1. (93) La luz, la dicha y la paz moran en mí.
El Pensamiento es Creador..., nuestro mundo es creado a su imagen y semejanza... Nuestra realidad es el reflejo de nuestros pensamientos. Si no somos felices con el mundo que nos rodea..., cambiemos nuestra manera de pensar con respecto al mundo... En este espacio, elaboraremos "nuevos platos" para alimentar nuestra mente con la única fuerza que verdaderamente es real, la Fuerza de Atracción, la Fuerza del Amor.
martes, 22 de abril de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 112
1. (93) La luz, la dicha y la paz moran en mí.
Capítulo 19. D-i. El descorrimiento del velo (2ª parte).
i. El descorrimiento del velo (2ª parte).
10. No es posible tampoco enfrentarse a esto demasiado pronto. 2Éste es el lugar al que todo el mundo tiene que llegar cuando esté listo. 3Una vez que ha encontrado a su hermano está listo. 4Sin embargo, llegar simplemente hasta ahí no es suficiente. 5Pues una jornada desprovista de propósito sigue siendo algo absurdo, e incluso cuando ha concluido no parece haber tenido sentido. 6¿Cómo podrías saber que ha finalizado a menos que te dieses cuenta de que su propósito se ha consumado? 7Ahí, con el final de la jornada ante ti, es cuando ves su propósito. 8Y es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo.
Por un lado nos dice que no es posible "enfrentarse a esto" demasiado pronto. Con ello debemos entender que dicho enfrentamiento se refiere a la decisión de emprender el camino hacia la salvación en el momento adecuado. Cuando decidimos llevar a cabo cualquier aventura que suponga un reto desconocido hasta ahora, afrontarla sin habernos equipado convenientemente para ello puede suponer el fracaso de la misma e incluso puede poner en peligro nuestra integridad física. En el terreno espiritual, que no es más que una expresión del uso de nuestra mente, debemos tener la precaución de saber si estamos preparados para afrontar el reto que hemos decidido afrontar, esto es, deshacer nuestras viejas creencias y sustituirlas por una nueva visión. Conozco muchos casos, entre los que se encuentran los vividos personalmente, en el que la falta de fe profunda en lo que estábamos emprendiendo nos llevó a fracasar en nuestro intento de cambiar las cosas, de corregir los errores, lo que vino a complicar aún más las cosas al despertar el sentimiento de la culpa por no haber dado la talla.
¿Cómo saber cuándo estamos preparados? La respuesta a esta pregunta es la segunda pista que nos ofrece Jesús en este punto. Lo sabremos cuando hayamos encontrado a nuestro hermano, con el cual emprender la aventura. Esa aventura no es otra que andar el camino que nos conducirá a la salvación, lo que significa una invitación a perdonarnos y a perdonar. Lo sabrás cuando el otro, tu hermano, te esté ofreciendo el regalo de perdonarle y de perdonarte. A partir de ahí, ya podemos emprender el camino que nos conducirá a nuestro destino.
11. Hacerle frente al temor a Dios requiere cierta preparación. 2Sólo los cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. 3Pues sólo les podría parecer temible si la comparten, y tú la compartes mientras no contemples a tu hermano con perfecta fe, con perfecto amor y con perfecta ternura. 4Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado. 5Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. 6Temes a los que no perdonas. 7Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado.
lunes, 21 de abril de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 111

11.Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. 2Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. 3No es cuestión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. 4La ayuda que te puede prestar es infinita. 5Y su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda. 6Procura, pues, tener presente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean santas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser.
En la luz todo es dicha, amor y felicidad.
¿Dónde ves la luz? ¿Dónde ves la oscuridad?
¿Compartes la luz o la oscuridad?
La luz es grandeza y la oscuridad es pequeñez.
La luz es abundancia y la oscuridad es escasez.
La luz es fortaleza y la oscuridad es debilidad.
¿Vives en la luz o en la oscuridad?
Capítulo 19. D-i. El descorrimiento del velo (1ª parte).
i. El descorrimiento del velo (1ª parte).
8. No olvides que tú y tu hermano habéis llegado hasta aquí juntos. 2Y ciertamente no fue el ego el que os guió. 3Ningún obstáculo a la paz se puede superar con su ayuda. 4El ego no revela sus secretos, ni te pide que los examines y los transciendas. 5No quiere que veas su debilidad, ni que te des cuenta de que no tiene poder alguno para mantenerte alejado de la verdad. 6El Guía que os condujo hasta aquí aún está con vosotros, y cuando alcéis la mirada estaréis listos para mirar cara a cara al terror sin temor alguno. 7Pero primero, alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia nacida del completo perdón de sus ilusiones, y a través de los ojos de la fe que no las ve.
Pero el hecho de que nos encontremos caminando juntos en busca de la verdad nos indica que hemos tomado una nueva elección, la cual nos lleva a utilizar nuestra voluntad en el único propósito de recorrer, unidos, el camino que ha de llevarnos a la salvación. Esa nueva fe, esa nueva creencia, nos permitirá elevar nuestra mirada y ver a nuestros hermanos con la inocencia nacida del perdón.
9. Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar terror, a menos que haya aceptado
Hoy sabemos que todo forma parte de un sueño, de una pesadilla, de la que aún no hemos despertado. Hoy sabemos que estamos soñando, que lo que creemos real es fruto de la ilusión y que somos los soñadores de ese sueño y, como tal, tenemos el poder para elegir cambiar la calidad del sueño, es decir, podemos elegir sustituir el miedo por el amor y de este modo tener sueños felices.
Hoy, si así lo elegimos, podemos recordar el pacto de amor que nos une a toda la Filiación y conmemorar en el presente, en el ahora, el instante santo que nos ofrece la oportunidad para Expiar el error que nos ha mantenido prisionero de la ilusión. En este instante santo, yo te reconozco como mi hermano en Cristo y como mi acompañante para, juntos, andar el camino que nos llevará a las puertas de la salvación.
domingo, 20 de abril de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 110

2Soy tal como Dios me creó.
3Su Hijo no puede sufrir.
4Y yo soy Su Hijo.
4Soy tal como Dios me creó.
¿Qué me enseña esta lección?
Cuando observo a la naturaleza, veo inscrito en sus leyes el rostro de la verdad. Cuando observo el proceso de creación de una planta, desde que es semilla hasta que alcanza la condición de fruto, veo una estrecha semejanza con el Proceso de Creación llevado por Dios. Desde su Mente Una emanó Su Voluntad de Crear de Sí Mismo y se expandió. Esa Voluntad somos nosotros, Su Hijo, que, al igual que el fruto, expresa multiplicidad y al mismo tiempo una unidad, la que comparte con la Semilla-Padre.El fruto es la verdad expresada de la semilla. El Hijo es la Verdad expresada del Padre.
Dios nos creó a Su imagen y semejanza. Somos, al igual que Elohim (El-los Dioses), una unidad manifestada en la multiplicidad. Como Hijos de Dios, tenemos sus mismos atributos; somos Voluntad, Amor e Inteligencia Creadora. Compartimos con nuestro Creador la grandeza y la abundancia. Cualquier pensamiento que no comparta esa realidad ha sido fabricado bajo la creencia del error.
Ejemplo-Guía: "Soy el cuerpo con el que experimento la vida".
He aquí la causa, la creencia que da lugar al miedo, al sufrimiento, al dolor y a todas las emociones y sentimientos que nos impiden vivir y experimentar la paz, la felicidad y el descanso verdadero. Si creemos que somos un cuerpo, estamos reconociendo que somos diferentes a nuestro Creador y que nuestra existencia no es eterna, sino temporal. Ser un cuerpo significa que vamos a morir.
Quiero aprovechar esta lección para compartir el último punto con el que finaliza el Texto del Curso de Milagros:
Elige de nuevo.
“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. El cuerpo fija los límites de lo que el Hijo de Dios puede hacer. El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. ¿Querrías seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su gloria, pidiéndote solamente esto?:
Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí.
Él ha venido, y esto es lo que te está pidiendo.
¿Cómo se lleva a cabo esa elección? ¡Qué fácil de explicar es esto! Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. Y lo que eliges es lo que crees que es real. Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. Pues habrías llevado tu debilidad ante Él y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza.
Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión, Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo”. Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. Él te liberará de toda miseria a ti, a quien Dios creó como un altar a la dicha. No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.
Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios. Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone.
Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido con estas palabras:
Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir. Y yo soy Su Hijo.
De este modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. Y de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural como el miedo y la angustia parecían serlo, antes de que se eligiese la santidad. Pues con esa elección desaparecen las distinciones falsas; las alternativas ilusorias se dejan de lado y no queda nada que interfiera en la verdad.
Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación. Elige de nuevo lo que quieres que él sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es.
No me niegues el pequeño regalo que te pido, cuando a cambio de ello pongo a tus pies la paz de Dios y el poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por el mundo solos, inseguros y presos del miedo. Pues se te ha concedido poder unirte a cada uno de ellos y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos y dejar que contemplen al Cristo en sí mismos.
Hermanos míos en la salvación, no dejéis de oír mi voz ni de escuchar mis palabras. No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.
¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! Y de esta manera, todo vestigio del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. Y toda la hermosura que ocultaban aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que viajábamos antes de que apareciese el Cristo. Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. Dios ha decretado que yo no pueda llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz. Pues vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. Y con esa elección todo el mundo quedará liberado.
Gracias, Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, así como Tus Hijos. La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. Estoy tan seguro de que vendrán a mí como Tú estás de lo que ellos son y de lo que serán eternamente. Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque Tú me lo diste para ellos. Y así como yo únicamente quiero hacer Tu santa Voluntad, ésa también será su elección. Te doy gracias por ellos. El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. Pues compartimos un mismo propósito, y el fin del infierno está cerca.
Mi mano se extiende en gozosa bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mí para ir más allá de la tentación y mirar con firme determinación hacia la luz que brilla con perfecta constancia más allá de ella. Dame los míos, pues te pertenecen a Ti. ¿Y podrías Tú dejar de hacer lo que es Tu Voluntad? Te doy las gracias por lo que mis hermanos son. Y según cada uno de ellos elija unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti.
Y ahora decimos "Amén". Pues Cristo ha venido a morar al lugar que, en el sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él desde antes de los orígenes del tiempo. La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. No queda ni rastro de ella. Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. Tu Voluntad se hace total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en Ti. Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente estamos en casa, donde Tú quieres que estemos” (T-31.VIII.1:12).
Reflexión: ¿Puedes concebirte como un ser eterno, perfecto e impecable?
sábado, 19 de abril de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 109
quietud, así como la seguridad y felicidad que buscas. 3"Descanso en Dios". 4Este pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti, que posees la visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el mundo y en todo lo que existe. 5He aquí el fin del sufrimiento para el mundo entero y para todo aquel que jamás haya venido o haya de venir para estar aquí por algún tiempo. 6He aquí el pensamiento mediante el cual el Hijo de Dios nace de nuevo para reconocerse a sí mismo.
¿Qué me enseña esta lección?
Descansar en Dios significa estar en Dios, tomar consciencia de que hemos sido creados a Su imagen y semejanza.
Es desde el Espíritu que conseguimos alcanzar ese estado de unión, de compleción con Dios.
Permanecer identificado con el mundo terrenal, o lo que es lo mismo, manifestarnos bajo la percepción del ego, nos lleva a un desgaste que nos agota hasta la extenuación. El pensamiento dual percibe la relación desde el ataque y, para protegerse de él, decide responder con la misma técnica. Para el ego, juzgar el comportamiento de los demás y condenarlo es una práctica habitual que acaba mermando todas sus fuerzas.
Persigue la felicidad, sin embargo, actúa desde la pequeñez, desde la necesidad y desde la escasez. Si da, percibe que pierde, lo que le lleva a poner un alto precio a sus dádivas.
El miedo le lleva a actuar de una manera incoherente e irracional, persiguiendo sueños que se convierten en terroríficas pesadillas.
Descansar en el ego no nos aportará la paz necesaria en la que nos encontramos y damos la bienvenida a nuestros hermanos. En el descanso del ego, la paz es ilusión.
Descansar en Dios es vivir en la morada de la paz y de la dicha. En ese estado, se produce el encuentro con nuestros hermanos de filiación y compartimos la grandeza de ser Hijos de Dios.
Ejemplo-Guía: "¿Qué impide tu descanso?"
Podría haber planteado la pregunta en plural, pues en verdad, desde el escenario del ego, desde el escenario del sueño, donde creemos vivir, lo que a ti te impide descansar, a pesar de ser un motivo diferente al mío, en realidad tiene una misma causa: ambos visionamos el mundo desde una conciencia fragmentada, separada e identificada con el miedo, con el pecado, con la culpa, con el dolor.
A pesar de ello, es a nivel individual que debemos responder esa pregunta, elegida como ejemplo para la aplicación de la lección: ¿qué impide mi descanso?
Lo impide, como bien recoge el contenido de la lección, mis inquietudes, mis preocupaciones, mis agobios, mis ansiedades, mi dolor, mi miedo al futuro, mis remordimientos por el pasado, etc. En consecuencia, el impedimento a mi descanso tiene una única causa: creer que somos un ser material, con identidad individual y con una vida temporal que encuentra su fin con la muerte del cuerpo físico.
¿Os imagináis un mundo en el que esos impedimentos no existiesen?
Plantearé esta reflexión de otra manera:
¿Por qué existe ese mundo de impedimentos? ¿Quién lo ha inventado?
Tengo claro que, si fuese consciente de que tengo el poder de Dios para crear un mundo y ponerlo a disposición de mi hijo, no le iba a crear un mundo tan complicado.
Por las enseñanzas que nos transmite Un Curso de Milagros, sabemos que este mundo "complicado", al que el Curso llama "demente", lo ha fabricado el Hijo de Dios, haciendo uso del pensamiento y orientándolo hacia una nueva dimensión donde rigen las leyes de la ilusión.
Las características de ese mundo ilusorio ya las hemos visto. Lo importante no es quedarse en ese estado ilusorio, culpándonos de nuestros actos. Lo importante es tomar consciencia de que, del mismo modo que hemos sido capaces de fabricar un mundo que no es real, podemos crear un mundo que sí lo es. No olvidemos que no podremos ver aquello en lo que no creemos y que para poder crear tenemos que ver. Con ello quiero decir que, para poder ver el verdadero descanso, tenemos que ver a Dios. Descansar en Dios es experimentar a Dios.
La propuesta que debemos hacernos es ver de otra manera. Sí, hasta ahora hemos visto desde el sufrimiento y desde el miedo, desde la profunda sensación de sentirnos abandonados por nuestro Creador. Nos sentimos culpables por haberle fallado, nos sentimos avergonzados por nuestra infidelidad. Es el momento de tener la certeza de que todas estas sensaciones y creencias son erróneas, pues nuestro Padre nunca nos ha abandonado. Siempre ha estado aguardando a su Hijo para que éste volviese su mirada y le reconociese.
Cuando experimentemos una vivencia desde la visión del ego, la cual nos impida gozar del descanso, quitémosle ese "poder". Abandonemos esa creencia y, en su lugar, llamemos a la verdad, entreguémosla al Espíritu Santo, quien la depositará en el seno de Dios, donde el sufrimiento se transforma en paz, el castigo, en perdón y el miedo, en amor.
Reflexión: ¿Cómo te sientes sabiéndote que estás descansando en Dios?
viernes, 18 de abril de 2025
UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 108

2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.
¿Qué me enseña esta lección?
El pensamiento del ego, identificado con el mundo terrenal, con la separación, es dual. Su visión del mundo físico no es ilusoria, sino real, lo que le lleva a interpretar lo externo como la verdad en la que edifica su fortaleza.
Cuando las experiencias que vive las interpreta bajo el código, “bueno-malo”, está decidiendo poner en manos de los demás, la causa que da origen a sus fluctuantes estados emocionales. La felicidad, la dicha, la paz, tan sólo son posibles si la respuesta que recibo del exterior me lleva a esos estados.
Ignora, que nada externo a él, puede estar separado de su mundo interno. Ignora que lo interno y lo externo son una misma cosa. Ignora que recibir y dar forma parte de una misma verdad.
Los valores en los que el ego basa sus creencias, desaparecen cuando el velo de lo ilusorio cae de sus ojos y le permite ver la única verdad: la Unidad.
Aquello que recibimos es la respuesta a lo que hemos dado. Es un mismo
acto, unido por la manifestación de la Ley de la Unidad que impera en Todo el
Universo.
Ejemplo-Guía: "Los opuestos, son complementarios y no enemigos"
Implícita en esta
Lección, se encuentra una importante enseñanza de las leyes de la metafísica: "lo
opuesto se complementa".
¿A qué llamamos opuestos? Para simplificarlo, pondré un ejemplo extraído del conocimiento astrológico. La astrología se fundamenta en el estudio de los Cuatro Elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra. No vamos a entrar en su estudio, pero sí voy a utilizar el mándala que se dibuja al establecer el orden de los signos por Elementos. Así vemos, que los signos de Fuego, se oponen a los signos de Aire y los signos de Agua se oponen a los signos de Tierra.
Si aplicamos la ley metafísica que hemos anunciado, dichos signos que forman oposición se complementan. ¿Y esto qué quiere decir? Pues si analizamos las generalidades de cada Elemento, vemos que el Fuego depende de su opuesto el Aire para su existencia. Un fuego sin aire (oxígeno) se extingue. De igual modo, el Elemento Agua opuesto a la Tierra, depende de ésta, para lograr que el elemento líquido tenga unos límites físicos donde poder contenerse. Esto que decimos, si lo aplicamos a las connotaciones y significados de cada Elemento le sacamos un gran jugo. Pero ese no es el objetivo de este análisis.
Hemos visto que lo que llamamos opuesto, se complementan, y con ello, lo que hemos aprendido es que su trabajo conjunto hace posible la vida, lo que, traducido a otra terminología, haría posible la consciencia.
Si nos llevamos esta ley a las relaciones humanas, podemos igualmente aplicarla con un gran beneficio para nuestro estado conciencial y evolutivo. Por ejemplo, en las relaciones especiales de pareja. Hombre y mujer se complementan, pero dicho trabajo de complementación exige una importante reflexión. ¿Qué pasa cuando el Elemento Fuego se manifiesta en exceso? ¿Qué ocurre cuando el Elemento Agua se expresa en exceso? Ocurre que el Fuego lo devora todo y el Agua inunda a la Tierra.
Lo mismo ocurre con las relaciones de pareja. Hemos dicho que su aparente
oposición es una llamada a la complementación, pero también es cierto, que se
requiere que ambas partes se expresen en su justa medida, es decir, sin excesos
de ego, pues si así lo hacen, la relación, una oportunidad de unificación, no
llegará a buen puerto.
¿Qué debemos hacer para que esto no suceda? Desaprender lo aprendido, lo que
significa que debemos cambiar la creencia basada en la separación, y, en su
lugar, fortalecer la creencia en la unidad. Si afrontamos la experiencia de
relación con esta visión, ya no creeremos que el otro es un ser separado a
nosotros, sino que es nuestro propio espejo.
En la experiencia de dar y recibir, ocurre lo mismo. Si creemos que el mundo
que nos rodea está fuera de nosotros; si creemos que el otro es alguien
separado, entonces justificaremos nuestra errónea creencia de que cuando damos,
estamos perdiendo lo que damos. Seremos incapaces de establecer ese vínculo
estrecho que hace que una vivencia dual se complemente en la unicidad, o lo que
es lo mismo, que tenga la certeza de que dar y recibir forman parte de un mismo
eje. Al igual como ocurre con la manifestación de los Elementos, es preciso que
tanto el acto de dar como el de recibir se expresen armoniosamente, sin
excesos, pues de lo contrario, el que da de manera arbitraria persigue
intereses egoístas y el que busca recibir de manera descontrolada, no entiende
que es preciso sembrar para cosechar.
Reflexión: ¿Has tenido alguna experiencia en la que hayas comprobado la
afirmación "dar es recibir"?