2Sería imposible no conocer el significado del amor si no fuese por eso. 3Pues la relación de amor especial, en la que el significado del amor se halla oculto, se emprende solamente para contrarrestar el odio, no para abandonarlo. 4Tu salvación se perfilará claramente ante tus ojos abiertos a medida que examines esto. 5No puedes limitar el odio. 6La relación de amor especial no lo contrarrestará, sino que simplemente lo ocultará donde no puedas verlo. 7Mas es esencial que lo veas, y que no trates de ocultarlo. 8Pues el intento de equilibrar el odio con el amor es lo que hace que el amor no tenga ningún significado para ti. 9No te das cuenta de la magnitud de la ruptura que esto representa. 10Y hasta que no te des cuenta de ello, no podrás reconocer la existencia de dicha ruptura, y, por lo tanto, no podrá ser subsanada.
El odio es un sentimiento corrosivo y despiadado que surge como consecuencia de la falsa creencia en el pecado y de la negación voluntaria del amor, la esencia verdadera con la que hemos sido creados.
Dirigimos el odio hacia nosotros mismos cuando nos creemos merecedores del autocastigo por haber infringido las Leyes de Dios, las Leyes del Amor. Ese odio despierta en nuestro interior un profundo dolor. Ese dolor es tan insoportable, que decidimos ocultarlo tras una máscara que muestra aceptación, pero no puede evitar que ese odio cumpla su objetivo como castigador de aquello que consideramos indigno. Es cuando decidimos proyectar sobre los demás nuestro odio interno, en primer lugar, percibiéndolos como separados de nosotros y, en segundo lugar, atacándoles, argumentando como justificación de ese ataque que es el modo de protegerse del ataque de los demás.
El odio es ausencia de amor. La atracción que sentimos en la relación de amor especial es una llamada a redimir el odio que ocultamos en nuestro interior y que nos lleva a expandir ese odio sobre los demás. La relación de amor especial trata de compensar el amor no sublimado. Pero para elevar dicha experiencia de relación a la percepción verdadera del Amor, tenemos que liberarnos del odio que se oculta en nuestro interior; es decir, debemos cambiar nuestra creencia en que somos "hijos de la culpa" y establecer relaciones desde el amor liberador que nos hace conocedores de lo que realmente somos.
2. Los símbolos del odio enfrentados a los del amor parecen dar lugar a un conflicto que no existe. 2Pues los símbolos siempre representan algo diferente de sí mismos, y si el amor lo es todo, la idea de un símbolo de amor no tiene sentido. 3Saldrás ileso de este último acto del proceso de des-hacimiento, y emergerás finalmente como lo que eres. 4Éste es el último paso en el proceso de estar listo para Dios. 5No te muestres renuente ahora, pues estás demasiado cerca, y cruzarás el puente sin ningún contratiempo, al ser transportado serenamente de la guerra a la paz. 6Pues la ilusión de amor jamás te satisfará, pero la realidad del amor, que te espera al otro lado, te lo dará todo.
El des-hacimiento de la creencia en la separación supone la liberación de la culpa y, con ello, la liberación de la necesidad del autocastigo. El odio es hijo del miedo, hijo del pecado e hijo de la culpa. El odio oculta la luz del amor, aunque se propone como objetivo encontrarlo. No es luchando contra el odio como conseguiremos encontrar el amor. Eso sería una ilusión. El amor no es el opuesto del odio, pues el amor no tiene opuestos. El amor es la unidad y es indivisible. El amor es luz, y cuando permitimos que esa luz ilumine nuestro interior, todas las creencias que se ocultaban en la oscuridad quedarán al descubierto y se desintegrarán al comprobar que no son nada.
3. La relación de amor especial es un intento de limitar los efectos destructivos del odio, tratando de encontrar refugio en medio de la tormenta de la culpabilidad. 2Dicha relación no hace ningún esfuerzo por elevarse por encima de la tormenta hasta encontrar la luz del sol. 3Por el contrario, hace hincapié en la culpabilidad que se encuentra fuera del refugio, intentando construir barricadas contra ella a fin de mantenerte a salvo tras ellas. 4La relación de amor especial no se percibe como algo con valor intrínseco, sino como un enclave de seguridad desde donde es posible separarse del odio y mantenerlo alejado. 5La otra persona envuelta en esta relación de amor especial es aceptable siempre y cuando se ajuste a ese propósito. 6El odio puede hacer acto de presencia, y de hecho se le da la bienvenida en ciertos aspectos de la relación, pero la relación se mantiene viva gracias a la ilusión de amor. 7Si ésta desaparece, la relación se rompe o se vuelve insatisfactoria debido a la desilusión.