
Ejemplo-Guía: "Tu hermano puede ser tu verdugo o tu salvador"
Una visual de lo que está ocurriendo en el mundo, nos aporta una visión clara de lo que está ocurriendo en nuestro interior, pues vemos el mundo en el que creemos y aquello en lo que creemos, es lo que deseamos. Con ello, llegamos a la conclusión, de que el mundo demente que experimentamos, es la proyección de los deseos dementes que emanan de una mente errada.
Podemos encontrarnos, aún, en el pelotón de los que prefieren no oír la verdad y niegan que puedan tener cualquier relación con lo que está ocurriendo en el mundo. Ese mundo de "afuera" no tiene nada que ver con lo que siente y cree internamente. Sin embargo, la defensa de tales argumentos se cae por sí misma cuando la vida nos enfrenta a situaciones conflictivas en las que están en juego nuestros "tesoros". Entonces, de manera inequívoca, se despierta la bestia que duerme en nuestro interior y lanza fieros rugidos en un intento de protegerse de lo que considera un ataque a su integridad.
El que esté libre de pecados que arroje la primera piedra -Ya lo dijo, el
Maestro-.
Para poder ver paz en el exterior, es preciso que ese estado se encuentre en
nuestro interior. Si aplicamos esta afirmación al mensaje de la lección de hoy,
diremos, que, para olvidarnos del pasado de nuestros hermanos, debemos,
previamente, olvidarnos del nuestro. ¿Esto qué significa?, pues sencillamente, si
creemos que hemos pecado, sentiremos culpa y haremos bueno el castigo y todo
eso forma parte de nuestro pasado, el cual, lo estamos reviviendo,
permanentemente, en nuestro presente.
Con esa visión, con esa creencia, al examinarnos internamente y juzgar con
honestidad nuestras acciones, podemos preguntarnos, ¿cómo es posible que podamos
estar libres de culpa? El Curso añade al respecto:
"Mas ten en cuenta lo siguiente, no es en el tiempo donde no eres culpable, sino en la eternidad. Has "pecado" en el pasado, pero el pasado no existe. Lo que es siempre no tiene dirección. El tiempo parece ir en una dirección, pero cuando llegues a su final, se enrollará hacia el pasado como una gran alfombra extendida detrás de ti, y desaparecerá. Mientras sigas creyendo que el Hijo de Dios es culpable seguirás caminando a lo largo de esa alfombra, creyendo que conduce a la muerte. Y la jornada parecerá larga, cruel y absurda, pues en efecto, lo es" (T-13.I.3:2-7).
Si proyectamos nuestro
"pecado", nuestra "culpa", sobre nuestros hermanos, viendo
en ellos, pecado y culpa, el papel que desempeñarán en nuestras vidas será la
de verdugo. Le reprocharemos que sean la mano ejecutora de nuestras desgracias,
de nuestra falta de paz, cuando en verdad, entre ambos, entre nuestro hermano y
nosotros, existe un "pacto de amor", por el cual, nos servimos los
unos a los otros, representando el papel de "espejos", es decir,
personificamos la proyección de su mundo interno, no con el propósito de
atacar, sino de ayudarle a ver lo que niega de sí mismo. Ese papel, nos
convierte en los salvadores de nuestro hermano. Es un papel de reciprocidad.
Damos y recibimos. Al final de ese camino, descubriremos que realmente somos la
emanación de una misma Fuente, de que somos Uno en la Santa Filiación de Dios.
¿Qué
relación existe entre la culpa y el pasado?
"Eres invulnerable porque estás libre de toda culpa. Sólo mediante la culpabilidad puedes aferrarte al pasado. Pues la culpabilidad determina que serás castigado por lo que has hecho, y, por lo tanto, depende del tiempo unidimensional, que comienza en el pasado y se extiende hasta el futuro. Nadie que crea esto puede entender lo que significa "siempre", y de este modo la culpabilidad le impide apreciar la eternidad. Eres inmortal porque eres eterno, y "siempre" no puede sino ser ahora. La culpabilidad, pues, es una forma de conservar el pasado y el futuro en tu mente para asegurar de este modo la continuidad del ego. Pues si se castiga el pasado, la continuidad del ego queda garantizada. La garantía de tu continuidad, no obstante, emana de Dios, no del ego. Y la inmortalidad es lo opuesto al tiempo, pues el tiempo pasa, mientras que la inmortalidad es constante" (T-13.I.8:1-9).
Reflexión: ¿Qué porcentaje de pasado hay en tu presente?
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