martes, 22 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 112

LECCIÓN 112

Para los repasos de mañana y noche:


1. (93) 
La luz, la dicha y la paz moran en mí.

2Soy la morada de la luz, la dicha y la paz.
3Les doy la bienvenida a la morada que comparto con Dios, por­que formo parte de Él.

2. (94) Soy tal como Dios me creó.

2He de ser eternamente como siempre he sido, al haber sido creado por el Inmutable a Su Semejanza.
3Y soy uno con Él, así como Él es uno conmigo.

3. A la hora en punto:
2La luz, la dicha y la paz moran en mí.

3Media hora más tarde:
4Soy tal como Dios me creó.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (93) La luz, la dicha y la paz moran en mí.

¿Qué necesitamos para ser felices?
¿Preferimos seguir identificados con el fabricante del dolor, del miedo, de la culpa, de la enfermedad y el odio, del pecado y de la pequeñez?
¿Preferimos servir a la ilusión, cuando en nuestro interior mora la verdad, lo real?
¿Prefieres lo transitorio, la muerte, lo efímero, o prefieres la eternidad y la vida?
La luz, la dicha y la paz moran en mí y dan vida a mi única y verdadera realidad.


2. (94) Soy tal como Dios me creó.
 
¿Por qué te identificas con el pecado, cuando eres impecable?
¿Por qué has elegido estar separado, cuando formas parte de una única Filiación?
¿Por qué te sientes en soledad cuando tu verdadero Ser permanece unido al Eterno?
Tu fortaleza es la Fortaleza que Dios comparte contigo.
Tu grandeza es el regalo que Dios te ofrece por ser Su Hijo.

Soy Hijo de la Luz, creado a imagen y semejanza de Dios.

Capítulo 19. D-i. El descorrimiento del velo (2ª parte).

i. El descorrimiento del velo (2ª parte).

10No es posible tampoco enfrentarse a esto demasiado pronto. 2Éste es el lugar al que todo el mundo tiene que llegar cuando esté listo. 3Una vez que ha encontrado a su hermano está listo. 4Sin embargo, llegar simplemente hasta ahí no es suficiente. 5Pues una jornada desprovista de propósito sigue siendo algo absurdo, e incluso cuando ha concluido no parece haber tenido sentido. 6¿Cómo podrías saber que ha finalizado a menos que te dieses cuenta de que su propósito se ha consumado? 7Ahí, con el final de la jornada ante ti, es cuando ves su propósito. 8Y es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo.

Jesús, en su línea de aportarnos las "señales" adecuadas para que reconozcamos el camino que debemos recorrer para alcanzar nuestro destino, que no es otro que la salvación, nos comparte en este punto dos pistas interesantes.

Por un lado nos dice que no es posible "enfrentarse a esto" demasiado pronto. Con ello debemos entender que dicho enfrentamiento se refiere a la decisión de emprender el camino hacia la salvación en el momento adecuado. Cuando decidimos llevar a cabo cualquier aventura que suponga un reto desconocido hasta ahora, afrontarla sin habernos equipado convenientemente para ello puede suponer el fracaso de la misma e incluso puede poner en peligro nuestra integridad física. En el terreno espiritual, que no es más que una expresión del uso de nuestra mente, debemos tener la precaución de saber si estamos preparados para afrontar el reto que hemos decidido afrontar, esto es, deshacer nuestras viejas creencias y sustituirlas por una nueva visión. Conozco muchos casos, entre los que se encuentran los vividos personalmente, en el que la falta de fe profunda en lo que estábamos emprendiendo nos llevó a fracasar en nuestro intento de cambiar las cosas, de corregir los errores, lo que vino a complicar aún más las cosas al despertar el sentimiento de la culpa por no haber dado la talla.

¿Cómo saber cuándo estamos preparados? La respuesta a esta pregunta es la segunda pista que nos ofrece Jesús en este punto. Lo sabremos cuando hayamos encontrado a nuestro hermano, con el cual emprender la aventura. Esa aventura no es otra que andar el camino que nos conducirá a la salvación, lo que significa una invitación a perdonarnos y a perdonar. Lo sabrás cuando el otro, tu hermano, te esté ofreciendo el regalo de perdonarle y de perdonarte. A partir de ahí, ya podemos emprender el camino que nos conducirá a nuestro destino.

11. Hacerle frente al temor a Dios requiere cierta preparación. 2Sólo los cuerdos pueden mirar de frente a la absoluta demencia y a la locura delirante con piedad y compasión, pero sin miedo. 3Pues sólo les podría parecer temible si la comparten, y tú la com­partes mientras no contemples a tu hermano con perfecta fe, con perfecto amor y con perfecta ternura. 4Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado. 5Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. 6Temes a los que no perdonas. 7Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado.

El origen del miedo es la consecuencia de elegir ver por nosotros mismos, desligados de la visión del amor, lo que nos llevó a ver imágenes separadas a las que le otorgamos la condición de tener vida propia separada de su fuente. El miedo es la percepción de un mundo donde rigen las leyes de la separación, de la temporalidad, de lo ilusorio e irreal. Por lo tanto, el miedo es el pensamiento erróneo que nos ha llevado a identificarnos con el cuerpo físico y, al reconocerlo como la causa de nuestro pecado, es odiado y al mismo tiempo temido, pues su presencia nos recuerda nuestra transgresión a la Voluntad de Dios. Dicho de otro modo, el cuerpo despierta en nosotros el sentimiento de temor a Dios y de temor a nuestro hermano, donde proyectamos la percepción de nuestra falsa identidad corporal.

Cuando las enseñanzas del Curso de Milagros identifican a nuestros hermanos como la única vía para alcanzar la salvación, lo que nos están haciendo es mostrarnos la creencia que debemos Expiar, esto es, corregir, la de creer que estamos separados de la Filiación y de Dios. El perdón es la expresión de amor que debemos aplicarnos para llevar a cabo la Expiación del error referido. Perdonarnos no es otra cosa que elegir tener el sueño feliz en el que el amor sustituye al miedo. 

lunes, 21 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 111

TERCER REPASO

Introducción

1. Hoy comienza nuestro siguiente repaso. 2Cada día repasare­mos dos de las últimas veinte lecciones durante diez días consecutivos de práctica. 3Para estas sesiones de práctica seguiremos un formato especial, que se te exhorta a seguir tan fielmente como puedas.

2. Entendemos, por supuesto, que tal vez te resulte imposible hacer cada día y cada hora del día lo que aquí se sugiere como óptimo. 2Tu aprendizaje no se verá afectado si se te pasa una sesión de práctica porque te resultó imposible llevarla a cabo en el momento señalado. 3No es necesario tampoco que te esfuerces excesivamente por recuperar el número de sesiones perdidas. 4Nuestro objetivo no es hacer un rito de las sesiones de práctica, pues ello impediría el logro de nuestra meta.

3. Pero el aprendizaje definitivamente se vería afectado si dejases de llevar a cabo una sesión de práctica por no haber estado dis­puesto a dedicarle el tiempo requerido. 2No te engañes a ti mismo con respecto a esto. 3Esa falta de buena voluntad puede estar muy cuidadosamente disimulada tras la falsa apariencia de situaciones que parecen estar fuera de tu control. 4Aprende a distinguir aque­llas situaciones que no son propicias para tu práctica de aquellas que urdes para enmascarar tu falta de buena voluntad.

4. Aquellas sesiones de práctica que dejaste de hacer porque por una razón u otra no quisiste llevarlas a cabo, deberías hacerlas tan pronto como hayas cambiado de parecer con respecto a tu objetivo. 2No estás dispuesto a cooperar en la práctica de la salva­ción sólo si ello supone un obstáculo para los objetivos que son más importantes para ti. 3Una vez que dejes de otorgarles valor, permite entonces que tus sesiones de práctica se conviertan en los sustitutos de las letanías que les dedicabas. 4Pues no te aporta­ron nada. 5Mas llevar a cabo tus prácticas te lo ofrece todo. 6Por lo tanto, acepta su ofrecimiento y permanece en paz.

5. El formato que debes seguir en estos repasos es el siguiente: dedica cinco minutos dos veces al día, o más si así lo prefieres, a reflexionar sobre los pensamientos que se han asignado. 2Lee las ideas y comentarios que se ofrecen para los ejercicios de cada día. 3Luego piensa en ellos, mientras dejas que tu mente los relacione con tus necesidades, tus aparentes problemas y todas tus preocu­paciones.

6. Invita las ideas a tu mente y deja que ésta las use según crea conveniente. 2Ten fe en que sabrá usarlas debidamente, pues para tomar sus decisiones cuenta con la ayuda de Aquel que te dio los pensamientos a ti. 3¿En qué otra cosa podrías confiar sino en lo que se encuentra en tu mente? 4Ten fe, durante estos repasos, en que los medios que el Espíritu Santo utiliza no pueden fallar. 5La sabiduría de tu mente acudirá en tu ayuda. 6Dale instrucciones al principio, luego relájate con completa confianza y deja que la mente utilice los pensamientos que le diste tal como te fueron dados para que ella los utilizara.

7. Se te dieron con absoluta confianza y con la absoluta seguri­dad de que harías un buen uso de ellos; con la absoluta fe de que entenderías sus mensajes y los utilizarías en beneficio propio. 2Ofréceselos a tu mente con esa misma confianza, seguridad y fe. 3Ella no fallará. 4Pues es el medio del que el Espíritu Santo se vale para tu salvación. 5Y, puesto que ella goza de Su confianza, debe ser sin duda merecedora de la tuya también.

8. Hacemos hincapié en lo beneficioso que sería para ti dedicar los primeros cinco minutos del día a tus repasos, así como los últimos cinco antes de irte a dormir. 2Si esto no es factible, trata por lo menos de dividirlos de tal manera que lleves a cabo uno por la mañana y el otro durante la última hora antes de irte a dormir.

9. Los ejercicios a llevar a cabo a lo largo del día son igualmente importantes, o incluso más importantes. 2Te has sentido inclinado a hacer los ejercicios únicamente en los momentos señalados, y luego a ocuparte de otras cosas a las que no aplicas lo que has aprendido. 3Como resultado de ello, no has reforzado suficiente­mente tu aprendizaje, ni le has dado la oportunidad de probar cuán grandes son los regalos que te puede ofrecer. 4He aquí otra oportunidad de hacer un buen uso de él.

10. Durante estos repasos subrayamos la necesidad de no dejar que lo aprendido permanezca inactivo entre tus dos sesiones de práctica más largas. 2Intenta dar a tus dos ideas diarias un repaso breve, aunque serio, cada hora. 3Usa una de ellas a la hora en punto, y la otra, media hora más tarde. 4No necesitas dedicar más de un momento a cada una de ellas. 5Repite la idea, y deja que tu mente descanse en silencio y en paz por un rato. 6Luego puedes dedicarte a otras cosas. aTrata, sin embargo, de mantener el pensamiento vivo en ti, y deja que sirva también para ayudarte a conservar la paz a lo largo del día.

11.
Si algo te sobresalta, piensa de nuevo en la idea. 2Estas sesiones de práctica están diseñadas para ayudarte a formar el hábito de aplicar lo que aprendes cada día a todo lo que haces. 3No es cues­tión de repetir el pensamiento y luego olvidarte de él. 4La ayuda que te puede prestar es infinita. 5Y su propósito es serte útil en toda circunstancia, en todo momento y lugar, así como siempre que necesites cualquier clase de ayuda. 6Procura, pues, tener pre­sente la idea en todas tus actividades diarias, y haz que sean san­tas, dignas del Hijo de Dios y aceptables para Dios y para tu Ser.

12. Cada repaso diario debe concluir con una afirmación más del pensamiento que se debe repetir a la hora en punto, así como del que se debe repetir media hora más tarde. 2No te olvides. 3Esta segunda oportunidad de repasar cada una de estas ideas produ­cirá avances tan grandes que emergeremos de estos repasos con ganancias tan extraordinarias en nuestro aprendizaje que de ahí en adelante marcharemos sobre un terreno más firme, con pasos más seguros y con mayor fe.

13. No te olvides de lo poco que has aprendido. 2No te olvides de lo mucho que puedes aprender ahora. 3No te olvides de lo mucho que tu Padre te necesita, según repasas los pensamientos que Él te dio.


LECCIÓN 111

Para los repasos de mañana y noche:

1. (91) Los milagros se ven en la luz.

2No puedo ver en la oscuridad.
3Permite que la luz de la santidad y de la verdad ilumine mi mente y me deje ver la inocencia que mora en mí.

2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.
2Veo a través de la fortaleza el regalo que Dios me dio.
3Mi debilidad es la oscuridad que Su regalo disipa, al ofrecerme Su fortaleza para que ocupe su lugar.

3. A la hora en punto:
2Los milagros se ven en la luz.

3Media hora más tarde:
4Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (91) Los milagros se ven en la luz.

¿Qué nos ofrece la luz? Para mí es el Principio Inteligible, que me permite conocer quién soy. Desde la oscuridad, me identifico con el ego y con el cuerpo material. Desde la luz, veo que Todo es Uno. Desde la oscuridad, mi percepción me lleva a creer en la dualidad y en la separación.
En la luz, nunca me encuentro solo; formo parte de la Filiación.
En la luz todo es dicha, amor y felicidad.
En la oscuridad, me siento necesitado y pequeño. Siento miedo, culpa y dolor.
Es por ello que los milagros se ven en la luz y no en la oscuridad.
¿Dónde ves la luz? ¿Dónde ves la oscuridad?
¿Compartes la luz o la oscuridad?


2. (92) Los milagros se ven en la luz, y la luz y la fortaleza son una.

La luz es grandeza y la oscuridad es pequeñez.

La luz es abundancia y la oscuridad es escasez.
La luz es fortaleza y la oscuridad es debilidad.

La luz responde a la Fuerza de Atracción, del Amor y de la Unidad, mientras que la oscuridad responde a la Fuerza de repulsión, del odio y de la división.

La luz nos conduce a la verdad, a lo real, y la oscuridad nos lleva al error y a la ilusión.

La luz es salud; en cambio, la oscuridad es enfermedad.

¿Vives en la luz o en la oscuridad?

Capítulo 19. D-i. El descorrimiento del velo (1ª parte).

 i. El descorrimiento del velo (1ª parte).

8. No olvides que tú y tu hermano habéis llegado hasta aquí jun­tos. 2ciertamente no fue el ego el que os guió. 3Ningún obstá­culo a la paz se puede superar con su ayuda. 4El ego no revela sus secretos, ni te pide que los examines y los transciendas. 5No quiere que veas su debilidad, ni que te des cuenta de que no tiene poder alguno para mantenerte alejado de la verdad. 6El Guía que os condujo hasta aquí aún está con vosotros, y cuando alcéis la mirada estaréis listos para mirar cara a cara al terror sin temor alguno. 7Pero primero, alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia nacida del completo perdón de sus ilusiones, y a través de los ojos de la fe que no las ve.

Si tenemos depositada nuestra fe, nuestras creencias, en el sistema de pensamiento del ego, la identificación con el cuerpo nos impedirá deshacernos de todos nuestros errores, los cuales se basan, principalmente, en la creencia ciega de que somos aquello que percibimos y que nos encontramos separados del resto de la creación. Recordemos que los pensamientos siguen a su fuente y, si nuestra mente sirve al miedo, esos pensamientos serán de miedo, dando lugar a la visión de un mundo demente, donde no podremos reencontrarnos con la paz.

Pero el hecho de que nos encontremos caminando juntos en busca de la verdad nos indica que hemos tomado una nueva elección, la cual nos lleva a utilizar nuestra voluntad en el único propósito de recorrer, unidos, el camino que ha de llevarnos a la salvación. Esa nueva fe, esa nueva creencia, nos permitirá elevar nuestra mirada y ver a nuestros hermanos con la inocencia nacida del perdón.

9. Nadie puede enfrentarse al temor a Dios sin experimentar te­rror, a menos que haya aceptado la Expiación y haya aprendido que las ilusiones no son reales. 2Nadie puede enfrentarse a este obstáculo solo, pues no habría podido llegar a este punto si su hermano no le hubiese acompañado. 3Y nadie se atrevería a enfrentarse a dicho temor sin haber perdonado a su hermano de todo corazón. 4Quédate ahí un rato, pero sin temblar. 5Ya estás listo. 6Unámonos en un instante santo, aquí, en este lugar al que el propósito que se te señaló en un instante santo te ha condu­cido. 7Y unámonos con la fe de que Aquel que nos condujo a todos juntos hasta aquí también te ofrecerá la inocencia que nece­sitas, y de que la aceptarás por mi amor y por el Suyo.

Fue nuestra elección equivocada la que nos llevó a la creencia en el pecado y en la separación de nuestro Creador y de Su Creación, la Filiación. Nos identificamos con el mundo que nos mostró nuestros deseos individualistas y a partir de ahí creímos ser lo que la percepción nos mostraba. Ello nos llevó a poner nuestra fe en el nivel perceptivo y a aceptar como verdadero tan solo aquello que pudiéramos percibir a través de nuestros sentidos físicos. El mundo que nos muestran nuestros ojos físicos es un mundo de perdición, en el que para alimentarnos tenemos que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Es un mundo de escasez y necesidades, de dolor y sufrimiento. El mundo que percibimos se interpreta como el símbolo del temor a Dios, pues lo que nos muestra nos recuerda las consecuencias de nuestro pecado.

Hoy sabemos que todo forma parte de un sueño, de una pesadilla, de la que aún no hemos despertado. Hoy sabemos que estamos soñando, que lo que creemos real es fruto de la ilusión y que somos los soñadores de ese sueño y, como tal, tenemos el poder para elegir cambiar la calidad del sueño, es decir, podemos elegir sustituir el miedo por el amor y de este modo tener sueños felices.

Hoy, si así lo elegimos, podemos recordar el pacto de amor que nos une a toda la Filiación y conmemorar en el presente, en el ahora, el instante santo que nos ofrece la oportunidad para Expiar el error que nos ha mantenido prisionero de la ilusión. En este instante santo, yo te reconozco como mi hermano en Cristo y como mi acompañante para, juntos, andar el camino que nos llevará a las puertas de la salvación.

domingo, 20 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 110

LECCIÓN 110

Soy tal como Dios me creó.

1. Repetiremos la idea de hoy de vez en cuando. 2Pues sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo, si creye­ses que es verdad. 3Su veracidad significa que no has efectuado ningún cambio real en ti, ni que tampoco has cambiado el uni­verso de manera que lo que Dios creó hubiese podido ser reem­plazado por el miedo y la maldad, por la aflicción y la muerte. 4Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen.

2. La idea de hoy es, por lo tanto, todo cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente haya podido cometer en cualquier momento o lugar. 2Esta idea es sufi­ciente para sanar el pasado y liberar el futuro. 3Esta idea es su­ficiente para permitir que el presente se acepte tal como es. 4Esta idea es suficiente también para dejar que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar.

3. Si sigues siendo tal como Dios te creó, las apariencias no pue­den reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en enfer­medad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. 2Nada de eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. 3No necesitas otro pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y a liberarlo del pasado.

4. Con este pensamiento basta para erradicar todo el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente hasta un futuro intemporal. 2Si eres tal como Dios te creó, enton­ces no ha habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y otras mentes, y sólo ha habido unidad en la tuya.

5. El poder sanador de la idea de hoy es ilimitado. 2La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. 3Practica la idea de hoy con gratitud. 4Ésta es la verdad que te hará libre. 5Ésta es la verdad que Dios te ha prometido. 6Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su fin.

6. Comienza las sesiones de práctica de cinco minutos con esta cita del texto:
2Soy tal como Dios me creó.
3Su Hijo no puede sufrir.
4yo soy Su Hijo.

7. Luego, mientras mantienes esta afirmación fija en la mente, trata de encontrar en ella al Ser que es el santo Hijo de Dios Mismo.

8. Busca en tu interior a Aquel que es el Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que entra en contacto con Él, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él es Su hermano.

9. Eres tal como Dios te creó. 2Honra hoy a tu Ser, 3y no rindas culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de Dios en lugar de lo que él es. 4En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo en ti espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. 5mientras no lo reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, tú seguirás perdido y sin saber quién eres.

10. Búscalo hoy y encuéntralo. 2Él te salvará de todos los ídolos que has inventado. 3Pues cuando lo encuentres, comprenderás cuán indignos son tus ídolos y cuán falsas las imágenes que creías ser. 4Hoy damos un paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros ídolos y abrir nuestros brazos, nuestros corazones y nues­tras mentes a Dios.

11. Lo recordaremos a lo largo del día con nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino. 2Pues así es como lo recordaremos. 3para poder recor­dar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el Cristo en cada uno de nosotros diremos:

4Soy tal como Dios me creó.

5Declaremos esta verdad tan a menudo como podamos. 6Ésta es la Palabra de Dios que te hace libre. 7Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y te permite entrar a la paz de Dios y a Su eternidad.

¿Qué me enseña esta lección? 

Cuando observo a la naturaleza, veo inscrito en sus leyes el rostro de la verdad. Cuando observo el proceso de creación de una planta, desde que es semilla hasta que alcanza la condición de fruto, veo una estrecha semejanza con el Proceso de Creación llevado por Dios. Desde su Mente Una emanó Su Voluntad de Crear de Sí Mismo y se expandió. Esa Voluntad somos nosotros, Su Hijo, que, al igual que el fruto, expresa multiplicidad y al mismo tiempo una unidad, la que comparte con la Semilla-Padre.

El fruto es la verdad expresada de la semilla. El Hijo es la Verdad expresada del Padre. 

Dios nos creó a Su imagen y semejanza. Somos, al igual que Elohim (El-los Dioses), una unidad manifestada en la multiplicidad. Como Hijos de Dios, tenemos sus mismos atributos; somos Voluntad, Amor e Inteligencia Creadora. Compartimos con nuestro Creador la grandeza y la abundancia. Cualquier pensamiento que no comparta esa realidad ha sido fabricado bajo la creencia del error.


Ejemplo-Guía: "Soy el cuerpo con el que experimento la vida". 

He aquí la causa, la creencia que da lugar al miedo, al sufrimiento, al dolor y a todas las emociones y sentimientos que nos impiden vivir y experimentar la paz, la felicidad y el descanso verdadero. Si creemos que somos un cuerpo, estamos reconociendo que somos diferentes a nuestro Creador y que nuestra existencia no es eterna, sino temporal. Ser un cuerpo significa que vamos a morir. 

Quiero aprovechar esta lección para compartir el último punto con el que finaliza el Texto del Curso de Milagros: 

Elige de nuevo. 

“La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. El cuerpo fija los límites de lo que el Hijo de Dios puede hacer. El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. ¿Querrías seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su gloria, pidiéndote solamente esto?: 

Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo, o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí. 

Él ha venido, y esto es lo que te está pidiendo. 

¿Cómo se lleva a cabo esa elección? ¡Qué fácil de explicar es esto! Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. Y lo que eliges es lo que crees que es real. Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. Pues habrías llevado tu debilidad ante Él y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza. 

Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión, Cristo te llama y te dice con ternura:  "Hermano mío, elige de nuevo”. Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. Él te liberará de toda miseria a ti, a quien Dios creó como un altar a la dicha. No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo. 

Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios. Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone. 

Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirte a ti mismo débil y afligido con estas palabras: 

Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir. Y yo soy Su Hijo. 

De este modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. Y de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural como el miedo y la angustia parecían serlo, antes de que se eligiese la santidad. Pues con esa elección desaparecen las distinciones falsas; las alternativas ilusorias se dejan de lado y no queda nada que interfiera en la verdad. 

Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación. Elige de nuevo lo que quieres que él sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es. 

No me niegues el pequeño regalo que te pido, cuando a cambio de ello pongo a tus pies la paz de Dios y el poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por el mundo solos, inseguros y presos del miedo. Pues se te ha concedido poder unirte a cada uno de ellos y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos y dejar que contemplen al Cristo en sí mismos. 

Hermanos míos en la salvación, no dejéis de oír mi voz ni de escuchar mis palabras. No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese. 

¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! Y de esta manera, todo vestigio del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. Y toda la hermosura que ocultaban aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que viajábamos antes de que apareciese el Cristo. Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. Dios ha decretado que yo no pueda llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz. Pues vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. Y con esa elección todo el mundo quedará liberado. 

Gracias, Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, así como Tus Hijos. La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. Estoy tan seguro de que vendrán a mí como Tú estás de lo que ellos son y de lo que serán eternamente. Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque Tú me lo diste para ellos. Y así como yo únicamente quiero hacer Tu santa Voluntad, ésa también será su elección. Te doy gracias por ellos. El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. Pues compartimos un mismo propósito, y el fin del infierno está cerca. 

Mi mano se extiende en gozosa bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mí para ir más allá de la tentación y mirar con firme determinación hacia la luz que brilla con perfecta constancia más allá de ella. Dame los míos, pues te pertenecen a Ti. ¿Y podrías Tú dejar de hacer lo que es Tu Voluntad? Te doy las gracias por lo que mis hermanos son. Y según cada uno de ellos elija unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti. 

Y ahora decimos "Amén". Pues Cristo ha venido a morar al lugar que, en el sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él desde antes de los orígenes del tiempo. La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. No queda ni rastro de ella. Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de oscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. Tu Voluntad se hace total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en Ti. Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente estamos en casa, donde Tú quieres que estemos” (T-31.VIII.1:12).


Reflexión: ¿Puedes concebirte como un ser eterno, perfecto e impecable?

sábado, 19 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 109

LECCIÓN 109

Descanso en Dios.

1. Hoy pedimos descanso y una quietud que las apariencias del mundo no puedan perturbar. 2Pedimos paz y tranquilidad en medio de todo el torbellino nacido de sueños conflictivos. 3Pedi­mos seguridad y felicidad, aunque lo que parece que vemos es peligro e infortunio. 4disponemos del pensamiento que respon­derá a nuestra petición con lo que pedimos.

2. "Descanso en Dios". 2Este pensamiento te brindará el descanso y el sosiego, la paz y la
quietud, así como la seguridad y felicidad que buscas. 3"Descanso en Dios". 4Este pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti, que posees la visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el mundo y en todo lo que existe. 5He aquí el fin del sufrimiento para el mundo entero y para todo aquel que jamás haya venido o haya de venir para estar aquí por algún tiempo. 6He aquí el pensa­miento mediante el cual el Hijo de Dios nace de nuevo para reco­nocerse a sí mismo.

3. "Descanso en Dios". 2Completamente impávido, este pensa­miento te sacará adelante a través de tormentas y luchas, más allá del infortunio y del dolor, de la pérdida y de la muerte, y te llevará a la certeza de Dios. 3No hay sufrimiento que no pueda sanar. 4No hay problema que no pueda resolver. 5no hay apa­riencia que no se convierta en la verdad ante los ojos de vosotros que descansáis en Dios.

4. Éste es el día de la paz. 2Descansas en Dios, y mientras los vientos del odio dividen el mundo, tu descanso permanece im­perturbable. 3Tuyo es el descanso de la verdad. 4Las apariencias no te pueden perturbar. 5Exhortas a todos tus hermanos a que se unan a ti en tu descanso, y ellos te oirán y vendrán a ti porque descansas en Dios. 6No oirán ninguna otra voz excepto la tuya porque tú le entregaste tu voz a Dios, y ahora descansas en Él y dejas que Él hable a través de ti.

5. En Él no tienes inquietudes, preocupaciones, agobios, ansieda­des o dolor, ni miedo al futuro ni remordimientos por el pasado. 2Descansas en la intemporalidad, mientras que el tiempo pasa de largo sin dejar marca sobre ti, pues nada puede jamás alterar tu descanso en modo alguno. 3Descansa hoy. 4según cierras  los ojos, sumérgete en la quietud. 5Permite que estos períodos de descanso y respiro le aseguren a tu mente que todas sus frenéti­cas fantasías no eran sino los sueños de un delirio febril que ya pasó. 6Deja que tu mente se aquiete y acepte con agradecimiento su curación. 7Ahora que descansas en Dios ya no vendrán a ron­darte sueños de terror. 8Dedica tiempo hoy a ir más allá de los sueños, hasta llegar a la paz.

6. En los descansos que hoy tomas cada hora, una mente fatigada de repente se alegrará, un pájaro con las alas rotas romperá a cantar y un arroyo por largo tiempo seco manará de nuevo. 2El mundo renace cada vez que descansas y recuerdas cada hora que viniste a brindarle la paz de Dios al mundo a fin de que pudiese descansar junto contigo.

7. Cada vez que hoy descansas cinco minutos, el mundo se acerca más a su despertar. 2el momento en que lo único que haya sea descanso se acerca más a todas las mentes cansadas y exhaustas, demasiado agotadas ahora como para poder seguir adelante solas. 3Y estas mentes oirán al pájaro cantar otra vez y verán el manantial manar de nuevo, y con renacida esperanza y renovado vigor marcharán con paso ligero por la senda que de súbito parece más fácil de recorrer según siguen adelante.

8. Hoy descansas en la paz de Dios, y desde tu descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren el suyo y descansen junto a ti. 2Hoy serás fiel a tu cometido, al no olvidarte de nadie e incluir a todos en el infinito círculo de tu paz, el sagrado santuario donde reposas. 3Abre las puertas del templo y deja que tus hermanos distantes y tus amigos más íntimos vengan desde los más remo­tos lugares del mundo, así como desde los más cercanos; invíta­los a todos a entrar y a descansar contigo.

9. Hoy descansas en la paz de Dios, tranquilo y sin miedo. 2Cada uno de tus hermanos viene a descansar y a ofrecerte a ti su des­canso. 3Descansamos juntos aquí, pues así es como nuestro des­canso es total, y lo que hoy damos ya lo hemos recibido. 4El tiempo no es el guardián de lo que damos hoy. 5Damos a los que aún no han nacido y a los que ya partieron, a todo Pensamiento de Dios, y a la Mente en la que estos Pensamientos nacieron y en donde descansan. 6les recordamos su lugar de descanso cada vez que nos decimos a nosotros mismos: "Descanso en Dios”


¿Qué me enseña esta lección?

Descansar en Dios significa estar en Dios, tomar consciencia de que hemos sido creados a Su imagen y semejanza.

Es desde el Espíritu que conseguimos alcanzar ese estado de unión, de compleción con Dios.

Permanecer identificado con el mundo terrenal, o lo que es lo mismo, manifestarnos bajo la percepción del ego, nos lleva a un desgaste que nos agota hasta la extenuación. El pensamiento dual percibe la relación desde el ataque y, para protegerse de él, decide responder con la misma técnica. Para el ego, juzgar el comportamiento de los demás y condenarlo es una práctica habitual que acaba mermando todas sus fuerzas.

Persigue la felicidad, sin embargo, actúa desde la pequeñez, desde la necesidad y desde la escasez. Si da, percibe que pierde, lo que le lleva a poner un alto precio a sus dádivas.

El miedo le lleva a actuar de una manera incoherente e irracional, persiguiendo sueños que se convierten en terroríficas pesadillas.

Descansar en el ego no nos aportará la paz necesaria en la que nos encontramos y damos la bienvenida a nuestros hermanos. En el descanso del ego, la paz es ilusión.

Descansar en Dios es vivir en la morada de la paz y de la dicha. En ese estado, se produce el encuentro con nuestros hermanos de filiación y compartimos la grandeza de ser Hijos de Dios.



Ejemplo-Guía: "¿Qué impide tu descanso?"

Podría haber planteado la pregunta en plural, pues en verdad, desde el escenario del ego, desde el escenario del sueño, donde creemos vivir, lo que a ti te impide descansar, a pesar de ser un motivo diferente al mío, en realidad tiene una misma causa: ambos visionamos el mundo desde una conciencia fragmentada, separada e identificada con el miedo, con el pecado, con la culpa, con el dolor.

A pesar de ello, es a nivel individual que debemos responder esa pregunta, elegida como ejemplo para la aplicación de la lección: ¿qué impide mi descanso?

Lo impide, como bien recoge el contenido de la lección, mis inquietudes, mis preocupaciones, mis agobios, mis ansiedades, mi dolor, mi miedo al futuro, mis remordimientos por el pasado, etc. En consecuencia, el impedimento a mi descanso tiene una única causa: creer que somos un ser material, con identidad individual y con una vida temporal que encuentra su fin con la muerte del cuerpo físico.

¿Os imagináis un mundo en el que esos impedimentos no existiesen?

Plantearé esta reflexión de otra manera:

¿Por qué existe ese mundo de impedimentos? ¿Quién lo ha inventado?

Tengo claro que, si fuese consciente de que tengo el poder de Dios para crear un mundo y ponerlo a disposición de mi hijo, no le iba a crear un mundo tan complicado.

Por las enseñanzas que nos transmite Un Curso de Milagros, sabemos que este mundo "complicado", al que el Curso llama "demente", lo ha fabricado el Hijo de Dios, haciendo uso del pensamiento y orientándolo hacia una nueva dimensión donde rigen las leyes de la ilusión.

Las características de ese mundo ilusorio ya las hemos visto. Lo importante no es quedarse en ese estado ilusorio, culpándonos de nuestros actos. Lo importante es tomar consciencia de que, del mismo modo que hemos sido capaces de fabricar un mundo que no es real, podemos crear un mundo que sí lo es. No olvidemos que no podremos ver aquello en lo que no creemos y que para poder crear tenemos que ver. Con ello quiero decir que, para poder ver el verdadero descanso, tenemos que ver a Dios. Descansar en Dios es experimentar a Dios.

La propuesta que debemos hacernos es ver de otra manera. Sí, hasta ahora hemos visto desde el sufrimiento y desde el miedo, desde la profunda sensación de sentirnos abandonados por nuestro Creador. Nos sentimos culpables por haberle fallado, nos sentimos avergonzados por nuestra infidelidad. Es el momento de tener la certeza de que todas estas sensaciones y creencias son erróneas, pues nuestro Padre nunca nos ha abandonado. Siempre ha estado aguardando a su Hijo para que éste volviese su mirada y le reconociese.

Cuando experimentemos una vivencia desde la visión del ego, la cual nos impida gozar del descanso, quitémosle ese "poder". Abandonemos esa creencia y, en su lugar, llamemos a la verdad, entreguémosla al Espíritu Santo, quien la depositará en el seno de Dios, donde el sufrimiento se transforma en paz, el castigo, en perdón y el miedo, en amor.


Reflexión: ¿Cómo te sientes sabiéndote que estás descansando en Dios?

viernes, 18 de abril de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 108

LECCIÓN 108

Dar y recibir son en verdad lo mismo.

1. La visión depende de la idea de hoy. 2La luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. 3¿Y qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el Pen­samiento que se encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto al sueño le llega su fin.

2. La verdadera luz que hace posible la verdadera visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede perci­bir en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve como lo mismo, mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está ahí.

3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver opuestos, y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para compartirla y regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo mismas. 3Esta es la luz que sana porque genera una sola percepción, basada en un solo marco de referencia, del que procede un solo significado.

4. Ahí dar y recibir se ven como diferentes aspectos de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos aspec­tos se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahí se entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el Pensamiento conserve su integridad. 3Y este entendimiento es la base sobre la que se reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el mismo marco de referencia que unifica dicho Pensamiento.

5. Un solo pensamiento, completamente unificado, servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos especiales de la ley que rige toda clase de aprendi­zaje, siempre que esté dirigido por Aquel que conoce la verdad.

6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y com­probar que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se haya comprobado que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da resultado, el pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas de duda y de doble visión. 3Y de ahí se expandirá hasta llegar finalmente al único Pensamiento subyacente a todos ellos.

7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y recibir. 2Utili­zaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán rápida­mente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en esa paz se nos concede la visión, y entonces podemos verla

8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de práctica con las instrucciones para hoy, y afirmamos:

2Dar y recibir son en verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy dando ahora.

4Luego cierra los ojos y piensa durante cinco minutos en lo que quie­res ofrecerle a todo el mundo, para así disfrutar de ello. 5Podrías decir por ejemplo:

6Le ofrezco sosiego a todo el mundo.
7Le ofrezco paz interior a todo el mundo.
8Le ofrezco ternura a todo el mundo.

9. Repite cada frase lentamente y luego haz una pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que recibes una retri­bución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar tus regalos. 5Él re­presenta a los demás y a través de él estarás dándoselos a todo el mundo.

10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y causa, y nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los ejercicios de hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y consolidará cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo mismo”:


¿Qué me enseña esta lección?  

El pensamiento del ego, identificado con el mundo terrenal, con la separación, es dual. Su visión del mundo físico no es ilusoria, sino real, lo que le lleva a interpretar lo externo como la verdad en la que edifica su fortaleza. 

Cuando las experiencias que vive las interpreta bajo el código, “bueno-malo”, está decidiendo poner en manos de los demás, la causa que da origen a sus fluctuantes estados emocionales. La felicidad, la dicha, la paz, tan sólo son posibles si la respuesta que recibo del exterior me lleva a esos estados. 

Ignora, que nada externo a él, puede estar separado de su mundo interno. Ignora que lo interno y lo externo son una misma cosa. Ignora que recibir y dar forma parte de una misma verdad. 

Los valores en los que el ego basa sus creencias, desaparecen cuando el velo de lo ilusorio cae de sus ojos y le permite ver la única verdad: la Unidad. 

Aquello que recibimos es la respuesta a lo que hemos dado. Es un mismo acto, unido por la manifestación de la Ley de la Unidad que impera en Todo el Universo.


Ejemplo-Guía: "Los opuestos, son complementarios y no enemigos"


Implícita en esta Lección, se encuentra una importante enseñanza de las leyes de la metafísica: "lo opuesto se complementa".

¿A qué llamamos opuestos? Para simplificarlo, pondré un ejemplo extraído del conocimiento astrológico. La astrología se fundamenta en el estudio de los Cuatro Elementos: Fuego, Agua, Aire y Tierra. No vamos a entrar en su estudio, pero sí voy a utilizar el mándala que se dibuja al establecer el orden de los signos por Elementos. Así vemos, que los signos de Fuego, se oponen a los signos de Aire y los signos de Agua se oponen a los signos de Tierra.

Si aplicamos la ley metafísica que hemos anunciado, dichos signos que forman oposición se complementan. ¿Y esto qué quiere decir? Pues si analizamos las generalidades de cada Elemento, vemos que el Fuego depende de su opuesto el Aire para su existencia. Un fuego sin aire (oxígeno) se extingue. De igual modo, el Elemento Agua opuesto a la Tierra, depende de ésta, para lograr que el elemento líquido tenga unos límites físicos donde poder contenerse. Esto que decimos, si lo aplicamos a las connotaciones y significados de cada Elemento le sacamos un gran jugo. Pero ese no es el objetivo de este análisis.

Hemos visto que lo que llamamos opuesto, se complementan, y con ello, lo que hemos aprendido es que su trabajo conjunto hace posible la vida, lo que, traducido a otra terminología, haría posible la consciencia.

Si nos llevamos esta ley a las relaciones humanas, podemos igualmente aplicarla con un gran beneficio para nuestro estado conciencial y evolutivo. Por ejemplo, en las relaciones especiales de pareja. Hombre y mujer se complementan, pero dicho trabajo de complementación exige una importante reflexión. ¿Qué pasa cuando el Elemento Fuego se manifiesta en exceso? ¿Qué ocurre cuando el Elemento Agua se expresa en exceso? Ocurre que el Fuego lo devora todo y el Agua inunda a la Tierra.

Lo mismo ocurre con las relaciones de pareja. Hemos dicho que su aparente oposición es una llamada a la complementación, pero también es cierto, que se requiere que ambas partes se expresen en su justa medida, es decir, sin excesos de ego, pues si así lo hacen, la relación, una oportunidad de unificación, no llegará a buen puerto.

¿Qué debemos hacer para que esto no suceda? Desaprender lo aprendido, lo que significa que debemos cambiar la creencia basada en la separación, y, en su lugar, fortalecer la creencia en la unidad. Si afrontamos la experiencia de relación con esta visión, ya no creeremos que el otro es un ser separado a nosotros, sino que es nuestro propio espejo.

En la experiencia de dar y recibir, ocurre lo mismo. Si creemos que el mundo que nos rodea está fuera de nosotros; si creemos que el otro es alguien separado, entonces justificaremos nuestra errónea creencia de que cuando damos, estamos perdiendo lo que damos. Seremos incapaces de establecer ese vínculo estrecho que hace que una vivencia dual se complemente en la unicidad, o lo que es lo mismo, que tenga la certeza de que dar y recibir forman parte de un mismo eje. Al igual como ocurre con la manifestación de los Elementos, es preciso que tanto el acto de dar como el de recibir se expresen armoniosamente, sin excesos, pues de lo contrario, el que da de manera arbitraria persigue intereses egoístas y el que busca recibir de manera descontrolada, no entiende que es preciso sembrar para cosechar.


Reflexión: ¿Has tenido alguna experiencia en la que hayas comprobado la afirmación "dar es recibir"?